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EXP. N° 2012-0051
La remisión del expediente a esta Sala obedeció al hecho de haberse oído en un solo efecto la
apelación interpuesta el 9 de diciembre de 2011 por la abogada María Verónica Espina Molina,
antes identificada, “…solo en lo que se refiere a la (…) improcedencia del amparo cautelar
solicitado…”, declarada por la prenombrada Corte en el fallo del 7 de ese mismo mes y año, bajo
el N° 2011-1472. En esa decisión la Corte declaró, además, su competencia para conocer la acción
incoada, admitió provisionalmente el recurso contencioso administrativo de nulidad ejercido y
declaró inadmisible la intervención “como parte y como terceros interesados” de los ciudadanos
Gabriela Perozo Cabrices, Alba Cecilia Mujica, Eleazar Valera, José Antoneti, María Alejandra
Fernández, Gabriela Onetto, Juan Beaumont Peña, Johnny Ficarella, Adriana Salazar Salas, Vanessa
Silva, Edith Ruíz de Villegas, Juan Carlos Martínez Ferreiro, Andrea Carolina Quiroga, María Iginia
Silva, Mary Triny Mena, Fernando Tineo, Diana Carolina Ruíz, Andreína Gandica, Ibrahim López
Piñero, Elizabeth Gaona, Marianna Gómez, Yelly Bernal, Nexy Aldana, Jessica Mayora, Martha
Palma, Beatriz Adrian, Alejandro Fresser, Cecilia Colmenares, Delvalle Canelón, María Isabel
Párraga, Alejandra Ravelo, Vanessa García, Carolina Pereira, Carlos Alberto Figueroa, María
Carolina Alcalde Román, Patricia Silva Pérez, Gaudy Contreras Gómez, Juan Eleazar Figallo, Dafne
Pereira García, Guillermo Moreno, Ana Finol Valbuena, Jimmy Ovalles, Janeth de Abreu, Lina De
Amicis, Angela Leguia Torres, María Elena González, Amarilis Aranguren Sánchez, Margarita
Riviera, Andrea Tabare Ortiz, Gabriela Salcedo, Víctor Manuel Álvarez Riccio, Simón Andrés
Maracara Díaz, Sasha Ackerman, Alexandra Rubin Cole, Julio Ottaviano, Verónica Rodríguez, Jorge
Luis Pérez Valery, Mirla Castellanos y Ruth Villalba García, antes identificados.
El 17 de enero de 2012 se dio cuenta en Sala y, por auto de igual fecha, se ordenó aplicar el
procedimiento de segunda instancia previsto en el artículo 92 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa. Asimismo, se designó ponente a la Magistrada Evelyn Marrero Ortíz y
se fijó un lapso de diez (10) días de despacho, a los fines de la fundamentación de la apelación por
la parte apelante.
En fecha 7 de febrero de 2012 las abogadas María Verónica Espina, Nelly Herrera Bond, antes
identificadas, y Margarita Escudero León, Elisa Ramos Almeida y Mercedes Caycedo Lares, inscritas
en el INPREABOGADO bajo los Nos. 45.205, 133.178 y 140.752, respectivamente, actuando con el
carácter de apoderadas judiciales de la parte actora, consignaron el escrito de fundamentación de
la apelación interpuesta.
Mediante auto del 28 de febrero de 2012, vencido como se encontraba el lapso para dar
contestación a la apelación, se dejó constancia de que la causa entró en estado de sentencia.
En la oportunidad para decidir, pasa la Sala a hacerlo, previas las siguientes consideraciones:
Por escrito presentado de fecha 7 de noviembre de 2011, la parte actora interpuso el recurso
contencioso administrativo de nulidad conjuntamente con amparo cautelar y, subsidiariamente,
solicitud de medida cautelar de suspensión de efectos, contra la Providencia Administrativa N°
PADRS-1.913/163 del 18 de octubre de 2011, emanada del Directorio de Responsabilidad Social de
la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL), por la cual sancionó a la empresa
Corpomedios G.V. Inversiones, C.A. con multa por el monto equivalente al siete coma cinco por
ciento (7,5%) de sus ingresos brutos correspondientes al año 2010, esto es, Nueve Millones
Trescientos Noventa y Cuatro Mil Trescientos Catorce Bolívares (Bs. 9.394.314,00), y la Planilla de
Liquidación Nº RF-020-MA-00132 para el pago de la referida multa con cargo a la sociedad
mercantil Globovisión Tele, C.A.
Afirman que, el 12 de junio de 2011, el canal Globovisión transmitió las noticias relativas a los
enfrentamientos registrados en esa misma fecha en los establecimientos penitenciarios Rodeo I y
Rodeo II, haciendo referencia al número de víctimas “ fatales” y heridos, de acuerdo a los datos
suministrados “…a los medios de comunicación por los propios familiares de los reclusos que se
apostaban a las afueras del recinto penitenciario, y que presuntamente se comunicaban vía
telefónica con los reos…”, visto que no se tenía información oficial durante las primeras horas
respecto a dichos acontecimientos.
Sostienen que otros medios de comunicación social, tanto nacionales como internacionales,
iniciaron la transmisión en vivo de los referidos acontecimientos “…manteniendo un equipo
reporteril en el lugar desde el cual se permitía transmitir, esto es, a más de un (1) kilómetro de
distancia del Rodeo, puesto que un cerco militar impedía el acceso de los medios de comunicación
social que no fuesen del Estado, lo que obviamente impidió el acceso directo de estos medios a las
fuentes oficiales de información…”.
Que pese a las defensas y pruebas presentadas por Corpomedios G.V. Inversiones, C.A., a dicha
empresa le fue notificada el 18 de octubre de 2011 la Providencia Administrativa dictada por el
Directorio de Responsabilidad Social de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL)
por la cual se impuso la sanción de multa.
Afirman que en los actos administrativos recurridos se aplicó la sanción de multa prevista en la
mencionada Ley, “… ignorando los imperativos del principio de legalidad y de tipicidad, a través de
la atribución de un sentido vago por impreciso. La jurisprudencia de la Corte Interamericana ha
sido categórica en cuanto a las exigencias del principio de legalidad con relación a la
responsabilidad por los abusos en el ejercicio de la libertad de expresión…”. (Subrayado del texto).
Aducen la violación del derecho de propiedad de las empresas Globovisión Tele, C.A. y
Corpomedios G.V. Inversiones, C.A. “…como su única accionista y de Guillermo Zuloaga, como
accionista indirecto de Corpomedios, quienes están afectados en sus patrimonios personales, pues
una sanción de Bs. 9.394.314,00, es a todas luces una afectación arbitraria y excesiva a dichos
patrimonios…”.
Expresan que los actos administrativos se encuentran viciados de nulidad absoluta, conforme a lo
dispuesto en el artículo 19, ordinales 1° y 4° de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos
y el artículo 25 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, por haber sido
dictados en ausencia total y absoluta de un procedimiento previo y, en este último sentido, alegan
que se exige el pago de multa a la sociedad mercantil Globovisión Tele, C.A. en el marco de un
procedimiento administrativo en el cual ésta no participó, violándose -a su decir- los derechos
constitucionales al debido proceso y a la presunción de inocencia.
Indican que la Providencia administrativa recurrida también fue dictada sin haberse iniciado un
procedimiento, en el cual se hubiese notificado a los “reporteros de campo”, “periodistas de
planta” y “gerentes de información” del canal Globovisión, y donde éstos hubiesen podido
participar. Agregan que las referidas personas “…fueron explícitamente incriminad[a]s en los Actos
y señalad[a]s de ‘connivencia’…”, sin poder defenderse, vulnerándose sus derechos a la libertad de
expresión, debido proceso, presunción de inocencia y al honor.
Invocan el vicio de falso supuesto de hecho y afirman que “…el Directorio fundamenta el Acto en
una serie de aseveraciones, provenientes de una errada valoración de los hechos (…) y de un
incompleto análisis de los mismos. Principalmente, el Directorio no consideró en su análisis la
posibilidad de que a través de un medio de comunicación pueden presentarse informaciones y
opiniones y que en el caso de estas últimas, aún cuando se constituyan en críticas a la actuación
del gobierno nacional…”.
Sostienen que se configura el vicio de falso supuesto de hecho, al haberse señalado en el acto
impugnado que el canal Globovisión repitió exageradamente “…las declaraciones de los familiares
objeto del procedimiento administrativo, sin que los números indicados por el Directorio sean
ciertos, y así se evidencia claramente del expediente administrativo y de la programación del
canal…”. (Sic).
Manifiestan que es falsa la afirmación contenida en el acto impugnado, según la cual “…en toda la
programación del canal se hicieron comentarios sobre los hechos acaecidos en El Rodeo…” , pues
esa programación no fue exclusivamente dedicada a la situación mencionada.
Indican también como falso que el canal Globovisión haya transmitido poca información oficial,
habida cuenta que fueron retransmitidas desde la señal del canal Venezolana de Televisión
(VTV) “…todas las declaraciones de las autoridades relacionadas con los hechos como lo fueron las
del Ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores y Justicia (…), el Vicepresidente de la
República (…), el Viceministro de Prevención y Seguridad Ciudadana (…), el Comandante General
de la Guardia Nacional (…), la Defensora del Pueblo (…), la Fiscal General de la República (…) y el
Director del Rodeo I (…), señalando además que eran estas declaraciones las únicas que podían ser
confirmadas por tratarse de la información oficial…”.
Niegan que la finalidad de la programación del canal Globovisión durante las fechas objeto de
estudio en el procedimiento sancionatorio, fuese crear “…una matriz de opinión de una realidad
distinta a la existente…”, y aseveran que esa programación no generó conductas contrarias a la
paz social y la seguridad ciudadana.
Aducen el falso supuesto de derecho por la supuesta errónea aplicación de los artículos 27 y 29 de
la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos por parte del órgano
administrativo, al asegurar que la información transmitida por Globovisión“… estuvo dirigida a
incitar, promover y/o hacer apología al delito, fomentar zozobra en la ciudadanía o alterar el
orden público e incitar o promover el incumplimiento del ordenamiento jurídico vigente, así como
incitar o promover el odio y la intolerancia por razones políticas…”.
Afirman que los supuestos de hecho que configuran tales normas como infracciones, son vagos e
imprecisos y ejemplifican lo anterior señalando que los numerales 1, 2, 4 y 7 del artículo 27 y los
literales a, b, c y g del numeral 1 del artículo 29 eiusdem, aplicados por la Administración al caso
concreto, establecen la prohibición de conductas que constituyen -a su decir- conceptos genéricos
e indeterminados.
Agregan que las sanciones previstas en el artículo 29 de la referida Ley son desproporcionadas por
excesivas, habida cuenta que “…si un operador realiza la transmisión de mensajes (…), que
promuevan o inciten (…), a la alteración del orden público, podría ser objeto de una sanción de
multa de hasta un diez por ciento (10%) de los ingresos brutos causados en el ejercicio fiscal
inmediatamente anterior a aquél en el que se cometió la infracción y/o la suspensión de su
programación hasta por setenta y dos (72) horas. Igualmente (…) si cualquier medio de
comunicación es sancionado dos veces con la suspensión de su programación, será objeto de la
revocación de su habilitación y su concesión…”.
Piden la desaplicación de los aludidos artículos, en el caso concreto, por vía de control difuso de la
constitucionalidad de las leyes.
Señalan que “…a todo evento y en caso de que no se desaplique el artículo 29 de la Ley de Radio y
Televisión (sic), la multa impuesta a través de los Actos resulta desproporcionada y
confiscatoria…”.
Manifiestan que ante la indeterminación de los supuestos de hecho dispuestos en los artículos 27
y 29 de la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos, conlleva a la
autorregulación excesiva y la autocensura de los medios de comunicación, constituyendo así
dichos artículos “…un mecanismo de restricción indirecta al (…) ejercicio de la libertad de
expresión…”.
Sostienen la existencia del vicio de falso de supuesto de derecho, además, al haberse considerado
para la configuración de la infracción “…el hecho de la reiteración de la conducta y luego aplicando
como agravante esa misma reiteración…”, sin tomar en cuenta como circunstancia atenuante que
la empresa Corpomedios G.V. Inversiones, C.A., es sancionada por primera vez por violación a la
Ley de Responsabilidad en Radio, Televisión y Medios Electrónicos “…siendo que existen
actualmente 6 procedimientos sancionatorios abiertos en su contra y en ninguno se ha tomado
decisión…”.
Reiteran que “…el gobierno nacional ha mantenido, durante ya varios años, una política de
hostigamiento y amedrentamiento en contra del canal por el desagrado que la produce su línea
editorial independiente al considerarla crítica de la gestión del gobierno…”, de lo cual se
desprende que “…el Directorio no goza de la imparcialidad y la independencia a las que alude el
artículo 49 de la Constitución…”.
Señalan que la garantía de imparcialidad del órgano decisor viene dada por el proceso de selección
de sus miembros y los requisitos exigidos para ocupar los cargos correspondientes, y que en el
caso concreto el Directorio de Responsabilidad Social de la Comisión Nacional de
Telecomunicaciones (CONATEL), dicho órgano está conformado por 12 miembros, de los cuales 8
son órganos del Poder Ejecutivo “…y nombrados por sus titulares…”.
Agregan que la Ley de Responsabilidad en Radio, Televisión y Medios Electrónicos no indica las
condiciones mínimas para el nombramiento de los representantes de cada órgano que conforman
el mencionado Directorio, con lo cual el particular que es sometido a procedimientos
sancionatorios no tiene garantía alguna de imparcialidad del órgano decisor.
Manifiestan que el acto recurrido únicamente fue firmado por 11 de los 12 miembros del
Directorio de Responsabilidad Social de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL),
sin hacer mención alguna al motivo de la ausencia de ese miembro y expresan que no consta en
Gaceta Oficial la designación de los actuales miembros del prenombrado Directorio como bien lo
exige el respectivo Reglamento Interno, el cual tampoco fue publicado en el aludido órgano de
publicación oficial, de manera que sus mandantes no tienen certeza de quiénes son los órganos
acreditados ante CONATEL para integrar el Directorio de Responsabilidad Social, ni si éstos fueron
electos conforme a la Ley.
Solicitan el decreto de un amparo cautelar con base en la presunta violación de los derechos a la
defensa y al debido proceso, propiedad y libertad económica, libertad de expresión y de
información, a la ejecución de decisiones de los órganos internacionales, al juez imparcial y la
igualdad, así como la garantía de tipicidad y proporcionalidad en la actividad sancionatoria.
Respecto a la violación del derecho a la defensa y al debido proceso, aducen que “…a los
periodistas de Corpomedios se les acusa arbitrariamente de negligencia profesional y hasta de
dolo eventual, y de cómplices en una línea editorial supuestamente delictiva, luego a Globovisión-
Tele se le impone una multa (…) sin haber sido nunca notificados de la apertura de procedimiento
(…) sancionatorio en su contra, lo cual se traduce en una ausencia total y absoluta de
procedimiento…”.
Con relación a la violación del derecho a la propiedad, indican que la sanción de multa “…se
constituye en confiscatoria y (…) violatoria al derecho de propiedad. De hecho la misma supera con
creces el capital social de Globovisión-Tele. Pero además esa violación al derecho de propiedad se
configura también en una violación a la libertad económica del canal pues el pago de la multa
implica la imposibilidad del giro ordinario de éste como empresa, y en consecuencia la
imposibilidad de ejercer la actividad económica de su preferencia…”.
Con relación a la violación del derecho a la igualdad, afirman que existen otros operadores de
radio y de televisión que, de acuerdo con los parámetros establecidos por el órgano administrativo
en el acto impugnado, deberían ser sancionados por violaciones de la Ley de Responsabilidad en
Radio y Televisión y Medios Electrónicos.
Sostienen que el fumus boni iuris se desprende de las violaciones constitucionales antes
mencionadas, siendo “…La más evidente (…) y que por sí sola es suficiente para expedir el
mandamiento cautelar de amparo, es la violación de los derechos al debido proceso de
Globovisión-Tele y de los periodistas, para cuya constatación basta con comprobar que nunca
fueron notificados sobre el procedimiento sancionatorio y aún así resultaron perjudicados por el
acto sancionatorio…”.
Indican que el periculum in mora no sólo deriva de los perjuicios irreparables “…que se originarían
de darse cumplimiento a los Actos (…) en lo que respecta a la violación de diversos y muy
importantes derechos fundamentales de los accionantes, sino que el pago de tan
desproporcionada multa comprometería severamente el giro normal de la empresa…”. (Subrayado
del texto).
II
DE LA DECISIÓN APELADA
“…Admitido el recurso provisionalmente, pasa esta Corte a pronunciarse sobre el amparo cautelar
(…).
(…omissis…)
(…), observa esta Corte que (…) el citado artículo [31 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela] contiene en su encabezado una primera norma que confiere el derecho de acceso a
las personas naturales para acudir a los órganos internacionales en procura de solicitar la
protección de aquellos derechos humanos establecidos en los tratados, pactos y convenciones
suscritos por el Estado venezolano para tal fin, pero a su vez no puede obviarse que contiene una
segunda norma que restringe este derecho al obligar a ese mismo Estado a adoptar las medidas
que sean necesarias para dar cumplimiento a las decisiones que emanen de estos órganos
internacionales (…).
En lo que atañe a la primera norma, es evidente para esta Corte, que el Estado venezolano mal
pudiese haber incurrido en violación alguna, puesto que al accionante invocar como fundamento
de su pretensión (…) la decisión dictada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (…),
resulta absolutamente incontrovertible que el Estado venezolano permite a sus nacionales el pleno
acceso a la jurisdicción interamericana de derechos humanos. Así se declara.
(…omissis…)
‘El Tribunal Supremo de Justicia garantizará la supremacía y efectividad de las normas y principios
constitucionales; será el máximo y último interprete de esta Constitución y velará por su uniforme
interpretación y aplicación. Las interpretaciones que establezca la Sala Constitucional sobre el
contenido o alcance de las normas y principios constitucionales son vinculantes para las otras Salas
del Tribunal Supremo de Justicia y demás tribunales de la República.’
Atribución que es ejercida por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, cuando en
fecha 15 de julio de 2003, dictó con carácter vinculante la sentencia N° 1.942, en la cual se
determinan los principios que rigen la ejecución de las decisiones emanadas de los órganos
internacionales, tomando en consideración una concepción que delimita el procedimiento a que
hace mención el aparte único del artículo 31 constitucional (…).
