Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1. Antecedentes
Las guerras médicas habían favorecido el progreso de las clases populares, las heroicas
victorias navales de Salamina y Micala fueron obra de los marinos atenienses,
reclutados de la clase de menor renta o «thetes».
Jamás se vio en la historia de un país durante el mismo siglo, una asombrosa colección
de brillantes sabios, artistas, filósofos, pintores y escultores, que firjaron la grandeza de
Atenas y de Grecia, en general.
3. Las Artes
En el siglo de Pericles las artes recibieron un gran impulso y se desarrollaron con
bastante amplitud, porque el esplendor de Atenas así lo exigía.
Los griegos realizaron grandes obras en arquitectura, escultura, pintura y música, que
constituyen hasta el presente, modelos de belleza, armonía y perfección. Con justa razón
se le considera como el arte clásico por excelencia de todos los tiempos.
A. La Arquitectura
En este campo los atenienses construyeron hermosos monumentos con el objeto de
embellecer la ciudad, después de su destrucción por los persas, durante las guerras
médicas.
B. La Escultura
Su escultura fue muy importante en Grecia. Los artistas trabajaban para adornar las
paredes de los templos. Esculpieron estatuas que representaban a sus dioses y atletas
vencedores en los juegos olímpicos.
Los más destacados escultores en el Siglo de Pericles fueron: Mirón, Fidias, Scopas y
Praxíteles.
Mirón, este escultor se inmortalizó con su obra «El Discóbolo» que representa a
un atleta cuyos músculos se tiemplan en el acto de lanzar el disco.
Fidias, es el más famoso escultor griego, autor de las inmortales obras de la
diosa Atenea en el Acrópolis y de Zeus en el templo de Olimpia.
Scopas, fue éste una de los artistas de la hélade que intervino en la decoración
del famoso Mausoleo de Halicarnaso, tumba del rey Mausoleo, sátrapa de Caria (Asia
Menor).
Praxíteles, fue quien, con magistral belleza, esculpió las estatuas de Artemisa y
Hermes.
C. La Pintura
En el Siglo de Pericles se desarrollaron tres tipos de pintura: el policromado de estatuas
y bajo relieves, la ejecución de cuadros murales y la ornamentación de vasos y ánforas
diversos. Los artistas griegos, de esta época, fueron los maestros de la perspectiva y el
claroscuro.
D. La Cerámica
La cerámica y la pintura estuvieron vinculadas. Prácticamente los grandes pintores
griegos de los siglos VI y V a.C. se prepararon decorando las vasijas.
Las formas son múltiples y tienen carácter utilitario, destacan principalmente las
ánforas, cántaros altos con dos asas, empleados para la exportación de vinos y aceites;
entre otros, tenemos los artísticos vasos, platos y jarras debidamente decorados.
Entre los colores empleados destacan principalmente el rojo y el negro. En Atenas, en
un principio las figuras fueron aplicadas con barniz negro sobre la arcilla roja. Afines
del siglo IV a.C., se aplicaba el color rojo sobre el fondo barnizado negro.
Los cántaros eran bellamente decorados con motivos antropomorfos, zoomorfos y
fitomorfos, de manera estilizada. Abundan las escenas de caballeros, carros de guerra y
de seres mitológicos.
E. La Música
Existió un arte musical cuyo desarrollo guardaba relación con el florecimiento teatral.
Los coros de la tragedia y la danza estaban acompañados de música depurada y
armoniosa.
4. Las Letras
El esplendor literario en el Siglo de Pericles se dio en razón de la perfección de fondo y
forma, así como en la armónica correspondencia entre ambos, que se hallan en diversas
obras representativas de las disciplinas cultivadas.
A. El Teatro
En este campo sobresalió la tragedia y la comedia.
a. La Tragedia
Nació de una familia noble, en Colona y falleció en Atenas. Era bello de cuerpo y alma.
Ha sido el más perfecto de los poetas griegos por haber llevado la tragedia a su
esplendor. Sus principales obras fueron: Antígona, Edipo Rey, inspiradas en la leyenda
de Edipo. También fue autor de las obras Electra, Filoctetes y Ayax.
b. La Comedia
Es una obra dramática con la que se excita la risa, mediante la burla y la picardía, sea
por la descripción de costumbres o actitudes o por la sucesión de acontecimientos que
dan lugar a situaciones inesperadas o absurdas.
B. La Oratoria
El arte de hablar fue siempre en Atenas, y en todos los pueblos de régimen democrático,
la llave de las más encumbradas pasiones. Los discursos que se ofrecían en las
asambleas populares decidían la paz o la guerra del pueblo griego.
Entre sus obras más importantes destacan: La Política, Metafísica, Poética, Moral a
Nicómaco, Retórica, Ética, etc.
D. La Historia
En el campo de la historia en el Siglo de Pericles sobresalieron: Herodoto, Tucídides y
Jenofonte.
Herodoto (480 – 425 a.C.)
