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Negros y mulatos en el noroeste de la

provincia colonial de Soconusco, siglo XVIII


Benjamín Lorenzana Cruz

CONSEJO ESTATAL PARA LAS CULTURAS


Y LAS ARTES DE CHIAPAS
Dirección de Patrimonio e Investigación Cultural
lumilal@conecultachiapas.gob.mx
2009
Negros y mulatos en el noroeste de la
provincia colonial de Soconusco, siglo XVIII

Benjamín Lorenzana Cruz


Dirección de Patrimonio e Investigación Cultural
CONECULTA Chiapas

Introducción

La conquista y la posterior colonización del Nuevo Mundo por los españoles trans-
formaron la forma de vida de la población nativa. Este hecho histórico signiicó el
contacto entre distintas culturas con diferentes formas de ver y entender el mundo.
Sin embargo, los españoles en todo momento intentaron imponer su modo de vida,
religión, formas de organización social, instituciones, etc. La resistencia al sistema co-
lonial se presentó desde los primeros años de la conquista y se extendió a lo largo de
la colonia. Una de las muchas consecuencias que trajo consigo el proyecto de coloni-
zación en muchas partes de América fue la pérdida de la población india, situación
que no fue la excepción en la provincia colonial de Soconusco. La explotación, las
enfermedades epidémicas, las hambrunas y la explotación de los indios fueron des-
poblando la provincia. El noroeste de la región, entre Tonalá y Mapastepec, “estaba
escasamente habitada en el momento del contacto y para mediados del siglo XVI era
conocida como “el Despoblado”. (Gerhard, 1991: 104). La recuperación de la pobla-
ción, principalmente en El Despoblado, estuvo ligada a la introducción de población
africana, siendo sus descendientes mulatos los que predominarán en el siglo XVIII.
Precisamente este escrito pretende dar un bosquejo de la presencia de esta población
en el noroeste de la Costa en dicho siglo.
Las costas, debido a sus características climatológicas, han sido percibidas por
otras regiones de Chiapas, como espacios de población negra. Esta visión generalizada
releja la presencia de rasgos africanos en la población de dicha región. En ese senti-
do, lo que explica dichas características no es sólo “el sol que quema” sino la historia
de las propias comunidades. La presencia de rasgos negroides en los habitantes de
la Costa y los Valles Centrales de Chiapas se debe a que en la época colonial fueron
introducidos negros esclavos para emplearlos en diversas ocupaciones de la economía
colonial. Estos fueron los antepasados africanos de los “morenos” de hoy (el término
“moreno” es muy utilizado en la población costeña y nunca tiene una vinculación con
el africano). Al respecto Luz María Martínez Montiel señala que: “No se trata de una
negación consciente sino de una tradición heredada; el negro existe pero el africano
no, ser “moreno” no es ser de ascendencia africana.” (Martínez, 1993:157)
Este trabajo pretende ser una aportación al conocimiento de la historia de una
región, cuyos pueblos tienen en su pasado la posibilidad de reconstruir bajo otra pers-
pectiva su identidad regional. Entendiendo a la identidad como un proceso dinámico,
es decir de cambio constante de las sociedades; esta región recibió también a inales
del siglo XIX y principios del XX migración de poblaciones chinas, japonesas, ale-
manas, libanesas, judías y turcas, entre otras, que hoy forman parte de la identidad
sociocultural de la Costa.
Es importante señalar que la población de origen africano no sólo se concentró
en las costas y lugares cálidos de Chiapas, sino también, como se puede observar en
los documentos históricos (padrones y censos eclesiásticos; registros de matrimonios,
bautismos y defunciones), se encontraban en Ciudad Real, capital de la Provincia de
Chiapa, en donde incluso –según el censo de fray Francisco Polanco- la población de
1
negros y mulatos llegó a ser mayor que la europea en 1778. En esta fría ciudad, los ne-
gros “se hospedaban en las mansiones de sus amos, quienes de allí los llevaban a sus
ranchos.”(Aubry, 1992:5). Estos ranchos se ubicaban en El Despoblado, el Soconusco,
Custepeque y Jiquipilas, por citar algunos lugares.

