Está en la página 1de 23

Parte

| 3 |

Rehabilitación neuropsicológica
en la práctica clínica
Capítulo | 10 |
Traumatismos craneoencefálicos
Teresa Roig Rovira, Antònia Enseñat Cantallops y Montserrat Bernabeu Guitart

sido los principales problemas a la hora de realizar una


INTRODUCCIÓN comparación entre datos procedentes de diferentes fuen­
tes. Una de las definiciones más ampliamente aceptada
El traumatismo craneoencefálico (TCE) constituye en la es la que ha establecido el Traumatic Brain Injury Model
actualidad un importante problema de salud en los países System (TBIMS), que define al TCE como aquella lesión
industrializados que, lejos de desaparecer, va incremen­ cerebral provocada por una fuerza mecánica externa que
tándose en el tiempo. El aumento considerable en las se manifiesta por la aparición de alguna de las siguientes
últimas décadas del número de personas que ha sufrido condiciones:
un TCE, junto con las frecuentes y específicas alteraciones • Disminución del nivel de conciencia.
que conlleva y el problema social que constituye, ha con­ • Período de amnesia postraumática (APT).
tribuido a aumentar el interés por este tema. • Fractura craneal.
En los últimos años, el progreso de la medicina unido • Existencia de alteraciones en la exploración
a los avances tecnológicos ha conseguido aumentar el neurológica.
número de personas que han sobrevivido a lesiones
cerebrales importantes. Sin embargo, esta población,
constituida principalmente por adolescentes y adultos
jóvenes, presentará una serie de déficits físicos, cogni­ EPIDEMIOLOGÍA
tivos y conductuales que afectarán no sólo al individuo
sino también a su familia y tendrán un gran impacto en En la actualidad no se disponen de datos precisos sobre la
su entorno social y laboral. La persona que ha sufrido un incidencia del TCE en España, ni tampoco se conoce con
TCE necesitará una amplia intervención médica y rehabi­ exactitud cuáles son la incidencia y la prevalencia de la dis­
litadora junto con un largo proceso de readaptación. capacidad que genera. Estudios epidemiológicos publicados
La abundante información de la que se dispone en la por los National Institutes of Health (NIH, 1998) describen
actualidad refleja, sin duda, tanto la toma de conciencia una incidencia de 100 nuevos casos por cada 100.000 habi­
sobre la importancia del problema como la creencia de tantes cada año, de los cuales sólo el 10% se pueden catalo­
que los avances en investigación y tratamiento pueden gar de TCE moderado o grave. La distribución con relación
conducir a mejorar los resultados. a la edad es bimodal, con un primer pico situado entre
15-24 años y un segundo pico entre 65-75 años.
Según Lyle et al. (1990), cada año se generan dos nue­
DEFINICIÓN DE TRAUMATISMO vos casos de discapacidad grave y cuatro nuevos casos de
discapacidad moderada secundaria a un TCE por cada
CRANEOENCEFÁLICO 100.000 habitantes. Si extrapolamos estos datos al con­
junto del Estado español, podemos prever que cada año
El uso de diferentes definiciones de TCE, así como la desi­ se generarán aproximadamente 2.800 nuevos casos de
gualdad en la definición de los criterios de gravedad han discapacidad secundaria a un TCE. El TCE es la primera

© 2011. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos


151
Parte |3| Rehabilitación neuropsicológica en la práctica clínica

causa de muerte en el segmento de población que se halla las lesiones cerebrales traumáticas (Meythaler,
por debajo de los 45 años y constituye la segunda causa de Peduzzi, Eleftheriou y Novack, 2001)). Es un término
mortalidad, tras enfermedades cardiovasculares y el cáncer. confuso, dado que no se trata de una lesión difusa de
Pero, sin duda, las secuelas generadas por el TCE son la todo el cerebro sino de múltiples lesiones localizadas
principal causa de discapacidad en la población joven. en regiones concretas del mismo después de
desaceleraciones de larga duración y alta velocidad.
Por tanto, una LAD puede estar presente después
de accidentes de tráfico pero también después de
ETIOLOGÍA accidentes deportivos o caídas desde cierta altura,
ya sea en el contexto de un accidente laboral,
De entre las causas generadoras de una lesión cerebral precipitaciones o caídas causales. Las localizaciones
traumática, el accidente de tráfico continua ocupando anatómicas más comunes de la LAD son la sustancia
el primer lugar (Kraus y McArthur, 1996) y representa el blanca parasagital de la corteza cerebral, el cuerpo
50% del total. Si bien en los estudios epidemiológicos calloso y la unión pontinomesencefálica adyacente
publicados por Kraus la caída casual ocupa el segundo a los pedúnculos cerebelosos superiores (Meythaler
lugar, en España el accidente laboral sigue situándose en et al., 2001). La tomografía computarizada (TC) y la
dicha posición, seguido por la caída casual, los accidentes resonancia magnética (RM) son malos predictores
deportivos y, en último lugar, la violencia (tabla 10-1). del resultado funcional de los pacientes con TCE y
ello se halla probablemente relacionado con el bajo
índice de detección de la LAD.
MECANISMOS LESIONALES • Lesión secundaria. Está relacionada con aquellos
procesos fisiopatológicos que se desencadenan
después de haber sufrido la lesión primaria y que
El principal mecanismo etiopatogénico de la lesión cau­ provocarán, de no ser controlados, una lesión
sada por un TCE moderado o grave es el movimiento cerebral añadida. Aquí se están incluidos fenómenos
de aceleración/desaceleración que sufre el cerebro den­ como el aumento de la presión intracraneal (PIC),
tro de una estructura rígida como es el cráneo. En este la disminución de la presión de perfusión cerebral,
movimiento se produce un desplazamiento del cerebro el edema cerebral, hematomas/hemorragias,
en sentido anteroposterior junto con un componente de hipertensión/hipotensión arterial, hidrocefalia,
rotación sobre el tronco del encéfalo que causa múltiples anormalidades electrolíticas, etc.
y graves lesiones tanto contusionales como difusas.
En toda lesión encefálica causada por un traumatismo La lesión secundaria puede aumentar el daño cerebral
craneal grave, los mecanismos por los cuales se produce instaurado en el mismo momento del accidente. Es bien
una lesión en el cerebro después de un traumatismo son conocida la relevancia clínica que la hipertensión endo­
diversos y los podemos clasificar en: craneal (HTE) tiene en el pronóstico y en la evolución de
• Lesión primaria: los pacientes con TCE grave y su incidencia es superior al
■ Focal: 50% en algunas series (Miller et al., 1981), por ello el TCE
– Contusiones corticales directas: con localización grave constituye una clara indicación para monitorización
más frecuente en la zona de los lóbulos frontal y de la PIC. La HTE se asocia a un peor pronóstico (Arrote­
temporal. gui, Sengupta y Mendelow, 1997) y lo mismo sucede con
– Lesiones por mecanismo de golpe/contragolpe. aquellas complicaciones que conllevan un descenso en la
■ Difusa. La lesión axonal difusa (LAD) es el presión de perfusión cerebral e hipoxia (p. ej., shock hipo­
mecanismo de lesión primordial en el 40-50% de volémico). La existencia de lesiones ocupantes de espacio
también condicionan peor pronóstico —especialmente
en lo relativo a las funciones cognitivas—, de modo que
Tabla 10-1  Etiología del traumatismo craneoencefálico se ha descrito presencia de déficits cognitivos mínimos en
el 61% y graves en el 13% de los pacientes que presen­
Accidente de tráfico 50% taban hematomas epidurales o subdurales, mientras que
en aquellos que tenían contusiones o hematomas intra­
Caída casual 20-30%
parenquimatosos, el 28% presentaron secuelas mínimas,
Accidente laboral 8% y el 43%, grandes secuelas (Frey, Savage y Ross, 1994).
La hidrocefalia y la presencia de crisis comiciales tardías
Actividades recreativas 4-11%
también se han asociado a una peor evolución (Sazbon
Violencia 1% y Groswasser, 1990). Sin embargo, uno de los índices de
Adaptado de Kraus y Arthur, 1996.
mayor valor predictivo, según el estudio de Sazbon, es la
presencia de signos de lesión en el tronco cerebral.

