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I.

Preliminares: La vida en la Polis


¿Qué es la cultura? En nuestras sociedades actuales suele entenderse por “cultura” el
grado de conocimientos que poseen los individuos acerca de la ciencia, el arte o de las
letras. En campos específicos de la ciencia social, como la antropología, se ofrecen
definiciones que nos acercan a un concepto más colectivo, como modos de vida
específicos de los pueblos, grupos sociales constituidos como comunidades articuladas
por conocimientos, creencias, moral, derecho, costumbres, lenguas, técnicas de trabajo,
arte, etcétera, y que las aglutinan de manera más o menos estables en el tiempo. Dicho
de otro modo, el concepto antropológico entiende por “cultura” la totalidad de
manifestaciones y formas de vida que caracterizan a un pueblo. Aun siendo de
orientación colectiva ese concepto difiere sustancialmente del ideal consciente de
cultura de la Grecia antigua que aparecerá como un nuevo concepto de la Humanidad
que muchos relacionan hoy con la idea de “civilización”.
La importancia universal de Grecia antigua como “cuna de la civilización” deriva
precisamente de la primacía de esa nueva concepción formadora de la comunidad sobre
el individuo en la polis, con sus nuevos ideales ético-educativos que implican la
subordinación de lo particular a un proyecto colectivo como unidad racional superior de
referencia. En este contexto la cultura se define como un ideal formativo en la
comunidad (Paideia) —no una suma de cualidades individuales o instituciones— que
puede conducir al ser humano hacia una mayor perfección mediante el conocimiento y
la aplicación de las leyes racionales generales del Estado que las definen y aplican en
términos de bien común. En este sentido la historia de la educación en la Antigüedad
griega no puede —o no debería— dejarnos indiferentes puestos que nos enseña los
cimientos y el sentido de nuestra propia tradición pedagógica y las responsabilidades
que asumió lo público en ese momento fundacional de la idea de civilización.
El ideal educativo en la Grecia clásica implica ceder al Estado el poder de decisión
sobre las voluntades individuales según las “leyes racionales de la esencia humana” y
por lo tanto, como decía Max Weber, el monopolio del ejercicio de la violencia para
respaldar y vigilar esa legalidad y racionalidad compartida. Es un intento de crear un
equilibrio armonioso entre la libertad entendida como deseo individual y la libertad
entendida como ejercicio de la razón que obedece a las leyes generales del Estado que
representan, en principio, el bien común en la polis. Encontrar ese equilibrio entre el
individuo y la comunidad sólo se puede lograr sobre el supuesto de la aceptación de
nuestra tendencia natural hacia el bien y la razón que debe engendrar forzosamente
cambios importantes de los hábitos psíquicos que guían los comportamientos del ser
humano a través de la educación.
Por lo tanto, en este esquema la educación y la cultura no son propiedad individual sino
que pertenecen a la realización de un orden más perfecto esencialmente colectivo. En
ello, la estrategia pedagógica es simultáneamente cultura y sabiduría (conocimiento
racional) donde se funden en un mismo proyecto ideal el perfeccionamiento del ser
humano y una convivencia más armoniosa del uno con el todo. No cabe duda que esta
primacía civilizatoria de la comunidad sobre el individuo apunta a un equilibrio que
debería restar violencia en el trato social desde el entendimiento de las condiciones
racionales básicas de la existencia humana. No obstante, estos supuestos no están sin
contradicciones por lo cual han generado muchas controversias ante sus posibles
derivaciones autoritarias en modelos de imposición dictatorial de una voluntad arbitraria
de poder sobre la mayoría. Pero lo cierto es que en el proyecto inicial e ideal de la polis,
la trilogía de los gobernadores, filósofos y poetas-dramaturgos pretendía llegar ante todo
a la definición y aplicación de un ejercicio y control más altruista de la libertad
individual informada por los nuevos horizontes del Hombre desde una consciencia
necesaria de la primacía de lo público, lo que Jaeger no duda en calificar de superior
fuerza del espíritu griego.
La educación espartana estaba encaminada a formar soldados y mujeres que dieran hijos
sanos, el niño deja el hogar a los siete años para ingresar a las agelai, donde se criaba
con otros niños; a los doce se sometía a un duro entrenamiento físico y clases de
música, a los dieciocho años entraba al servicio militar
El objetivo de la educación, que correspondía al Estado, consistía en preparar soldados
capaces de afrontar las fatigas de una vida de privaciones y peligros. … A partir de los
siete años, el niño era separado de la familia y entregado directamente al Estado, que se
dedicaba a prepararle para su futura vida militar.
Los espartanos eran educados para formar parte del ejército. Los niños discapacitados
eran arrojados al barranco del Taigeto. A los siete años, niños y niñas iniciaban su
adiestramiento físico a cargo del Estado mediante carreras, saltos, manejo de las armas
o lanzamiento de jabalina.
II. El siglo de Pericles
Se llamó el Siglo de Pericles, a la época en que Atenas logró su máximo apogeo político
e intelectual, e inició la era del desarrollo de las artes y de las ciencias.

1. Antecedentes
Las guerras médicas habían favorecido el progreso de las clases populares, las heroicas
victorias navales de Salamina y Micala fueron obra de los marinos atenienses,
reclutados de la clase de menor renta o «thetes».

El fortalecimiento de los «thetes», favoreció enormemente al partido popular, cuyos


jefes luchaban por democratizar cada vez más el gobierno de Atenas.
Destacaron Temístocles, Efialtes y Pericles. Este último durante 30 años -del 460 a 429
a.C.- guió la política ateniense hacia la grandeza de Grecia, período denominado «El
Siglo de Pericles».

Jamás se vio en la historia de un país durante el mismo siglo, una asombrosa colección
de brillantes sabios, artistas, filósofos, pintores y escultores, que firjaron la grandeza de
Atenas y de Grecia, en general.

El esplendor de Atenas se debió al gran estadista Pericles, de origen aristocrático, pero


de ideas democráticas. Fue un hombre de bien, comprometido con los asuntos de su
patria. Su elocuencia le dio poder sobre el pueblo ateniense, sus arengas y discursos, si
bien no tenían la belleza de los de Demóstenes (el más grande de los oradores griegos),
destacaron por la energía y espontaneidad de las ideas, ganándose el sobrenombre de el
«Olímpico».
En su tiempo sobresalieron grandes filósofos, artistas y sabios. El embellecimiento de la
ciudad no tuvo comparación. Para su época Atenas vivió una verdadera democracia en
que todos los ciudadanos tenían los mismos derechos. Sobradas razones han dado
fundamento para llamar a este período esplendoroso de Atenas, el siglo de Pericles, en
homenaje al hombre que la gobernó durante 30 años, en el siglo V a.C.

2. La Política y Vida social


En el siglo V a. C., Atenas se convierte progresivamente en democracia radical.
Una de las manifestaciones del proceso democrático es la tendencia acentuada a
otorgar los cargos públicos no por elección, sino por sorteo. Bajo el predominio de
Pericles, se confieren de ese modo todas las magistraturas, a no ser las que exigen
conocimientos especializados. Entre éstas destaca la de los diez (estrategos) generales,
que podían ser reelegidos indefinidamente. A veces uno de ellos se convertía en
comandante supremo por su valía, como el mismo Pericles, que ejerció ese cargo
desde el año 443 al 429.
Los estrategos reunían en sus manos poderes militares, financieros y ejecutivos, lo que
hacía que sus funciones fuesen las más importantes del estado. La vigencia de esta
magistratura hace ver que en aquella democracia era compatible el máximo prestigio
personal con la igualdad y soberanía del pueblo. Pericles, a pesar de regir durante
tantos años los destinos de Atenas, estaba sometido al pueblo: debía ser elegido cada
año, podía ser depuesto (lo fue el año 430) y tenía que dar cuenta de su actuación;
todas sus propuestas habían de ser aprobadas por la Asamblea. Por otra parte, la
historia de la «estrategia» es una prueba de la colaboración de la aristocracia con la
democracia en la Edad de Oro de Atenas: así lo revela la aparición de grandes
personalidades nobiliarias en el cargo de estrategos, como Milcíades, Temístocles, el
mismo Pericles, Calias, Nicias, etc. El hecho de que el pueblo eligiese
insistentemente entre los aristócratas a sus magistrados más importantes, revela que
reconocían su prestigio y, en último término, pone de relieve esa especie de
concordia que entonces caracterizaba las relaciones entre las clases.

Para hacer efectiva la democracia, es decir, el acceso a los órganos estatales de


todos los ciudadanos, Pericles introdujo el salario de los funcionarios.

A finales de siglo se llegó a pagar también a los asistentes a la Asamblea. Un rasgo


significativo de esta democracia es que nunca tomó medidas graves de carácter
socializante como el reparto de tierras (efectuado parcialmente por Pisístrato a
mediados del siglo VI a. C.). Para subvenir a las necesidades de las clases
menesterosas, Pericles puso en vigor un vasto plan de construcciones y obras
públicas, entre otros procedimientos; además procuró siempre, por medio de leyes,
facilitar al pueblo el abastecimiento de artículos de primera necesidad, y se preocupó
de los inválidos y de los huérfanos de los muertos en guerra. Su sentido social era
superior al de la democracia liberal salida de la Revolución Francesa.

En la Atenas de Pericles no había un contraste notable entre las clases. El


nervio de aquella sociedad lo constituía el sector medio de la población, la
clase de los pequeños propietarios y de los comerciantes e industriales, dueños
en su inmensa mayoría de empresas o negocios de amplitud reducida. Téngase en
cuenta que los salarios del estado sólo compensaban al ciudadano por el tiempo robado
a su trabajo durante el ejercicio de las actividades políticas. La política no era una
profesión que eximiera del trabajo personal.