(…omissis…)
Así entonces, observa esta Corte que es diáfana esta sentencia emanada de la Sala Constitucional,
no sólo en cuanto a que el acceso a la protección de los derechos humanos se garantiza solamente
a las personas naturales, sino también en lo que respecta a que las únicas normas de este tipo de
protección aplicables en Venezuela, son aquellas normas sustantivas creadoras de derechos
humanos que se encuentren establecidas en los tratados, pactos y convenciones relativos a estos,
aplicación que resultará inmediata sólo en la medida en que sea más favorable a la aplicación de
las normas de protección de derechos humanos previstas en nuestra Carta Magna o en las leyes
nacionales, situación que generando o no una antinomia o ambigüedad, debe ser determinada con
carácter exclusivo y excluyente por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia.
Ahora bien, esta disposición dictada por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, a
través de su sentencia vinculante N° 1.942, de fecha 15 de julio de 2003, aplicable en consecuencia
a las decisiones emanadas de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, encuentra su
fundamento en la naturaleza, origen y por tanto legitimidad de este Órgano internacional (…).
(…omissis…)
De lo que a juicio de esta Corte, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, con
carácter vinculante, estableció que de conformidad con el artículo 153 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, sólo en materia de integración latinoamericana y caribeña -no
de derechos humanos- pueden crearse órganos jurisdiccionales supranacionales a los cuales, en
principio, podrían delegarse competencias a los efectos de inmiscuirse en la soberanía del Estado.
No obstante, la validez de tal acto de soberanía estatal, expresado por medio del tratado, convenio
o acuerdo internacional respectivo, se encontraría limitada al cumplimiento de lo dispuesto en el
artículo 73, en concordancia con el numeral 5 del artículo 336 de nuestro Texto Fundamental, por
lo que es irrenunciable, que aún en el caso de la ejecución de las eventuales decisiones que dictase
un órgano jurisdiccional supranacional creado a la luz de un instrumento internacional de los
señalados, ni la soberanía del país, ni los derechos fundamentales de la República podrían verse en
modo alguno menoscabados.
En este orden de ideas, considera esta Corte que al no detentar la Corte Interamericana de
Derechos Humanos carácter de órgano jurisdiccional supranacional – a diferencia del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, cuyas decisiones, valga decir, el órgano del sistema
interamericano cita indiscriminadamente sin advertir esta opuesta cualidad esencial-, es decir, al
cual el Estado venezolano le haya delegado la atribución para inmiscuirse en su soberanía, las
decisiones que de ella emanen en ejercicio de su interpretación de la Convención Americana de
Derechos Humanos, no resultan de aplicación inmediata por ninguno de los entes y órganos que
conforman el Poder Público venezolano, razón por la cual esta Corte declara IMPROCEDENTE el
alegato formulado por los accionantes en torno a que el Directorio de Responsabilidad Social, a
través de su Providencia Administrativa N° PADRS-1.913, de fecha 18 de octubre de 2011, violó su
‘…derecho de ejecución de decisiones de los órganos internacionales’. Así se decide.
(…omissis…)
(…omissis…)
De allí entonces, que el fundamento de una argumentación jurídica dogmática que reclame para sí
la violación del derecho a la libertad de expresión e información –formulada en el contexto de una
regulación de protección internacional de los derechos humanos- debe a juicio de esta Corte, en
primer lugar, hacer uso de la argumentación práctica general ofrecida por el dato histórico
comparado, mucho más si se toma en consideración que la positivización de los derechos humanos
encuentra precisamente allí, de manera indiscutible, su naturaleza y origen.
(…omissis…)
(…) como puede claramente apreciarse, el derecho que los accionantes reclaman violado, lleva
implícito desde su propia concepción original (…) una doble, expresa y paradójica restricción,
resumida en que la libertad de expresión sólo es completamente libre si la información que a
través de ella sea transmitida, no turbe el orden público establecido en la ley y de presentarse
alguna turbación a este orden, el o los perturbadores responderán por este abuso en los términos
que establezca, otra vez, la ley.
(…omissis…)
De este modo, considera esta Corte, actuando en sede constitucional, que la pretensión cautelar de
los accionantes, expuesta como resultado de una argumentación jurídica dogmática racional, que
busca establecer la violación del derecho a la libertad de expresión e información, debe tener como
denodado fin, demostrar no sólo la falta de validez de la restricción que históricamente el derecho
positivo ha impuesto a la libertad de expresión e información, sino más aún, la racionalidad del
saber implícito que la comunicación de esta información libremente expresada trae consigo,
puesto que de lo contrario la restricción a ella impuesta por una ley válida será del todo
procedente.
Lo anterior, aclara este Órgano Jurisdiccional, no resulta de la argumentación práctica general que
la Historia y la Sociología ofrecen, sino de que ambos presupuestos han sido desarrollados por la
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en su sentencia vinculante N° 1.942, de fecha
15 de julio de 2003, al resolver la antinomia planteada entre el artículo 13 de la Convención
Americana de Derechos Humanos -varias veces invocada por los accionantes-, y los artículos 57 y
58 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en los cuales los accionantes
fundamentan la denuncia sub examine.
(…omissis…)
De lo que (…) se observa, en primer lugar, que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, dejó establecida la íntima relación que existente entre la libertad de expresión y la de
información.
Del mismo modo, la Sala declaró una franca antinomia entre los artículos 57 y 58 de nuestra Carta
Magna y el artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos, la cual resuelve al
decidir que los primeros tienen prevalencia sobre el segundo y lo que es más importante aún,
determina que más allá de lo que la propia Convención contempla, la Ley puede establecer
restricciones a la libertad de expresión e información que se extienden hasta la posibilidad de
establecer censura previa en casos muy específicos, ya que consideró que ello garantiza una mayor
protección a los derechos humanos de la colectividad.
Por lo tanto, como tercer aspecto de relevancia, advierte esta Corte que los postulados
consagrados por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, antes señalados,
reconocen a la Ley un muy alto grado de preponderancia, como mecanismo de restricción a la
libertad de expresión e información consagrados en los artículo 57 y 58 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, preponderancia que sólo podrá ser subvertida, en la medida
en que la Ley sea declarara inconstitucional.
(…omissis…)
De modo que, a juicio de esta Corte, actuando en sede constitucional, la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, haciendo uso de sus atribuciones interpretativas, dejó establecido
que las leyes que regulan la responsabilidad por el abuso en el ejercicio del derecho a la libertad de
expresión e información, son aquellas que se aparten de los postulados fundamentales del Estado
democrático y social de Derecho y de Justicia propugnado por el artículo 2 de nuestro Texto
Constitucional, por lo que, en consecuencia, cualquier acción que busque determinar la
inconstitucionalidad de este tipo de leyes, debe inexorablemente dejar comprobada la antinomia
existente entre el instrumento legal por medio del cual se imponga la correspondiente
responsabilidad y los principios y valores contenidos que precisamente sustentan este Estado
democrático y social de Derecho y de Justicia. Así se declara.
De allí considera esta Corte, actuando en ejercicio de sus funciones de Juez Constitucional, que los
accionantes no lograron comprobar, al menos en esta instancia cautelar, que la multa impuesta a
través del acto administrativo impugnado, en aplicación de la Ley de Responsabilidad Social en
Radio, Televisión y Medios Electrónicos, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana
de Venezuela, número 39.610, de fecha 07 de febrero de 2011, contraviene el contenido del
artículo 2 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y que, por su parte, tampoco
lograron los accionantes llevar a la convicción a este Órgano Jurisdiccional con pruebas suficientes,
que detentan la cualidad para disfrutar de las limitaciones que a las restricciones al derecho a
libertad de expresión y comunicación impone el aludido texto normativo, de conformidad con la
sentencia vinculante N° 1.942, dictada por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
en fecha 15 de julio de 2003; por lo que, este Órgano Jurisdiccional, actuando en fase cautelar
constitucional, declara IMPROCEDENTE el alegato por medio del cual los accionantes denunciaron
la violación de su derecho a la libertad de expresión e información, por parte del Directorio de
Responsabilidad Social, mediante el acto contenido en la Providencia Administrativa N° PADRS-
1.913, de fecha 18 de octubre de 2011. Así se decide.
(…omissis…)
(…) de una revisión concordada de los alegatos de la recurrente, de los anexos que acompañaron
su recurso y de las actas que cursan en el expediente administrativo, que las partes recurrentes,
Corpomedios GV Inversiones C.A, y Globovisión Tele C.A., fueron notificados; tuvieron conocimiento
del procedimiento administrativo en su contra; pudieron formular alegatos y consignar pruebas, es
decir, participaron activamente y de forma prolija en el procedimiento administrativo previo para
la formación de los actos impugnados, por lo que esta Corte estima prima facie que no existe
violación del derecho a la defensa y del debido proceso, por cuanto esta Corte constató
previamente, conforme lo establecido por la Sala Político Administrativa en la sentencia
parcialmente citada, que el Directorio de Responsabilidad Social cumplió con el procedimiento
legalmente establecido y no impidió a los recurrentes su participación en la formación del acto
administrativo impugnado, en consecuencia, esta Corte desestima la violación del derecho a la
defensa y del derecho al debido proceso. Así se decide.
Igualmente, esta Corte observa del contenido de la Providencia Administrativa, que se efectuó el
análisis de los hechos sobre los cuales se fundamentó la Administración para notificar la apertura
del procedimiento administrativo sancionatorio, el cual se basó en la transmisión de declaraciones
difundidas los días 16, 17, 18 y 19 de junio de 2011, en el cual el prestador de servicio difundió ‘(…)
(33) declaraciones de supuestos familiares de los internos realizando (…) repeticiones (53) de las
mismas; de igual forma, expuso imágenes relacionadas con el hecho, en contraste con la
transmisión de sólo (…) (26) declaraciones oficiales de las (…) (41) difundidas por
el (sic) Venezolana de Televisión lo cual hace surgir la posibilidad de encontrarnos en una
conducta violatoria de lo establecido en la normativa que rige la materia, al reiterar presuntas
declaraciones e imágenes que generan zozobra en desmedro de las declaraciones oficiales’,
constituyendo tales transmisiones el ilícito administrativo que generó la apertura de la
averiguación administrativa.
En ese sentido, este Órgano Jurisdiccional no advierte de autos que exista la tipificación de algún
ilícito de tipo administrativo o que revista carácter penal contra los periodistas que se mencionan
como intervinientes en las transmisiones que sirvieron de fundamento para aperturar la
averiguación Administración. Pues, el Directorio de Responsabilidad Social no constituye el Órgano
Administrativo con autoridad, ni competencia para tales fines, lo conducente en tales
circunstancias es la remisión de las actuaciones al Ministerio Público para que realice la actividad
investigativa correspondiente, a los fines legales consiguientes.
Aunado a lo anterior, con relación a este tipo de responsabilidad que la parte recurrente alegó en
su escrito libelar haber sido atribuida por la Administración ‘…a los periodistas de Corpomedios…’,
en el cual a su entender ‘…se les acusa arbitrariamente de negligencia profesional y hasta de- dolo
eventual, y de cómplices en una línea editorial supuestamente delictiva…’, esta Corte no observa
que el Directorio de Responsabilidad Social en el acto administrativo impugnado, atribuyera la
comisión de una conducta que revista carácter penal, siendo que este tipo de responsabilidad es
intuito personae y no se evidencia tampoco la identificación plena de periodista alguno y la
tipificación del supuesto delito.
Por otra parte, con relación al alegato expuesto por la parte recurrente mediante el cual adujo que
a la Sociedad Mercantil Globovisión Tele, C.A., ‘…se le impone una multa de Bs.F. 9.394.314, a
través de la emisión de la Planilla de Liquidación sin haber sido nunca notificados de la apertura de
procedimiento administrativo sancionatorio en su contra, lo cual se traduce en una ausencia total
y absoluta de procedimiento...’, tal como se dejó constancia de las actuaciones cursantes en el
expediente administrativo, esta Corte verificó que en fecha 30 de junio de 2011, la Comisión
Nacional de Telecomunicaciones notificó a la Sociedad Mercantil Corpomedios GV Inversiones
(Globovisión) de la Providencia Administrativa Nº PADRS-1.839 de la misma fecha, mediante la
cual se ordenó ‘…el inicio de un procedimiento administrativo sancionatorio a la Sociedad
Mercantil Globovisión, asimismo el 18 de junio de 2011, las Apoderadas Judiciales de la Sociedad
Mercantil Corpomedios G.V. Inversiones, C.A., …titular de la habilitación administrativa para
operar el canal de televisión Globovisión…’, consignaron escrito de alegatos de conformidad con lo
previsto en el artículo 31 de la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios
Electrónicos, según consta al folio (…) (40) al (…) (205) de la primera pieza del expediente
administrativo, entre otras actuaciones.
Asimismo, del acto administrativo se desprende que el Directorio de Responsabilidad Social dejó
constancia que ‘…en el Libro de Bitácora de la Consultoría Jurídica y en la del Directorio de
Responsabilidad Social, en las fechas comprendidas entre el 8 de julio de 2011 y hasta el día 26 de
agosto de 2011, un total de (…)(18) diligencias efectuadas por dicha representación…’, en razón de
ello mal podría la parte actora alegar que ‘…no tuvieron la oportunidad de esgrimir sus defensas y
alegatos ante la actuación de la Administración, sino que simplemente ésta procedió a imponerle
la desproporcionada y confiscatoria multa de Bs. F. 9.394.314 en clara violación de sus derechos
constitucionales’.
Por otra parte, es menester para esta Corte hacer mención que del folio (…) (135) al (…) (150) del
expediente judicial consta el Acta Constitutiva de la Sociedad Mercantil Corpomedios G.V.
Inversiones, C.A., en la cual se observa que la misma se encuentra constituida por los siguientes
accionistas: Unitel de Venenzuela, C.A., identificada anteriormente y el Sindicato Ávila, C.A.,
inscrito en el Registro Mercantil de la Circunscripción Judicial del Distrito Federal y Estado Miranda,
en fecha 02 de diciembre de 1980, bajo el Nº 50, Tomo 183-A-Pro, cuyo capital se encuentra
integrado por (…)(200) acciones de clase ‘A’ por un valor de (…) (Bs 200.000,00) a nombre de la
primera; y Sindicato Ávila, C.A., ha suscrito (…) (200) acciones de clase ‘B’ por un valor de (…) (Bs
200.000,00).
Asimismo, del folio (…) (151) al (…) (167) riela el Acta Constitutiva de la Sociedad Mercantil
Globovisión Tele, C.A., dicha compañía se encuentra constituida de la siguiente forma:
Corpomedios G.V. Inversiones, C.A., ha suscrito (…) (4.999) acciones por un valor de (…) (Bs.
4.999.000,00); y Gonzalo Salima Hernández, titular de la cédula de identidad Nº 9.882.624, ha
suscrito una (1) acción por un valor de (…) (Bs. 1.000,00).
A los fines de efectuar el análisis de la documentación antes mencionada, resulta oportuno para
este Órgano Jurisdiccional traer a colación el criterio sostenido por la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia a través de la sentencia Nº 903 de fecha 14 de mayo de 2004 (caso:
Transporte Saet, S.A.) (…).
(…omissis…)
Así la Sala Constitucional igualmente señala una serie de características que le son propias a este
tipo de grupo o sociedades vinculadas en la cual en primer lugar debe tratarse de un conjunto de
personas jurídicas que obran concertada y reiterativamente, proyectando sus actividades hacia los
terceros, este grupo societario es controlado a través de una gerencia común que es llamado
‘controlante’ actuando de manera abierta o subrepticiamente en el territorio nacional o fuera.
Cabe destacar que este criterio jurisprudencial de la Sala Constitucional cuyos criterios son
vinculantes, establece que ‘…al sentenciarse al grupo podría condenarse a sus miembros
identificados en el fallo, que fueron mencionados en la demanda, así no fueran emplazados. Las
pruebas sobre la existencia del grupo, su controlante, etcétera, permiten al juez condenar –si
fuere el caso- a la unidad formada por todos los miembros y que quedó representada por el
controlante…’ (…).
Siendo ello así, la excepción de ello la constituye cuando la ley señala una obligación que le
corresponde en conjunto al grupo, así la demanda no se incoe contra el grupo como tal, sino
contra uno de sus componentes, debido a que por la ley todos los miembros tienen una
responsabilidad. No se trata exclusivamente de una cuestión de solidaridad entre los diversos
miembros del grupo económico, sino de una obligación indivisible que nace por la existencia de los
grupos; dicho criterio funciona exclusivamente en materia de orden público e interés social, donde
es necesario proteger al débil o a la sociedad, en aras de una justicia eficaz, contraria a la
multiplicidad de juicios, para dar cumplimiento a los artículos 2 y 26 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela.
Atendiendo a nuestra Carta Magna, es en estas materias de orden público que se puede dictar una
decisión contra determinadas personas que surgen de los elementos probatorios, cursantes en
autos como elementos del grupo, si hay pruebas inequívocas del grupo, de sus componentes y del
ente o sujeto controlante, con las modalidades que esta figura asume en cada caso.
Sobre la base de los elementos y características que son enumeradas en la decisión bajo análisis,
esta Corte observa de los elementos probatorios aportados junto al escrito libelar por la parte
recurrente, que de conformidad con la constitución accionaria de la Sociedad Mercantil
Globovisión Tele, C.A., se advierte que la misma forma parte de un grupo de empresas en la cual
Corpomedios G.V. Inversiones, C.A., constituye el accionista mayoritario detentando (…) (99)
acciones de (…) (100) que compone el capital accionario de la mencionada Sociedad Mercantil.
Analizado lo anterior, esta Corte considera necesario precisar que en la Providencia Administrativa
Nº PADRS-1839 notificada en fecha 30 de junio de 2011 (…), la Administración realizó la apertura
del procedimiento administrativo a la ‘…sociedad mercantil Globovisión…’, razón por la cual ambas
empresas se encuentran mencionadas dentro del acto administrativo, aunado a ello las
actuaciones realizadas por los Apoderados Judiciales de las Sociedades Mercantiles involucradas
en el antes mencionado grupo societario consignaron ante la Administración diversas actuaciones
involucrando a ambas sociedades mercantiles, igualmente como hicieron ante esta Corte.
(…omissis…)
Igualmente, esta Corte no advierte de los elementos anexos consignados junto al escrito libelar, ni
del expediente administrativo que en la Providencia Administrativa objeto del presente recurso de
nulidad conjuntamente con amparo constitucional, la Administración haya efectuado la atribución
por medio de la tipificación de alguna conducta que revista carácter penal a los periodistas que se
encuentran señalados en el mencionado acto. En razón de ello resulta infundado el alegato
expuesto por la parte accionante con relación a la contravención del derecho al debido proceso. Así
se decide.
