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El influjo cervantino en El amor en los tiempos del cólera

Manuel Cabello Pino

El influjo cervantino en El amor


en los tiempos del cólera*
Fecha de recepción: 25 de abril de 2014
Fecha de aprobación: 2 de septiembre de 2014

Resumen:
La comparación entre El Quijote de Cervantes y Cien años de Manuel Cabello Pino
soledad de García Márquez ha sido un tema muy recurrente en los Universidad de Huelva, España
estudios garciamarquianos desde la publicación en 1967 de esta manuel.cabello@dfesp.uhu.es
última novela. Sin embargo, ha pasado bastante más desapercibi-
da la relación existente entre el clásico de Cervantes y otra gran Doctor en Teoría de la Literatura
y Literatura Comparada y
novela del narrador colombiano: El amor en los tiempos del cólera Profesor de Literatura Española e
(1985). Por eso vamos a tratar de realizar ese estudio que venga Hispanoamericana en la Universidad
a llenar, al menos en parte, este vacío crítico respecto al tema, de Huelva (España).
centrándonos sobre todo en dos aspectos: las similitudes entre
los personajes de don Quijote y Florentino Ariza en su calidad
de locos-cuerdos, y el uso paródico que hacen ambas novelas de
los tópicos de dos géneros literarios: los libros de caballería y la
literatura amatoria respectivamente.

Palabras clave: Cervantes; García Márquez; intertextualidad;


parodia; tópicos literarios.

* Artículo de reflexión perteneciente al proyecto Seis acercamientos comparatistas a la


obra de Gabriel García Márquez, que forma parte del Grupo de Investigación en
Literatura Comparada.

Citar: Cabello Pino, M. (Enero-junio de 2015). El influjo cervantino en El


amor en los tiempos del cólera. La Palabra (26). Páginas 47-58

47 la palabra No. 26 Tunja, Enero - Junio de 2015, ISSN 0121-8530 pp. 47-58
The influence of Cervantes in El amor en los
tiempos del cólera [Love in times of cholera]
Abstract:
Comparison between Cervantes’ Don Quixote and García Márquez’s Cien años de soledad [One
Hundred Years of Solitude] has been a frequent point in studies about García Márquez, since the
publication of this last novel in 1967. However, the relationship between Cervantes’ classic and the
other great novel by García Márquez, Love in the Time of Cholera, has not called so much attention.
This is why we set out to make this study, which fulfi lls this critical lack, at least in partially. In this
sense we will focus mainly on two aspects: similarities between the characters of Don Quixote and
Florentino Ariza, in their crazy/sane condition, and the parodic use that both novels make of the
topics of two literary genres: chivalry books and love literature.

Key words: Cervantes; García Márquez; intertextuality; parody; literary topics.

L’influx cervantin dans El amor en los tiempos


del cólera [L’amour au temps du choléra]
Résumé
La comparaison entre Don Quichotte de Cervantes et Cent ans de solitude de García Márquez a
été un sujet très récurrent dans les études garcimarquiennes depuis la publication en 1967 de ce
roman-ci. Pourtant, il a passé assez inaperçu le rapport entre le classique de Cervantes et l’autre
grand roman du narrateur colombien: L’amour au temps du choléra (1985). C’est pour cela que nous
allons essayer de faire cette étude qui vient remplir, au moins en partie, ce vide critique concernant
le sujet, en nous centrant surtout sur deux aspects: les similitudes entre les personnages de Don
Quichotte et Florentino Ariza dans la qualité de fous-lucides, et l’utilisation parodique qui font les
deux romans des sujets de deux genres littéraires : les livres de chevalerie et la littérature amatoire
respectivement.

Mots clés: Cervantes, García Márquez, intertextualité, parodie, sujets littéraires.

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El influjo cervantino en El amor en los tiempos del cólera
Manuel Cabello Pino