3. Las Artes
En el siglo de Pericles las artes recibieron un gran impulso y se desarrollaron con
bastante amplitud, porque el esplendor de Atenas así lo exigía.

Los griegos realizaron grandes obras en arquitectura, escultura, pintura y música, que
constituyen hasta el presente, modelos de belleza, armonía y perfección. Con justa razón
se le considera como el arte clásico por excelencia de todos los tiempos.
A. La Arquitectura
En este campo los atenienses construyeron hermosos monumentos con el objeto de
embellecer la ciudad, después de su destrucción por los persas, durante las guerras
médicas.

La linea recta era el elemento predominante de la arquitectura griega, desconocieron el


arco y la bóveda. En el Siglo de Pericles se construyeron templos, palacios y teatros.
Utilizaron las columnas como un elemento primordial del templo.

B. La Escultura
Su escultura fue muy importante en Grecia. Los artistas trabajaban para adornar las
paredes de los templos. Esculpieron estatuas que representaban a sus dioses y atletas
vencedores en los juegos olímpicos.

Los más destacados escultores en el Siglo de Pericles fueron: Mirón, Fidias, Scopas y
Praxíteles.

 Mirón, este escultor se inmortalizó con su obra «El Discóbolo» que representa a
un atleta cuyos músculos se tiemplan en el acto de lanzar el disco.
 Fidias, es el más famoso escultor griego, autor de las inmortales obras de la
diosa Atenea en el Acrópolis y de Zeus en el templo de Olimpia.
 Scopas, fue éste una de los artistas de la hélade que intervino en la decoración
del famoso Mausoleo de Halicarnaso, tumba del rey Mausoleo, sátrapa de Caria (Asia
Menor).
 Praxíteles, fue quien, con magistral belleza, esculpió las estatuas de Artemisa y
Hermes.

C. La Pintura
En el Siglo de Pericles se desarrollaron tres tipos de pintura: el policromado de estatuas
y bajo relieves, la ejecución de cuadros murales y la ornamentación de vasos y ánforas
diversos. Los artistas griegos, de esta época, fueron los maestros de la perspectiva y el
claroscuro.

D. La Cerámica
La cerámica y la pintura estuvieron vinculadas. Prácticamente los grandes pintores
griegos de los siglos VI y V a.C. se prepararon decorando las vasijas.

Las formas son múltiples y tienen carácter utilitario, destacan principalmente las
ánforas, cántaros altos con dos asas, empleados para la exportación de vinos y aceites;
entre otros, tenemos los artísticos vasos, platos y jarras debidamente decorados.
Entre los colores empleados destacan principalmente el rojo y el negro. En Atenas, en
un principio las figuras fueron aplicadas con barniz negro sobre la arcilla roja. Afines
del siglo IV a.C., se aplicaba el color rojo sobre el fondo barnizado negro.
Los cántaros eran bellamente decorados con motivos antropomorfos, zoomorfos y
fitomorfos, de manera estilizada. Abundan las escenas de caballeros, carros de guerra y
de seres mitológicos.

Lo característico de este arte griego, lo constituyen los dibujos geométricos empleados


en sus decoraciones, tales como las líneas rectas y ondulantes, ángulos rectos y agudos,
círculos, semicírculos y cuarto de círculos, estrellas, rombos y zigzags.

E. La Música
Existió un arte musical cuyo desarrollo guardaba relación con el florecimiento teatral.
Los coros de la tragedia y la danza estaban acompañados de música depurada y
armoniosa.

4. Las Letras
El esplendor literario en el Siglo de Pericles se dio en razón de la perfección de fondo y
forma, así como en la armónica correspondencia entre ambos, que se hallan en diversas
obras representativas de las disciplinas cultivadas.

A. El Teatro
En este campo sobresalió la tragedia y la comedia.

a. La Tragedia

Es una obra dramática de acciones serias y angustiosas, en la cual los protagonistas


escenificaron acontecimientos infaustos. Fue representada por tres grandes
poetas: Esquilo, Sófocles y Eurípides.

 Esquilo (525-456 a.C.)

Fue el creador de la tragedia. Nació en Eleusis y murió en Siracusa. Escribió 90 obras,


en las que supo evocar los antiguos mitos y cantar a las divinidades y a los héroes
griegos. todas las obras de Esquilos tienen su raíz en la mitología. Sus personajes son
héroes o dioses. Entre las famosas obras que han llegado al mundo actual tenemos:
Prometeo Encadenado; Los Persas; Los siete contra Tebas; Agamenón, entre otros. En
su obra Los persas, Esquilo glorificó a los héroes de las batallas de Maratón y Salamina,
en las cuales él mismo tomó parte.

 Sófocles (495-405 a.C.)

Nació de una familia noble, en Colona y falleció en Atenas. Era bello de cuerpo y alma.
Ha sido el más perfecto de los poetas griegos por haber llevado la tragedia a su
esplendor. Sus principales obras fueron: Antígona, Edipo Rey, inspiradas en la leyenda
de Edipo. También fue autor de las obras Electra, Filoctetes y Ayax.

 Eurípides (486-406 a.C.)

Nació en Salamina. En su juventud se dedicó al atletismo. Fue el primer escritor que


humanizó la tragedia, haciendo intervenir a personas en sus obras, fundamentalmente a
las mujeres. Sus principales creaciones fueron: Orestes; Medea; Andrómaca; Las
Suplicantes y los Troyanos.
Medea, es una de las grandes obras de este autor. Es una fábula mitológica, en la que
destacan la forma y la fuerza con que describe los celos.

b. La Comedia

Es una obra dramática con la que se excita la risa, mediante la burla y la picardía, sea
por la descripción de costumbres o actitudes o por la sucesión de acontecimientos que
dan lugar a situaciones inesperadas o absurdas.

Entre los representantes de este género tenemos al insigne comediógrafo Aristófanes


(445 – 380 a.C.) quien se burló de todos, tanto de los dioses como de los hombres, de
los más famosos políticos, como de los humildes ciudadanos. Escribió comedias de
corte político, agresivas y hasta insultantes, como Las nubes y Las Avispas; comedias
de crítica literaria, como Las Ranas; comedias de carácter filosófico como La Asamblea
de las Mujeres, etc.

B. La Oratoria
El arte de hablar fue siempre en Atenas, y en todos los pueblos de régimen democrático,
la llave de las más encumbradas pasiones. Los discursos que se ofrecían en las
asambleas populares decidían la paz o la guerra del pueblo griego.

Sobresalió con Pericles, Demóstenes, Temístocles, Arístides, Liseas, entre otros.

 Pericles (499 – 429 a.C.)


Su elocuencia era tan brillante por lo que se apodó como el Olímpico. Se decía de él
que su lengua es tempestad y rayo. Hizo gala de su oratoria en la «Oración Fúnebre»,
pronunciada en honor a los caídos en la guerra del Peloponeso.

 Demóstenes (384 – 322 a.C.)


Se convirtió en orador gracias a su extraordinaria tenacidad. Según se refiere, había sido
tartamudo en su adolescencia, defecto que corrigió mediante ejercicios constantes. Dejó
admirables discursos políticos en las Filípinas y las Olinticas, contra el rey Filipino II de
Macedonia.
C. La Filosofía
En Siglo de Pericles tuvo como sus máximos exponentes a las figuras
de Sócrates, Platón y Aristóteles.

 Sócrates (469 – 399 a.C.)


Es considerado como uno de los más versados sabios griegos. Fue maestro de la
juventud ateniense. Se dedicó al estudio profundo de los problemas humanos
relacionados con la virtud y la felicidad.

Decía Socrates: «A la virtud se llega por el conocimiento». De allí sus


máximas: «Conócete a ti mismo» (Nosee te ipsum) y «Sólo sé que nada sé». Creyó en la
inmortalidad del alma y en una divinidad suprema que todo lo gobierna. Acusado por
sus conciudadanos de «introducir nuevos dioses y corromper a la juventud», Sócrates
fue condenado a beber la cicuta. Nunca escribió un solo libro. Su filosofía nos ha
llegado gracias a los Diálogos de Platón, uno de sus más sobresalientes discípulos.

 Platón (427 – 347 a.C.)


Fue discípulo extraordinario de Sócrates y brillante pensador de procedencia
aristocrática, nació en Atenas. A la muerte de su maestro, abandona Grecia y viaja por
Cirenaica y Egipto, donde conoce la tradición judía y la cultura oriental.

En Magna Grecia, trató de imponer sus teorías políticas y filosóficas. De regreso a su


patria, inauguró una escuela de filosofía llamada Academia, donde se enseñaba el
platonismo, doctrina considerada como la más elevada expresión del idealismo.

La filosofía, limitada en Sócrates a la ética y el arte de vivir, adquiere en Platón el


carácter de ciencia universal y abarca todos los problemas de la existencia y del
pensamiento humano.
Sus obras maestras fueron ** La República, El Banquete, Las Leyes, Fedra, Apología y
los Diálogos**.

En “La República” sostiene que el gobierno debe estar en manos de gente culta e


inteligente.

 Aristóteles (384 – 322 a.C.)


Fue discípulo de Platón. Nació en Estagira (Macedonia). Llegó a ser el filósofo más
asombroso de la humanidad. Sus obras abarcan todas las ramas del saber de su tiempo,
escribió sobre Astronomía, Zoología, Botánica, poesía, etc. Además, fue el fundador de
la Psicología y de la Lógica.
Fundada la lógica como ciencia, opuso al principio de Platón de la «ciencia por las
ideas» el de «la ciencia por las causas». Fue, además, fundador del Liceo, similar a la
Academia de Platón.

Entre sus obras más importantes destacan: La Política, Metafísica, Poética, Moral a
Nicómaco, Retórica, Ética, etc.

