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Grado en Psicología

Planificación y Evaluación de Programas

Unidad didáctica 1: ¿Qué es un programa de intervención?


UD 1. ¿Qué es un programa de intervención? ..................................................................... 3

1.1. Fundamentos de la intervención social y comunitaria .................................................. 5

Fundamentos de la intervención social y comunitaria (II) ................................................... 6

Fundamentos de la intervención social y comunitaria (III) ................................................. 7

1.1.1. Contextos de intervención social ......................................................................... 9

1.1.2. Los múltiples roles de profesionales de la psicología en los procesos de intervención 11

1.2. El método lógico en intervención social ................................................................... 12

El método lógico en intervención social (II) .................................................................... 14

El método lógico en intervención social (III) ................................................................... 15

El método lógico en intervención social (IV) ................................................................... 16

El método lógico en intervención social (V) .................................................................... 18

El método lógico en intervención social (VI) ................................................................... 19

1.3. Elementos esenciales de la planificación .................................................................. 20

Elementos esenciales de la planificación (II)................................................................... 22

1.3.1. Plan, programa y proyecto ............................................................................... 22

Plan, programa y proyecto (II) ................................................................................... 23

Resumen ...................................................................................................................... 25

Mapa de contenidos ....................................................................................................... 26

Recursos bibliográficos ................................................................................................... 27

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UD 1. ¿Qué es un programa de intervención?

Las políticas públicas se materializan y se hacen efectivas gracias a la puesta en funcionamiento


de diferentes instrumentos. La principal herramienta con la que cuentan las Administraciones, los
gestores y los interventores comunitarios son los programas de intervención social y comunitaria.
Cuando hablamos de programas de intervención, estamos haciendo alusión al conjunto de
medidas y acciones diseñadas e implementadas para hacer frente a una demanda concreta que
afecta a un segmento poblacional. Por tanto, los programas de intervención han de ser
considerados un instrumento de cambio que cuentan con un elevado potencial de transformación
de la sociedad y que están llamados a mejorar la calidad de vida de la población (Cowen, 1973).

La capacidad de gestionar programas de intervención de manera eficaz es esencial para garantizar


la efectividad de las iniciativas y, por tanto, para asegurar que se cumplen los objetivos
inicialmente proyectados. La gestión de proyectos es un proceso complejo que implica adecuarse
permanentemente a una realidad cambiante con el fin de ofrecer alternativas adecuadas a las
necesidades o problemas detectados. Existen programas de intervención muy variados en función
de diferentes dimensiones, como (a) la población diana a la que van dirigidos (p. ej., población
migrante, personas en riesgo de exclusión social, etc.); (b) el contexto en el que se desarrollará
la intervención (p. ej., zonas de transformación social, entornos rurales versus urbano, etc.); (c)
de la problemática que se trata de neutralizar (p. ej., prevención del consumo de sustancias,
convivencia, etc.); (d) del tipo de iniciativa (p. ej., preventivos frente a paliativos), y (e) del
ámbito de actuación o de la cobertura del programa (p. ej., local, regional, nacional o
supranacional). Como podemos observar, existen múltiples categorías que pueden servirnos para
categorizar los programas de intervención social y comunitaria. No obstante, con independencia
de las categorías utilizadas, hay una serie de principios o reglas básicas que han de cumplirse
para que los programas obtengan buenos resultados y alcancen los objetivos para los que fueron
diseñados.

El éxito o el fracaso de un proyecto dependen, en gran medida, de que el personal laboral


implicado conozca las herramientas y las metodologías de trabajo adecuadas. Al mismo tiempo,
debemos tener en consideración que, en múltiples ocasiones, las personas responsables de las
distintas etapas del proceso de intervención ―que de ahora en adelante
denominaremos interventores comunitarios― pueden pertenecer a perfiles profesionales muy
diversos, entre los que destacan psicólogos/as, trabajadores/as sociales, educadores/as sociales,
sociólogos/as o pedagogos/as (Germain y Gitterman, 1996). Esto hace que en los programas de
intervención colaboren con frecuencia diferentes profesionales que cuentan asimismo con un
background diferencial. Esto hace que los programas de intervención se conviertan en un contexto
privilegiado para el trabajo transdisciplinar (Briss et al., 2000).

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En esta unidad didáctica, introduciremos las bases para conocer qué es una intervención social y
comunitaria, cuáles son sus principales fundamentos y los procesos de orden metodológico que
rigen su funcionamiento. De acuerdo con esto, se concretan a su vez en un conjunto de etapas
sistemáticas: investigación, diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación.

A través de este apartado explicaremos en qué consiste una intervención comunitaria y


describiremos cuáles son sus principales fundamentos, etapas y modelos. En primer lugar,
debemos aclarar que la palabra intervenir hace referencia a «tomar parte ante una situación»
(según la Real Academia Española). Por lo tanto, una intervención consiste en introducir cambios
en un sistema social con la intención de producir modificaciones en una dirección determinada.
Desde esta perspectiva, los programas de intervención son diseñados, implementados y puestos
en funcionamiento para producir cambios ―se sobrentiende que positivos― en un contexto y en
una población determinada (Catalano et al., 2004). Sin embargo, esta aproximación teórica
necesariamente nos conduce a pensar que pueden existir intervenciones negativas sin
planificación, como, por ejemplo, en los casos en los que una nueva droga se introduce en una
comunidad (Míguez, 2007) o intervenciones negativas planificadas, en los casos en los que un
programa de intervención produce el efecto contrario para el que fue diseñado (Nagar y Raju,
2003).

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1.1. Fundamentos de la intervención social y comunitaria

A lo largo de los años y en la mayoría de las disciplinas científicas de la psicología, subyace la


idea de que el contexto social es complejo porque está formado por un gran número de elementos,
variables, etc., que interactúan entre sí. Desde algunas perspectivas, se ha asumido que los
factores específicos podrían aislarse y examinarse de manera independiente. No obstante, se han
señalado las limitaciones de esta corriente de pensamiento, y se ha desarrollado un concepto
conocido en ciencia como el paradigma de la complejidad. Desde esta corriente, se tiene en cuenta
que la realidad es compleja y que los acercamientos simplificadores y reduccionistas solo ofrecen
una visión parcial del fenómeno, sin dar una explicación global del mismo. En concreto, este
paradigma enfatiza que la realidad está compuesta de relaciones que no son lineales, sino
dinámicas y complejas (Hernández y Valera, 2002).