Gabriel García Márquez crítico, realizando un estudio roratas sabias del caballero
ha sido definido en ocasiones detallado de varias cuestiones andante y no me hacían la
menor gracia las burradas
como el mayor “gigante” de las temáticas y estilísticas que vin-
del escudero, hasta el extre-
letras hispánicas desde Miguel culan ineludiblemente ambas mo de pensar que no era el
de Cervantes. Y es que, a casi obras. Pero vamos a empezar mismo libro de que tanto
nadie le ha pasado inadvertido por indagar en los orígenes de se hablaba. Sin embargo,
un fenómeno que vincula ine- la relación Cervantes-García me dije que un maestro tan
ludiblemente a ambos autores: Márquez, haciendo además un sabio como el nuestro no
podía equivocarse, y me es-
el escritor colombiano ha pequeño repaso del estado de forcé por tragármelo como
conseguido desde la publica- la cuestión. un purgante a cucharadas.
ción en 1967 de su más famosa Hice otras tentativas en el
novela, Cien años de soledad, au- Al contrario que otros mu- bachillerato, donde tuve que
nar el favor de crítica y público chos escritores a los que no estudiarlo como tarea obli-
hasta un nivel tal de fervor que les gusta hablar de cuáles son gatoria, y lo aborrecí sin re-
medio, hasta que un amigo
sólo se había dado anterior- sus autores “de cabecera”, a me aconsejó que lo pusiera
mente una vez en toda la histo- García Márquez siempre le ha en la repisa del inodoro y
ria de la literatura escrita en es- gustado explicar cómo fueron tratara de leerlo mientras
pañol. Y esa otra ocasión había sus primeras aproximaciones cumplía con mis deberes
sido precisamente la aparición a los grandes clásicos. En este cotidianos. Sólo así lo des-
en 1605 de la primera parte del sentido, el Quijote no es nin- cubrí, como una deflagra-
ción, y lo gocé al derecho
Quijote. Este paralelismo tan guna excepción y, de hecho, y al revés hasta recitar de
claro no ha pasado inadvertido en su propia autobiografía, memoria episodios enteros
a la crítica especializada en la Vivir para contarla, el narrador (2002, p. 168)
obra de García Márquez, que a colombiano explica bien por
pesar de no tenerlo como uno extenso cómo fueron sus pri- Parece ser que desde en-
de los principales referentes meros contactos con la famosa tonces la novela de Cervantes
del premio Nobel colombiano, novela de Cervantes. Fue uno se convirtió en uno de los
tal como sí sucede por ejem- de sus profesores quien, ya en libros de cabecera del premio
plo con Faulkner, Hemingway la escuela primaria, le impulsó a Nobel colombiano, hasta tal
o Sófocles, se ha encargado de leer la historia del hidalgo man- punto que el Quijote es uno
relacionar varias de las obras chego. Sin embargo, esa pri- de los temas sobre los que, a
del premio Nobel colombiano mera tentativa no resultó muy lo largo de los años, ha mante-
con el Quijote. Sin embargo, si satisfactoria y no sería hasta nido un diálogo “intenso,
hay una novela de García Már- algunos años más tarde cuando constante y vastísimo” con
quez cuya relación con el Qui- el novelista colombiano apren- uno de sus más íntimos ami-
jote, siendo intensa, ha pasado diera a degustar la novela cer- gos, el prestigioso escritor
más desapercibida para la crí- vantina mediante un método mexicano Carlos Fuentes (Eli-
tica es sin duda El amor en los ciertamente curioso. García gio García Márquez, 2003, p.
tiempos del cólera. La relación Márquez, haciendo gala de 364). Tal vez por eso fuera el
entre estas dos obras, además su particular humor caribe, lo propio Carlos Fuentes uno de
de estar mucho menos estu- cuenta así en su autobiografía: los primeros en relacionar la
diada que la que se da entre obra de García Márquez con el
la novela de Cervantes y Cien En cambio, mi lectura del Quijote de Cervantes.
Quijote me mereció siempre
años de soledad, nos parece un capítulo aparte, porque
mucho más interesante. Con no me causó la impresión Y es que Cien años de sole-
este artículo nos proponemos prevista por el maestro Ca- dad es la novela de García
comenzar a llenar ese vacío salins. Me aburrían las pe- Márquez que con más frecuen-

