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DE SIERVO
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Todas las citas bíblicas han sido tomadas de la versión del 1960 con permiso. Otras de la versión LBLH, La Biblia
Latinoamericana de Hoy.
Contenido
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Introduccion………………………………………………... 4
Capítulo 1
EL QUE DESEA OBISPADO ………………………..…… 5
Capítulo 2
BUSCO UN HOMBRE…………………………………..… 20
Capítulo 3
OYENDO VOCES…………………………………….…... 27
Capítulo 4
PREPARACION DE POR VIDA……………….………….. 38
Capítulo 5
CORAZON DE SIERVO………………………………….... 42
Capítulo 6
LIDERAZGO ESPIRITUAL………………………….….…. 54
Capítulo 7
CUALIDADES DE UN LIDER ESPIRITUAL …………….. 60
Capítulo 8
REGLAS PARA EL LIDERAZGO ………………………… 72
Capítulo 9
LAS DISCIPLINAS ESPIRITUALES DEL LIDER…………. 84
Capítulo 10
EL LIDER Y LA ADMINISTRACION …………………………… 102
Capítulo 11
PASANDO EL BATON ………………………………..…….…108
Capítulo 12
PELIGROS DEL LIDERAZGO ………………………….… 117
Capítulo 13
TERMINANDO BIEN ……………………….………….… 122
Introducción
El liderazgo exige mucho en estos tiempos y necesitamos recordar y practicar
ciertos principios que nos llevarán al éxito. El líder espiritual tendrá aún más
exigencias. Estos consejos y experiencias servirán para dar una ayuda a
aquellos que desean ejercer un liderazgo de excelencia y para la gloria de
Dios que requiere entonces tener, como Jesús, un corazón de siervo.
Se que se han escrito muchos libros sobre este tema, pero Dios puso en mi
corazón presentar este estilo de liderato, que nace del corazón de Dios. Un
estilo de liderato que Jesús mismo enseñó a sus discípulos y les dio ejemplo
con su propia vida. Dirigiendo a su pueblo con un corazón de Siervo, no por
fuerza, sino por amor.
Este libro puede ser de gran motivación para su vida personal y también
puede ser usado en la preparación de líderes locales que serán sus ayudantes
en el ministerio.
Capítulo 1
EL QUE DESEA OBISPADO
1. El llamado de Dios
El apóstol Pablo, hacia el fin de su carrera podía recordar tantas pruebas y
malos ratos que había sufrido en el ministerio. Había sido maltratado a puños,
recibido golpizas con palos, con látigos en varias ocasiones, apedreado una
vez y dejado por muerto; en prisiones por los últimos años de su vida, y por
fin sentenciado a morir por decapitación. Fue maltratado por el mundo,
rechazado por su pueblo, criticado y marginado aun por algunos de los
hermanos en las iglesias.
El que desea obispado, o cual sea su llamado al ministerio; buena obra desea.
Sea como ministro o como laico; Como pastor, evangelista, misionero,
maestro o apóstol; es necesario que entre con los dos ojos abiertos a la
realización que cual sea el área al cual Dios lo llame, envuelve sufrimiento; y
esto sin aspirinas y sin anestesia; a sangre fría. Tenemos un enemigo cruel, y
la gente son solo un poquito mejor. Si no estás dispuesto a sufrir, y aún en
medio del sufrimiento mostrar el amor y la gracia de Dios, ¡no entres! pero si
entras, bienvenido a una de las carreras más fascinantes y de mayor
recompensa que hay en el mundo entero.
No hay dicha mejor que ser llamado por el mismo Dios, y ser usado por él
para librar, sanar y bendecir vidas necesitadas. Oír de parte de Dios, ver su
poder en acción a través de ti; ver vidas liberadas y transformadas, que
lleguen a ser útiles para la obra del Rey Jesús. Pocas cosas se pueden
comparar a ello. Ejercer autoridad sobre fuerzas demoniacas, impresionante.
Jesús dijo a sus discípulos que “veía a Satanás caer como un rayo del cielo”
mientras ellos ministraban, y a la vez les recuerda que lo más importante es
que sus nombres estén escritos en el libro de la vida del Cordero. ¿Que
nosotros podamos tener nuestro nombre escrito en el cielo? ¡Incalculable!
No hay privilegio mayor que ser embajador del reino de Jesucristo. Los
puestos más elevados sobre la tierra; ser un rey, un presidente, un líder
nacional de cualquier índole. Ser un millonario, CEO de una compañía
prestigiosa, ser un doctor famoso, ser un autor popular que venda millones de
libros. Puede ser que la fama sea por ser estrella de cine o TV, o quizás como
músico o roquero que vende múltiples millones en canciones. Puede que sea
por ser uno de los pocos deportistas famosos que, por sus hazañas en algún
deporte, se hacen millones y tienen su momento de fama bajo el sol; u otros
talentos que tengan su momento de prestigio y riqueza. Ninguno se compara
con la bendición de ser el más sencillo de los obreros del Señor Jesús; de ser
el más pequeño en el reino de los cielos.
El mundo busca todas estas cosas, pero su valor está sujeto a la popularidad
del momento, fama es algo ilusorio y elusivo, hoy eres y mañana desapareces
al olvido. Todas las conocidas figuras famosas de hoy día saben esto. Así es
el prestigio del mundo. Hay muy pocos predicadores o siervos de Dios que
lleguen a obtener ese prestigio de ser famosos mundialmente, y algunos que
lo han logrado, ha sido solo para conocer lo poco confiable que es la
humanidad, que hoy te admiran y mañana te crucifican, o desapareces en una
ola de mala reputación. Luego se olvidan de todo el bien que hiciste y solo
recuerdan tu error.
El Rev. Richard Dortch, quien en un tiempo fue el presidente del club PTL,
reconocido mundialmente en los setentas y ochentas, indicó que un día
cuando el muera, no recordarán nada de lo bueno que él realizó en más de
treinta años de ministerio, solo recordarán que estuvo envuelto en el
escándalo del club PTL, ese será su reclamo a la fama. Qué triste, pero así es
el mundo. A lo menos este hermano reconoció que Dios es perdonador y que
recompensará a cada uno según fuere su obra.
Por lo demás, cada día que amanecemos sobre esta tierra, debemos reconocer
que tenemos el privilegio de ser agentes, embajadores, representantes del
reino de los cielos, y que estamos empleados por el Rey de reyes, y Señor de
señores, a su nombre gloria. No hay nada que yo pueda hacer para meritar
esta posición, no se puede comprar, ni se puede reclamar por ningún derecho
o virtud humana que podamos poseer, ni es por herencia. Solo se obtiene
cuando el soberano Dios escudriña nuestros corazones y determina en qué
área o capacidad desea utilizarnos, y nos llama.
Hay veces que me siento tan inmerecedor, y se lo repito a Dios. Luego me
viene como un recordatorio, el factor de que aun cuando mejor me comporte
y mientras más logros tenga, ni en mis mejores momentos he sido digno de
nada. No hay nada que yo pueda hacer para merecer su bondad infinita. Es
solo por su gracia, su favor, y su gran misericordia.
2. Respondiendo al llamado.
Si una persona desea hacer la obra del Señor sin haber obtenido un llamado,
no creo que sea algo malo. No pienso que Dios se oponga, esto puede ser
algo noble. Jesús dijo que, si no están contra nosotros, son de nosotros. A
Dios no le molesta que una persona tenga interés en el ministerio. El peligro
es que esa persona no esté lista o que tenga alguna deficiencia peligrosa para
él y o para otros, y Dios no apoye ese ministerio en el momento presente,
bajo las presentes circunstancias o condiciones.