La psicología social siempre ha mostrado sensibilidad hacia la complejidad de los hechos que
analiza y a las dificultades para la predicción de estos. En este sentido, un aspecto fundamental
en las ciencias sociales es la complejidad del comportamiento humano, tanto a nivel individual
como grupal, como consecuencia de la multiplicidad de factores e interacciones. A pesar de esta
complejidad, es posible detectar patrones de comportamiento a nivel poblacional. No obstante,
para apresar la complejidad en toda su dimensionalidad, es importante añadir en la ecuación la
dimensión temporal y los sistemas dinámicos (Hernández y Valera, 2002).

Viaja

La implementación consiste en la puesta en marcha de las actividades e iniciativas de un


programa. Existen publicaciones especializadas dedicadas en exclusiva al proceso de
implementación. Aquí podrás encontrar el enlace a la revista de referencia en el área.

La necesidad de responder a las demandas de una sociedad cambiante, a la que se debe


responder de manera eficaz para resolver los dilemas y las nuevas problemáticas, ha contribuido
a la aparición de nuevos campos de actuación psicosociales. Algunos modelos de intervención
han tenido un enfoque individual para cambiar las condiciones ambientales. En particular, los
primeros esfuerzos por generar programas de intervención que tuvieran potencial para producir
cambios a nivel individual, comunitario y social se centraron particularmente en el tratamiento
de enfermedades de salud mental, coincidiendo con el movimiento de desinstitucionalización de
pacientes con enfermedades mentales que tuvo su origen en los años sesenta (Iscoe, 1974).
Hasta ese momento, los programas eran eminentemente paliativos, es decir, se diseñaban e
implementaban una vez que el problema que originaba la acción era evidente. A partir de los
años setenta y ochenta, comienzan a imponerse los programas con una sólida base preventiva.
Esto supuso un giro fundamental en la manera de entender la intervención como tal y permitió,
al mismo tiempo, incorporar innovaciones metodológicas, a la vez que cuestionaba los sistemas
de evaluación experimentales y cuasiexperimentales de los programas de intervención que se
habían impuesto hasta ese momento (Maya, García y Santolaya, 2006, p. 18).

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Fundamentos de la intervención social y comunitaria (II)

Actualmente, ha aumentado la demanda para generar acercamientos globales a los problemas


de las personas. Al mismo tiempo, comienzan a tenerse en consideración elementos como (a) la
diversidad étnica, cultural y de género, lo que implica la necesidad de segmentar adecuadamente
la población diana, (b) la diversidad de contextos en los que puede desarrollarse la intervención
(vecindarios, organizaciones, zonas de transformación social, etc.) y (c) los múltiples marcos
teóricos que pueden servir de guía para el diseño, implementación y evaluación de intervenciones
(p. ej., efecto modulador del apoyo social ante situaciones de enfermedad mental, enfoques
ecológicos, etc.). En este sentido, el acercamiento comunitario pretende desarrollar un modelo
en el que la relación persona-sociedad les otorgue el mismo peso a ambos elementos como unidad
de investigación (Hernández y Valera, 2002).

Desde esta perspectiva, se sostiene que la conducta está fuertemente influida por factores
externos a la persona (normas, roles sociales, ambiente, etc.), así como por factores sociales
(por ejemplo, apoyo social). La perspectiva comunitaria de la psicología social enfatiza las
posibilidades preventivas de la intervención social y su contribución a la mejora de la calidad de
vida, desplazando el interés por el individuo hacia el ser social, considerando la estructura social
y otros aspectos comunitarios en los que se desenvuelve (Hernández y Valera, 2002).

Otros aspectos destacados que comienzan a vislumbrarse en esta etapa emergente y que
constituyen valores substantivos de la intervención social son el pluralismo metodológico, el
énfasis en la evaluación y en la implementación, la multidisciplinariedad, la búsqueda de
emancipación de la población diana y garantizar el bienestar y la salud positiva de los colectivos
destinatarios de las acciones. Describimos cada uno de ellos de forma resumida.

1. Pluralismo metodológico

Consiste en mezclar técnicas de investigación-acción cuantitativas y cualitativas (Roth, 1987).


Esta heterogeneidad permite superar la ortodoxia que caracterizaba las ciencias sociales y
humanas y tratar de conseguir el máximo beneficio de las innovaciones metodológicas
disponibles. Este proceso se ha institucionalizado gracias a la depuración de las técnicas de
investigación cualitativas, lo que ha facilitado su adopción por parte de programas de intervención
basados en la evidencia. Además, dado el enorme potencial interpretativo y diagnóstico de este
tipo de técnicas, las convierte en el complemento perfecto de las estrategias cuantitativas. De
hecho, los diseños de investigación que gozan de mayor aceptación y efectividad suelen alinearse
en lo que se conoce como triangulación metodológica (Hussein, 2009); por ejemplo, determinadas
estrategias cualitativas, como la observación de las personas participantes o el análisis de los
discursos de los individuos (a través de entrevistas individuales o de grupos de discusión), se han
convertido en herramientas de suma utilidad para comprender las diferentes etapas de los
programas.

2. Procesos de implementación y evaluación

Un segundo elemento digno de mención es el énfasis que actualmente se pone en los procesos
de implementación y evaluación. Gestores e interventores comunitarios han tomado consciencia
de la importancia de ambos procesos de cara a garantizar tanto la efectividad como la continuidad
de los programas de intervención. La evaluación, desde un punto de vista intuitivo, permite
verificar (medir) los efectos de la intervención.

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Sin embargo, la evidencia empírica ha demostrado la necesidad de incluir sistemas de evaluación,
no solo cuando el programa finaliza, sino en todas las etapas del proceso. Esto permite, por
ejemplo, verificar la calidad del diagnóstico de necesidades que da origen a la intervención. En
paralelo, se han producido grandes avances en todo lo relativo a la ejecución de los programas,
esto es, a la implementación del programa. Incluso se ha desarrollado un movimiento denominado
ciencia de la implementación, dedicado al estudio de las barreras y métodos que promueven una
aplicación sistemática de programas de intervención a pequeña y gran escala.

