Está en la página 1de 2

LA TÉCNICA DE ORDALÍA

En esta técnica, resulta fácil deslindar la tarea del terapeuta: consiste en imponer
una ordalía adecuada al problema de la persona que desea cambiar y, a la vez, más
severa que ese problema. Así como un castigo debe adecuarse al crimen que pena,
del mismo modo el requisito principal de una ordalía es que provoque una zozobra
igual o mayor que la ocasionada por el síntoma. Si no es lo bastante rigurosa para
extinguir el síntoma, casi siempre se puede aumentar su magnitud hasta que lo sea.
Por otra parte, conviene que la ordalía beneficie a la persona, a todos nos resulta
dificultoso hacer algo que nos beneficie, y parece que les cuesta particularmente a
quienes demandan terapia.
En segundo lugar, la ordalía debe ser algo que la persona pueda ejecutar y a lo que
no pueda oponer objeciones válidas. En otras palabras, debe ser de tal naturaleza
que el terapeuta diga sin reservas. Esto no violara ninguna de sus normas morales y
es algo que usted puede hacer. Por último, una ordalía terapéutica no debe causar
daño al sujeto, ni a ninguna otra persona.
Una Última característica: hay casos en que la persona debe pasar reiteradamente
por una ordalía para curarse del síntoma, en otros, la simple amenaza de una
ordalía basta para curarla. Cuando el terapeuta presenta la ordalía como un
procedimiento y su cliente lo admite, no es raro que esa persona abandone el
síntoma antes de que la ordalía haya llegado a ejecutarse.

REFRENCIAS BIBLIOGRAFICAS
 Haley, J. (1984). Terapia de la ordalia: Caminos inusuales para
modificar la conducta. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.

También podría gustarte