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ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura

Vol. 196-798, octubre-diciembre 2020, a583 | ISSN-L: 0210-1963


https://doi.org/10.3989/arbor.2020.798n4007

VARIA / VARIA

CIENCIA Y NATURALEZA EN SCIENCE AND NATURE IN


GOETHE: APUNTES SOBRE LA GOETHE: NOTES ON THE
EPISTEMOLOGÍA NATURAL GOETHEAN NATURAL
GOETHEANA A PARTIR DE EPISTEMOLOGY IN HIS
LA METAMORFOSIS DE LAS METAMORPHOSIS OF PLANTS
PLANTAS

Kilian Lavernia
Universidad Nacional de Educación a Distancia
ORCID iD: https://orcid.org/0000-0002-8163-9636
klavernia@fsof.uned.es

Cómo citar este artículo/Citation: Lavernia, Kilian (2020). Ciencia Copyright: © 2020 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto
y naturaleza en Goethe: apuntes sobre la epistemología natural distribuido bajo los términos de la licencia de uso y distribución
goetheana a partir de La metamorfosis de las plantas. Arbor, Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).
196 (798): a583. https://doi.org/10.3989/arbor.2020.798n4007

Recibido: 17 diciembre 2019. Aceptado: 10 agosto 2020.

RESUMEN: El artículo reactualiza y defiende la potencialidad ABSTRACT: This paper updates and defends Goethe’s
filosófica de La metamorfosis de las plantas (1791), de Johann Metamorphosis of Plants (1791) from a philosophical
Wolfgang Goethe. A partir de la reflexión sobre sus claves con- perspective. After presenting some of his key concepts, we
ceptuales se desplegarán, a continuación, otros momentos de will expand on Goethe’s reflection on nature through other
talante epistemológico relativos a su reflexión sobre la natu- epistemological moments: his morphology as theory of form, his
raleza, entre otros: la morfología como teoría de la forma, su understanding of science as a living experience of phenomena,
comprensión de la ciencia como experiencia viva de los fenó- and his assertion of a metamorphosis of the scientist.
menos y su reivindicación de la metamorfosis del científico.

PALABRAS CLAVE: Goethe; metamorfosis de las plantas; KEYWORDS: Goethe; metamorphosis of plants; nature;
naturaleza; morfología; ciencia. morphology; science.
Como el linaje de las hojas, de otros textos de Goethe teóricamente convergentes
Tal es también el de los hombres. con el ensayo botánico, intentaré definir los concep-
Ilíada, 6, 149 tos de morfología y de ciencia que se desprenden de
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la epistemología natural goetheana, reactualizando
1. INTRODUCCIÓN su posible valor crítico-filosófico para pensar, todavía
Ciencia y naturaleza en Goethe: apuntes sobre la epistemología natural goetheana a partir de La metamorfosis de las plantas

hoy, el problema de la naturaleza. Como conclusión,


La originalidad y potencialidad teórica de las ideas terminaré con una reflexión sobre la reivindicación
científico-naturales de Johann Wolfgang Goethe con- goetheana de la metamorfosis del científico respecto
tinúa reclamando su rabiosa actualidad. En las últimas de la propia naturaleza.
décadas, el agravamiento imparable de los problemas
medioambientales y la cada vez más preocupante 2. LA METAMORFOSIS DE LAS PLANTAS: DESCRIP-
crisis ecológica que nos amenaza han favorecido una CIÓN Y HORIZONTE DE COMPRENSIÓN
revalorización significativa, por parte de filósofos, bió-
logos e historiadores de la ciencia, de su contribución En el año 1790 aparece el escrito de Goethe titula-
en relación a sus numerosos y muy diversos estudios do Ensayo para explicar la metamorfosis de las plantas
sobre la naturaleza1. No es para menos. Alguien que (Versuch die Metamorphosen der Pflanzen zu erklären),
ha llegado a declarar que «si el investigador de la na- una especie de balance de los estudios botánicos rea-
turaleza quiere afirmar su derecho a una contempla- lizados durante su decisivo viaje formativo a Italia. La
ción y a un examen libres, entonces tiene que obli- idea rectora que preside esta investigación es, en sus
garse a garantizar los derechos de la naturaleza; sólo propias palabras, «el intento de explicar la metamor-
allí donde ella sea libre, él será libre; allí donde se la fosis de las plantas, es decir, de reconducir a un prin-
sujete con leyes humanas, también él será encadena- cipio general simple la multiplicidad de los fenómenos
do» (LA I, 8: 388), nos invita a releer sus indagaciones particulares del espléndido jardín del mundo» (Goethe,
osteológicas, botánicas, ópticas, geológicas o meteo- 1997: 76). Partiendo de sus múltiples observaciones,
rológicas con renovado interés2. Recogidas aún en descripciones y clasificaciones científicas, pero tam-
vida, entre 1817 y 1824, bajo la rúbrica de los seis vo- bién desde el apoyo visual de los dibujos realizados du-
lúmenes de Zur Naturwissenschaft überhaupt, beson- rante aquel periplo, el escritor weimarés irrumpía en
ders zur Morphologie, todas aquellas investigaciones el campo botánico con una teoría de las plantas que
científicas configuran, junto a la Farbenlehre de 1810, mostraba su deuda con los grandes estudios de Linneo
un andamiaje textual de diferentes décadas, que es y su principio de la prolepsis, así como las teorías epige-
inseparable de su mirada como artista, pues arte y néticas de Caspar Friedrich Wolff y las investigaciones
ciencia siempre fueron para Goethe dos estrategias coetáneas de Blumenbach3. En las distintas partes de
simbólicas convergentes de expresar la naturaleza. un determinado tipo de planta anual dicotidelónea,
Goethe veía el resultado de un proceso de transfor-
En lo que sigue, pues, nos detendremos en un mo-
mación surgido en el crecimiento de la planta. En esta
mento cardinal de este camino formativo, y reflexio-
medida, pues, las visualizaba como modificaciones de
naremos, de manera concreta, sobre la potenciali-
un órgano fundamentalmente hipotético que, ya desde
dad de La metamorfosis de las plantas, así como en
sus decisivas Notizen aus Italien iniciadas en el jardín
los escritos de corte heurístico y epistemológico que
botánico de Padua (LA II, 9A: 45-66), fija en un concep-
complementan la temática de la morfología. En su re-
to más dinámico que estático de «hoja».
actualización se despliega una rica comprensión de la
ciencia como experiencia viva de los fenómenos, en la Ahora bien, Goethe no comprende la metamorfosis
que se pone en práctica un ideal cognoscitivo que exi- foliar en el sentido de que una misma hoja vaya to-
ge de nosotros mayor reflexividad y apertura de hori- mando las formas de la planta como tal, sino que to-
zontes con respecto a la interdimensionalidad consti- dos los órganos de la planta, desde las raíces hasta los
tutiva de la naturaleza. En este sentido, reevaluar di- estambres, desde el tallo hasta los frutos, serían solo
cha comprensión, al menos desde la mirada que pue- formas transmutadas de tales hojas. En efecto, la me-
da aportar un filósofo, puede resultar de provecho. tamorfosis no es observable como desarrollo unitario
Para ello desarrollaré gradualmente algunas estacio- de la planta a partir de dicho órgano hipotético, pero
nes de esta original aproximación. Primero expondré sí intuible como desarrollo de posibilidades conteni-
las ideas principales de La metamorfosis de las plan- das en este, movidas por impulsos formativos subya-
tas, articuladas en torno a la definición posterior de centes que en cada instante configuran, en un espacio
la Urpflanze. A continuación, y sirviéndome también morfológico plural, variable y dinámico, sin centro ni

