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LEY DE DEFENSA

Por José Manuel Ugarte

REVISTA ELECTRÓNICA “ESCENARIOS ALTERNATIVOS”, 2009.

LA REGLAMENTACIÓN DE LA LEY DE DEFENSA: AUDAZ Y


COHERENTE, CON ASPECTOS QUE AMERITAN REFLEXIÓN.

UNA VIEJA DEUDA, FINALMENTE SALDADA.

La reglamentación de la Ley de Defensa ha saldado una vieja e insólita deuda. Que una
ley sancionada con amplio consenso político y social y que sentó las bases para una
nueva visión de la defensa nacional en Argentina y en distintos países latinoamericanos
no estuviera reglamentada –y que el Consejo de Defensa Nacional, ahora convocado por
la reglamentación, que debía determinar las hipótesis de conflicto y de guerra y la
estrategia para su superación, jamás se hubiera reunido- habla claramente de la
inexistencia por muchos años en el ámbito del Ministerio de Defensa de una política de
defensa que excediera la mera y no siempre adecuada administración del magro
presupuesto y la superación del período respectivo sin problemas significativos en el
ámbito militar.

Si bien la falta de reglamentación no impide la vigencia y aplicación de la ley, y la Ley de


Defensa ha sido aplicada en distintos aspectos, fuerza es reconocer que tal aplicación fue
necesariamente parcial, en tanto tal carencia ha limitado necesariamente el desarrollo de
sus posibilidades.

Por otra parte, las reglamentaciones parciales de que fue objeto, tales como el Decreto Nº
1739/92 por el cual se crea el Comité de Jefes de Estado Mayor (COMIJEN) y el Decreto
Nº 2148/02 por el cual se sustituye el nombre de dicho organismo por el de Consejo de
Jefes de Estado Mayor –ahora derogados- fueron contrarias a la letra y al espíritu de la
ley, disminuyendo las facultades que aquélla reconocía al Estado Mayor Conjunto,
reemplazándolas por la antigua concertación-negociación entre las Fuerzas Armadas
individuales.

¿Por qué fue reglamentada recién ahora, la Ley de Defensa? La respuesta es simple.
Porque nadie había aceptado hasta el momento el desafío que propone dicha ley: una
reforma militar real, que implementara un auténtico accionar militar conjunto, concluyendo
con el accionar específico, individual y autosuficiente que caracterizara a las Fuerzas
Armadas en el Conflicto Malvinas. Dicho en otras palabras, la aplicación de la Ley de
Defensa estuvo en manos de quienes no creían efectivamente en ella.

La Ley de Defensa fue concebida teniendo en cuenta las lecciones del Conflicto Malvinas,
excelentemente reflejadas en el informe de la CAERCAS, o Informe Rattenbach. También
consideró para la implementación del accionar militar conjunto, las estructuras de defensa
más modernas de la época. Citemos por ejemplo la enmienda Nichols-Goldwater de
reestructuración del Departamento de Defensa en Estados Unidos de América, que aún
está en vigencia.

La reglamentación retoma el camino de aprovechamiento de la única experiencia de


guerra que Argentina tuvo durante el siglo XX.

Queda, por supuesto, por ver, si ese camino será efectivamente recorrido en el futuro.

¿QUÉ CARACTERÍSTICAS POSEE LA REGLAMENTACIÓN?

La reglamentación dictada tiene novedades, aunque menos que las que aparenta. No
constituye novedad, ciertamente, que se haya establecido como misión fundamental de
las Fuerzas Armadas la respuesta a ...agresiones de origen externo perpetradas por
fuerzas armadas pertenecientes a otros Estados...dado que esto surge de la conjunción
de los artículos 2º de la Ley de Defensa, y 2º, 8º, 10º inc. e., 27, 28 y 29 de la Ley de
Seguridad Interior. Cabe advertir que tal misión es la principal, pero no la única, ya que se
efectúa expresa reserva de las misiones conferidas por la Ley Nº 24.059 de Seguridad
Interior –entre las que se cuenta el apoyo a las operaciones de seguridad interior- y la Ley
Nº 24.948 de Reestructuración de las Fuerzas Armadas, que entre otras alude a las
misiones de paz y de apoyo a la comunidad.