D. La Historia
En el campo de la historia en el Siglo de Pericles sobresalieron: Herodoto, Tucídides y
Jenofonte.
 Herodoto (480 – 425 a.C.)
Herodoto era originario de Halicarnaso, ciudad de la antigua Caria, en el Asia Menor y
fue el primer historiador griego. Viajero infatigable, recorrió el mundo de aquel
entonces y con su espíritu de profunda curiosidad, se enteró de las costumbres y hechos
de los pueblos que visitó. En sus historias, narró las luchas entre los griegos y persas,
desde sus lejanos orígenes hasta la segunda Guerra Médica.
Fue llamado por Cicerón Padre de la Historia. Su principal obra fue Las Guerras
Médicas, donde hace gala de una narrativa pintoresca y atractiva.

 Tucídides (460 – 400 a.C.)


La gran obra de este historiador fue la Historia de la Guerra del Peloponeso. Su enfoque
histórico fue más científico por su sentido crítico y su afán constante de desentrañar las
causas profundas de los hechos que la describía. Además, es realista porque explica los
acontecimientos sin la intervención de los factores sobrenaturales.

 Jenofonte (425 – 352 a.C.)


Relató la Retirada de los Diez Mil en una obra llamada Anábasis. En ella narra el
regreso de los diez cambatientes griegos que pelearon a favor de Ciro el Joven, contra
Artajerjes II y en el que fueron derrotados. Esta heroica retirada estuvo al mando de
Jenofonte. Entre otras obras destacan: Las Helénicas, Memorabilia, etc.

5. Las Ciencias
Los griegos alcanzaron notable desarrollo en el Siglo de Pericles en los siguientes
campos: La medicina, la matemática, la física, la geografía y la astronomía.

A. La Medicina
En esta ciencia alcanzó destacada importancia: Hipocrates y Claudio Galeno.

 Hipócrates (460 – 357 a.C.)


Hipócrates es considerado como el «Padre de la Medicina». Fue contemporáneo
de Sócrates y Platón.
Inició el estudio del paciente como el medio de establecer el diagnóstico. Fue el
fundador de la rigurosa ética médica, basada en el amor al hombre que era, según él, «la
fuente del verdadero amor del arte de curar». Fue el primero en comprender la
influencia de las condiciones climáticas y geográficas en la salud de la población,
recomendó la higiene para curar las heridas y desligó a la medicina de la magia, la
hechicería y la superstición.

Su juramento o código sigue gozando de celebridad: el juramento hipocrático que


realizaban los médicos.

 Claudio Galeno (131 – 201 d.C.)


En tiempos de la dominación romana destacó el famoso médico Claudio Galeno, que
fue profesor de medicina, cuyo nombre sirve como sinónimo, para llamar a quienes hoy
ejercen esta profesión. Su principal mérito consiste en haber creado la filosofía médica.

B. La Matemática
En esta ciencia los griegos alcanzaron un gran desarrollo en el Siglo de Pericles,
sobresalieron en esta disciplina: Arquímedes, Euclides, Pitágoras y Tales de Mileto.

 Arquímedes (287 – 212 a.C.)


Nació en Siracusa. Es el descubridor de los principios de la mecánica. Decía: Dame un
punto de apoyo y moveré el mundo. Se le debe la invención del tornillo sinfín, de la
rueda dentada, de la polea móvil y el famoso principio de Física que lleva su nombre.

 Euclides (330 – 275 a.C.)


Es el creador de la geometría. En su obra Elementos, fijó las bases de la actual
geometría plana.

 Pitágoras
Pitágoras fue filósofo y matemático griego. Nació en Samos. Se le atribuye la invención
de la tabla de multiplicar, el teorema y el triángulo que llevan su nombre.

 Tales de Mileto (625 – 545 a.C.)


Fue filósofo y matemático griego, nacido en Mileto. Reconocido como uno de los sietes
sabios de la antigüedad. Se le considera como uno de los precursores en física,
geometría y astronomía. Predijo un eclipse y se le atribuye el teorema que lleva su
nombre.

C. La Física
En el campo de la física los progresos más importantes en el Siglo de Pericles se dan en
el sistema de medida de tiempo, de longitud y de superficie, así como de su sistema
monetario.
– Contaban el tiempo por años solares y meses lunares (12 meses de 29 días y medio).
Cada ocho años había que agregar un suplementario. Se contaba el tiempo mediante
relojes de sol, de agua y de arena. Los años se contaban por olimpiadas.

– Las principales medidas de longitud eran: el dedo (2 cm), el pie (27 a 33 cm) y el codo
(48 cm). Para largas distancias empleaban el «stadio» (162 a 198 m).

– Entre las principales monedas que utilizaron en el Siglo de Pericles tenemos: la


dracma, moneda pequeña de plata que se ajustaba fácilmente en la actividad comercial.
Una oveja costaba 1 dracma y un buey, 5 dracmas, la mina equivalía 100 dracmas; el
talento valía 60 minas; el óbolo, era el submúltiplo del dracma, equivalente a una sexta
parte de ella.

D. La Geografía
En este campo en el Siglo de Pericles destacaron Erastótenes, Estrabón y Tolomeo.

 Erastótenes (280 – 192 a.C.)


Nació en Cirene. Logró medir con un pequeño margen de error (400 km sobre un total
de 4000 km) la longitud del meridiano terrestre y fue el creador del Calendario Juliano.

 Estrabón (60 a.C. -21 ó 25 d.C.)


Escribió una monumental obra de Geografía que ha llegado hasta nuestros tiempos.

 Claudio Tolomeo (siglo II a.C.)


Astrónomo, matemático y geógrafo griego, establecido en Alejandría, actuó durante la
época de la dominación romana. Nos dejó su obra Almagesto, que rigió durante la Edad
Media, y su Tratado de Geografía. Confeccionó el primer mapa del mundo conocido
hasta entonces. Es el creador de la teoría geocéntrica, la tierra es el centro del universo,
afirmación que fue rectificada después por Copérnico.

E. La Astronomía
Los griegos conocieron la causa de los eclipses, algunos pensadores sostuvieron la
hipótesis de la esfericidad de la Tierra, la Luna y el Sol; otros sentaron las bases del
geocentrismo: la Tierra como el centro.

Durante el período helénico, como consecuencia de la conquista de Alejandro del


Oriente, esta disciplina alcanzó su mayor auge, destacándose: Aristarco, Hisparco y
Eratóstenes.

 Aristarco de Samos (Siglo III a.C.)


Astrónomo de Samos, acusado de sacrilegio por afirmar que la Tierra giraba sobre su
eje y alrededor del sol.

 Hiparco (276 – 194 a.C.)


Creador de la astronomía matemática. Dio nombre a más de 800 estrellas y fijó su
posición.

III. Los conflictos bélicos: Las Guerras Médicas y la Guerra del


Peloponeso

1. Guerras Médicas

Se llaman Guerras Médicas a los conflictos dados entre el Imperio Persa y los estados
de la Antigua Grecia. Se dieron dos guerras médicas, la primera se dio en el año 490
a.C. (Primera Guerra Médica), la cual fue dirigida por Darío I, rey persa en contra de los
estados de la antigua Gracia. La segunda en el año 480 a.C., dirigida por Jerjes
I(Segunda Guerra Médica). Dentro de las guerras médicas se dieron las batallas mas
reconocidas de la historia como la batalla de Maratón, la batalla de Salamina y la batalla
de las Termópilas.

A. Antecedentes: La conquista y el dominio persa de Asia Menor (500-490


a.C.)

La batalla de Ptería en el año 527 a.C.. a la que siguió la toma de cautividad por los
persas del rey Creso de Lidia y la toma de su capital, Sardes.
Dos años más tarde, en torno al 525 a.C. con el gobierno del rey persa Cambises II
(529-522), sucesor de Ciro II el Grande (559-529), toda Asia Menor se encontraba bajo
el poder del Gran Rey persa.

Las ciudades griegas de Jonia, excepto Mileto que logró un ventajoso pacto de paz con
Ciro, ayudaron a Lidia en su lucha contra los persas y sus habitantes. tuvieron que optar
por someterse al vencedor, o emigrar. Así los habitantes de Focea marcharon hacia
Occidente y se instalaron en Alalia (Córcega) y luego a Elea, en el sur de Italia y los de
Teos huyeron hacia Oriente, fundando Abdera (Tracia) y Fanagoría (Crimea).
S¡n embargo, el yugo persa bajo el reinado de Ciro II y su sucesor, Cambises II. no
resultó excesivamente pesado, ya que por propia conveniencia para los persas, se
respetó su comercio y en cierto modo, su vida ciudadana.

B. La rebelión de las ciudades jonias


En el año 500-499 a.C. se iniciaron una serie de acontecimientos que evitaron el
dominio persa de Europa, por lo que sus consecuencias pueden ser calificadas
como decisivas para la historia de Occidente.

La insurrección de los jonios contra Persia se debió a múltiples factores tanto


económicos como sociales, políticos e ideológicos, que motivaban el descontento
general de las ciudades, por lo que aspiraban a rebelarse contra el yugo persa, país en el
que a la muerte de Cambises II había subido al trono Darío I (512-484). yerno de Ciro
II.

En el año 499, Aristágoras, tirano de Mileto marchó a Grecia para pedir ayuda a las
ciudades del continente, dirigiéndose primero a Esparta, pero el rey Cleómenes excusó
su ayuda, alegando la lejanía de Jonia.

Lo que se entiende sobre todo porque Esparta evitaba realizar intervenciones muy
alejadas del Peloponeso, debido a su continuo problema social por la amenaza de un
levantamiento ilota y su eterna rivalidad con Argos, problemas que la obligaban a
mantener su ejercito cercano y dispuesto siempre para atender a sus propios problemas.
Por su parte, Atenas se identificó con los problemas jonios, ya que recelaba de la
política persa, país que había acogido al tirano Hipias. Por ello, los atenienses pronto
decidieron apoyaralos jonios, uniéndoseles la ciudad de Eretria y más adelante ciudades
del Helesponto y del Bósforo, gran parte de Caria, Licia y Chipre.