Así, del análisis previo del acto administrativo impugnado, estima esta Corte, sin que ello implique
pronunciamiento sobre el fondo del asunto y sin desconocer los argumentos y elementos
probatorios que podrían ser incorporados al juicio en esta instancia judicial por las partes, que el
alegato supra señalado (…), carece de fundamento, toda vez que prima facie, no se desprende de
los documentos consignados junto al escrito libelar y del expediente administrativo, indicio,
elemento o circunstancia alguna que constituya menoscabo del derecho al debido proceso y a la
defensa de la parte actora, desechando este Órgano Jurisdiccional el alegato esgrimido por la
accionante como parte del fundamento del amparo cautelar. Así se decide.
Igualmente observa esta Corte, que la parte recurrente, denunció la violación del derecho a la
presunción de inocencia, íntimamente vinculado con el derecho a la defensa argumentando que:
‘…Globovisión-Tele tiene derecho constitucional a que se sustancie un procedimiento en el que
participe, se le presuma inocente hasta que se demuestre que ella, y no otra persona jurídica
diferente, ha cometido alguna infracción (…)’.
(…omissis…)
Ahora bien, a fin de decidir acerca de la denuncia alegada, esta Corte observa del examen del acto
administrativo, en especial del auto de apertura y de la sustanciación del procedimiento llevado
por la Administración, que durante el transcurso del procedimiento, no se observó una conducta
por parte de la Administración que Juzgara a la parte recurrente como culpable, aunado al hecho
que las empresas recurrentes en todo momento tuvieron garantizado el derecho a presentar
alegatos y pruebas, por tanto esta Corte considera que la Administración presumió la inocencia de
la recurrente durante el transcurso del procedimiento pues fue sólo hasta que el mismo culminó
ajustado a las disposiciones contenidas en la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y
Medios Electrónicos, que la parte recurrida impuso la sanción, en razón de ello es Corte desestima
la violación del aludido derecho. Así se decide.
(…), resulta oportuno para esta Corte traer a colación lo consagrado en el artículo 29 de la Ley de
Responsabilidad en Radio, Televisión y Medios Electrónicos (…).
(…omissis…)
De la norma (…) citada se observa que los sujetos regulados por ésta Ley, podrán ser sancionados
con multas de hasta un (…) (10%) de los ingresos brutos causados en el ejercicio fiscal
inmediatamente anterior a aquél en el cual se cometió la infracción, cuya aplicación de esta
sanción de multa fue impuesta por el Directorio de Responsabilidad Social conforme a las
atribuciones y competencias establecidas en el numeral 2 del artículo 20 eiusdem.
Con respecto a la anterior denuncia, esta Corte observa de autos, que la sanción impuesta fue la
consecuencia directa de la ejecución del procedimiento administrativo sancionatorio llevado a
cabo por las presuntas irregularidades cometidas por la parte accionante, al haber transgredido a
juicio del Órgano Regulador las normas contenidas en la Ley de Responsabilidad Social en Radio,
Televisión y Medios Electrónicos, fundamentada en los resultados obtenidos por la Administración
posterior al análisis de los elementos probatorios y alegatos de defensa en el marco de dicho
procedimiento.
En ese sentido, es importante resaltar que dentro de las competencias legalmente establecidas que
tiene el Directorio de Responsabilidad Social, se encuentra ejecutar políticas de regulación en
materia de responsabilidad social en los servicios de radio televisión y medios electrónicos,
ejecutar políticas de fomento para la investigación relacionada con la comunicación y difusión de
mensajes a través de estos servicios, abriendo de oficio como ocurrió en el caso bajo estudio, los
procedimientos administrativos previstos en aquella ley, y aplicar las sanciones correspondientes.
En atención a las competencias antes referidas, propias del Directorio de Responsabilidad Social,
este actúo haciendo uso de los poderes que le fueron otorgados legalmente mediante Ley especial,
para que de acuerdo a su interpretación técnica y sus amplias atribuciones establezca los límites o
situaciones fácticas dentro de las cuales considere necesario imponer las sanciones a que haya
lugar, es así como resulta oportuno para este Órgano Jurisdiccional indicar que en cumplimiento
de su labor de Policía Administrativa, la Administración Sectorial actúo en el desarrollo de sus
atribuciones reguladoras, en contribución de la paz social.
(…omissis…)
Ello así, debe esta Corte precisar que el legislador venezolano estableció un régimen especial con el
objeto de regular la difusión y recepción de mensajes, la responsabilidad social de los prestadores
de los servicios de radio y televisión, entre otros sujetos sometidos al contenido de la Ley de
Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos, con el fin de fomentar el
equilibrio democrático entre los deberes, derechos e intereses a los fines de promover la justicia
social y contribuir a la formación de la ciudadanía, la paz, la cultura, la educación, conforme a las
normas y principios constitucionales, así, atendiendo a los principios establecidos, el Ente
regulador tiene la facultad de aplicar medidas administrativas, como la imposición de sanciones
pecuniarias, suspensión de la transmisión, así como la revocatoria de la habilitación y concesión al
contravenir el ordenamiento especial.
Precisado lo anterior, observa esta Corte, que las Apoderadas Judiciales del canal televisivo
Globovisión y la Sociedad Mercantil Corpomedios denunciaron la vulneración a su derecho de
propiedad por cuanto la multa impuesta al canal ‘…se constituye en confiscatoria y en
consecuencia violatoria al derecho de propiedad…’.
(…omissis…)
En ese sentido, con respecto a la garantía de no confiscación, es menester para esta Corte traer a
colación la previsión del artículo 116 de nuestro Texto Fundamental (…).
(…omissis…)
De la norma (…) se colige que esta figura de la confiscación, sólo procederá a través de una
sentencia firme, contra los bienes de personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras,
responsables de delitos cometidos contra el patrimonio público, o contra los bienes provenientes
de las actividades vinculadas al tráfico ilícito de sustancias psicotrópicas y estupefacientes.
(…omissis…)
Así, de acuerdo con el artículo 116 del Texto Fundamental, la confiscación sólo puede aplicarse en
los casos expresamente previstos en la propia Constitución y no admite que la ley establezca casos
adicionales; a diferencia del comiso, sanción que generalmente se encuentra establecida en la ley
formal como mecanismo de protección de la actividad administrativa desplegada por el Poder
Público.
(…omissis…)
Así tenemos que, de la lectura detenida del acto impugnado, esta Corte no evidencia prima facie
que exista una relación causal entre la multa impuesta como mecanismo sancionatorio de la
Administración autora del acto y la violación del derecho a la propiedad, por cuanto del acto
impugnado, del expediente administrativo y del judicial, no se desprende el más mínimo indicio de
que se les haya limitado el uso, goce, disfrute y disposición de las acciones y bienes de la empresa,
atributos estos del mencionado derecho, pues la planta televisiva continúa operando hasta la
presente fecha, prestando el servicio y comercializándolo a los fines de obtener ingresos.
Ahora bien, la imposición del pago de la multa por la parte recurrente, a su decir obedece a la
actividad de la policía administrativa desarrollada por el Directorio de Responsabilidad Social, por
cuanto la Administración está facultada para implementar sus políticas públicas en función del
colectivo, es decir, en defensa de los intereses y bienes públicos.
Observa esta Corte prima facie, aunado a lo anterior y no menos relevante, que no se evidencia la
violación al principio de legalidad y tipicidad sancionatoria por parte de la Administración
recurrida, por cuanto las normas aplicadas, numerales 1, 2, 4, 7 del artículo 27 de la Ley de
Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos, están previstas en una Ley, con
indicación de los supuestos de hecho determinados, por lo cual, a juicio de esta Corte tales
denuncias de violación carecen de fundamento, al existir restricción de la actividad que despliegan
las recurrentes, establecidas por la Ley que rige la materia, así bajo análisis presuntivo la
Administración recurrida actuó con apego al principio de legalidad conectado con la reserva legal y
en estricta sujeción al principio de tipicidad, que tienen su origen en el principio de seguridad
jurídica el cual tampoco fue transgredido. Así se decide.
(…omissis…)
Ahora bien, del examen del contenido del acto administrativo y del expediente administrativo no
se evidencia que la Administración haya ‘confiscado’ bienes de la parte recurrente, por el contrario,
lo que se observa claramente, es que haciendo uso de su potestad de policía, procedió a subsumir
las conductas presuntamente irregulares detectadas en los supuestos previstos en la norma,
aplicando la sanción pecuniaria correspondiente.
Sostener lo contrario, como pretende la parte recurrente, conllevaría a considerar que toda multa
es una ‘confiscación’, y en ese contexto entrarían las multas de tránsito, las multas que impone la
Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario, o las multas que impone el Instituto para
la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios por irregularidades administrativas,
lo cual constituye a juicio de esta Corte una errónea interpretación por parte de los recurrentes y
un desconocimiento de la naturaleza de la multa en un procedimiento sancionatorio no tributario,
en vista de las clarísimas diferencias que existen entre ambas figuras, aunado al hecho de que la
confiscatoriedad solo podría verificarse en un tributo, -tributación desproporcionada- y la multa
impuesta no es un tributo, pues ésta respondió a la aplicación de una sanción en el marco de un
procedimiento administrativo, en cambio el tributo es generado por cargas fiscales.
A lo anterior se agrega, que el alegato de los recurrentes de que el pago de la multa implicaría que
se vería comprometido el giro económico de la empresa y su estabilidad financiera, debe ser
desechado, toda vez que el análisis preliminar de las pruebas cursantes en autos no llevan a esta
Corte a la convicción de que exista un nexo causal entre el monto de la multa impuesta a la
empresa y el presunto detrimento del flujo de caja, en consecuencia, se desecha el argumento
esgrimido. Así se decide.
(…omissis…)
(…omissis…)
(…omissis…)
En tal sentido, esta Corte observa que la multa impuesta no afecta en modo alguno la libre
determinación en la escogencia señalada, puesto que a la fecha la recurrente se sigue
desenvolviendo en el tráfico comercial como un canal privado que transmite noticias las (…) (24)
horas del día.
(…omissis…)
Por otra parte, este Órgano Jurisdiccional observa que la Administración (…), no contravino el
principio de no confiscatoriedad, pues dicha multa no limitó el ejercicio del giro económico de la
mencionada empresa, ya que ésta continúa prestando el servicio y comercializándolo, a los fines
de obtener ingresos. A ello se agrega que no se observa de los documentos que fueron consignados
anexos al escrito libelar, el estado de ganancias y pérdidas debidamente auditado del período
correspondiente al año 2010, del cual se evidencie la situación real de la Sociedad Mercantil
recurrente y tampoco fue consignada la declaración de impuesto sobre la renta correspondiente al
mismo período, resultando éstos los ingresos tomados como base por la Administración por
mandato de la Ley, para la imposición de la multa, en el acto administrativo impugnado.
Conforme a los razonamientos anteriormente expuestos, estima esta Corte, sin que ello implique
pronunciamiento sobre el fondo del asunto y sin desconocer los argumentos y elementos de
pruebas que podrían ser incorporados al proceso en esta instancia judicial por la parte recurrente,
que el alegato supra señalado, constitutivo como parte del fumus boni iuris, carece de
fundamento, toda vez que no se advierte de los elementos probatorios cursantes en autos, que la
Administración a través de su pronunciamiento, el cual de manera preliminar a consideración de
esta Corte, se encuentra dentro de los límites de su competencia y proporcionalidad con respecto a
la sanción impuesta, no atentando contra el derecho a la libertad económica, pues la recurrente se
encuentra hasta la fecha actual, desarrollando libremente la actividad económica por ella
escogida, con lo cual no observa este Órgano Jurisdiccional que se haya configurado a través del
acto impugnado la violación al mencionado derecho Constitucional, motivo por el cual se
desestima el alegato esgrimido por la accionante. Así se decide.
(…omissis…)
Tal como fue determinado por esta Corte en la presente decisión, las atribuciones del Directorio de
Responsabilidad Social se encuentran establecidas en la Ley de Responsabilidad en Radio,
Televisión y Medios Electrónicos dentro de las cuales se encuentran la de ejecutar políticas de
fomento para la investigación relacionada con la comunicación y difusión de mensajes a través de
los servicios de radio, televisión y medios electrónicos, asimismo aperturar de oficio los
procedimientos administrativos derivados de los incumplimientos a la Ley especial que rige la
materia.
(…omissis…)
Ahora bien, (…) conforme al alegato expuesto por la parte recurrente, además de presentarlo
como conculcador del derecho a ser juzgado por un juez imparcial, no observa este Órgano
Jurisdiccional que en el presente expediente curse elemento probatorio alguno por medio del cual
se lleve a esta Corte a la convicción de determinar, que ‘…es notoria la falta de imparcialidad que
el directorio, como órgano de Conatel (…) tuvo en la aplicación de la sanción recurrida’, pues el
Directorio resulta competente para imponer dicha multa, además, de acuerdo a la observación
preliminar que realizó esta Corte en el presente caso, la Administración respetó el cumplimiento de
los derechos que le asistían a la parte recurrente en el procedimiento administrativo sancionatorio.
Conforme a los razonamientos anteriormente expuestos, estima esta Corte, prima facie sin que ello
implique pronunciamiento sobre el fondo del asunto, y sin desconocer los argumentos y elementos
de pruebas que podrían ser incorporados al proceso en esta instancia judicial por las partes
recurrente, que el alegato supra señalado, constitutivo como parte del fumus boni iuris, carece de
fundamento, toda vez que no se advierte de los elementos probatorios cursantes en autos que la
Administración a través de su pronunciamiento haya infringido el derecho a ser juzgado por un
juez natural e imparcial en la Providencia mediante la cual se impuso como sanción la multa
recurrida, con lo cual no observa este Órgano Jurisdiccional que se haya configurado a través del
acto impugnado la violación al derecho Constitucional denunciado por la parte recurrente en su
escrito libelar, motivo por el cual se desestima el alegato esgrimido por la accionante. Así se
decide.
(…omissis…)
Partiendo de la argumentación expuesta por la parte recurrente, esta Corte considera oportuno
precisar que la potestad sancionatoria de la Administración es ejercida sobre la base de un debido
procedimiento administrativo, mediante el cual, se logra determinar y sancionar a aquellos
particulares que han infringido la norma al configurarse el acto ilícito administrativo.
(…omissis…)
Siendo ello así, en el ordenamiento jurídico venezolano tenemos un principio base sobre el cual se
asientan los otros principios propios del procedimiento administrativo sancionatorio, en efecto el
artículo 49, numeral 6 de nuestra Carta Magna consagra el principio de legalidad y tipicidad de las
penas, faltas, delitos y sanciones (…).
(…omissis…)
Dentro de los principios propios del procedimiento administrativo sancionatorio, derivados del
artículo 49, numeral 6 de la Constitución, antes referido además del derecho a la defensa, a ser
informado o notificado del cargo que se le imputa, a ser oído por los órganos administrativos y el
principio de publicidad, tenemos el principio de proporcionalidad de la sanción, que es otro de los
principios que tiene cabida en el campo del Derecho Administrativo.
(…omissis…)
(…omissis…)
Se observó igualmente que para la ponderación de esta sanción también realizó la aplicación de
los postulados en materia penal, los cuales empleó de manera supletoria atendiendo lo contenido
en la sentencia Nº 950 de la Sala de Casación Penal, expediente Nº C00-0753 de fecha 11 de julio
de 2000.
Asimismo, se evidencia que el monto de la multa impuesta a través del acto administrativo
recurrido, se encuentra determinado por la Administración posterior a una debida ponderación de
la especial situación y el ejercicio técnico en el que se tomó en cuenta la gravedad de las imágenes
transmitidas en concordancia con lo reiterado y la edición realizada, configurándose con ello un
agravante evaluado en el momento de la imposición de dicha multa (…).
Conforme al razonamiento anteriormente expuesto, estima esta Corte, sin que ello implique
pronunciamiento sobre el fondo del asunto, y sin desconocer los argumentos y elementos de
pruebas que podrían ser incorporados al proceso en esta instancia judicial por la parte recurrente,
que los alegatos supra señalados (…), carecen de fundamento, toda vez que no se advierte de los
elementos probatorios cursantes en autos que la Administración (…) infrinja el principio
constitucional rector en la imposición de sanciones por parte de la Administración en el acto
administrativo impugnado, motivo por el cual se desestima los alegatos esgrimidos por la
accionante. Así se decide.
(…omissis…)
En ese sentido, atendiendo lo denunciado por la recurrente, es menester resaltar que conforme al
criterio reiterado y pacífico asumido por nuestro Máximo Tribunal, se ha establecido que el
derecho a la igualdad, está concebido, para garantizar que no se establezcan excepciones o
privilegios que excluyan a ciertos sujetos de lo que se le concede a otros que se encuentran en
paridad de condiciones, es decir, que no se establezcan diferencias de las cuales se deriven
consecuencias jurídicas entre quienes efectivamente están en las mismas situaciones o supuestos
de hecho.
(…omissis…)
(…omissis…)
En el caso bajo análisis, observa esta Corte que frente al alegato expuesto por la parte recurrente,
existe primeramente una situación de hecho que previamente fue analizada e investigada por
parte de la Administración a través de un procedimiento administrativo, en el cual participó de
manera activa la parte recurrente haciendo uso de su derecho a la defensa y al debido proceso, de
esta manera el Directorio aplicó la sanción que se encuentra tipificada dentro de límites de su
competencia, tal como fue objeto de estudio previo en esta decisión.
En el presente caso la parte recurrente alegó el trato discriminatorio sin especificar la situación de
hecho en la cual se encuentra en desventaja o desigualdad con otros medios de comunicación, no
existiendo en esta etapa del proceso un ejercicio previo más allá de simples denuncias, mediante el
cual las Apoderadas Judiciales de la Sociedad Mercantil recurrente lleven a la convicción a este
Órgano Jurisdiccional que frente a los mismos sucesos de difusión de las noticias relacionadas con
los acontecimientos acaecidos en el Centro Penitenciario El Rodeo I y II, existió la difusión de la
misma información en circunstancias similares a las ofrecidas por el canal de televisión
Globovisión.
Así, observa esta Corte que la transmisión reiterada de la información de la manera como fue
efectuada por el canal de televisión Globovisión y por la cual fue objeto de la imposición de la
multa que aquí se recurre, el Directorio de Responsabilidad Social a lo largo del procedimiento
administrativo que tuvo lugar, no realizó vinculación alguna con la información que al respecto
fuera transmitida por los restantes medios de comunicación relacionados con esta noticia, por ello,
mal podría esta Corte declarar la procedencia de la vulneración de un derecho constitucional como
el de igualdad, siendo que no existen dentro del proceso que se ventila situaciones fácticas
relacionadas con otros medios de comunicación de la transmisión de esta noticia, aunado al hecho,
que en autos no constan elementos probatorios que hagan surgir en esta Corte la convicción de
que se trató desigualmente a los iguales frente a situaciones idénticas.