Negros y mulatos en El Despoblado de Soconusco

La provincia colonial de Soconusco “ocupaba la vertiente del pacíico del actual es-
tado de Chiapas,” desde una estancia llamada “El Chilillo”, al noroeste, que dividía
a la Nueva España de la Capitanía General de Guatemala, y se extendía al sur de la
provincia hasta el pueblo de Ayutla (actual Tecún Umán). La región noroeste de la
provincia, estuvo administrada en lo religioso por el beneicio de Mapastepeque y
comprendía a los pueblos de Tonalá, Pjjiapan y Mapastepec. La sede del curato fue
trasladado a Tonalá alrededor del año de 1772.
Al parecer la región al noroeste de la provincia de Soconusco se encontraba po-
bremente habitada, incluso desde antes de la conquista. La mayor población se concen-
traba al sur de la provincia, propiamente en el Soconusco, con una economía basada en
la producción agrícola, principalmente en el cacao. Durante la conquista de Chiapas
en el año de 1524 Bernal Díaz menciona que la población: “…era en aquel tiempo muy
poblada de más quince mil vecinos,…” (Díaz, 1989: 411). Para el siglo XVII, las epi-
demias, así como los abusos de los conquistadores habían disminuido drásticamente
la población. De tal forma que en 1573 don Luis Ponce de León, gobernador de la
provincia de Soconusco, llegó a citar “que en toda la provincia no hay sino mil y dos-
cientos indios,”1 aunque en el mismo documento, más adelante señala a 1800 indios.
La mayor concentración de población se encontraba en el sureste del Soconusco,
zona de mayor humedad que las polvorientas tierras del noroeste. La producción de
cacao atrajo a un gran número de comerciantes españoles, que se establecieron en
Huehuetán. En 1574 se registra a 20 españoles en dicho lugar y otros seis en el pueblo
de Soconusco. En ese mismo año el gobernador de la provincia de Soconusco infor-
ma al rey que desde el año de 1568 se habían establecido cuatro estancias de ganado

Elaborado con base: García Vargas y Rivera, 1988; AHD, Asuntos eclesiásticos,
B.2., “Respuesta a la cordillera del obispo fray Joseph Cubero Ramírez de Are-
llano sobre las parroquias” San Cristóbal de Las Casas, II.B.2., 1748.

1 AGI, Cartas de Gobernadores, 1574-01-19, Archivo General de Indias, Guatemala, 40, R, 26,
N. 97, (en línea), [consultado el 30 de agosto de 2009], en htp://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/
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mayor.2 En el año de 1600 se realiza la medición de las tierras de una estancia en el
pueblo de Pjjiapan. Este documento es interesante ya que nos revela el uso y apro-
vechamiento de ellas. La estancia Coapa, propiedad de don Alonso Maldonado Mon-
tesinos, ubicada cerca del pueblo de Pjjiapan, contaba con “buenas tierras de pasto
y agua” en las cuales tenía yeguas y burros, de cuya cruza se nacían gran número de
mulas.3 La mula fue el animal de carga por excelencia durante la colonia, aunque los
españoles preirieron en varios momentos en utilizar indios para este pesado trabajo
que invertir en la compra de animales de carga (mulas y caballos). Otras estancias
cultivaban caña de azúcar y trabajaban la tinta de añil.4 Algunos de los propietarios
de estas haciendas residían en Ciudad Real, capital de la provincia de Chiapa. En el
año de 1680, el alférez mayor Joseph de Velasco Ochoa, residente en Ciudad Real,
era propietario de una hacienda llamada El Rosario en El Despoblado.5 Matías de
Solórzano era propietario de una hacienda de ganado mayor, ubicada en la región
(1676).6 El jesuita Bernabé Cobo que recorrió en el siglo XVII la Nueva España y Cen-
troamérica, informa en su crónica que una de las más productivas estancias de la Nue-
va España, se encontraba entre Mapastepec y Pjjiapan, se llamaba Estancia Grande.
(Gasco, 1989: 384; García de León, 1985: 59.) Otro documento del año de 1603 señala
que una hacienda tenía alrededor de 18,000 cabezas de ganado y 2000 o 3000 yeguas.7
Este paisaje socioeconómico del noroeste de la provincia perdurará por muchos años,
numerosos territorios dedicados a la crianza de ganado mayor e industria de añil.
Sobre el empleo de negros esclavos en las estancias ganaderas, contamos con el
informe realizado por el gobernador de la provincia de Soconusco, en 1565. El gober-
nador Pedro de Ordóñez en su informe sugiere la fundación una villa para la pobla-
ción española en el Soconusco, especíicamente en el pueblo de Tapachula, para que
estos puedan vender sus mercaderías, cultivar sus heredades de cacao, y tener gana-
do, todo sin perjuicio de los naturales. Pedro de Ordóñez considera que para que los
españoles se animen a cultivar en el campo y establecer sus estancias ganaderas, debe
ser él quien ponga el ejemplo, por lo que solicita al rey le autorice comprar ganado y
negros:

