Está en la página 1de 9

EL ARREBATAMIENTO DE LA IGLESIA Y EL DÍA DEL SEÑOR, DOS EVENTOS DISTINTOS.

Osmany Cruz Ferrer

El arrebatamiento de la iglesia es un evento por suceder. Las Escrituras le llaman “la


esperanza bienaventurada” de la iglesia: “aguardando la esperanza bienaventurada y
la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tit. 2:13). Este
evento escatológico consiste en el levantamiento y glorificación de todos los creyentes
en Cristo, muertos y vivos, a la presencia del Señor, quien los viene a llevar consigo y
los espera en el aire. El orden de este evento es tal como lo describe la Biblia. (1) El
Señor Jesús descenderá del cielo “con voz de mando, con voz de arcángel, y con
trompeta de Dios”. (2) Los muertos en Cristo resucitarán y se unirán primero en los
aires a su Señor con cuerpos glorificados e incorruptibles. (3) Luego todos los creyentes
que vivan serán igualmente levantados, sus cuerpos serán transformados a la
semejanza del Hijo de Dios y se reunirán con Jesús y los creyentes resucitados en los
aires para ser llevados a los cielos. “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz
de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo
resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire,
y así estaremos siempre con el Señor” (1 Ts. 4:16,17). Pablo asegura que todo esto
ocurrirá en fracciones de segundos, “en un abrir y cerrar de ojos”: “He aquí, os digo un
misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento,
en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los
muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque
es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de
inmortalidad” (1 Co. 15:51-53).

La mayoría de los evangélicos están de acuerdo en que el arrebatamiento de la iglesia


es un hecho escatológico innegable. Fue profetizado primero por Jesús (Jn. 14:3) y
luego confirmado por los apóstoles. El punto donde no se ponen de acuerdo las
distintas confesiones cristianas es en cuándo ocurrirá el arrebatamiento. Hay cuatro
posiciones teológicas fundamentales que se presentan a la hora de ubicar el
arrebatamiento en el reloj profético de Dios, que por su cercana relación con la Gran
Tribulación son llamadas: (1) arrebatamiento pretribulacional, (2) arrebatamiento
mesotribulacional, (3) arrebatamiento postribulacional y (4) arrebatamiento parcial.
Las trataremos por separado y defenderemos la posición que creemos más ortodoxa.

1. Arrebatamiento mesotribulacional: El término “meso” es un elemento prefijal que


entra en la formación de palabras para significar, intermedio, central, al medio. El
arrebatamiento mesotribulacional es aquella posición que enseña que la iglesia será
trasladada al cielo a la mitad del periodo tribulatorio. Los propugnadores de esta teoría
suponen que en las tres primeras semanas y media de la tribulación Dios aún no
derrama su ira, pero la Biblia dice lo contrario (Ap. 6). En contra de esta posición se
puede decir que la septuagésima semana profetizada por Daniel, y que corresponde a
la Gran Tribulación, es judía en carácter. La iglesia no se menciona en ella. Durante
este tiempo Dios derramará juicios sobre los gentiles por el pecado y el rechazo a
Cristo (Ap. 6:12-17) y le hará reconocer a Israel mediante la aflicción, quién es el
verdadero Mesías (Jer. 30:7-11).
2. Arrebatamiento postribulacional: Esta posición asume que el arrebatamiento y la
segunda venida de Cristo para reinar ocurren juntos. La iglesia deberá pasar por la
Gran Tribulación y sufrir juntamente con los malvados hasta el retorno visible de
Jesucristo para reinar. Esta posición tiene algunas dificultades para sostenerse, como
lo es el trato histórico de Dios con los creyentes librándolos de juicios por el pecado de
los impíos. Dios siempre ha hecho separación entre el justo y el injusto. En el Diluvio
libró a Noé y su familia, en el juicio de Sodoma y Gomorra libró a Lot y sus hijas, en las
plagas de Egipto libró a los Israelitas. Recordemos la oración del patriarca Abraham:
“Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo
tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo
que es justo?” (Gé. 18:25).