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finalidad predeterminados, las estructuras empíricas un pensar que percibe, y un percibir que piensa, que
de la planta particular. De este modo, todo el desa- revela simultáneamente lo particular y universal del
rrollo de la planta podría explicarse a partir de leyes proceso orgánico observado. En cierto modo, como
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estructurales de transformación que actúan según señala Félix Duque, «la universalidad se halla empíri-
principios formativos del crecimiento y la reproduc- camente, singularmente encarnada. Tal es el caso de

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ción específicos de los vegetales, atravesados siempre la Urpflanze: en lo sensible, dejar que brille lo supra-
por el orden de polaridad e intensificación típicamen- sensible e ideal» (Duque, 2000: 101)5.
te goetheano, encarnados aquí por las fuerzas de la
Así que no puede decirse que la metamorfosis de
dilatación (Ausdehnung) y la contracción (Zusammen-
las plantas sea ni un proceso puramente empírico,
ziehung) alternantes:
ni tampoco meramente abstracto, al consistir en las
La planta puede crecer, florecer o dar frutos, pero transformaciones producidas por una fuerza no ob-
son siempre los mismos órganos los que, en destinos y servable ella misma de manera directa, pero cuyos
formas con frecuencia diversa, siguen las prescripciones efectos sí son perceptibles al observador. Por eso la le-
de la naturaleza. El mismo órgano que se expande en el galidad que postula Goethe no es científica en sentido
tallo como hoja y toma las formas más diversas, se con- estricto, por mucho que respete heurísticamente la
trae luego en el cáliz, vuelve a expandirse en los pétalos, necesaria observación, clasificación y descripción del
se contrae en los órganos reproductores, y se vuelve a fenómeno vivo. La ley es más bien la relación estruc-
expandir, por último, como fruto (Goethe, 1997: 71-72)4. tural de la conexión de los fenómenos, considerados
según su «entrega» o donación a la percepción huma-
Así, desde la fisonomía de la semilla que germi-
na, a través de la cual una forma se convierte en otra,
na hasta la planta que produce el fruto, esta última
actualizándose así en su concreción empírica, como
crecería modificando sus órganos de acuerdo con la
relación viviente entre la idea de un fenómeno natu-
oscilación entre tales impulsos de proliferación ve-
ral y su manifestación sensible. Una vez comprendido
getal y concentración seminal, atestiguando así, de
este poder de formación de la esencia, la Urpflanze
manera encarnada, aquellas fuerzas alternantes de
nos permite percibir los estadios del crecimiento y la
su constancia epigenética que ninguna taxonomía
metamorfosis de la planta como distintas manifesta-
podía barruntar.
ciones vivas de una única forma proteica6.
En una anotación del 27 de septiembre de 1786, al
inicio de su periplo italiano, encontramos el origen de 3. UNA APROXIMACIÓN AL CONCEPTO DE MORFO-
esta primera intuición: LOGÍA
Aquí, en medio de esta nueva diversidad que se me Llegamos así al segundo pilar de la epistemología
ofrece, vuelve a cobrar cada vez mayor vida en mí esa natural de Goethe, a saber, la centralidad otorgada
idea de que quizá todas las formas vegetales se deri- a la forma (Gestalt) y su comprensión de la natura-
ven de una sola. Sólo con arreglo a ese criterio sería leza como un continuum de formas, por decirlo con
posible determinar verdaderamente generaciones Maatsch (2014: 2). De entrada, conviene establecer
y variedades, lo que hasta ahora, a juicio mío, se ha con meridiana claridad que, con su propuesta de una
hecho con harta arbitrariedad (Goethe, 1991: 1074). ciencia morfológica, que incluía también sus estudios
osteológicos en la metamorfosis de los animales7,
He aquí la futura Urpflanze, la «planta primordial»
Goethe propuso fundar una nueva disciplina como
in statu nascendi. Lejos de ser una idea abstracta,
teoría de la forma y de la formación de las naturalezas
nos encontramos ante una realidad experimentada
orgánicas: «La morfología», afirma, «debe contener la
en un nivel más profundo, que unifica las estructu-
teoría de la forma, de la formación y de la transforma-
ras cambiantes de la planta y permite al observador
ción de los cuerpos orgánicos; pertenece, pues, a las
externo considerar cada estructura no como algo se-
ciencias naturales» (Goethe, 1997: 113)8.
parado, sino como expresión múltiple de un órgano
ideal. Se trata de un principio unificador sin unifor- La ciencia morfológica no estudia por tanto los se-
midad, que distingue sin dividir, y que se expresa a res naturales como cosas aisladas e individuales, sino
través de la especificidad de lo diverso, de los ele- como expresiones de su naturaleza que consiste,
mentos formales espacialmente separados. Es algo precisamente, en su incesante autoformarse como
que, en todo caso, se manifiesta y se vuelve visible pluralidad. De hecho, el conocimiento de la fuerza in-
al ojo humano a través del estudio activo de los di- manente a toda forma aspira a cierta fijación de su
versos fenómenos de la vida inherente a la planta. Es correspondiente movimiento, de su cambio y desarro-