Fundamentos de la intervención social y comunitaria (III)

3. Multidisciplinariedad

La diversidad de perfiles profesionales en los equipos responsables de poner en práctica


programas de intervención se ha impuesto en las últimas décadas (Cima et al., 2013). Los equipos
que implementan programas de intervención de carácter sociosanitario suelen estar integrados
por personal médico, de enfermería, de epidemiología, de trabajo social y, por supuesto,
profesionales de la psicología.

Por ejemplo, los equipos que trabajan en programas de drogodependencia están formados por
personal médico, psicólogos/as, trabajadores/as sociales… De igual forma, los equipos que
trabajan con víctimas de violencia de género también son multidisciplinares, ya que incluyen
psicólogos/as, trabajadores/as sociales, abogados/as y médicos/as o enfermeros/as. Sin lugar a
duda, esto supone un reto desde el punto de vista de la gestión y la puesta en marcha del plan
operativo. Pero no debemos olvidar que los estudios muestran que la heterogeneidad en la
composición de los equipos puede repercutir positivamente en la creatividad, en la efectividad de
atención proporcionada y en la satisfacción de los beneficiarios (Dreachslin, Hunt y Sprainer,
2000; Hambrick, Cho y Chen, 1996).

4. Emancipación

Conseguir la emancipación real de la población a la que se dirige la intervención es un objetivo


que debe guiar todo programa de acción social. La emancipación, en sentido literal, consiste en
«la liberación respecto de un poder, una autoridad, una tutela o cualquier otro tipo de
subordinación o dependencia». En materia de intervención, la emancipación debe darse respecto
a las circunstancias que provocan subordinación o dependencia, y que son el origen de los
programas.

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Por tanto, los programas de intervención deben perseguir que los colectivos a los que se dirige la
intervención logren empoderarse, superar las condiciones desfavorables y, además, deben
asumir un rol activo a lo largo de todas las etapas del proceso (Blanco y Valera, 2007).

5. El bienestar y la salud positiva

Finalmente, los programas de intervención social deben perseguir y garantizar el bienestar y la


salud positiva de los colectivos a los que van dirigidas las acciones. El bienestar se compone de
diversas dimensiones de carácter subjetivo psicológico y social (Bradburn, 1969; Diener, 1984;
Warr, 1987). Los programas de intervención deben tratar de mejorar todas estas dimensiones de
manera integral. Solo así es posible optimizar la calidad de vida de la población. Al mismo tiempo,
las dimensiones de bienestar mencionadas se relacionan con el concepto de salud social positiva
que Keyes (1998) ha desarrollado en las dos últimas décadas. Este concepto alude a la relación
dialéctica que existe entre bienestar y las condiciones del entorno social en el que se desenvuelven
las personas. En la siguiente figura, se resumen las dimensiones de bienestar y de la salud social
positiva.

Figura 1. Dimensiones del bienestar social y de la salud social positiva (Blanco y Valera, 2007, p. 17.)

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1.1.1. Contextos de intervención social

Los programas de intervención se desarrollan en diferentes sistemas o espacios sociales que


pueden presentar propiedades diferenciales. Estos distintos sistemas se conocen como contextos
de intervención. A continuación, se describen brevemente cada uno de ellos de forma
independiente, de acuerdo con la siguiente tipología:

Sistemas de bienestar social alcanzables a través de políticas sociales

Hacen referencia al conjunto de estrategias y medidas destinadas a incrementar el bienestar


de la población en las tres dimensiones del bienestar que examinamos al inicio de la unidad.
Incluyen el análisis y la optimización de políticas públicas relacionadas con la calidad de vida
de la población.

Contexto sociocomunitario

Describe los programas de intervención diseñados para ser operativos en contextos naturales
como barrios o vecindarios. Desde un enfoque amplio, entendemos la comunidad desde una
óptica local (p. ej., son miembros de la comunidad aquellas personas que residen en un
determinado barrio o vecindario) y relacional (p. ej., conjunto de personas que colaboran en la
implementación de un programa). Los efectos de la intervención pretenden mejorar la calidad
de vida de las personas que forman parte de la comunidad local o relacional según se trate.

Contexto jurídico/penitenciario

Las intervenciones que se desarrollan en estos contextos persiguen mejorar la calidad de vida
o hacer frente a determinados problemas de adaptación social que experimentan sujetos que
están institucionalizados, bien sea por estar incursos en algún proceso judicial (p. ej., personas
que son reincidentes por conducir bajo los efectos del alcohol), o bien porque están dentro del
sistema penitenciario (p. ej., personas con condena firme por violencia de género). La
peculiaridad en estos casos es que la población diana está inmersa en un sistema institucional
que puede influir en el proceso de intervención.

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Contexto socioambiental

Se refiere a las intervenciones cuyo objetivo se centra en analizar y transformar la relación que
el sujeto mantiene con el entorno ambiental y con el ecosistema en general. Se trata de
programas de intervención en los que la interacción entre la comunidad y el ecosistema es
clave para entender la calidad de vida de la población. Un ejemplo de este tipo de intervenciones
sería el caso de comunidades costeras cuya población vive esencialmente de la pesca y que
han sido afectadas por un vertido de crudo.

Contexto sociolaboral

El empleo es una parte central de la vida de las personas. Los individuos invierten buena parte
de su vida en actividades profesionales. Por tanto, alcanzar un nivel óptimo de bienestar en
relación con la vida laboral en contextos organizacionales es fundamental para garantizar una
calidad de vida plena, al mismo tiempo que la ausencia de actividad remunerada (situación de
desempleo) se asocia con altos niveles de estrés, ansiedad e incluso aislamiento social (Warr,
1987). Por tanto, este tipo de intervenciones se orientan tanto en mejorar la calidad de vida de
las personas que se encuentran profesionalmente activas como en reducir los efectos negativos
que sobre la salud mental tienen las personas que se encuentran en situación de desempleo.
También se incluirían las iniciativas para mejorar la empleabilidad de las personas
desempleadas.

