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Resumen ...................................................................................................................... 25
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UD 1. ¿Qué es un programa de intervención?
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En esta unidad didáctica, introduciremos las bases para conocer qué es una intervención social y
comunitaria, cuáles son sus principales fundamentos y los procesos de orden metodológico que
rigen su funcionamiento. De acuerdo con esto, se concretan a su vez en un conjunto de etapas
sistemáticas: investigación, diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación.
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1.1. Fundamentos de la intervención social y comunitaria
La psicología social siempre ha mostrado sensibilidad hacia la complejidad de los hechos que
analiza y a las dificultades para la predicción de estos. En este sentido, un aspecto fundamental
en las ciencias sociales es la complejidad del comportamiento humano, tanto a nivel individual
como grupal, como consecuencia de la multiplicidad de factores e interacciones. A pesar de esta
complejidad, es posible detectar patrones de comportamiento a nivel poblacional. No obstante,
para apresar la complejidad en toda su dimensionalidad, es importante añadir en la ecuación la
dimensión temporal y los sistemas dinámicos (Hernández y Valera, 2002).
Viaja
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Fundamentos de la intervención social y comunitaria (II)
Desde esta perspectiva, se sostiene que la conducta está fuertemente influida por factores
externos a la persona (normas, roles sociales, ambiente, etc.), así como por factores sociales
(por ejemplo, apoyo social). La perspectiva comunitaria de la psicología social enfatiza las
posibilidades preventivas de la intervención social y su contribución a la mejora de la calidad de
vida, desplazando el interés por el individuo hacia el ser social, considerando la estructura social
y otros aspectos comunitarios en los que se desenvuelve (Hernández y Valera, 2002).
Otros aspectos destacados que comienzan a vislumbrarse en esta etapa emergente y que
constituyen valores substantivos de la intervención social son el pluralismo metodológico, el
énfasis en la evaluación y en la implementación, la multidisciplinariedad, la búsqueda de
emancipación de la población diana y garantizar el bienestar y la salud positiva de los colectivos
destinatarios de las acciones. Describimos cada uno de ellos de forma resumida.
1. Pluralismo metodológico
Un segundo elemento digno de mención es el énfasis que actualmente se pone en los procesos
de implementación y evaluación. Gestores e interventores comunitarios han tomado consciencia
de la importancia de ambos procesos de cara a garantizar tanto la efectividad como la continuidad
de los programas de intervención. La evaluación, desde un punto de vista intuitivo, permite
verificar (medir) los efectos de la intervención.
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Sin embargo, la evidencia empírica ha demostrado la necesidad de incluir sistemas de evaluación,
no solo cuando el programa finaliza, sino en todas las etapas del proceso. Esto permite, por
ejemplo, verificar la calidad del diagnóstico de necesidades que da origen a la intervención. En
paralelo, se han producido grandes avances en todo lo relativo a la ejecución de los programas,
esto es, a la implementación del programa. Incluso se ha desarrollado un movimiento denominado
ciencia de la implementación, dedicado al estudio de las barreras y métodos que promueven una
aplicación sistemática de programas de intervención a pequeña y gran escala.
3. Multidisciplinariedad
Por ejemplo, los equipos que trabajan en programas de drogodependencia están formados por
personal médico, psicólogos/as, trabajadores/as sociales… De igual forma, los equipos que
trabajan con víctimas de violencia de género también son multidisciplinares, ya que incluyen
psicólogos/as, trabajadores/as sociales, abogados/as y médicos/as o enfermeros/as. Sin lugar a
duda, esto supone un reto desde el punto de vista de la gestión y la puesta en marcha del plan
operativo. Pero no debemos olvidar que los estudios muestran que la heterogeneidad en la
composición de los equipos puede repercutir positivamente en la creatividad, en la efectividad de
atención proporcionada y en la satisfacción de los beneficiarios (Dreachslin, Hunt y Sprainer,
2000; Hambrick, Cho y Chen, 1996).