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llo a lo largo del tiempo de la naturaleza, como cua- sobre anatomía comparada en la década de los
litativamente distinto del tiempo humano, el tiempo ochenta y su descubrimiento del hueso intermaxi-
de la cultura9. La forma es, en cierto modo, un me- lar (Goethe, 1997: 242). De ahí que la forma de
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dio de conocimiento, una parte de la producción de exposición propia de la morfología sean las series.
los objetos del mundo, porque toda captación de la El valor o la utilidad que tiene dicha forma de ex-
Ciencia y naturaleza en Goethe: apuntes sobre la epistemología natural goetheana a partir de La metamorfosis de las plantas

misma, en cuanto figura delimitada e imagen (Bild), posición es que permite al investigador tener una
ofrece una información espacializada que permite «visión de conjunto» del fenómeno estudiado.
unificar al mismo tiempo las informaciones objetivas
c) La morfología, más que analítica, es sintética,
y sensibles y las propiedades de virtualidades ocultas,
pues la capacidad de síntesis produce y disuelve
que se ofrecen así en su inteligibilidad.En todo caso, a
imágenes y las ordena de forma unitaria10.
través del método morfológico no se capta un proceso
genético en el que un mismo órgano se transforma d) La morfología trabaja con una comprensión fuer-
en todos los demás órganos. Antes bien, aplicando te de derivación, entendida no como sucesión
este método se descubre una afinidad morfológica de deductiva y cuantitativa de las matemáticas, sino
sus partes. Pues cuando observamos detenidamente como el mismo proceso sucesivo que va de una
las partes en sus relaciones y variaciones cualitati- forma a otra en una gradación cualitativa de fe-
vas, nos volvemos conscientes de la unidad de la vida nómenos producida o configurada por una rela-
cambiante de la planta. Nuestra atención se traslada ción de orden móvil: «no me detengo hasta que
de los productos a la fuente productiva de la vida en no encuentro un punto rico en contenido del que
la planta, que es algo nunca fijo ni estático, sino más muchas cosas se pueden derivar, o más bien que
bien dinámico. «Para reconocer», sentencia Goethe, las produzca espontáneamente de sí mismo y me
«[el hombre] debe separar lo que no debía ser sepa- las ofrezca, de modo que yo, en el esforzarme
rado; y aquí no hay otro medio que el de reunificar de y en el recibir, procedo con cautela y fidelidad»
nuevo lo que la naturaleza presenta a nuestro cono- (Goethe, 1997: 215).
cimiento separadamente, teniendo en cuenta cómo
una forma se transforma insensiblemente en otra y, Junto a la vertiente metodológica y heurística de
por último, es totalmente absorbida por la forma si- esta ciencia general de las formas, cuya reflexión em-
guiente» (Goethe, 1997: 122). pezó a fraguarse desde 1796 en diálogo con Schiller,
el estudio comparativo de las estructuras orgánicas vi-
Desde esta perspectiva, lo determinante de la mor- sibles se nutrió también, al mismo tiempo, de un rico
fología no es tanto el objeto de estudio, cuanto los trasfondo de orden epistemológico. La pregunta acer-
procedimientos utilizados y las exigencias reflexivas ca de la visibilidad de esas estructuras nunca estuvo
que todo procedimiento experimental implica en el desligada, en efecto, de una cuidadosa preocupación
proceso cognoscitivo, empezando por los instrumen- por reivindicar aquellas facultades cognoscitivas que
tos priorizados en la propia observación: mantuviesen abierta la diversidad de la experiencia y la
a) La morfología no es explicativa, sino expositiva. Al inteligibilidad como pluralidad fenoménica. La morfo-
considerar la naturaleza bajo la idea de inmanen- logía apuntaba, pues, a un problema del conocimiento
cia (organismo como causa y fin de sí mismo), la cardinal, donde ciertamente la intuición (Anschauung)
morfología no pretende dar razón del cambio de goetheana reivindicó una importante carta de ciuda-
los seres vivos en términos de causas y efectos, danía11. A fin de cuentas, ella habilitaba la representa-
ni interrogarlos respecto de su esencia o razo- ción ejemplar de los términos sucesivos de una serie
nes últimas. Antes bien, se limita a exponer tales temporal dada, que permite unificar la complejidad de
cambios de manera clara y descriptivamente cui- un proceso y comprender un objeto dado en la expe-
dadosa, de ahí la importancia nodal del lenguaje riencia a la luz de su desarrollo evolutivo, recurriendo
utilizado, de sus límites y potencialidades. para ello a facultades auxiliares como la empatía o la
imaginación, tan imprescindibles en el proceder me-
b) La morfología se basa en comparar diferentes
todológico de Goethe, tanto en su producción poética
observaciones de un mismo fenómeno visible, a
como aquí científica. Expongamos brevemente el lugar
fin de buscar y poner de manifiesto el fenóme-
y valor epistemológico de ambas facultades humanas
no de su estructura orgánica más secreta. En este
dentro de la propuesta goetheana.
sentido, se puede decir que es comparativa, tal
como Goethe había puesto en práctica, apenas Respecto de la empatía, conviene recordar que una
unos años antes, con ocasión de sus estudios de las definiciones programáticas que Goethe utiliza

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para describir su propio método es la de una «tierna que comprende que la propia representación proce-
empiría» (zarte Empirie), una máxima que acentúa sual de la naturaleza, su constante formación y trans-
la vida intrínsecamente relacional y comunicativa de formación generativas, solo puede imaginarse desde
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la planta12, que la percibe en cierto modo desde su la apertura hacia el fenómeno observado y su pluridi-
fragilidad como sujeto, personalizándola e incluso mensionalidad, desde su cuidadosa visión y escucha,