Herodoto era originario de Halicarnaso, ciudad de la antigua Caria, en el Asia Menor y
fue el primer historiador griego. Viajero infatigable, recorrió el mundo de aquel
entonces y con su espíritu de profunda curiosidad, se enteró de las costumbres y hechos
de los pueblos que visitó. En sus historias, narró las luchas entre los griegos y persas,
desde sus lejanos orígenes hasta la segunda Guerra Médica.
Fue llamado por Cicerón Padre de la Historia. Su principal obra fue Las Guerras
Médicas, donde hace gala de una narrativa pintoresca y atractiva.
5. Las Ciencias
Los griegos alcanzaron notable desarrollo en el Siglo de Pericles en los siguientes
campos: La medicina, la matemática, la física, la geografía y la astronomía.
A. La Medicina
En esta ciencia alcanzó destacada importancia: Hipocrates y Claudio Galeno.
B. La Matemática
En esta ciencia los griegos alcanzaron un gran desarrollo en el Siglo de Pericles,
sobresalieron en esta disciplina: Arquímedes, Euclides, Pitágoras y Tales de Mileto.
Pitágoras
Pitágoras fue filósofo y matemático griego. Nació en Samos. Se le atribuye la invención
de la tabla de multiplicar, el teorema y el triángulo que llevan su nombre.
C. La Física
En el campo de la física los progresos más importantes en el Siglo de Pericles se dan en
el sistema de medida de tiempo, de longitud y de superficie, así como de su sistema
monetario.
– Contaban el tiempo por años solares y meses lunares (12 meses de 29 días y medio).
Cada ocho años había que agregar un suplementario. Se contaba el tiempo mediante
relojes de sol, de agua y de arena. Los años se contaban por olimpiadas.
– Las principales medidas de longitud eran: el dedo (2 cm), el pie (27 a 33 cm) y el codo
(48 cm). Para largas distancias empleaban el «stadio» (162 a 198 m).
D. La Geografía
En este campo en el Siglo de Pericles destacaron Erastótenes, Estrabón y Tolomeo.
E. La Astronomía
Los griegos conocieron la causa de los eclipses, algunos pensadores sostuvieron la
hipótesis de la esfericidad de la Tierra, la Luna y el Sol; otros sentaron las bases del
geocentrismo: la Tierra como el centro.
1. Guerras Médicas
Se llaman Guerras Médicas a los conflictos dados entre el Imperio Persa y los estados
de la Antigua Grecia. Se dieron dos guerras médicas, la primera se dio en el año 490
a.C. (Primera Guerra Médica), la cual fue dirigida por Darío I, rey persa en contra de los
estados de la antigua Gracia. La segunda en el año 480 a.C., dirigida por Jerjes
I(Segunda Guerra Médica). Dentro de las guerras médicas se dieron las batallas mas
reconocidas de la historia como la batalla de Maratón, la batalla de Salamina y la batalla
de las Termópilas.
La batalla de Ptería en el año 527 a.C.. a la que siguió la toma de cautividad por los
persas del rey Creso de Lidia y la toma de su capital, Sardes.
Dos años más tarde, en torno al 525 a.C. con el gobierno del rey persa Cambises II
(529-522), sucesor de Ciro II el Grande (559-529), toda Asia Menor se encontraba bajo
el poder del Gran Rey persa.
Las ciudades griegas de Jonia, excepto Mileto que logró un ventajoso pacto de paz con
Ciro, ayudaron a Lidia en su lucha contra los persas y sus habitantes. tuvieron que optar
por someterse al vencedor, o emigrar. Así los habitantes de Focea marcharon hacia
Occidente y se instalaron en Alalia (Córcega) y luego a Elea, en el sur de Italia y los de
Teos huyeron hacia Oriente, fundando Abdera (Tracia) y Fanagoría (Crimea).
S¡n embargo, el yugo persa bajo el reinado de Ciro II y su sucesor, Cambises II. no
resultó excesivamente pesado, ya que por propia conveniencia para los persas, se
respetó su comercio y en cierto modo, su vida ciudadana.
En el año 499, Aristágoras, tirano de Mileto marchó a Grecia para pedir ayuda a las
ciudades del continente, dirigiéndose primero a Esparta, pero el rey Cleómenes excusó
su ayuda, alegando la lejanía de Jonia.
Lo que se entiende sobre todo porque Esparta evitaba realizar intervenciones muy
alejadas del Peloponeso, debido a su continuo problema social por la amenaza de un
levantamiento ilota y su eterna rivalidad con Argos, problemas que la obligaban a
mantener su ejercito cercano y dispuesto siempre para atender a sus propios problemas.
Por su parte, Atenas se identificó con los problemas jonios, ya que recelaba de la
política persa, país que había acogido al tirano Hipias. Por ello, los atenienses pronto
decidieron apoyaralos jonios, uniéndoseles la ciudad de Eretria y más adelante ciudades
del Helesponto y del Bósforo, gran parte de Caria, Licia y Chipre.
Los griegos iniciaron el ataque asediando la ciudad de Sardes, capital de Lidia, que fue
incendiada, pero el sátrapa persa de la provincia pudo resistir en la Acrópolis de la
ciudad, con su guarnición.
Pero carecían de organización y no hubo acuerdo entre sus jefes, por lo que los persas,
contando con la flota fenicia tomaron Mileto. La ciudad fue incendia y destruida, siendo
sus habitantes deportados y esclavizados.