4. Emancipación
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Por tanto, los programas de intervención deben perseguir que los colectivos a los que se dirige la
intervención logren empoderarse, superar las condiciones desfavorables y, además, deben
asumir un rol activo a lo largo de todas las etapas del proceso (Blanco y Valera, 2007).
Figura 1. Dimensiones del bienestar social y de la salud social positiva (Blanco y Valera, 2007, p. 17.)
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1.1.1. Contextos de intervención social
Contexto sociocomunitario
Describe los programas de intervención diseñados para ser operativos en contextos naturales
como barrios o vecindarios. Desde un enfoque amplio, entendemos la comunidad desde una
óptica local (p. ej., son miembros de la comunidad aquellas personas que residen en un
determinado barrio o vecindario) y relacional (p. ej., conjunto de personas que colaboran en la
implementación de un programa). Los efectos de la intervención pretenden mejorar la calidad
de vida de las personas que forman parte de la comunidad local o relacional según se trate.
Contexto jurídico/penitenciario
Las intervenciones que se desarrollan en estos contextos persiguen mejorar la calidad de vida
o hacer frente a determinados problemas de adaptación social que experimentan sujetos que
están institucionalizados, bien sea por estar incursos en algún proceso judicial (p. ej., personas
que son reincidentes por conducir bajo los efectos del alcohol), o bien porque están dentro del
sistema penitenciario (p. ej., personas con condena firme por violencia de género). La
peculiaridad en estos casos es que la población diana está inmersa en un sistema institucional
que puede influir en el proceso de intervención.
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Contexto socioambiental
Se refiere a las intervenciones cuyo objetivo se centra en analizar y transformar la relación que
el sujeto mantiene con el entorno ambiental y con el ecosistema en general. Se trata de
programas de intervención en los que la interacción entre la comunidad y el ecosistema es
clave para entender la calidad de vida de la población. Un ejemplo de este tipo de intervenciones
sería el caso de comunidades costeras cuya población vive esencialmente de la pesca y que
han sido afectadas por un vertido de crudo.
Contexto sociolaboral
El empleo es una parte central de la vida de las personas. Los individuos invierten buena parte
de su vida en actividades profesionales. Por tanto, alcanzar un nivel óptimo de bienestar en
relación con la vida laboral en contextos organizacionales es fundamental para garantizar una
calidad de vida plena, al mismo tiempo que la ausencia de actividad remunerada (situación de
desempleo) se asocia con altos niveles de estrés, ansiedad e incluso aislamiento social (Warr,
1987). Por tanto, este tipo de intervenciones se orientan tanto en mejorar la calidad de vida de
las personas que se encuentran profesionalmente activas como en reducir los efectos negativos
que sobre la salud mental tienen las personas que se encuentran en situación de desempleo.
También se incluirían las iniciativas para mejorar la empleabilidad de las personas
desempleadas.
Contexto socioeducativo
Los programas que se realizan en este tipo de contextos se focalizan en realizar actividades en
entornos educativos, ya sean de educación formal como de educación informal. Este tipo de
programas tienen una ventaja notable y es que cuentan con una población diana que se
encuentra «cautiva» en los contextos donde se desarrolla la intervención. Por ejemplo, en los
centros de Enseñanza Secundaria se institucionalizaron los programas de prevención del
consumo de alcohol y drogas desde finales de los años ochenta. Este tipo de entornos
constituyen un escenario adecuado para la implementación de programas de intervención de
carácter preventivo.
Contexto sociosanitario
Este tipo de sistemas incluyen tanto los ámbitos en los que se puede desarrollar la intervención
(p. ej., centros de atención primaria) como las temáticas sobre las que se centran los programas
en sí (p. ej., promoción de hábitos de vida saludable).
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Desde un punto de vista amplio, los programas de intervención social han de mejorar la salud
de la población en el sentido que Keyes (1998) propone de salud social positiva, dado que dicha
«salud social» se encuentra intensamente relacionada con los indicadores sociosanitarios
convencionales. Algunas intervenciones desarrolladas en este contexto están destinadas a
mejorar la calidad de vida de las personas mayores, fomentar hábitos saludables y eliminar
conductas perjudiciales, o reducir las relaciones sexuales de riesgo.