Igualmente observa esta Corte, que la violación denunciada carece de fundamento pues es
oportuno destacar, que la planta televisiva Globovisión, es el único canal de cobertura nacional
que transmite noticias las veinticuatro (24) horas del día, circunstancia que lo hace en sí diferente
tanto en el aspecto objetivo como en el subjetivo, a cualquier otro canal televisivo.
Conforme al razonamiento anteriormente expuesto, estima esta Corte, sin que ello implique
pronunciamiento sobre el fondo del asunto, y sin desconocer los argumentos y elementos de
pruebas que podrían ser incorporados al proceso en esta instancia judicial por la parte recurrente,
que el alegato supra señalado (…) carece de fundamento, toda vez que no se advierte de los
elementos probatorios cursantes en autos que la Administración a través de su pronunciamiento,
infrinja el principio constitucional de la igualdad en la imposición de la multa recurrida, motivo por
el cual se desestima el alegato esgrimido por la accionante. Así se decide.
En virtud de los razonamientos anteriormente expuestos, considera esta Corte que en el presente
caso no se verifica la presunción de buen derecho necesaria para el otorgamiento del amparo
cautelar. En consecuencia, al no haberse cumplido el fumus boni iuris constitucional como requisito
de procedencia del amparo cautelar solicitado, esta Corte declara IMPROCEDENTE el amparo
constitucional interpuesto. Así se decide…”. (sic). (Resaltados del texto).
III
DE LA APELACIÓN
Mediante escrito de fecha 7 de febrero de 2012 las abogadas María Verónica Espina, Nelly Herrera
Bond, Margarita Escudero León, Elisa Ramos Almeida y Mercedes Caycedo Lares, antes
identificadas, actuando con el carácter de apoderadas judiciales de los accionantes,
fundamentaron la apelación interpuesta el 9 de diciembre de 2011 “…solo en lo que se refiere a la
(…) improcedencia del amparo cautela solicitado…”, declarada en la sentencia N° 2011-1472 del 7
de ese mismo mes y año, dictada por la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, de la
siguiente manera:
Alegan la falta de aplicación del aparte único del artículo 31 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, de los artículos 62, numeral 3 y 68 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos en la decisión apelada.
Afirman que la violación de los artículos 57 y 58 del Texto Constitucional se configura en este caso,
habida cuenta que la cobertura realizada por el canal Globovisión de la situación surgida en el
Centro Penitenciario El Rodeo, se hizo “…en ejercicio legítimo del derecho a la libre expresión de
ideas, opiniones e información y no se trata en forma alguna de un abuso del mencionado
derecho…”.
Citan la sentencia N° 013 del 12 de junio de 2001, dictada por la Sala Constitucional con relación a
la protección de las opiniones críticas de hechos noticiosos, inclusive cuanto se
utilizan “expresiones molestas, hirientes o excesos terminológicos”, y concluyen que “…si la
cobertura que hizo el canal Globovisión sobre los hechos noticiosos relacionados con el caso El
Rodeo molestaron al gobierno nacional o al Directorio, dicha cobertura se encuentra protegida
constitucionalmente por la libertad de expresión…”; criterio que -a su decir- ha sido asumido por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Europea de Derechos Humanos.
Alegan la suposición falsa sobre la supuesta notificación y participación de Globovisión Tele, C.A.
en el procedimiento sancionatorio, y sobre la supuesta participación en un grupo
empresarial “utilizado para eludir el cumplimiento del ordenamiento jurídico”, así como también
denuncian la falta de aplicación del artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela en la decisión recurrida, toda vez que el referido procedimiento se inició contra la
empresa Corpomedios G.V. Inversiones, C.A., la cual tiene la titularidad de la concesión de
televisión abierta que explota a través del canal Globovisión, y pudo ejercer sus defensas en dicho
procedimiento.
Señalan que en el fallo apelado se incurrió en un error al confundir la empresa Globovisión Tele,
C.A. con el nombre del canal de televisión Globovisión.
Agregan que en la sentencia objeto de apelación se dio por demostrada la existencia de un grupo
societario utilizado para eludir el cumplimiento del ordenamiento jurídico, sin haber prueba de
ello en el expediente.
Exponen que a la sociedad mercantil Globovisión Tele, C.A. se le impuso una multa, sin haber sido
notificada del inicio del procedimiento administrativo en su contra y sin haber participado en él, lo
cual -según afirman- se traduce en una ausencia total y absoluta del procedimiento y constituye
una violación a los derechos a la defensa y al debido proceso.
Hacen referencia a la sentencia del 10 de enero de 2006 dictada por esta Sala Político-
Administrativa en el caso: C.A. La Electricidad de Caracas, respecto al otorgamiento de medidas
cautelares cuando las multas representen el pago de sumas considerables para el manejo
cotidiano de las empresas, y señalan que “…el mantenimiento en operatividad de la empresa es
fundamental para salvaguardar no sólo derechos de los accionantes afectados por la sanción
impuesta, sino también el derecho al trabajo de todos sus empleados y el derecho de la
colectividad a seguir disponiendo de un medio de comunicación con una línea editorial
independiente, que sin perjuicio de los otros operadores, le asegure a la sociedad venezolana la
pluralidad de ideas, informaciones y opiniones…”.
Expresan que la afectación del giro económico diario de la sociedad mercantil Globovisión Tele,
C.A., evidencia el “exceso” en el cual incurrió el Directorio de Responsabilidad Social de la
Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL), y que hizo devenir la multa
en “confiscatoria”.
Alegan el silencio de pruebas y la errónea interpretación del artículo 49, numeral 3 de la Carta
Magna en la cual se incurrió en la sentencia de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo,
y exponen que en dicho pronunciamiento se confunden los conceptos de independencia e
imparcialidad y se omite el hecho de que la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL)
y su Directorio de Responsabilidad Social, son “…algunos de los órganos que utiliza el Ejecutivo
Nacional para amedrentar a [sus] empresas representadas, ordenándoles la apertura
indiscriminada y sin fundamento de procedimientos sancionatorios, siendo que en este caso, es
evidente que el Directorio no goza de la imparcialidad y la independencia a las cuales alude
el [mencionado] artículo 49…”.
Denuncian la errónea interpretación de los artículos 2, 3, 19, 21, 49 numeral 6 y 139 del Texto
Constitucional, y expresan que en el fallo apelado la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo se limitó a señalar que el acto impugnado no viola las garantías consagradas en las
referidas normas, siendo que en el escrito contentivo del recurso contencioso administrativo de
nulidad, se indicó reiteradamente que la violación de esas normas deriva de la
inconstitucionalidad de los artículos 27 y 29 de la Ley de Responsabilidad en Radio, Televisión y
Medios Electrónicos, con base a los cuales se impuso la sanción de multa recurrida.
Afirman que los referidos artículos no cumplen los parámetros mínimos para la determinación de
los supuestos de hecho, lo cual impide predecir con certeza las conductas sancionables.
Resaltan que las normas señaladas infringen los principios de proporcionalidad y racionalidad que
rige a la actividad sancionatoria de la Administración, y exponen que “…No se requiere mayor
análisis para concluir que [la multa impuesta] se constituye en una sanción excesiva por
desproporcionada al desconocer el mandato que exige que las limitaciones a derechos sean las
más restrictivas posibles, sólo las necesarias para lograr el fin de la norma…”.
Aducen la suposición falsa sobre la presunta denuncia de violación del derecho a la igualdad y la
falta de aplicación del artículo 21 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, pues
-a su decir- en el fallo apelado se entendió de forma errada que la desigualdad fue alegada
respecto al caso específico del manejo de la información sobre la situación del centro
penitenciario El Rodeo, cuando lo denunciado fue la discriminación existente con relación a otros
operadores de radio y televisión que, de acuerdo a los parámetros establecidos por el Directorio
de Responsabilidad Social de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL), deberían
ser sancionados por la violación de la Ley de Responsabilidad en Radio, Televisión y Medios
Electrónicos, con ocasión a coberturas que se hicieran distintas a los hechos de El Rodeo.
Exponen que en el expediente administrativo quedó demostrado que las declaraciones de diversos
funcionarios públicos, difundidas por el canal Venezolana de Televisión (VTV) trasmitieron
mensajes que incitaban al odio, intolerancia política y alteraciones del orden público, entre otros
supuestos sancionados por la Ley de Responsabilidad en Radio, Televisión y Medios Electrónicos, y
que no fueron investigados por el órgano administrativo.
Indican que en la sentencia apelada se incurrió en la falta de aplicación del artículo 21 del Texto
Constitucional, al estimar que el canal Globovisión merece un trato distinto al resto de los medios
de comunicación por ser el único canal de cobertura nacional que transmite noticias las
veinticuatro (24) horas, “…cuando dicha circunstancia de ninguna forma justifica la aplicación de
distintos criterio a la hora de determinar violaciones a la Ley de Radio y Televisión…”.
Finalmente, solicitan se declare con lugar la apelación interpuesta y se les conceda el amparo
cautelar.
IV
DE LA CONTESTACIÓN A LA APELACIÓN
Por escrito presentado en fecha 22 de febrero de 2012, la abogada Maryori del Carmen
Solano Ortíz, antes identificada, actuando con el carácter de apoderada judicial del Directorio de
Responsabilidad Social de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL), dio
contestación a la apelación en los siguientes términos:
Afirma que el procedimiento administrativo llevado a cabo por el órgano que representa,
estuvo delimitado desde su inicio a la forma abusiva en la cual el prestador del servicio de
telecomunicaciones transmitió la información relativa a los sucesos acaecidos en el Centro
Penitenciario El Rodeo I y II, así como las consecuencias que esas transmisiones causaban en los
usuarios de dicho servicio, por lo que en modo alguno se restringió el ejercicio del derecho a la
libertad de expresión.
Niega que el fallo apelado hubiese desconocido la importancia de los tratados, pactos y
acuerdos internacionales ratificados por la República ni desacató la sentencia dictada por la Corte
Interamericana de los Derechos Humanos invocada por los actores en su favor. En este punto,
resalta, conforme a la jurisprudencia de la Sala Constitucional y de esta Sala Político-
Administrativa, que la ejecución de las decisiones emanadas de órganos internacionales se
encuentra supeditada a lo dispuesto en el Texto Constitucional y al ordenamiento jurídico interno.
Respecto a la violación de los artículos 57 y 58 de la Carta Magna denunciada por la parte
recurrente, que consagran los derechos a la información y a la libertad de expresión, la
representante del Directorio de Responsabilidad Social de la Comisión Nacional de
Telecomunicaciones (CONATEL) indica que los referidos derechos no son absolutos sino que están
limitados a lo establecido en las leyes.
Así, señala que la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos
prevé las limitaciones y responsabilidades que conlleva el ejercicio de los aludidos derechos,
limitaciones éstas que conforme a la jurisprudencia de la Sala Constitucional solo pueden
flexibilizarse respecto a los actores políticos, “…toda vez que la expresión política, como función
pluralista y democrática, no la tiene ni la pueden tener quienes no hacen política y simplemente
pretenden ofender, desprestigiar, difamar o mentir, en atención a sus intereses particulares y
concretos, irrespetando de esta forma a la libertad de expresión…”.
Sostiene que las conductas a las cuales aluden los artículos 27 y 29 del mencionado texto
legal no pueden considerarse vagas o confusas, toda vez que las mismas se encuentran igualmente
establecidas como delitos en las leyes que rigen la materia penal, sin que su aplicación haya
resultado imposible en dicha materia. En este sentido, niega la existencia de la prejudicialidad
penal invocada por los recurrentes, como presupuesto para el inicio del procedimiento
administrativo sancionatorio.
Expone que la empresa Corpomedios G.V. Inversiones, C.A., es la concesionaria autorizada
para el uso y la explotación del espectro radioeléctrico con el objeto de prestar el servicio de
televisión abierta; mientras que Globovisión Tele, C.A. es la sociedad mercantil escogida por la
concesionaria para explotar el aludido servicio, razón por la cual Globovisión Tele, C.A. es la
responsable de cumplir las obligaciones asumidas por Corpomedios G.V. Inversiones, C.A.
Indica que, inequívocamente, la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo estimó que las
referidas empresas conforman una unidad, aun cuando éstas tienen personalidades jurídicas
independientes, por lo que debe entenderse -a su juicio- que el procedimiento administrativo fue
tramitado por el Directorio de Responsabilidad Social de la Comisión Nacional de
Telecomunicaciones (CONATEL), con la participación de la empresa Globovisión Tele, C.A. y que,
por tanto, el acto impugnado respetó los derechos al debido proceso y a la defensa.
Considera inconcebible que la multa impuesta en el caso bajo examen resulte confiscatoria, en los
términos previstos en el artículo 116 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
pues del Informe de los estados financieros de la empresa Globovisión Tele, C.A. “…del 30 de junio
de 2007 y 2006, sociedad mercantil que se encuentra totalmente poseída por CORPOMEDIOS GV
INVESIONES, C.A. (…), consignado ante la Gerencia de Recaudación y Fiscalización de la Comisión
Nacional de Telecomunicaciones, se refleja que sus ingresos brutos para el año 2007 alcanzaron el
monto de Setenta y Siete Millones Treinta y Dos Mil Setecientos Cincuenta y Cinco Bolívares (Bs.
77.032.775,00) y su utilidad neta fue de Diez Millones Setecientos Veinticinco Mil Cuatrocientos
Cuarenta y Siete Bolívares (Bs. 10.725.447,00)…”.
Agrega que lo antes expuesto, hace surgir la siguiente pregunta: “…¿Cómo si en el año 2007, sus
utilidades superaron el monto de la multa impuesta, las utilidades percibidas en el año 2010, van a
ser inferiores a la sanción, partiendo de que los ingresos brutos declarados por GLOBOVISIÓN TELE,
C.A. FUERON DE CIENTO VEINTICINCO MILLONES DOSCIENTOS CINCUENTA Y SIETE MIL
QUINIENTOS VEINTE CON OCHENTA Y SIETE CÉNTIMOS (Bs. 125.257.520,87) según se desprende
de la declaración de Ingresos Brutos contenida en la Planilla N° 07-04-0150975 correspondiente a
la Tasa por Administración y Control del Espectro Radioeléctrico…”. (SIC).
Igualmente, manifiesta que la multa fue impuesta en aplicación de lo establecido en los artículos
27 y 29 de la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos, ante la
verificación de las conductas sancionadas en tales dispositivos normativos, y conforme a las
competencias atribuidas al Directorio de Responsabilidad Social de la Comisión Nacional de
Telecomunicaciones (CONATEL), de manera que no se verifica la violación del derecho a la
propiedad denunciada por los actores.
Con relación al supuesto silencio de pruebas sobre el Informe realizado por contadores públicos,
consignado por la parte recurrente ante la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, afirma
que la multa se impuso respecto al ejercicio fiscal 2009-2010, por lo que al no haberse presentado
el estado de ganancias y pérdidas del 2010 ni la Declaración del Impuesto sobre la Renta del año
2010, no se puede verificar la afectación del giro económico de la sociedad mercantil Globovisión
Tele, C.A.
Sostiene que el hecho generador de la sanción fue “…la forma en que el canal de televisión hizo
uso de estas declaraciones, como fueron presentadas a través de micros e imágenes, subsumiendo
su conducta en los supuestos de hecho previstos en las faltas administrativas previstas en el
artículo 27 de la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos…”.
Expresa que los argumentos formulados por las actoras con relación a la presunta violación del
juez natural y del principio de imparcialidad, “…implicaría que cualquier decisión tomada por un
órgano u organismo de la administración pública central o descentralizada adolecería de los vicios
acusados por los apelantes. El argumento es especialmente absurdo al verificarse que el Directorio
(…) cumplió cabalmente con garantizar la defensa de los hoy apelantes…”.
Indica, contrariamente a lo alegado por la parte actora, que la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo se pronunció sobre la violación del derecho a la igualdad invocada por los
recurrentes. En ese sentido, afirma que la referida Corte “…no sólo hizo mención a su defensa
sobre los supuestos hechos discriminatorios que han afectado a la mencionada sociedad
mercantil (sic), de igual forma le señala la no existencia de un procedimiento previo en virtud del
cual se haya tramitado en vía jurisdiccional los supuestos atropellos, lo que demuestra la ausencia
de dicho trato y pone de manifiesto que dichos argumentos no son más que maniobras en la cual
se persigue justificar su conducta antijurídica”.
Manifiesta, que en el caso concreto la decisión apelada se fundamentó en los hechos alegados
por la parte recurrente, así como en los elementos cursantes en autos, por lo que “…mal se puede
esperar que se examine si otras televisoras incurrieron en el mismo hecho antijurídico, al momento
de darle cobertura a lo sucedido en el Centro Penitenciario El Rodeos (sic) I y II, cuando estos
hechos no están siendo objeto del debate y en ningún momento se presentaron pruebas que
persiguieran tales fines…”. (Sic).
Finalmente, solicita a este Alto Tribunal confirmar el fallo dictado por la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo el 7 de diciembre de 2011, visto que no se ha transgredido norma
alguna de carácter constitucional.
Corresponde a esta Sala pronunciarse sobre la apelación interpuesta por las apoderadas actoras
contra la decisión de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo de fecha 7 de diciembre
de 2011, Nº 2011-1472, en la que se declaró improcedente el amparo cautelar solicitado. Para
decidir, la Sala observa:
- Silencio de prueba, falta de aplicación de los artículos 115 y 112 de la Carta Magna y errónea
interpretación del artículo 116 ejusdem;
- Errónea interpretación de los artículos 2, 3, 19, 21, 49 numeral 6 y 139 del Texto Constitucional;
- Suposición falsa sobre la supuesta denuncia de violación del derecho a la igualdad y la falta de
aplicación del artículo 21 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
De esta manera, visto lo extenso de las alegaciones de las apoderadas actoras, circunscritas a
impugnar la improcedencia del amparo cautelar declarada por la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo en la sentencia apelada, pasa este Alto Tribunal a examinar dichos alegatos, de la
manera siguiente:
1. Falta de aplicación del aparte único del artículo 31 de la Constitución y de los artículos 62,
numerales 3 y 68 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Respecto a esta denuncia, la parte accionante afirma que el Estado venezolano se encuentra
comprometido a cumplir las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en los
casos en los cuales sea parte, como ocurre en la sentencia dictada por ese órgano el 28 de enero
de 2009, caso Gabriela Perozo, Aloys Marín, Oscar Dávila Pérez y otros, contra la República
Bolivariana de Venezuela, en la cual “declaró la responsabilidad internacional del Estado
venezolano por las agresiones sufridas en contra del derecho humano a la libertad de expresión de
trabajadores del canal Globovisión”.