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humanizándola, a través de su propia manera de ser y ya no desde la clausura científica de una represen-
y de devenir en el mundo natural. Como autoexigen- tación cerrada y estática que niega la posibilidad de
cia del observador de la naturaleza, esta definición describirse como despliegue móvil de formas de vida
remite, por un lado, al esfuerzo por comprender el en la naturaleza. De ahí que la proyección de imáge-
significado de un fenómeno a través de un mirar pro- nes concatenadas en serie sea el modo eminente de
longado, delicado y atento fundamentado en la expe- representar, de manera sensible, algo que no es direc-
riencia directa, de suerte que el sujeto cognoscente tamente accesible a los sentidos, el modo ejemplar en
llegue a sentirse como «en casa» con el fenómeno que las relaciones externas entre fenómenos puedan
estudiado, entendiéndolo con mayor empatía, cui- ser imaginadas, por ejemplo, desde la identificación
dado y respeto. Por el otro, la clave de este método de sus semejanzas estructurales, sus conexiones fác-
reside en que permite la emergencia de significados ticas o relaciones de sucesión dentro de una ininte-
afectivos y cualitativos al mismo tiempo que conte- rrumpida cadena explicativa siempre provisional, ga-
nidos empíricos y sensibles, promoviendo un modo rantizando así que la explicación de los fenómenos
de interacción emocional entre el ser humano y el nunca esté desvinculada de su significado.
medio ambiente que exige reciprocidad, gratitud y
capacidad de asombro13. Nos obliga, en definitiva, 4. LA DEFENSA DE UNA CIENCIA COMO EXPERIENCIA
a rendir cuentas sobre la acción emocional que el VIVA DE LOS FENÓMENOS
mundo natural circundante ejerce sobre nuestra sen-
De lo sostenido hasta el momento, difícilmente po-
sibilidad, visualizando con ello una experiencia radi-
damos equivocarnos demasiado si ahora afirmamos,
calmente humana de la naturaleza en la naturaleza.
con cierta solemnidad filosófica, que Goethe nos lleva
También aquí, el camino formativo del observador de
hacia una ciencia de la experiencia viva de los fenó-
la naturaleza no puede desvincularse de una cierta
menos. Las ciencias son, en palabras suyas, «propia-
experiencia poética de la vida, de ahí que la analogía
mente compendios de vida: son ellas quienes prestan
con el arte se reafirmara perfectamente en la bella
cohesión a las experiencias externas e internas, en ge-
elegía La metamorfosis de las plantas, de 1798, don-
neral» (FA I, 10: 757). Sin embargo, para la ciencia de
de el poema didáctico permitía representar la misma
filiación newtoniana, como bien supo Kant, la natura-
experiencia de observación desde dos órdenes sim-
leza es objeto de una experiencia que solo se alcanza
bólicos distintos pero siempre convergentes14.
idealmente al precio de aislar y dividir los fenómenos
En la medida en que la zarte Empirie aboga por una retrotrayéndolos a un núcleo matemático-formal,
relación participativa y mutuamente transformado- pues solo este es susceptible de ser expresado lingüís-
ra entre el sujeto cognoscente y la naturaleza, no es ticamente mediante aquellas leyes universales que
del todo casual que la función epistemológica de la permiten su tratamiento cuantitativo. Con ello olvida-
imaginación (Einbildungskraft) suponga para Goethe mos la presencia fáctica y visible en la que se ofrecen
un momento creativo y productor, espontáneamente las cosas, acentuando la alienación del cuerpo vivido
generativo, que no deba reducirse solo al ámbito es- respecto del mundo circundante y relegando a un se-
trictamente artístico. Pues al margen de las importan- gundo plano algo de lo que Goethe en modo alguno
tes diferencias que establece como poeta –de manera quiso prescindir ni en sus investigaciones científicas ni
muy kantiana, dicho sea de paso–, entre imaginación en su labor poética: la inmediatez de lo dado sensible-
reproductiva y productiva15, lo decisivo en este con- mente, inmediatez tanto de la presencia física del ob-
texto es que el pensamiento morfológico no puede jeto aprehendido, como de su aprehensión por parte
ni debe renunciar al carácter dinámico y flexible de del sujeto observante. Frente a «los innumerables in-
aquella facultad humana que media, en su función tentos que se hacen en las ciencias para sistematizar y
transcendental, entre la intuición y el concepto, con esquematizar», el poeta aboga por que «toda nuestra
una libertad tal que genera la fantasía creativa, la atención debe dirigirse a percibir el proceder de la na-
fuerza poético-creadora. Al incorporar la imaginación, turaleza, no a someterla con prescripciones constricti-
el pensamiento morfológico implica siempre también vas, sino, al contrario, a no dejarnos alejar de la meta
un irrenunciable momento constructivo y poético, a causa de las arbitrariedades» (Goethe, 1997: 210).

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La pobreza gnoseológica que se le imputa a la es- conexión; y así cabe decir que nosotros teorizamos
cisión sujeto-objeto en las ciencias de la naturaleza cada vez que lanzamos una mirada atenta al mundo»,
ciertamente corresponde al ethos especulativo de una célebres palabras de la introducción a su Farbenlehre
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época de enorme creatividad, penetración y transver- (HA, XIII: 317). Pero también un contemplar como
salidad interdisciplinares en el espacio cultural alemán. captación de lo divino –un gesto característico de la
Ciencia y naturaleza en Goethe: apuntes sobre la epistemología natural goetheana a partir de La metamorfosis de las plantas