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cia ha sido comparada con el con la de Cervantes no pasa Lo primero que salta a la
Quijote, especialmente por dos apenas de una referencia mar- vista de El amor en los tiem-
aspectos: en primer lugar por ginal en el conjunto de la re- pos del cólera, sin pretender si
el recurso de los manuscritos seña. Un caso distinto es el del quiera buscar una relación con
de Melquiades que recuerdan estudio de Arnold M. Penuel6 la novela de Cervantes, es la
ineludiblemente a los del his- en el que también se vincula la naturaleza “quijotesca” del
toriador “moro” Cide Hamete novela de García Márquez con personaje de Florentino Ariza.
Benengeli del Quijote. Y en se- la de Cervantes. Pero esa vin- Es decir, el carácter desmesu-
gundo lugar, y más importante culación, aunque desarrollada rado de Florentino en relación
aún, por constituir Cien años más extensamente que en las con todo lo que tenga que ver
de soledad esa “novela total” dos reseñas que acabamos de con el amor (especialmente, la
a la que aspiraban los autores mencionar, se limita a consta- larga espera por el amor de su
del Boom, convirtiéndose así tar el uso que ambos autores vida, Fermina Daza) recuerda
en el equivalente latinoameri- hacen de la conjunción cor- claramente a la naturaleza de-
cano del Quijote. Pero también relativa “No sólo... sino (que) sorbitada de don Quijote en
en El otoño del patriarca1, en el ...”, algo que evidentemente no todo lo tocante a la caballería.
cuento “El avión de la bella tiene nada que ver con lo que Pero esto por sí sólo, más que
durmiente2” o en El coronel nos proponemos hacer en este una relación de hecho, no deja
no tiene quien le escriba3 han estudio. de ser en realidad una simple
encontrado los críticos cier- sensación que percibe el lector.
tas resonancias cervantinas. Y es que la relación de in- Sin embargo, si realizamos una
E incluso la obra en la que a tertextualidad que se establece lectura más atenta podemos
continuación nos vamos a entre el Quijote y El amor en los comprobar cómo la conexión
centrar, El amor en los tiempos tiempos del cólera es mucho más “quijotesca” de Florentino no
del cólera, ha sido previamente intensa y profunda de lo que la acaba ahí. En primer lugar,
relacionada con el Quijote en crítica especializada ha sabido ambos personajes constituyen
algunas de las numerosísimas ver hasta el momento, y afecta hasta cierto punto sendas sáti-
reseñas que acompañaron a a la novela de García Márquez ras o parodias de otros per-
la publicación del libro. Tal a nivel literario y no sólo a sonajes-tipo de fi cción. Y es
es el caso de la aparecida en nivel lingüístico, como sugiere que, si el personaje de don
The Economist con el título de el estudio de Penuel. Por eso Quijote se basa en una paro-
“Books and arts. The novel as vamos a tratar de realizar ese dia de los caballeros andantes
tropical fl ower”4 o la de Tim estudio que venga a llenar, al de los libros de caballería,
McCarthy5. Sin embargo, en menos en parte, este vacío crí- tales como Amadís de Gaula,
ambos casos la vinculación de tico respecto al tema. Palmerín, Tirante el Blanco...
la novela de García Márquez etc., Florentino Ariza se basa

1 Véase Ciro Antonio Camargo Rojas y Victorino Polo García, “Gabriel García Márquez: Literatura y mito. “El otoño
del Patriarca” a la sombra de Cervantes”, Anales de la Universidad de Murcia, Murcia, XLIII, 1984–85, p. 79–110.
2 Véase Brett Weaver, “Gabriel García Márquez Attends the Courtly Love Convention”, Notes on Contemporary Literature
(NconL), 29: 4, (1999 Sept), 10-12.
3 Véase Michael Bell (1993). Gabriel García Márquez. Solitude and solidarity. London: The MacMillan Press: 25-27.
4 “Books and Arts: The Novel as Tropical Flower”, The Economist (London, England), July 2, 1988, 308 (7557), pp.
77-78.
5 Tim McCarthy, “Love and Cholera Under a Yellow Flower Rain: Gabriel García Márquez and the Legacy of Don
Quixote”, National Catholic Reporter, (May 12, 1989) 25 (29), pp. 21-23.
6 Arnold M. Penuel, Intertextuality in García Márquez, York, South Carolina, Spanish Literature Publications, 1994.

