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La reglamentación de la Ley de Defensa ha saldado una vieja e insólita deuda. Que una
ley sancionada con amplio consenso político y social y que sentó las bases para una
nueva visión de la defensa nacional en Argentina y en distintos países latinoamericanos
no estuviera reglamentada –y que el Consejo de Defensa Nacional, ahora convocado por
la reglamentación, que debía determinar las hipótesis de conflicto y de guerra y la
estrategia para su superación, jamás se hubiera reunido- habla claramente de la
inexistencia por muchos años en el ámbito del Ministerio de Defensa de una política de
defensa que excediera la mera y no siempre adecuada administración del magro
presupuesto y la superación del período respectivo sin problemas significativos en el
ámbito militar.
Por otra parte, las reglamentaciones parciales de que fue objeto, tales como el Decreto Nº
1739/92 por el cual se crea el Comité de Jefes de Estado Mayor (COMIJEN) y el Decreto
Nº 2148/02 por el cual se sustituye el nombre de dicho organismo por el de Consejo de
Jefes de Estado Mayor –ahora derogados- fueron contrarias a la letra y al espíritu de la
ley, disminuyendo las facultades que aquélla reconocía al Estado Mayor Conjunto,
reemplazándolas por la antigua concertación-negociación entre las Fuerzas Armadas
individuales.
¿Por qué fue reglamentada recién ahora, la Ley de Defensa? La respuesta es simple.
Porque nadie había aceptado hasta el momento el desafío que propone dicha ley: una
reforma militar real, que implementara un auténtico accionar militar conjunto, concluyendo
con el accionar específico, individual y autosuficiente que caracterizara a las Fuerzas
Armadas en el Conflicto Malvinas. Dicho en otras palabras, la aplicación de la Ley de
Defensa estuvo en manos de quienes no creían efectivamente en ella.
La Ley de Defensa fue concebida teniendo en cuenta las lecciones del Conflicto Malvinas,
excelentemente reflejadas en el informe de la CAERCAS, o Informe Rattenbach. También
consideró para la implementación del accionar militar conjunto, las estructuras de defensa
más modernas de la época. Citemos por ejemplo la enmienda Nichols-Goldwater de
reestructuración del Departamento de Defensa en Estados Unidos de América, que aún
está en vigencia.
Queda, por supuesto, por ver, si ese camino será efectivamente recorrido en el futuro.
La reglamentación dictada tiene novedades, aunque menos que las que aparenta. No
constituye novedad, ciertamente, que se haya establecido como misión fundamental de
las Fuerzas Armadas la respuesta a ...agresiones de origen externo perpetradas por
fuerzas armadas pertenecientes a otros Estados...dado que esto surge de la conjunción
de los artículos 2º de la Ley de Defensa, y 2º, 8º, 10º inc. e., 27, 28 y 29 de la Ley de
Seguridad Interior. Cabe advertir que tal misión es la principal, pero no la única, ya que se
efectúa expresa reserva de las misiones conferidas por la Ley Nº 24.059 de Seguridad
Interior –entre las que se cuenta el apoyo a las operaciones de seguridad interior- y la Ley
Nº 24.948 de Reestructuración de las Fuerzas Armadas, que entre otras alude a las
misiones de paz y de apoyo a la comunidad.
Que hasta el momento los Jefes de los Estados Mayores Generales ejercieran tales
funciones operativas, se ha debido a la omisión en hacerlo por parte de su verdadero
titular, el Ministerio de Defensa (art. 11). Que tales funciones hayan sido asignadas de la
manera descripta constituye indudablemente una de las soluciones posibles en el marco
de la norma reglamentada.
Sin compartir la totalidad de sus disposiciones, creemos que la reglamentación –en la que
hemos tenido ocasión de participar, y de formular aportes- es razonablemente idónea para
cumplir sus fines, reflejando cabalmente el espíritu de la Ley de Defensa. Como acto de
política de defensa, marca indudablemente un rumbo, que consideramos positivo, hacia la
consolidación de la conducción civil del Sistema de Defensa, el fortalecimiento del
accionar conjunto, y la operatividad de las Fuerzas Armadas.
También es útil recordar que dicha ley también previó en su artículo 7 que ...Los niveles
de conducción y de planeamiento estratégico analizarán, a nivel internacional el probable
desarrollo de un sistema de defensa en el marco del Mercosur, a los efectos de considerar
en la reestructuración de las fuerzas armadas los requerimientos, que de dichos acuerdos
pudieran surgir...
Resumiendo, hay mucho camino por andar. Pero parece haberse comenzado, lo que no
es poca cosa.
http://www.escenariosalternativos.org/default.asp?seccion=biblioteca¬a=1140
acc.5-9-2009