El poder persa imperaba de nuevo sobre Asia Menor. Darío I volvía a afianzar su
autoridad: imponía sus sátrapas y exigía el tributo de las ciudades. Además, el rey de
Macedonia se apresuró a reiterar su vasallaje.
En la primavera del año 492 a.C. los persas, tras someter Tracia occidental y Macedonia
se retiraron de nuevo a Asia. En el año 491 a.C. Darío dio un ultimátum a la Hélade
griega exigiendo tributos, amenazando con una invasión.
En el año 490 a.C. los persas prepararon en Cilica una nueva expedición al mando de
Datis, Artafemes con el fin de tomar represalias contra Atenas y Eretria por su apoyo
a la insurrección jonia y la destrucción de Sardes en el año 498 a.C.
Tras tomar Naxos. cuya principal ciudad fue destruida, los persas llegaron a Délos, pero
Datis prohibió saquear la isla, respetando el santuario de Apolo quien adoró y dedicó
una ofrenda de trescientos talentos, después destruyeron Eretria.
Milcíades consiguió que la Ekklesia aceptara presentar batalla a los persas, ya que
Atenas no estaba preparada para un asedio. Y se pidió la ayuda de Esparta.
Posiblemente debido a la demora del ataque ateniense, los persas comenzaron a
embarcar su caballería. Ello debilitó sus fuerzas y fueron vencidos por los atenienses,
en la llanura de Maratón, donde se desarrollo la batalla de Maratón gracias a la
rapidez de movimiento de sus tropas y a la pericia de Milcíades. La fuerza espartana
llegó al día siguiente de la batalla.
Según las cifras dadas por Heródoto murieron en el campo de batalla más de 4000
persas y solo 192 atenienses, entre ellos su Arconte polemarco.
La Batalla de Maratón había sido la primera victoria griega de las guerras médicas: por
ello sus consecuencias, fueron decisivas:
El recuerdo de la victoria de Maratón, creó la imagen de toda una época gloriosa para
los atenienses. Los guerreros de esta batalla fueron considerados héroes de su patria.
Los muertos fueron enterrados con todos los honores en la misma llanura, en un
monumento en forma de montículo, que aún se conserva. Los supervivientes
consideraban como el más alto honor el haber participado en la batalla contra los persas
en la que la victoria había sido solo de Atenas.
En Persia. una vez restablecido el orden interior. Jerjes I (486-465), hijo y sucesor de
Darío I, se ocupó de organizar una gran expedición contra Grecia, como venganza y
continuación de la anterior guerra y el año 480 a.C., un colosal ejército partía desde
Sardes hacia el continente griego.
Las estimaciones actuales calculan para el ejército persa una cifra de 200 000 a 250 000
hombres.
En cuanto a la armada, las opiniones son dispares. Según Heródoto, 1 207 unidades.
Otros autores reducen la flota persa a 600 naves.
Se intentó obstaculizar el paso de la armada persa en Eubea, por lo que la flota griega se
colocó en el cabo Artemision, en el territorio de Histieia. Más de la mitad de los
efectivos eran las naves atenienses, ya que se calcula que los aliados griegos disponían
de unos 270 barcos de los cuales 200 procedían de Atenas.
Jerjes entró entonces en el Ática, que fue arrasada. La Acrópolis fue defendida en
vano por unos pocos atenienses, que se habían refugiado en ella. Las magníficas
construcciones realizadas por los Pisistrátidas y Clístenes fueron sometidas al pillaje e
incendiadas, como el resto de la ciudad de Atenas. El incendio de Sardes en el año 498
a.C. estaba por fin vengado. Este funesto acontecimiento fue recordado siempre por
todo el mundo griego.
Los aliados griegos sabían que su mayor posibilidad de victoria estaba en el mar. en el
que el mayor protagonismo era de los atenienses, gracias a la previsora política de
construcciones navales de Termístocles.
La estrechez del espacio impidió la capacidad de maniobra de la flota persa, que fue
fácilmente destruida por la griega, cuyos barcos eran menores y podían maniobrar
mejor, al tiempo que los hoplitas atenienses, al mando de Arístides, derrotaban a la
infantería persa que había desembarcado en la isla Pistaba.
En el año 479, las tropas griegas al mando del rey espartano Pausanias se desplegaron a
lo largo de la falda norte del Citerón.
Tras una durísima lucha que duro cerca de tres semanas, los griegos lograron una gran
victoria en la comarca de Platea, causando grandes bajas al enemigo, incluida la muerte
de su caudillo Mardonio.
De Platea salió una expedición aliada contra Tebas en castigo por su alianza con los
persas. Tras un duro asedio, la ciudad entregó a sus cabecillas que fueron ejecutados.
Con la victoria del Cabo Mícale, la ofensiva persa contra Grecia y Europa había
acabado. No así la guerra, que continuaría, aunque favorable, para el mundo griego, que
se enfrentará ahora a sus problemas internos. El monumento más conmovedor de la
victoria de los griegos es el que se alzaba en Delfos hasta que Constantino el Grande lo
llevó a su nueva capital. En Constantinopla aún se yergue en el viejo hipódromo.