Aun cuando recibas un llamado, desde que lo recibas hasta que llegue el
momento de actuar puede que pasen años, y este sea un tiempo de
preparación. Esfuérzate en aprender y en prepararte para que estés listo
cuando llegue el tiempo propicio. El apóstol Pablo reconoció que se había
adelantado al plan de Dios, y aun el pueblo cristiano no estaba listo para
recibirle. Entonces se detuvo y pasó tres años en Arabia y catorce años en
Siria y Cilicia, preparándose hasta el momento en que el Espíritu Santo dijo:
“sepárenme a Bernabé y a Saulo para la obra del ministerio” (Hechos 13:2)
y de allí salieron en el primer viaje misionero.
Si dices que hay algunos que están en el ministerio hoy día y no están
viviendo lo que aparentan, y de todas formas están en el ministerio, esto es
cierto, pero quiero traerte algunas observaciones.
Segundo: Que otros hagan las cosas mal no nos excusa para hacerlo mal
también. El peligro de esta forma de pensar es que, si otro hace las cosas mal,
y por ello yo me excuso, en el momento de recibir castigo o retribución, no
me puedo quejar si recibo la misma sentencia o consecuencia que otro esté
recibiendo por su conducta inadecuada. Nos conviene pensar esto bien. La
paga del pecado todavía es la muerte y es el mismo pago para todos.
Dios conoce todo, aun los pensamientos más íntimos de nuestros corazones y
por ello, conviene esperar en el tiempo de él. He tratado de vivir con este
lema: “Aunque otros lo hagan mal, yo tengo que hacerlo bien, soy ministro
del Señor. No soy perfecto, cometo errores, pero sigo tratando de hacer lo
mejor que pueda porque es para Dios”.
Otra razón importante, es que algunos errores se pasan fácilmente, y más bien
nos sirven de una lección para mejorarnos en nuestro trabajo. Otros errores
tienen el potencial de hacer un daño profundo a individuos o a la obra del
Señor en general, y es un peligro asumir que Dios tomará esos errores
livianamente. Es bueno tener cautela y esperar en Dios. Él sabe cuándo es el
mejor tiempo, la mejor localidad y la mejor posición para nosotros.
La palabra ambición viene de una palabra del latín que significa: “Hacer
campaña para promoción” Tal significado no es propio para el obrero
cristiano. Esto implica buscar popularidad, aprobación, dinero, prestigio y
aun autoridad. El modelo de Jesús más bien es, “El que quiera ser el mayor
entre ustedes, sea siervo de los demás; y el que quiera ser primero, sea
esclavo de los demás.” (Marcos 10:43-44)
2. Palabras de un profeta:
Dios hablando a través del profeta Ezequiel declaró: “Y busqué entre ellos
hombre que hiciera vallado y que se pusiera en la brecha delante de mí, a
favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé.” (Ezequiel
22:30).
Dios está buscando personas de valor que sean entendidos y dedicados, a
quienes pueda confiar su obra y que hagan su voluntad. Hombres y mujeres
que se paren en la brecha entre Dios y los hombres; hombres y mujeres que
intercedan, enseñen, corrijan, reprendan, que estén dispuestos a pelear por sus
casas, por sus familias y por sus comunidades y por su iglesia. Si es posible,
que luchen por las multitudes. En aquel tiempo, no lo halló. ¿Lo hallará hoy?
Yo creo que sí. Los hay y habrá otros. Dios necesita maestros del bien que
capaciten a estas personas a ser todo lo que él quiere que ellos sean, para la
gloria de su nombre.
No todos los que son llamados al ministerio entran con la motivación
correcta. Muchos lo hacen por tener autoridad, o lo hacen por ganancia, por
lucro, o ganancia deshonesta, lo cual la Biblia condena. (1Timoteo 3:1)
No es solo ser llamados y responder a ese llamado; Dios busca a gente
sacrificada que piensan más en El, que en sí mismos. Obreros que estén
dispuestos a hacer una brecha, y pararse en ella, delante de Dios, para
interceder con temor reverente a un Dios de misericordia, a favor de la gente
de la tierra, por los pecadores. Estos obreros, estos líderes hacen falta hoy.
Nosotros podemos ser esas personas y podemos ayudar a crear este estilo de
liderato. Dios lo desea, el mundo lo necesita, nosotros podemos hacerlo.
3. Modelo de un líder.
Moisés quiso en un momento de celo y fervor, convertirse en el libertador de
su pueblo y Dios no se lo permitió. Estaba muy lleno de sí mismo y confiado
en la educación y preparación que había recibido como príncipe de Egipto, en
la misma casa del Faraón. Dios, en vez, lo envió al desierto por cuarenta
años, un lugar de soledad donde las ovejas y cabras serían su mayor
compañía. Después de cuarenta años de esto, Moisés había perdido todo
vestigio de príncipe de Egipto, casi se le olvidó hasta como hablar.
Sintiéndose incompetente, Dios ahora lo llama y lo envía a liberar a su
pueblo. Cuando Moisés declara su incompetencia, Dios halla que es el
momento oportuno. Estaba en una posición de debilidad donde tendría que
depender totalmente de Dios; considerando el tamaño de la tarea, nada menos
que esta clase de dependencia es lo que se requería.
Moisés obedeció al punto donde se paró en la brecha a favor de Israel en más
de una ocasión para interceder por su pueblo. Hubo momentos en que Dios
parecía que iba a destruir a su pueblo, y no lo hizo por la intervención y la
intercesión de un líder que se paró en la brecha por amor a su pueblo. Dios
busca a tales hombres hoy. Que no teman pararse en la brecha delante del
Dios de toda la tierra y gemir y clamar al único que tiene poder para salvar
las almas. Oh Dios danos más lideres con un corazón como el de Moisés.
4. Palabras de un Apóstol
Pablo fue uno de los líderes cristianos más sufrido y maltratado. Las cosas
que él tuvo que sufrir y padecer por amor a Israel, y luego por el pueblo
gentil, fue impresionante. Sufrió el martirio con gozo. Fue azotado en varias
ocasiones, fue apedreado, estuvo preso, en cárceles viles y crueles como eran
en aquellos días. Recibió golpes de violencia de los judíos, de los romanos, y
de los gentiles; a veces parecía que el mundo entero estaba en contra de él,
pero él fue fiel hasta el fin. Cumplió su misión a todo costo.
Sé que algunos hoy si fueran a aconsejar a un joven que quiera entrar al
ministerio, le dirían que esté seguro que esto es lo que quiere hacer, porque el
ministerio, conlleva mucho sufrimiento. Le sugerirían, como he oído algunos
pastores aconsejar, que, si puede hacer otra cosa, que lo haga, porque el
ministerio es muy duro, a veces, cruel, se sufre mucho.
Sin embargo, el apóstol, cuando escribió a su discípulo Timoteo, le dice que
le daba gozo cuando se recordaba de sus lágrimas, al gemir en el ministerio.
¿Cómo es eso? Hay más, le dice en ll Timoteo 2:3 “Tú pues, sufre
penalidades como buen soldado de Jesucristo. No te enredes en los negocios
de la vida…lucha legítimamente… trabaja duro…Si morimos con él,
viviremos con él, si sufrimos, también reinaremos”. En el verso 10 dice: “Por
tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también
obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna”.
