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ARTÍCULO O LIBRO
TEMAS ESPECÍFICOS:PERITAZGO, CARGO DE PERITO, MATERIAL DE PRUEBA, ELEMENTOS MATERIALES DE PRUEBA, PERITO,
ACCIDENTES DE TRÁNSITO
Alejandro Rico L.
Diego M. López M.
Sumario
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Como herramienta auxiliadora de la justicia en los procesos, tanto penales como administrativos y
civiles, la prueba técnica pericial se presenta como la herramienta que —elaborada por una persona
idónea en este arte o ciencia mediante un procedimiento completamente sustentable y objetivo— apoya
a la administración de justicia en el esclarecimiento de los hechos investigados o motivo de debate.
En relación con los accidentes de tránsito, se elaboran varias pruebas técnicas o informes periciales
en torno a un siniestro, tales como la valoración y descripción de lesiones, experticia a vehículos,
informes de policía judicial de tránsito (informe de accidente, inspección a lugares, inspección a
cadáver, informe ejecutivo, álbum fotográfico, bosquejos, entre otros), que van conformando las bases
del proceso investigativo y que se consolidan en un informe pericial de reconstrucción de accidente de
tránsito o informe de física forense. Este analiza de manera técnica y científica los resultados de los
anteriores reportes o informes periciales y los involucra dentro en un modelo físico, cuyos resultados
cuantitativos —ya que un informe de reconstrucción no se basa en opiniones cualitativas o de opiniones
personales— permitan reconstruir el hecho y establecer, de la manera más cercana y probable, cómo
este ocurrió, cuál es la correlación de todas las evidencias identificadas y su rol o momento dentro del
siniestro vial para identificar la o las causas probables desde la seguridad vial, sin la pretensión o el
deber de establecer culpabilidades o responsabilidades (Hurtado, 2007).
Este denominado modelo físico del accidente se basa en las leyes de la física (en su correcta
interpretación y aplicación), en la ingeniería, en resultados de experimentación técnica y científica; usa
como expresión un lenguaje matemático que involucra elementos de análisis como las ecuaciones,
funciones, variables, constantes y operadores, y tiene como soporte la idoneidad, pericia y experiencia
del perito para formar con lo anterior un sistema que resuelva el problema, es decir, que cuantifique de
manera objetiva las incógnitas relevantes del siniestro desde el punto de vista técnico-científico.
Con esto, se puede establecer que no existe un único sistema que se constituya como un único
modelo físico que resuelva todos los informes de accidentes de tránsito, ya que, aunque existan
generalidades o similitudes en los eventos, cada accidente es único y particular, y el proceso
investigativo, aunque estandarizado y tecnificado, está sujeto tanto a condiciones o características del
momento y lugar de ocurrencia, como a las labores técnicas de recolección de información, a su calidad
y a la cantidad.
Este es el caso puntual de la fórmula, comúnmente divulgada, de la velocidad con huella de frenado
que permite calcular en metros por segundo la velocidad de un vehículo al inicio de una huella de
frenado. Aunque el uso de esta fórmula es común, no es única e infalible para establecer la velocidad
de un rodante; esta ecuación es simplemente el resultado del modelo físico en el cual, mediante leyes
de cinemática
, de dinámica (sumatoria cuerpo libre a = – µN / m = – µց), un vehículo desacelera a lo largo de una
distancia sobre una superficie plana y queda detenido en su totalidad al final de esa distancia.
Entonces, atendiendo al concepto físico expuesto, es posible ampliar el margen de acción de dicha
ecuación a, por ejemplo, siniestros en donde no exista como evidencia una huella de frenado, y donde
lo que se requerirá es la pericia e idoneidad del perito para establecer el coeficiente que mejor se ajuste
y la distancia que soporte la evidencia.