Sostienen las apoderadas actoras que en el fallo apelado la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo, invocando erróneamente el artículo 153 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela -referido al tema de la integración económica regional- omitió aplicar el
aparte único del artículo 31 del Texto Constitucional y los artículos 62, numeral 3 y 68 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, al concluir que la aludida sentencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos no es de aplicación inmediata a Venezuela y que dicha
Corte no tiene competencia para “inmiscuirse” en la soberanía de la República Bolivariana de
Venezuela; con lo cual suprimió “..inconstitucionalmente la obligatoriedad de cumplimiento de las
decisiones de la CIDH”.
“Artículo 31. Toda persona tiene derecho, en los términos establecidos por los tratados, pactos y
convenciones sobre derechos humanos ratificados por la República, a dirigir peticiones o quejas
ante los órganos internacionales creados para tales fines, con el objeto de solicitar el amparo a sus
derechos humanos.
El primer aparte de la norma transcrita, consagra el derecho que tienen las personas a dirigir
peticiones ante los órganos internacionales, conforme a los tratados, pactos y convenciones sobre
derechos humanos ratificados por la República Bolivariana de Venezuela, a los fines de obtener el
amparo de sus derechos humanos; mientras que el segundo aparte se encuentra referido a la
adopción por parte del Estado venezolano de las medidas necesarias para cumplir las decisiones
emanadas de los mencionados órganos, conforme a los procedimientos establecidos en la
Constitución y en la ley.
“Artículo 62.
(…omissis…)
“Artículo 68.
A juicio de la Sala, dos elementos claves se desprenden del artículo 23: 1) Se trata de derechos
humanos aplicables a las personas naturales; 2) Se refiere a normas que establezcan derechos, no
a fallos o dictámenes de instituciones, resoluciones de organismos, etc., prescritos en los Tratados,
sino sólo a normas creativas de derechos humanos.
Repite la Sala, que se trata de una prevalencia de las normas que conforman los Tratados,
Pactos y Convenios (términos que son sinónimos) relativos a derechos humanos, pero no de los
informes u opiniones de organismos internacionales, que pretendan interpretar el alcance de las
normas de los instrumentos internacionales, ya que el artículo 23 constitucional es claro: la
jerarquía constitucional de los Tratados, Pactos y Convenios se refiere a sus normas, las cuales, al
integrarse a la Constitución vigente, el único capaz de interpretarlas, con miras al Derecho
Venezolano, es el juez constitucional, conforme al artículo 335 de la vigente Constitución, en
especial, al intérprete nato de la Constitución de 1999, y, que es la Sala Constitucional, y así se
declara.
Al incorporarse las normas sustantivas sobre derechos humanos, contenidas en los Convenios,
Pactos y Tratados Internacionales a la jerarquía constitucional, el máximo y último intérprete de
ellas, a los efectos del derecho interno es esta Sala Constitucional, que determina el contenido y
alcance de las normas y principios constitucionales (artículo 335 constitucional), entre las cuales se
encuentran las de los Tratados, Pactos y Convenciones suscritos y ratificados legalmente por
Venezuela, relativos a derechos humanos.
Resulta así que es la Sala Constitucional quien determina cuáles normas sobre derechos
humanos de esos tratados, pactos y convenios, prevalecen en el orden interno; al igual que cuáles
derechos humanos no contemplados en los citados instrumentos internacionales tienen vigencia
en Venezuela.
A las decisiones de esos organismos se les dará cumplimiento en el país, conforme a lo que
establezcan la Constitución y las leyes, siempre que ellas no contraríen lo establecido en el artículo
7 de la vigente Constitución, el cual reza: ‘La Constitución es la norma suprema y el fundamento
del ordenamiento jurídico. Todas las personas y los órganos que ejercen el Poder Público están
sujetos a esta Constitución’ siempre que se ajusten a las competencias orgánicas, señaladas en los
Convenios y Tratados. Debido a ello, a pesar del respeto del Poder Judicial hacia los fallos o
dictámenes de esos organismos, éstos no pueden violar la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, así como no pueden infringir la normativa de los Tratados y Convenios, que rigen
esos amparos u otras decisiones.
Al fin y al cabo, el artículo 19 constitucional garantiza a toda persona el goce y ejercicio de los
derechos humanos, siendo el respeto de ellos obligatorio para los órganos del Poder Público, de
conformidad con la Constitución de 1999, con los Tratados sobre Derechos Humanos suscritos por
la República y las leyes venezolanas, siempre que estos cuerpos normativos no colidan con
principios constitucionales sobre Derechos Humanos, o atenten contra los Principios
Fundamentales de la Constitución.
La Sala considera que, por encima del Tribunal Supremo de Justicia y a los efectos del artículo
7 constitucional, no existe órgano jurisdiccional alguno, a menos que la Constitución o la ley así lo
señale, y que aun en este último supuesto, la decisión que se contradiga con las normas
constitucionales venezolanas, carece de aplicación en el país, y así se declara.
El artículo 2 del ‘Pacto de San José de Costa Rica’, es claro, los Estados partes se comprometen
a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esa
Convención, las medidas legislativas y de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos
tales derechos y libertades.
Es decir, las medidas de cualquier índole destinadas a hacer cumplir en el país con los deberes
y obligaciones en materia de derechos humanos, deben tomarse con arreglo a los procedimientos
constitucionales, y por ende a la Constitución misma.
Ahora bien, si tal es la posición de la Sala, con relación a la decisión de los organismos
internacionales que por tener la competencia amparen derechos humanos, con mayor razón, la
Sala rechaza las declaraciones de esos organismos que no se corresponden a dispositivos de fallos,
sentencias u otro tipo de providencia jurisdiccional, como lo son recomendaciones, advertencias y
manifestaciones similares; e igualmente, la Sala observa que los fallos o decisiones de organismos
internacionales, supranacionales o transnacionales, que violen el derecho de defensa y otras
garantías de naturaleza constitucional, como el debido proceso, son inaplicables en el país, a pesar
de emanar de tales organismos internacionales reconocidos por la República. Si en la mayoría de
los Convenios, debe agotarse conforme al derecho interno, las vías judiciales, en Venezuela, tal
agotamiento debe cumplirse previamente, incluso para el decreto de medidas cautelares por
organismos internacionales, si ellas son posibles conforme al derecho interno, a fin de no burlar la
soberanía del país, y a su vez para cumplir con los Tratados y Convenios Internacionales. Si con
esta tramitación no se cumple, Venezuela no puede quedar obligada por la decisión, que nace
írrita.
Existen diversos organismos internacionales de los cuales algunos emiten verdaderos actos
jurisdiccionales, mientras otros producen actos administrativos o simples recomendaciones.
1) Supranacionales, cuyas decisiones de cualquier clase se ejecutan forzosamente en los países
signatarios de los Convenios que los crean, quienes al suscribirlos ceden en alguna forma su
soberanía y de allí que la ejecución de los fallos sea incondicional.
Pero la misma Constitución señala las áreas donde ello podría ocurrir, cuales son -por ejemplo- las
de integración latinoamericana y caribeña (artículo 153 eiusdem). Áreas diversas a la de los
Derechos Humanos per se, y donde las sentencias que se dicten son de aplicación inmediata en el
territorio de los países miembros, como lo apunta el artículo 91 de la Ley Aprobatoria del Estatuto
del Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina.
Entiende la Sala que, fuera de estas expresas áreas, la soberanía nacional no puede sufrir
distensión alguna por mandato del artículo 1 constitucional, que establece como derechos
irrenunciables de la Nación: la independencia, la libertad, la soberanía, la integridad territorial, la
inmunidad y la autodeterminación nacional. Dichos derechos constitucionales son irrenunciables,
no están sujetos a ser relajados, excepto que la propia Carta Fundamental lo señale,
conjuntamente con los mecanismos que lo hagan posible, tales como los contemplados en los
artículos 73 y 336.5 constitucionales, por ejemplo.
(…omissis…)
2) Multinacionales y Transnacionales, que nacen porque varias naciones, en determinadas
áreas, escogen un tribunal u organismo común que dirime los litigios entre ellos, o entre los países
u organismos signatarios y los particulares nacionales de esos países signatarios.
No se trata de organismos que están por encima de los Estados Soberanos, sino que están a su
mismo nivel, ya que a pesar que las sentencias, laudos, etc., se pueden ejecutar en el territorio de
los Estados signatarios, ello se hace por medio de los tribunales de ese Estado y ‘por las normas
que, sobre ejecución y sentencias, estuviesen en vigor en los territorios en que dicha ejecución se
pretenda’ (tal como lo expresa el artículo 54.3 de la Ley Aprobatoria del Convenio sobre Arreglo de
Diferencias relativas a Inversiones entre Estados y Nacionales de otros Estados).
(…omissis…)
Una situación similar es reconocida en el artículo 68.2 del ‘Pacto de San José’ con relación a las
decisiones de la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos: ‘La parte del fallo que disponga
indemnización compensatoria se podrá ejecutar en el respectivo país por el procedimiento interno
vigente para la ejecución de sentencias contra el Estado’.
Mientras existan estados soberanos, sujetos a Constituciones que les crean el marco jurídico
dentro de sus límites territoriales y donde los órganos de administración de justicia ejercen la
función jurisdiccional dentro de ese Estado, las sentencias de la justicia supranacional o
transnacional para ser ejecutadas dentro del Estado, tendrán que adaptarse a su Constitución.
Pretender en el país lo contrario sería que Venezuela renunciara a la soberanía.
La única ventaja que tienen las decisiones de estos órganos que resuelven litigios, donde está
involucrado un Estado, es que para la ejecución del fallo en el territorio de ese Estado, no se
requiere un proceso de exequátur previo, convirtiéndose el juez ejecutor en el controlante de la
constitucionalidad.
3) Hay Tribunales Internacionales que ejercen la jurisdicción para resolver litigios, al menos
entre dos países, lo que los separa de los del número anterior, pero sus fallos, de ejecutarse en
Venezuela, se harán por los Tribunales Venezolanos y por sus normas, lo que elimina la posibilidad
de que un fallo inconstitucional se puede ejecutar en Venezuela.
Afirma la Sala, como principio general, la preeminencia de la soberanía que sólo puede ser
derogada por vía de excepción en casos singulares y precisos, ya que el sistema internacional
dentro del cual vivimos, desde sus orígenes en el siglo XVI, tiene como principios existenciales los
siguientes:
2) La existencia de un sistema jurídico generado entre ellos, cuyas normas solo son
obligatorias en la medida en que no menoscaben dicha soberanía, aun cuando hayan sido
adoptadas entre ellos voluntariamente.
Distinto es el caso de los acuerdos sobre integración donde la soberanía estatal ha sido
delegada, total o parcialmente, para construir una soberanía global o de segundo grado, en la cual
la de los Estados miembros se disuelve en aras de una unidad superior. No obstante, incluso
mientras subsista un espacio de soberanía estatal en el curso de un proceso de integración y una
Constitución que la garantice, las normas dictadas por los órganos legislativos y judiciales
comunitarios no podrían vulnerar dicha área constitucional, a menos que se trate de una decisión
general aplicable por igual a todos los Estados miembros, como pieza del proceso mismo de
integración.
(…omissis…)
Planteado así, ni los fallos, laudos, dictámenes u otros actos de igual entidad, podrán
ejecutarse penal o civilmente en el país, si son violatorios de la Constitución, por lo que por esta vía
(la sentencia) no podrían proyectarse en el país, normas contenidas en Tratados, Convenios o
Pactos sobre Derechos Humanos que colidiesen con la Constitución o sus Principios
rectores…”. (SIC). (Negrillas del texto y subrayado de esta Sala).
Del mismo modo, en relación a la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el alcance de
los fallos dictados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cabe hacer referencia al
criterio establecido por la Sala Constitucional en sentencia Nº 1.939 de fecha 18 de diciembre de
2008, ratificado en el fallo de la misma Sala Nº 1.547 del 17 de octubre de 2011, en los siguientes
términos:
“…En primer término, es necesario advertir que la Convención Americana sobre Derechos Humanos
es un tratado multilateral que tiene jerarquía constitucional y prevalece en el orden interno solo
‘en la medida en que contengan normas sobre su goce y ejercicio más favorables’ a las
establecidas en la Constitución, de conformidad con lo pautado en el artículo 23 de nuestro texto
fundamental.
(…omissis…)
Por otro lado, es importante señalar que Venezuela ratificó dicha Convención el 23 de junio de
1977, y los días 9 de agosto de 1977 y 24 de junio de 1981 reconoció expresamente las
competencias de la Comisión Interamericana y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
respectivamente. En concreto, de conformidad con lo previsto en el artículo 62 de la Convención, el
Estado parte puede declarar que reconoce como obligatoria de pleno derecho y sin convención
especial la competencia de la Corte sobre todos los casos relativos a la interpretación o aplicación
de su texto, lo cual efectivamente fue hecho por nuestro país.
Ahora bien, para determinar el alcance del fallo del 5 de agosto de 2008 de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos y su obligatoriedad, es preciso observar lo siguiente:
Por otra parte, el citado artículo 23 de la Constitución no otorga a los tratados internacionales
sobre derechos humanos rango ‘supraconstitucional’, por lo que, en caso de antinomia o
contradicción entre una disposición de la Carta Fundamental y una norma de un pacto
internacional, correspondería al Poder Judicial determinar cuál sería la aplicable, tomando en
consideración tanto lo dispuesto en la citada norma como en la jurisprudencia de esta Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, atendiendo al contenido de los artículos 7, 266.6,
334, 335, 336.11 eiusdem y el fallo número 1077/2000 de esta Sala.
Sobre este tema, la sentencia de esta Sala Nº 1309/2001, entre otras, aclara que el derecho es una
teoría normativa puesta al servicio de la política que subyace tras el proyecto axiológico de la
Constitución y que la interpretación debe comprometerse, si se quiere mantener la supremacía de
la Carta Fundamental cuando se ejerce la jurisdicción constitucional atribuida a los jueces, con la
mejor teoría política que subyace tras el sistema que se interpreta o se integra y con la moralidad
institucional que le sirve de base axiológica (interpretatio favor Constitutione). Agrega el fallo
citado: ‘en este orden de ideas, los estándares para dirimir el conflicto entre los principios y las
normas deben ser compatibles con el proyecto político de la Constitución (Estado Democrático y
Social de Derecho y de Justicia) y no deben afectar la vigencia de dicho proyecto con elecciones
interpretativas ideológicas que privilegien los derechos individuales a ultranza o que acojan la
primacía del orden jurídico internacional sobre el derecho nacional en detrimento de la soberanía
del Estado’.
Concluye la sentencia que: ‘no puede ponerse un sistema de principios supuestamente absoluto y
suprahistórico por encima de la Constitución’ y que son inaceptables las teorías que pretenden
limitar ‘so pretexto de valideces universales, la soberanía y la autodeterminación nacional’.
Así las cosas, si bien la jurisprudencia de la Sala Constitucional reconoce el carácter jurisdiccional
de las decisiones emanadas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por ser el Pacto de
San José un tratado internacional de derechos humanos, el cual conforme al contenido del artículo
23 constitucional y a la jurisprudencia de la mencionada Sala, no tiene rango supraconstitucional;
resulta necesario que previamente a la ejecución de los fallos dictados por dicha Corte, se
verifique la conformidad de los mismos al ordenamiento constitucional y legal venezolano y la
ausencia de violación alguna a la soberanía nacional.
En atención a las premisas antes esbozadas, estima este Alto Tribunal que previo al cumplimiento
de la sentencia dictada por la Corte Interamericana de los Derechos Humanos el 28 de enero de
2009, referida por los accionantes, es necesaria la revisión de su conformidad con el
ordenamiento jurídico interno, lo cual no corresponde analizar en esta etapa cautelar, sino en la
oportunidad de resolver el fondo del asunto planteado. Será en esa ocasión cuando se examinará
si hubo un verdadero agotamiento de las vías internas y se determine que el cumplimiento del
fallo referido no implica la violación de la soberanía estatal y los derechos humanos de otros
grupos o personas consagrados en dicho ordenamiento.
En razón de lo anteriormente expuesto, esta Sala declara improcedente la falta de aplicación del
aparte único del artículo 31 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y de los
artículos 62, numeral 3 y 68 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, denunciada
por las apelantes. Así se declara.
2. Falta de aplicación de los artículos 57 y 58 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.
Las apoderadas actoras denuncian la falta de aplicación en la sentencia apelada de los artículos 57
y 58 de la Carta Magna, por cuanto del contenido de esas disposiciones se desprende el derecho a
la libertad de expresión y a recibir información que tiene toda persona, “…sin ningún tipo de
distinción en lo que se refiere a que sean o no actores políticos…”.
Sostienen que la violación de los artículos 57 y 58 del Texto Constitucional se ha verificado en este
caso, toda vez que la cobertura de los hechos suscitados en el Centro Penitenciario El Rodeo,
realizada por el canal Globovisión, se hizo “…en ejercicio legítimo del derecho a la libre expresión
de ideas, opiniones e información y no se trata en forma alguna de un abuso del mencionado
derecho…”.
Agregan que la sentencia N° 01013 del 12 de junio de 2001 dictada por la Sala Constitucional,
estableció la protección de las opiniones críticas de hechos noticiosos, inclusive cuando se
utilizan “expresiones molestas, hirientes o excesos terminológicos”, razón por la cual debe
concluirse que “…si la cobertura que hizo el canal Globovisión sobre los hechos noticiosos
relacionados con el caso El Rodeo molestaron al gobierno nacional o al Directorio, dicha cobertura
se encuentra protegida constitucionalmente por la libertad de expresión…”, tal como lo ha
asumido la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Europea de Derechos Humanos.
En conexión con lo anterior, afirman que los artículos 27 y 29 de la Ley de Responsabilidad Social
en Radio, Televisión y Medios Electrónicos son inconstitucionales, debido a la indeterminación “…
en el tipo sancionatorio y por la desproporción en las sanciones que imponen, todo lo cual genera
un notorio y evidente efecto inhibitorio en la libertad de expresión y de información del canal y de
sus periodistas, así como de otros medios de comunicación, lo que se traduce en censura previa…”.
En este orden de ideas, debe señalarse que los artículos 57 y 58 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, prevén el derecho a la libertad de pensamiento y expresión y a recibir
información, de la siguiente manera:
“Artículo 57. Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u
opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión y de hacer uso
para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura.