Contexto socioeducativo

Los programas que se realizan en este tipo de contextos se focalizan en realizar actividades en
entornos educativos, ya sean de educación formal como de educación informal. Este tipo de
programas tienen una ventaja notable y es que cuentan con una población diana que se
encuentra «cautiva» en los contextos donde se desarrolla la intervención. Por ejemplo, en los
centros de Enseñanza Secundaria se institucionalizaron los programas de prevención del
consumo de alcohol y drogas desde finales de los años ochenta. Este tipo de entornos
constituyen un escenario adecuado para la implementación de programas de intervención de
carácter preventivo.

Contexto sociosanitario

Este tipo de sistemas incluyen tanto los ámbitos en los que se puede desarrollar la intervención
(p. ej., centros de atención primaria) como las temáticas sobre las que se centran los programas
en sí (p. ej., promoción de hábitos de vida saludable).

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Desde un punto de vista amplio, los programas de intervención social han de mejorar la salud
de la población en el sentido que Keyes (1998) propone de salud social positiva, dado que dicha
«salud social» se encuentra intensamente relacionada con los indicadores sociosanitarios
convencionales. Algunas intervenciones desarrolladas en este contexto están destinadas a
mejorar la calidad de vida de las personas mayores, fomentar hábitos saludables y eliminar
conductas perjudiciales, o reducir las relaciones sexuales de riesgo.

1.1.2. Los múltiples roles de profesionales de la psicología en los procesos de


intervención

En este apartado, se recogen algunas de las principales actividades que Blanco y Valera (2007,
p. 42) señalan como inherentes a labor de los profesionales de la psicología en los procesos de
intervención social y comunitaria. A continuación, se describen de forma concisa cada uno de
ellos:

Atención directa en proyectos de intervención

En estos casos, el psicólogo/a actúa de forma directa en el programa, trabajando con la


población beneficiaria en diversas actividades que tienen que ver con el diagnóstico, con el
asesoramiento y con la guía individualizada para la resolución de demandas.

Labores de asesoramiento (consultoría)

Una peculiaridad de este tipo de rol profesional es que el psicólogo/a no trabaja directamente
con la población beneficiaria del programa, sino que se dedica a asesorar a las personas
responsables de gestionar los programas de intervención.

Dinamización comunitaria

Los profesionales de la intervención, a menudo, deben colaborar activamente con la comunidad


para mejorar las condiciones de vida. La dinamización consiste en coordinar actividades con
individuos, instituciones y organizaciones comunitarias para fortalecer el tejido social, activar
la participación comunitaria y promover el empoderamiento y la justicia social.

Planificación

El profesional de la psicología debe conocer todas las piezas del puzle que, de manera agregada,
dan forma a la intervención. Por tanto, los psicólogos/as suelen ser quienes se encargan de
articular y coordinar las diferentes etapas de una intervención, desde el diagnóstico de
necesidades hasta la evaluación del impacto, pasando por la implementación.

Actividades de evaluación

Es otra de las actividades que habitualmente suelen asumir los psicólogos/as. En sentido
amplio, la evaluación consiste en verificar el logro alcanzado a través de la intervención.

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De este modo, las actividades de evaluación incluyen (i) el diseño de indicadores; (ii) la
verificación del cumplimiento de los mismos; (iii) la elaboración de informes, y (iv) la extracción
de lecciones aprendidas y buenas prácticas de intervención.

Dirección, coordinación y gestión

En ciertos casos, la función del psicólogo/a se sitúa en la gestión del programa, aunque es
posible que asuma también labores asociadas a la implementación o a la evaluación, esto es,
un reflejo del grado en que los profesionales de la psicología han adquirido una posición
dominante en la administración de programas de intervención, tanto en instituciones públicas
como en privadas.

Labores de investigación

Como hemos visto, en la actualidad la intervención no se entiende sin la investigación, y


viceversa, de tal forma que los psicólogos/as deben investigar para tratar de dar respuesta a
las demandas sociales que dan origen a la intervención. La investigación permite mejorar los
procesos de toma de decisiones relativas a los modelos teóricos que hay que seleccionar para
diseñar una intervención y, al mismo tiempo, los resultados de la investigación son los que
permiten alimentar la teoría y mejorar los procesos de intervención.

Formación

Esta es una de las actividades que los psicólogos/as realizan en el contexto de los programas
de intervención social y comunitaria. De este modo, el diagnóstico de necesidades da origen a
un plan formativo, que incluye el diseño de las actividades formativas y la docencia asociada a
estas actividades.

1.2. El método lógico en intervención social

En este apartado se detallan las etapas que componen el método científico, las cuales deberán
seguirse escrupulosamente en nuestra intervención profesional. La desagregación de las partes
que dan forma a la metodología tiene solo finalidad didáctica, ya que, en la práctica, investigación-
intervención configuran una unidad de mutua retroalimentación en forma de espiral. Esto
significa, tal y como hemos mencionado, que el ciclo de intervención planificada exige que las
actuaciones estén sólidamente fundamentadas en la teoría y que, a su vez, los resultados de la
intervención puedan informar y complementar las teorías existentes al objeto de su mejora
continua.

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A continuación, vamos a explicar una serie de elementos cuya asimilación resulta esencial para
garantizar la efectividad en los procesos de intervención social y comunitaria.

Conoces a…

«No hay nada más práctico que una buena teoría».

Kurt Lewin.

Etimológicamente, método viene del griego meta yodos, que significa ‘hacia’ y ‘camino’. Así,
método es el camino que seguimos para alcanzar algo. Aplicado a la intervención, y según
Kisnerman (1998), es el camino analítico-sintético hacia nuestro objeto (problema), para
conocerlo primero y transformarlo después. La metodología, entendida entonces como una
secuencia racional de operaciones, pasos y reglas, dotará al ejercicio profesional de un carácter
reflexivo, racional y meditado.

Uno de los autores que ha realizado las contribuciones más destacadas en relación con los
procesos de intervención orientados a la resolución de problemas sociales fue Kurt Lewin (1890-
1947). Lewin, como la mayoría de pensadores adelantados a su tiempo, sentó las bases de lo que
hoy se conoce como ciclo de intervención planificada. Hasta la década de 1940, no se tenía una
conciencia clara de cómo verificar el impacto de una intervención. De hecho, tampoco existía la
necesidad de recabar información que permitiese corregir los elementos que no habían funcionado
correctamente y que, en consecuencia, condicionaban la efectividad de los programas. En
definitiva, hasta la década de 1940 se realizaban intervenciones, pero no existían mecanismos
fehacientes para verificar su efectividad.

