el olor a tierra mojada, cuando llueve en invierno, porque así se le llama al periodo lluvioso, que alegremente es recibido por el campesino labriego para cultivar las faldas y laderas el fruto de su sustento.
Añoro sus campos primaverales
que, por la cercanía a la línea ecuatorial, se vivencia entre abril a junio; Cuando los campos están llenos de verdor, y las campiñas vestidas de multicolor: nos deleitan con paisajes sin igual.
Añoro la fragancia de sus hierbas
y arbustos florecidos, los colibríes, las mariposas, los esquivos gorriones. Juntos nos regalan su sinfonía de sonidos, colores y aromas: que acarician con sutileza los sentidos.
Añoro volver a mi tierra,
para abrazar fuertemente a mi gente, aquella de mirada sincera, que te regala con aprecio lo que la madre: tierra le ha proveído.
Añoro una cena, un desayuno,
alrededor de las tulpas, sintiendo con aprecio el calor del fuego, pero más aún el calor de la familia: aquel calor paternal.
Hablando de sus comidas,
como no extrañar unas tortillas de maíz, amasadas en el batán, y azadas sobre una piedra cliente acompañadas de queso freso, y el infaltable y diurético lanchecito. Recuerdo mis años juveniles, allá en mi terruño serrano, arando con mi yunta sus faldas y laderas para cultivar extensos campos de trigales y arvejales.
Añoro correr alegremente
por sus campiñas florecidas, revolcarme sobre la hierba fresca, sintiendo las caricias del aquel clima, que siendo frio es saludable, porque está cerquita al azul del cielo.
AUTOR: Alejandro E. Córdova Peña.
Derechos reservados Ayabaca – Piura - Perú Fecha: 19-5-22 Fotografías de mi propiedad. (Paisajes serranos)