En este apartado, se recogen algunas de las principales actividades que Blanco y Valera (2007,
p. 42) señalan como inherentes a labor de los profesionales de la psicología en los procesos de
intervención social y comunitaria. A continuación, se describen de forma concisa cada uno de
ellos:
Una peculiaridad de este tipo de rol profesional es que el psicólogo/a no trabaja directamente
con la población beneficiaria del programa, sino que se dedica a asesorar a las personas
responsables de gestionar los programas de intervención.
Dinamización comunitaria
Planificación
El profesional de la psicología debe conocer todas las piezas del puzle que, de manera agregada,
dan forma a la intervención. Por tanto, los psicólogos/as suelen ser quienes se encargan de
articular y coordinar las diferentes etapas de una intervención, desde el diagnóstico de
necesidades hasta la evaluación del impacto, pasando por la implementación.
Actividades de evaluación
Es otra de las actividades que habitualmente suelen asumir los psicólogos/as. En sentido
amplio, la evaluación consiste en verificar el logro alcanzado a través de la intervención.
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De este modo, las actividades de evaluación incluyen (i) el diseño de indicadores; (ii) la
verificación del cumplimiento de los mismos; (iii) la elaboración de informes, y (iv) la extracción
de lecciones aprendidas y buenas prácticas de intervención.
En ciertos casos, la función del psicólogo/a se sitúa en la gestión del programa, aunque es
posible que asuma también labores asociadas a la implementación o a la evaluación, esto es,
un reflejo del grado en que los profesionales de la psicología han adquirido una posición
dominante en la administración de programas de intervención, tanto en instituciones públicas
como en privadas.
Labores de investigación
Formación
Esta es una de las actividades que los psicólogos/as realizan en el contexto de los programas
de intervención social y comunitaria. De este modo, el diagnóstico de necesidades da origen a
un plan formativo, que incluye el diseño de las actividades formativas y la docencia asociada a
estas actividades.
En este apartado se detallan las etapas que componen el método científico, las cuales deberán
seguirse escrupulosamente en nuestra intervención profesional. La desagregación de las partes
que dan forma a la metodología tiene solo finalidad didáctica, ya que, en la práctica, investigación-
intervención configuran una unidad de mutua retroalimentación en forma de espiral. Esto
significa, tal y como hemos mencionado, que el ciclo de intervención planificada exige que las
actuaciones estén sólidamente fundamentadas en la teoría y que, a su vez, los resultados de la
intervención puedan informar y complementar las teorías existentes al objeto de su mejora
continua.
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A continuación, vamos a explicar una serie de elementos cuya asimilación resulta esencial para
garantizar la efectividad en los procesos de intervención social y comunitaria.
Conoces a…
Kurt Lewin.
Etimológicamente, método viene del griego meta yodos, que significa ‘hacia’ y ‘camino’. Así,
método es el camino que seguimos para alcanzar algo. Aplicado a la intervención, y según
Kisnerman (1998), es el camino analítico-sintético hacia nuestro objeto (problema), para
conocerlo primero y transformarlo después. La metodología, entendida entonces como una
secuencia racional de operaciones, pasos y reglas, dotará al ejercicio profesional de un carácter
reflexivo, racional y meditado.
Uno de los autores que ha realizado las contribuciones más destacadas en relación con los
procesos de intervención orientados a la resolución de problemas sociales fue Kurt Lewin (1890-
1947). Lewin, como la mayoría de pensadores adelantados a su tiempo, sentó las bases de lo que
hoy se conoce como ciclo de intervención planificada. Hasta la década de 1940, no se tenía una
conciencia clara de cómo verificar el impacto de una intervención. De hecho, tampoco existía la
necesidad de recabar información que permitiese corregir los elementos que no habían funcionado
correctamente y que, en consecuencia, condicionaban la efectividad de los programas. En
definitiva, hasta la década de 1940 se realizaban intervenciones, pero no existían mecanismos
fehacientes para verificar su efectividad.