Originariamente coronado con un trípode de oro, una columna de bronce hecha de tres
serpientes entrelazadas. con una sencilla inscripción: Estos lucharon en la guerra y a
continuación vienen los nombres de treinta y una ciudades.
Los griegos, tras las victorias, se sintieron reforzados en sus valores culturales y
ciudadanos y hallaron nuevas perspectivas en sus horizontes políticos y económicos y la
flota griega adquirió una gran importancia. Concretamente, en Atenas, por lo general,
solo la cuarta clase de la reforma soloniana, la más baja (Thêtes), ocupaba los puestos
en la marina (las tres clases superiores servían como hoplitas). Estos Thêtes, con el
triunfo marítimo de Atenas, adquirieron una mayor importancia en la vida política de la
ciudad.
Contra un enemigo común, aun manteniendo sus diferencias, las ciudades griegas
fueron capaces de unirse por primera vez en una Koiné panhelénica.
Esparta, más preocupada por sus propios intereses y una vez aminorado el peligro persa,
no demostró el apoyo y la atención por la causa griega que de ella se esperaba. En
cambio, por iniciativa de Atenas, se continuó el conflicto hasta la Paz de Calías (449-8),
para lograr la total liberación de las ciudades griegas de Asia Menor del dominio persa.
Tal vez gozaron de una mejor libertad de mercado, aunque nunca volvieron a tener una
tan próspera y beneficiosa como durante el periodo lidio.
Las transformaciones ideológicas también alcanzaron el terreno religioso. La actitud
filopersa del Santuario de Delfos y sus ambiguos oráculos provocaron una disminución
de su importancia y de su divinidad, Apolo, en la vida griega. En contrapartida, otras
deidades como Pan, Dionisio, y sobre todo Palas Atenea, aumentaron en importancia. ya
que se atribuyó a su ayuda la victoria sobre los persas.
La victoria de los griegos sobre los persas trajo consigo importantes perspectivas
económicas, de las que supo beneficiarse principalmente el bloque encabezado por
Atenas, favorecido también por la decadencia etrusca y cartaginés en Occidente,
produciéndose un aumento de la importancia y riqueza de las clases de comerciantes y
una disminución de la importancia de los campesinos.
En Atenas, los metecos. extranjeros domiciliados en la ciudad, pero carentes de
derechos ciudadanos, que se dedicaban al comercio aumentaron su actividad
contribuyendo decisivamente al desarrollo económico de Atenas, adquiriendo un gran
peso en la vida ciudadana.
Consecuencias Culturales
Se busca en esta época representar los temas dedicados a la victoria sobre los bárbaros,
o los temas míticos y heroicos como la Amazonomaquia. En la arquitectura y escultura
destacan el templo de Zeus de Olimpia, el de Afaya en Egina y el Heroon de Delfos.
La cerámica produce la última fase del denominado «Estilo Severo», caracterizada por
la sobriedad y el dibujo perfeccionista del trazo, mientras que las escenas representadas
se ornan con diversos motivos geométricos. Las figuras cobran mayor realismo y
agilidad que en la época anterior anunciando la belleza posterior de las figuras del estilo
clásico. Los temas son una inestimable muestra de la vida diaria.
Son importantes los pintores Duris, Macrón, el pintor de Berlín y el pintor de Brygo.
Las grandes fiestas religiosas, la promoción de la vida pública ciudadana y los grandes
espectáculos dieron lugar al enriquecimiento de la actividad intelectual y literaria, que
terminará por manifestarse esplendorosamente en las Atenas de Pericles.
En el siglo V a.C., Esparta y Atenas eran las dos principales potencias de Grecia y quizá
era inevitable que sus esferas de influencia se superpusieran y provocaran un conflicto.
Parece que Esparta estaba especialmente alarmada por el creciente poder de Atenas,
capaz de construir una flota de barcos cada vez más grande gracias a los tributos de sus
aliados y dependientes. Esparta también desconfiaba del proyecto de los atenienses de
reconstruir sus fortificaciones de los Muros Largos, que protegían su puerto del Pireo.
Además, a Esparta le preocupaba que la inacción empujara a la otra gran potencia
griega, Corinto, a ponerse del lado de Atenas.
La conocida como Primera Guerra del Peloponeso (c. 460-446 a.C.) fue menos intensa
que la segunda y se libró principalmente entre Atenas y Corinto, con intervenciones
ocasionales de Esparta. A esta guerra le siguió la Paz de los Treinta Años, aunque en
realidad las hostilidades nunca cesaron del todo y volvieron a estallar en plena guerra a
partir del 431 a.C.
Un punto álgido en las relaciones entre Esparta y Atenas fue Poteidaia en el 432 a.C.