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en una sátira, una exagera- un remanso. Ya en la puber- Por su parte, también Flo-
ción de personajes propios tad había consumido por rentino, al igual que le sucedía
orden de aparición todos
de las novelas más románti- a Alonso Quijano, acaba com-
los volúmenes de la Biblio-
cas como el Frédéric Moreau teca popular que Tránsito portándose como los perso-
de L’Éducation sentimentale o Ariza les compraba a los li- najes de las obras que tanto
el Werther de la obra homó- breros de lance del Portal de le gusta leer, y por lo tanto,
nima de Goethe. Ambos son, los Escribanos, y en los que acaba convirtiéndose en uno
por lo tanto, en cierto sentido había de todo, desde Ho- de ellos, de modo que en El
mero hasta el menos meri-
personajes metaliterarios. Pero torio de los poetas locales.
amor en los tiempos del cólera, al
es que, además, el carácter de Pero él no hacía distinción: igual que pasaba en el Quijote,
sátira de sendos personajes-ti- leía el volumen que llegara, la realidad escrita acaba conta-
po (“caballero andante” y “hé- como una orden de la fa- minando a la realidad real. Si
roe romántico”) tiene en don talidad, y no le alcanzaron don Quijote se cree un perso-
Quijote y en Florentino Ariza todos sus años de lecturas naje de novela de caballería y
para saber qué era bueno y
la misma causa: si el primero qué no lo era en lo mucho
como tal se comporta, Floren-
pierde el juicio por su afición que había leído. Lo único tino se “cree” un personaje de
desmesurada a la lectura de las que tenía claro era que entre novela de amor y, por lo tanto,
novelas de caballería, el segun- la prosa y los versos prefe- también se comporta como
do está totalmente influido en ría los versos, y entre éstos tal. El siguiente pasaje resulta
su carácter y en su comporta- prefería los de amor, que tremendamente revelador res-
aprendía de memoria aun
miento por las lecturas a las sin proponérselo desde la pecto a esta actitud:
que es aficionado, que son to- segunda lectura, con tanta
das de tipo amatorio. Al igual más facilidad cuanto mejor De noche, cuando amarra-
que le ocurre a don Quijote, a rimados, y cuanto más des- ban el buque y la mayoría de
garradores7. los pasajeros caminaban sin
Florentino Ariza la lectura se consuelo por las cubiertas,
le convierte en un vicio: él repasaba casi de memo-
Y ese hábito de la lectura ria los folletines ilustrados
La lectura se le convirtió en compartido por sendos perso- bajo la lámpara de carburo
un vicio insaciable. Desde najes acaba teniendo en ambos del comedor, que era la úni-
que lo enseñó a leer, su ma- el mismo efecto nocivo. En ca encendida hasta el ama-
dre le compraba los libros palabras de Antonio Barnés: necer, y los dramas tantas
ilustrados de los autores veces releídos recobraban
nórdicos, que se vendían su magia original cuando él
como cuentos para niños, Las lecturas no solo
sustituía a los protagonistas
pero que en realidad eran han configurado la persona-
imaginarios por conocidos
los más crueles y perversos lidad de Don Quijote, sino
suyos de la vida real, y se
que podían leerse a cual- que también le han otorga-
reservaba para sí y para Fer-
quier edad. Florentino Ari- do una visión y una misión
mina Daza los papeles de
za los recitaba de memoria en el mundo. Porque, no lo
amores imposibles (p. 205).
a los cinco años, tanto en olvidemos, don Quijote ha
las clases como en las ve- leído toda clase de libros,
pero el género caballeresco Y es que, igual que Don
ladas de la escuela, pero la
familiaridad con ellos no le ha sido el que le ha produ- Quijote, Florentino también
alivió el terror. Al contrario, cido una fascinación más considera más bonito y más
lo agudizaba. De allí que el intensa y el que le ha impul- interesante el mundo de las
paso a la poesía fue como sado a vivir la vida de sus
personajes (2012, p. 60). novelas que lee que aquel en el