Las aportaciones de Lewin supusieron establecer una relación dialéctica entre teoría y práctica.

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De este modo, los programas de intervención deben estar teóricamente fundamentados y los
resultados de la intervención deben contribuir a la construcción y modelaje continuo de los
conocimientos teóricos. En la siguiente figura se pueden observar las contribuciones de Lewin de
forma esquemática.

El método lógico en intervención social (II)

Figura 2. Relación entre teoría y práctica. Autor: Lewin, 1946 (adaptación).

Por tanto, aquellas personas que trabajan en algún proceso de la intervención social deben seguir
el método científico. Este se puede definir como el procedimiento para conocer el mundo, para
solventar nuestras dudas (hipotético-deductivo). Los supuestos en los que se basa el método
científico son los siguientes:

• Objetividad. La realidad existe inamovible independientemente de quién la estudie u


observe.
• Contrastación. Someter sus enunciados a prueba al ponerlos en relación con los hechos
de la realidad.
• Replicabilidad. Permitir que otro personal investigador pueda analizar y criticar esos
resultados conociendo el procedimiento utilizado.
• Provisionalidad. Crítica y debate constante.

Sin embargo, el método científico también cuenta con una serie de objeciones:

• Los fenómenos sociales son una realidad externa al individuo. Requieren de una
interpretación de la realidad.
• El personal investigador no puede separar la acción de características personales y
sociales.

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• Las leyes y principios no son universales ni atemporales.
• La replicación de resultados no siempre es posible.

Play

Visualiza el siguiente video para entender más sobre las «fases de un proyecto».

El método científico se concreta en un conjunto de operaciones o fases: investigación, diagnóstico,


planificación, ejecución y evaluación. De este modo, planificación y evaluación son elementos
fundamentales de este proceso y, por tanto, una parte más del método científico o lógico.

El método lógico en intervención social (III)

Investigación = comprender

La investigación empírica nos permite comprobar la validez, tanto de las observaciones personales
como del conocimiento popular sobre una situación o problemática social. Por tanto, la
investigación consiste en hacer un minucioso análisis inicial de la realidad que queremos
transformar para desembocar en el diagnóstico de esta. La investigación es, por tanto, el eje
fundamental de la acción o intervención social. Dicha investigación tendrá que contemplar:

• Listado de problemas que configuran la situación que queremos cambiar ordenándolos


en acuciantes, precipitantes, fundamentales y causales, y relacionándolos entre sí. Ese
ordenamiento implica una jerarquización desde lo simple a lo complejo, y desde lo
inmediato que resolver hasta las cuestiones secundarias, para determinar la prioridad en
la atención y, por tanto, especificar qué factores requieren una intervención inmediata. Se
tiene en cuenta, por tanto, la magnitud de las consecuencias, las cuales se definen por el
volumen y cantidad de personas afectadas.
• Determinar qué problemas no son de nuestra competencia y exigen una derivación a
otro especialista o institución competente.
• Elegir la alternativa. Será aquella que, con el menor tiempo y con el menor coste,
provoque el efecto previsto. La alternativa elegida responde también a los objetivos que
queremos alcanzar, así como a las personas a quienes queremos atender. Considerando
que la restricción presupuestaria viene siendo una tónica natural en los procesos de
intervención, es necesario optimizar los recursos con el objetivo de maximizar la eficiencia
en el uso de recursos.

Diagnóstico = interpretar

Probablemente es la fase más compleja y problemática de elaborar por el profesional. Si bien la


primera etapa consistía en la recogida de información sobre la demanda de la población diana,
esta etapa pretende definir y conceptualizar la situación/problema. Es decir, el diagnóstico
pretende comprender la situación, definir el factor generador o casual, y elaborar hipótesis. El
diagnóstico es la piedra angular de todo proceso de intervención.

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Los errores en el diagnóstico suelen ser uno de los factores que condicionan desde el inicio el
fracaso de la intervención (Witkin y Altschuld, 1995).

Teresa Rossell (1998) define las hipótesis como «suposiciones o explicaciones de carácter
provisional sobre los hechos que se observan, que serán confirmadas o rechazadas más
adelante». Según esta autora, la formulación de hipótesis puede realizarse tomando por base la
teoría, la experiencia o la información, o por la mezcla de las tres:

• Hipótesis basadas en la recogida de datos efectuada según el apartado anterior.


• Hipótesis basadas en teorías. Estas nos remiten a diferentes concepciones científicas sobre
el funcionamiento individual y colectivo de las personas.
• Hipótesis basadas en la experiencia. Surgen de la repetición de los hechos que el
profesional observa en su trabajo.

Es muy importante que el/la profesional, desde el primer contacto, implique al usuario en el
proceso, haciéndole comprender que él ha de ser el elemento principal de cambio de la situación
que le preocupa.

El método lógico en intervención social (IV)

Planificación = decidir

En todas las ciencias sociales es fundamental planificar con antelación las acciones que
queremos ejecutar en el futuro para producir, con mayores posibilidades de éxito, el cambio
deseado y esperado. La necesidad de planificar surge porque los recursos existentes para resolver
una situación problemática son escasos (Espinoza, 1984). De manera simplificada, planificar
consiste en decidir qué hacer y cómo hacerlo para conseguir el objetivo deseado. Supone por
tanto un proceso (a) riguroso, (b) sistemático y (c) que, en la medida de lo posible, debe implicar
a la población destinataria en todas las etapas del proceso de intervención (Cornwall y Jewkes,
1995).

A nivel cotidiano, estamos acostumbrados a planificar constantemente para conciliar la vida


laboral y familiar, para encontrar un empleo o para disfrutar del ocio y tiempo libre disponible,
por ejemplo. En la acción social, un proceso más amplio y complejo, sucede lo mismo.
Necesitamos una planificación adecuada que permita una orientación unificada de todas las
instancias implicadas y un aprovechamiento de los recursos disponibles, a menudo escasos y
limitados para, así, optimizar los resultados y beneficios de las acciones emprendidas.