152
Traumatismos craneoencefálicos Capítulo | 10 |

primeros 1.030 pacientes incluidos en el TCDB, la


GRAVEDAD máxima mortalidad correspondió a aquellos con lesión
difusa de tipo IV y el mayor porcentaje de discapacidad
La gravedad del TCE viene básicamente definida por grave en la GOS correspondió a los que tenían lesión
la puntuación obtenida en la Glasgow Coma Scale difusa de tipo II, mientras que la lesión difusa de tipo
(GCS) (Teasdale, 1974) recogida por los servicios de III incluyó el mayor porcentaje de pacientes en estado vege­
emergencias médicas en el mismo lugar del accidente. tativo. Posteriormente han existido otras publicaciones
Esta escala recoge la respuesta ocular, verbal y motora (Vos, Van Voskuilen, Beems, Krabbe y Vogels, 2001) que
tras la lesión y la puntuación oscila entre 3 y 15, siendo apoyan el valor predictivo de esta clasificación en el resul­
el TCE más leve cuanto más elevada sea la puntuación. tado funcional a largo plazo.
Según la GCS inicial, la gravedad de la lesión se clasi­
fica en leve (14-15 puntos), moderada (9-13 puntos) y
grave (18 puntos). El TBIMS establece como criterios de
inclusión en la base de datos de TCE moderado y grave
una puntuación en la GCS en la sala de urgencias infe­ APORTACIONES
rior a 13 o cuando existe una APT > 24 h o una pérdida DE LA NEUROIMAGEN
de conciencia > 30 min, o alteraciones intracraneales en
la neuroimagen.
Además de esta primera clasificación sobre la gravedad Los estudios de neuroimagen son fundamentales para
de la lesión, existen otros factores en la fase aguda que evaluar los efectos del TCE, ya que aportan datos impor­
nos ayudan a predecir la evolución a más largo plazo. tantes estructurales y funcionales (Junqué, 1999). La
El Traumatic Coma Data Bank (TCDB) definió una cla­ neuroimagen en esta entidad puede utilizarse con dos
sificación de gravedad para el TCE grave basado en los fines: para el diagnóstico agudo y para determinar las
hallazgos en la TC. Según esta clasificación se distinguen secuelas estructurales a largo plazo (Bigler, 1996).
los siguientes grados de gravedad: A pesar de que la RM es más precisa en el diagnós­
tico y aporta mejor información del parénquima cere­
• I = lesiones focales. bral durante la fase aguda, la TC continua siendo la
• II = lesiones difusas: técnica más utilizada para la valoración del TCE mode­
■ Lesión difusa de tipo I: TC craneal normal. rado y grave por muchas razones. Por un lado, la TC,
■ Lesión difusa de tipo II, en la que las cisternas permite visualizar mejor las hemorragias en esta fase y
perimesencefálicas se hallan presentes, no existe puede detectar con facilidad las fracturas craneales, la
desplazamiento de la línea media o es mínimo dilatación ventricular y la atrofia. Otras ventajas son
(entre 0-5 mm), pueden existir lesiones focales su mayor disponibilidad, que es relativamente rápida
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