Las aportaciones de Lewin supusieron establecer una relación dialéctica entre teoría y práctica.
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De este modo, los programas de intervención deben estar teóricamente fundamentados y los
resultados de la intervención deben contribuir a la construcción y modelaje continuo de los
conocimientos teóricos. En la siguiente figura se pueden observar las contribuciones de Lewin de
forma esquemática.
Por tanto, aquellas personas que trabajan en algún proceso de la intervención social deben seguir
el método científico. Este se puede definir como el procedimiento para conocer el mundo, para
solventar nuestras dudas (hipotético-deductivo). Los supuestos en los que se basa el método
científico son los siguientes:
Sin embargo, el método científico también cuenta con una serie de objeciones:
• Los fenómenos sociales son una realidad externa al individuo. Requieren de una
interpretación de la realidad.
• El personal investigador no puede separar la acción de características personales y
sociales.
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• Las leyes y principios no son universales ni atemporales.
• La replicación de resultados no siempre es posible.
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Visualiza el siguiente video para entender más sobre las «fases de un proyecto».
Investigación = comprender
La investigación empírica nos permite comprobar la validez, tanto de las observaciones personales
como del conocimiento popular sobre una situación o problemática social. Por tanto, la
investigación consiste en hacer un minucioso análisis inicial de la realidad que queremos
transformar para desembocar en el diagnóstico de esta. La investigación es, por tanto, el eje
fundamental de la acción o intervención social. Dicha investigación tendrá que contemplar:
Diagnóstico = interpretar
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Los errores en el diagnóstico suelen ser uno de los factores que condicionan desde el inicio el
fracaso de la intervención (Witkin y Altschuld, 1995).
Teresa Rossell (1998) define las hipótesis como «suposiciones o explicaciones de carácter
provisional sobre los hechos que se observan, que serán confirmadas o rechazadas más
adelante». Según esta autora, la formulación de hipótesis puede realizarse tomando por base la
teoría, la experiencia o la información, o por la mezcla de las tres:
Es muy importante que el/la profesional, desde el primer contacto, implique al usuario en el
proceso, haciéndole comprender que él ha de ser el elemento principal de cambio de la situación
que le preocupa.
Planificación = decidir
En todas las ciencias sociales es fundamental planificar con antelación las acciones que
queremos ejecutar en el futuro para producir, con mayores posibilidades de éxito, el cambio
deseado y esperado. La necesidad de planificar surge porque los recursos existentes para resolver
una situación problemática son escasos (Espinoza, 1984). De manera simplificada, planificar
consiste en decidir qué hacer y cómo hacerlo para conseguir el objetivo deseado. Supone por
tanto un proceso (a) riguroso, (b) sistemático y (c) que, en la medida de lo posible, debe implicar
a la población destinataria en todas las etapas del proceso de intervención (Cornwall y Jewkes,
1995).
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La falta de planificación puede hacer inútiles los esfuerzos realizados, que se solapen o que se
dupliquen los presupuestos, entre otros.
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Objetivo Efectos esperados Descripción Indican dónde Acontecimientos
específico por el proyecto para operativa del y en qué forma importantes,
los beneficiarios objetivo en se obtienen las condiciones o
directos, como una términos informaciones decisiones fuera
condición futura que cuantificables de objetivas. del proyecto
se espera que cantidad y calidad. necesarios para
permanezca. lograr el objetivo
específico.
Condiciones
previas.
Condiciones que
tienen que darse
para la ejecución
del proyecto.
Ejecución = acción
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Si hemos sido metódicos y escrupulosos a la hora de planificar, no tendremos ningún problema
en llevarlo a la práctica. En realidad, debería estar tan bien hecho que otras personas, ajenas a
las fases anteriores de investigación, diagnóstico y planificación, podrían ejecutarlo. Todo tendría
que estar en el papel, en nuestro proyecto.