Los griegos iniciaron el ataque asediando la ciudad de Sardes, capital de Lidia, que fue
incendiada, pero el sátrapa persa de la provincia pudo resistir en la Acrópolis de la
ciudad, con su guarnición.

La toma e incendio de Sardes, con la destrucción de su famoso templo de Cibeles, debió


ocurrir hacia la primavera-verano del año 498 a.C
Pronto se movilizó el ejercito real persa, mucho más poderoso que el de los aliados.
Reconquistó Chipre, sometió Caria y tomó el Helesponto. La esperanza de los griegos
estaba en el mar y en el año 494 a.C. unieron sus fuerzas para defender Mileto.

Pero carecían de organización y no hubo acuerdo entre sus jefes, por lo que los persas,
contando con la flota fenicia tomaron Mileto. La ciudad fue incendia y destruida, siendo
sus habitantes deportados y esclavizados.

El poder persa imperaba de nuevo sobre Asia Menor. Darío I volvía a afianzar su
autoridad: imponía sus sátrapas y exigía el tributo de las ciudades. Además, el rey de
Macedonia se apresuró a reiterar su vasallaje.

C. El comienzo de las Guerras Médicas. Temístocles


En el año 493 a.C. mientras la flota y la armada persa se concentraban para una gran
expedición contra el mundo griego, aparecía Temístocles en la escena política ateniense.
Temístocles de la familia de los Licómidas, ejerció una política adversa a los persas,
frente a la opinión de los aristoi, encabezados por los Alcmeónidas.

Temístocles hizo comenzar la construcción de las fortificaciones de El Píreo.


En la primavera del año 492 a.C. los persas, tras someter Tracia occidental y Macedonia
se retiraron de nuevo a Asia. En el año 491 a.C. Darío dio un ultimátum a la Hélade
griega exigiendo tributos, amenazando con una invasión.

La mayoría de las ciudades griegas aceptaron la sumisión, excepto Atenas y Esparta,


que dieron muerte a los heraldos persas, lo que provocó la guerra. Persia envió
contra el continente dos expediciones militares. La primera en el año 490 a.C. con un
carácter de conquista o posiblemente de castigo (Primera Guerra Médica), dirigida por
Darío I. La segunda en el año 480 a.C., fue dirigida por Jerjes como represión o
revancha contra el mundo griego (Segunda Guerra Médica).

- La primera Guerra Médica

Se denomina Primera Guerra Médica a la primera invasión de los persas. En el año


493 a.C. mientras la flota y la armada persa se concentraban para una gran expedición
contra el mundo griego, aparecía Temístocles en la escena política
ateniense. Temístocles hizo comenzar la construcción de las fortificaciones de El Pireo.

En la primavera del año 492 a.C. los persas, tras someter Tracia occidental y Macedonia
se retiraron de nuevo a Asia. En el año 491 a.C. Darío dio un ultimátum a la Hélade
griega exigiendo tributos, amenazando con una invasión.

La mayoría de las ciudades griegas aceptaron la sumisión, excepto Atenas y Esparta,


que dieron muerte a los heraldos persas, lo que provocó la primera guerra médica.
Persia envió contra el continente dos expediciones militares. La primera en el año 490
a.C. con un carácter de conquista o posiblemente de castigo, dirigida por Darío I. La
segunda en el año 480 a.C. fue dirigida por Jerjes como represión o revancha contra el
mundo griego.

En el año 490 a.C. los persas prepararon en Cilica una nueva expedición al mando de
Datis, Artafemes con el fin de tomar represalias contra Atenas y Eretria por su apoyo
a la insurrección jonia y la destrucción de Sardes en el año 498 a.C.

Tras tomar Naxos. cuya principal ciudad fue destruida, los persas llegaron a Délos, pero
Datis prohibió saquear la isla, respetando el santuario de Apolo quien adoró y dedicó
una ofrenda de trescientos talentos, después destruyeron Eretria.

Los persas habían traído consigo al ex tirano Hipias, entonces ya un anciano, con el


evidente propósito de restaurarle en el poder y tener asegurada la fidelidad de los
atenienses.

Milcíades consiguió que la Ekklesia aceptara presentar batalla a los persas, ya que
Atenas no estaba preparada para un asedio. Y se pidió la ayuda de Esparta.
Posiblemente debido a la demora del ataque ateniense, los persas comenzaron a
embarcar su caballería. Ello debilitó sus fuerzas y fueron vencidos por los atenienses,
en la llanura de Maratón, donde se desarrollo la batalla de Maratón gracias a la
rapidez de movimiento de sus tropas y a la pericia de Milcíades. La fuerza espartana
llegó al día siguiente de la batalla.

Según las cifras dadas por Heródoto murieron en el campo de batalla más de 4000
persas y solo 192 atenienses, entre ellos su Arconte polemarco.

La Batalla de Maratón había sido la primera victoria griega de las guerras médicas: por
ello sus consecuencias, fueron decisivas:

 Los atenienses adquirieron una gran confianza en su ciudad y en sus


instituciones.
 Se produjo el reconocimiento ateniense para con los hoplitas cuya forma de
lucha iba asociada a una clase social determinada.
 En esta batalla aparece por última vez como jefe supremo del ejército el Arconte
polémarco.

El recuerdo de la victoria de Maratón, creó la imagen de toda una época gloriosa para
los atenienses. Los guerreros de esta batalla fueron considerados héroes de su patria.
Los muertos fueron enterrados con todos los honores en la misma llanura, en un
monumento en forma de montículo, que aún se conserva. Los supervivientes
consideraban como el más alto honor el haber participado en la batalla contra los persas
en la que la victoria había sido solo de Atenas.

- La segunda Guerra Médica

Se llama Segunda Guerra Médica a segunda invasión persa de Grecia Antigua. La


invasión fue dirigida por Jerjes I, como venganza y tomar represalias por las derrota de
la Primera Guerra Médica. Duraron dos años, desde el año 480 a.C. hasta el año 479
a.C.

En Persia. una vez restablecido el orden interior. Jerjes I (486-465), hijo y sucesor de
Darío I, se ocupó de organizar una gran expedición contra Grecia, como venganza y
continuación de la anterior guerra y el año 480 a.C., un colosal ejército partía desde
Sardes hacia el continente griego.

Las estimaciones actuales calculan para el ejército persa una cifra de 200 000 a 250 000
hombres.

En cuanto a la armada, las opiniones son dispares. Según Heródoto, 1 207 unidades.
Otros autores reducen la flota persa a 600 naves.

 Primera etapa: Las Termopilas. 480 a.C. Victoria


Persa

El contingente aliado estaba formado, por el ejército espartano y sus aliados


peloponesios, con tropas de beocios, focidios, locrios y tespios mandados por el rey
Leónidas de Esparta. Terminó con la gran derrota griega en las Termópilas, que dejó a
Persia abiertas las puertas para la invasión de Beocia, el Ática y la destrucción de
Atenas.

Se intentó obstaculizar el paso de la armada persa en Eubea, por lo que la flota griega se
colocó en el cabo Artemision, en el territorio de Histieia. Más de la mitad de los
efectivos eran las naves atenienses, ya que se calcula que los aliados griegos disponían
de unos 270 barcos de los cuales 200 procedían de Atenas.

Jerjes entró entonces en el Ática, que fue arrasada. La Acrópolis fue defendida en
vano por unos pocos atenienses, que se habían refugiado en ella. Las magníficas
construcciones realizadas por los Pisistrátidas y Clístenes fueron sometidas al pillaje e
incendiadas, como el resto de la ciudad de Atenas. El incendio de Sardes en el año 498
a.C. estaba por fin vengado. Este funesto acontecimiento fue recordado siempre por
todo el mundo griego.

 Batalla de Salamina. 29 de septiembre del 480 a.C.


Victoria griega

Los aliados griegos sabían que su mayor posibilidad de victoria estaba en el mar. en el
que el mayor protagonismo era de los atenienses, gracias a la previsora política de
construcciones navales de Termístocles.

La flota persa era muy superior en número a la griega.


Los atenienses lograron que sus enemigos se adentraran en el estrecho que se encuentra
entre la isla de Salamina y la isla Pistalea.

La estrechez del espacio impidió la capacidad de maniobra de la flota persa, que fue
fácilmente destruida por la griega, cuyos barcos eran menores y podían maniobrar
mejor, al tiempo que los hoplitas atenienses, al mando de Arístides, derrotaban a la
infantería persa que había desembarcado en la isla Pistaba.

Como consecuencia de la victoria el ejército persa se replegó hacia Asia, posiblemente


con intención de reemprender un nuevo ataque.

Los griegos recuperaron la confianza en sí mismos y en sus instituciones cívicas.


La derrota persa produjo nuevas insurrecciones en Grecia (Olinto y Potidea) y en Asia
(aunque Babilonia fue dominada una vez más y perdió los privilegios autonómicos de
que gozaba).

 Segunda etapa: Platea. 479 a.C. Nueva victoria griega


La mitad del ejercito persa había marchado con Jerjes, pero la otra mitad se encontraba
en el norte de Grecia al mando de Mardonio, que intentó en vano derrotar a los
atenienses.

En el año 479, las tropas griegas al mando del rey espartano Pausanias se desplegaron a
lo largo de la falda norte del Citerón.

Tras una durísima lucha que duro cerca de tres semanas, los griegos lograron una gran
victoria en la comarca de Platea, causando grandes bajas al enemigo, incluida la muerte
de su caudillo Mardonio.