con volumen superior o igual a 25 ml y pueden y que permite una monitorización fácil del paciente,
encontrarse fragmentos óseos o cuerpos extraños. aspecto importante en la fase aguda. No obstante, no
La característica relevante de este grupo de lesiones tiene una resolución suficiente que permita detectar
es la existencia de pequeñas contusiones aisladas, pequeñas áreas de contusión o lesiones difusas de la
una contusión de tronco encefálico y/o múltiples sustancia blanca, que se dan con mucha frecuencia en
lesiones hemorrágicas petequiales formando parte los TCE (Wilson y Wyper, 1992).
de una LAD. Desde su introducción en los años ochenta, la RM ha
■ Lesión difusa de tipo III («swelling»), en la mostrado ser más sensible que la TC, particularmente
que las cisternas perimesencefálicas se hallan para la detección de lesiones no hemorrágicas de la
comprimidas o ausentes, el desplazamiento de sustancia gris y blanca. Asimismo, permite evidenciar
la línea media es de 0-5 mm y no deben existir la atrofia del cuerpo calloso, que suele correlacionarse
lesiones hiperdensas o de densidad mixta con con el grado de dilatación ventricular.
volumen superior a 25 ml. En este grado lesional Respecto a la evaluación neuropsicológica, nos pro­
lo que predomina es el edema. porciona información referente al tipo y la gravedad de
■ Lesión difusa de tipo IV («desplazamiento»), en la los déficits que puede presentar el paciente, lo cual nos
que se observa una desviación de la línea media será útil para seleccionar los test que vamos a utilizar.
superior a 5 mm y lesiones focales de volumen Otra razón esencial radica también en la necesidad de
superior a 25 ml. conocer las áreas cerebrales dañadas y las preservadas a
Existe una correlación entre esta clasificación y la de la fin de establecer un plan de rehabilitación adecuado.
Glasgow Outcome Scale (GOS), que clasifica a los Mediante la técnica de cuantificación de las imágenes
pacientes en cinco grandes grupos: buena evolución, obtenidas por RM es posible determinar con gran preci­
discapacidad moderada, discapacidad grave, estado sión la extensión y la gravedad de los cambios neuroa­
vegetativo persistente y muerte. En la serie de los natómicos, y relacionarlos con variables clínicas y con

153
Parte |3| Rehabilitación neuropsicológica en la práctica clínica

cambios neuropsicológicos, ayudando así a predecir los


resultados (Bigler, 1985). Tabla 10-2  Manifestaciones clínicas del traumatismo
craneoencefálico
Las técnicas de neuroimagen funcional, que registran
el flujo sanguíneo cerebral y el metabolismo de la glu­
cosa, la tomografía por emisión de positrones (PET) y Esfera física
la tomografía computarizada por emisión de fotón sim­ Sensibilidad
ple (SPECT) captan regiones de disfunción cerebral no Sensorial
visualizadas mediante TC y RM. Sin embargo, el coste de Motor
estas técnicas aún es elevado y esto constituye un impe­ Comunicación
dimento para su uso rutinario en clínica. Deglución
La RM tiene un papel importante en el ámbito forense, Control esfinteriano
ya que puede detectar las lesiones definitivas sobre las
que se basará, junto con los datos de la exploración neu­ Esfera neuropsicológica
ropsicológica, la valoración del daño y la indemnización Cognitivas
correspondiente (Roig, 2005). Conductuales
Emocionales

MANIFESTACIONES CLÍNICAS En el ámbito sensitivo pueden aparecer alteraciones


derivadas de las lesiones encefálicas pero también de la
La cronología de los episodios que acontecen después afectación de pares craneales con función sensitiva. A
de haber sufrido un TCE puede esquematizarse según se nivel sensorial, es frecuente observar déficits visuales
indica en la figura 10-1. (p. ej., amaurosis, diplopía, insuficiente cierre o apertura
De la duración del período de coma y de la APT palpebral, disminución de agudeza visual, déficits cam­
dependerá la gravedad de las secuelas a largo plazo, pimétricos, etc.), pero también pueden observarse altera­
especialmente en cuanto a las funciones superiores se ciones del gusto o el olfato. En el aspecto motor, puede
refiere. apreciarse paresia o parálisis (hemiparesia/tetraparesia),
El TCE puede ocasionar un profundo impacto en todas espasticidad y/o alteraciones del control motor (p. ej., ata­
las áreas de la vida de una persona. Las lesiones que pue­ xia, movimientos distónicos, temblor, etc.). Asimismo, la
den instaurarse en el cerebro después de un traumatismo afectación motora puede alterar la producción del habla,
pueden ser muy diferentes, especialmente en aquellos ocasionando un déficit en la articulación de las palabras
casos en los que se asocia una LAD; por tanto, nunca exis­ o disartria y dificultades en la fonación. También son fre­
tirán dos pacientes iguales cuando hacemos referencia a cuentes las alteraciones de la deglución o disfagia.
las secuelas de un TCE moderado o grave. Entre los déficits más comunes en la esfera cognitiva y
La lesión cerebral postraumática implica una serie conductual se encuentran los trastornos de la atención, la
de cambios estructurales, fisiológicos y funcionales en concentración y la comunicación, déficit de la memoria
la actividad del sistema nervioso central, que pueden y del aprendizaje, de velocidad de procesamiento de la
comprometer varias funciones cerebrales y dar lugar a información, de las funciones ejecutivas, cambios con­
manifestaciones físicas y neuropsicológicas muy varia­ ductuales y alteraciones emocionales (Prigatano, 1987).
das (tabla 10-2). Además, la falta de conciencia de déficit es frecuente e
incluye el desconocimiento de las limitaciones funciona­
les asociadas a los déficits y a la dificultad secundaria para
establecer planes de futuro realistas.
Las alteraciones que más interfieren en la interacción
paciente-profesional, así como en las relaciones familia­
res e interpersonales en general, son los problemas de
conducta y emocionales.
Si bien los déficits físicos y sensoriales son visibles y de
diagnóstico indiscutible, las alteraciones neuropsicológi­
cas no son tan evidentes y es preciso realizar una detallada
y completa exploración antes de poder planificar cualquier
programa terapéutico. En muchas ocasiones, tanto la fami­
lia como el entorno social del paciente van a tener dificul­
tades para comprender los cambios de personalidad y este
va a ser uno de los principales objetivos del tratamiento
Figura 10-1  Episodios tras un traumatismo craneoencefálico. para asegurar el mejor resultado a corto y largo plazo.