7 Para las citas de El amor en los tiempos del cólera se seguirá la edición de Plaza y Janés Editores, S.A., 1997.

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que le ha tocado vivir. Si a don tiempo eclipsado siglos atrás los héroes románticos de esas
Quijote le parecen dignas de (y que, por lo demás, nun- novelas. Pero el problema es
ca existió) de los caballeros
admiración las hazañas de los que esa literatura, al igual que
andantes, que recorrían el
caballeros andantes y por eso mundo socorriendo a los la caballeresca, tampoco es
los imita, a Florentino lo que débiles, desfaciendo tuertos “realista”, porque tampoco
le parece digno de admiración y haciendo reinar una justi- las “proezas” de los héroes
son los enamorados de las no- cia para los seres del común románticos “refl ejan una rea-
velas de amor (caracterizados que de otro modo jamás lidad vivida”. De modo que,
alcanzarían, del que se ha
por la desmesura) de ahí que él impregnado leyendo las no-
también el sueño de Floren-
intente imitarlos para ganarse velas de caballerías, a las que tino consiste en “transformar
el favor de su dama. Buenos él atribuye la veracidad de la fi cción en historia viva”. Y
ejemplos de esta actitud de Flo- escrupulosos libros de his- es el choque de la fi cción al ser
rentino son las cartas de amor toria. Este ideal es imposible insertada en la vida real el que
pasional que escribe a Fermi- de alcanzar porque todo en provoca la parodia, rozando
la realidad en la que vive el
na así como los regalos que le Quijote lo desmiente: ya no
a veces el esperpento. En el
hace, la determinación de tocar hay caballeros andantes, ya caso de la novela de Cervantes,
por la noche bajo su balcón el nadie profesa las ideas ni res- tal como ha dicho Francisco
valse que compuso para ella, el peta los valores que movían Ayala, “Desde las primeras
enfrentarse al padre, Lorenzo a aquellos, ni la guerra es ya páginas del Quijote, el hidalgo
Daza, que amenaza con pegarle un asunto de desafíos indivi- trastornado choca, en su qui-
duales en los que, ceñidos a
un tiro, diciéndole “Péguemelo un puntilloso ritual, dos ca- mera caballeresca, con la rea-
–dijo, con la mano en el pecho-. balleros dirimen fuerzas (...) lidad ambiente; una realidad
No hay mayor gloria que morir vulgar, hecha de circunstancias
(...) La literatura caballeres-
por amor.” (p. 122), el intento ca que hace perder los sesos humildes, casi naturales en su
de rescatar el tesoro del galeón al Quijote –ésta es una ex- elementalidad, tradicionales
hundido, y sobre todo, su de- presión que hay que tomar en todo caso (...)” (2004, p.
terminación de respetar “a su en un sentido metafórico 38). En El amor en los tiempos
manera” su juramento de fi deli- más que literal- no es “rea- del cólera la quimera román-
lista”, porque las delirantes
dad eterna y amor para siempre proezas de sus paladines no
tica de Florentino también
hacia Fermina durante más de refl ejan una realidad vivida choca con la realidad que le
cincuenta años a pesar de haber (...) rodea. Y, sobre todo, choca
sido abandonado por ella. (...) Así, el sueño que con- frontalmente con el carác-
vierte a Alonso Quijano en ter realista y mesurado de su
Todo esto nos lleva a otro don Quijote de la Mancha amada Fermina Daza. Como
no consiste en reactualizar
paralelismo entre ambas obras: el pasado, sino en algo toda-
ésta es una mujer que no vive
y es que, en defi nitiva, la parodia vía mucho más ambicioso: como él en el mundo fi cticio
en la novela de García Márquez realizar el mito, transformar de los folletines de lágrimas,
surge, al igual que en la novela la fi cción en historia viva. sino que tiene su cabeza bien
de Cervantes, del choque de co- (2004, pp. 13-14) asentada en el mundo real no
locar un “personaje de novela” puede apreciar lo que él hace.
en el mundo real. En el caso Lo mismo le ocurre a Flo- Más bien al contrario, cuando
del Quijote lo ha explicado muy rentino: él quiere llevar a la son jóvenes las “hazañas” de
bien Vargas Llosa, según el cual práctica de su relación ama- Florentino le parecen locuras,
a Don Quijote: toria con Fermina las cosas pero cuando son ancianos sim-
que ha leído en los folletines plemente le parecen ridículas,
(...) Lo anima un designio de lágrimas que tanto le gus- auténticas chiquilladas. Pero es
enloquecido: resucitar el tan, quiere actuar como actúan que la desmesura de la concep-

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ción del amor del personaje de resto de la gente con la que hasta que, al final alguien le
Florentino Ariza choca incluso tienen que tratar se da cuenta abre los ojos a Florentino y el
con las expectativas de los lec- rápidamente de su inocencia niño desaparece.
tores que se acercan a la novela y acaba por aprovecharse de
de García Márquez, hasta tal ellos. En el Quijote se ve muy Pero si hay un aspecto de la
punto que no resulta extraño claramente, por ejemplo, en personalidad que vincula a don
que en una ocasión, en un pro- la aventura de los galeotes, Quijote y a Florentino Ariza
grama radiofónico, se diese en la que el hidalgo libera a esa es la condición de loco-
esta conversación entre un un grupo de delincuentes que cuerdo8 que ambos compar-
lector de la novela y el propio unos alguaciles llevan a cum- ten. Es decir, a pesar de que,
escritor colombiano: plir su condena en las galeras como hemos venido explican-
del rey. Don Quijote, alterada do, ambos viven en su mundo
-¿(...) usted cree que todo su percepción por los libros de de fantasía (don Quijote en el
el amor que describe en su caballería, cree estar liberando de los libros de caballería y Flo-
último libro puede ser real,
puede darse en la realidad?
de la tiranía a unas personas rentino en el de los folletines
-Creo que sí es real y por inocentes, algo que evidente- de lágrimas) lo que les hace ser
eso lo utilizo en la novela, si mente dista mucho de la reali- vistos por los demás persona-
no, no lo hubiera utilizado, dad. Al final los galeotes, lide- jes como auténticos locos, sor-
porque a pesar de mi fama rados por el bandolero Ginés prendentemente conservan la
de realista mágico o de rea- de Pasamonte, acaban “agra- cordura respecto a todo lo que
lista fantástico, la verdad es
que yo soy un realista de la
deciéndole” el favor a Don no sea la caballería o el amor
realidad (1989, p. 42). Quijote apedreando y robando respectivamente. A lo largo
a éste y al pobre Sancho. En de la novela de Cervantes se
Y es que a García Márquez el caso de El amor en los tiem- hacen alusiones constantes a
le sucede con El amor en los pos del cólera el episodio en el dicha condición de Don Qui-
tiempos del cólera lo mismo que que más claramente se percibe jote. Primero por lo que opi-
a Cervantes con el Quijote: el- esto mismo es aquel en el que nan los otros personajes de él
los sí son escritores realistas, lo Florentino tiene noticia de la y segundo por lo que la desme-
que no son realistas son el tipo historia de un viejo galeón es- sura de sus propias acciones en
de lecturas que gustan a sus pañol hundido en las costas de contraste con sus admirables
dos personajes (Don Quijote y su ciudad e, influido por lo que opiniones en otros aspectos
Florentino Ariza), que son las ha leído en sus novelas román- nos muestra a los lectores de
que condicionan el comporta- ticas, concibe el descabellado la obra. Y es que, algunos per-
miento y la personalidad de los plan de tratar de rescatarlo por sonajes hacen especial hinca-
mismos, alterándolos. sus propios medios para su pié en el hecho de que Don
amada Fermina. Por supuesto, Quijote sólo desvaría cuando
Y al hilo de esto, todavía en cuanto pide ayuda a un trata de la caballería, mientras
hay otro elemento en común niño buceador, Euclides, éste que sus discursos, opiniones y
entre don Quijote y Florentino mucho más anclado en la rea- consejos respecto a cualquier
Ariza a la hora de provocar la lidad que el propio Florentino, otro tema son dignos de la más
sátira y la parodia: y es que, se da cuenta de la inocencia de profunda admiración. Sancho,
al vivir ambos en sus respec- éste y le toma el pelo tranqui- por ejemplo, queda a veces
tivos mundos de fantasía, el lamente durante algún tiempo “admirado de sus hechos como