De Platea salió una expedición aliada contra Tebas en castigo por su alianza con los
persas. Tras un duro asedio, la ciudad entregó a sus cabecillas que fueron ejecutados.

 Cabo Mícale y Sesto: La ofensiva griega (479 .C.)


Gracias a las victorias de Salamina y Platea, en el otoño de ese mismo año 479, los
griegos pudieron atacar a los persas en Asia Menor. La flota griega al mando del
espartano Leotiquidas marchó por el mar Egeo llegando al cabo Mícale, frente a la isla
de Samos, donde mientras la flota destruía las naves persas, el ejército, ayudado por los
jonios, destruyó al resto de la tropa persa que huía.

Con la victoria del Cabo Mícale, la ofensiva persa contra Grecia y Europa había
acabado. No así la guerra, que continuaría, aunque favorable, para el mundo griego, que
se enfrentará ahora a sus problemas internos. El monumento más conmovedor de la
victoria de los griegos es el que se alzaba en Delfos hasta que Constantino el Grande lo
llevó a su nueva capital. En Constantinopla aún se yergue en el viejo hipódromo.
Originariamente coronado con un trípode de oro, una columna de bronce hecha de tres
serpientes entrelazadas. con una sencilla inscripción: Estos lucharon en la guerra y a
continuación vienen los nombres de treinta y una ciudades.

D. Consecuencias de las Guerras Médicas


Las luchas entre griegos y persas provocaron diversas consecuencias en todos los
campos:

 Consecuencias Políticas e ideológicas

Los griegos, tras las victorias, se sintieron reforzados en sus valores culturales y
ciudadanos y hallaron nuevas perspectivas en sus horizontes políticos y económicos y la
flota griega adquirió una gran importancia. Concretamente, en Atenas, por lo general,
solo la cuarta clase de la reforma soloniana, la más baja (Thêtes), ocupaba los puestos
en la marina (las tres clases superiores servían como hoplitas). Estos Thêtes, con el
triunfo marítimo de Atenas, adquirieron una mayor importancia en la vida política de la
ciudad.

Contra un enemigo común, aun manteniendo sus diferencias, las ciudades griegas
fueron capaces de unirse por primera vez en una Koiné panhelénica.

Esparta, más preocupada por sus propios intereses y una vez aminorado el peligro persa,
no demostró el apoyo y la atención por la causa griega que de ella se esperaba. En
cambio, por iniciativa de Atenas, se continuó el conflicto hasta la Paz de Calías (449-8),
para lograr la total liberación de las ciudades griegas de Asia Menor del dominio persa.

La postura espartana facilitó el camino a la hegemonía ateniense y a que las ciudades


griegas se dividieran en dos agrupaciones ideológicas e intereses diferentes.
Aunque algunas ciudades jonias y eolias permanecieron, durante mucho tiempo, bajo el
dominio persa, en general las ciudades griegas minorasiáticas pasaron del yugo persa a
la alianza ateniense.

Tal vez gozaron de una mejor libertad de mercado, aunque nunca volvieron a tener una
tan próspera y beneficiosa como durante el periodo lidio.
Las transformaciones ideológicas también alcanzaron el terreno religioso. La actitud
filopersa del Santuario de Delfos y sus ambiguos oráculos provocaron una disminución
de su importancia y de su divinidad, Apolo, en la vida griega. En contrapartida, otras
deidades como Pan, Dionisio, y sobre todo Palas Atenea, aumentaron en importancia. ya
que se atribuyó a su ayuda la victoria sobre los persas.

 Consecuencias Económicas: Liturgias, Coregías y


Trierarquías

La victoria de los griegos sobre los persas trajo consigo importantes perspectivas
económicas, de las que supo beneficiarse principalmente el bloque encabezado por
Atenas, favorecido también por la decadencia etrusca y cartaginés en Occidente,
produciéndose un aumento de la importancia y riqueza de las clases de comerciantes y
una disminución de la importancia de los campesinos.
En Atenas, los metecos. extranjeros domiciliados en la ciudad, pero carentes de
derechos ciudadanos, que se dedicaban al comercio aumentaron su actividad
contribuyendo decisivamente al desarrollo económico de Atenas, adquiriendo un gran
peso en la vida ciudadana.

Durante este periodo se institucionalizó en Atenas el sistema financiero de las Liturgias,


mediante el cual la ciudad encargaba el coste de un proyecto o actuación cívica a un
ciudadano solvente. Había distintas clases de Liturgias.

 Consecuencias Culturales

A la revitalización de la vida política y económica siguió el auge de la cultura y las


manifestaciones artísticas llenas de perfección en las proporciones de la escultura y la
arquitectura.

Se busca en esta época representar los temas dedicados a la victoria sobre los bárbaros,
o los temas míticos y heroicos como la Amazonomaquia. En la arquitectura y escultura
destacan el templo de Zeus de Olimpia, el de Afaya en Egina y el Heroon de Delfos.
La cerámica produce la última fase del denominado «Estilo Severo», caracterizada por
la sobriedad y el dibujo perfeccionista del trazo, mientras que las escenas representadas
se ornan con diversos motivos geométricos. Las figuras cobran mayor realismo y
agilidad que en la época anterior anunciando la belleza posterior de las figuras del estilo
clásico. Los temas son una inestimable muestra de la vida diaria.

Son importantes los pintores Duris, Macrón, el pintor de Berlín y el pintor de Brygo.
Las grandes fiestas religiosas, la promoción de la vida pública ciudadana y los grandes
espectáculos dieron lugar al enriquecimiento de la actividad intelectual y literaria, que
terminará por manifestarse esplendorosamente en las Atenas de Pericles.

2. La Guerra del Peloponeso

La guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta y sus respectivos aliados se desarrolló


en dos etapas: desde alrededor del 460 al 446 a.C. y desde el 431 hasta el 404 a.C. Con
batallas en el interior y en el exterior, el largo y complejo conflicto fue perjudicial para
ambos bandos. Esparta, con ayuda financiera de Persia, ganó finalmente el conflicto
cuando destruyó la flota ateniense en Egospótamos en el 405 a.C.

A. Las causas de la guerra

En el siglo V a.C., Esparta y Atenas eran las dos principales potencias de Grecia y quizá
era inevitable que sus esferas de influencia se superpusieran y provocaran un conflicto.
Parece que Esparta estaba especialmente alarmada por el creciente poder de Atenas,
capaz de construir una flota de barcos cada vez más grande gracias a los tributos de sus
aliados y dependientes. Esparta también desconfiaba del proyecto de los atenienses de
reconstruir sus fortificaciones de los Muros Largos, que protegían su puerto del Pireo.
Además, a Esparta le preocupaba que la inacción empujara a la otra gran potencia
griega, Corinto, a ponerse del lado de Atenas.

La conocida como Primera Guerra del Peloponeso (c. 460-446 a.C.) fue menos intensa
que la segunda y se libró principalmente entre Atenas y Corinto, con intervenciones
ocasionales de Esparta. A esta guerra le siguió la Paz de los Treinta Años, aunque en
realidad las hostilidades nunca cesaron del todo y volvieron a estallar en plena guerra a
partir del 431 a.C.

Un punto álgido en las relaciones entre Esparta y Atenas fue Poteidaia en el 432 a.C.
Atenas quería madera y minerales de Tracia y exigió a Poteidaia que retirara sus
fortificaciones. Los poteidanos pidieron la protección de Esparta y recibieron una
promesa de ayuda. Atenas se adelantó y sitió la ciudad de todos modos, y poco después,
también emitió los Decretos de Mégara. Estos impedían a Mégara utilizar cualquier
puerto de Atenas o de sus aliados, lo que imponía un bloqueo comercial. Esparta, aliada
de Mégara desde hacía mucho tiempo, pidió a Atenas que revocara el decreto, ya que
haría a Mégara totalmente dependiente de Atenas. Engatusados por Pericles, los
atenienses se negaron, pero los espartanos se abstuvieron de declarar formalmente la
guerra, tal vez debido a su estado de falta de preparación para otro largo conflicto. Sin
embargo, las hostilidades estallaron en otro lugar cuando Tebas atacó Plataea, aliada de
Atenas, y en el 431 a.C. el ejército del Peloponeso dirigido por el rey espartano
Arquidamos invadió y asoló el Ática. La guerra se reanudó.

La Segunda Guerra del Peloponeso fue más sofisticada y más letal. La ruptura de las
convenciones de la guerra dio lugar a atrocidades impensadas en la guerra griega hasta
el momento. Los civiles se involucraron mucho más en la guerra y es posible que se
hayan aniquilado grupos de ciudadanos enteros, como ocurrió en Micaleso en Beocia.
El número de víctimas en las guerras fue, por tanto, mucho mayor que en cualquier otro
conflicto anterior en la larga historia de Grecia.

B. Atenas y sus aliados

Tras las guerras persas de principios del siglo V a.C., las ciudades-estado
o polis  griegas empezaron a formar alianzas de protección. Muchos estados se aliaron
con Atenas, especialmente los de Jonia, y juntos formaron la Liga Délica alrededor del
año 478 a.C. La Liga, en su mayor tamaño, estaba compuesta por más de 300 miembros
que pagaban tributo a Atenas, la potencia naval más fuerte de Grecia, en forma de
barcos o dinero a cambio de la protección ateniense contra la amenaza de los piratas
persas y quizás también del Mediterráneo. El tesoro de la Liga se encontraba en la isla
sagrada de Delos,
Sin embargo, a partir de la represión de Naxos, la Liga se convirtió rápidamente en un
imperio ateniense más que en un conjunto de aliados iguales, proceso que se confirmó
con el traslado del tesoro a Atenas en el 454 a.C. Independientemente de la política, las
consecuencias prácticas de la Liga fueron que la armada de Atenas podía atacar en
cualquier lugar, especialmente después de que fuera tomada la potencia marítima rival,
Egina, lo que causó importantes problemas de suministro a varias ciudades a lo largo de
la guerra, especialmente a Corinto.