3. Arrebatamiento parcial: Es la posición que sostiene que solo serán arrebatados los
creyentes que estén esperando el traslado de la iglesia, y que son completamente
dignos de ser llevados al cielo por Jesús. Argumentan que la tribulación será necesaria
para los incrédulos y para aquellos creyentes que por no ser completamente dignos se
quedaron, sería una oportunidad para la purificación y salvación de estos últimos. La
debilidad de este argumento está en que en el arrebatamiento serán resucitados todos
los muertos en Cristo, por lo que no se comprende por qué razón no serán levantados
todos los creyentes vivos en Cristo. Pablo le escribe a los corintios: “He aquí, os digo un
misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados”1 (1 Co. 15:51). La
dignidad de un creyente tiene sentido en la dignidad de Cristo y su sacrificio
sustitutorio que nos hace justos ante el Padre.

4. Arrebatamiento pretribulacional: Es la posición que asegura que la iglesia no pasará


por la Gran Tribulación, sino que será arrebatada antes de que comience este tiempo
de juicio sobre el mundo entero. Esta es la posición que defiende este estudio y por su
importancia le concederemos un poco más de espacio.
Entre los más destacados defensores de la posición pretribulacional están: Dr. C. I.
Scofield; Dr. Juan F. Walvoord; Dr. Kenneth S. Wuest; Dr. J. Dwight Pentecost; Dr.
Enrique C. Thiessen; Dr. Marcos G. Cambron; W.E. Vine; Herbert Lockyer; Dr. Gerald B.
Stanton; Dr. Charles C. Ryrie; Dr. William MacDonall; Satnley Horton y otros
destacados teólogos y eruditos. 2

1
Énfasis añadido.
2
Dr. C. I. Scofield, Scofield Study Bible (Biblia de Estudio Scofield), notas al pie (Oxford University Press,
1967); Dr. Juan F. Walvoord, The Rapture Question (La Cuestión del Rapto) (Dunham, 1957); The
Revelation of Jesus Christ (La Revelación de Jesucristo) (Moody Press, 1972); Dr. Kenneth S. Wuest,
Prophetic Light in the Present Darkness (Luz Profética en la Presente Oscuridad) (Eerdmans, 1956); Dr. J.
Dwight Pentecost, Prophecy for Today [p 572] (Profecía para Hoy) (Zondervan, 1961); Dr. Enrique C.
Thiessen, Lectures in Systematic Theology (Discursos en Teología Sistemática (Eerdmans, 1961); Dr.
Marcos G. Cambron, Bible Doctrines (Doctrinas Bíblicas) (Zondervan, 1973); W.E. Vine, The Epistle to the
Thessalonians (La Epístola a los Tesalonicenses) (Pickering & Inglis), Herbert Lockyer, All the Doctrines of
the Bible (Todas las Doctrinas de la Biblia) (Zondervan, 1964); Dr. Gerald B. Stanton, Kept from the Hour
(Guardado de la Hora) (Zondervan, 1956); Dr. Charles C. Ryrie, The Ryrie Study Bible (La Biblia de Estudio
Ryrie) (Moody Press, 1978); Dispensationalism Today (El Dispensacionalismo Hoy en Día) (Prensa
Moody, 1981).MacDonal, William. Comentario al Nuevo Testamento. Terrassa: Editorial CLIE, 1985.
Satnley Horton. Teología sistemática. Editorial Vida. Miami Florida, 1996.
Los postulados teológicos a favor de la posición pretribulacional son los siguientes:

Postulado 1: La exclusión histórica de los justos de los juicios de Dios sobre los
incrédulos. La iglesia no ha de pasar por la Gran Tribulación porque esta es la máxima
expresión de la ira de Dios sobre los incrédulos. Dios nunca ha dejado padecer a los
creyentes juicio divino juntamente con los incrédulos. (1) Dios preservó a Noé y a su
familia del juicio del diluvio por ser ellos justos delante de Dios (Gé. 6:17,18). (2) Lot y
su familia fueron librados de la destrucción de Sodoma y Gomorra por la misma causa
(Gé. 19:22). (3) El pueblo de Israel no sufrió pérdida por las plagas de Egipto (Éx. 11:4-
7). (4) Rahab y su familia no fueron incluidas en la destrucción de Jericó ordenada por
Dios. La promesa de Dios para la iglesia es: “Pues mucho más, estando ya justificados
en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Ro. 5:9). “Por cuanto has guardado la
palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de
venir sobre el mundo entero,3 para probar a los que moran sobre la tierra” (Ap. 3:10).
Dios es el mismo siempre (He. 13:8). No se ve cómo cambiaría repentinamente de
modus operandi.

Postulado 2: La exclusión de la iglesia de la ira venidera sobre la base del sacrificio


sustituto de Cristo. Cuando Pablo le escribe a los Tesalonicenses le recalca que Dios nos
salvó para librarnos de la ira venidera: “porque ellos mismos cuentan de nosotros la
manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir
al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los
muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1 Ts. 1:9,10). “Porque no nos ha
puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor
Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos,
vivamos juntamente con él” (1 Ts. 5:9,10). Esta ira venidera se menciona
explícitamente en Apocalipsis 6-18, pero la iglesia no aparece como presente en
ninguno de estos eventos. La razón por la cual no aparece es porque está con Cristo en
el cielo (Ap. 3:10).

Postulado 3: La ausencia de un propósito divino para la iglesia en la septuagésima


semana. La Palabra de Dios es clara al definir los propósitos con los incrédulos y con
Israel durante la Gran Tribulación, pero no dice nada sobre algún propósito para la
iglesia. Dios va a levantar 144 000 predicadores judíos en la Gran Tribulación, lo cual
no sería necesario si la iglesia estuviera allí para predicar (Ap. 7). Las epístolas del
Nuevo Testamento que contienen el grosor doctrinario del Nuevo Pacto, nada dicen
sobre cómo comportarnos, o qué hacer en la Gran Tribulación, lo que evidencia que
para los apóstoles estaba claro que la iglesia no estaría en la tierra para ese momento.
El texto de Apocalipsis no introduce a la iglesia en ninguna acción en la tierra a partir
del capítulo 6 y hasta el 18. Estos capítulos son los que describen la Gran Tribulación.

Postulado 4: La diferencia entre el arrebatamiento y el día del Señor. El arrebatamiento


y el día del Señor son dos eventos escatológicos diferentes. Los que asumen que el
arrebatamiento y el día del Señor es el mismo evento, toman dos derroteros, uno
radical y uno moderado. Los que toman la interpretación más radical asumen que la
3
Énfasis añadido.
iglesia pasará por la Gran Tribulación o parte de ella basándose en 2 Tesalonicenses
2:3. Los que asumen la posición más moderada aseguran que la iglesia verá al
Anticristo e inmediatamente será levantada. Cualquiera de las dos posiciones tiene un
error en común, no se percatan que Pablo está hablando de dos cosas distintas. Para
estar seguros de estar en lo correcto, debemos analizar el pasaje de 2 Tesalonicenses
2, su contexto, lo que dice el texto por sí mismo, y la frase “día del Señor” en las
Escrituras.

Para entender 2 Tesalonicenses 2 se debe recordar que en la Primera Epístola a los