154
Traumatismos craneoencefálicos Capítulo | 10 |

que no puede hablarse de un patrón de déficit específico


CONSECUENCIAS en el TCE, esta situación preferente configura una afecta­
NEUROPSICOLÓGICAS: ASPECTOS ción de la regulación y del control de la conducta, una
COGNITIVOS Y CONDUCTUALES alteración de las funciones ejecutivas, de la personalidad
(perfil de hiperactivación-seudopsicopatía e hipoactiva­
ción-seudodepresión) —descrita por Eslinger y Damasio
Entre las consecuencias del TCE, las alteraciones neuro­ (1985), Stuss y Benson (1986) y Filley (1987)—, del
psicológicas, que abarcan los aspectos cognitivos y conduc­ ajuste social, del aprendizaje y de la memoria.
tuales-emocionales, son altamente discapacitantes y las La afectación del lenguaje en forma de afasia es menos
que mayor impacto tienen en el propio afectado, en su frecuente en el TCE. Sin embargo, suelen estar afectadas
familia, y en el entorno social y laboral. Son también más las habilidades pragmáticas de la comunicación, debido a
persistentes en el tiempo que los déficits físicos y limitan la influencia de trastornos cognitivos y de conducta.
la capacidad de participar en la rehabilitación, obstacu­
lizan las relaciones interpersonales y requieren un largo
proceso de readaptación.
Los trastornos neuropsicológicos son fruto del daño TRAUMATISMO CRANEOENCEFÁLICO
cerebral estructural que se produce. El TCE grave o las LEVE. SÍNDROME
lesiones en el tronco cerebral y en el tálamo ocasionan
POSCONMOCIONAL
una alteración o pérdida de conciencia, el coma. El grado
y la duración del mismo, junto con el tiempo de APT, son
indicadores de la gravedad del TCE y en especial la última Después de un TCE leve, que se caracteriza por una pér­
es uno de los datos con mayor capacidad pronóstica dida de conciencia inferior a 20 min, la duración de la
sobre la recuperación cognitiva. La mayoría de los TCE APT no sobrepasa 1 h, la puntuación en la GCS se sitúa
evolucionan hacia una APT y se recuperan en diferentes entre 13 y 15, y no hay déficits neurológicos. En el 50%
grados de discapacidad (Ponsford, 1995). de los casos pueden presentarse en las primeras horas o
A la salida del coma se pone de manifiesto un conjunto días un conjunto de síntomas conocidos como «síndrome
de trastornos físicos, sensitivos, cognitivos y conductuales posconmocional», caracterizado por dolor de cabeza, sen­
que pueden darse solos o combinados, y que varían en sibilidad a los ruidos y a la luz, visión borrosa, cansancio,
función de la naturaleza y gravedad del TCE, de la localiza­ insomnio, reducción de la velocidad de procesamiento,
ción y del tipo de lesión, de la presencia de lesiones secun­ problemas de concentración y memoria, fatiga, irritabili­
darias y de las características premórbidas del paciente. dad, ansiedad y depresión (Gronwall y Wrigthson, 1974;
Dikmen, 1986; Levin, 1987). Estos síntomas pueden afec­
tar a la vida cotidiana y en especial al rendimiento laboral
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Consecuencias de las lesiones o académico, puesto que las actividades que antes podían
difusas hacerse con facilidad ahora requieren más atención, por
lo que pueden inducir fatiga y cefalea. Las tareas que
La pérdida de conciencia en el momento del impacto, requieren atención simultánea a varios factores superan la
seguida con frecuencia de coma, se da siempre en las lesio­ capacidad del paciente, lo que da lugar a estrés e irritabili­
nes difusas. Como ya se mencionó, esto es debido a los dad y son frecuentes las quejas de falta de concentración.
mecanismos rotacionales, que causan estiramiento o rotura La presencia de microlesiones difusas o alteraciones
de los axones, produciendo posteriormente muerte neuro­ sutiles de neurotransmisores podría explicar estos sínto­
nal. Las lesiones de la sustancia blanca pueden interrumpir mas que, si bien desaparecen en poco tiempo, en algunos
el funcionamiento normal del sistema reticular activador casos pueden estar presentes en forma de déficits neuro­
ascendente-lóbulo frontal y dar lugar a alteraciones de conductuales, con frustración, ansiedad y sintomatología
semiología frontal: atención y motivación (Stuss, 1992). depresiva incluso 1 año después del traumatismo. Esta
Además de los déficits de atención, las lesiones difusas se situación necesita una temprana evaluación, información
caracterizan por dificultades de concentración, memoria, sobre los cambios, seguimiento y orientación para ayudar
enlentecimiento en la velocidad de procesamiento de la a desarrollar estrategias adaptativas.
información, fatiga, irritabilidad y falta de iniciativa.

Consecuencias de las lesiones TRAUMATISMO CRANEOENCEFÁLICO


focales MODERADO Y GRAVE
Las características de la lesión focal dependen de la loca­
lización de las lesiones. Las contusiones se dan con más En el TCE moderado y grave, en el que, como ya se citó,
frecuencia en los polos frontales y temporales. A pesar de el coma es superior a 20 min y la APT es mayor de 1 h,