Atenas quería madera y minerales de Tracia y exigió a Poteidaia que retirara sus
fortificaciones. Los poteidanos pidieron la protección de Esparta y recibieron una
promesa de ayuda. Atenas se adelantó y sitió la ciudad de todos modos, y poco después,
también emitió los Decretos de Mégara. Estos impedían a Mégara utilizar cualquier
puerto de Atenas o de sus aliados, lo que imponía un bloqueo comercial. Esparta, aliada
de Mégara desde hacía mucho tiempo, pidió a Atenas que revocara el decreto, ya que
haría a Mégara totalmente dependiente de Atenas. Engatusados por Pericles, los
atenienses se negaron, pero los espartanos se abstuvieron de declarar formalmente la
guerra, tal vez debido a su estado de falta de preparación para otro largo conflicto. Sin
embargo, las hostilidades estallaron en otro lugar cuando Tebas atacó Plataea, aliada de
Atenas, y en el 431 a.C. el ejército del Peloponeso dirigido por el rey espartano
Arquidamos invadió y asoló el Ática. La guerra se reanudó.
La Segunda Guerra del Peloponeso fue más sofisticada y más letal. La ruptura de las
convenciones de la guerra dio lugar a atrocidades impensadas en la guerra griega hasta
el momento. Los civiles se involucraron mucho más en la guerra y es posible que se
hayan aniquilado grupos de ciudadanos enteros, como ocurrió en Micaleso en Beocia.
El número de víctimas en las guerras fue, por tanto, mucho mayor que en cualquier otro
conflicto anterior en la larga historia de Grecia.
Tras las guerras persas de principios del siglo V a.C., las ciudades-estado
o polis griegas empezaron a formar alianzas de protección. Muchos estados se aliaron
con Atenas, especialmente los de Jonia, y juntos formaron la Liga Délica alrededor del
año 478 a.C. La Liga, en su mayor tamaño, estaba compuesta por más de 300 miembros
que pagaban tributo a Atenas, la potencia naval más fuerte de Grecia, en forma de
barcos o dinero a cambio de la protección ateniense contra la amenaza de los piratas
persas y quizás también del Mediterráneo. El tesoro de la Liga se encontraba en la isla
sagrada de Delos,
Sin embargo, a partir de la represión de Naxos, la Liga se convirtió rápidamente en un
imperio ateniense más que en un conjunto de aliados iguales, proceso que se confirmó
con el traslado del tesoro a Atenas en el 454 a.C. Independientemente de la política, las
consecuencias prácticas de la Liga fueron que la armada de Atenas podía atacar en
cualquier lugar, especialmente después de que fuera tomada la potencia marítima rival,
Egina, lo que causó importantes problemas de suministro a varias ciudades a lo largo de
la guerra, especialmente a Corinto.
El duro entrenamiento militar en Esparta, que comenzaba a partir de los siete años y era
conocido como el agōgē, dio lugar a un ejército profesional de hoplitas con gran
disciplina y maniobras de batalla relativamente sofisticadas que los hicieron ser temidos
en toda Grecia, hecho que tal vez evidencia la notable falta de fortificaciones de Esparta
durante la mayor parte de su historia.
La inestabilidad regional en Grecia a finales del siglo VI a.C. trajo consigo la Liga del
Peloponeso (c. 505-365 a.C.), que era una agrupación de Corinto, Elis, Tegea y otros
estados (pero nunca Argos) en la que cada miembro juraba tener los mismos enemigos y
aliados que Esparta. La pertenencia a la Liga no exigía el pago de tributos a Esparta,
sino la aportación de tropas bajo el mando espartano. La Liga permitiría a Esparta
establecer la hegemonía y dominar el Peloponeso hasta el siglo IV a.C.
D. Innovaciones en la guerra
Como todos los grandes conflictos, la guerra del Peloponeso trajo consigo cambios y
desarrollos en la guerra. Los hoplitas fuertemente armados en formación de falange
(filas de hoplitas estrechamente apiñados protegiéndose unos a otros con escudos)
seguían dominando el campo de batalla griego, pero la falange se hizo más profunda
(más filas de hombres) y más ancha (un frente más largo de hombres) durante la guerra
del Peloponeso. El dominio de los hoplitas en el campo de batalla también se vio
amenazado por el despliegue de armas combinadas con tropas mixtas (hoplitas,
infantería ligera y caballería), una táctica que se fue extendiendo.
Atenas se vio afectada por una devastadora plaga (que llegaba desde Egipto a través de
Persia) en el año 430 a.C. y Esparta incluso pospuso su invasión anual para evitarla. Ese
mismo año, Pericles fue derrocado y Atenas pidió la paz, que fue rechazada por Esparta.
Sin embargo, bajo el mando de Cleón y Nikias, los atenienses disfrutaron de una exitosa
campaña en el Golfo de Corinto en el 429 a.C. y las esperanzas de una pronta victoria
espartana parecían ahora desesperadamente ambiciosas.
F. Asedios
Los asedios fueron otra característica común de la Guerra del Peloponeso. Ya eran una
característica de la guerra griega, pero se hicieron mucho más comunes durante las
Guerras del Peloponeso: llegó a haber unos 100. De ellos, 58 fueron exitosos (para los
atacantes). El asedio consistía en dos estrategias principales: atacar repetidamente la
ciudad de forma directa (hasta que los defensores capitularan o se abrieran las murallas)
y circunvalar o rodear la ciudad con una muralla (y hacer que se rindiera por hambre).