Del mismo modo que los biólogos identificados con la religiosidad pagana de Goethe–, porque es a través
Naturphilosophie romántica (Kielmeyer, Spix, Oken, de ella como se reactualiza la hipótesis spinozista de
Carus) no renunciaron a hipótesis metafísicas para la libertad de la naturaleza17, comprendida intuitiva-
desarrollar nociones como las de analogía, polaridad, mente en su originaria productividad creadora inter-
totalidad orgánica, etc., tampoco los grandes filósofos na, como natura naturans. En la visión divina (theoría)
del idealismo alemán se desentendieron de los avan- de producirse, nos amoldamos a la naturaleza y pode-
ces positivos en ramas particulares, desde la química mos participar así en su crearse, contemplarla como
hasta la biología (baste pensar en la riqueza epistémica copartícipes en su creación multiplicadora y meta-
del primer Schelling, pero también en el Hegel de la mórfica en cuanto formas vivas. Y es en la intuición
segunda parte de la Enzyklopädie der philosophischen participante de esta naturaleza donde el ser humano
Wissenschaften). En todo caso, igual que muchos de desarrolla su libertad y sus posibilidades de creativi-
los jóvenes románticos como Novalis y los hermanos dad espiritual, tal como se revela análogamente en la
Schlegel, Goethe no ocultó una actitud de cierta pro- experiencia de la creación artística. Allí, en efecto, no
vocación frente a las ciencias exactas de la naturale- se pretende imitar sin más a la naturaleza, ni copiar
za, incluidas las matemáticas16, presentando su propia o reproducir directamente aquello que solo creemos
alternativa como cultivo de un saber que no se cons- ver con los ojos, sino que el artista aspira a adaptarse
tituye en un ámbito separado y aislado experimental- primero a la naturaleza, retrocediendo hacia aque-
mente respecto de la experiencia vital e histórica del lla racionalidad donde ella opera y se expresa en su
indagador. En la medida en que todo conocimiento potencialidad más propia y libre. Así comprendido, el
científico se inserta también en la historia personal de artista no tomaría como modelo las cosas u objetos
los individuos y la acción colectiva de las comunidades de la naturaleza, pero sí la naturaleza de las cosas, la
humanas, «el conflicto del individuo con la experiencia fuerza creativa del mundo.
inmediata y con la tradición mediata es, en realidad, la
historia de las ciencias» (HA, 14: 51). De forma harto Desde este trasfondo, convendría detenerse un poco
ambigua, pues, la propia consolidación institucional y más en la propia alternativa goetheana, a saber, la
académica de las ciencias o incluso el aumento de su comprensión de una genuina teoría viva de las formas
prestigio social empezaban a consolidar, por ejemplo, naturales. Para ello podría tomarse como punto de par-
en la transición epistémica de Linneo y Cuvier, el olvido tida la célebre afirmación según la cual «lo más elevado
de esa fenomenalidad intermedia constituida desde el sería comprender que los hechos son ya teoría […] No
observador de la naturaleza. se busque nada más allá de los fenómenos: ellos mis-
mos son ya la teoría» (HA, XII: 432). De entrada, se en-
Por tanto, Goethe no renuncia todavía a encontrar tendería mal su dictum si se creyera que lo que Goethe
el modo de que en toda ciencia explicación y significa- dice aquí es que los fenómenos sustituyen en la teoría
do, teoría y praxis no estén disociados; de que la cien- a las fórmulas y a los conceptos, así como a los proce-
cia sea un saber humano de la armonía de la naturale- dimientos e instrumentos propiamente científicos que
za que se configure, siguiendo la metáfora musical, al
tal lenguaje ha incorporado para constituir su corres-
unísono con el ritmo eterno de la vida. La naturaleza
pondiente espacio del saber. Lo que trata de decir es
no es un conjunto de elementos aislados que puedan
que la teoría debe reflejar el orden dinámico de los fe-
ser sometidos pasivamente por un omnipotente suje-
nómenos, configurarlo como tal orden, pero teniendo
to de conocimiento, sino un todo que se expresa en
en cuenta, como dirá más adelante, que «ningún fenó-
sus partes y que contiene su estructura más propia en
meno se explica por y en sí mismo, sino que muchos,
su dinámica, en su incesante devenir. De ahí la nece-
considerados juntos, ordenados metódicamente, dan
sidad de operar con otra noción de teoría, volviendo
lo que podría llamarse teoría» (HA, XII: 434).
en cierto modo a su sentido originario como theoreîn,
como forma de «mirar», «contemplar» las cosas di- Por tanto, a diferencia del enfoque theory-centered
vinas. Pues como señalará de manera programática, del paradigma newtoniano, Goethe nos propone ha-
«todo contemplar pasa a ser un considerar; todo con- cer de los fenómenos y de sus maneras de aparecer
siderar, un percatarse; todo percatarse, un entrar en el corazón mismo de la ciencia. Su apuesta en cierto

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modo filosófica, que Schiller llegó a definir en térmi- 5. LA REFLEXIÓN SOBRE LOS LÍMITES DEL CIENTÍFICO:
nos de «empirismo racional» (rationelle Empirism)18, SU METAMORFOSIS
explora e incorpora a las ciencias de su época la varie- Al hilo de esta última reflexión, conviene insistir en a583
dad de modalidades dinámicas en que un fenómeno que Goethe no se sintió tanto Naturwissenschaftler
puede ser experimentado y conceptualizado, aque- cuanto Naturforscher, pues no quiso vencer ni domi-