Tesalonicenses Pablo había enviado a Timoteo a Tesalónica para confirmar y exhortar a
los creyentes que estaban inquietos por las tribulaciones de Pablo. Tribulaciones que
Pablo, durante su ministerio entre ellos, les había anunciado que ocurrirían (1 Ts. 3:1-
5). El apóstol también les animó asegurándoles que Dios les libraría de la ira venidera
(1 Ts. 1:10) y que Dios no los había puesto para alcanzar ira, sino para salvación (1 Ts.
5:9) A pesar de lo que Pablo les había dicho en su primera epístola, los tesalonicenses
estaban inquietos por algunos rumores que habían llegado hasta ellos sobre alguna
carta paulina diciendo que el día del Señor había llegado. Pablo les dice enfáticamente
que no era así, y que no debían cambiar su modo de pensar, ni perturbarse si quiera
cuando oyeran algo diferente a lo que él en persona les enseñó (2 Ts. 2:2). Arturo
Collins escribe: “Es posible que los tesalonicenses pensaran que ese día ya había
venido, y que habían sido dejados atrás, o bien, que no se cumpliría lo que Pablo había
escrito acerca del arrebatamiento y que ya estaban en el día del Señor. Por eso, el
apóstol les rogó que no se dejaran mover fácilmente de su modo de pensar, ni se
conturbaran (2:1c y 2a y b) por algunos rumores que habían llegado a oídos de los
tesalonicenses”.4

La confusión que suscita el pasaje viene a causa de la primera oración: “Pero con
respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él” (2 Ts. 2:1) y
luego a la mención del día del Señor en el verso 2. Tal parece a simple vista que está
llamando a una misma cosa de maneras distintas, pero no es así. Pablo está
introduciendo el tema del arrebatamiento como evidencia para contrarrestar la falsa
idea de que ya estábamos en el día del Señor, una etapa de juicio, tribulación y
destrucción: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los
cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la
tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2 P. 3:10). El argumento paulino es
sencillo, el día del Señor no está cerca porque aún no ha ocurrido el arrebatamiento,
tampoco ha venido la apostasía, ni ha ocurrido la manifestación del hombre de pecado
(2 Ts. 2:3). Igualmente no se ha dicho en el mundo aún “Paz y seguridad” (1 Ts. 5:3a).
Ese es el orden correcto que Pablo comparte acerca de los sucesos escatológicos que
deben ocurrir antes del día del Señor, cuando vendrá sobre los incrédulos “destrucción
repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán” (1 Ts. 5:3b).

El día del Señor es una frase que aparece en varios pasajes tanto del Antiguo como del
Nuevo Testamento, y generalmente está relacionada con un juicio de Dios. En la
profecía de Isaías contra Babilonia, el profeta declara: “He aquí el día de Jehová viene,
terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de
4
Collins, Arturo: Estudios Bı ́blicos ELA: La Esperanza Bienaventurada (1ra Y 2da Tesalonicenses).
ella a sus pecadores” (Is. 13:9). El capítulo uno de Sofonías es una profecía sobre “el
día grande de Jehová” (Sof. 1:14). “Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto,
día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de
entenebrecimiento” (Sof. 1:15). Esta es una profecía de predicción sobre la destrucción
de Judá por parte de los babilonios en el 605 a. C, pero también es una referencia al
juicio mundial sobre todos los impíos (Sof. 1:2). La mención a este evento como el día
de Jehová (1:7), el día del sacrificio de Jehová (1:8), aquel día (1:9,10), aquel tiempo
(1:12), el día grande de Jehová (1:14), día de Jehová (1:14) es reafirmación de que esta
expresión se usa para designar un periodo de Juicio y condenación por el pecado.
Amós se refiere al día de Jehová en sus profecías como un día de tinieblas, un día sin
escapatoria y lo semeja a la experiencia de alguien que huye delante de un león y lo
encuentra un oso (Am. 5:18). Jeremías menciona un día de aflicción y de juicio para
Jacob (Jr. 30:7). Malaquías también profetiza sobre un “día ardiente como un horno”
donde “todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa” (Mal. 4:1).
Joel en sus vaticinios sobre los postreros días menciona “el día grande y espantoso de
Jehová” (Joel 2:31). Es obvio que todos estos pasajes que mencionan el día de Jehová o
día del Señor son una referencia a juicio y no a un día de esperanza o bendición.