Quien haga uso de este derecho asume plena responsabilidad por todo lo expresado. No se
permite el anonimato, ni la propaganda de guerra, ni los mensajes discriminatorios, ni los que
promuevan la intolerancia religiosa.
Se prohíbe la censura a los funcionarios públicos o funcionarias públicas para dar cuenta de los
asuntos bajo sus responsabilidades”.
“Artículo 58. La comunicación es libre plural y comporta los deberes y responsabilidades que
indique la ley. Toda persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin
censura, de acuerdo con los principios de esta Constitución, así como a la réplica y rectificación
cuando se vea afectada directamente por informaciones inexactas o agraviantes. Los niños, niñas
y adolescentes tienen derecho a recibir información adecuada para su desarrollo integral”.
2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeta previa censura
sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser
necesarias para asegurar:
3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o por medios indirectos, tales como el
abuso de controles oficiales y particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas,
o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios
encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.
4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo
objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia, sin
perjuicio de lo establecido en el inciso 2.
5. Estará prohibida por la ley toda propaganda a favor de la guerra y toda apología del odio
nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquiera otra acción
ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de
raza, color, religión, idioma u origen nacional”.
Ahora bien, advierte la Sala y así lo asumió la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo al
reconocer el carácter vinculante de la decisión de la Sala Constitucional N° 1942 del 15 de julio de
2003, anteriormente citada, la antinomia existente entre el artículo 13, aparte 2 de la Convención
Americana de Derechos Humanos y el artículo 57 de la Constitución venezolana. En la sentencia se
expresa lo siguiente:
“….La ‘libertad de expresión’ consiste en el derecho que tiene toda persona de expresar libremente
sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma
de expresión, y hacer uso de cualquier medio de comunicación o difusión para ello (artículo 57
constitucional). Este derecho incluye la libertad de buscar, recibir y difundir ideas e informaciones
de toda índole, por lo que íntimamente unida a la libertad de expresión se encuentra la libertad de
información que consagra el artículo 58 constitucional.
Se trata de un derecho constitucional que no es absoluto, ya que según la propia norma, quien
lo ejerce, asume plena responsabilidad por todo lo expresado, y de allí que las Constituciones, por
lo general, reconozcan la inmunidad parlamentaria, tal como lo hace la vigente en el artículo 200,
para eximir de responsabilidad la libertad de expresión de los diputados o miembros de
parlamentos.
Se trata de la responsabilidad proveniente de la ley que así restringe, por mandato del propio
artículo 57 constitucional, el derecho -en principio ilimitado- que tienen las personas de expresar
libremente sus pensamientos, ideas u opiniones. Por lo tanto, las normas que establezcan
responsabilidades por lo expresado, son normas que se adaptan a la Constitución y cumplen con
ella.
Esta última, en su artículo 57, prohíbe el anonimato, la propaganda de guerra, los mensajes
discriminatorios y los que promuevan la intolerancia religiosa, por lo que la expresión de ideas,
pensamientos, conceptos, etc., que promuevan la guerra (interna o externa), los mensajes
discriminatorios que persigan excluir o fomentar el odio entre las personas por razones de raza,
sexo, credo o condición social (artículo 21.1 constitucional), así como los que promuevan la
intolerancia religiosa, no gozan de la protección constitucional y pueden, al estar legalmente
prohibidos, perseguirse y reprimirse. En igual situación se encuentran los mensajes y exposiciones
que colidan con otros derechos y principios constitucionales, correspondiendo a esta Sala
determinar cuál es la norma aplicable en casos antinómicos.
El citado artículo 13.2, a su vez señala para los países suscriptores del Convenio, cuáles
materias generarán las responsabilidades ulteriores de quienes expresan opiniones o ideas y las
informen, y ellas son:
7) La apología del odio nacional, racial o religioso, que constituyan incitaciones a la violencia o
a cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas.
En consecuencia, los países signatarios de la Convención, pueden legislar en esas siete áreas, para
exigir responsabilidad a posteriori de su comunicación a lo expresado por las personas.
A juicio de esta Sala, el artículo 13.2 colide en cierta forma con el artículo 57 constitucional.
Este prohíbe la censura a las expresiones que se difundirán por los medios de comunicación o
difusión, lo que es coincidente con la letra del artículo 13.2 comentado, pero el artículo 57
constitucional no permite el anonimato, ni la propaganda de guerra, ni los mensajes
discriminatorios, ni los que promuevan la intolerancia religiosa, sin diferenciar, al no prohibirla, en
qué oportunidad se impedirá su difusión. Como el artículo 58 constitucional se refiere a la
comunicación de la expresión e información ‘sin censura, de acuerdo a los principios de esta
Constitución’, la Sala interpreta que en materia comunicacional y por aplicación de otros
principios constitucionales, la ley puede impedir la difusión de informaciones que dejen sin
contenidos otras normas constitucionales o los principios que rigen la Carta Fundamental.
A juicio de la Sala, ello puede tener lugar aun antes de que los medios de comunicación lo
hagan conocer, ya que, de no ser así, el efecto nocivo, que reconoce la norma constitucional y que
trata de impedir, tendría lugar irremisiblemente.
La Sala anota, que las ideas o pensamientos que el artículo 57 de nuestra Carta Fundamental
prohíbe (propaganda de guerra, mensajes discriminatorios o los que promuevan la intolerancia
religiosa), colocados en la norma después de la declaratoria de que la comunicación y difusión de
las ideas, pensamientos y opiniones, no pueden ser sometidos a censura previa, constituyen
restricciones a dicho derecho, ya que luego de establecerse el principio, la norma establece que no
se permitirá ni el anonimato, ni la propaganda de guerra, ni los mensajes discriminatorios, ni los
que promuevan la intolerancia religiosa.
Para que no se permitan tales expresiones, la ley puede crear censura previa a su difusión o
comunicación, siempre que actos jurisdiccionales la ordenen. Sin embargo, las prohibiciones del
artículo 57 constitucional son en parte distintas de aquellas que el artículo 13 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos contempla, las cuales nunca pueden ser objeto de censura
anterior a su difusión o comunicación, pero que sí generan responsabilidades (de acuerdo con lo
que establece la ley) a quien las exprese en cualquier forma. Apunta la Sala que son en parte
distintas, ya que hay supuestos contemplados en ambas normas, las cuales al ser diferentes,
otorgan efectos distintos a los supuestos coincidentes.
Lo importante del artículo 13.2 de la Convención, es que sólo en las materias allí contempladas
es que nace responsabilidad (civil, penal, etc.) para quien se expresa, resultando contrarias a la
Convención y a su naturaleza constitucional, las normas que fuera de esas materias establezcan
responsabilidades”. (Negrillas del texto y subrayado de esta decisión).
Del fallo parcialmente transcrito se colige que la Sala Constitucional consideró de aplicación
preferente el contenido del artículo 57 del Texto Constitucional por favorecer en mayor medida la
protección a los derechos colectivos. La interpretación de ese artículo permite concluir que la
Constitución venezolana no sólo prevé la responsabilidad ulterior por la transmisión de “…
propaganda de guerra, los mensajes discriminatorios y los que promuevan la intolerancia
religiosa” -como así lo establece la normativa internacional- sino que eventualmente la Ley podría
prever la censura previa de estos tipos de información, pues de no ser así el efecto nocivo que
reconoce la norma constitucional podría generarse en la población, con la difusión incontrolada de
matrices de opinión violatorias de los más sagrados derechos para preservar la convivencia
pacífica.
Por otra parte, con relación a las responsabilidades derivadas de la comunicación y del uso abusivo
de la libertad de expresión, la Sala Constitucional señaló que las normas que establecen tales
responsabilidades deben estar en armonía y acordes con lo dispuesto en el artículo 2 de la Carta
Magna y, asimismo, enfatizó la flexibilidad que debe orientar la interpretación de dichas normas a
los fines de garantizar el pluralismo político y el sistema democrático. En este sentido, la Sala se
pronunció de la siguiente manera:
“…Establecido lo anterior, la Sala debe puntualizar que las leyes que exijan las responsabilidades
provenientes del uso abusivo de la libertad de expresión, en las áreas permitidas por la
Constitución y los Convenios, Pactos y Tratados Internacionales suscritos por Venezuela, deben
adaptarse a los principios que informan la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
contenidos en el Título de los Principios Fundamentales de la vigente Constitución, en particular, el
artículo 2 constitucional (…).
(…omissis…)
Una interpretación literal de las leyes que a priori o a posteriori inciden sobre la libertad de
expresión, devendría en un obstáculo para el pluralismo político y para la confrontación de ideas
que debe caracterizar un sistema democrático; ideas y conceptos que muchas veces emergen de
hechos -supuestos o reales- con los cuales se consustancia el mensaje.
Esta realidad, que surge del artículo 2 constitucional, flexibiliza la interpretación que ha de
darse a muchas normas que señalan responsabilidades provenientes de la libertad de expresión y
que, por aplicación constitucional, el juez debe ponderar antes de aplicarlas.
Pero la Sala acota que la flexibilización funciona con quienes forman parte de partidos o
movimientos políticos que, de una u otra forma, intervienen en los comicios que se celebran
nacional o localmente, mas no con respecto a difamadores de oficio, o de cualquier otra índole.
Dentro del ámbito político, el juzgamiento de las conductas debe hacerse adecuándolos, no
sólo a los principios constitucionales, sino a las prácticas, usos, costumbres y convenciones del
correspondiente régimen político (…).
(…omissis…)
Se trata de una responsabilidad que puede emanar de la propia comunicación, por los ilícitos
en que ella incurra, como sería la responsabilidad hacia los que tienen derecho a la información, si
es que ella no es oportuna, veraz, imparcial y sin censura (excepto la permitida por el artículo 57
constitucional, ante las violaciones a su mandato, o la autocensura que en determinados casos
puede realizar un medio para precaver otros valores constitucionales, pero que no es del caso
analizarlas en este fallo).
Tal responsabilidad no cesa, salvo que la normativa así lo señale, porque se ejerza el derecho
de réplica y rectificación expresados en dicho artículo 58, el cual se ejercerá conforme la Sala lo
explicó en la sentencia N° 1013 antes citada. Esta última decisión, la cual se reitera, señaló los
criterios que deben ponderar los jueces para determinar la responsabilidad de los que ejercen
legalmente el periodismo, ya que la emisión de informaciones y noticias por parte de estos
profesionales, cuando obran dentro de los parámetros del ejercicio profesional, debe ser
ponderada por los jueces con laxitud, debido a las diversas condiciones que gravitan sobre la
obtención de la noticia.
El artículo 58 en comento debe concatenarse con el artículo 13 del Pacto de San José y, por lo
tanto, la información debe asegurar el derecho a la reputación de los demás, la protección de la
seguridad nacional, el orden público, la salud y la moral pública.
Del citado artículo 13, se colige que existe una diferencia en cuanto al material
comunicacional, entre la información y la propaganda (producto también de la libertad de
expresión).
Mientras la información busca dar a conocer ideas, sucesos, etc., la propaganda tiene como
finalidad dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos (propaganda política, religiosa, etc.) o
consumidores (propaganda comercial). Tal finalidad le da una estructura diferente a este tipo de
comunicación que la separa, en principio, de la información o la exposición de ideas, conceptos y
opiniones, por lo que puede ser objeto de regulaciones que toman en cuenta sus características,
motivo por el que existen leyes que regulan la propaganda comercial, por ejemplo.
Corresponde a la ley o a los jueces, por aplicación directa de las normas constitucionales,
prohibir cualquier tipo de propaganda a favor de la guerra, o del odio nacional, racial o religioso, o
que incite a la violencia. Las limitaciones legales o judiciales (amparos) en ese sentido se ajustan al
artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y no necesariamente deben
surgir de leyes específicas, destinadas a regular la propaganda”. (Sic).
Desde esta perspectiva, estima esta Sala que para poder examinar la supuesta vulneración del
derecho a la libertad de expresión y a recibir información, esgrimida por la parte recurrente,
tendría que precisarse en primer lugar, si existe verdaderamente una indeterminación en la
configuración de los supuestos previstos en los artículos 27 y 29 de la Ley de Responsabilidad
Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos, que sirvieron de fundamento al acto
administrativo dictado por el Directorio de Responsabilidad Social de la Comisión Nacional de
Telecomunicaciones (CONATEL); en segundo lugar, si los hechos sancionados ciertamente
corresponden a los referidos supuestos; y, tercero, si los dispositivos normativos antes
mencionados consagran elementos que limitan el ejercicio del referido derecho y establecen las
responsabilidades derivadas de las extralimitaciones en su ejercicio, en los términos expresados en
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la jurisprudencia de la Sala
Constitucional, lo cual corresponde al análisis propio de la sentencia definitiva.
En todo caso, y sin que ello signifique algún pronunciamiento sobre el mérito del asunto, no se
aprecia prima facie inconstitucionalidad, irracionalidad o incongruencia alguna en la sanción
impuesta a la recurrente por el Directorio de Responsabilidad Social de la referida Comisión, pues
tal actuación responde al ejercicio de las potestades sancionatorias establecidas en la
prenombrada Ley, con el objeto de regular la difusión de los mensajes por radio, televisión y
medios electrónicos en aras del interés general; por lo que debe este Alto Tribunal desechar la
falta de aplicación de los artículos 57 y 58 del Texto Constitucional, denunciada por las apelantes.
Así se declara.
Las representantes judiciales de la parte accionante alegan la suposición falsa sobre la notificación
e intervención de Globovisión Tele, C.A. en el procedimiento sancionatorio, y acerca de la
supuesta participación en un grupo empresarial “utilizado para eludir el cumplimiento del
ordenamiento jurídico”.
Señalan que en el fallo apelado se incurrió en un error, al confundir la empresa Globovisión Tele,
C.A. con el nombre del canal de televisión Globovisión.
Agregan que en la sentencia objeto de apelación, se dio por demostrada la existencia de un grupo
societario utilizado para eludir el cumplimiento del ordenamiento jurídico, sin haber prueba de
ello en el expediente.
Exponen que a la sociedad mercantil Globovisión Tele, C.A. se le impuso una multa, sin haber sido
notificada del inicio del procedimiento administrativo en su contra y sin haber participado en él, lo
cual -según afirman- se traduce en la ausencia total y absoluta del procedimiento y la violación de
los derechos a la defensa y al debido proceso, en contravención de lo establecido en el artículo 49
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
En este sentido, resaltó la Corte en su decisión que el argumento de la parte accionante respecto a
la falta de notificación de la empresa Globovisión Tele, C.A. en el aludido procedimiento es
contradictorio, en tanto y en cuanto las sociedades mercantiles antes referidas “…se encuentran
mencionadas a lo largo de las actuaciones realizadas tanto por la Administración Sectorial, como
por las Apoderadas de ambas sociedades…”.
De esta manera, a los fines de examinar el argumento de la parte apelante, resulta necesario hacer
referencia a la decisión de la Sala Constitucional N° 903 del 14 de mayo de 2004, cuyo criterio fue
aplicado por la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo en el fallo apelado, con relación a
los grupos societarios integrados por miembros que pueden actuar separadamente, y cuya
regulación legal impide la evasión en el cumplimiento de los deberes y obligaciones de tales
grupos societarios como unidad, respecto a terceros.
Así, luego de aludir a los diversos parámetros del ordenamiento jurídico para determinar la
existencia de tales grupos, la Sala Constitucional puso de relieve la posibilidad de obtener el
pronunciamiento contra un grupo económico y determinar la ejecución contra cualquiera de ellos,
sin necesidad de “…citar a todos los componentes, sino que-conforme el artículo 139 del Código de
Procedimiento Civil, aplicable por analogía al caso- basta citar al señalado como controlante, que
es quien tiene la dirección del resto del conjunto, sin perjuicio de que cualquiera de las partes, pida
la intervención de otro de los componentes del grupo, ya que como miembro del conjunto se
confunde con la parte principal, hasta que no se declare judicialmente la existencia del grupo, su
situación se asimila a la de un tercero…”.
“(…) se aprecia de la revisión del referido contrato que el ciudadano Fabián Chacón López, celebró
dicho contrato ‘en su carácter de Representante Judicial de la Sociedad Mercantil PDVSA
PETRÓLEO, S.A. domiciliada en (…), antes denominada PDVSA PETRÓLEO Y GAS, S.A., sociedad
mercantil filial de PETRÓLEOS DE VENEZUELA, S.A. (…) representación que ejerzo según Acta de
Asamblea Extraordinaria de Accionistas de PETRÓLEOS DE VENEZUELA SOCIEDAD ANÓNIMA
(PDVSA)’.
Lo anterior, permite a la Sala concluir que del contrato celebrado por la abogada con la sociedad
mercantil PDVSA Petróleo, S.A., filial de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), deriva claramente la
vinculación económica de ambas empresas, por lo que resulta aplicable al presente caso lo
señalado por la Sala Constitucional en su sentencia Nro. 558 del 18 de abril de 2001, caso C.A. de
Administración y Fomento Eléctrico C.A.D.A.F.E, en la que señaló lo siguiente:
‘«(...) (E)l desarrollo de los negocios ha llevado a la existencia de personas (naturales o jurídicas),
que dirigen una serie de actividades económicas, o que adelanta una sola mediante diversas
compañías o empresas, formalmente distintas a la principal, pero unidas a ella no solo por lazos
económicos, sino de dirección, ya que las políticas económicas y gerenciales se las dicta el
principal, quien a veces nombra los administradores de estas sociedades o empresas, debido a que
tiene en las compañías -por ejemplo- una mayoría accionaría o de otra índole, que le permite
nombrarlos.
A estas empresas o sociedades que van surgiendo para desarrollar la actividad del principal, y que
pueden o no desenvolverse en lugares distintos al del domicilio de la principal, de acuerdo a su
composición interna o al grado de sujeción a la ‘casa matriz’, se las distingue como filiales,
relacionadas, etc. Se trata de un ente controlante que impone a otros, con apariencias de
sociedades autónomas o empresas diferentes, dicho control para lograr determinados fines, por lo
que los controlados se convierten en meras instrumentaciones del controlante.