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La falta de planificación puede hacer inútiles los esfuerzos realizados, que se solapen o que se
dupliquen los presupuestos, entre otros.

Los principios básicos de la planificación son:

• Buscar la máxima eficacia y eficiencia.


• Los objetivos deben ser reales y compatibles entre ellos.
• Simetría entre medios-recursos y objetivos.
• Jerarquización de las metas y objetivos.
• Prever los posibles efectos secundarios.
• Las acciones deben ser flexibles.

Uno de los instrumentos que se utiliza actualmente es la matriz de planificación de proyectos


(MPP), un cuadrante donde, con un solo golpe de vista, podemos ver todos los datos
anteriormente descritos.

MATRIZ DE Lógica de la Indicadores Fuentes de Factores


PLANIFICACIÓN intervención objetivamente verificación Externos,
verificables Supuestos e
Hipótesis

Objetivo Objetivo a un nivel Acciones que se Indican dónde Acontecimientos


general superior al que se tienen que y en qué forma importantes,
deberá dirigir la emprender para se obtienen las condiciones o
intervención. conseguir los informaciones decisiones fuera
resultados. objetivas. del proyecto
necesarios para
lograr el objetivo
general.

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Objetivo Efectos esperados Descripción Indican dónde Acontecimientos
específico por el proyecto para operativa del y en qué forma importantes,
los beneficiarios objetivo en se obtienen las condiciones o
directos, como una términos informaciones decisiones fuera
condición futura que cuantificables de objetivas. del proyecto
se espera que cantidad y calidad. necesarios para
permanezca. lograr el objetivo
específico.

Resultados Resultados que se Descripción Indican dónde Acontecimientos


deben lograr y operativa del y en qué forma importantes,
mantener durante la objetivo en se obtienen las condiciones o
vida del proyecto. términos informaciones decisiones fuera
cuantificables de objetivas. La del proyecto
cantidad y calidad. evaluación e necesarios para
indicadores lograr los
que medir. resultados.

Actividades Acciones que se Recursos Presupuesto. Acontecimientos


tienen que humanos. importantes,
emprender para condiciones o
Recursos
conseguir los decisiones fuera
materiales.
resultados. del proyecto
Calendario. necesarios para
lograr las
actividades.

Condiciones
previas.

Condiciones que
tienen que darse
para la ejecución
del proyecto.

El método lógico en intervención social (V)

Ejecución = acción

Consiste en realizar lo que se ha establecido previamente en la planificación. Se trata de llevar a


la práctica las actividades que dan forma al programa de la intervención. Por tanto, ejecutar
implica tomar las siguientes decisiones operativas: ¿quién va a llevar a cabo la intervención?,
¿quién va a dirigir/coordinar? y ¿quién va a controlar/evaluar? Esta etapa es lo que se conoce
como la implementación del programa.

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Si hemos sido metódicos y escrupulosos a la hora de planificar, no tendremos ningún problema
en llevarlo a la práctica. En realidad, debería estar tan bien hecho que otras personas, ajenas a
las fases anteriores de investigación, diagnóstico y planificación, podrían ejecutarlo. Todo tendría
que estar en el papel, en nuestro proyecto.

Evaluación = resultados

De la misma manera que es fundamental prever las acciones que vamos a ejecutar, es igualmente
imprescindible evaluarlas y constatar que el conjunto de actividades que componen el programa
ha obtenido los resultados que se perseguían.

Así, la evaluación es un proceso que transcurre en forma paralela y complementaria al proceso


de planificación desde el momento en que se enjuicia la situación inicial objeto del programa o
proyecto hasta que se ejecuta.

Podría ser definida, por tanto, como la acción de analizar el proceso de transformación que
se está produciendo a consecuencia de la puesta en marcha de la intervención y valorar
su significado. Es decir, si dicho cambio se ajusta verdaderamente a lo planificado
inicialmente y por qué.

Esto implica diferenciar los efectos que son consecuencia directa de las actividades del programa
de otras transformaciones producidas por el azar o por factores aleatorios. Por tanto, evaluar
supone identificar los efectos directamente atribuibles a las acciones contempladas en el
programa (Newcomer, Hatry y Wholey, 2015).

Al igual que sucede en la fase de ejecución, si hemos planificado con exactitud los indicadores de
evaluación (ítems cuantificables que determinan si hemos conseguido el objetivo) y las fuentes
de verificación (los documentos o herramientas donde ha ido quedando reflejada la información:
test, registro de asistencia, boletín de notas…), no tendremos ninguna dificultad en observar si
hemos logrado los objetivos o no. Uno de los aspectos que mencionaremos cuando hablemos de
evaluación en las siguientes unidades es que los indicadores que utilicemos para verificar los
cambios producidos a consecuencia de la intervención deben ser capaces de capturar las
variaciones que son imputables a la intervención.

El método lógico en intervención social (VI)

Los objetivos que persigue la evaluación son:

• Examinar los programas y proyectos vigentes y lo que es susceptible de corrección o ajuste


(las prioridades, los objetivos, las estrategias, las asignaciones de recursos y los costos).

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• Medir con indicadores los resultados (progresos o retrocesos) basándose en los objetivos
inicialmente formulados, controlando su ejecución y ajustando acciones para corregir el
desarrollo del programa.
• Determinar la eficacia de las actividades utilizadas y la eficiencia de los recursos empleados
y de sus costos.

De los resultados de la evaluación, por tanto, se obtiene:

• La pertinencia o incumbencia de la acción.


• La coherencia, viabilidad y suficiencia entre los fines y los medios empleados. La eficiencia
de los recursos empleados en función de los resultados obtenidos.
• La eficacia o análisis crítico del resultado obtenido en función de los objetivos propuestos.
• El efecto o impacto que ha producido la acción emprendida sobre la población.

1.3. Elementos esenciales de la planificación

Es necesario efectuar una planificación adecuada que permita una orientación unificada de todas
las instancias implicadas y un aprovechamiento de los recursos disponibles, a menudo escasos y
limitados para, así, optimizar los resultados de la intervención. Si no se realiza una adecuada
planificación que esté basada en un correcto diagnóstico de necesidades, esto puede condicionar
las etapas posteriores del proceso.