Tampoco constituye novedad, que se haya transferido la conducción de operaciones


militares de tiempo de paz de los Estados Mayores de las Fuerzas Armadas, a un
comando operacional establecido bajo dependencia del Jefe del Estado Mayor Conjunto.
Obvio resulta que este comando operacional dispondrá de muy significativo poder real,
que demandará una muy estricta supervisión por parte del Ministerio. No obstante, y en lo
relativo a su base legal, cabe señalar que conforme surge de los artículos 22 y 25 de la
Ley de Defensa, las Fuerzas Armadas como tales no poseen funciones operativas ni sus
Jefes facultades de conducción operacional, consistiendo su función en la preparación
para la guerra de los elementos operacionales de dichas Fuerzas, y su apoyo logístico.

Que hasta el momento los Jefes de los Estados Mayores Generales ejercieran tales
funciones operativas, se ha debido a la omisión en hacerlo por parte de su verdadero
titular, el Ministerio de Defensa (art. 11). Que tales funciones hayan sido asignadas de la
manera descripta constituye indudablemente una de las soluciones posibles en el marco
de la norma reglamentada.

Siguiendo la letra y espíritu de la Ley de Defensa, la reglamentación fortalece las


facultades del Ministerio de Defensa y del Estado Mayor Conjunto. En este último aspecto,
la reglamentación bordea los límites de la norma reglamentada. Esta circunstancia
recuerda lo sucedido en España, donde rigiendo aún la Ley Orgánica sobre Criterios
Básicos de la Defensa Nacional y la Organización Militar de 1980, modificada en 1984 –
una de las fuentes de la Ley de Defensa argentina- el Real Decreto Nº 1551/2004,
complementado por la Orden 1076/2005 del Ministerio de Defensa, modificó
sustancialmente la estructura del Ministerio de Defensa, teniendo lugar posteriormente la
sanción de la Ley Orgánica 5/2005 de la Defensa Nacional, nueva ley de defensa
española. Las normas españolas antes referidas han influido evidentemente en la
reglamentación argentina.

Una real novedad es la facultad que se confiere al Ministerio de Defensa de creación de


unidades operacionales específicas o conjuntas. En cambio, el decreto no reitera lo
establecido por la ley en relación a la posibilidad de la creación, en el planeamiento
estratégico operacional, de los comandos estratégicos operacionales conjuntos,
específicos o combinados. Hubiéramos preferido una ratificación e incluso un desarrollo
de ese aspecto.

INTERROGANTES HACIA EL FUTURO.

Sin compartir la totalidad de sus disposiciones, creemos que la reglamentación –en la que
hemos tenido ocasión de participar, y de formular aportes- es razonablemente idónea para
cumplir sus fines, reflejando cabalmente el espíritu de la Ley de Defensa. Como acto de
política de defensa, marca indudablemente un rumbo, que consideramos positivo, hacia la
consolidación de la conducción civil del Sistema de Defensa, el fortalecimiento del
accionar conjunto, y la operatividad de las Fuerzas Armadas.

El interrogante fundamental es el relativo a la política de defensa que surgirá hacia el


futuro. En tal sentido, el ámbito del CODENA, cuya apertura significa un canal de diálogo
con la oposición en la formulación de los lineamientos básicos de la política de defensa,
puede ser importante.

Compartiendo la dirección hacia la conformación de un futuro Sistema de Defensa


subregional, que creemos necesario y viable, lo cierto es que tal conformación hoy no
aparece como cercana, y creemos que mientras tanto, Argentina deberá construir
independientemente una adecuada capacidad de defensa. De allí la importancia de
proseguir con los comandos estratégicos operacionales y con las áreas estratégicas e
incluso, como con acierto previó la Ley Nº 24.948 de Reestructuración de las Fuerzas
Armadas (artículo 10) en cuanto a ...concentrar las unidades de las tres fuerzas armadas
que integren cada comando estratégico operacional, en zonas contiguas....

También es útil recordar que dicha ley también previó en su artículo 7 que ...Los niveles
de conducción y de planeamiento estratégico analizarán, a nivel internacional el probable
desarrollo de un sistema de defensa en el marco del Mercosur, a los efectos de considerar
en la reestructuración de las fuerzas armadas los requerimientos, que de dichos acuerdos
pudieran surgir...

Creemos también que el fortalecimiento del accionar conjunto no significa necesariamente


conformar una Fuerza de Defensa única, no pareciendo –a nuestro juicio- ideales para la
realidad y futuro argentinos los modelos en los que ello ha tenido lugar, por las notables
diferencias en situación estratégica y necesidades en materia de defensa respecto de
nuestro país.

Resumiendo, hay mucho camino por andar. Pero parece haberse comenzado, lo que no
es poca cosa.

Buenos Aires, junio de 2006.

http://www.escenariosalternativos.org/default.asp?seccion=biblioteca&nota=1140
acc.5-9-2009

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