Qué hermoso ejemplo para un obrero joven, de lo que es vivir por Cristo
Jesús al máximo. Él le informa que, si quieres servir, tienes que sufrir, y es un
privilegio para el obrero del Señor, que se le “tenga por digno” de sufrir por
la causa de nuestro Señor. Es lo menos que podemos hacer. Yo les hago un
favor si les indico que el ministerio es duro y se sufre, pero también debo
decirte que Dios es fiel y bendice y fortalece a los que sufren por su causa.
Llegamos a tener una relación más íntima y personal cuando aprendemos a
compartir los sufrimientos de Jesús.
De noche puede haber un silencio sepulcral, sin embargo, para muchos, las
palabras del día vienen a resonar y quizá aun tronar en nuestra mente durante
la noche, el ruido está ahí.
Vamos a complicarlo ahora con los medios de comunicación. Tenemos por
un lado la radio, la cual podemos poner para oír noticias, informe del tiempo,
situación del tráfico. Podemos oír música u opiniones, comentarios e ideas de
otros en como cambiar o mejorar la vida. Añade a eso los comerciales, que
anuncian, promueven y venden de todo lo imaginable y si se ha fijado, los
medios aumentan el volumen de los anuncios comparado al sonido del
programa.
Próximo quiero contarles de teléfonos. En un tiempo no tan atrás, los
teléfonos eran un lujo, luego se hicieron cada vez más accesibles y casi en
cada casa había uno; pero era de utilidad en las casas y en las oficinas. Con
todo ocupábamos un buen tiempo en las conversaciones diarias que llenaban
la cabeza de más ruido.
Ahora añade la revolución celular que ha invadido nuestro mundo, y es
increíble ver que desde niños hasta los ancianos tienen celulares
permitiéndonos hablar con quién queramos en cualquier lugar donde
deseemos. En el auto, en la calle, en la casa, en la oficina, en el parque. No
importa lugar, tiempo o distancia, casi todos estamos accesibles a todas
horas. A veces hasta con dos teléfonos a la vez, increíble. Hay quienes pasan
horas conversando por teléfono. Todo esto es ruido que llena nuestros oídos y
nuestras cabezas.
A veces estamos oyendo música y ojeando el televisor, con una computadora
o tableta en la falda, y un celular en el oído. ¿Cómo podemos? Es increíble.
Todo ese ruido nos llena la cabeza de alboroto.
Ahora demos una mirada a una maravillosa ventana al mundo, el televisor.
Este aparato ha venido a tomar más tiempo en nuestras vidas, que cualquier
otro aparato. Lleno de programas, noticias, deportes, películas, documentales,
etc. A la verdad es una maravilla. Tú puedes viajar el mundo entero, sin salir
de tu casa. Puedes estar al minuto de las mejores o peores noticias, los
últimos acontecimientos. Puedes pasar unos minutos a varias horas a días
enteros viendo este aparato. Pocos aparatos tienen la facilidad de ejercer
influencia sobre nosotros como la televisión.
A veces tiene escenas hermosas y tranquilas, a veces escenas violentas y
llenas de ruido escandalosos. Los bajos tonos graves te pueden sacudir en el
asiento. Los comerciantes creen que tienen que gritarnos para llamar nuestra
atención a sus productos. La cantidad de ruido que produce el televisor es
increíble. Póngalo en “mute” por un momento para que vea la diferencia.
Ahora añádele a esto, los nuevos modelos de pantallas gigantescas, con
sonido en estéreo y aun con “surround sound” para que el ruido nos rodee
totalmente. Pocos artículos tienen la capacidad de crear alboroto como la TV.
Si añadimos las computadoras, no sé cómo el mundo sobrevivió sin ellas
tanto tiempo. Son una maravilla, aunque muchas veces son una agonía,
pareciera a veces que tienen una voluntad propia, cooperan si quieren y si se
enfadan con uno, te borran todo para que tengas que comenzar de nuevo. No
sabemos si son amigas o enemigas; pero cómo las queremos. No podemos
vivir sin ellas. Ellas también contribuyen al ruido. He visto personas que
oyen música a través del internet, Hacen sus trabajos, y por el lado tienen
conectado el internet y texting para poder dialogar con la familia o amistades
continuamente mientras trabajan. ¿Creo que le llaman multi-tasking?
Añádele ahora los Ipods y toda suerte de equipos, juegos y ayudas para vivir,
y es una gama de producidores de ruido increíble, y solo tenemos dos oídos y
una cabeza, para recibir y surtir, de hacer sentido de todo este alboroto.
No lo he tocado todo, pero creo que tienen una buena idea de lo que les
quiero explicar. Nuestro mundo está lleno de ruido, de alboroto, y todo este
alboroto está en nuestras cabecitas. Con razón nos estamos volviendo locos.
Ahora ¿para qué traer tanta explicación de todo este ruido? El problema es
que, en medio de todo este alboroto, queremos y necesitamos oír la voz de
Dios. Quizá si Dios tronara desde el cielo como lo hizo cuando les habló a los
Israelitas por primera vez en el desierto, no tendríamos problemas. Pero el
susto que tuvo Israel en ese tiempo, mostró que el hombre no era capaz de oír
la voz directa de Dios. Él, por lo tanto, escoge hablarnos en distintas formas.
Nos habla a través de predicadores y maestros. A través de canticos, a través
de la música inspirada, y de seguro en el silbo apacible a través del cual el
Espíritu Santo habla a nuestras mentes. Es una voz suave, dulce, hermosa;
pero difícil de oír en medio del alboroto del mundo.
Necesitamos separarnos para estar a solas con Dios, quizá un retiro, un
ayuno, vigilias, momentos apartados donde podamos oír la voz apacible de
Dios. Dios desea hablarte más de lo que tú deseas oír de Dios. Él tiene mucho
que contarte, pero necesitamos ese tiempo de silencio de meditación y
quietud donde podamos bloquear los ruidos del mundo y oír su tierna voz
hablándonos.
2. Etapas en la juventud.
Gracias a Dios por la etapa de la juventud. Es el perfecto puente entre la
niñez y la etapa de adulto. Es una etapa transitoria, de conflictos y resistencia.
Los jóvenes quieren ser tratados como adultos, pero sin dejar ciertas cosas de
la niñez. Quieren el beneficio, sin la responsabilidad. El secreto de los guías y
maestros en esta etapa es saber cómo ir soltando la soga poco a poco, sin dar
completa libertad. Aunque es una etapa difícil y nos resisten a cada paso, con
todo es una etapa de exploración, aprendizaje y fascinación.
Lo mismo, pero no tan rígido, es la etapa de juventud espiritual. Como se
supone que muchos de los que estamos entrenando ya son adultos, esta etapa
debe ser de corta duración. Debemos aprovechar la curiosidad, el carácter
exploratorio y la energía que se tiene en esta etapa para entusiasmarlos a la
participación en la obra del Señor. No es solo aprender, es también practicar
y envolverse para que lleguen a una madurez provechosa.
2. Corazón Rendido
El corazón de siervo, es un corazón rendido. Dios mira y conoce el corazón
del hombre. Tú no necesitas explicarle a Dios como te sientes o porque te
sientes como te sientes, no necesitamos explicarle a Dios el porqué de las
cosas. Por qué reaccionamos como lo hacemos. Dios nos conoce mucho
mejor de lo que nosotros creemos que nos conocemos. Por lo cual es más
sabio acercarnos a él con corazones rendidos. Con corazones que-brantados
que no sabiendo que hacer o como mejor hacerlo, lo entregamos a él. ¿Cómo
arreglar o corregir los errores y las debilidades que tenemos? es mejor
simplemente rendirlo a él y dejar que él lo haga a su manera como solo él
sabe hacerlo.
