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a. PREPARA TU CORAZÓN
El Padre de Montfort nos recomienda orar con las Letanías del Espíritu Santo.
En unos momentos de silencio contempla el amor de Dios en la creación del mundo y reza con
el salmo 33 o el salmo 8
“Aclamen, justos, al Señor,
que la alabanza es propia de hombres rectos.
“El cielo y la tierra, y todo lo que hay en ellos, quedaron terminados. El séptimo día terminó
Dios lo que había hecho, y descansó.
Entonces bendijo el séptimo día y lo declaró día sagrado, porque en ese día descansó de todo
su trabajo de creación. El hombre en el jardín de Edén. Ésta es la historia de la creación del
cielo y de la tierra”.
Gén 2,1-3
c. EN LA ESCUELA DE LA IGLESIA
“La creación es del orden del amor. El amor de Dios es el móvil fundamental de todo lo creado:
Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que hiciste, porque, si algo odiaras, no lo
habrías creado» (Sb 11,24). Entonces, cada criatura es objeto de la ternura del Padre, que le
da un lugar en el mundo. Hasta la vida efímera del ser más insignificante es objeto de su amor
y, en esos pocos segundos de existencia, él lo rodea con su cariño.
Por eso, de las obras creadas se asciende «hasta su misericordia amorosa” (Laudato Si, 78)
“Las criaturas de este mundo no pueden ser consideradas un bien sin dueño: Son tuyas, Señor,
que amas la vida (Sb 11,26). Esto provoca la convicción de que, siendo creados por el mismo
Padre, todos los seres del universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una
especie de familia universal, una sublime comunión que nos mueve a un respeto sagrado,
cariñoso y humilde”. (Laudato Si, 89).
“Todo está relacionado, y todos los seres humanos estamos juntos como hermanos y
hermanas en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene a cada
una de sus criaturas y que nos une también, con tierno cariño, al hermano sol, a la hermana
luna, al hermano río y a la madre tierra.” (Laudato Si, 92)
“Para la comprensión cristiana de la realidad, el destino de toda la creación pasa por el misterio
de Cristo, que está presente desde el origen de todas las cosas: Todo fue creado por él y para
él » (Col 1,16). El prólogo del Evangelio de Juan (1,1-18) muestra la actividad creadora de
Cristo como Palabra divina (Logos). Pero este prólogo sorprende por su afirmación de que esta
Palabra «se hizo carne» (Jn 1,14). Una Persona de la Trinidad se insertó en el cosmos creado,
corriendo su suerte con él hasta la cruz.
Desde el inicio del mundo, pero de modo peculiar a partir de la encarnación, el misterio de
Cristo opera de manera oculta en el conjunto de la realidad natural, sin por ello afectar su
autonomía.” (Laudato Si, 99)
“El Nuevo Testamento no sólo nos habla del Jesús terreno y de su relación tan concreta y
amable con todo el mundo. También lo muestra como resucitado y glorioso, presente en toda
la creación con su señorío universal: «Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud. Por él
quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por
la sangre de su cruz» (Col 1,19-20). Esto nos proyecta al final de los tiempos, cuando el Hijo
entregue al Padre todas las cosas y «Dios sea todo en todos» (1 Co 15,28).
De ese modo, las criaturas de este mundo ya no se nos presentan como una realidad
meramente natural, porque el Resucitado las envuelve misteriosamente y las orienta a un
destino de plenitud.” (Laudato Si, 100).
d. EN LA ESCUELA DE MONTFORT
“Dice san Juan que todo fue creado por la Palabra, es decir, por la Sabiduría eterna. Salomón,
a su vez, la define como madre y artífice de todas las cosas (Sab 7,12-21). Nótese bien que
no la llama solamente artífice del universo, sino madre del mismo. Porque el artífice no ama ni
cuida su obra como lo hace la madre con su hijo”. (ASE 31)
“Una vez creadas todas las cosas, la Sabiduría permanece en ellas para contenerlas (Sab 1,7),
sostenerlas y renovarlas (Sab 7,27). Esta belleza soberanamente recta, después de crear el
mundo, estableció el orden maravilloso que reina en Él. Escogió, organizó, sopesó, añadió y
contó cuanto hay en Él”. (ASE 32)
e. PARA PROFUNDIZAR
¿Desde cuándo este mundo maravilloso dejó de ser la obra perfecta de Dios?
¿Se puede hablar de un mundo mundanizado por el pecado? ¿En qué sentido podemos
entender esto?
¿Vivimos los seres humanos en una perfecta relación con la creación?
¿Cuál es tu participación en la contaminación del universo, la basura y la cultura del
descarte?
¿Tu realización personal depende de poseer las últimas cosas que ofrece el mercado?
Dios omnipotente,
que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza.
Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas
sin dañar a nadie.
Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar a los abandonados y olvidados de esta
tierra que tanto valen a tus ojos.
Sana nuestras vidas, para que seamos protectores del mundo
y no depredadores, para que sembremos hermosura y no contaminación y
destrucción.
Toca los corazones de los que buscan sólo beneficios a costa de los pobres y
de la tierra.
Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa, a contemplar admirados, a
reconocer que estamos profundamente unidos
con todas las criaturas en nuestro camino hacia tu luz infinita.
Gracias porque estás con nosotros todos los días.
Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha por la justicia, el amor y la paz.