Los autores del Nuevo Testamento hicieron mención del día del Señor con la misma
connotación de juicio y castigo. El apóstol Pedro cita al profeta Joel señalando que lo
que estaba ocurriendo en Pentecostés eran las señales que sucederían antes de la
llegada del día del Señor, y debido a esto los conmina al arrepentimiento (Hech. 2:14-
21). Luego, en su segunda epístola, Pedro reiteraría esta idea del día del Señor
mencionándolo como un evento de destrucción donde incluso los cielos y la tierra
serán desechos (2 P. 3:10-12). Pablo habla del día del Señor como un evento repentino
de destrucción y juicio donde los creyentes no participarán por ser “hijos del día”:
“Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en
la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción
repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros,
hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque
todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.
Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios” (1 Ts. 5:2-6).
El cambio de pronombre de “vosotros” a “ellos” es evidencia de que la iglesia no estará
en el día del Señor. Pablo le recuerda a la iglesia que ya les había hablado de estas
cosas “vosotros sabéis”, pero cuando habla de los efectos del día del Señor dice
“vendrá sobre ellos”. En la mente de Pablo está claro que el día del Señor es un día de
juicio para “ellos”, los que están “en tinieblas”, no para nosotros los que somos “hijos
de luz e hijos del día”. El versículo 9 es más elocuente aún. Pablo les asegura a los
creyentes que Dios no los había destinado para ira: “Porque no nos ha puesto Dios
para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Ts.
5:9). El día del Señor es un día de ira, pero no para la iglesia salva en Cristo Jesús, sino
para los que son de la noche, de las tinieblas. Cuando Pablo menciona el día del Señor
en 2 Tesalonicenses 2:2 no se debe inferir que está refiriéndose al arrebatamiento
pues estaría contradiciéndose a sí mismo. Pablo simplemente está corrigiendo el error
doctrinal diseminado por algunos acerca de que el día del Señor había llegado. Una
evidencia de esto, es que Pablo les menciona a los tesalonicenses que el día del Señor
no está cerca. Pablo siempre se refirió al arrebatamiento como algo cercano, al punto
que él mismo se veía disfrutando de esa experiencia: “Luego nosotros los que vivimos,
los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes
para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Ts. 4:15). Sin
embargo, Pablo les dice a los Tesalonicenses que el día del Señor no está cerca: “no os
dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu,
ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor
está cerca” (2 Ts. 2:2). La razón para escribirle tal cosa es que Pablo no está hablando
del mismo tema. El arrebatamiento y el día del Señor son dos eventos distintos. El
mismo Pablo que dijo a los filipenses “el Señor está cerca” (Fil. 4:5b), no puede
contradecirse diciéndole a los tesalonicenses que el Señor demora todavía (2 Ts 2:2).
Por tanto 2 Tesalonicenses 2:2 hace referencia al día del Señor que es un evento
distinto con connotaciones completamente diferentes. Las Escrituras no entran en
contradicción con ellas mismas.

Si nos fijamos bien en la Primera Carta a los Tesalonicenses Pablo sigue un orden
secuencial de sucesos escatológicos. En el capítulo 4 habla sobre el arrebatamiento y
en el capítulo 5 sobre el día del Señor. Dos eventos totalmente diferentes. En la
Segunda Carta a los Tesalonicenses hace mención del arrebatamiento (2 Ts. 2:1) y
luego procede a explicar las dudas sobre el día del Señor. Si seguimos el hilo conductor
del texto en 2 Tesalonicenses 2:2,3 veremos que Pablo no se refiere a la venida del
Señor (arrebatamiento) sino a la venida del día del Señor: “que no os dejéis mover
fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra,
ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.
Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la
apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición” (2 Ts. 2:3). El día
del Señor comenzará a partir de la apostasía y la manifestación del Anticristo.
Obviamente esta es una referencia a una apostasía sin precedentes y a la
manifestación del ministerio de la iniquidad en su clímax con la persona del Anticristo.
Pero ¿por qué el hombre de pecado, el hijo de perdición, no ha aparecido aún? La
respuesta la da Pablo mismo. Hay un ente que lo detiene para que no se manifieste,
sino cuando fuere tiempo: “Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su
debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo
que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y
entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su
boca, y destruirá con el resplandor de su venida” (2 Ts. 2:6-8).