Existe una planificación estratégica, a largo plazo, que sirve como marco teórico y de referencia
de las acciones posteriores. Son directrices generales o estratégicas que quedan reflejadas en los
planes nacionales o regionales. Por otro lado, existe una planificación táctica a medio plazo, que
delimita las acciones más concretas de la política local o institucional (programa).

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Finalmente, tendríamos el proyecto, que es una serie de acciones mucho más localizadas y
operativas a corto plazo, pero siempre englobadas en un proyecto mucho mayor. Unos ejemplos
de lo dicho serían: Plan Regional Sectorial de Protección y Asistencia a la Infancia (Junta de
Castilla y León), Programa Educar en Familia (Ayuntamiento de Burgos) y, finalmente, el proyecto
individualizado de una persona en concreto. Más adelante, regresaremos a este punto.

A nivel didáctico, nos centraremos en la planificación más específica y concreta (proyecto) que
hace referencia a nuestra intervención profesional. Así, una vez llegados a la fase de planificación,
deberemos responder a una serie de preguntas que tendrán que ser presentadas ordenadamente
por escrito, que son:

• ¿Qué se va a realizar? Responde a la naturaleza del proyecto. Es la propuesta del proyecto,


y permite darle un nombre. Permite delimitar la acción.
• ¿Por qué se va a hacer? Consiste en justificar y fundamentar la acción en función del
diagnóstico previo. Aquí entrarían también la parte legislativa y las evidencias científicas
que apoyan nuestro proyecto.
• ¿A quién? Personas destinatarias o población meta. Delimitar sobre qué o sobre quiénes
vamos a intervenir: cliente, familia u otras redes.

• ¿Para qué? Objetivos generales y específicos que conseguir y absolutamente


consensuados por el cliente. Debe modificar o solucionar el aspecto más importante o
problema identificado.
• ¿Cómo? Hace referencia a la metodología:
o Actividades que realizar para conseguir dichos objetivos.
o Técnicas que utilizar.
• ¿Quién lo va a hacer? Recursos humanos con los que contamos para realizar las
actividades. Es fundamental también establecer las funciones y responsabilidades de cada
profesional implicado.

21
Elementos esenciales de la planificación (II)

Recuerda

Es importante diferenciar entre dos cuestiones que pueden parecer similares, pero su
respuesta es totalmente diferente: «¿a quién?» frente a «¿quién lo va a desarrollar?».

• ¿Con qué? Recursos económicos y materiales que son necesarios.


• ¿Cuándo vamos a realizar las actividades descritas? Temporización o cronograma:
fechas, horarios, frecuencia, secuencia…

Figura 3. Ejemplo de cronograma de un proyecto con metodología cuantitativa y cualitativa.

• Indicadores de evaluación. Deberemos establecer cómo y con qué vamos a evaluar


todo este proyecto. La recolección, registro y procesamiento de la información para
comprobar si hemos alcanzado efectivamente los objetivos planificados y verificar la
eficacia y la eficiencia de nuestras actuaciones requieren ser planificados en este punto.

1.3.1. Plan, programa y proyecto

Llega más lejos

Un conjunto de proyectos que persiga un objetivo común constituye un programa, y varios


programas conforman un plan.

Plan:

Como hemos dicho anteriormente, existe una planificación estratégica, que es una forma de dirigir
los actos de una organización a largo plazo.

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Son directrices generales o estratégicas que quedan reflejadas en los planes nacionales o
regionales. De este modo, tiene en cuenta el modelo político vigente y el comportamiento de los
diferentes actores sociales que intervienen en él.

La planificación estratégica empieza con una situación de inicio (que resulta del diagnóstico
previo) y, partiendo de ahí, se forma un camino (arco direccional) que lleva a la nueva situación-
objetivo que se desea. A esta situación deseada se quiere llegar mediante el consenso entre
diferentes actores sociales.

El plan consiste en el conjunto de ejes globales que deben darse para posteriormente desarrollar
programas ajustados a estos planes. Por lo tanto, el plan debe recoger la secuencia de iniciativas,
su cronograma (habitualmente plurianual) y debe plantear unos objetivos cuyo cumplimiento han
de ser observables, medibles y cuantificables.

Llega más lejos

Aquí puedes encontrar el Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades 2014-2016


elaborado por el Instituto de la Mujer.

Por tanto, el plan es un documento que define objetivos alcanzables a medio-largo plazo y líneas
de actuación para una organización, territorio, sector de población, etc. Suele tener carácter
plurianual. Un ejemplo sería, por ejemplo, el VI Plan Regional sobre Drogas de Castilla y León.
Los elementos de un plan son:

• Misión (objetivo estratégico): se corresponde con el objetivo estratégico.


• Objetivos generales: se proponen efectos genéricos.
• Prioridades/líneas de actuación: ámbitos donde se debe incidir con especial dedicación
y mayor premura.
• Criterios/principios rectores: orientaciones que han de ser tenidas en cuenta para
desarrollar las acciones tendentes al logro de los objetivos generales, mediante diferentes
programas y proyectos que deban llevarse a cabo.
• Programas de actuación en los que se subdivide el plan.
• Previsiones presupuestarias: han de diseñarse a partir de dos presupuestos;
inversiones y gastos corrientes.
• Evaluación: aquí se tienen en cuenta la eficacia (relación entre los logros alcanzados con
los objetivos de partida), el esfuerzo y la eficiencia (relación que se establece entre los
esfuerzos y los resultados).

Plan, programa y proyecto (II)

Programa:

El segundo nivel es la planificación táctica a medio plazo, que delimita las acciones más
concretas de la política local o institucional en el programa, priorizando la asignación de recursos.