Si Vuestra Majestad fuere servido de que yo puede hacer de la hacienda que hube
con mi mujer empleare la que convenga en comprar negros y ganados para el
efecto haciéndome Vuestra Majestad merced de mandarme dar hasta veinte caba-
llería de tierra las que Vuestra Majestad fuere servido en lugar que sea sin perjui-
cio de parte y conforme a la orden que se tiene en hacer semejantes mercedes en lo
cual caso que yo recibiese gran merced, entiendo hare en ello igual servicio. Supli-
co a Vuestra Majestad lo mande proveer que do tanta multitud de tierras perdidas
ay beneicio será que se reciba que irlas a labrar y hacer de probecho que para
adelante lo podrá ser harto para Vuestra Real Hacienda.8

No contamos con el documento que nos permita saber si la solicitud fue autorizada
por la Corona Española; de todas formas se establecieron diversas estancias, como
hemos visto, y que la falta de mano de obra obligó a la introducción de negros escla-
vos. No se cuenta con mayores datos que nos permitan conocer la forma en que se
introdujeron los primeros negros esclavos a la provincia de Soconusco, sin embargo
existen evidencia, de su presencia en la región. Un documento del siglo XVI (1573)
menciona que la falta de mano de obra había forzado a los españoles utilizar negros,
los cuales eran muy escasos y muy caros, el precio de un esclavo oscilaba entre 250