La palabra nos muestra que el corazón del hombre es engañoso más que todo
y no lo entendemos, pero el que nos creó y nos conoce a perfección y sabe
mejor como ayudarnos a resolver nuestros asuntos.
A veces he tratado a mi manera solo para encontrar que no salió bien o como
yo deseaba. A veces ha sido un fracaso total. Entonces con corazón contrito y
humillado me acerco a un Dios sabio, súper paciente, lento para la ira y
grande en misericordia y le entrego la situación para que me ayude a resolver
o me la resuelva. A veces el costo de la obstinación ha sido desastroso y muy
doloroso, me hubiera sido mejor acercarme con corazón rendido desde el
principio, que venir con corazón quebrantado después.
Para el ser humano, normalmente no es fácil admitir nuestra incapacitad o
necesidad de ayuda, por eso se toma rendimiento, el ser humillado y
quebrantado para que reconozcamos nuestra incapacidad y nuestra
dependencia del Señor. Sería mejor venir desde un comienzo con corazones
rendidos sabiendo que somos vasos de barro llenos de imperfecciones y
debilidades, pero que servimos a un Dios grande, poderoso y perfecto, que
está más que dispuesto a ayudarnos y darnos la victoria si solo confiamos en
él con corazones rendidos.
La obstinación es un pecado. Nos determinamos hacer las cosas a nuestra
manera cueste lo que cueste, o hiera a quien hiera. Dios prefiere un corazón
contrito y humillado el cual él no rechazaría. “Humillémonos bajo la
poderosa mano de Dios para que Él nos exalte cuando fuere tiempo”. (1
Pedro 5:6)
La mejor forma de orar es con un corazón rendido ante la santidad, la
esplendidez, la gloria y la majestad de un Dios sabio y perfecto, quien es
nuestro Padre que nos ama y sabe qué es mejor para nosotros. Por lo cual
debemos acercarnos a él con corazones libres de prejuicios y voluntad propia,
rendidos para que se haga su voluntad a su tiempo y a su manera; es la forma
más segura para nosotros.
Este rendimiento requiere un proceso de morir a uno mismo y al mundo a fin
de encontrar un lugar de entrega total a Dios y sea él quien nos guíe como
solo él puede. Morir puede ser penoso y aun doloroso, pero es necesario,
porque mientras resistamos morir, la carne solo sigue metiéndose en el
medio, nuestro corazón obstinado seguirá tratando de salir con la suya. Solo
en el morir, podemos obtener ese lugar de refugio donde nuestro corazón
puede ceder a la perfecta y sabia voluntad de Dios; así que te doy este
consejo: acaba y muere. Es el lugar más ideal y seguro para vivir la vida
abundante en el Espíritu.
4- Otros después
Cuando ponemos a Dios en primer lugar, podemos comprender el amor de
Dios por la humanidad. Dios ama a su pueblo, Dios ama a la iglesia, Dios
ama a los perdidos, aún ama a los malos, Dios ama a la gente, a todos. Por lo
cual, el que ama a Dios seguirá su dirección y encontrará su lugar en la viña
del Señor. Todo ministerio es “de Dios hacia le gente”. Todo el propósito de
Dios en llamar al ministerio es entrenarnos en diferentes áreas de necesidad,
para efectivamente ganar, edificar y equipar a otros para el ministerio. No hay
ministerio que no tenga que ver con gente. El pastor Dan Betzer de Ft. Myers,
Florida, afirma que: “Dios está en el negocio de almas, y ese debe ser el
negocio de la iglesia.”
La Biblia dicta las cualidades que Dios desea ver reflejada en el carácter de
sus hijos y en especial, de sus líderes. El carácter comienza siendo forjado en
la niñez, en el hogar y en la comunidad donde se cría. Ese carácter seguirá
siendo formado, reformado y en el lado espiritual, transformado por el poder
del Espíritu Santo, a través de su vida.
Debemos evitar las escusas y los atajos y dejarnos moldear por el martillo de
Dios hasta llegar a ser semejante a nuestro Señor. Hay un dicho que reza así:
“los molinos de Dios muelen lentamente, pero muelen delicadamente fino.”
Dios está interesado en el proceso, pero aún más en el resultado final. Dios
está más interesado en tu vida que en tu ministerio. Él está más pendiente a tu
progreso espiritual, que en tu bien material. Dios es persistente y seguirá
forjando en ti el carácter que él desea ver y que será de mayor beneficio a su
obra. Cuando aprendamos esto, el proceso no parecerá tan doloroso porque
sabemos que lo que Dios está haciendo es llevándonos a la madurez y a la
perfección.
2. La disciplina del Líder:
Dios desea ver progreso y madurez en nosotros, él hace su parte, pero hay
una parte que nos corresponde a nosotros y es lo que llamamos la disciplina.
Disciplina no es un castigo, más bien es el ejercicio al cual nosotros nos
entregamos a fin de establecer buenos hábitos y patrones de conducta y
trabajo, que nos conducirán al éxito.
Cuando una persona hace lo que desea hacer sin importar las consecuencias,
esos hechos se convierten en malos hábitos que traen daño a su vida y a su
trabajo y aun a su ministerio. Cuando no controlamos nuestro temperamento,
cuando no establecemos buenos patrones de trabajo, de descanso, de
alimentación y de ejercicios. Cuando en el lado espiritual no oramos, ni
meditamos, no leemos la palabra y no ayunamos. Cuando no tratamos con
respeto a los demás, cuando damos rienda suelta a nuestras emociones, a
nuestras palabras o actuamos con rudeza o dureza, esto es una demostración
de una vida carente de disciplina.
La disciplina muestra nuestra aptitud por mantenernos bajo control y en
buena disposición en todo tiempo, pero en especial, cuando todo nos va mal.
Muchos saben portarse bien en días buenos, cuando las cosas están bien; Pero
es en los momentos duros y difíciles de la vida que demostramos quienes en
verdad somos.
Es necesario ejercer disciplina, control, dominio propio en los días buenos,
para que cuando lleguen los difíciles, hagamos por hábito, aquello que hemos
estado ejercitando en los buenos.
La disciplina entonces es un ayo que viene a ayudarnos a ejercitarnos en
buenas costumbres y prácticas la cuales se demostrarán automáticamente en
los tiempos difíciles. Pablo dijo: “Golpeo mi cuerpo y lo pongo en
servidumbre, para que no sea que, habiendo ganado a otros, yo mismo venga
a ser descalificado”. [1Corintios 9:27] En otra traducción dice “disciplino mi
cuerpo.” La disciplina es entonces un acto voluntario, pero muy necesario,
que nos ayudará a ser hombres y mujeres del Espíritu.
Yo te seguiré en el huerto
Por la vía dolorosa
Y con mi alma tan gozosa
Sufriré contigo mi Jesús.
Seguiré do tú me guíes,
Seguiré do tú me guíes
Salvador seguirte quiero
Donde quiera fiel te seguiré.