155
Parte |3| Rehabilitación neuropsicológica en la práctica clínica

los cambios cognitivos y conductuales serán más impor­ Los problemas de memoria y aprendizaje están rela­
tantes, persistentes, y dependerán de la localización y cionados con el daño en las áreas frontales, temporales
de la extensión del daño cerebral. y límbicas; a pesar de que el hipocampo es muy vulne­
El TCE grave combina lesiones focales, de preferencia rable a los efectos de la hipoxia, es poco habitual hallar
frontal y temporal, con difusas. Por ello no es de extra­ un síndrome amnésico completo después del TCE, y
ñar que tras un TCE grave puedan verse afectadas prácti­ se afecta preferentemente la memoria anterógrada y la
camente todas las funciones superiores. Si bien no hay capacidad de realizar nuevos aprendizajes.
un patrón único y específico de afectación, debido a la Debido a la alta frecuencia de afectación frontal en
heterogeneidad que caracteriza al daño cerebral trau­ el TCE, se presentan dificultades en la memoria de tra­
mático, suelen presentarse déficits de atención-concen­ bajo, así como en la codificación y la recuperación de
tración, lentitud y fatiga, memoria y aprendizaje, falta la información, mientras que el reconocimiento está
de iniciativa, dificultades de planificación, escasa o nula más preservado. En evocación libre los pacientes sue­
conciencia de las limitaciones y cambios conductuales len fracasar, pero mejoran con claves de tipo semán­
(p. ej., irritabilidad, escasa tolerancia a la frustración, tico o cuando se les facilita la estrategia. Puede haber
impulsividad, apatía, etc.). Como consecuencia de estos problemas para establecer el orden temporal de los
déficits cognitivos y conductuales, pueden presentarse recuerdos (Glisky, 1986) o para identificar la memoria
alteraciones en la comunicación, en especial en los de la fuente. Los procesos de memoria procedimental
aspectos pragmáticos. y semántica se encuentran más conservados que la
memoria episódica.
La alteración de la memoria prospectiva es una de
Atención y fatiga las más frecuentes en este tipo de pacientes y guarda
estrecha relación con otros procesos cognitivos, como
Los déficits de atención son probablemente uno de los
la atención y las funciones ejecutivas, que también se
temas que han suscitado más interés en el estudio de las
hallan afectados en la patología traumática (Ríos-Lago,
consecuencias del TCE y esto es debido a que estos défi­
2004) y que se asocian al funcionamiento de la corteza
cits, junto con los problemas de memoria, son los más
prefrontal.
comunes en esta entidad.
Los problemas de memoria condicionan considerable­
Otra causa de este interés es su persistencia en el
mente el funcionamiento cotidiano de los pacientes.
tiempo, en especial en los TCE graves, y la repercusión
en otras funciones cognitivas. Interfieren en el proceso
rehabilitador y crean dificultades para la vida indepen­
diente, la incorporación al trabajo y las relaciones sociales Funciones ejecutivas
(Brooks, 1987; Ruff, 1993). Las funciones ejecutivas son aquellas capacidades nece­
En más del 50% de los pacientes las quejas de pro­ sarias para la formulación de objetivos, y para la plani­
blemas de memoria pueden ser atribuidas a déficits de ficación y la organización de las etapas y de los medios
atención. Entre las dificultades de atención se encuen­ necesarios para conseguir un propósito, su realización
tran la reducción de la velocidad de procesamiento de y su control. Estas funciones se hallan afectadas por la
la información, dificultades para focalizar y atender lesión en el los lóbulos frontales y cabe destacar que,
a más de una cosa a la vez, para sostener la atención aunque otras capacidades cognitivas estén intactas, la
durante una actividad y para centrarse en una tarea presencia de daño frontal puede impedir la efectiva inte­
evitando o inhibiendo las interferencias del entorno racción de estas habilidades.
(Ponsford y Kinsella, 1991). Las personas con déficits ejecutivos pueden realizar
correctamente tareas estructuradas, pero tienen dificultad
en situaciones que requieren planificación, organización
Memoria y aprendizaje e iniciativa (Powell, 1994), así como en utilizar experien­
Una de las quejas más frecuentes de las personas que cias pasadas para preparar, anticipar y adaptarse a nuevas
han sufrido un TCE y de su familia son los problemas de situaciones.
memoria (Junqué, 1999). Estas dificultades, pueden ir acompañadas de conducta
Es bien conocido que a la salida del coma se da un pergravetiva, escasa flexibilidad y apatía.
período de confusión, desorientación, letargia, aten­
ción defectuosa y dificultad para recordar los hechos de
Comunicación
forma continua durante días, semanas o meses, y que este
último aspecto es la principal característica de la APT. Si La comunicación no es un concepto unitario sino el
bien la amnesia retrógrada no es frecuente, puede darse resultado de la interacción entre habilidades cognitivas,
también dificultad para recordar los hechos que precedie­ lingüísticas y conductuales (Ponsford, 1995). Muchas
ron al TCE. de estas habilidades están alteradas como consecuencia

156
Traumatismos craneoencefálicos Capítulo | 10 |

del TCE y ocasionan un amplio y complejo abanico de localización orbitofrontal, y un segundo patrón seudo­
dificultades en la comunicación. depresivo, configurado por apatía, indiferencia, retrai­
Si bien la afasia es poco común en el TCE, las lesiones miento social y escasa motivación, que se relacionaría
focales de localización anterior suelen dar lugar a una con lesiones frontales dorsolaterales.
reducción del léxico, así como a falta de iniciativa y de La falta de conciencia de los cambios cognitivos y
espontaneidad. Las características del lenguaje en las conductuales que presentan muchas personas que ha
lesiones difusas son un mutismo inicial transitorio que sufrido un TCE y, en consecuencia, las limitaciones que
evoluciona hacia una reducción del material lingüístico, estos déficits ocasionan en su vida cotidiana las llevan
frecuencia de ecolalias, temas de predilección y conte­ a establecer objetivos y planes de futuro poco realistas
nido inadecuado. y provocan problemas en sus relaciones familiares y
Entre las dificultades de comunicación en el TCE se sociales.
encuentran los problemas para encontrar la palabra Esta falta de conciencia del déficit tiene una repercusión
adecuada o anomia, la tendencia a la repetición, la difi­ negativa tanto en el proceso de evaluación como en la
cultad para mantenerse en el tema de conversación, res­ rehabilitación, puesto que como señala Prigatano (1986)
petar el turno de intervención y seguir una conversación les impide participar de forma activa y sacar beneficio de
en grupo o en lugares ruidosos, la falta de comprensión ella.
del lenguaje abstracto (sarcasmo, metáfora), la dificultad La incapacidad para volver al trabajo se relaciona con
para estructurar el discurso de forma lógica y secuencial, cambios cognitivos y conductuales, siendo los mejores
problemas para modificar el tono de voz en relación al predictores de la incapacidad laboral las alteraciones de
contexto, el uso inapropiado de gestos y la expresión atención y memoria, los déficits de comunicación, los
facial inadecuada. Estas dificultades pragmáticas, es cambios emocionales y la capacidad de autoayuda (Ruff,
decir, de relación entre el lenguaje y el contexto en que 1993; Ponsford, 1995). Las dificultades para iniciar y
se usa, vienen dadas por la alta frecuencia de afectación mantener relaciones interpersonales llevan al aislamiento
de las funciones cognitivas, entre otras de las habilida­ social y a la pérdida de las actividades de ocio.
des ejecutivas. La dependencia, considerada como la necesidad de
En ocasiones estas dificultades de comunicación pue­ ayuda cotidiana, se asocia a la combinación de déficits
den acompañarse de trastornos motores del habla como físicos graves, cognitivos y de personalidad. En especial
disartria, apraxia del habla, disprosodia y disfonía. estos últimos contribuyen a incrementar la carga fami­
La capacidad para comunicarse adecuadamente es fun­ liar y, como señala Brooks (1991), uno de cada cuatro
damental para relacionarse y establecer actividades socia­ miembros de la familia suele presentar sintomatología
les y laborales; por tanto, mejorar la comunicación será afectiva en forma de ansiedad y depresión. En esta
un factor crucial para la calidad de vida. carga familiar influyen una serie de factores, como la
gravedad del TCE y de la discapacidad consecuente, así
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