8 Sobre la condición de loco-cuerdo de Don quijote véase Gallardo Saborido, Emilio José, “Entre burlas y veras:
Don Quijote como loco-cuerdo”, Espéculo. Revista de estudios literarios, 2009, nº 41.

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de sus dichos: porque andaban mina unas cartas llenas de re- bos recurren a los tópicos lite-
mezcladas sus palabras y sus fl exiones sobre la vida se dice rarios, pero utilizando siempre
acciones, con asomos discre- que a Fermina “De ese modo la técnica clásica de la imitatio
tos y tontos”. Lo mismo le se le revelaba un Florentino cum variatione. Es decir, repi-
ocurre a Florentino Ariza a lo Ariza desconocido, con una ten los elementos constitutivos
largo de El amor en los tiempos clarividencia que no corres- propios de cada tópico que ya
del cólera, sólo que, dado el pondía a las esquelas febriles estaban en la tradición, pero
secretismo de su comporta- de juventud ni a su conducta llevándolos siempre un paso
miento, sólo Fermina Daza y sombría de toda la vida” (p. más allá, en sus casos a través
nosotros como lectores somos 424) y que “No entendía cómo del humor y la exageración.
conscientes de su condición un hombre capaz de hacer las El humor es precisamente esa
de loco-cuerdo. Así vemos refl exiones que tanto apoyo le variatio, ese elemento original
cómo el narrador llama loco a habían dado para sobrellevar que aportan a la tradición del
Florentino en numerosas oca- la viudez, se enredaba de aquel tópico. La única diferencia está
siones a lo largo de la novela. modo infantil cuando trataba en que el primero recurre a los
Como cuando se dice que Fer- de aplicarlas a su propia vida” tópicos de las novelas de cabal-
mina “Se habría creído frente (p. 447). lerías, mientras que el segundo
a un loco si no hubiera tenido utiliza los tópicos amatorios
motivos para pensar que Flo- Ya hemos mencionado an- clásicos.
rentino Ariza estaba en aquel teriormente que el personaje
instante inspirado por la gracia de don Quijote se basa en una En el Quijote, un primer
del Espíritu Santo.” (p. 77), o parodia de los caballeros an- ejemplo lo tenemos en el capí-
cuando se dice que ésta misma dantes de las novelas de cabal- tulo XI de la segunda parte,
“(...) cuando siguió recibiendo lería, mientras que Florentino titulado De la extraña aventura
otras cartas con pormenores Ariza lo hace en una exagera- que le sucedió al valeroso don
todavía más fantásticos, y es- ción de los héroes de las nove- Quijote con el carro o carreta de
critos con tanta seriedad como las románticas, los llamados “Las Cortes de la Muerte”, que
sus promesas de amor, tuvo folletines de lágrimas. Pero supone una parodia nada disi-
que confesarle a Hildebranda ¿cómo construyen Cervantes mulada de un tópico que se
su temor de que el novio alu- y García Márquez sus respecti- inicia precisamente con una
cinado hubiera perdido el jui- vas parodias? ¿qué hacen para de las novelas fundadoras del
cio” (p. 139), o cuando sus car- lograr el tono humorístico que género de las novelas de cabal-
tas de amor de juventud son impregna ambas novelas? Pues lería: El caballero de la carreta
defi nidas como “lunáticas” ambos utilizan la misma técni- de Chrétien de Troyes. Otro
(p. 104). Sin embargo, al igual ca: recurrir en sus respectivas claro ejemplo lo constituye el
que ocurre con Don Quijote, novelas a una serie de tópicos capítulo XVIII de la segunda
su locura se limita sólo a lo literarios9 bien conocidos por parte, titulado De lo que sucedió
relacionado con el amor, y se los lectores, precisamente para a don Quijote en el castillo o casa
torna sabiduría digna de admi- sorprender las expectativas de del Caballero del Verde Gabán,
ración cuando habla de otros estos mediante giros humorís- con otras cosas extravagantes, que
temas. Por eso cuando ya en la ticos inesperados de dichos tó- desde el propio título alude ya
vejez Florentino envía a Fer- picos. Se podría decir que am- claramente a otra de las obras