5. Responsabilidad:
La palabra de Dios nos muestra lo que Dios quiere ver en nosotros y las
demandas que él tiene. También nos revela que Dios está más que dispuesto a
ayudarnos a desarrollar los talentos que él ha depositado en nosotros. Su
Espíritu Santo nos fue dado con ese fin de ser nuestro maestro, nuestro
consejero, nuestra ayuda. Jesús nos dijo claramente que, sin él, nada podemos
hacer. Es bueno reconocer nuestra total dependencia de Dios para la vida y
aún más para el ministerio.
Con todo esto, no nos absuelve de nuestra responsabilidad, que se toma
nuestra entrega, dedicación para lograr los propósitos de Dios. Dios puede
hacer todo, menos obligarte. Es tu lugar tomar responsabilidad por tus
decisiones. Se toma tu decisión para obedecer a Dios. Es tu decisión si deseas
desobedecer.
Tenemos que aceptar responsabilidad por nuestras decisiones y acciones. A
algunos les gusta excusarse según sus flaquezas o debilidades; a otros les
gusta repartir culpa, pero como obrero maduro, pero cuando Dios nos juzgue
en aquel día, nos llamará a cuenta por nuestras decisiones. Seremos,
queramos o no, responsables de responder por nosotros mismos.
El sentir responsabilidad por mis decisiones y acciones me podrá llevar a un
punto de mayor entrega, esfuerzo y aun sacrificio a fin de agradar a aquel que
me pedirá cuentas en aquel día.
6. Aprendizaje de por vida.
David dijo: “Joven fui y he envejecido…” Todos nos ponemos más viejos
cada día, el reloj no detiene su marcha por nada ni nadie. Así que toda la vida
es una ocasión para aprender. Aprendizaje es algo que debe seguirnos por
vida. Lo pongo de esta manera; El que deja de aprender, deja de crecer, y el
que deja de crecer, comienza a morir.
Todas las experiencias que Dios te permite vivir tienen un propósito, y nos
incumbe aprender cual sea ese propósito. Si Dios hace algo, debo aprender
porqué. Si fue Satanás, o que Dios lo permitió, por igual debo aprender. De
las pruebas es que podemos sacar las mejores ilustraciones para nuestros
sermones y enseñanzas. Tus experiencias enriquecen tus enseñanzas y
aplican más adecuadamente la palabra de Dios a los oyentes.
Ya no es algo que tu aprendiste en un libro, ni en un salón de clase; fue una
lección que además de estos recursos, te lo enseñó la vida. Nada ayuda mejor
a un discípulo, que saber que lo que le enseñas viene de experiencias vividas,
ya sea de tus errores como de tus éxitos. Con ellas les puede mejor aplicar las
verdades reveladas. Es un tesoro incomparable. No menosprecies tus
experiencias, sino más bien utilízalas para tu madurez, que en torno enseñará
mejor a otros. No menosprecies la oportunidad de aprender toda tu vida.
En muchas ocasiones he expuesto mis pruebas y dolores, aun mis fracasos,
como ocasiones de bendecir a otros. No es siempre fácil ni agradable hablar
de mis luchas o derrotas, pero si he aprendido de ellas, entonces otros
aprenderán de ellas también. Siendo que todos pasamos por las mismas
luchas y tentaciones, nunca careceremos de experiencias que podamos
utilizar, pero solo las podemos usar si hemos aprendido de ellas.
7. Entrenamiento de por vida:
Aprende entonces a levantarte temprano y desarrollar la disciplina de buscar
el rostro de Dios en oración. Si no te levantas temprano y separas un tiempo
de oración, lo más probable es que no vas a orar. Si dependes de un rato que
encuentres en el día, lo más probable no lo hallarás. Si piensas hacerlo en la
tarde, siempre estarás más ocupado de lo que pensabas; y por la noche ya
estás muy cansado para orar efectivamente.
No hay mejor tiempo que la madrugada, cuando hay silencio en la casa, la
TV está apagada y el teléfono no suena. Como ya dormiste algo, estás
refrescado y descansado y es el mejor tiempo del día para pasar en la
presencia de Dios. Habrá otros momentos que aparezcan aquí y allá, y es
bueno desarrollar la disciplina de usar esos momentos para oración adicional,
o para estudio bíblico
Nunca dependas de tus notas de instituto o colegio para tus mensajes, ni
dependas de mensajes de meces o años atrás para la predicación. Aunque no
es malo rehusar y aun desarrollar mensajes ya predicados, debes mejorarlos y
reformarlos para aplicar al grupo presente. Con todo debe asegurarse que esté
dando pan fresco y no pan viejo y recalentado.
8. Confiabilidad:
Esta es una actitud importante; hágase responsable de sus acciones, por sus
palabras y hechos. No distribuya culpabilidad a otros. Esto es una señal de
debilidad y de falta de ética. Hágase responsable y sea íntegro. Los que echan
culpa tienden a perder credibilidad y dejan un mal sabor en otros. Es de un
cristiano ser responsable y admitir sus errores o faltas. Tendemos a aceptar y
respetar a uno que admite sus faltas o errores y no hecha la culpabilidad a
otros.
Si hizo algo y le salió mal, admítalo, asuma responsabilidad. Si dejó de hacer
algo que era de importancia, se le olvidó o no pudo, no eche culpas a otro, sea
í ntegro y asuma responsabilidad. Si la gente esperaba algo de ti y no se hizo
y o salió mal, haga como el presidente Eisenhower dijo “The buck stops
here” “El disco para aquí” Él no permitiría que otro pagara por un error de su
administración. Aunque el error no fue de él directamente, por ser un error de
uno en su administración, el asumió la responsabilidad. El asunto para aquí,
punto.
Capítulo 9
LAS DISCIPLINAS ESPIRITUALES DEL LIDER
1. Vida de devoción
Todo cristiano está llamado a disfrutar de una vida de intimidad con Dios. No
solo que es nuestro mayor privilegio, sino que cuando se lleva debidamente,
es nuestra mayor fuente de gozo, de unción y poder. Nada se compara en la
vida a una comunión íntima y profunda con Dios.
Para Dios esta relación es de suma importancia, y no solo la pide de nosotros,
sino que la exige. Él pone intimidad con él al nivel de una relación íntima
entre marido y esposa. La biblia con frecuencia se refiere a esta relación
íntima como el conocerse el uno al otro. Como ejemplo, Adán conoció a su
mujer Eva y tuvo hijos. Abraham conoció a Sara, Isaac conoció a Rebecca.
José se casó con María, pero no la conoció hasta después que nació Jesús.
Este acto de conocer es el hermoso privilegio que Dios le da al hombre y la
mujer propiamente casados, para que disfruten una intimidad que fortalezca y
embellezca la relación. El gozo que produce este tipo de relación, tristemente
no la conocen todas las parejas porque muchos, aunque tienen relaciones, no
llegan a un punto de intimidad como Dios propuso.
Tristemente, muchos ministros y líderes que trabajan para Dios, no conocen
esta intimidad. Dios no está interesado tanto en que trabajes para él, como
que tengas intimidad con él. Más que tu trabajo, él te desea a ti. A nosotros
por igual nos debe interesar más que todo tener intimidad con Dios. Es más
que un llamado o un ministerio. Una relación íntima y profunda con Dios
enriquece todo lo demás que hacemos, y a todos a quien ministremos.
Marta, cargada y afanada quería servirle a Jesús una cena y deseaba la ayuda
de su hermana María, pero Jesús indicó que lo que María había escogido era
algo mejor, ella buscaba una intimidad personal con él, lo cual no le sería
quitada. Lo mismo desea Dios de nosotros. Queremos servir a Jesús y eso es
bueno, pero Jesús prefiere que le sirvamos basado en una intimidad primero.