Diversas leyes vigentes han tomado en cuenta estas conexiones, y a ellas se refieren, para evitar
fraudes a la ley, abusos de derecho, la defraudación de acreedores o terceros, la competencia
desleal, el monopolio encubierto, etc. Entre otras leyes, se refieren a los grupos, a las empresas
vinculadas, etc: la Ley del Mercado de Capitales (artículo 120), la Ley para Promover y Proteger el
Ejercicio de la Libre Competencia (artículos 14 y 15); la Ley sobre Prácticas Desleales del Comercio
Internacional (artículo 2); la Ley General de Bancos y Otras Instituciones Financieras (artículos
6,101 a 105 y 127); la Ley de Impuesto Sobre la Renta (artículo 5); la Ley de Regulación de la
Emergencia Financiera (artículo 16); la Ley Orgánica del Trabajo (artículo 177) y hasta en la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales (artículo 2) se refieren a los
grupos económicos o financieros, empresas controladas, y sociedades vinculadas, que pueden
tentativamente dividirse, según la posición relativa que asuman en un determinado momento, en:
1) Controlantes, 2) Interpuestas, 3) Filiales, 4) Subsidiarias y 5) Relacionados, tal como los nombra
la Ley General de Bancos y Otros Institutos Financieros, y otras de las leyes mencionadas.
Las filiales, como lo dice la etimología de la voz, no pueden ser sino hijos de las controlantes, si son
sociedades fundadas directa o indirectamente por los controlantes, con el objeto que crean
conveniente, y que pueden obrar en un momento dado como personas interpuestas, pudiendo ser
los administradores los mismos que los de los controlantes, u otras personas que reciben órdenes o
instrucciones de aquellos, ya que son quienes los nombran, en vista, de que -si son sociedades de
capitales- son los principales dueños del capital social.
Muchas de estas sociedades o empresas creadas por la ‘casa o dirección matriz’ o principal,
además se presentan públicamente como filiales o miembros de un grupo o unidad económica,
bien por declaraciones que hace el grupo en ese sentido, sin que nadie los desmienta, o porque en
sus actos una compañía o empresa se declara filial de otra, o utiliza símbolos, signos, lemas u otras
expresiones que son compartidas con el principal, quien así también se identifica y lo permite.’
Sobre la base del transcrito criterio, a juicio de esta Sala resulta ajustada a derecho la decisión
apelada en la cual el Juzgado de Sustanciación consideró que aun cuando las empresas filiales son
ciertamente distintas a la principal, se encuentran vinculadas no sólo por lazos económicos, sino de
dirección, estando sometidas a los lineamientos de la principal o matriz” (Destacado del texto)
En la sentencia Nº 558 del 18 de abril de 2001 -citada en el fallo de la Sala Político Administrativa
parcialmente transcrito- la Sala Constitucional, destacó sobre este particular, además, lo siguiente:
“Se trata de figuras diversas a las contempladas en el artículo 139 del Código de Procedimiento
Civil, ya que realmente no son sociedades irregulares, sino personas jurídicas distintas
formalmente, perfectamente constituidas que obran como una unidad, con una sola dirección y
con un solo fin, por lo que ni siquiera pueden considerarse asociaciones, ya que contratos entre
ellos no existen, y menos puedan ser comités sin personalidad jurídica, previstos en el citado
artículo 139.
Pero el que no se subsuman a plenitud dentro del artículo 139 citado, y que mas bien obran al igual
que las sucursales y agencias previstas en el artículo 28 del Código Civil, sin ser ellas realmente, no
las puede colocar en relación a los principales, en mejor situación que las figuras de los artículos
citados ( 28 del Código Civil y 139 del Código de Procedimiento Civil ), ya que sus relaciones debido
a su condición de instrumentalidad, son incluso más estrechas con la ‘matriz’ que las señaladas en
los artículos 139 y 28 aludidos; y ante tal realidad ellos pueden ser citados en nombre de los
principales por los hechos que son comunes a ambos, sin necesidad de emplazar en juicio a los
dos.
Pero como ya se señaló, si la contraparte escoge para citar o notificar a una de las filiales o
relacionadas, o apunta al principal, posteriormente no podrá estar cambiando la persona a citarse,
ya que ello se prestaría a sorpresas, inseguridades y hasta fraudes, conforme a la situación de las
filiales o relacionadas con el principal”. (Destacado de esta Sala)
Los documentos mencionados constituyen elementos que permiten advertir en esta etapa
procesal la clara vinculación existente entre las mencionadas empresas, más aun cuando se
aprecia de los anteriores instrumentos que el cargo de Presidente de ambas sociedades
mercantiles es ejercido por el ciudadano Guillermo Zuloaga Núñez.
De lo anterior puede concluirse, salvo mejor apreciación en la decisión que resuelva el mérito del
asunto, que si bien el procedimiento administrativo fue iniciado contra la empresa Corpomedios
G.V. Inversiones, C.A., éste engloba a la sociedad mercantil Globovisión Tele, C.A., por conformar
ambas empresas un grupo societario que, en principio, estaría obligado a cumplir como un todo
las obligaciones adquiridas por sus diferentes componentes; razón por la cual presume la Sala que
la última de las empresas nombradas se encontraba en conocimiento del inicio y tramitación del
procedimiento administrativo desplegado por parte del Directorio de Responsabilidad Social de la
Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL).
Afirman las apoderadas actoras que el canal Globovisión se encuentra actualmente funcionando
en absoluta normalidad, visto que no se ha ejecutado el acto impugnado.
Aducen ser “obvio que las violaciones y los daños que se alegan en el presente caso se producirán
a partir de la ejecución de los Actos y no antes, por ello es lógico que actualmente el canal
Globovisión se encuentre operando con plena normalidad…”.
Aseguran que la afectación del giro económico diario de la sociedad mercantil Globovisión Tele,
C.A., evidencia el “exceso” en el cual incurrió el Directorio de Responsabilidad Social de la
Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL), y que hizo la multa “confiscatoria”.
Asimismo, estimó la aludida Corte que no se advertía de los elementos probatorios cursantes en
autos, haberse afectado el giro económico de la empresa Globovisión Tele, C.A. con la imposición
de la multa ni fue consignado “…el estado de ganancias y pérdidas debidamente auditado del
período correspondiente al año 2010, del cual se evidencie la situación real de la Sociedad
Mercantil recurrente [así como] tampoco fue consignada la declaración de impuesto sobre la
renta correspondiente al mismo período, resultando éstos los ingresos tomados como base por la
Administración por mandato de la Ley, para la imposición de la multa…”.
En este orden de ideas, resulta necesario transcribir el contenido de los artículos 112, 115 y 116 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, los cuales consagran los derechos a la
libertad económica y propiedad y el principio de no confiscación, respectivamente, en los
siguientes términos:
“Artículo 112. Todas las personas pueden dedicarse libremente a la actividad económica de su
preferencia, sin más limitaciones que las previstas en esta Constitución y las que establezcan las
leyes, por razones de desarrollo humano, seguridad, sanidad, protección del ambiente u otras de
interés social. El Estado promoverá la iniciativa privada, garantizando la creación y justa
distribución de la riqueza, así como la producción de bienes y servicios que satisfagan las
necesidades de la población, la libertad de trabajo, empresa, comercio, industria, sin perjuicio de
su facultad para dictar medidas para planificar, racionalizar y regular la economía e impulsar el
desarrollo integral del país.”
“Artículo 115. Se garantiza el derecho de propiedad. Toda persona tiene derecho al uso, goce,
disfrute y disposición de sus bienes. La propiedad estará con fines de utilidad pública o de interés
general. Sólo por causa de utilidad pública o interés social, mediante sentencia firme y pago
oportuno de justa indemnización, podrá ser declarada la expropiación de cualquier clase de
bienes”.
“Artículo 116. No se decretarán ni ejecutarán confiscaciones de bienes sino en los casos permitidos
por esta Constitución. Por vía de excepción podrán ser objeto de confiscación, mediante sentencia
firme, los bienes de personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras, responsables de
delitos cometidos contra el patrimonio público, los bienes de quienes se hayan enriquecido
ilícitamente al amparo del Poder Público y los bienes provenientes de las actividades comerciales,
financieras o cualesquiera otras vinculadas al tráfico ilícito de sustancias psicotrópicas y
estupefacientes”.
Como puede observarse de las normas transcritas los derechos a la libertad económica y a la
propiedad se encuentran sujetos a las limitaciones que la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela y las leyes establezcan, acordes con la función social, la utilidad pública y el interés
general, de manera que no se trata de derechos absolutos sino relativos.
Ahora bien, advierte esta Sala que como elemento demostrativo de sus argumentos, los
accionantes consignaron ante la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo el “Informe de
Contadores Públicos Independientes sobre el flujo de caja proyectado Septiembre 2011 / Febrero
2012”, respecto al cual la referida Corte -a decir de la parte apelante- incurrió en silencio de
pruebas.
Dicho Informe cursa al folio 309 de la pieza 1 del expediente judicial y fue realizado por los
ciudadanos Marcos Perdomo y Henry Paredes, en su condición de Contadores Públicos, con el
objeto de exponer lo concerniente al Flujo de Caja “Proyectado” de la empresa Globovisión Tele,
C.A. “…para el período comprendido entre el 01 de septiembre de 2011 y el 29 de febrero de
2012…”.
“INGRESOS DE CAJA
Los ingresos mensuales por ventas comienzan con la cobranza real que se efectúa al 30-09-2011 y
continúan con la cobranza del mes de Octubre, y en relación a los ingresos por ventas de los meses
subsiguientes, los mismos se estimaron de acuerdo a lo que ha sido la experiencia de cobranza de
los 2 años anteriores, para estos meses, en los cuales siempre en el mes enero es menor la
cobranza porque las Agencias de Publicidad y muchos clientes están de vacaciones
colectivas…”. (Negrillas del texto y subrayado de esta Sala).
Así, del texto parcialmente transcrito se evidencia que el “Informe de Contadores Públicos
Independientes sobre el flujo de caja proyectado Septiembre 2011 / Febrero 2012”, se llevó a cabo
con proyecciones para los meses de octubre de 2011 a febrero 2012, sobre los ingresos percibidos
por la sociedad mercantil Globovisión Tele, C.A., con relación al histórico de las cobranzas
efectuadas por esa empresa los dos (2) años anteriores, en los meses de septiembre a enero de
2010 y 2009.
Por otra parte, aun cuando se indica en el aludido Informe que los ingresos a ser percibidos en los
meses de enero y febrero de 2012 son de Cero Bolívares (Bs. 0,00) debido a que la cobranza en ese
período es “menor” por las razones señaladas, ello necesariamente no implica que no se hayan
generado a favor de la empresa créditos por concepto de los servicios prestados, entre ellos la
publicidad, durante esos meses.
De esta manera, considera la Sala que los datos contables suministrados con base a simples
proyecciones no reflejan fehacientemente el giro económico diario ni la situación financiera real
de la sociedad mercantil Globovisión Tele, C.A.; máxime cuando para esas proyecciones se
tomaron como marco referencial unos elementos correspondientes a períodos anteriores
respecto a lo cual no existe probanza en autos, lo que en definitiva imposibilita al juez presumir la
veracidad de los referidos datos.
Tampoco se aprecia de las actas que conforman el expediente que la parte recurrente haya
consignado otros instrumentos, como serían, por ejemplo: las declaraciones de impuesto sobre la
renta correspondiente a los ejercicios fiscales precedentes a la imposición de la multa, las
declaraciones del impuesto al valor agregado de los períodos impositivos de los años 2010 y 2011,
un balance general donde conste el patrimonio actual de la empresa, un estado de ganancias y
pérdidas o estados de cuentas bancarias; a los fines de probar que los ingresos netos percibidos
por la sociedad mercantil Globovisión Tele, C.A. durante el ejercicio fiscal respecto al cual se
impuso la sanción de multa, esto es, 2009-2010, ni posteriormente a éste, sean menores a la suma
equivalente a dicha sanción, de tal modo que la multa deviniese en excesiva; razón por la cual no
es posible determinar en esta etapa del proceso la violación del principio de no confiscatoriedad y
del derecho a la libertad económica de los actores en los términos por ellos expresados.
Ciertamente, la suma a la cual equivale la multa es de Nueve Mil Trescientos Noventa y Cuatro
Trescientos Catorce Bolívares (Bs. 9.394.314,00), y representa el siete coma cinco (7,5%) por
ciento de los referidos ingresos, de lo que se infiere que éstos fueron mayores al monto de la
sanción.
Por lo anterior, debe esta Sala desestimar el alegado silencio de pruebas y la falta de aplicación de
los artículos 112 y 115 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, así como la
errónea interpretación del artículo 116 del Texto Fundamental, pues no se aprecia en esta fase
procesal que el giro diario de la prenombrada empresa se vea afectado por el monto de la multa
impuesta por el Directorio de Responsabilidad Social de la Comisión Nacional de
Telecomunicaciones (CONATEL). Así se declara.
Arguyen las apoderadas judiciales de la parte actora que según lo dispuesto en el numeral 3 del
artículo 49 del Texto Constitucional, toda personas tiene derecho a ser oída en cualquier clase de
proceso, sea administrativo o judicial, por una autoridad “independiente e imparcial”.
“Al respecto, resulta menester acotar que de acuerdo a pacífica y reiterada jurisprudencia de esta
Sala, el vicio de suposición falsa en las decisiones judiciales se configura, por una parte, cuando
el Juez, al dictar un determinado fallo, fundamenta su decisión en hechos inexistentes, falsos o que
no guardan la debida vinculación con el o los asuntos objeto de decisión, verificándose de esta
forma el denominado falso supuesto de hecho. Por otro lado, cuando los hechos que sirven de
fundamento a la decisión existen, se corresponden con lo acontecido y son verdaderos, pero el
órgano jurisdiccional al emitir su pronunciamiento los subsume en una norma errónea o
inexistente en el derecho positivo, o incurre en una errada interpretación de las disposiciones
aplicadas, se materializa el falso supuesto de derecho.
Partiendo de tal marco teórico y a fin de responder al alegato formulado, se impone en primer
lugar destacar que en el ámbito de los poderes del Juez contencioso administrativo en el
otorgamiento de medidas cautelares, se han definido una serie de limitaciones al momento de
efectuar el análisis de la pretensión cautelar, partiendo del carácter accesorio, provisorio y
reversible de las medidas de tal naturaleza.
Así, lo que se persigue del Juez en el examen de la procedencia de una acción de amparo conjunto
o de una solicitud de suspensión de efectos como las que ha formulado la representación de (…),
no es sino un estudio preliminar sobre las probabilidades de éxito del justiciable con base en los
argumentos en los que aquél soporta la necesidad o conveniencia de suspender temporalmente los
efectos propios de un acto que goza de una presunción de legalidad; estudio que habrá de
realizarse bajo un esquema de serias conjeturas o deducciones y una técnica de provisionalidad.
De esta forma, el Juez analiza y, de ser el caso, declara la existencia de una presunción de
quebrantamiento de los derechos o garantías constitucionales invocados por el actor, partiendo
del soporte no sólo fáctico sino jurídico dado por aquél, pero sin resolver la litis, y conservando por
ello una libertad plena para conocer y decidir, en su oportunidad, el mérito de la causa. En otras
palabras, la decisión de la medida cautelar no implica que el Juez que conoce de la causa en
cualquiera de sus instancias se aparte, más allá de lo conveniente para una adecuada y sana
administración de justicia en sede cautelar, de las circunstancias de hecho y de derecho que
rodean el caso, siempre que ello no se traduzca en una declaratoria concreta respecto a la
legalidad o no del acto impugnado, cuestión que sí constituiría un ‘prejuzgamiento’ respecto al
fondo del juicio y contrario a los anotados caracteres de provisionalidad, reversibilidad y
accesoriedad”. (Subrayado del texto y negritas de la Sala)
En el caso de autos, las apoderadas judiciales de la parte recurrente aseguran que al momento de
resolver la petición cautelar la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo interpretó y aplicó
de forma errónea el numeral 3 del artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.
Ahora bien, con el objeto de determinar si el referido órgano jurisdiccional incurrió en el vicio de
falso supuesto de derecho denunciado, es necesario atender al contenido de la norma invocada
por la parte actora, la cual dispone lo siguiente:
“Artículo 49. El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas; en
consecuencia:
(…)
3. Toda persona tiene derecho a ser oída en cualquier clase de proceso, con las debidas garantías y
dentro del plazo razonable determinado legalmente por un tribunal competente, independiente e
imparcial establecido con anterioridad. Quien no hable castellano, o no pueda comunicarse de
manera verbal, tiene derecho a un intérprete”. (Destacado de la Sala)
Específicamente, el numeral 3 del citado artículo 49 del Texto Constitucional, hace referencia a la
necesidad de que el Tribunal a cuyo conocimiento se somete una controversia esté establecido
con anterioridad, sea competente, independiente e imparcial.
Por otra parte, el artículo 141 del Texto Constitucional dispone los principios rectores de la
actividad administrativa, a saber: honestidad, participación, celeridad, eficacia, eficiencia,
transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de la función pública, con
sometimiento pleno a la ley y al derecho; principios estos que se encuentran desarrollados en el
artículo 10 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica de la Administración Pública el
cual incluye, además, la imparcialidad de los órganos y entes administrativos.
Sin embargo, este último principio relativo a la imparcialidad tiene matices especiales en materia
administrativa, pues como lo establece el artículo 18 del mencionado Decreto, “El funcionamiento
de los órganos y entes de la Administración Pública [está sujeto] a las políticas, estrategias, metas
y objetivos que se establezcan en los respectivos planes estratégicos, compromisos de gestión y
lineamientos dictados conforme a la planificación centralizada”; mientras que el artículo
23 eiusdem, prevé que “Las actividades que desarrollen los órganos y entes de la Administración
Pública deberán efectuarse de manera coordinada, y estar orientadas al logro de los fines y
objetivos del Estado, con base en los lineamientos dictados conforme a la planificación
centralizada”.
Bajo esta premisa, observa la Sala del escrito contentivo del recurso contencioso administrativo de
nulidad que con el fin de sustentar el fumus boni iuris que -a su decir- asiste a sus representados,
las apoderadas judiciales de la parte actora alegaron la violación del derecho al “juez” imparcial. Al
efecto, destacaron la supuesta “política de hostigamiento y amedrentamiento en contra del canal
por el desagrado que le produce su línea editorial independiente al considerarla crítica de la
gestión de gobierno”, así como el cuestionamiento por parte del Presidente de la República y de
otros funcionarios que integran la Administración Pública Central y Descentralizada sobre la
actividad desarrollada por el canal Globovisión, lo que -a su decir- denota la falta de imparcialidad
del Directorio de Responsabilidad Social de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones
(CONATEL).
Por otra parte, se aprecia de la sentencia objeto de apelación que la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo, desechó -en la etapa cautelar- el alegato de violación del derecho al
“juez” natural e imparcial, por no configurarse -a su criterio- tal vulneración. Al respecto, sostuvo
que el acto administrativo recurrido fue dictado por el Directorio de Responsabilidad Social de la
Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL), al cual la Ley de Responsabilidad Social en
Radio, Televisión y Medios Electrónicos, en su artículo 19, numeral 11, le asigna la potestad para
iniciar de oficio o instancia de parte los procedimientos administrativos allí previstos así como
aplicar las sanciones correspondientes, circunstancia que según aprecia dicha Corte garantiza la
protección del aludido derecho.