Las opiniones acerca de quién es el que detiene la manifestación plena del hombre de
perdición han sido diversas. Pero la que más se ajusta al tenor de las Escrituras y que
prevalece como criterio base entre los eruditos, es que quien detiene la manifestación
plena del ministerio de la iniquidad es el ministerio y la morada del Espíritu en la
iglesia. MacDonall escribe: “Cuando el Espíritu Santo salga del mundo como morador
permanente en la iglesia (1 Co. 3:16) y en los creyentes individuales (1 Co. 6:19), habrá
desaparecido el freno a la iniquidad”5. La persona del Espíritu Santo no dejará ni de

5
MacDonal, William. Comentario al Nuevo Testamento. Terrassa: Editorial CLIE, 1985. Satnley Horton.
Teología sistemática. Editorial Vida. Miami Florida, 1996. Página 1028.
existir, ni de ser omnipresente, pero ya no operará a través de la iglesia para afectar y
confrontar el poder de las tinieblas en el mundo.

Por tanto, si el día del Señor no tendrá su inicio sino hasta la manifestación del hijo de
perdición, y éste a su vez no se manifestará hasta que la iglesia sea levantada en el
arrebatamiento, es correcto decir que el arrebatamiento y el día del Señor no son el
mismo evento, sino sucesos separados. El arrebatamiento es un evento momentáneo
(un abrir y cerrar de ojos) mientras que el día del Señor es un periodo de tiempo que
comenzará con la apertura de los sellos (la Gran Tribulación): “Y los reyes de la tierra, y
los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se
escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a
las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado
sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado;6 ¿y quién
podrá sostenerse en pie?” (Ap. 6:15-17). Este “gran día de su ira” culminará con la
destrucción de todos los malvados: “Cuando los mil años se cumplan, Satanás será
suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos
de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales
es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el
campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y
los consumió. Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre,
donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los
siglos de los siglos” (Ap. 20:7-10). Todo este período, desde Apocalipsis 6 hasta el
capítulos 20 trata acerca del día del Señor y de su irá para con los incrédulos. El día del
Señor incluye La Gran Tribulación, la segunda venida de Jesús para reinar, el milenio y
la destrucción total de los impíos. Ver por favor Apocalipsis 6:15-17; 11:18; 14:10,19;
15:1,7; 16:1,19; 19:15.

Concluimos que el arrebatamiento ocurre antes de la manifestación del Anticristo, y


del día del Señor. Que estos eventos son marcadamente diferentes por lo que no se
han de confundir. La iglesia no verá la manifestación del Anticristo, ni pasará por la
Gran Tribulación, sino que será arrebatada antes para estar con su Señor y Salvador
Jesucristo y ser librada del día de la ira del Señor sobre el mundo entero.

Bibliografía consultada:
1. Buswell, J. Oliver: Teología Sistemática, Tomo 4, Escatología : Buswell, J. Oliver.
Miami, Florida, EE. UU. de A. : LOGOI, Inc., 2005, S. 927
2. C. I. Scofield, Scofield Study Bible (Biblia de Estudio Scofield), notas al pie
(Oxford University Press, 1967).
3. Charles C. Ryrie, The Ryrie Study Bible (La Biblia de Estudio Ryrie) (Moody Press,
1978). Dispensationalism Today (El Dispensacionalismo Hoy en Día) (Prensa
Moody, 1981).
4. Collins, Arturo: Estudios Bı ́blicos ELA: La Esperanza Bienaventurada (1ra Y 2da
Tesalonicenses). Puebla, Pue., México : Ediciones Las Américas, A. C., 1996.
5. Constitución y Doctrina de la Iglesia Betel en Aragón.