2. El líder y la Oración
Nada puede reforzar la intimidad con Dios como la oración. Debemos amar y
disfrutar de la oración. Si no puedes disfrutarla, de todas formas, ora. Puedes
llegar a un momento de disfrutar la relación con Dios, pero la vida de oración
es crucial, indispensable, para el crecimiento del creyente y aún más, del
obrero del Señor.
El pastor Larry Lea enseñó que la oración debe tener las tres D’s: La oración
pasa del Deseo, todos tenemos el deseo de orar, todos sabemos que
necesitamos orar, pero tenemos que llegar a la Disciplina de orar porque
necesito orar, porque necesito a Dios, necesitamos tener una relación personal
con Dios que nos llevará al Deleite. La oración se pone buena y deseable
cuando es un deleite hablar con Dios y estar en su presencia. Como dice el
himno “El encanto que hallo en Él allí, con nadie tener podré”.
Admito que no todos los días queremos orar, la carne no siempre quiere
cooperar con el programa espiritual, pero el cristiano maduro procura crear el
hábito, la disciplina, de orar. Dios no necesita que yo ore, pero lo desea.
Nosotros si necesitamos orar, pero es mejor cuando lo deseamos.
La oración es nuestra forma de buscar la ayuda de Dios, es nuestra forma de
presentarle nuestras necesidades y peticiones al Señor y las de otros. Además,
es nuestra manera de hacer guerra espiritual. Tenemos un enemigo cruel y
feroz, y no podemos luchar solos. Este es un enemigo muy astuto y poderoso,
no podemos luchar contra tal enemigo que ni siquiera podemos ver. Dios, no
obstante, es más que poderoso; él es “Todo poderoso” y con su ayuda, no hay
enemigo que no podamos vencer.
Dios quiere, según el Salmo 103, “perdonar nuestros pecados, sanar
nuestras dolencias (y enfermedades), rescatar del hoyo nuestras vidas,
coronarnos de su favor y de su misericordia y saciar de bien nuestra boca
(con su unción y su palabra) a fin de rejuvenecernos”. La oración abre las
puertas para que todo esto suceda. La oración es la clave del éxito para todo
lo que emprendas en la vida. Tú y Dios juntos pueden lograr todo.
Por amor a tu familia, ora; por amor a la iglesia, ora, por amor a las almas,
ora. Por amor a ti mismo ora. ¡Por amor a Dios, ORA! Ora sin cesar, ora con
fe, ora con urgencia, con necesidad. Ora con insistencia, ora con
determinación, ora con desesperación, pero ora.
Un pensamiento que leí un tiempo atrás decía; “La oración es como un rio en
cuya ribera muchos se mueren de sed, mientras otros se arrodillan y beben.”
Sé tú uno de esos que beben de ese puro y refrescante manantial.
3. El líder y la palabra
La palabra de Dios es nuestro guía de por vida. Ella contiene una carta de
Dios a nosotros llena de instrucciones e información práctica que nos ayude
en todas las áreas de la vida. Nos conviene tener este guía a la mano siempre,
para conocer la mente y el corazón de Dios; además conocer cuál sea la
voluntad de Dios para nuestras vidas.
No hay otro libro que se compare en riqueza literaria, histórica y sobre todo
espiritual, que la palabra de Dios. El ministro, pastor, evangelista, líder u
obrero del Señor, haría bien en emprender un viaje de por vida, estudiando y
escudriñando las sagradas escrituras. Ningún libro o escrito puede
compararse, ni siquiera pararse al lado de este tomo sagrado.
En los tiempos de devoción, sea temprano en la mañana o cuando le sea más
práctico; las dos cosas que conviene practicar es la oración, y la lectura de la
palabra. Deben ir juntas en tu disciplina diaria. Son como las dos alas de un
avión, para volar, necesita las dos.
Mi suegra, quien era una mujer de Dios, me preguntó en cierta ocasión
cuánto tiempo yo dedicaba a la oración; después de indicarle me pregunto “Y
¿cuánto tiempo pasas escuchando la voz de Dios?” Le dije que no entendía su
pregunta. Ella me dijo que la oración tiene dos partes, la primera es hablar a
Dios y la segunda es escuchar a Dios, si no, no ha habido una comunicación
completa. Me sonó lógico, pero ¿cómo uno escucha a Dios? Pues, orando,
meditando y pasando tiempo en la palabra de Dios.
Dios habla en tantas maneras que nunca está falto de recursos para comunicar
verdades al que tenga el oído presto para oír, pero la forma número uno de
hablarnos es a través de su palabra. Aquí, como en la oración, hay que crear
la disciplina a fin de llegar al deleite de pasar tiempo precioso en la palabra
de Dios.
Le animo a que lea la Biblia de principio a fin, como una dieta diaria de
alimentación. Necesitamos preparar estudios y bosquejos, pero primero que
todo necesitamos leer la palabra para oír lo que Dios quiere hablarnos a
nosotros. Los profesores de universidades indican que, si una persona ha
leído un libro seis o siete veces, puede ser considerado una autoridad en esa
materia. ¿Eres una autoridad en la palabra?
Hay quienes en el mundo leen sus manuales y literaturas concernientes a su
profesión a fin de conocerla bien. Hay otros, como me indicó un amigo, que
leyó una trilogía de ficción, que es una obra enorme, y la ha leído seis veces.
Increíble. Así que ¿podemos considerarlo una autoridad en esa obra? Piense
ahora que nosotros tenemos el trabajo de alcanzar almas para la vida eterna.
Rescatarlas de las garras del Diablo, de la boca del infierno, ¿cuánto más
deberíamos tratar de ser una autoridad en la materia bíblica?
¿Cuánto tiempo pasas en la lectura? ¿Cuántas veces has leído la palabra?
¿Cuánto tiempo pasas escudriñando la palabra y la mente de Dios a fin de
saber cómo exponer la verdad bíblica, ya sea a uno, como Felipe al etíope, o
a miles, como Pedro en pentecostés? Escudriñar las escrituras es nuestra
preparación para que el Espíritu Santo tenga qué recordarnos cuando llegue el
momento apropiado.
4. La disciplina del Líder
El ejercicio de estas prácticas cristianas, es lo que llamamos ‘las disciplinas.’
Si creas una disciplina en los hábitos y practicas cristianas, serás un mejor
líder y un buen modelo para otros. No es algo de algunos días en semana, o
de momentos especiales; sino que debe ser una práctica de por vida. Tu vida
debe ser una disciplina constante, donde el Espíritu te puede guiar a toda
buena obra cuando te necesite. No es fácil, pero es lo mejor.
Pablo dijo en 1 Corintios 9:26: “Así que, yo de esta manera corro, no como a
la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que
golpeo (disciplino) mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que,
habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.”
No procuro mostrarte un camino fácil, más bien te animo hacia el sacrificio
continuo a una vida de entrega y abnegación total; una vida de disciplinas y
sacrificios que harán de ti una persona mejor y útil para ser usada por Dios.
Una vida que no pierde sus valores ni su enfoque, dispuesta a pagar el precio
para lograr los propósitos de Dios.
El líder que teme que otro se desenvuelva bien y les sea una amenaza, es un
líder lleno de inseguridad y eliminará gente capacitada que pudieran serle de
bendición o los limitará para que no se desarrollen. Tristemente esto sucede
más de lo que imaginamos.