Evaluación = resultados
De la misma manera que es fundamental prever las acciones que vamos a ejecutar, es igualmente
imprescindible evaluarlas y constatar que el conjunto de actividades que componen el programa
ha obtenido los resultados que se perseguían.
Podría ser definida, por tanto, como la acción de analizar el proceso de transformación que
se está produciendo a consecuencia de la puesta en marcha de la intervención y valorar
su significado. Es decir, si dicho cambio se ajusta verdaderamente a lo planificado
inicialmente y por qué.
Esto implica diferenciar los efectos que son consecuencia directa de las actividades del programa
de otras transformaciones producidas por el azar o por factores aleatorios. Por tanto, evaluar
supone identificar los efectos directamente atribuibles a las acciones contempladas en el
programa (Newcomer, Hatry y Wholey, 2015).
Al igual que sucede en la fase de ejecución, si hemos planificado con exactitud los indicadores de
evaluación (ítems cuantificables que determinan si hemos conseguido el objetivo) y las fuentes
de verificación (los documentos o herramientas donde ha ido quedando reflejada la información:
test, registro de asistencia, boletín de notas…), no tendremos ninguna dificultad en observar si
hemos logrado los objetivos o no. Uno de los aspectos que mencionaremos cuando hablemos de
evaluación en las siguientes unidades es que los indicadores que utilicemos para verificar los
cambios producidos a consecuencia de la intervención deben ser capaces de capturar las
variaciones que son imputables a la intervención.
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• Medir con indicadores los resultados (progresos o retrocesos) basándose en los objetivos
inicialmente formulados, controlando su ejecución y ajustando acciones para corregir el
desarrollo del programa.
• Determinar la eficacia de las actividades utilizadas y la eficiencia de los recursos empleados
y de sus costos.
Es necesario efectuar una planificación adecuada que permita una orientación unificada de todas
las instancias implicadas y un aprovechamiento de los recursos disponibles, a menudo escasos y
limitados para, así, optimizar los resultados de la intervención. Si no se realiza una adecuada
planificación que esté basada en un correcto diagnóstico de necesidades, esto puede condicionar
las etapas posteriores del proceso.
Existe una planificación estratégica, a largo plazo, que sirve como marco teórico y de referencia
de las acciones posteriores. Son directrices generales o estratégicas que quedan reflejadas en los
planes nacionales o regionales. Por otro lado, existe una planificación táctica a medio plazo, que
delimita las acciones más concretas de la política local o institucional (programa).
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Finalmente, tendríamos el proyecto, que es una serie de acciones mucho más localizadas y
operativas a corto plazo, pero siempre englobadas en un proyecto mucho mayor. Unos ejemplos
de lo dicho serían: Plan Regional Sectorial de Protección y Asistencia a la Infancia (Junta de
Castilla y León), Programa Educar en Familia (Ayuntamiento de Burgos) y, finalmente, el proyecto
individualizado de una persona en concreto. Más adelante, regresaremos a este punto.
A nivel didáctico, nos centraremos en la planificación más específica y concreta (proyecto) que
hace referencia a nuestra intervención profesional. Así, una vez llegados a la fase de planificación,
deberemos responder a una serie de preguntas que tendrán que ser presentadas ordenadamente
por escrito, que son:
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Elementos esenciales de la planificación (II)
Recuerda
Es importante diferenciar entre dos cuestiones que pueden parecer similares, pero su
respuesta es totalmente diferente: «¿a quién?» frente a «¿quién lo va a desarrollar?».
Plan:
Como hemos dicho anteriormente, existe una planificación estratégica, que es una forma de dirigir
los actos de una organización a largo plazo.
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Son directrices generales o estratégicas que quedan reflejadas en los planes nacionales o
regionales. De este modo, tiene en cuenta el modelo político vigente y el comportamiento de los
diferentes actores sociales que intervienen en él.