6
Énfasis añadido.
6. Enrique C. Thiessen, Lectures in Systematic Theology (Discursos en Teología
Sistemática (Eerdmans, 1961).
7. Estatutos de la Federación de Asambleas de Dios de España. Aprobado en la
XXXVI Convención, Junio 1999. Modificado Punto 4, Declaración de FE, en el V
Congreso FADE. Febrero 2009.
8. Gerald B. Stanton, Kept from the Hour (Guardado de la Hora) (Zondervan,
1956).
9. Guy P. Duffield y Nathaniel M. Van Cleave. Fundamentos de Teología
Pentecostal. Segunda Edición, 2006.
10. Henry, Matthew: Comentario De La Biblia Matthew Henry En Un Tomo. Miami :
Editorial Unilit, 2003.
11. Herhard Von Rad. Teología del Antiguo Testamento. Ediciones sígueme,
Salamanca, 1993.
12. Hernández, Eduardo A. ; Lockman Foundation (La Habra, CA): Biblia De Estudio :
LBLA. La Habra, CA : Editorial Funacion, Casa Editoral para La Fundacion Biblica
Lockman, 2003.
13. J. Dwight Pentecost, Prophecy for Today [p 572] (Profecía para Hoy)
(Zondervan, 1961).
14. J. I. Packer. Teología Concisa. Editorial Unilit. Miami, 1998.
15. J. Oliver Buswell, Jr. TEOLOGÍA SISTEMÁTICA, Tomo I, Dios y Su
revelación.Miami Florida. Editorial LOGOI, Inc. 2da. Edición, 2005.
16. Jamieson, Roberto ; Fausset, A. R. ; Brown, David: Comentario Exegético Y
Explicativo De La Biblia - Tomo 2: El Nuevo Testamento. El Paso, TX : Casa
Bautista de Publicaciones, 2002.
17. Juan F. Walvoord, The Rapture Question (La Cuestión del Rapto) (Dunham,
1957); The Revelation of Jesus Christ (La Revelación de Jesucristo) (Moody
Press, 1972).
18. Kenneth S. Wuest, Prophetic Light in the Present Darkness (Luz Profética en la
Presente Oscuridad) (Eerdmans, 1956).
19. LBLA Indice De Topicos. electronic ed. La Habra, CA : Foundation Publications,
Inc., 2000.
20. LBLA Indice De Topicos. electronic ed. La Habra, CA : Foundation Publications,
Inc., 2000
21. Lockward, Alfonso: Nuevo Diccionario De La Biblia. Miami : Editorial Unilit,
2003.
22. Marcos G. Cambron, Bible Doctrines (Doctrinas Bíblicas) (Zondervan, 1973);
W.E. Vine, The Epistle to the Thessalonians (La Epístola a los Tesalonicenses)
(Pickering & Inglis), Herbert Lockyer, All the Doctrines of the Bible (Todas las
Doctrinas de la Biblia) (Zondervan, 1964).
23. McDonal, William. Comentario al Nuevo Testamento. Terrassa: Editorial CLIE,
1985.
24. Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN:
Editorial Caribe) 2000, c1998.
25. Ortiz, Pedro. Concordancia Manual y Diccionario Griego-Español del Nuevo
Testamento. Madrid: Sociedad Bíblica, 2000.
26. Pearlman Myer. Teología Bíblica y Sistemática. Edición mimeografiada de las
Asambleas de Dios en Cuba, 1984.
27. Reina Valera Revisada 1960. Santa Biblia. Estados Unidos de América:
Sociedades Bíblicas Unidas, 1998.
28. Satnley Horton. Teología sistemática. Editorial Vida. Miami Florida, 1996.
29. Trenchard, Ernesto: Bosquejos De Doctrina Fundamental. Grand Rapids,
Michigan : Editorial Portavoz, 1972.
30. Walther Eichrodt. Teologia del Antiguo Testamento II. Ediciones cristiandad.
Madrid 1975.
31. Wayne A Gruden. Teología sistemática. Editorial Vida. Miami, Florida, 2007.
32. Willmington Harold L. Auxiliar Bíblico Portavoz. Editorial Portavoz, 1998. Impreso en
EE.UU.

También podría gustarte