9 Sobre el concepto de tópico literario véanse Miguel Ángel Márquez Guerrero, “Tema, motivo y tópico. Una pro-
puesta terminológica”, Exemplaria 6, 2002, 251-256 y Maria Isabel López Martínez, El tópico literario: teoría y crítica,
Madrid, Arco/Libros, S.L., 2007.

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más conocidas del ciclo artúri- Por su parte, García Már- Del Quijote se ha dicho
co: Sir Gawain and the Green quez en El amor en los tiempos del muchas veces que su propó-
Knight, poema de la literatura cólera parodia tópicos como, por sito es la crítica de los libros
inglesa del siglo XIV. Lo mis- ejemplo, el de la enfermedad de de caballería. Pero, sin negar
mo sucede con los capítulos amor, al asociar durante toda la este propósito (que a veces ha
XXII Donde se da cuenta de la novela (ya desde el propio títu- sido discutido), la novela de
grande aventura de la cueva de lo) los síntomas que provoca el Cervantes es mucho más que
Montesinos, que está en el cora- amor con los de otra enferme- eso. Mientras lleva a cabo esa
zón de la Mancha, a quien dio dad tan “poco romántica” como crítica de los libros de cabal-
felice cima el valeroso don Qui- es el cólera, que presenta sínto- lería consigue ser además en
jote de la Mancha, XXIII De las mas como los vómitos verdes o palabras de Gallardo Saborido
admirables cosas que el extremado el estreñimiento. Otros tópicos (Gallardo Saborido, 2009, p.
don Quijote contó que había visto amatorios parodiados por Gar- 2) “(...) una reflexión apasio-
en la profunda cueva de Monte- cía Márquez son los de la fides, la nada y mordaz sobre los más
sinos, cuya imposibilidad y gran- fidelidad entre los amantes, y el variados aspectos (culturales,
deza hace que se tenga esta aven- foedus amoris, el pacto de amor. sociales, políticos, religiosos,
tura por apócrifa y XXIV Donde Y es que, García Márquez hace a etc.)”. Lo mismo ocurre con El
se cuentan mil zarandajas tan su héroe romántico, Florentino amor en los tiempos del cólera. En
impertinentes como necesarias al Ariza, respetar su pacto de amor ella, mientras lleva a cabo una
verdadero entendimiento de esta con Fermina Daza, y mante- sátira de los folletines de lágri-
grande historia, todos ellos de nerse fiel a ella (aunque con mas del s. XIX, García Már-
la segunda parte. A lo largo de una concepción de la fidelidad quez consigue además realizar
estos tres capítulos Cervantes ciertamente peculiar y más que una novela que trasciende este
lleva a cabo una clara parodia discutible) durante más de cin- mero propósito para conver-
del tópico de la catábasis, el des- cuenta años, a pesar de que ella tirse en una intensa reflexión
census ad inferos que se remonta esté durante esos cincuenta años sobre diversos aspectos (tam-
a la Odisea, y se vuelve luego casada con otro y sin mantener bién culturales, sociales, polí-
lugar común en las novelas de ningún tipo de contacto con ticos y religiosos) pero espe-
caballería. Otros tópicos paro- él. Y en el caso de El amor en cialmente sobre el amor en
diados por Cervantes son, el los tiempos del cólera la lista sigue todas sus variantes. Y es que, si
enfrentamiento con criaturas con otros tópicos como la ero- Cervantes, según opina Vargas
mitológicas o fantásticas como todidaxis, la esclavitud del amor, Llosa, más que intentar ridicu-
gigantes, los encantamientos la caza del amor, la guerra del lizar las novelas de caballería lo
que sufren los caballeros por amor o militia amoris, el triángu- que hizo fue rendirles:
parte de los hechiceros ene- lo amatorio elegíaco, las señales (...) un soberbio homenaje
migos, la edad de oro o aurea secretas en el amor prohibido, y una de sus grandes proe-
aetas, la aventura de los leones, el amor secreto o furtivus amor, zas literarias consistió en
las penitencias impuestas a los el amante rechazado a la puerta actualizarlo, rescatando de
caballeros por sus damas o el de la amada o paraklausithyron o él, mediante el juego y el
diálogo entre los escuderos, exclusus amador o la amada como humor, todo lo que en la
narrativa caballeresca podía
por citar sólo algunos. diosa o puella divina10. sobrevivir y aclimatarse a