En esta última estrategia también existía la esperanza de que la traición y las luchas
internas también comprometieran a los defensores. La segunda estrategia era mucho
más costosa y requería más tiempo, ya que a menudo se tardaba años en conseguir el
éxito. Si finalmente caía una ciudad, el resultado habitual para los derrotados era la
muerte o la esclavitud.
La siguiente acción de la guerra fue el asedio de Platea, entre los años 429 y 427 a.C.,
que tuvo elementos de ambas estrategias de asedio. En primer lugar, las fuerzas del
Peloponeso utilizaron tácticas más agresivas: bloquearon la ciudad con una empalizada
de madera y construyeron una rampa de tierra para comprometer las murallas. Sin
embargo, los platenses respondieron a esta amenaza construyendo murallas aún más
altas. Los peloponesios utilizaron entonces arietes (embole) contra las murallas, pero los
defensores volvieron a frustrar a los atacantes lanzando grandes vigas sobre cadenas
para romper los arietes. Los atacantes decidieron entonces atrincherarse durante un
largo asedio y jugar al juego de la espera, una estrategia que finalmente tuvo éxito, ya
que hizo que los platenses se rindieran por hambre, pero solo después de dos años.
G. Continuación de la guerra
En el 428 a.C., Atenas aplastó sin contemplaciones una revuelta en Lesbos que
implicaba a Mitilene y en el 427 la caída de Platea fue seguida por una guerra civil en
Kerkyra (Corfú) y un intento fallido de Atenas de apoyar a Leontinoi en Sicilia. En el
426 a.C., Demóstenes dirigió 40 trirremes en una campaña contra Pilos (de hecho, se
dirigían a Sicilia), donde derrotaron a los espartanos que ocupaban Esfacteria. En el 424
a.C. los atenienses lanzaron una expedición contra Mégara y Beocia, pero fue otro
fracaso y supuso una dura derrota cerca de Delion. Sin embargo, Atenas tomó la isla
espartana de Citera. Los espartanos también tuvieron éxitos, ahora al mando de Brasidas
y utilizando por primera vez hoplitas no espartanos, capturaron varias polis en el Ática,
especialmente Anfípolis, aunque tanto Kleon como Brasidas murieron en la batalla.
En el año 423/421 a.C. se pidió una tregua y se acordó una paz de 50 años. Hubo
algunas concesiones territoriales por ambas partes, pero principalmente la situación
volvió al statu quo anterior a la guerra. Sin embargo, los comandantes individuales en el
campo se negaron a entregar ciudades y se formó una alianza entre Mantineia, Argos,
Elis, Corinto y los Calcídicos. En el 420 a.C. Esparta se alió con Beocia. También en el
420 a.C. el nuevo líder ateniense Alcibíades negoció una alianza entre Atenas, Argos,
Elis y Mantineia. Parecía que ambos bandos estaban maniobrando para volver a
empezar.
En el 418 a.C. se produjo la gran batalla de Mantineia, en la que Esparta, dirigida por
Agis II, derrotó a Argos y sus aliados. La guerra adquirió ahora un aspecto más brutal
con Esparta matando a todos los ciudadanos de Hysiai (417/16 a.C.) y Atenas, en el
mismo periodo, ejecutando a los ciudadanos de Melos.
H. La expedición a Sicilia
I. Egospótamos y la victoria
Atenas no estaba aún derrotada y siguió asaltando el Peloponeso desde el mar. Esparta,
siguiendo el consejo de Alcibíades, construyó una fortaleza en Dekeleia para perturbar
más fácilmente la agricultura ática con sus ataques anuales a las tierras de cultivo áticas.
Agis estableció su cuartel general en Dekeleia y recibió enviados de varias polis que
deseaban abandonar la Liga Délica, especialmente Quíos y Miletos. Persia también hizo
propuestas a Esparta, ofreciendo dinero para construir una flota que pudiera desafiar a
Atenas a cambio de que Esparta reconociera la soberanía persa en Asia Menor.
La guerra fue finalmente ganada por Esparta, entonces, y quizás irónicamente, en una
batalla naval. Tras una larga serie de derrotas navales ante los atenienses e incluso una
infructuosa demanda de paz tras la derrota naval ante Alcibíades en Kyzikos en el año
410 a.C., Esparta pudo construir una enorme flota de 200 trirremes utilizando dinero y
madera persa. Con esta formidable arma, Lisandro pudo infligir una derrota final y total
a los atenienses en Egospótamos, cerca del Helesponto, en el 405 a.C., donde 170
barcos atenienses fueron capturados en la playa y al menos 3000 cautivos atenienses
fueron ejecutados. Ahora, incapaces de dotar de otra flota, con la Liga Délica disuelta y
la propia Atenas sitiada, los atenienses no tuvieron más remedio que pedir la paz. Las
condiciones de la rendición fueron el desmantelamiento de los Muros Largos, la
prohibición de reconstruir una flota mayor de 12 barcos y el pago de tributos a Esparta,
que ahora, finalmente, todos la reconocían como la potencia dominante en Grecia.