2 Ibid.
3 AHE-TG, 1978, Copias fotostática del expediente de reconocimiento y titulación de bienes comunales
del nucleo de población denominado Pjjiapan.
4 Ibid.
5 AHD-SC, Tonalá, IV.B. 2a, Libro de informaciones matrimoniales iniciado en el año de 1736.
6 Ibid.
7 AGI, Cartas de Gobernadores, 1603-02-05, Archivo General de Indias, Guatemala, 40, R, N. 107,
(en línea), [consultado el 25 de mayo de 2009], en htp://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/
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8 AGI, Cartas de Gobernadores, 1565-02-15, Archivo General de Indias, Guatemala, 40, R, N.
107, (en línea), [consultado el 18 de abril 2009], en htp://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/
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y 300 ducados, incluso algunos podían valer más.9 Al perecer el número de negros
era reducido debido a su elevado costo y los pocos que habían es posible que se les
reservara para utilizarlos en las tareas de vigilancia del trabajo de los indios, como
encargados y capataces, más adelante mencionaremos algunos ejemplos, de tal forma
que los españoles propietarios insistieran en que se les proporcionara indios para el
trabajo de las haciendas.
No es posible tener una aproximación del número de negros esclavos y libres
empleados en las estancias de ganado durante el siglo XVI. Pero algunas fuentes su-
gieren la presencia de negros estancieros que cuidaban el ganado de los españoles,
residentes en Ciudad Real, capital de la provincia de Chiapa. Antonio de Ciudad Real,
en 1586, hace referencia a un negro estanciero que le obsequió una ternera en el pueblo
de Quetzalapa, cerca de Tonalá. Señala que oició una misa a los pobladores del citado
pueblo, y al partir: “ellos con su pobreza le dieron de comer y cenar, y sal para hacer
tasajos una ternera que un negro estanciero que vino a oír misa le ofreció para aquel
camino despoblado que había que pasar.” (De Ciudad Real, 1999: 21)
Podemos airmar que los esclavos no eran numerosos, pero negros y mulatos se
encontraban en las diversas estancias ubicadas en El Despoblado de la provincia de
Soconusco. La presencia de mulatos y zambaigos en la región causaba molestia a las
autoridades coloniales, quienes los acusaban de pervertir a los indios que acudían a
trabajar en dichas estancias. El gobernador de la provincia menciona en 1603 que no
es recomendable que los indios se empleen en ellas porque “se vuelven ladrones y
salteadores acompañados de mulatos y zambaigos que les enseñan quantas maldades
aya en el mundo.”10 Para el siglo XVII, se cita la presencia de mulatos concentrados
principalmente en las haciendas. “Para 1684 había 259 jefes de familias mulatos, la ma-
yoría de ellos empleados en las haciendas de ganado en Tonalá, Pixixiapa, Mapastepec
y Ayutla.” (Gerhard, 1991: 133)
Sobre el aumento de la población de origen africano en la región tenemos la
información de algunos documentos coloniales del siglo XVIII. En el año de 1733,
el gobernador de la provincia de Soconusco realiza un informe de los curatos de su
gobernación. El beneicio de Mapastepeque, tenía como pueblos de visita a Tonalá y
Pjjiapan. Sobre la población informa que Tonalá tiene 40 familias de indios “muy
castellanos” y 48 familias de feligreses vecinos, españoles, mulatos, mestizos y negros.
El pueblo de Pjjiapan cuenta con 18 familias de indios y mulatos ladinos y Mapaste-
peque, sede del curato, tiene 16 familias de feligreses españoles, negros y mulatos.11
En el informe anterior no es fácil poder determinar el grado de presencia de la
población de origen africano. Ya que en el caso de la población no india no se separa
por calidad. Incluso en el pueblo de Pjjiapan no se distingue a los indios de los mu-
latos.
En la información de 1748 la población se registra por calidad, se observa que los
negros no eran numerosos pero sus descendientes, los mulatos, habían aumentado,
como se puede ver en el siguiente cuadro realizado con la información elaborada por
don Visente de Anchieta, cura beneiciado del partido de Mapastepeque en respuesta
a la cordillera del obispo fray Joseph Cubero Ramírez.

9 AGI, Cartas de Gobernadores, Informe de Luis Ponce de León, 1573-1574, Archivo General de Indias,
Guatemala, 40, R, N. 107, (en línea), [consultado el 22 de agosto de 2009], en htp://pares.mcu.es/
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10 AGI, Cartas de Gobernadores, 1603-02-05, Archivo General de Indias, Guatemala, 40, R, N. 107,
(en línea), [consultado el 25 de mayo de 2009], en htp://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/
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11 AGI, Guatemala, leg. 375, [exp.1], (Microilm en ADECEM, vol. AGI, Guatemala, rol. 34). [informe
del gobernador de Soconusco, Francisco de Olachea, sobre los curatos de Soconusco]. Escuintla, 22
de diciembre de 1733. 8 f. Paleografía de Obara Tadashi (documento proporcionado por el mismo
investigador).