C. Esparta y sus aliados

El duro entrenamiento militar en Esparta, que comenzaba a partir de los siete años y era
conocido como el agōgē, dio lugar a un ejército profesional de hoplitas con gran
disciplina y maniobras de batalla relativamente sofisticadas que los hicieron ser temidos
en toda Grecia, hecho que tal vez evidencia la notable falta de fortificaciones de Esparta
durante la mayor parte de su historia.

La inestabilidad regional en Grecia a finales del siglo VI a.C. trajo consigo la Liga del
Peloponeso (c. 505-365 a.C.), que era una agrupación de Corinto, Elis, Tegea y otros
estados (pero nunca Argos) en la que cada miembro juraba tener los mismos enemigos y
aliados que Esparta. La pertenencia a la Liga no exigía el pago de tributos a Esparta,
sino la aportación de tropas bajo el mando espartano. La Liga permitiría a Esparta
establecer la hegemonía y dominar el Peloponeso hasta el siglo IV a.C.

D. Innovaciones en la guerra

Como todos los grandes conflictos, la guerra del Peloponeso trajo consigo cambios y
desarrollos en la guerra. Los hoplitas fuertemente armados en formación de falange
(filas de hoplitas estrechamente apiñados protegiéndose unos a otros con escudos)
seguían dominando el campo de batalla griego, pero la falange se hizo más profunda
(más filas de hombres) y más ancha (un frente más largo de hombres) durante la guerra
del Peloponeso. El dominio de los hoplitas en el campo de batalla también se vio
amenazado por el despliegue de armas combinadas con tropas mixtas (hoplitas,
infantería ligera y caballería), una táctica que se fue extendiendo.

Otros avances en la guerra fueron el aumento del uso de esclavos, mercenarios y


extranjeros en los ejércitos griegos, la mejora de la logística, que permitió a los ejércitos
permanecer más tiempo en el campo de batalla, y una mayor atención a las habilidades
y la experiencia a la hora de seleccionar a los líderes militares. En general, las armas no
se desarrollaron con respecto a los conflictos anteriores, aunque hubo excepciones,
como los primitivos lanzallamas que se utilizaron contra las fortificaciones de madera
de Delon en el 424 a.C.

E. Invasiones de Esparta en el Ática


Con un ejército predominantemente terrestre y una gran potencia marítima, no es de
extrañar que la guerra se prolongara durante décadas con victorias indecisas e
incursiones ineficaces. La estrategia principal de los espartanos era atacar anualmente
las tierras atenienses, a partir del año 431 a.C., provocando la mayor destrucción
posible, como la quema de granjas y la tala de olivos y viñedos. Sin embargo, no está
claro el efecto real que tuvo esto en la economía ateniense, sobre todo si se tiene en
cuenta que la ciudad siempre podía reabastecerse por mar a través del puerto de la
ciudad, el Pireo, protegido por las largas murallas. Puede que fuera una estrategia
espartana para atraer a los atenienses a la batalla abierta desde sus fortificaciones, una
tentación a la que Atenas, y en particular Pericles, siempre se resistió. Atenas también
podía tomar represalias, y lo hizo, desembarcando tropas por mar en territorio espartano
e infligiendo un daño similar.

Atenas se vio afectada por una devastadora plaga (que llegaba desde Egipto a través de
Persia) en el año 430 a.C. y Esparta incluso pospuso su invasión anual para evitarla. Ese
mismo año, Pericles fue derrocado y Atenas pidió la paz, que fue rechazada por Esparta.
Sin embargo, bajo el mando de Cleón y Nikias, los atenienses disfrutaron de una exitosa
campaña en el Golfo de Corinto en el 429 a.C. y las esperanzas de una pronta victoria
espartana parecían ahora desesperadamente ambiciosas.

F. Asedios

Los asedios fueron otra característica común de la Guerra del Peloponeso. Ya eran una
característica de la guerra griega, pero se hicieron mucho más comunes durante las
Guerras del Peloponeso: llegó a haber unos 100. De ellos, 58 fueron exitosos (para los
atacantes). El asedio consistía en dos estrategias principales: atacar repetidamente la
ciudad de forma directa (hasta que los defensores capitularan o se abrieran las murallas)
y circunvalar o rodear la ciudad con una muralla (y hacer que se rindiera por hambre).
En esta última estrategia también existía la esperanza de que la traición y las luchas
internas también comprometieran a los defensores. La segunda estrategia era mucho
más costosa y requería más tiempo, ya que a menudo se tardaba años en conseguir el
éxito. Si finalmente caía una ciudad, el resultado habitual para los derrotados era la
muerte o la esclavitud.

La siguiente acción de la guerra fue el asedio de Platea, entre los años 429 y 427 a.C.,
que tuvo elementos de ambas estrategias de asedio. En primer lugar, las fuerzas del
Peloponeso utilizaron tácticas más agresivas: bloquearon la ciudad con una empalizada
de madera y construyeron una rampa de tierra para comprometer las murallas. Sin
embargo, los platenses respondieron a esta amenaza construyendo murallas aún más
altas. Los peloponesios utilizaron entonces arietes (embole) contra las murallas, pero los
defensores volvieron a frustrar a los atacantes lanzando grandes vigas sobre cadenas
para romper los arietes. Los atacantes decidieron entonces atrincherarse durante un
largo asedio y jugar al juego de la espera, una estrategia que finalmente tuvo éxito, ya
que hizo que los platenses se rindieran por hambre, pero solo después de dos años.
G. Continuación de la guerra

En el 428 a.C., Atenas aplastó sin contemplaciones una revuelta en Lesbos que
implicaba a Mitilene y en el 427 la caída de Platea fue seguida por una guerra civil en
Kerkyra (Corfú) y un intento fallido de Atenas de apoyar a Leontinoi en Sicilia. En el
426 a.C., Demóstenes dirigió 40 trirremes en una campaña contra Pilos (de hecho, se
dirigían a Sicilia), donde derrotaron a los espartanos que ocupaban Esfacteria. En el 424
a.C. los atenienses lanzaron una expedición contra Mégara y Beocia, pero fue otro
fracaso y supuso una dura derrota cerca de Delion. Sin embargo, Atenas tomó la isla
espartana de Citera. Los espartanos también tuvieron éxitos, ahora al mando de Brasidas
y utilizando por primera vez hoplitas no espartanos, capturaron varias polis en el Ática,
especialmente Anfípolis, aunque tanto Kleon como Brasidas murieron en la batalla.

En el año 423/421 a.C. se pidió una tregua y se acordó una paz de 50 años. Hubo
algunas concesiones territoriales por ambas partes, pero principalmente la situación
volvió al statu quo anterior a la guerra. Sin embargo, los comandantes individuales en el
campo se negaron a entregar ciudades y se formó una alianza entre Mantineia, Argos,
Elis, Corinto y los Calcídicos. En el 420 a.C. Esparta se alió con Beocia. También en el
420 a.C. el nuevo líder ateniense Alcibíades negoció una alianza entre Atenas, Argos,
Elis y Mantineia. Parecía que ambos bandos estaban maniobrando para volver a
empezar.

En el 418 a.C. se produjo la gran batalla de Mantineia, en la que Esparta, dirigida por
Agis II, derrotó a Argos y sus aliados. La guerra adquirió ahora un aspecto más brutal
con Esparta matando a todos los ciudadanos de Hysiai (417/16 a.C.) y Atenas, en el
mismo periodo, ejecutando a los ciudadanos de Melos.

H. La expedición a Sicilia

En el año 415 a.C. el general ateniense Alcibíades fue el cerebro de la invasión de


Sicilia, la mayor operación de toda la guerra. Atenas quería madera siciliana para su
flota y el pretexto para el ataque fue una petición de ayuda de la pequeña polis de
Segesta que buscaba la protección de Siracusa. Sin embargo, en la víspera de la partida,
Alcibíades se vio implicado en graves acusaciones de impiedad y fue despojado del
mando. Como no quería enfrentarse a lo que consideraba un juicio parcial, Alcibíades
huyó a Esparta. La operación militar continuó bajo el mando de Nikias, pero fue un
completo desastre: un ejército espartano dirigido por Glipo rompió un asedio ineficaz, la
flota ateniense fue derrotada en el puerto de Siracusa y tanto Nikias como Demóstenes
fueron ejecutados en el año 413 a.C.

I. Egospótamos y la victoria

Atenas no estaba aún derrotada y siguió asaltando el Peloponeso desde el mar. Esparta,
siguiendo el consejo de Alcibíades, construyó una fortaleza en Dekeleia para perturbar
más fácilmente la agricultura ática con sus ataques anuales a las tierras de cultivo áticas.
Agis estableció su cuartel general en Dekeleia y recibió enviados de varias polis que
deseaban abandonar la Liga Délica, especialmente Quíos y Miletos. Persia también hizo
propuestas a Esparta, ofreciendo dinero para construir una flota que pudiera desafiar a
Atenas a cambio de que Esparta reconociera la soberanía persa en Asia Menor.