Un líder sabio dijo: “Busque a gente más inteligente que usted y póngalos a
trabajar para usted”. En esto hay sabiduría. El líder inseguro creará líderes
inseguros y alejará a los que se sientan seguros. Perderá el beneficio de su
contribución. Un buen líder más bien utiliza a estos individuos para el
beneficio de la compañía. Un autor famoso dijo así: “Cuando empleas a gente
que son más inteligente que tú, muestras que eres más inteligente que ellos”.
Líderes sabios y estables no temen que otros sepan más, saben cómo mejor
utilizarlos con confianza.
Perder no es fácil ni agradable. Toda persona que ha pasado por allí debe
admitir esto. Cuando era joven, perdí varias elecciones para posiciones en la
sección y no fue difícil, porque dejé mi nombre entendiendo que no había
buena oportunidad de ganar. Más luego gané unas elecciones y entré en
ciertas operaciones con la sección y luego en el distrito.
Tengo que admitir que hubo satisfacción en ganar y entrar a cierto nivel de
utilidad en la obra del Señor. Luego, aunque entré en ciertas funciones, llegué
al punto que no me sentía competente para seguir adelante. Dios me tuvo que
hablar para que yo no me alejara de donde él me había llevado. Luego Dios
me llevó a la oportunidad máxima en mi estimación para mi vida. Y estos
fueron de los mejores años de mi vida.
Admito que hubo momentos que sentí que yo no tenía todo lo necesario para
la posición, pero aprendí que nadie está totalmente preparado para todo y por
eso necesitamos siempre estar agarrados del Señor. Él dijo “Separados de mí,
nada pueden hacer”. Juan 15:5 Todo el éxito que tuve en ese tiempo, todo lo
que pude lograr, lo debo al Señor.
Sientas que lo merece o no, que lo hizo bien o mal, que no merecías este trato
ahora, la verdad es que el pueblo eligió y Dios lo permitió; acéptalo, Si no, es
algo feo y desagradable que trae descredito al reino y no beneficia a nadie.
Tenemos que saber perder con gracia y honrar a Dios con nuestra actitud.
3. Perpetuando el ministerio
Cuando buscas la dirección de Dios y haces lo mejor posible para la gloria de
Dios y para el beneficio del pueblo, entonces el resultado no es solo lo que
ves en el momento, sino que estás trabajando para la eternidad.
1) Que las almas que estás bendiciendo serán salvos por una eternidad.
2) Tu recompensa será dada por Dios y será tuya por una eternidad. Lo
que otros líderes hagan en tu iglesia y aun después que tú ya no
estés, les servirá a ellos y a quienes ellos ministren por una eternidad
también, así que todos ganamos eternamente.
Vale entonces la pena trabajar y gastarse por él, porque nuestra labor en el
Señor nunca es en vano. Nunca olvides que Dios dará una recompensa a cada
uno según fuere su obra.
Debemos admitir que todo tiene su comienzo y su fin. En Eclesiastés 7:8 dice
“Mejor es el fin del asunto que su comienzo”. El tiempo pasa, todos llegamos
a la vejez y hay que pensar que un día nos tocará retirarnos y dejar que otro
más joven venga y continúe el ministerio. Esto es normal y necesario. Debo
entonces cuando ya llegue a cierta edad avanzada, como a los 65, pensar en la
probabilidad del retiro y preparar para ello.
He visto iglesias decaer hasta que ya queda un pequeño grupo de lo que fue
una buena iglesia, porque el que estaba al frente no supo cuando soltar. Es
por esa razón que recomiendo que tomes paso hacia un tiempo correcto de
retirarse. Esto es sabio y prudente.
2. Entienda que nunca será fácil, pero es necesario. Todos nos ponemos
viejos y perdemos nuestra efectividad.
Lo otro sería que la iglesia le pague un retiro 403b o el que sea y así han
cumplido ya con su responsabilidad. Esto es mejor y más conveniente, pero
no siempre se puede.
5. Dejando un Legado
Lo segundo es el lado positivo, que nuestro propósito y fin debe ser traer
gloria a nuestro Dios, a nuestro Rey y Señor. Luego debe ser hecho para
beneficio y bendición de nuestra gente, para que conozcan y honren a nuestro
Señor. Como resultado, habremos dejado un legado lo cual es algo honroso y
bueno.
Quiero recordarles que, aunque este sea el resultado honroso de lo que nos
espera, no debe ser lo que nos motive a servir en la obra. Les recuerdo lo que
dice varias veces en las escrituras que “el que se enaltece será humillado y el
que se humilla, será enaltecido. (Lucas 14:11)
En 1 Pedro 5:5. Dice Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.
En el verso 6 añade: “Humíllate bajo la poderosa mano de Dios para que él
te exalte cuando sea el tiempo”. Hay un tiempo para humillarse, y hay otro
tiempo para que él nos exalte. Todo es mejor, en el tiempo del Señor. El que
se exalta a sí mismo quedará humillado, el que espera que Dios lo exalte en
su tiempo, nadie se lo podrá quitar.
Capítulo 12
PELIGROS DEL LIDERAZGO
1. Cuidado con los atajos
Atajos son vías cortas que tomamos para lograr más rápidamente lo que
queremos hacer. Hay atajos que son buenos. Cuando estás luchando con algo
y no estás teniendo resultados o vienen muy lentamente, si Dios nos habla
directamente o a través de un siervo suyo y nos da una forma mejor o más
expediente de hacerlo, eso es un buen atajo. Nos traerá mucho beneficio. Pero
si buscamos nuestros propios caminos o buscamos caminos que Él no nos ha
proporcionado, entonces podemos estar tomando atajos que son peligrosos o
que no nos traerán buenos resultados. Entonces podemos terminar sin el fruto
deseado y frustrados a la misma vez.
Hay personas que han pasado años orando ayunando y esperando en Dios y al
fin él les revela un maravilloso plan que los bendice y produce mucho fruto.
Todos nos gozamos en su éxito, pero luego nos sentamos debajo de ellos para
ver qué fue lo que Dios les reveló, que les produjo tanto éxito, oímos sus
conferencias, tomamos notas, aprendemos lo mejor de ellos. Luego
regresamos a nuestro lugar e imitamos lo que ellos hicieron.
Busca la dirección de Dios para tú vida, él tiene el perfecto plan para ti.
Alguien dijo que Dios nos hizo originales, porque entonces queremos ser una
copia de otro. El salmista dijo: “El Señor cumplirá su propósito en mí.”
Salmo 138:7 Y yo sé que en ti también.
Hoy día hay una cantidad de líderes que exigen ser seguidos e imitados, pero
no todos son dignos y no nos conviene seguirlos. “Tienen apariencia de
piedad, pero niegan la eficacia de la misma. (Entonces enfáticamente nos
dice el Espíritu) a estos evita”. (2Timoteo 3:5)
Ellos dicen una serie de verdades, pero entonces vienen los conceptos
manipuladores de ellos, que es su forma de promover su liderazgo o agenda
personal, la cual casi siempre es la promoción personal. Si Dios no los
engrandece (y él sabe por qué) ellos se engrandecerán ellos mismos. Mídelos
por las escrituras y verás que son falsos maestros y en 1 Juan 4:1 nos enseña
que “Muchos falsos maestros son salidos en el mundo”, El consejo de Pablo
a Timoteo viene bien aquí: “a los tales evita”
Un pensador dijo muchos años atrás que nosotros somos nuestro peor
enemigo. Esto en vista de que el peor daño que se nos hace, el temor, la duda,
el cinismo, el odio, la venganza, la envidia, en fin, la maldad nace y sale de
corazones débiles que no pueden creerle a Dios y buscan sus propios
caminos. Siendo así haríamos bien seguir este consejo “ten cuidado de ti
mismo y de la doctrina que has aprendido”.1 Timoteo 4:16 La palabra no ha
cambiado. Somos nosotros los que hemos cambiado. La palabra de nuestro
Dios permanece para siempre.
