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En la Biblia el vino es el más apreciado producto de la vid y a lo largo de toda ella –desde
el Génesis al Apocalipsis– podemos encontrar un gran número de referencias.
Posiblemente la vid –al igual que la sal y el trigo– han acompañado a la humanidad desde
los principios de la civilización. La Biblia nos dice que luego que bajó Noé del arca
comenzó a labrar la tierra y plantó una viña (Génesis 9:20) y desafortunadamente así llegó
también el primer ebrio de la Historia (Génesis 9:21), advirtiéndonos con ello el cuidado
que ha de tenerse con el vino (Levítico 10:9 / Isaías 28:7).
Por el color, sabor, proceso de elaboración y sobre todo, los efectos en el organismo, los
antiguos atribuyeron al vino profundos significados simbólicos.
El vino, con su efecto pasajero, representaba para las mujeres y hombres de la Biblia, entre
otras cosas, la felicidad, el consuelo, la sanidad y la abundancia. En este capítulo te hablaré
de algunos usos del vino en tiempos bíblicos y sus correspondientes significados
espirituales.
Al pisar la uva en los lagares se cantaban alegres canciones (Cantares 2: 12-13 / Jeremías
25:30 / Jeremías 48:33). Por ello la Fiesta de Tabernáculos, la última del ciclo agrícola,
estaba relacionada con la alegría:
“Siete días celebrarás fiesta solemne al Señor tu Dios en el lugar que El Señor escogiere;
porque te habrá bendecido El Señor tu Dios en todos tus frutos, y en toda la obra de tus
manos, y estarás verdaderamente alegre”. Deuteronomio 16:15
Significado espiritual de este uso: la Justicia de Dios al final de los tiempos
La Fiesta de Tabernáculos representa el día en el que El Señor restaurará a su pueblo y hará
justicia contra todos aquellos que hicieron el mal:
“Tú, pues, profetizarás contra ellos todas estas palabras y les dirás: El Señor rugirá desde lo
alto, y desde su morada santa dará su voz; rugirá fuertemente contra su morada; canción de
lagareros cantará contra todos los moradores de la tierra”. Jeremías 25:30
Las ropas de quienes pisaban la uva en los lagares se impregnaban del color y olor de la
uva, lo cual se asoció a la Batalla Final, en la que los ejércitos de la bestia serán vencidos
por el ejército del Señor:
“¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? He pisado yo
solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi
furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas”. Isaías 63:2-3
“Atando a la vid su pollino, Y a la cepa el hijo de su asna, Lavó en el vino su vestido, Y en
la sangre de uvas su manto”. Génesis 49:11
“Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS”.
Apocalipsis 19:13
“Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el
que montaba el caballo, y contra su ejército”. Apocalipsis 19:19
“Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. Y
fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Y faltando el vino, la madre de
Jesús le dijo: No tienen vino”. Juan 2:1-3
Significado espiritual de este uso: la felicidad en la siguiente vida
Desde su salida de Edén, el ser humano vive en una permanente búsqueda de la felicidad.
Por ello es que encontrarás que en la Biblia constantemente el hombre asocia al vino con la
felicidad, pero es la Biblia misma la que nos recuerda que la felicidad que trae el vino no
solo es pasajera, sino también puede ser perjudicial (Levítico 10:9). Sin embargo el
Mensaje de la Palabra de Dios nos asegura que hay otra felicidad mejor que la del vino, la
de la siguiente vida, de la cual el libro de Amós nos construye la siguiente metáfora:
“Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las
habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de
ellos”. Amós 9:14
La Biblia nos muestra que el efecto del vino es pasajero e imperfecto, e incluso dañino
cuando se ingiere en exceso pues nubla el entendimiento (Habacuc 2:5). Pero cuando llegue
el Reino de Dios todos beberemos del vino nuevo espiritual, es decir del Espíritu Santo, del
cual no solo sus efectos son todos benignos, sino también eternos:
“Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo
beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre”. Mateo 26:29
“Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus
frecuentes enfermedades”. 1 Timoteo 5:23
“Y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su
cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él”. Lucas 10:34
Significado espiritual de este uso: la sanidad interior
El Espíritu Santo tiene el Poder de sanar por completo nuestro ser interior, tanto en lo
emocional como en lo espiritual:
“Tú diste alegría a mi corazón Mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su
mosto”. Salmo 4:7
“Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado”. Salmos 51:2
V. El vino como producto comercial
“Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto”. Proverbios
3:10
El vino garantizaba la alegría en los banquetes, la medicina en la enfermedad y el consuelo
en el dolor. Pero además quien poseía una viña podía vender el vino y hacerse de un
sustento mediante su venta. En este sentido a todos los atributos que poseía el vino se le
añadía el de la tranquilidad que daba el tener un sustento (Amós 9:14).
Por ello, para los antiguos poseer una viña era gozar de abundante prosperidad (1 Reyes
21:1).
“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”.
Efesios 5:18
“Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del
olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no
haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en El Señor, Y me gozaré en el Dios
de mi salvación”. Habacuc 3:17-18
Así que por sus cualidades para proveer felicidad, consuelo, salud y abundancia en este
mundo, el vino es el símbolo por excelencia del Espíritu Santo:
“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la
gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”. Romanos 8:18