La guerra fue finalmente ganada por Esparta, entonces, y quizás irónicamente, en una
batalla naval. Tras una larga serie de derrotas navales ante los atenienses e incluso una
infructuosa demanda de paz tras la derrota naval ante Alcibíades en Kyzikos en el año
410 a.C., Esparta pudo construir una enorme flota de 200 trirremes utilizando dinero y
madera persa. Con esta formidable arma, Lisandro pudo infligir una derrota final y total
a los atenienses en Egospótamos, cerca del Helesponto, en el 405 a.C., donde 170
barcos atenienses fueron capturados en la playa y al menos 3000 cautivos atenienses
fueron ejecutados. Ahora, incapaces de dotar de otra flota, con la Liga Délica disuelta y
la propia Atenas sitiada, los atenienses no tuvieron más remedio que pedir la paz. Las
condiciones de la rendición fueron el desmantelamiento de los Muros Largos, la
prohibición de reconstruir una flota mayor de 12 barcos y el pago de tributos a Esparta,
que ahora, finalmente, todos la reconocían como la potencia dominante en Grecia.

J. Consecuencias

La posición de Esparta como ciudad-estado número uno en Grecia iba a ser efímera. Las
continuas ambiciones espartanas en el centro y el norte de Grecia, Asia Menor y Sicilia
volvieron a arrastrar a la ciudad a otro prolongado conflicto, las Guerras Corintias con
Atenas, Tebas, Corinto y Persia, del 396 al 387 a.C. El resultado del conflicto fue la
"Paz del Rey", en la que Esparta cedió su imperio al control de Persia, pero se dejó que
Esparta dominara Grecia. Sin embargo, al intentar aplastar a Tebas, Esparta perdió la
crucial batalla de Leuctra en el 371 a.C. contra el brillante general tebano Epaminondas.
Tal vez el verdadero ganador de las Guerras del Peloponeso fue, entonces, Persia y, a
largo plazo, incluso Macedonia, que bajo el mando de Filipo II pudo invadir y aplastar
con relativa facilidad a las debilitadas y recelosas ciudades-estado griegas.
IV. Los Juegos o Festivales Panhelénicos

En Grecia se celebraban cuatro festivales en los que la participación estaba abierta a


todos los griegos:

- Juegos Olímpicos, en honor de Zeus, se celebraban cada cuatro años en Olimpia.

- Juegos Píticos, en honor de Apolo, se celebraban cada cuatro años en Delfos.

- Juegos Nemeicos, en Nemea, en honor de la hazaña realizada por Heracles (Hércules)


que dio muerte al león de Nemea.

- Juegos Ístmicos, en el Istmo de Corinto, en honor de Poseidón.

1. Los Juegos Olímpicos

Los juegos panhelénicos más importantes eran los Olímpicos, que se celebraban
en Olimpia cada cuatro años, en verano (este periodo de cuatro años se denominaba
Olimpiada). En 776 a.C. comenzó a hacerse la lista de los ganadores y se considera ésta
la fecha de iniciación de los juegos. Al parecer, la idea original partió del rey Oxilos
(hacia el 1100 a.C.), aunque los juegos empezaron a celebrarse por iniciativa del rey
Ífitos de Élida, después de que éste llegara a un acuerdo con sus rivales, Licurgo rey de
Esparta y Clístenes rey de Pisa, para garantizar la paz durante el evento. Según cuenta la
tradición, el texto del tratado fue escrito en un disco de piedra y guardado en el templo
de Hera.

Para los primeros juegos Ifitos organizó una carrera de 192,27 metros, distancia que
equivale exactamente a la medida griega de un estadio.

Estas pruebas se celebraban cada cuatro años, duraban un solo día y siempre coincidían
con la primera luna llena después del solsticio de verano (finales de julio, principios de
agosto).

Entre los siglos VII y V a.C., esta manifestación deportiva se fue consolidando y para el
año 472 contaba entre sus participantes con ciudadanos de las zonas circundantes de la
Élida (Arcadia, Laconia, Argólida, Acaia y Mesenia).

En la época clásica, los juegos duraban cinco días (uno de los días estaba dedicado
íntegramente a celebrar ritos y sacrificios religiosos en honor a Zeus) y los ganadores de
las pruebas recibían como único premio una corona de ramas de olivo («kotinos»),
aunque los atletas vencedores eran considerados como héroes por su propia ciudad y
recibían ayudas económicas de los nobles. Con el tiempo, el laurel sustituyó al olivo,
aunque la costumbre de la corona vegetal permaneció hasta 1960, año en que se
introdujeron las medallas de oro, plata y bronce.

2. Los deportes olímpicos

En los juegos antiguos las modalidades deportivas eran: Pentatlón, Carreras, Boxeo,
Carreras de carro, Equitación y Pancracio que era una mezcla de boxeo y lucha. La
última prueba de los Juegos, considerada la más importante, era denominada «final del
estadio» y consistía en correr un estadio (192,27 metros). Se sabe que uno de los
primeros ganadores de esta prueba se llamaba Corebo y era cocinero de la ciudad de
Elis.
El Pentatlón se agregó en los XVIII Juegos y consistía en un conjunto de cinco pruebas
que comenzaba con el salto de longitud; los que superaban la marca mínima exigida
pasaban al lanzamiento de la jabalina con lanza de 1,50 metros; los cuatro primeros
clasificados corrían un estadio; los tres primeros calificados en la carrera pasaban al
lanzamiento del disco y finalmente los dos mejores atletas decidían la victoria
enfrentándose en la lucha.

3. Los últimos Juegos


Los últimos Juegos Olímpicos de la antigüedad se celebraron en el año 394 d.C. El
emperador romano Teodosio decretó posteriormente la suspensión de los juegos. El 424
d.C. Teodosio II ratificó la suspensión.

Los primeros Juegos Olímpicos Modernos se celebraron en Atenas en 1896 organizados


por el barón Pierre de Coubertin.

4. La tregua olímpica

Durante la celebración de los Juegos se establecía la «ekekheiria» o tregua olímpica que


implicaba la paralización de todos los conflictos bélicos desde una semana antes de los
Juegos hasta una semana después. Un año antes del comienzo de los Juegos se enviaban
mensajeros («spondofori») o portadores de la tregua por todos los rincones de Grecia y
a todas las colonias griegas del Mediterráneo para anunciar la fecha de apertura de los
Juegos y el periodo de la tregua olímpica.

5. El “Kotinos”

Los ganadores de los Juegos recibían como único premio una corona («kotinos»)
elaborada con ramas de olivo que se cortaban de un olivo silvestre («calistéfanos»),
según la mitología, plantado por Heracles (Hércules) junto al templo de Zeus en
Olimpia. Posteriormente se sustituyó por laurel.

Estos atletas se convertían en héroes, otorgaban fama a sus ciudades, los poetas
glosaban sus hazañas, se levantaban estatuas en su honor, estaban exentos de impuestos
y vivían el resto de su vida sin trabajar recibiendo manutención gratuita y ayudas
económicas de los dirigentes y mecenas de su ciudad de origen.

V. La cultura helenística

1. Antecedentes

La muerte de Alejandro de Macedonia (323 a. C.) marca el inicio de lo que


denominamos época helenística que llega hasta la culminación de la conquista romana
de Grecia (146 a. C.). El inmenso imperio que había formado Alejandro de Macedonia
se dividió entre sus generales, y tras un largo proceso de concentración de territorios
dieron lugar a la formación de los reinos helenísticos principales: Reino Ptolemaico o
Lágida de Egipto; Imperio Seléucida de Oriente (Siria, territorios asiáticos, Tracia y
Asia Menor) y Reino de los Antigónidas (grecomacedónico).

Durante la época helenística la extensión de sistemas monárquicos de base cultural


griega y oriental va a permitir el desarrollo de elementos culturales comunes y de
múltiples influencias recíprocas: extensión de la lengua griega por el Mediterráneo
Oriental; propagación de la cultura urbana y los modelos de urbanismo griegos;
proliferación de sociedades oligárquicas que acaparan el poder económico y político;
desarrollo de la esclavitud, y todo ello al amparo de los nuevos modelos de monarquía
militar, apoyadas en los ejércitos de mercenarios. Estos sistemas monárquicos, de
raigambre griega, se caracterizarán por el respeto y sincretización de los elementos
propios de las culturas de los territorios sobre los que se asientan, permitiendo la
formación de nuevas estructuras sociales y culturales denominadas helenístico-
orientales. El desarrollo de las monarquías helenísticas y sus nuevos parámetros
culturales servirán de referente y se extenderán hacia Occidente, por todo el
Mediterráneo. Dicha influencia será patente en las dos grandes potencias occidentales
de la época: Cartago y el mundo púnico, por un lado, y Roma, fuertemente influida por
la cultura helenística, sobre todo a partir de la conquista de Grecia, que culminará con la
adopción de los sistemas monárquicos con la llegada del Principado.

2. Concepto

Helenismo es un término creado por la historiografía contemporánea. Fue acuñado por


el historiador alemán J. G. Droysen en el siglo XIX. Con él aludía al fenómeno de
difusión de la civilización helénica más allá del mundo egeo, así como al resultado de la
fusión cultural entre Oriente y Grecia, impulsada por Alejandro Magno. 

La valoración de estos procesos implicó la incorporación del mundo greco-oriental al


campo de estudio de la Historia Antigua, pues desde el Renacimiento el concepto de
Antigüedad había estado limitado al período y ámbito clásicos: Grecia en los siglos
VIII-IV a.C. y Roma desde sus orígenes hasta fines del Imperio romano, mientras que
Oriente se incluía en el campo de la entonces llamada Historia Bíblica. 

El cambio de visión historiográfica coincidió con el auge del Romanticismo en Europa.


Dentro de esta corriente historiadores como J. G. Droysen comenzaron a hacer hincapié
en el concepto de “civilización mixta”. Influyeron también los grandes descubrimientos
arqueológicos de la segunda mitad del siglo XIX, junto al desarrollo de especialidades
como la Egiptología y la Asiriología. Todo ello contribuyó a que el ámbito de
competencia del historiador de la Antigüedad se ampliara considerablemente.