4. Peligros eminentes
El apóstol además aconseja que tengamos cuidado porque “En los postreros
días (que de seguro son estos) vendrán tiempos peligrosos” 2 Timoteo 3:1
entiendo que esto es para la iglesia y para los líderes de la iglesia. “Porque
habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios,
blasfemos…que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de
ella. Y vuelve a repetir la admonición… “a estos evita. (2Timoteo 3:2,5)
Las autoridades ponen letreros en las calles, edificios y lugares que contienen
algo peligroso para la población. “Cuidado…Ceda el paso, Pare, ¡No entre…
Peligro!” El propósito es evitarnos recibir algún daño físico. Dios también da
avisos en su palabra y en nuestro diario vivir a fin de protegernos de peligros,
de algún mal que nos pueda sobrevenir. Dios nos amonesta. Hay peligro de
gente mala…ten cuidado de ti mismo, de las doctrinas y de otros con buena
apariencia que pueden ser de daño a tu salud espiritual.
Capítulo 13
TERMINANDO BIEN
1. La meta final
El propósito de Jesús al escribir sus cartas a las iglesias y de darnos la Biblia
es ensañarnos, prepararnos y amonestarnos acerca de estos peligros a fin de
que conozcamos el camino de la salvación y para ayudarnos a evitar las
trampas y peligros que el enemigo pone en nuestro camino a fin de
destruirnos, de que perdamos el camino y no lleguemos al objetivo final que
es la vida eterna con Dios.
Jesús nos amonestó que el Diablo vino para matar, robar y destruir. Él, en
torno, vino para darnos vida en abundancia ahora y en la vida eterna. Esta
guerra seguirá hasta el final y solo el que persevere hasta el fin será salvo. La
meta final es el cielo.
Carl Marx le llamó “The pie in the sky” o “El pastel en las nubes”, o como
decimos los hispanos: “Castillos en el aire” es referencia a algo ideológico
que es irreal, es soñar despierto. Se refiere a algo que no tiene base verdadera
y que no se puede probar. Esta ideología les ha robado el sueño de algo mejor
que Dios ha prometido, a incontables millones.
Jesús, sin embargo, vino a traer una visión, una esperanza para ahora y para
el futuro. Él dijo: “en la casa de mi Padre muchas moradas hay” …añadió:
“voy a preparar más lugar para ustedes, para que donde yo estoy, ustedes
también estén”. Juan 14:1-3. Ahora nos toca a nosotros decidir si vamos a
creerle al hijo de Dios o a un ideólogo desilusionado, que al final murió
frustrado y enfermo.
El asunto importante de esta carrera no es comenzar bien, aunque eso es
deseable. Debemos hacer un gran esfuerzo por correr bien y reconocemos
que no es una carrera de corta duración, sino un maratón largo, demandante y
difícil, demandará el máximo de nosotros. Pero si no terminamos bien, todo
el esfuerzo trabajo y sacrificio fue en vano. Lo más importante es terminar
bien. Pablo nos aconseja en 1Corintios 9:24 “¿No saben que los que corren
en el estadio, todos en verdad corren, pero solo uno obtiene el premio?
Corran de tal modo que lo ganen”. La forma de ganar es terminando bien. Él
fue un buen ejemplo de esto.
La carrera puede ser larga difícil, dura, injusta, peligrosa y puede costarle a
uno la vida. El asunto es ser hallado fiel por aquel que nos juzgará y un día
dará las recompensas. Por lo tanto, sigue adelante, se fiel hasta la muerte, no
te rindas… Dios tiene un galardón para aquellos que terminan bien. Pablo le
dijo a Timoteo: “Sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.” 2
Timoteo 2:3
2. Terminando la carrera
En Hechos 20:24 Pablo de nuevo testifica; “En ninguna manera estimo mi
vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera y el
ministerio que recibí del Señor Jesús.”
He visto a algunos hermanos buenos que lucharon junto a nosotros por un
tiempo pero que las presiones o las tentaciones los desviaron después de una
larga corrida y se alejaron del Señor y se perdieron. Es triste y doloroso, es un
cuadro que no quisiéramos ver pero que sucede más a menudo de lo que
deseamos.
En una ocasión me encerré en casa por varios días para orar, ayunar y buscar
el rostro del Señor. Deseaba entrar en otra dimensión de operación en el
poder del Espíritu, Me llevé la Biblia y un diccionario de Pentecostés Y
Avivamientos.
En el diccionario encontré historia tras historia de varios conocidos y a veces
famosos hombres y mujeres de Dios que la fama y el poder de Dios, que lo
que vieron en su ministerio les hizo daño y terminaron en doctrina de error o
en pecados ocultos. Entendí que es un peligro ser usado con tal poder de Dios
y ver mucha gente venir, tanta fama y tanto dinero, además de la adulación
del público y los del sexo opuesto. Varios terminaron mal. Me propuse de
ninguna manera terminar así, quiero terminar bien.
Algunos lo perdieron todo y otros terminaron en desgracia. Esto es muy triste
y yo no deseo ver a ninguno de mis amigos terminar así. Así que les aviso,
cuídense, guarden su testimonio y aseguren de oír las palabras de Jesús
cuando dijo. “Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿No
profetizamos en tu nombre y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu
nombre hicimos milagros?” Mateo 7:22 Estos todos habían comenzado bien
y quizá corrieron bien por un tiempo, pero no supieron tener continuidad
hasta el fin. Fallaron, resbalaron, tropezaron, cayeron, y no se aseguraron de
que sus nombres estuvieran escritos en el Reino de los Cielos. Jesús declarará
como ilustra en este pasaje: “Nunca los conocí. Apártense de mí, obradores
de iniquidad”. Mateo 7:23.
Pablo nos indica al final de su carrera como apóstol del Señor, que él había
terminado su carrera, había peleado la buena batalla y había guardado la fe.
Había sido maltratado, había sufrido mucho por la causa del Señor, los
últimos años los pasó encarcelado escribiendo cartas y ayudando a muchos en
su fe, le faltaba poco para que lo ejecutaran por decapitación como un
malhechor, sin embargo, él siente que ha terminado bien. Cuando al fin fue
ejecutado, pasó de esta vida a la presencia del Señor y se le dijo: “Ven buen
siervo y fiel”. La corona de justicia que Dios mismo había preparado para él,
le esperaba, porque terminó en victoria.
Hay una belleza cuando damos un buen testimonio y dejamos un buen legado
que dará orgullo a la familia, a la generación entrante y a la sociedad
alrededor de nosotros. Sobre todo, trae honra al ministerio y da la gloria a
Dios.
3. A Dios sea la gloria
El fin del asunto es que todo lo que hacemos y todo lo que logremos lo
hicimos para el Señor, como siervos del Señor, solo hicimos lo que él nos
permitió hacer y lo hicimos bajo el poder del Espíritu Santo, por medio de la
gracia que él nos otorgó y a él y solo a él sea la gloria, la honra, el poder y el
imperio por todos los siglos, amen y amen.