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llo que él llama Vorstellungsarten, cuya mediación nar la naturaleza, ni tampoco someterla a un conjunto
habilita la relación entre el sujeto cognoscente y la ordenado de leyes inteligibles (por ejemplo, del en-
naturaleza a través del juicio intuitivo (anschauende tendimiento)21, sino contemplar la fuerza, los impul-
Urteilskraft)19. Desde tal enfoque epistemológico es sos y el despliegue ubique de la naturaleza misma. Es
comprensible que, para el poeta alemán, el objetivo decir, no experimentación, sino ante todo experien-
principal de las ciencias naturales ya no pueda ser el cia humana de la naturaleza22. En esa experiencia el
de establecer la verdad de una hipótesis, la validez de magisterio goetheano sigue teniendo plena vigencia
una ley cualquiera o la consistencia de un experimen- y actualidad, precisamente porque sus textos abren a
tum crucis, sino más bien el de aspirar a una fideli- la posibilidad de comprender no solo la metamorfosis
dad en la propia manera de mirar la multiplicidad de de las formas naturales en general, sino de plantear
los fenómenos dados, tal como se expresan en cada también, en aquellos niveles más propios de la socio-
dimensión fenoménica. La naturaleza de la realidad logía del conocimiento o de la filosofía de la ciencia,
emergería con ello, a través de una experiencia fide-
la metamorfosis del científico, del investigador o inda-
digna de la realidad en cuanto proceso dinámico y
gador de la naturaleza, como condición de posibilidad
transformador en el que nosotros coparticipamos con
para articular otra relación hombre-naturaleza.
mayor reflexividad. O en palabras de Goethe:
Desde los parámetros goetheanos, conviene fijar
Mi pensamiento trabaja objetivamente. Con esto
de entrada que la agonalidad de nuestra relación con
quiero decir que mi pensamiento no se separa de los
la naturaleza no es sino el reverso de la propia mira-
objetos, sino que los elementos de los objetos, sus
da antropológica que desconoce la contingencia de
imágenes sensibles, confluyen en él y son íntimamen-
todo lenguaje (científico o no), su imposibilidad como
te penetradas por él; que mi ver es ya un pensar y mi
representación verdadera, su carácter de mediación
pensar un ver (Goethe, 1997: 211)20.
históricamente condicionada entre la forma de re-
La ambigua potencialidad y valencia del ojo no es presentación (espíritu) y el fenómeno (naturaleza),
casual en este contexto. Harmut Böhme, por ejemplo, tal como se juega en la relación de los sujetos con-
ha definido la ciencia goetheana como una suerte de cretos y la naturaleza. Por tanto, la problematicidad
«fenomenología de la visibilidad» (Phänomenologie epistemológica de un lenguaje científico que no se
der Sichtbarkeit), que buscaría garantizar la integridad sabe perspectiva radica, para Goethe, en ignorar que
tanto de la naturaleza como la del propio cuerpo hu- «el conflicto del individuo con la experiencia inme-
mano, evitando toda violencia sobre la naturaleza al diata y la tradición mediata es, en realidad, la historia
tiempo que el ser humano aprende a verse reflexiva- de las ciencias» (LA II, 6: 87). De ahí que el progreso
mente en el contexto vivo de la naturaleza (Böhme, en la ciencia, en el sentido defendido en sus nume-
2016: 330). De este modo, la profundidad gnoseológi- rosos escritos, implique siempre una transformación
ca de un ver que no es un mero mirar invita a pensar de nosotros mismos, puesto que «si queremos alcan-
un concepto de intuición que no es solo una produc- zar una intuición viviente de la naturaleza, tenemos
ción y donación unilaterales de un determinado fenó- que mantenernos flexibles y en movimiento, según el
meno por parte del sujeto en el acto de conocimiento, ejemplo mismo que ella nos da» (Goethe, 1997: 7). Es
sino también siempre un darse, un ponerse del objeto decir, depende de nosotros el adaptarnos a lo que los
a la propia mirada subjetiva de quien lo busca captar fenómenos tienen que ofrecernos, y no adaptarlos a
intencionalmente. Esta comprensión dinámica de la ellos a nuestro modo de aprehenderlos. Implica, en
intuición alberga, desde luego, un potencial crítico- otras palabras, una transformación consciente de la
constructivo nada desdeñable, no solo porque man- propia actividad cognitiva, del desarrollo de capaci-
tiene abierto lo fenoménico e impide la mortificación dades y sensibilidades internas, y no solo en términos
por parte de lo que se pretende definitivamente ob- de refinamiento de instrumentos, procedimientos o
jetivo, sino también porque defiende la posibilidad de métodos externos de observación. Sin ir más lejos,
comprender, en la propia intuición de la naturaleza, la tal era el sentido último de la llamada «fantasía sensi-
intuición del propio pensamiento humano. ble exacta» (Goethe, 1997: 219) que, lejos de ser una

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mera imaginación fantasiosa y romántica, se refiere a de su percepción de la naturaleza ha afectado nega-
una forma de cognición que debemos primero desa- tivamente a la forma en que toda nuestra cultura se
rrollar a partir del propio trabajo del investigador con relaciona con el mundo natural, de ahí que esfuerzos
a583
el material de la experiencia. como los de Goethe a la hora de pensar una ciencia
de la naturaleza que saliera al paso del reduccionis-
Por un lado, la metamorfosis del científico es un
mo mecanicista, a sus premisas ontológicas y marcos
Ciencia y naturaleza en Goethe: apuntes sobre la epistemología natural goetheana a partir de La metamorfosis de las plantas

desiderátum metodológico, de talante procedimen-


epistemológicos, a sus metáforas y dualismos metafí-
tal o heurístico. Por el otro, reviste también aquella
sicos, a su metodología analítico-disociadora revelen
centralidad fundamentalmente epistemológica sin
todavía hoy una destacable potencialidad teórica.
la cual no acabaríamos de situar la radicalidad de la
Puesto que la cuestión en juego no es simplemente
propuesta morfológica de Goethe. Pues cuando asis-
la degradación de la naturaleza, sino la degradación
timos al despliegue simultáneo de la intuitiva mirada
de nuestra conciencia de la naturaleza, considero que
descriptiva, clasificatoria, comparativa y legislativa
el llamado «delicado empirismo» de Goethe y la me-
sobre la metamorfosis de las plantas asistimos, en úl-
todología desarrollada al respecto pueden ayudarnos
tima instancia, al descubrimiento reflexivo, reflejado
a reintegrar modalidades de un saber comprensivo
en la propia performatividad de la escritura científi-
orientado más hacia el proceso, más holístico, co-
ca, según el cual la descripción del yo que investiga
partícipe y corresponsable del mundo que comparte
se convierte también en la propia representación de
como naturaleza. La pregunta que debemos hacernos,
la teoría. O dicho de otro modo: en sus ensayos cien-
por tanto, es la siguiente: ¿se está trasladando nues-
tífico-naturales, Goethe no se limita nunca a descri-
tra habilidad para predecir, controlar y manipular los
bir solo la naturaleza, sino sobre todo a visualizar la
procesos naturales hacia la mejora de nuestra habi-
naturaleza de sus observadores, su escenificación en
lidad de hacer inteligibles las complejas dinámicas e
la primera. Puesto que el método científico no puede
interrelaciones en las formas de vida de la naturaleza?
jamás desligarse del sujeto corporeizado, sino, antes
De la respuesta a esta pregunta depende ciertamen-
bien, debe incluir la experiencia corporeizada como
te el encaje de la propuesta goetheana, cuya mirada
parte integral de la indagación científica, la educación
científica, responsable y creativa, nos enseña a par-
en cierto modo estética de nuestra sensibilidad con
ticipar de manera activa en un proceso en el que la
respecto al mundo natural circundante solo es pensa-
naturaleza y la naturaleza del hombre se observan y
ble desde una flexibilidad lo suficientemente creativa
se experimentan a sí mismas.
y abierta para adecuarse a la dinámica ontogenética
de la historia de la naturaleza, de sus formas de vida y
sus temporalidades. AGRADECIMIENTOS