4
Población por calidad del beneicio de Mapastepeque en 1748

Pueblos Indios Mulatos Negros Españoles Total


Mapastepeque 10 32 - 2 44
Pixixiapa 22 52 - - 74
Tonalá 250 170 2 12 434
Total 282 254 2 14 552

Fuente: AHD-SC, II. B.2, 1748, Asuntos Eclesiásticos, Respuestas a la cordillera del obispo
fray Joseph Cubero Ramírez de Arellano sobre las parroquias. Para obtener el total de la
población de cada pueblo se multiplicó el número de casado por dos y se le sumó el número
de solteros y viudos.

Sin duda, la fuente más importante del siglo XVIII es el censo general realizado
por fray Francisco Polanco en 1778, ya que presenta la calidad que habitan en los pue-
blos y las haciendas. Debemos aclarar que entre los documentos revisados, el último
que menciona a Mapastepec como sede del beneicio es el de 1748, indicándonos que
posteriormente se trasladará el curato a Tonalá. En el censo de Polanco la población
de dicha jurisdicción eclesiástica es la siguiente: 2115 mulatos y negros, 190 españoles,
66 castizos y mestizos,12 y 1438 indios y naboríos siendo el total de la población del
curato de 3809 personas.13 A partir de este censo se observa el aumento de la población
de mulata. Si bien en este censo de Polanco se registra a la población de origen africano
como negros y mulatos, más adelante sólo se utilizará el concepto de mulato o pardo
en los padrones del curato de Tonalá. 14 En el caso de los indios se incluye en el censo a
los naboríos, este último concepto se utiliza para designar a los indios empleados por
los españoles en las haciendas ganaderas. Las denominaciones de negros, naboríos,
castizos e incluso la de mestizos desaparecerán de los informes, dividiéndose en mula-
tos, negros e indios, como podemos observar en el padrón de 1793. En este documento
se registra al respecto que en tiene una población de 22 españoles, 2022 mulatos, y
830 indios, sumando una población total de 2874.15 Del total de la población de origen
africano 692 mulatos se ubicaban en las 11 haciendas de la región. Tanto en el censo de
Polanco como en el padrón de 1793 la población de origen africano representa el 61%
de la población del curato de Tonalá.
Hasta el momento no hemos profundizado en el estudio del mestizaje de la po-
blación de origen africano con la india y española de los siglos XVI y XVII del curato
de Tonalá. Sin embargo, algunos datos que hemos encontrado de manera fortuita indi-
can el nacimiento de niños mulatos en las haciendas de la región. Tal es el caso siguien-
te: el 25 de noviembre de 1779, en la hacienda del Rosario del Despoblado, se bautizó
al niño Simón, registrado como “hjo de padres no conocidos, y al parecer mulato”.16
Resulta extraño que no se mencione el nombre de la madre, si bien puede ser entendi-
ble que el padre español negará la paternidad de su hjo, no es común en el caso de la
madre. En este caso pudiera ser que el niño fue abandonado por ambos.
Otro caso que nos proporciona elementos para conocer la forma en que se pre-
sentaban las uniones entre negros e indias es el siguiente: en Ciudad Real el 29 de
12 Los mestizos fueron los descendientes de españoles e indios, mientras que los castizos de la unión de
mestizos e indios.
13 AHD-SC, II. B.1, Francisco Polanco, 1778, “Informe de los vasallos que tiene su majestad en este
obispado de Ciudad Real de Chiapa, incluso los eclesiásticos, seglares y regulares, hombres, mujeres,
niños y niñas, sacados de la certiicaciones de o padrones dados por los curas, Ciudad Real, 1778.”
14 Al producto de la relación entre el grupo español con el negro se le llamó mulato, comparado con el
origen de la mula. En el caso de la región estudiada, la documentación utiliza el término mulato o pardo para
designar el mestizaje de negro e india, indistintamente. Incluso se llamó mulato a las personas descendientes
de mulatos e indias. También se utilizó el de zambo. La Real Academia Española deine al color pardo como
el color de la tierra. “intermedio entre blanco y negro, con tinte rojo amarillento, y más oscuro que el gris.”
En la colonia se utilizó el adjetivo “mulato pardo” para designar al producto del negro con la india. “Los
mulatos pardos fueron sin duda los que más abundaron en la Nueva España y el color de su piel dio motivo
a una curiosa y variada adjetivación.” (Aguirre Beltrán, 1989: 69) A los mulatos pardos, de acuerdo al color
de su piel, se les llamó también de color pardo, cocho, raspadura, color quebrado. En Chiapas además de
utilizar los términos de mulatos, pardos y zambos, también se usaron los de morisco, mulato blanco o color
cocho. En este trabajo utilizo el término de población de origen africano para referirme a negros, mulatos,
pardos o zambos, que en todos los casos implica presencia del elemento africano
15 AHD-SC, VI. D.4, Tonalá, Padrones.