El anterior es solo un ejemplo de un modelo que puede utilizarse para resolver una incógnita en un
accidente; sin embargo, en la medida en que cambien las condiciones físicas o se involucren
situaciones que ameriten la inclusión de otras leyes físicas, los modelos y sus respectivas ecuaciones
pueden ir variando su forma y complejidad para poder responder a las preguntas planteadas.
; sin embargo, identificar el valor de la variable Vimp dependerá de la situación física que se haya
presentado o de la creación de un nuevo modelo que pueda representar esa incógnita (transformación
de energía en deformación estructural por impacto, movimiento semiparabólico, choque con otro
vehículo, volcamiento, entre otros).
; sin embargo, identificar el valor de la variable Vimp dependerá de la situación física que se haya
presentado o de la creación de un nuevo modelo que pueda representar esa incógnita (transformación
de energía en deformación estructural por impacto, movimiento semiparabólico, choque con otro
vehículo, volcamiento, entre otros).
Aun cuando es cierto que existe en la bibliografía sobre investigación y reconstrucción de accidentes
un amplio espectro de modelos en el caso de colisiones, publicado por teóricos como estadísticos y
experimentales para cálculos de velocidades; estos dependen de tareas investigativas muy técnicas y
de acceso a información detallada. Además, estos modelos, en la realidad de nuestro país,
desafortunadamente casi nunca son realizados por los investigadores técnicos de la policía judicial.
Ejemplo de lo anterior son las experticias técnicas en las que se extraigan, con medidas y registros
que cumplan los parámetros técnicos, el perfil de deformación estructural del o de los vehículos
involucrados en una colisión, lo que reduce sustancialmente la posibilidad de realizar cálculos
numéricos para obtener rangos de valores probables de energía consumida en deformación y
velocidades asociadas con el siniestro, siguiendo las leyes físicas pertinentes.
Ante tal situación, debe sobreponerse la pericia y el conocimiento de las leyes físicas para proponer
modelos físicos, que sin esa información, coadyuven o permitan aproximarse de manera científica a las
velocidades o energías involucradas. No basta con responder en un informe pericial que no es posible
calcular la velocidad o que no es posible hacer cálculos por falta de información, si junto con el
conocimiento científico y forense se puede hacer una aproximación sustentable. Tal ese el caso de un
modelo físico presentado y expuesto por los suscritos para el World Reconstruction Exposition 2016
(Orlando, FL) en el que, haciendo uso de leyes físicas como la conservación de la energía y velocidad
equivalente por resultados de pruebas de choque controladas, se logra hacer un acercamiento dentro
de un margen lógico y probable a la energía de deformación, velocidades de impacto y un par de
variables determinantes de las colisiones, el delta-V y la velocidad relativa. Dicho modelo se sobrepone
a la ausencia de los registros técnicos de daños de muchos de los casos presentados en el país. Sin
embargo, estos modelos no se logran solamente con crear un conjunto de ecuaciones y sustentándolas
porque responden un interrogante. Además, dicho modelo debe validarse, compararse, ajustarse y
sustentarse ante la comunidad científica para usarse en los informes periciales.
Los anteriores serían solo unos ejemplos de los cientos que pueden surgir, por ello se puede
identificar que hay un sin número de posibilidades desde la perspectiva científica para la solución de
problemas físicos asociados con los accidentes de tránsito. Existirán desde modelos sencillos hasta
modelos muy complejos que no podrán resolverse con un simple cálculo, sino con simuladores o
herramientas de cálculo que realicen procesos iterativos, como programas de computación que
necesitan de un manejo profesional.