J. Consecuencias
La posición de Esparta como ciudad-estado número uno en Grecia iba a ser efímera. Las
continuas ambiciones espartanas en el centro y el norte de Grecia, Asia Menor y Sicilia
volvieron a arrastrar a la ciudad a otro prolongado conflicto, las Guerras Corintias con
Atenas, Tebas, Corinto y Persia, del 396 al 387 a.C. El resultado del conflicto fue la
"Paz del Rey", en la que Esparta cedió su imperio al control de Persia, pero se dejó que
Esparta dominara Grecia. Sin embargo, al intentar aplastar a Tebas, Esparta perdió la
crucial batalla de Leuctra en el 371 a.C. contra el brillante general tebano Epaminondas.
Tal vez el verdadero ganador de las Guerras del Peloponeso fue, entonces, Persia y, a
largo plazo, incluso Macedonia, que bajo el mando de Filipo II pudo invadir y aplastar
con relativa facilidad a las debilitadas y recelosas ciudades-estado griegas.
IV. Los Juegos o Festivales Panhelénicos
Los juegos panhelénicos más importantes eran los Olímpicos, que se celebraban
en Olimpia cada cuatro años, en verano (este periodo de cuatro años se denominaba
Olimpiada). En 776 a.C. comenzó a hacerse la lista de los ganadores y se considera ésta
la fecha de iniciación de los juegos. Al parecer, la idea original partió del rey Oxilos
(hacia el 1100 a.C.), aunque los juegos empezaron a celebrarse por iniciativa del rey
Ífitos de Élida, después de que éste llegara a un acuerdo con sus rivales, Licurgo rey de
Esparta y Clístenes rey de Pisa, para garantizar la paz durante el evento. Según cuenta la
tradición, el texto del tratado fue escrito en un disco de piedra y guardado en el templo
de Hera.
Para los primeros juegos Ifitos organizó una carrera de 192,27 metros, distancia que
equivale exactamente a la medida griega de un estadio.
Estas pruebas se celebraban cada cuatro años, duraban un solo día y siempre coincidían
con la primera luna llena después del solsticio de verano (finales de julio, principios de
agosto).
Entre los siglos VII y V a.C., esta manifestación deportiva se fue consolidando y para el
año 472 contaba entre sus participantes con ciudadanos de las zonas circundantes de la
Élida (Arcadia, Laconia, Argólida, Acaia y Mesenia).
En la época clásica, los juegos duraban cinco días (uno de los días estaba dedicado
íntegramente a celebrar ritos y sacrificios religiosos en honor a Zeus) y los ganadores de
las pruebas recibían como único premio una corona de ramas de olivo («kotinos»),
aunque los atletas vencedores eran considerados como héroes por su propia ciudad y
recibían ayudas económicas de los nobles. Con el tiempo, el laurel sustituyó al olivo,
aunque la costumbre de la corona vegetal permaneció hasta 1960, año en que se
introdujeron las medallas de oro, plata y bronce.
En los juegos antiguos las modalidades deportivas eran: Pentatlón, Carreras, Boxeo,
Carreras de carro, Equitación y Pancracio que era una mezcla de boxeo y lucha. La
última prueba de los Juegos, considerada la más importante, era denominada «final del
estadio» y consistía en correr un estadio (192,27 metros). Se sabe que uno de los
primeros ganadores de esta prueba se llamaba Corebo y era cocinero de la ciudad de
Elis.
El Pentatlón se agregó en los XVIII Juegos y consistía en un conjunto de cinco pruebas
que comenzaba con el salto de longitud; los que superaban la marca mínima exigida
pasaban al lanzamiento de la jabalina con lanza de 1,50 metros; los cuatro primeros
clasificados corrían un estadio; los tres primeros calificados en la carrera pasaban al
lanzamiento del disco y finalmente los dos mejores atletas decidían la victoria
enfrentándose en la lucha.
4. La tregua olímpica
5. El “Kotinos”
Los ganadores de los Juegos recibían como único premio una corona («kotinos»)
elaborada con ramas de olivo que se cortaban de un olivo silvestre («calistéfanos»),
según la mitología, plantado por Heracles (Hércules) junto al templo de Zeus en
Olimpia. Posteriormente se sustituyó por laurel.
Estos atletas se convertían en héroes, otorgaban fama a sus ciudades, los poetas
glosaban sus hazañas, se levantaban estatuas en su honor, estaban exentos de impuestos
y vivían el resto de su vida sin trabajar recibiendo manutención gratuita y ayudas
económicas de los dirigentes y mecenas de su ciudad de origen.
V. La cultura helenística
1. Antecedentes
2. Concepto
Otra cuestión debatida son las fechas. Por convención el período helenístico se
considera comprendido entre el año 323, en que murió Alejandro Magno, y el 30 a.C.,
en que el reino de Egipto fue anexionado a Roma. En realidad, ambos hitos
cronológicos son discutibles. Como ya se ha indicado, el inicio del Helenismo podría
remontarse perfectamente a la época de Filipo II y, en concreto, al año 338 a.C. en que
tuvo lugar la derrota de los griegos en Queronea. En cuanto al final, éste depende
siempre del lugar al que estemos refiriéndonos, pues viene marcado por la
incorporación de los distintos reinos helenísticos al Imperio Romano. Unos territorios
fueron anexionados a Roma antes que otros y cada uno de ellos lo hizo de forma más o
menos brusca o gradual, en el marco de sus propios contextos y circunstancias.