10 Para un estudio más detallado del tratamiento que hace García Márquez de estos tópicos amatorios clásicos en
su novela véase Manuel Cabello Pino, Motivos y tópicos amatorios clásicos en El amor en los tiempos del cólera. Huelva:
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Huelva, 2010.

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los valores sociales y artís- y se declara solidario. (Gui- dispuesto el lector actual
ticos de una época, el siglo llén, 1985, p. 276) que el de principios del
XVII, muy distinta de aque- siglo XVII- es, como diría-
lla en la que había nacido. Por lo tanto, lo que García mos hoy, un libro “humo-
(2004, p. 22) rístico”. En la fórmula antes
Márquez pretende con El amor transcrita ya se advierte que
en los tiempos del cólera es ren- uno de los propósitos del
García Márquez, hace lo dirle un homenaje a dicho gé- escritor es divertir a sus lec-
mismo pero con las nove- nero, rescatando de él todo lo tores: “que el melancólico
las románticas y los folletines se mueva a risa, el risueño
que aún hoy es aprovechable,
de lágrimas del siglo XIX. Es la acreciente”. Quien no ríe
y haciendo lo necesario para
decir, el novelista colombiano, leyendo el Quijote es o por-
adaptarlo a los valores sociales que no entiende la novela o
a pesar de utilizar la parodia y y artísticos de una época, la porque tiene la desgracia de
el humor, no quiere ridiculizar actual, muy distinta a la que no poseer la facultad de reír
dicho género. Todo lo contra- vio nacer el género en el siglo (...) (2004, p. 73)
rio, él ha declarado muchas XIX. ¿Y cómo lo hace? Pues
veces ser un romántico empe- Lo mismo ocurre con la no-
también igual que Cervantes,
dernido y un gran admirador vela de García Márquez. Ésta
de la única manera que podía
de los folletines de lágrimas, y es, sin lugar a dudas, una bella
resultar realmente efi caz, uti-
con la utilización de los tópi- historia de amor, en el fondo
lizando el juego, el humor, la
cos propios de dicho género llena de amargura porque tiene
sátira y la parodia, para inyec-
(al igual que Cervantes con los que esperar toda una vida
tarle nueva vida a géneros que
de las novelas de caballería) de- para realizarse, y ninguno de
de otro modo parecerían ya
muestra sentir un gran respeto los dos protagonistas es real-
desfasados.
por él. Y es que, tal como ha mente feliz hasta el fi nal de sus
dicho Claudio Guillén a pro- vidas. Sin embargo, la manera
En defi nitiva, ambos nove-
pósito de la utilización de los que tiene García Márquez de
listas siguen un modelo paró-
tópicos literarios: llevarnos por esa historia está
dico común, de modo que la
principal técnica que García totalmente dominada por el
Las reiteraciones no suelen
ser estáticas. Quien cita, va- Márquez parece heredar de humor. Su propósito como
lora lo repetido –no calcan- Cervantes en El amor en los el de Cervantes es contar una
do sino recalcando-; o bien tiempos del cólera es la aplica- historia profunda y, en reali-
manifi esta, con tenacidad ción del humor a una historia dad, amarga, pero divirtiendo
que llega a ser patética, una que, en principio, parece ser a sus lectores por el camino,
voluntad de continuidad.
mucho más seria y profunda. de modo que quien no ríe
Entonces el topos interesa
no como realidad textual, Según Martín de Riquer: leyendo El amor en los tiempos
acaso banal y socorrida, del cólera es también “o porque
sino como signo; es decir, (...) no hay que olvidar que no entiende la novela o porque
como reconocimiento de el Quijote, a pesar de su pro- tiene la desgracia de no poseer
un conjunto cultural, de una fundidad y de la amargura la facultad de reír”.
longue durée, con la que el que parece encerrar –amar-
escritor enlaza activamente gura a la que está más pre-

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El influjo cervantino en El amor en los tiempos del cólera
Manuel Cabello Pino

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