16 AHD-SC., Tonalá, IV. B. 2b, Bautismo 1778-1807, No. 2.
5
enero de 1680, Pedro de Ochoa, negro esclavo, nacido en la hacienda del Rosario del
Despoblado, presenta su solicitud para casarse con Antonia de Aguilera, india. El
mismo Pedro de Ochoa, es un ejemplo del nacimiento de esclavos en las haciendas
del Despoblado, ya que el había nacido en la hacienda del Rosario, siendo su madre
María, negra esclava, había heredado la condición de la madre. En el caso de que el
matrimonio de Pedro de Ochoa con Antonia de Aguilera tuviera hjos, estos serían de
condición libre, ya que la condición social se heredaba vía materna.
Como hemos visto, los negros y mulatos esclavos y libres se ubicaban en las es-
tancias ganaderas en la época colonial. Para los siglos XVII y XVIII la principal mano
de obra en las haciendas ganaderas eran precisamente los mulatos. Murdo MacLeod
señala que la población de castas, principalmente negros libres y mulatos, preirieron
en todo momento ubicarse “lejos de la autoridad central, o aun del dueño de la ha-
cienda, las casta a menudo se convertían en habilidosos jinetes con un modo de vida
asombrosamente independiente.” (MacLeod, 1980:162). Fray Manuel García Vargas y
Rivera señala en 1774 que en los valles del pueblo de Tonalá se encuentran varios ran-
chos ganaderos y algunas haciendas “que tocan a esta Administración y los sirvientes
que tienen son los mismos ladinos en el número dicho y sus dueños comprendidos
entre ellos.” (García Vargas y Rivera, 1988: 44). En la Capitanía General de Guatemala
el término ladino se refería a españoles, mestizos, mulatos y demás castas. (García
Vargas y Rivera, 1988: X)
La ocupación de vaquero le permitía al negro y mulato libre llevar una vida
independiente de las obligaciones que imponía el gobierno colonial. Se contrataba por
temporadas en las haciendas para posteriormente abandonarlas, incluso sin respetar
los acuerdos o contratos. Para el gobierno español, la presencia de población de origen
africano representaba una de las causas del despoblamiento de la provincia de Soco-
nusco. En el año el 1603, el gobernador señala que muchos mulatos y zambaigos que se
encontraban en la provincia eran “todos ellos vaqueros y gente que bive en libertad”,17
se casan con indias que tienen cacaotales, “y en casandose con ellos no quieren ellos ni
que sus mujeres sirvan las obras publicas”.18 Este documento nos permite conirmar
el agrado de la población por la actividad de vaquero, trabajo de mayor individuali-
dad y que les permitía una mayor libertad. Esta información además de conirmar el
agrado de los negros y mulatos por dicha actividad, nos permite conocer el desinterés
de esta población por sujetarse a las obligaciones de la autoridad colonial. Esto explica
su constante movimiento por extensos territorios de la Nueva España y Guatemala.
De esta forma la vaquería les permitía una vida de mayor independencia y la forma
más eicaz de evadir las pesadas cargas que imponía el gobierno colonial.
El trato cercano con el ganado vacuno los convertía en habilidosos jinetes. Los
mulatos y pardos se les consideraba como los únicos capacitados para pelear sobre
el caballo. En las haciendas constantemente la población de origen africano libre o
esclava eran ocupadas como caporales; por ejemplo, el esclavo Mathías de Mora fue
caporal de la hacienda de Las Latas, ubicada en el pueblo de Tapachula.19 En la mis-
ma hacienda de Latas, el mayordomo de las pesquerías era el mulato libre Gaspar de
los Reyes, que se encargaba de llevar el registro de la producción en la temporada de
pesca.20
Para inales del siglo XVI, por el año de 1580, cuando la producción del cacao
disminuyó, la explotación del añil, tinte azul extraído de una planta indígena conocida
como jiquilite, se convirtió en una actividad importante para la economía de la región.
Esta actividad se podía combinar con la ganadería, de tal forma que muchos obrajes
y pilas que se habían instalado en la colonia permanecieron hasta el siglo XX, princi-
palmente en Tonalá y Cintalapa. Al parecer en la región Centroamericana la mano de
obra empleada en el añil fue principalmente indígena. Las autoridades coloniales se-
ñalaban que a los indios se les hacía trabajar más allá de sus fuerzas, el mal olor que se
17 AGI, Cartas de Gobernadores, 1603-02-05, Archivo General de Indias, Guatemala, 40, R, N. 107,
(en línea), [consultado el 25 de mayo de 2009], en htp://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/
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18 Ibid.
19 AHD-SC, XII, B. IV, 1714, Autos sobre la demanda puesta por el alférez Nicolás de Gamboa Vecino de
Ciudad Real al licenciado don Juan Román de Meneses presbítero, sobre ciertas cantidades de que lees
deudor, por zierta venta de hacienda, que le hizo, 1714.
20 Ibid.