La planificación estratégica empieza con una situación de inicio (que resulta del diagnóstico
previo) y, partiendo de ahí, se forma un camino (arco direccional) que lleva a la nueva situación-
objetivo que se desea. A esta situación deseada se quiere llegar mediante el consenso entre
diferentes actores sociales.
El plan consiste en el conjunto de ejes globales que deben darse para posteriormente desarrollar
programas ajustados a estos planes. Por lo tanto, el plan debe recoger la secuencia de iniciativas,
su cronograma (habitualmente plurianual) y debe plantear unos objetivos cuyo cumplimiento han
de ser observables, medibles y cuantificables.
Por tanto, el plan es un documento que define objetivos alcanzables a medio-largo plazo y líneas
de actuación para una organización, territorio, sector de población, etc. Suele tener carácter
plurianual. Un ejemplo sería, por ejemplo, el VI Plan Regional sobre Drogas de Castilla y León.
Los elementos de un plan son:
Programa:
El segundo nivel es la planificación táctica a medio plazo, que delimita las acciones más
concretas de la política local o institucional en el programa, priorizando la asignación de recursos.
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El programa es un conjunto de proyectos que están relacionados o coordinados entre sí como una
de las acciones dirigidas a la consecución de los objetivos y las metas ubicados en el plan en un
determinado periodo de tiempo. Es el eslabón lógico entre las referencias más genéricas y las
intervenciones operativas en los proyectos. Un ejemplo podrían ser los programas preventivos de
consumo de drogas en el ámbito escolar. Los elementos de un programa son:
• Fundamentación: argumentación y ver los objetivos generales del plan que trata de
cumplir.
• Objetivos generales (hacen referencia al plan) y específicos.
• Prioridades de actuación.
• Estructura de recursos: se deben especificar los recursos disponibles tanto para los
proyectos como para la coordinación del programa, así como los que se prevén necesarios.
• Proyectos: se deberá comunicar cuáles son los proyectos más adecuados para conseguir
los resultados que se prevén.
• Evaluación: debe definir la estrategia de evaluación incorporando los capítulos analíticos
para ordenar los distintos aspectos que interesa analizar; indicadores, tiempos de
evaluación, responsabilidades, y los mecanismos e instrumentos para evaluar el programa
(encuestas, reuniones, documentación…).
Proyecto:
El proyecto se corresponde con la planificación operativa; indica qué se debe hacer, cómo,
cuándo, quién debe hacerlo y cuáles serán los resultados esperados a corto plazo para alcanzar
las estrategias planificadas.
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Resumen
Etimológicamente, método viene del griego meta yodos, que significa ‘hacia’ y ‘camino’. Así,
método es el camino que seguimos para alcanzar algo. Aplicado a la intervención y según Natalio
Kisnerman (1998), es el camino analítico-sintético hacia nuestro objeto (problema), para
conocerlo primero y transformarlo después. La metodología, entendida entonces como una
secuencia racional de operaciones, pasos y reglas, dotará al ejercicio profesional de un carácter
reflexivo, racional y meditado.
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Mapa de contenidos
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Recursos bibliográficos
Bibliografía básica
Bibliografía complementaria
27
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Humanitas.
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Hambrick, D. C., Cho, T. S. y Chen, M. J. (1996). The influence of top management team
heterogeneity on firms' competitive moves. Administrative Science Quarterly, 659-684.
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Otros recursos
Asociación Española de Normalización y Certificación, AENOR (s. f.). Criterios generales para la
elaboración de proyectos de intervención social. https://www.aenor.com/
29
Inicio_Act_Autoeval
DESPLEGABLE
1. Los gestores de proyectos se deben enfrentar a una situación dinámica en la que las
características del contexto, de la población diana y de la problemática que origina la
intervención pueden experimentar alteraciones antes y después de la puesta en
funcionamiento de la intervención.
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El método lógico en intervención social (VI)
VERDADERO_FALSO
VERDADERO_FALSO
Fin_Act_Autoeval
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