Reactualizar este horizonte de comprensión desde El autor quisiera agradecer la valiosa lectura reali-
nuestros parámetros actuales no es tarea fácil. La mo- zada por Javier Gálvez Aguirre, cuyos comentarios y
derna renuncia de los individuos a la responsabilidad sugerencias han contribuido a mejorar tanto la redac-
ción como la estructura del manuscrito.
NOTAS
1. De entre la importante bibliografía dis- debido a dificultades de consulta y ac- Farbenlehre. Remito para esta cuestión
ponible, destacaré algunos de los traba- ceso, citaré según la convención acadé- al capítulo segundo del excelente traba-
jos que me han acompañado a lo largo mica y de manera alternativa tanto por jo de Arnaldo (2019).
de esta indagación, sobre todo Amri- la Hamburger Ausgabe [HA] como por
la Leopoldina [LA], indicando a conti- 5. Justo aquí se advierte la conexión entre
ne, Zucker y Wheeler (1987), Sánchez
nuación el volumen y la página corres- la Urpflanze y el llamado Urphänomen
Meca (1998), Schieren (1998), Seamon
pondiente. o «fenómeno originario», es decir,
y Zajonc (1998), Steuer (1999), Duque
aquella estructura cardinal estudiada
(2000), Richards (2002), Möckel (2003), 3. Imprescindible el capítulo de la obra con ocasión de su teoría de los colores,
Mas (2004), Fischer y Nassar (2005), de Richards dedicado a Blumenbach y a partir de la cual se podrían deducir
Meyer-Abich (2005), Breidbach (2008), a la posterior reformulación kantiana y otros muchos fenómenos cromáticos.
Heusser (2008), Wunenburger (2011), goetheana del concepto de Bildungstrieb, Si el Urphänomen, en cuanto síntesis
Riegner (2013), Holdrege (2014), Grave es decir, del impulso o pulsión formativos entre lo ideal y lo real, entre lo inteli-
(2014) y Maatsch (2014). (Richards, 2002: 207-229).
gible y lo sensible, establece la razón
2. Salvo que se señale de manera expresa, 4. Como es sabido, esta dinámica deci- natural en su universalidad dinámica, la
citaré por la edición en castellano de los siva entre Polarität y Steigerung, a la metamorfosis la instituye en su concre-
principales escritos científico-naturales que no podemos aludir sino de pasa- ción como variación singular tanto en
de Goethe (1997). Para otros textos, y da, será clave también para la futura el espacio de las formas de vida natu-

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rales como también en el tiempo espe- sante. Pero no tenía palabras para todo 16. Más allá de la incansable polémica con
cíficamente cíclico de la naturaleza. Tal esto, y menos aún frases. Ahora, por Newton en su teoría de los colores, bas-
esencia goetheana no es por tanto una primera vez, parecía que una teoría me ta pensar en las reflexiones, no exentas
forma o estructura ideales a la manera ayudaría» (Goethe, 1997: 181). Sobre de dureza, dirigidas a las matemáticas a583
platónica, sino un poder de estructura- la influencia de Kant en Goethe, remiti- en general, por ejemplo, en «Sobre
ción, es decir, de incesante formación y mos a Förster (2002) y Mas (2004). la matemática y su abuso» (Goethe,