Es necesario verificar los Artículos de la Ley 906 y las Sentencias de la Corte sobre los peritos,
expertos, testigos técnicos etc., y entender que la pericia no depende del rol o de la ubicación del perito
(defensa o ente acusador), sino de su preparación, experiencia, profesionalización y trabajo científico y
su análisis científico con perspectiva forense del elemento probatorio suministrado, de la evidencia
objetiva (fotografías, experticias técnicas, planos, etc.). Esto permite descartar de plano, y a estas
alturas del Sistema Penal Colombiano, el asociar los informes periciales de reconstrucción con la
realización de la denominada ‘reconstrucción de hechos’ (en donde se pretendía hacer valer las
versiones y recuerdos del hecho llevando a los testigos al lugar del suceso) y menos aún solicitar,
descartar o desvirtuar un informe de física forense por el hecho de no haber sido el perito testigo
presencial del siniestro (lo que en la realidad es prácticamente imposible) o por no haber tenido en
cuenta la versión de las víctimas o de los conductores.
Estos son elementos subjetivos y no concordantes con la esencia del sistema penal oral acusatorio
(SPOA), donde prevalece o debe prevalecer la prueba técnica y para lo cual se cuenta con funcionarios
de policía judicial, en este caso de tránsito, que deben poseer la formación e idoneidad en las labores
investigativas y de criminalística de campo para recopilar la mayor cantidad de evidencia objetiva (1).
Finalmente, se llega a un nivel superior con la completa formación académica profesional (ingeniería
mecánica, física) y especializada en el área de la investigación y reconstrucción de accidentes
(especializaciones, maestrías, cursos avanzados) y certificaciones, con la que se está en capacidad de
realizar producción académica certificada en publicaciones con rigor científico. En este nivel también se
cuenta con el conocimiento necesario para crear modelos físicos que permitan resolver las incógnitas
y/o problemas analíticos sobre el accidente, comoun caso complejo de análisis en el que no haya
huellas de frenado reportadas, ni ningún otro tipo de huella, o si no hay reporte técnico de
deformaciones, lesiones o evidencias. Además, se cuenta con la capacidad de sobreponerse a las
ausencias o falencias técnicas investigativas y a muchas otras generadas durante las labores de campo
por quienes tienen roles de policía judicial de tránsito o por quienes suministran la información.
Este grado de profesionalización avanzada también permite usar herramientas matemáticas para
lograr comprender el siniestro y resolver sistemas de ecuaciones, sustentar valores de variables y
ecuaciones desde la perspectiva de las leyes físicas, analizar conjuntamente resultados, establecer la
incertidumbre o márgenes de error (2) en los resultados consecuentes a todo proceso científico y
sistemático, plasmar con certeza que lo ocurrido el día de los hechos está dentro de los rangos
determinados (García, 2008), establecer la correlación entre estos y la evidencia (Rico, 2016).
Capacidades con las que se logra exponer el informe pericial de la manera más cercana y probable a
cómo ocurrieron los hechos, aproximarse objetiva y cualitativamente a la evitabilidad de estos y las
causas que desde la objetividad y seguridad vial dieron origen al hecho (causas que pueden tanto
diferir como validar las hipótesis sobre el accidente, planteadas inicialmente por los agentes de tránsito
o por quien cumpla esa función).
Bibliografía
García, A. et al. Fondo Editorial De La Pontificia Universidad Católica del Perú. Vías Humanas. Lima:
2008.
Limpert, R. Motor Vehicle Accident Reconstruction and Cause Analysis Fifth Edition. Lexis Publishing.
Charlotesville: 1999.
(1) A pesar de los años de análisis de información, se identifica, desafortunadamente, que aún hace falta
profesionalización e idoneidad en un gran porcentaje de los funcionarios de policía judicial de tránsito; se identifican,
además, múltiples falencias en la elaboración de informes de accidentes, croquis o bosquejos; falta identificación de
evidencias en el lugar de los hechos, de vestigios en los vehículos; registro de información complementaria en el lugar de
los hechos; labores generales de criminalística de campo, entre otras, que dan para otro campo de análisis dentro del
ámbito penal y manejo de hechos punibles.
(2) Margen de error desde el punto de vista científico, como el resultado de mediciones e incertidumbres propagadas que
representan un rango en el que se ha estimado un valor, y no como resultado erróneo o carente de certeza u objetividad.