como la capacidad de afrontamiento y adaptación por


Cambios conductuales y emocionales
parte de la familia (Roig y Juncadella, 1994).
Los cambios conductuales y de personalidad pueden Los trastornos cognitivos y conductuales secundarios
intensificarse en el tiempo y constituyen una de las al TCE ocasionan más problemas de convivencia fami­
mayores fuentes de estrés para los que viven y trabajan liar y laboral que las secuelas físicas, de ahí la necesi­
con personas que han sufrido un TCE. Los descritos dad de incidir en este aspecto y de enfatizar en estas
con mayor frecuencia son irritabilidad, impulsividad, alteraciones específicas, su evaluación y tratamiento
escasa tolerancia a la frustración, cambios de humor (tabla 10-3).
repentinos, conducta social inapropiada, egocentrismo,
conducta infantil, agresividad, desinhibición y labilidad
emocional.
Estos cambios pueden darse solos o combinados y en
una amplia variedad de grados. Son tanto el resultado
directo el daño cerebral, con la consiguiente dificultad del Tabla 10-3  Alteraciones neuropsicológicas más
sujeto para reconocerlos y modificarlos espontáneamente, comunes
como reacciones adaptativas que reflejarían la dificultad
Atención-concentración
para hacer frente a las demandas del medio dada la reduc­
Velocidad de procesamiento de la información
ción de recursos cognitivos y de personalidad. Memoria-aprendizaje
En un estudio clásico realizado por Filley (1987) se Funciones ejecutivas
definen dos patrones diferenciados: uno seudopsico­ Comunicación
pático, caracterizado por desinhibición, inatención, Pensamiento abstracto
alteración del control de los impulsos, agresividad e Autoconciencia
hiperactividad y cuyo correlato anatómico estaría en la

157
Parte |3| Rehabilitación neuropsicológica en la práctica clínica

tales como la percepción, la atención, la memoria de


CURSO Y FACTORES QUE INFLUYEN trabajo y el autocontrol entre otras, son las más reacias
EN LA RECUPERACIÓN al tratamiento.
Hay una serie de problemas, intrínsecos al daño cere­
bral, como son la fatiga, la incapacidad para mantener la
Los procesos de recuperación son extremadamente
atención (distractibilidad), la lentitud y los problemas de
complejos y aún relativamente poco conocidos. Se
memoria, que limitan la capacidad de participación activa
proponen diversos mecanismos, algunos de los cuales
en la rehabilitación y, por tanto, de beneficiarse de ella.
se apoyan en el concepto de restitución de la función
Respecto a la edad, cuando esta supera los 45 años
de las áreas afectadas, mientras que otras sugieren que
los resultados se asocian a una recuperación pobre,
la recuperación se consigue a través de la sustitución o
mientras que esta es mejor en las personas más jóvenes.
reorganización de las estructuras neurales y/o funcio­
Pero en el caso de los niños, la relación entre edad y
nes.
resultado es más compleja. La recuperación es escasa
La recuperación después de un TCE sigue una curva
durante el período de migración neuronal, que se pro­
de aceleración negativa que es más rápida en los pri­
duce en los primeros 3 meses, y relativamente buena
meros 3 a 6 meses pero que continúa durante años.
durante el período de mitosis y sinaptogenia, que tiene
Esto se debe a que a lo largo del tiempo puede produ­
lugar entre los 8 y los 12 meses. Anderson, Wrennall y
cirse remielinización y desarrollarse procesos compen­
Hendy (2001) argumentan que la lesión en la infancia
satorios. La mayoría de los pacientes consiguen una
interrumpe el desarrollo de ciertas funciones, como las
buena recuperación física al cabo de 1 año y algunos
funciones ejecutivas, lo que ocasiona una importante
déficits cognitivos como las alteraciones de lenguaje
discapacidad durante tiempo.
y el neglect siguen la misma tendencia. Sin embargo,
la recuperación de las funciones cognitivas es menos
favorable y diversos estudios sobre la recuperación des­
pués del TCE refieren la persistencia de cambios cogni­
tivos y conductuales, en especial déficits de atención INTERVENCIÓN REHABILITADORA
y de velocidad de procesamiento de la información, EN EL TRAUMATISMO
memoria y funciones ejecutivas, así como del con­
CRANEOENCEFÁLICO
trol y de la regulación de la conducta, lo que ocasiona
—como se citó más arriba— dificultades en las relacio­
nes interpersonales y sociales, en el estudio o trabajo y Dependiendo de la gravedad del TCE y de las manifes­
en el ámbito familiar, dependiendo del soporte y de la taciones clínicas, cada paciente presentará un curso
asistencia que ofrezca la familia del afectado (Hoofien evolutivo individual. Existen diferentes factores que nos
et al., 2001). pueden ayudar a la realización de pronósticos más acer­
Además de la gravedad, la naturaleza, la extensión de tados, aunque en el TCE la predicción del nivel de recu­
las lesiones y las diferencias individuales en la organi­ peración es difícil, puesto que existe un gran número
zación cerebral, hay otros factores que influyen en el de variables que intervienen y desempeñan un papel
resultado o en la respuesta al tratamiento, entre ellos la importante en el proceso de recuperación (Muñoz-­
edad, la inteligencia y la motivación, el estatus socioe­ Céspedes, Paul, Pelegrín y Tirapu, 2001).
conómico, el abuso de substancias y los problemas psi­ Como ya se ha apuntado antes, la lesión cerebral trau­
quiátricos. mática afectará de forma diferente a cada individuo, de
Cuando la lesión afecta a una pequeña área, las manera que no existen dos pacientes iguales. Es por ello
posibilidades de reorganización dendrítica son eleva­ que para poder establecer un correcto programa rehabi­
das. Es lo que sucede en los TCE leves. Sin embargo, litador es imprescindible identificar y evaluar de forma
cuando el daño cerebral es grave y extenso, la posibi­ precisa el déficit, la limitación de la actividad y la restric­
lidad de crecimiento dendrítico o de que se produzcan ción de la participación (Grimby y Smedby, 2001). Una
cambios sinápticos es escasa. No obstante, en muchos correcta evaluación consta de:
casos puede darse una mejora, transcurrido un tiempo • Anamnesis. En ella se recogerán los antecedentes
de la lesión, en respuesta a la rehabilitación mediante personales (hábitos y antecedentes patológicos)
mecanismos de compensación desde circuitos neu­ que puedan influir en el proceso rehabilitador,
ronales intactos o mediante la utilización de ayudas los aspectos premórbidos relacionados con la
externas. El potencial de recuperación no será igual en situación cognitiva, conductual y emocional previa
todas las funciones y dependerá de qué componentes al accidente, el entorno familiar, social y laboral y,
del sistema funcional se hayan dañado y de cuáles finalmente, los datos relacionados con la lesión.
permanezcan sanos. Así, las funciones ejecutivas, que • Exploración física y neurológica. En ella se tipificará
requieren la integración de un conjunto de funciones el estado físico del paciente (respiratorio, cutáneo,