De lo anterior evidencia la Sala, tal como lo advirtió la representación judicial de los recurrentes,
que en su decisión la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo englobó en un solo concepto
los presupuestos de competencia, independencia e imparcialidad que debe cumplir, en este caso,
el órgano administrativo sancionatorio a los fines de garantizar el debido proceso a los
administrados, sin hacer la respectiva distinción entre cada uno de ellos. Por esta razón, en
principio, el fallo apelado estaría viciado de falso supuesto de derecho por interpretar
erróneamente el órgano de la primera instancia judicial el numeral 3 del artículo 49 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
No obstante lo señalado, y visto que la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo debió
pronunciarse sobre el mencionado alegato, observa la Sala que los recurrentes fundamentan su
denuncia de violación del derecho a un “juez” imparcial en la relación jerárquica administrativa
existente entre la Presidencia de la República, la Vicepresidencia de la República y el Directorio de
Responsabilidad Social, como órgano de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL).
A lo anterior, agregan que la referida Corte silenció las pruebas aportadas al expediente
ilustrativas de “la política sistemática de hostigamiento que sigue el Gobierno Nacional en contra
del canal Globovisión” y “cómo gran parte del aparato estatal se aboca en muchas ocasiones a
promover la autocensura de [sus] mandantes, y a limitar ilegítimamente el ejercicio de la libertad
de expresión”.
En este orden de ideas, aseguran ser “un hecho notorio comunicacional cómo el Presidente de la
República y los funcionarios sobre los cuales ejerce control, bien sea a través de entes u órganos de
la Administración Pública Central o Descentralizada, han repetido en infinidad de oportunidades
que Globovisión es un canal crítico de la gestión de gobierno y que por ello debe ser repudiado y
hostigado de diversas maneras”.
Dentro del mismo marco de alegaciones, señalan que “Ante ese discurso oficial y las distintas
agresiones de diversa índole (a través de procedimientos administrativos, judiciales y agresiones
verbales y físicas) de las que han sido objeto el canal, así como sus trabajadores en el transcurso de
ya varios años, es notoria la falta de imparcialidad que el Directorio, como órgano de Conatel, ente
adscrito a la Vicepresidencia de la República, órgano jerárquicamente inferior a la Presidencia de
la República, tuvo en la aplicación de la sanción respectiva y así se evidencia del contenido de las
declaraciones de distintos funcionarios públicos contenidas en los videos exhibidos ante Conatel
durante el procedimiento administrativo, los cuales constituyen plenas pruebas que constan en el
expediente administrativo y frente a las que la Corte Primera no emitió pronunciamiento alguno en
la Decisión”.
En conexión con lo anterior, sostienen que el vicio de silencio de pruebas alegado deriva de la falta
de pronunciamiento sobre el comunicado de fecha 21 de octubre de 2011, emanado de la
“Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos”, donde se expresa la preocupación que de allí surge por la parcialidad del Directorio de
Responsabilidad Social de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) al imponer la
sanción recurrida, en virtud de la conformación del Directorio y la forma como son designados sus
miembros.
Ahora bien, sobre esta última denuncia es necesario destacar, en primer lugar, que la relación
jerárquica entre los órganos que integran las ramas del Poder Público, en el caso concreto, los
órganos del Poder Ejecutivo, no implica per se, la eventual facultad del órgano superior de ejercer
algún tipo de injerencia o control sobre el inferior, en los términos planteados por los apelantes;
así como tampoco resulta determinante la conformación interna del Directorio de la
Responsabilidad Social -integrado, en su mayoría, por órganos y entes públicos- para aseverar la
falta de imparcialidad del mismo en la toma de decisiones en materia sancionatoria.
Igualmente, cabe destacar que la imposición de la multa recurrida estuvo precedida por el trámite
de un procedimiento administrativo iniciado con ocasión de la transmisión de los hechos
suscitados en el Centro Penitenciario El Rodeo I y II, y concluyó con la emisión de un acto
administrativo sancionatorio con base a lo previsto en normas de rango legal (artículos 27 y 29 de
la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos); circunstancias estas
que hacen presumir a la Sala que, en su actuación, el Directorio de Responsabilidad Social de la
Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) en ejercicio de sus facultades verificó un
hecho objetivo y lo calificó como falta sancionable, conforme a lo previsto en el instrumento legal
que rige sus funciones y previo el cumplimiento del procedimiento debido.
Con fundamento en las consideraciones expuestas, debe la Sala desechar los vicios relativos al
falso supuesto de derecho y al silencio de pruebas denunciados por la representación judicial de la
parte actora. Así se declara.
Aseguran que los referidos artículos de la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y
Medios Electrónicos, contravienen el principio de reserva legal sancionatoria, específicamente, en
cuanto a la tipicidad. Al respecto, aducen que en esas disposiciones legales se establece una serie
de conductas consideradas sancionables, sin fijar los parámetros mínimos para la determinación o
descripción de los supuestos de hecho que las configuran. Se trata -según afirman- de
prohibiciones vagas y genéricas que impiden tener certeza acerca de cuáles son los contenidos
cuya difusión está prohibida, situación esta que ha sido advertida por las “Relatorías de Libertad
de Expresión de la ONU y de la OEA”.
Sostienen que la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo transgredió los artículos 2, 3, 19,
21 y 139 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, al aseverar que la
Administración ponderó las circunstancias del caso e impuso la sanción según la regla del término
medio más las agravantes aplicables, sin tomar en cuenta la inconstitucionalidad de los artículos
27 y 28 de la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos, por
contrariar los principios de proporcionalidad y racionalidad que rigen la actividad sancionatoria.
Que el mencionado artículo 29 prevé como límites de la sanción de multa, hasta el diez por ciento
(10%) de los ingresos brutos causados en el ejercicio fiscal inmediatamente anterior a aquél en el
cual se cometió la infracción, y/o la suspensión por un máximo de setenta y dos (72) horas
continuas de transmisión; desconociendo “el mandato que exige que las limitaciones a derechos
sean (…) sólo las necesarias para lograr el fin de la norma. La confiscatoriedad que vicia la sanción
impuesta demuestra palmariamente la desproporcionalidad e irracionalidad denunciada en esta
actividad sancionatoria del Estado”.
Ahora bien, del escrito contentivo del recurso contencioso administrativo de nulidad se evidencia
que la parte apelante sustentó su solicitud cautelar en la transgresión de los principios de tipicidad
y proporcionalidad por parte de la providencia administrativa impugnada.
En relación con el principio de tipicidad de las sanciones administrativas, el numeral 6 del artículo
49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela dispone lo que sigue:
“Artículo 49. El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas; en
consecuencia:
(…)
6. Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u omisiones que no fueren previstos como
delitos, faltas o infracciones en leyes preexistentes”.
“En lo que concierne al principio de tipicidad cuya violación fue alegada por la parte recurrente,
debe indicarse que éste se encuadra en el principio de la legalidad: mientras el principio de
tipicidad postula la exigencia de predeterminación normativa de las conductas ilícitas, el
principio de legalidad concreta tal prescripción en el requerimiento de definición, suficiente para
su identificación, del ilícito y de su consecuencia sancionatoria.
Por otra parte, ha señalado la Sala que el principio de proporcionalidad es aplicable en “aquellos
supuestos en los cuales la ley deje a criterio de la Administración la aplicación de una u otra
medida, o cuando al establecerse un máximo y un mínimo en la sanción a aplicar se permita a la
Administración graduar la magnitud del correctivo a imponer, en atención a las circunstancias que
rodeen el caso y a las conductas precedentes del administrado”. (Vid. sentencia Nº 00751 del 2 de
junio de 2011)
“Prohibiciones
Artículo 27. En los servicios de radio, televisión y medios electrónicos, no está permitida la difusión
de los mensajes que:
1. Inciten o promuevan el odio y la intolerancia por razones religiosas, políticas, por diferencia de
género, por racismo o xenofobia.
Los proveedores de medios electrónicos deberán establecer mecanismos que permitan restringir,
sin dilaciones, la difusión de mensajes divulgados que se subsuman en las prohibiciones contenidas
en el presente Artículo, cuando ello sea solicitado por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones
en ejercicio de sus competencias, en cuyo caso se aplicará el procedimiento previsto en el artículo
33 de la presente Ley.
Parágrafo primero: los responsables de los medios electrónicos serán sancionados con multa
desde cincuenta hasta doscientas Unidades Tributarias (50 hasta 200 U.T.), cuando violen
cualquiera de las prohibiciones contenidas en el presente artículo.
Parágrafo segundo: los proveedores de medios electrónicos que no atiendan las solicitudes
realizadas por los órganos competentes a los fines de dar cumplimiento a las disposiciones de la
presente Ley, serán sancionados con multa de hasta un cuatro por ciento (4%) de los ingresos
brutos generados en el ejercicio fiscal inmediatamente anterior a aquél en el cual se cometió la
infracción”.
“Suspensión y revocatoria
1. Con multa de hasta un diez por ciento (10%) de los ingresos brutos causados en el ejercicio
fiscal inmediatamente anterior a aquél en el cual se cometió la infracción, y/o suspensión hasta
por setenta y dos horas continuas de sus transmisiones, cuando difundan mensajes que:
c. Inciten o promuevan el odio o la intolerancia por razones religiosas, políticas, por diferencia
de género, por racismo o xenofobia;
Las sanciones previstas en el numeral 1 serán aplicadas por el Directorio de Responsabilidad Social,
de conformidad con el procedimiento establecido en esta Ley. La sanción prevista en el numeral 2
será aplicada por el órgano de adscripción de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, en
ambos casos la decisión se emitirá dentro de los treinta días hábiles siguientes a la recepción del
expediente por el órgano competente.
Aseguran las apoderadas actoras que “las referidas normas no contienen descripciones específicas
de conductas sino prohibiciones vagas y genéricas que impiden determinar con precisión cuáles
son los contenidos cuya difusión está prohibida”.
“Artículo 3. El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el
respeto de su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una
sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la
garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta
Constitución.
La educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar dichos fines”.
“Artículo 19. El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y sin
discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los
derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder Público, de
conformidad con esta Constitución, con los tratados sobre derechos humanos suscritos y
ratificados por la República y con las leyes que los desarrollen”.
“Artículo 21. Todas las personas son iguales ante la ley; en consecuencia:
2. La ley garantizará las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad ante la ley sea
real y efectiva; adoptará medidas positivas a favor de personas o grupos que puedan ser
discriminados, marginados o vulnerables; protegerá especialmente a aquellas personas que por
alguna de las condiciones antes especificadas, se encuentren en circunstancia de debilidad
manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.
3. Sólo se dará trato oficial de ciudadano o ciudadana, salvo las fórmulas diplomáticas.
“Artículo 49. El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas; en
consecuencia:
(…)
6. Ninguna persona podrá ser sancionada por actos u omisiones que no fueren previstos como
delitos, faltas o infracciones en leyes preexistentes”.
“Artículo 139. El ejercicio del Poder Público acarrea responsabilidad individual por abuso o
desviación de poder o por violación de esta Constitución o de la ley”.
Ahora bien, evidencia la Sala que lo discutido por los accionantes, tanto en el recurso contencioso
administrativo de nulidad como en la solicitud cautelar de amparo constitucional, es la aplicación
en sede administrativa de normas de la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y
Medios Electrónicos cuyo contenido -a su criterio- contraviene postulados constitucionales, por
establecer conductas que -a su decir- no describen suficientemente los supuestos de hechos
sancionables y, a su vez, generan sanciones excesivas y confiscatorias. Dicha aplicación, según los
recurrentes, conlleva a la transgresión de los principios de tipicidad y proporcionalidad.
Delimitado este punto de la controversia, aprecia la Sala que si bien es cierto que en este estado
del proceso podría verificarse preliminarmente si la multa impuesta está prevista en una
disposición legal y si la misma fue aplicada o no dentro de los límites fijados por dicha norma -
como lo analizó la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo-, no lo es menos que el
pronunciamiento sobre la eventual inconstitucionalidad de los artículos 27 y 29 de la Ley de
Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos que sirven de sustento de la
referida sanción, puede implicar el análisis de normas de rango legal que exceden el marco del
examen constitucional que debe hacer el Juez para verificar la necesidad de decretar el amparo
cautelar.
Por las razones que anteceden, concluye la Sala que es improcedente la denuncia por errónea
interpretación de los artículos 2, 3, 19, 21, 49 (numeral 6) y 139 del Texto Constitucional en esta
etapa cautelar del proceso. Así se declara.
En otro orden de ideas, las apoderadas de la recurrente alegaron la suposición falsa en que
incurrió la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo “al entender que la desigualdad se
denuncia en lo que respecta al caso específico del manejo de la información sobre la situación
del (sic) Rodeo por parte de otros medios de comunicación, cuando lo que se denunció fue la
discriminación que existe respecto a otros operadores de radio y de televisión que, de acuerdo con
los parámetros establecidos por el Directorio en el Acto, deberían ser sancionados por violaciones
de la Ley de Radio y televisión (sic) con ocasión de coberturas distintas a la de los hechos
del (sic) Rodeo”.
Aseguran las apoderadas judiciales de los recurrentes que en sede administrativa se exhibieron en
videos las declaraciones de funcionarios públicos difundidas por el referido canal de televisión las
cuales “sin requerir de un profundo análisis, son mensajes que, de acuerdo con los parámetros
utilizados en el Acto, sí podrían claramente incitar al odio, a la intolerancia política, a alteraciones
al orden público, entre otros supuestos de hecho que la Ley de Radio y Televisión sanciona, pero
que, sin embargo, no han sido ni siquiera investigados por el órgano regulador”.
Que la sentencia apelada fue dictada bajo una suposición falsa, pues consideran evidente el hecho
de que la desigualdad alegada no está vinculada específicamente con la cobertura del caso El
Rodeo hecha por los demás operadoras, sino que deriva del trato desigual que recibe el canal
Globovisión aun y cuando los contenidos transmitidos por dichos medios, son subsumibles en los
supuestos sancionados por la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios
Electrónicos.
“Artículo 21. Todas las personas son iguales ante la ley; en consecuencia:
2. La ley garantizará las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad ante la ley sea
real y efectiva; adoptará medidas positivas a favor de personas o grupos que puedan ser
discriminados, marginados o vulnerables; protegerá especialmente a aquellas personas que por
alguna de las condiciones antes especificadas, se encuentren en circunstancia de debilidad
manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.
3. Sólo se dará trato oficial de ciudadano o ciudadana, salvo las fórmulas diplomáticas.
Sobre el aludido derecho, en sentencia Nº 01087 del 3 de noviembre de 2010, esta Sala destacó lo
siguiente:
“La Constitución de 1961 aludía de forma única a la discriminación fundada en la raza, el sexo, el
credo o la condición social. Con el nuevo orden constitucional se recogen en una sola disposición
todos estos aspectos, pero además se extiende el concepto de discriminación a todas aquellas
situaciones que anulen o menoscaben el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de
igualdad, de los derechos y libertades de toda persona, con lo que se interpreta ampliada la
regulación en referencia.
Es así como a través de la disposición transcrita se consagran finalmente los principios que la
jurisprudencia ha ido delineando en la materia, pues ésta ha sido conteste en señalar que la
discriminación existe también cuando situaciones análogas o semejantes se deciden, sin aparente
justificación, de manera distinta o contraria; resultando así necesario que la parte afectada en su
derecho demuestre la veracidad de sus planteamientos, toda vez que sólo puede advertirse un
trato discriminatorio en aquellos casos en los cuales se compruebe que ante circunstancias
similares y en igualdad de condiciones, se manifieste un tratamiento desigual”.
Sobre este particular, la Sala considera ajustada a derecho la apreciación de la recurrida, toda vez
que, en uno u otro caso, la parte accionante se limitó a delatar la vulneración de un derecho
constitucional basándose en hechos aislados y genéricos, al manifestar únicamente que “existen
otros operadores de radio y televisión [entre ellos el canal Venezolana de Televisión, según
aducen] que, de acuerdo con los parámetros establecidos por el Directorio en el Acto, deberían ser
sancionados por violaciones de la Ley de Radio y Televisión”.
De allí que se encuentre la Sala imposibilitada en esta etapa cautelar para verificar
preliminarmente la violación alegada por la representación judicial de las sociedades mercantiles
Corpomedios G.V. Inversiones, C.A., y Globovisión Tele, C.A., y del ciudadano Guillermo Zuloaga
Núñez, referido como está a violaciones en las que -a criterio de los apelantes- han incurrido otras
operadoras de radio y televisión que no forman parte de los hechos que dieron lugar a la sanción
impuesta a dichas empresas. Así se declara.
Sobre la base de las consideraciones expuestas, desestimados como han sido los alegatos de las
apoderadas actoras, debe esta declarar sin lugar la apelación interpuesta. En consecuencia, se
confirma el fallo N° 2011-1472 de fecha 7 de diciembre de 2011, dictado por la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo y, por lo tanto, se mantienen los efectos de la Providencia
Administrativa N° PADRS-1.913/163 del 18 de octubre de 2011, emanada del Directorio de
Responsabilidad Social de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL), en la que se
sancionó a la empresa Corpomedios G.V. Inversiones, C.A. con multa por la cantidad de Nueve
Millones Trescientos Noventa y Cuatro Mil Trescientos Catorce Bolívares (Bs. 9.394.314,00), y de la
Planilla de Liquidación Nº RF-020-MA-00132 para el pago de la referida multa con cargo a la
sociedad mercantil Globovisión Tele, C.A.
VI
DECISIÓN
En atención a los razonamientos antes expresados, esta Sala Político-Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley,
declara SIN LUGAR la apelación ejercida por la representación judicial de las sociedades
mercantiles CORPOMEDIOS G.V. INVERSIONES, C.A. y GLOBOVISIÓN TELE, C.A., y los ciudadanos
Guillermo Zuloaga Núñez, María Fernanda Flores, Carlos Alberto Zuloaga Siso, Oswaldo Lara
Bustillos, Andrés González, Rafael Alfonzo, Elsy Barroeta y Lysber Ramos, antes identificados,
contra la sentencia N° 2011-1472 dictada por la CORTE PRIMERA DE LO CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO en fecha 7 de diciembre de 2011, que declaró improcedente el amparo cautelar
solicitado por los recurrentes.
Los Magistrados,
La Secretaria,
En seis (06) de marzo del año dos mil doce, se publicó y registró la anterior sentencia bajo el Nº
00165.
La Secretaria,