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Pero, ¿por qué vale la pena consumirla responsablemente? Como el villano de una historia mal
contada, la cafeína representa un riesgo en cantidades excesivas, sin embargo, lo que no todos
saben es que también puede traer beneficios importantes para la salud.
Esta sustancia no se recomienda a temprana edad debido a que el cerebro está en proceso de
desarrollo, por esta razón, niños y jóvenes son más sensibles a sus efectos. Desde hiperactividad,
ansiedad y problemas de sueño hasta taquicardia, convulsiones e incluso la muerte, son algunos
de los grandes riesgos.
Además de los más pequeños, las mujeres embarazadas y sus bebés pueden estar en riesgo,
por esto, si estás esperando a tu pequeño, lo mejor será abstenerte de incluir este tipo de
productos. Por otra parte, debe limitarse o evitarse el consumo en cualquiera de estas
situaciones:
• Si tu ritmo cardíaco es rápido o irregular.
• Si tomas ciertos medicamentos para controlar el asma o
problemas del corazón, así como ciertos suplementos,
estimulantes y/o antibióticos.
• Si sufres reflujo gastroesofágico o úlcera.
• Si presentas frecuentemente migraña u otros dolores de
cabeza crónicos.
• Si la presión arterial es alta.
• Si tienes problemas del sueño, incluyendo insomnio.
¡Mejor prevenir que lamentar! En cualquiera de los casos, siempre es mejor contar con la
supervisión de un profesional, por esto, te recomendamos consultar primero con tu médico de
confianza y verificar si el consumo de cafeína pone, o no, en riesgo tu salud.
Reducir el consumo de la cafeína puede ser un desafío, y mucho más cuando hace parte del día a
día. Por otra parte, es necesario advertir que, una interrupción abrupta en su consumo genera
abstinencia y síntomas leves como dolor de cabeza, fatiga, irritabilidad y dificultad para
concentrarse en las tareas.
Por fortuna, normalmente estos síntomas no representan un alto riesgo y suelen mejorar con el
paso de los días. A continuación, preparamos para ti unos pequeños pasos en caso de que quieras
limitar o reducir su consumo:
Paso 1: Establece una meta ¿qué tanto estoy dispuesto a reducir
su consumo?
Paso 2: Ve lento pero seguro, reduce las cantidades y frecuencia
progresivamente.
Paso 3: Acostumbra a tu organismo a niveles más bajos de
cafeína para disminuir posibles efectos de abstinencia.
Paso 4: Contempla la posibilidad de consumir descafeinado,
estas bebidas suelen tener el mismo aspecto y sabor que las
tradicionales.