6
desprendía del bagazo de la planta “atontaba” a los indios y se enfermaban. En 1636,
el presidente de la Real Audiencia de Guatemala, realiza una investigación para deter-
minar el daño que causaba la extracción del añil a los indios. Señala que estos sufrían
por el excesivo trabajo, agregando que realizan sus faenas “con rigor y opresión de sus
esclavos y negros que cargándoles a los indios el servicio que ellos debían como escla-
vos tratan a estos miserables como si lo fueran suyos cuya crueldad es notoria…”.21
Por este documento se observa que en algunos obrajes los negros tenían ocupa-
ciones menos complicadas que los indios. Se prohibió la explotación de la economía
del añil con población india y se dispuso que los obrajes sean trabajados con esclavos
y, de faltar estos, se ocupen a negros, mulatos libres, mestizos y de otras castas, que
a decir de la disposición eran vagabundos y vivían y se sustentaban “de los robos y
latrocinio que hacen en los campos dejarretando el ganado vacuno y hurtando bestias
mulares y caballares y robando a los indios… ”.22
La población de origen africano fue requerida para vigilar la seguridad del go-
bierno colonial en Centroamérica. En los pueblos de Tonalá y Pjjiapan se menciona
que realizaba la función de vigías de las costas por el temor de invasiones piratas. Para
inales del siglo XVII, en la Capitanía General de Guatemala el aumento de la pobla-
ción de origen negro causaba alarma en las autoridades, constantemente se repetían
las disposiciones que les prohibía “la portación de armas y el montar bestias que no
fuesen mulares”(Milla, 1976:128). A pesar de la desconianza con que se les miraba, se
les empleaba “en el servicio de los armas, en guarnición y defensa de las costas (donde
vivían regularmente) en caso de invasión o amenaza de enemigos.” (Milla, 1976: 422.)
Para ines del siglo XVII se organizaban “cuerpos de milicias”, en su mayoría com-
puestas “de morenos y pardos, que no formaban las guarniciones de los puertos, sino
las del interior” (Milla, 1976: 485-486).
En los pueblos costeños de Tonalá y Pjjiapan, la población mulata se ocupaba
de vigilar la entrada de piratas a los litorales de la costa chiapaneca. Más adelante, los
mulatos de dichos pueblos reclaman su derecho de quedar exentos del pago de tribu-
to, argumentando su función como vigías de la costa.23 Estas demandas lograron ser
atendidas, por las autoridades de la colonia, un documento del siglo XVIII “le releva
del pago de tributo del laborío en atención al servicio de la vigía de aquella costa, en
Tonala”. 24