23
El programa es un conjunto de proyectos que están relacionados o coordinados entre sí como una
de las acciones dirigidas a la consecución de los objetivos y las metas ubicados en el plan en un
determinado periodo de tiempo. Es el eslabón lógico entre las referencias más genéricas y las
intervenciones operativas en los proyectos. Un ejemplo podrían ser los programas preventivos de
consumo de drogas en el ámbito escolar. Los elementos de un programa son:

• Fundamentación: argumentación y ver los objetivos generales del plan que trata de
cumplir.
• Objetivos generales (hacen referencia al plan) y específicos.
• Prioridades de actuación.
• Estructura de recursos: se deben especificar los recursos disponibles tanto para los
proyectos como para la coordinación del programa, así como los que se prevén necesarios.
• Proyectos: se deberá comunicar cuáles son los proyectos más adecuados para conseguir
los resultados que se prevén.
• Evaluación: debe definir la estrategia de evaluación incorporando los capítulos analíticos
para ordenar los distintos aspectos que interesa analizar; indicadores, tiempos de
evaluación, responsabilidades, y los mecanismos e instrumentos para evaluar el programa
(encuestas, reuniones, documentación…).

Llega más lejos

Los programas son un conjunto coordinado y ordenado de actuaciones (servicios, proyectos,


iniciativas), cuyos objetivos en su conjunto contribuyen al objetivo global común (plan), a
nivel sectorial, nacional o internacional. Son operaciones en marcha que continúan de manera
indefinida, con alcance y duración mayor a la de los proyectos.

Proyecto:

El proyecto se corresponde con la planificación operativa; indica qué se debe hacer, cómo,
cuándo, quién debe hacerlo y cuáles serán los resultados esperados a corto plazo para alcanzar
las estrategias planificadas.

Un ejemplo de lo mencionado anteriormente sobre proyectos sería el Proyecto Pretox para la


prevención del consumo de drogas en colegios (niños, niñas y adolescentes).

24
Resumen

La búsqueda de procedimientos técnicos y metodológicos que garanticen de algún modo la


eficacia en la intervención es, sin duda, una preocupación central para los profesionales de las
ciencias sociales. Como profesionales de la psicología, muchas veces podemos ver cómo nuestros
esfuerzos se ven diluidos en un difícil conjunto de emociones, conflictos, percepciones, prejuicios,
etc., presentes en los usuarios. A su vez, estas personas se encuentran conectadas con su plano
familiar y medioambiental (trabajo, amistades, salud, ocio). Por tanto, para que el proceso de
intervención sea lo más acreditado posible y asegure mayores cotas de éxito, el profesional
debe guiarse en todo momento por el método científico.

Etimológicamente, método viene del griego meta yodos, que significa ‘hacia’ y ‘camino’. Así,
método es el camino que seguimos para alcanzar algo. Aplicado a la intervención y según Natalio
Kisnerman (1998), es el camino analítico-sintético hacia nuestro objeto (problema), para
conocerlo primero y transformarlo después. La metodología, entendida entonces como una
secuencia racional de operaciones, pasos y reglas, dotará al ejercicio profesional de un carácter
reflexivo, racional y meditado.

El método se concreta, pues, en un conjunto de operaciones o fases: investigación,


diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación.

25
Mapa de contenidos

26
Recursos bibliográficos

Bibliografía básica

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Bibliografía complementaria

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Sociológicas.
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Otros recursos

Asociación Española de Normalización y Certificación, AENOR (s. f.). Criterios generales para la
elaboración de proyectos de intervención social. https://www.aenor.com/

Comisión Europea (marzo de 2001). Manual. Gestión del ciclo de proyecto.


http://pdf2.hegoa.efaber.net/entry/content/893/Manual_de_Gesti_n_del_Ciclo_de_Proyecto.p
df

29
Inicio_Act_Autoeval

1.1.1. Contextos de intervención social

DESPLEGABLE

1. La gestión de proyectos es un proceso complejo que implica adecuarse


permanentemente a una realidad dinámica|estática|predecible|simple, con el fin
de ofrecer alternativas adecuadas a los problemas detectados mediante el
diagnóstico de necesidades
2. Las aportaciones del psicólogo social Kurt Lewin en materia de intervención
pueden resumirse en proponer que los
resultados|procesos|antecedentes|destinatarios de la intervención
retroalimenten la teoría.
3. Una de las principales propiedades del método científico es la replicabilidad|la
suficiencia|la adaptabilidad|objetividad, debido a que permite establecer
valoraciones comparativas en otros contextos.
4. En los últimos años, la configuración de los equipos de profesionales que se
dedican al ámbito de la intervención social se ha caracterizado de forma distintiva
por la multidisciplinariedad|el aumento del nivel formativo requerido|la
diversidad sociodemográfica|la aleatoriedad.
5. Los programas de intervención deben orientarse, además de a mejorar las
condiciones de vida de la población diana, a perseguir la
emancipación|participación|justicia social|eficiencia del colectivo destinatario
como un objetivo de orden superior.

1. Los gestores de proyectos se deben enfrentar a una situación dinámica en la que las
características del contexto, de la población diana y de la problemática que origina la
intervención pueden experimentar alteraciones antes y después de la puesta en
funcionamiento de la intervención.

2. La información sistemática derivada de los resultados de un programa es la que


permite fortalecer el conocimiento existente sobre la demanda que motiva el diseño de
la intervención.

3. Una de las características esenciales del método científico es la replicabilidad; esta


propiedad hace posible reproducir la intervención en diferentes contextos y evaluar su
efectividad desde una perspectiva comparativa.

4. En el contexto actual, los equipos de intervención suelen ser multidisciplinares y


colaboran psicólogos, trabajadores/as sociales, educadores/as sociales y otros
profesionales del ámbito de la intervención social y comunitaria.

5. La emancipación es un principio clave porque supone que la población destinataria


dejará de ser dependiente de las instituciones que promueven los programas de
intervención.

30
El método lógico en intervención social (VI)

VERDADERO_FALSO

1. El método es una secuencia racional de V El método es un conjunto de operaciones o


operaciones, pasos y reglas que dotarán fases sistemáticas.
al ejercicio profesional de un carácter
reflexivo, racional y meditado.

2. El método se concreta en un conjunto V El método se concreta en las fases de


de operaciones o fases: investigación, investigación, diagnóstico, planificación,
diagnóstico, planificación, ejecución y ejecución y evaluación.
evaluación.

Elementos esenciales de la planificación (II)

VERDADERO_FALSO

El instrumento que se utiliza actualmente V Efectivamente, es un cuadrante donde, con


para planificar es la matriz de un solo golpe de vista, podemos ver todos los
planificación de proyectos (MPP). elementos de la planificación.

Fin_Act_Autoeval

31

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