158
Traumatismos craneoencefálicos Capítulo | 10 |

digestivo, vascular, urológico, etc.) y la situación las manifestaciones de las dificultades cognitivas asocia­
neurológica que nos permitirá establecer diagnósticos das al TCE. De acuerdo con esta estructura conceptual, el
de déficit. déficit se define como la alteración de una función (len­
• Exploración neuropsicológica. Es una parte primordial guaje, memoria, etc.), la discapacidad supone el impacto
en la evaluación de la persona que presenta de este déficit en una capacidad funcional específica
secuelas de un daño cerebral traumático, dado que el (comunicación, olvidar hacer algo) y la minusvalía o hán­
nivel de afectación de las funciones superiores influirá dicap se define como la alteración en el funcionamiento
no sólo en el aprovechamiento del tratamiento y o rol social a causa de la discapacidad (incapacidad para
en la recuperación funcional, sino que también vivir solo o para trabajar).
determinará el éxito en la reinserción familiar, Estos conceptos han sido revisados y la Internacio­
social y laboral. La neuropsicología tendrá un papel nal Classification of Functioning (ICF, 2001) difiere
relevante en la valoración y en el tratamiento de los del modelo original (OMS, 1980). Así, el término acti-
déficits a este nivel pero también en la educación y en vidad sustituye a discapacidad, y participación a minusva-
el asesoramiento de la familia. lía. Los déficits causarán limitaciones en la actividad
• Exploración funcional. Es imprescindible establecer el y restricciones en la participación. Introduce también
nivel funcional inicial para poder valorar cuál será factores contextuales tanto del entorno como persona­
la evolución durante el tratamiento, ya se realice les (Tate, 2003).
en régimen de ingreso, en un hospital de día o en En la evaluación es preciso considerar cada uno de
un centro próximo al domicilio del paciente. Los estos niveles y determinar a cuál de ellos deben dirigirse
instrumentos más ampliamente utilizados en la las intervenciones. La evaluación psicométrica normal­
evaluación de la persona que sufre secuelas de un mente va dirigida al nivel de déficit, pero es insuficiente
TCE son el Galveston, Orientation and Amnesia Test para dar una visión completa de la capacidad funcional
(GOAT), la GOS, los Rancho Levels of Cognitive de la persona o para desarrollar un plan de rehabilita­
Functioning (RLCF), la Disability Rating Scale ción apropiado. Por ello hay gran interés en desarrollar
(DRS) y la Functional Independence Measure herramientas de medida de mayor validez ecológica, a
(FIM)-Functional Assessment Measure (FAM). Estas fin de estimar mejor la capacidad funcional y las limita­
medidas de discapacidad se cumplimentarán al ciones de la persona, así como también las medidas de
ingreso y al alta, como mínimo. resultado que abarquen aspectos de integración social y
Tal como se ha expuesto más arriba, el paciente con satisfacción vital.
secuelas de un TCE moderado o grave es un paciente El objetivo de la evaluación neuropsicológica, en
complejo y presenta una heterogeneidad de problemas general, consiste en identificar, describir y cuantificar
que requieren un abordaje multidisciplinar y coordi­ las alteraciones cognitivas y conductuales que ocasiona
la lesión cerebral, así como las capacidades preserva­
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