Kilian Lavernia
perfeccionamiento continuo (Bildung). 1997: 220-235). En la medida en que,
11. Respecto de la lebendige Anschauung como seres humanos relacionados con
6. Un Proteo en cuya transfiguración pare- remitimos a Schieren (1998: 198-210) y el mundo circundante, nuestra expe-
ce latir la vida intelectual de un «Dios- Möckel (2003: 25-36). riencia real es la de las cualidades, no
naturaleza». En su particular respues-
12. No en vano la perspectiva biosemiótica, la de los números ni la de las fórmulas
ta a la vieja problemática –reavivada
que defiende que el lenguaje humano matemáticas, la modalidad cuantitativa
por Leibniz– del paso de lo uno a lo
no debe ser la única forma del proceso del lenguaje matemático aplicado a los
múltiple, la planta modelo reafirmaba
comunicativo, ha encontrado en Goethe fenómenos vivos de la naturaleza reve-
ciertamente el particular spinozismo
un gran aliado. Por un lado, su mirada la, al decir de Cassirer, una impotencia
de Goethe (Meyer-Abich, 2005), inten-
simultáneamente artística y científica y disfuncionalidad descriptivas para
sificado desde el invierno de 1784/85
fomenta una escuela de la sensibilidad, pensar las formas orgánicas, no como
en diálogo con Jacobi y sobre todo con
donde los organismos vivos son signos «formas dentro del espacio, sino en for-
Herder. Pero el traslado de su particu-
dotados de sentido no solo para los mas del tiempo» (Cassirer, 1948: 182).
lar panteísmo y su comprensión de la
Sobre la lectura de Goethe realizada por
naturaleza como unidad de materia y seres humanos, sino que ellos mismos
el último Cassirer debe consultarse tam-
espíritu, y en general su deuda con la están envueltos en distintos procesos
bién la última parte de Rousseau, Kant,
scientia intuitiva spinozista y su confian- de comunicación (semiosis) que, según
Goethe (Cassirer, 2007: 233-279).
za en el conocimiento de la divinidad a Rigby (2005: 24), son «intrínsecos a la
través del conocimiento de la naturale- existencia y a la interacción de todos 17. Para Goethe, habilitar el «camino libre
za, siempre se cifró en el estudio de las los organismos vivos (bios)». Por otro de la naturaleza» (LA I, 3: 154) implicó
rebus singularibus. Recordemos, a este lado, Goethe defiende una concepción un veto parcial pero contundente a la
respecto, la carta a Jacobi del 9 de ju- expansiva del lenguaje científico, inse- reducción de la libertad a monopolio
nio de 1785 y la del 5 de mayo de 1786 parable de las cualidades del decir poé- exclusivamente humano. Afirmar la
(HaBr. 1: 456 y 508 ss.). tico, restaurando la agencia comunicati- libertad de la naturaleza, incluso pen-
va entre seres vivos no humanos, para sarla como portadora de determinados
7. Para esta cuestión, remito a la excelente
expandir y enriquecer también nuestra derechos, debía evitar posiciones sin-
exposición de Lacoste (1997: 42-79).
comprensión de las relaciones de signos tomáticas como las que creía observar
8. Por otro lado, esta morfología no es un humanos. en el idealismo de Schiller, más depen-
saber de las causas, sino una descrip- diente da la dinámica antinómica entre
13. Conviene recordar que el asombro libertad y necesidad planteada por Kant
ción de «las condiciones bajo las cuales
constituye también un elemento decisi- (Kant, 2016: 407). A fin de cuentas, en
los fenómenos aparecen, se contempla
vo dentro de la epistemología goethea- la medida en que concebía la naturaleza
y se acepta su sucesión coherente, su
eterno retorno bajo mil circunstancias na, en un sentido parecido al thaumá- en términos de libertad, en una filiación
diversas, su unicidad y mutabilidad; se zein griego, aunque incide incluso con ciertamente más spinozista, Goethe se
reconoce su determinación y se la de- mayor radicalidad, al integrarse en la negaba a hacer empezar el reino de la
termina de nuevo mediante el espíritu mezcla de tradiciones neoplatónicas, libertad allí donde terminaba el de la
humano» (Goethe, 1997: 175). herméticas y spinozistas del joven Stür- naturaleza, actitud que sin duda había
mer que le enseñó muy pronto a valorar querido ver reflejada en su amigo: «Él
9. Como recuerda acertadamente Sánchez el profundo respeto, la Ehrfurcht ha- [Schiller] predicaba el evangelio de la
Meca, la perspectiva de Goethe supone cia el secreto revelado de cuanto vive. libertad, y yo no quería que menosca-
«una comprensión de la historia a partir Como señala van Eynde «El naturalista baran los derechos de la naturaleza»
de la naturaleza y no una comprensión goetheano debe conocer la Scheu, es (Goethe, 1997: 184).
del mundo a partir de la historia» (Sán- decir, la angustia comprometida de res-
chez Meca, 1998: 61). peto frente a la manifestación natural. 18. Como explica a Schiller en la carta del
La creencia respetuosa, en la medida 21 de febrero de 1798 «[El empirismo
10. Goethe nos recuerda aquí la deuda con-
en que preserva la transcendencia que racional] permite que coexistan cier-
traída con la primera Crítica kantiana
se ajusta a la manifestación misma de tas formas de representación mental y
para dar un impulso teórico decisivo
la naturaleza, no es anticipada, sino no se atreve a excluir alguna o expan-
a su morfología: «Estaba de acuerdo
que permanece abierta a lo que vaya dir el ámbito de una hacia el de otra»
también con los conocimientos a prio-
a surgir, y acepta, en este sentido, ser (Goethe y Schiller, 2014: 308).
ri, así como con los juicios sintéticos a
priori, pues en toda mi vida, en la poesía sorprendida por la invención de la natu- 19. La influencia de la tercera Crítica kan-
como en la investigación científica, ha- raleza» (van Eynde, 2011: 24). tiana (Kant, 2012) es aquí decisiva por
bía procedido siempre sintéticamente 14. Un convincente análisis de este poema iluminar con argumentos concluyen-
y después analíticamente; la sístole y la tes la isonomía entre ciencia y arte,
lo firma Lacoste (1997: 15-21).
diástole del espíritu humano era para por tanto, la mutua penetración entre
mí casi como una segunda respiración, 15. Diferencias analizadas con rigor por juicio teleológico y juicio estético. Véa-
jamás separada sino siempre impul- Mas (2004: 366 y ss.). se «Influencia de la nueva filosofía»

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(Goethe, 1997: 182 y ss.). Para una ma- de finalidad, a ninguna teleología que 21. «El entendimiento no puede pensar
yor profundización remitimos a Hurson fundamente el conocimiento específico unificado lo que la sensibilidad le trans-
(2000) y Mas (2004), así como al clásico de las entidades orgánicas. mite de manera separada y así queda
a583 trabajo de Förster (2002). El juicio in- por siempre sin solución el conflic-
20. Como señala en otro pasaje: «Puede ha- to entre lo aprehendido y lo ideado»
tuitivo goetheano asume así, en líneas ber una diferencia entre ver y ver, que (Goethe, 1997: 191).
generales, las características del juicio los ojos del espíritu y los ojos del cuerpo
Ciencia y naturaleza en Goethe: apuntes sobre la epistemología natural goetheana a partir de La metamorfosis de las plantas

estético kantiano, naturalizándolo. Las deben actuar en una constante y vivien- 22. Iluminador resulta aquí el texto «El ex-
formas surgen, desde esta perspectiva, te conexión, porque de otro modo se co- perimento como mediador entre objeto
por una acción espontánea de la natu- rre el peligro de mirar y, sin embargo, no y sujeto» (Goethe, 1997: 157-158).
raleza, y no están sujetas a ninguna ley captar lo que se ve» (Goethe, 1997: 98).

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