La cultura
Los helenos que se asentaron en Oriente y Egipto conformaban un grupo relativamente
uniforme desde el punto de vista cultural, a pesar de las diferencias sociales que existían
entre ellos y del hecho de que procedían de distintos lugares de Grecia. A esta
homogeneidad de los ambientes “coloniales” griegos contribuyó mucho el triunfo del
llamado griego koiné, dialecto ático con influencias jónicas. Esta lengua común de los
griegos que se hallaban fuera de Grecia se difundió gracias a la administración y las
escuelas.
El Helenismo se caracteriza por un aumento del nivel cultural en muchas zonas. Los
papiros revelan que el número de personas que sabían leer y escribir era considerable.
El auge de la vida urbana contribuyó a una mayor difusión de la cultura. También
influyó la producción de papiros y pergaminos, así como la utilización de esclavos
instruidos para copiar obras.
La cultura helenística estuvo muy ligada al medio urbano. En las grandes urbes era
posible el ocio y existían grandes centros del saber, como bibliotecas o gimnasios. Con
frecuencia estas instituciones eran fruto del mecenazgo de los reyes helenísticos, a
quienes interesaba presentarse ante el pueblo como protectores de las artes y las letras.
Antioquía, Pérgamo, Pella y, sobre todo, Alejandría, fueron los centros intelectuales
más importantes del mundo helenístico.
Alejandría suplantó a Atenas como capital cultural del Mediterráneo, salvo en el terreno
de la Filosofía. Esto no sólo se explica por la importante tradición filosófica ateniense,
sino también por el hecho de que en las antiguas ciudades de Grecia existía un ambiente
de mayor libertad de pensamiento que en los nuevos centros urbanos creados por los
reyes helenísticos. Estos, como fue el caso de Alejandría, eran adecuados para cultivar
la ciencia y la erudición, pero no para la reflexión filosófica.
Pérgamo poseía también una excelente Biblioteca, con 400.000 ejemplares. No llegó al
nivel de la alejandrina entre otras razones porque fue creada más tarde, cuando ya los
mejores manuscritos habían sido recopilados por los Lágidas. Además, se vio mermada
cuando Marco Antonio se llevó de ella 200.000 rollos para depositarlos en Alejandría.
Desarrollada a lo largo del primer milenio antes de nuestra Era, la cultura griega o
helenística constituye la base de la civilización europea. En lugar de las culturas
teocráticas y simbólicas del Próximo Oriente cimentadas en la magia y la superchería,
los antiguos griegos instituyeron el principio de la consideración racional del hombre y
la naturaleza. Los griegos se distinguieron en las letras y en todas las ramas del saber.
Dramaturgos y poetas, historiadores y geógrafos, matemáticos y filósofos, forman una
verdadera pléyade de intelectuales. Su considerable obra ocupa los más brillantes
capítulos en el estudio de cada una de las citadas materias: Historia de la Literatura,
Historia del Pensamiento, Historia de las Ciencias. Autores trágicos como Esquilo,
Sófocles y Eurípides; poetas como el inmortal Homero, Hesíodo y Píndaro;
historiadores como Heródoto y geógrafos como Ptolomeo; filósofos como Sócrates,
Platón y Aristóteles; científicos como Pitágoras y Arquímedes, han iluminado y
continúan alumbrando el mundo con los vivos destellos de su genio.
Por otra parte, la cultura griega fue una cultura urbana, creada por ciudadanos libres y
en beneficio de todos ellos, y no solo de los reyes o de la casta sacerdotal dominante
como sucedía en las culturas del Próximo Oriente.
A finales del siglo III a.C., la Magna Grecia —nombre dado en la Antigüedad al
territorio ocupado por los griegos al sur de la península Itálica y Sicilia— cayó bajo la
dominación romana tras un siglo de enfrentamientos, ya fueran contra Pirro de Epiro, o
en el ámbito de las Guerras Púnicas. Pero fue a principios del siglo II a.C. cuando Roma
intervino realmente en Oriente. En principio se enfrentó militarmente a los antigónidas,
concretamente a Antíoco III Megas, el más importante de los soberanos helenísticos
antes de Mitrídates y la célebre Cleopatra VII. La derrota de Antíoco fue decisiva en la
pérdida de influencia política de los seléucidas en Asia Central, en Persia y, por último,
en Mesopotamia. Antíoco III fue el último rey seléucida que todavía poseía los medios
para dirigir una expedición hasta los confines de la India. Durante el reinado de su hijo,
los seléucidas no consiguieron dominar la insurrección de los Macabeos o Asmoneos en
Palestina, que consiguieron refundar un estado teocrático judío independiente. La
irrupción de los partos aceleró la descomposición política y, a principios del siglo I a.C.,
los soberanos seléucidas ya solo reinaron en Siria.
Bibliografía