La denominación de Helenismo se ha mantenido hasta el presente para designar grosso


modo el período histórico que abarcó los tres siglos anteriores al cambio de Era en el
ámbito territorial de la antigua Grecia y del Imperio alejandrino. Sin embargo, ha sido
cuestionado el alcance de la pretendida fusión de culturas promovida por Alejandro
Magno. Muchos investigadores niegan que ésta haya sido la verdadera esencia del
Helenismo y reivindican la importancia del elemento indígena en los reinos que se
conformaron a partir de los diadocos, sobre todo en el medio rural. 

Otra cuestión debatida son las fechas. Por convención el período helenístico se
considera comprendido entre el año 323, en que murió Alejandro Magno, y el 30 a.C.,
en que el reino de Egipto fue anexionado a Roma. En realidad, ambos hitos
cronológicos son discutibles. Como ya se ha indicado, el inicio del Helenismo podría
remontarse perfectamente a la época de Filipo II y, en concreto, al año 338 a.C. en que
tuvo lugar la derrota de los griegos en Queronea. En cuanto al final, éste depende
siempre del lugar al que estemos refiriéndonos, pues viene marcado por la
incorporación de los distintos reinos helenísticos al Imperio Romano. Unos territorios
fueron anexionados a Roma antes que otros y cada uno de ellos lo hizo de forma más o
menos brusca o gradual, en el marco de sus propios contextos y circunstancias.

 La cultura
Los helenos que se asentaron en Oriente y Egipto conformaban un grupo relativamente
uniforme desde el punto de vista cultural, a pesar de las diferencias sociales que existían
entre ellos y del hecho de que procedían de distintos lugares de Grecia. A esta
homogeneidad de los ambientes “coloniales” griegos contribuyó mucho el triunfo del
llamado griego koiné, dialecto ático con influencias jónicas. Esta lengua común de los
griegos que se hallaban fuera de Grecia se difundió gracias a la administración y las
escuelas. 

El Helenismo se caracteriza por un aumento del nivel cultural en muchas zonas. Los
papiros revelan que el número de personas que sabían leer y escribir era considerable.
El auge de la vida urbana contribuyó a una mayor difusión de la cultura. También
influyó la producción de papiros y pergaminos, así como la utilización de esclavos
instruidos para copiar obras.

La cultura helenística estuvo muy ligada al medio urbano. En las grandes urbes era
posible el ocio y existían grandes centros del saber, como bibliotecas o gimnasios. Con
frecuencia estas instituciones eran fruto del mecenazgo de los reyes helenísticos, a
quienes interesaba presentarse ante el pueblo como protectores de las artes y las letras.
Antioquía, Pérgamo, Pella y, sobre todo, Alejandría, fueron los centros intelectuales
más importantes del mundo helenístico. 

En la capital ptolemaica brillaban con luz propia la Biblioteca y el Museion (“santuario


de las musas”), algo parecido a un instituto de investigaciones científicas de la época.
Según Estrabón a él acudían sabios de distintas procedencias. El complejo incluía
laboratorios y salas de conferencias, así como jardines y un comedor, todo ello costeado
con cargo al tesoro real. En cuanto a la Biblioteca, su objetivo fue reunir la literatura
helena del momento y traducciones al griego de textos orientales, como la Biblia. Llegó
a tener un millón de ejemplares y en ella los bibliotecarios desarrollaron la Filología,
esto es, la edición e interpretación de obras con problemas de interpolaciones debido a
su larga tradición oral, como era el caso de los poemas homéricos. También se hicieron
resúmenes de obras y se elaboraron catálogos. Algunos de los bibliotecarios fueron
preceptores de los infantes reales.
Los Ptolomeos se ocuparon de reclutar dentro de su área de influencia a sabios y
hombres de letras para trabajar en la Biblioteca y el Museion; de ahí que el mayor
esplendor cultural de Alejandría haya tenido lugar en el siglo III a.C., cuando Egipto
dominaba territorios exteriores. La fama de Alejandría atrajo también a otras
personalidades de la cultura que acudieron a la capital egipcia para desarrollar su
trabajo. Hay que tener en cuenta que no sólo existían sabios reputados, sino también
otros de nivel más modesto: se conoce el nombre de más de 1.100 autores helenísticos.

Alejandría suplantó a Atenas como capital cultural del Mediterráneo, salvo en el terreno
de la Filosofía. Esto no sólo se explica por la importante tradición filosófica ateniense,
sino también por el hecho de que en las antiguas ciudades de Grecia existía un ambiente
de mayor libertad de pensamiento que en los nuevos centros urbanos creados por los
reyes helenísticos. Estos, como fue el caso de Alejandría, eran adecuados para cultivar
la ciencia y la erudición, pero no para la reflexión filosófica.

Pérgamo poseía también una excelente Biblioteca, con 400.000 ejemplares. No llegó al
nivel de la alejandrina entre otras razones porque fue creada más tarde, cuando ya los
mejores manuscritos habían sido recopilados por los Lágidas. Además, se vio mermada
cuando Marco Antonio se llevó de ella 200.000 rollos para depositarlos en Alejandría.

VI. El legado de la cultura helenística

Desarrollada a lo largo del primer milenio antes de nuestra Era, la cultura griega o
helenística constituye la base de la civilización europea. En lugar de las culturas
teocráticas y simbólicas del Próximo Oriente cimentadas en la magia y la superchería,
los antiguos griegos instituyeron el principio de la consideración racional del hombre y
la naturaleza. Los griegos se distinguieron en las letras y en todas las ramas del saber.
Dramaturgos y poetas, historiadores y geógrafos, matemáticos y filósofos, forman una
verdadera pléyade de intelectuales. Su considerable obra ocupa los más brillantes
capítulos en el estudio de cada una de las citadas materias: Historia de la Literatura,
Historia del Pensamiento, Historia de las Ciencias. Autores trágicos como Esquilo,
Sófocles y Eurípides; poetas como el inmortal Homero, Hesíodo y Píndaro;
historiadores como Heródoto y geógrafos como Ptolomeo; filósofos como Sócrates,
Platón y Aristóteles; científicos como Pitágoras y Arquímedes, han iluminado y
continúan alumbrando el mundo con los vivos destellos de su genio.

Las grandes normas de la cultura helenística fueron, en el aspecto estético, la


sublimación de la belleza como abstracción suprema del mundo sensible, y el respeto a
la libertad del individuo y a la búsqueda de la verdad en la esfera del pensamiento.
Gracias a estos incentivos, los progresos artísticos, científicos y filosóficos fueron
enormes, hasta el punto de que la civilización occidental jamás se ha desprendido de
ellos.

Por otra parte, la cultura griega fue una cultura urbana, creada por ciudadanos libres y
en beneficio de todos ellos, y no solo de los reyes o de la casta sacerdotal dominante
como sucedía en las culturas del Próximo Oriente.

La historia de la antigua Grecia se divide en varias etapas. La Época Clásica es el


periodo de la historia de Grecia comprendido entre la revuelta de Jonia —año 499 a.C.,
cuando termina la Época Arcaica— y el reinado de Alejandro Magno —años 336 a.C. al
323 a.C., cuando comienza la Época Helenística—, o de un modo más genérico, los
siglos V y IV antes de Cristo. Se trata de una época histórica en la que el poder de
las polis o ciudades-estado griegas y las manifestaciones culturales que se desarrollaron
en ellas alcanzaron su apogeo.

A finales del siglo III a.C., la Magna Grecia —nombre dado en la Antigüedad al
territorio ocupado por los griegos al sur de la península Itálica y Sicilia— cayó bajo la
dominación romana tras un siglo de enfrentamientos, ya fueran contra Pirro de Epiro, o
en el ámbito de las Guerras Púnicas. Pero fue a principios del siglo II a.C. cuando Roma
intervino realmente en Oriente. En principio se enfrentó militarmente a los antigónidas,
concretamente a Antíoco III Megas, el más importante de los soberanos helenísticos
antes de Mitrídates y la célebre Cleopatra VII. La derrota de Antíoco fue decisiva en la
pérdida de influencia política de los seléucidas en Asia Central, en Persia y, por último,
en Mesopotamia. Antíoco III fue el último rey seléucida que todavía poseía los medios
para dirigir una expedición hasta los confines de la India. Durante el reinado de su hijo,
los seléucidas no consiguieron dominar la insurrección de los Macabeos o Asmoneos en
Palestina, que consiguieron refundar un estado teocrático judío independiente. La
irrupción de los partos aceleró la descomposición política y, a principios del siglo I a.C.,
los soberanos seléucidas ya solo reinaron en Siria.

Después de su victoria sobre los seléucidas, Roma promovió un lento y complejo


proceso de desgaste sobre los reinos helenísticos, con la complicidad de varias ciudades
griegas y del reino de Pérgamo, asegurándose tras dos siglos el completo dominio del
Mediterráneo oriental.

No obstante, la penetración romana en el Oriente helenístico no se produjo sin


resistencia, y los romanos precisaron no menos de tres guerras para doblegar al rey del
Ponto, Mitrídates VI, en el siglo I a.C. El general Cneo Pompeyo Magno suprimió en el
63 a.C. el debilitado reino seléucida, reducido al territorio de Siria, reorganizando el
Oriente según el orden romano. El mundo helenístico se convirtió desde entonces en el
campo de batalla en las guerras civiles romanas donde se definieron las ambiciones de
los diversos generales de la República, como sucedió en Farsalia y Filipos.

La Época Helenística finaliza con la derrota de Antonio y Cleopatra en la batalla naval


de Accio en el año 31 a.C. ante la escuadra de Octaviano, futuro César Augusto.
Cleopatra VII Filopátor fue la última reina del llamado Período Helenístico de Egipto y
de la dinastía Ptolemaica, también llamada Lágida, fundada por Ptolomeo I Sóter, un
general (diadoco) de Alejandro Magno.

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