Conclusiones

La historia de la población de origen africano presenta notoriamente vacíos, que re-


sultan inevitablemente de la falta de fuentes primarias. La información se presenta
de manera aislada y fragmentada, incluso el encuentro con los datos se da de manera
fortuita. Otro problema al que se nos enfrentamos es a la inconsistencia y ambigüedad
en el registro de la población. De esta información fragmentada se van construyendo
el discurso histórico de la población de origen africano, como piezas de un rompecabe-
zas. A este rompecabezas le faltan muchas piezas, por lo que es difícil contestar todas
las interrogantes que plantea el estudio de esta población. Estos ha generado vacíos en
la historia de esta población, por ello es necesario reconocer que desconocemos sobre
la esclavitud del negro en la provincia colonial de Soconusco. La forma como fueron
trasladados estos esclavos, así como el origen de ellos.

Este artículo tuvo como principal objetivo despejar la duda de la presencia de la po-
blación de origen africano en la región conocida en la colonia como El Despoblado, te-
rritorio que consistía en la parte noroeste de la provincia de Soconusco. En esta región
21 AGI, Informaciones: Alvarado de Quiñones Osorio, presidente, 1636, Guatemala, 125, N.14, Autos
e información hecha por el presidente de la Real Audiencia de Guatemala en razón de los daños que
se siguen a los indios de ocuparlos en la labores de la tinta de añil, Cartas de Gobernadores, Archivo
General de Indias, Guatemala, (en línea), [consultado el 6 de marzo de 2009], en htp://pares.mcu.es/
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22 Ibid.
23 AGCA, Cancelación de los sueldos devengados por los vigías de la costa de Tonalá. Exp- 270, leg. 37,
Guatemala.
24 AGCA, A3. 1, Leg. 305, Exp. 4113.

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se encontraban diversas estancias ganaderas desde el siglo XVI, incluso se le llegó a
mencionar como “el potrero” de la provincia. En estas mismas tierras, ocupadas tam-
bién para el pasto de yeguas, burros y mulas, se instalaron diversas pilas para hacer
la tinta de añil. Los negros, mulatos, pardos y zambaigos cumplieron una función en
la economía de la región. Como vaqueros y capataces en las estancias ganaderas; en
el proceso de extracción de la tinta de añil, en los trapiches de caña de azúcar y en las
pesquerías. Es necesario el desarrollo estudios que valoren en su justa dimensión la
participación de esta población en la coniguración sociocultural del país y particular-
mente de Chiapas.
A pesar de que el interés de este estudio se centra en la historia de la población
de origen africano, en él se mencionan algunos elementos que dan una idea de las ca-
racterísticas del medio natural, así como de la economía de la región. §

8
Bibliografía

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Las Casas, Gobierno del Estado/Patronato pare el Museo del Archivo Histórico Dioce-
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Siglas utilizadas:

AGCA Archivo General de Centroamérica (Guatemala, Guatemala).


AGI Archivo General de Indias (Sevilla, España).
AHD-SC Archivo Histórico Diocesano de San Cristóbal (San Cristóbal de Las Casas,
Chiapas, México).
BAHD-SC Boletín del Archivo Histórico Diocesano de San Cristóbal.

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Ilustración de portada y viñetas:

Pablo Ortíz Monasterio


Babel
Plata-gelatina manipulada, guoache
93 x 59 cm
1996

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