nado para poder obtener el mejor resultado funcional


atendiendo a los déficits y a la discapacidad secundaria das.
que se genera. Es esencial iniciar este tratamiento lo más La evaluación está formada por un conjunto de méto­
precozmente posible y en unidades específicas que gocen dos y técnicas que permiten:
de la experiencia necesaria para asegurar la mejor calidad • Describir con detalle las consecuencias de la lesión
asistencial en todo momento. cerebral en términos de funcionamiento cognitivo,
trastornos de conducta y alteraciones emocionales.
• Establecer un diagnóstico.
• Diseñar un plan de rehabilitación de las funciones
alteradas y modificar las conductas desadaptativas.
EVALUACIÓN NEUROPSICOLÓGICA • Determinar los progresos del paciente y valorar la
eficacia de las distintas intervenciones (tratamientos
La evaluación y la rehabilitación constituyen dos cam­ cognitivos, farmacológicos, quirúrgicos, etc.).
pos fundamentales de la neuropsicología y son dos • Identificar los factores pronósticos.
procesos inseparables en el trabajo clínico en general y • Informar a los familiares y a los profesionales de la
en la intervención en el TCE en particular. Uno de los rehabilitación a fin de plantear objetivos realistas.
primeros pasos para desarrollar un plan terapéutico es • Realizar una valoración médico-legal del nivel de
evaluar el estado cognitivo del paciente y considerar deterioro cognitivo.
esta situación en el funcionamiento previo, actual y • Guiar una reorientación profesional.
futuro (fig. e10-1). • Llevar a cabo una investigación clínica
Los conceptos de déficit, discapacidad y minusvalía, neuropsicológica.
definidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS, Entre los objetivos más específicos de la evaluación
1980), nos ofrecen un marco útil para entender y valorar en el contexto de la rehabilitación se encuentran el

159
Parte |3| Rehabilitación neuropsicológica en la práctica clínica

desarrollo de una descripción detallada no sólo de los tivas. Asimismo, deben identificarse las alteraciones con­
niveles cognitivos y emocionales sino también del fun­ ductuales y emocionales.
cionamiento interpersonal del paciente, incluyendo los En la evaluación del TCE hay que tener en cuenta la
mecanismos compensatorios, la estimación de la capa­ estimación de la gravedad inicial, valorar el funciona­
cidad de la persona para participar en la rehabilitación, miento premórbido, evaluar los déficits cognitivos, identi­
y las indicaciones acerca de qué procedimiento será más ficar las alteraciones conductuales y emocionales, valorar
efectivo para facilitar el aprendizaje y el funcionamiento la independencia del paciente en las actividades de la vida
cognitivo. diaria y analizar los resultados finales.
Existen distintas aproximaciones en la evaluación
neuropsicológica: enfoques flexibles-cualitativos y
psicométricos-cuantitativos-normativos. Mientras que
ORGANIZACIÓN DE LA EVALUACIÓN: en el enfoque psicométrico se analizan los déficits,
PROCEDIMIENTOS el cualitativo permite analizar el proceso y entender
cómo se ha obtenido la puntuación. En el daño cere­
El proceso de evaluación implica la observación, la entre­ bral en general y en el TCE en particular, conviene
vista y la administración de diferentes pruebas estanda­ integrar ambos enfoques, ya que los dos aportan ele­
rizadas de evaluación neuropsicológica. Comprender, mentos necesarios para la intervención, pues si bien
interpretar e integrar los datos es fundamental para orien­ con el método estándar (psicométrico) se obtiene la
tar un diagnóstico y establecer el tratamiento rehabilita­ puntuación del test y puede resultar útil para valorar
dor. la respuesta al tratamiento rehabilitador, el análisis
Es necesario empezar por la revisión de la historia clí­ cualitativo nos informa tanto de los errores como de
las estrategias utilizadas, lo cual nos proporcionará
nica, cuyos componentes esenciales son: 1) información
una información muy útil para establecer el programa
médica relevante; 2) datos de la exploración neurológica,
de rehabilitación. Hay varias razones que justifican
de neuroimagen, de las complicaciones asociadas, de las
la utilidad de este último análisis: muchas de las difi­
intervenciones quirúrgicas, de la puntuación en la GCS y
cultades características de las alteraciones de atención
de la duración de la APT y 3) antecedentes neurológicos/
y de las funciones ejecutivas propias del TCE, como
psiquiátricos.
son la distractibilidad y la impulsividad, es más fácil
La entrevista con el paciente y/o la familia nos per­
documentarlas cualitativamente. Las observaciones de
mite obtener información sobre el funcionamiento
la conducta y los rapports subjetivos, así como el estilo
premórbido: nivel educativo, conducta social, historia
cognitivo nos proporcionan un contexto para poder
profesional y familiar, abuso de alcohol y sustancias, y
interpretar las puntuaciones de los test. Hacer una
tratamiento actual, así como sobre el nivel de competen­ interpretación puramente cuantitativa también puede
cia e independencia previo. A través de la entrevista pode­ inducir a error si no se tienen en cuenta, además de los
mos observar el grado de conciencia de las limitaciones. anteriores, otros factores intrínsecos a la persona con
La evaluación neuropsicológica es un proceso que TCE, como las capacidades comunicativas, los trastor­
variará en función de la gravedad del TCE y del momento nos motores, los déficits visuales y auditivos, el tiempo
evolutivo. Así, en los primeros estadios debe valorarse de reacción, la emoción y la conducta; por tanto, hay
la evolución del estado de conciencia y de la APT. Estos que ser cauto al interpretar los resultados.
datos tendrán un valor pronóstico. En rehabilitación, la selección de los instrumentos de
Hay que tener en cuenta que la evaluación de la per­ evaluación debe hacerse en función de los déficits que
sona en APT o que sale de esta fase comporta muchas presenta el paciente y de la fase del proceso, así como
dificultades y no es recomendable realizar una explora­ teniendo en cuenta su sensibilidad al cambio que se dé
ción detallada, sino más bien observar la conducta del como resultado de la intervención. Es importante tam­
paciente y registrar los problemas de atención y fatiga, las bién, como señala Sohlberg (2001), obtener más de un
capacidades de comunicación y la conducta general, con­ indicador de déficit a través de los distintos test que eva­
duciendo la evaluación a través de una serie de sesiones lúen la misma capacidad antes de concluir que hay una
cortas. alteración en una determinada área.
En estadios posteriores se realizará una exploración Pueden utilizarse baterías y test específicos. Las pri­
neuropsicológica sistemática y amplia que, dada la meras permiten llevar a cabo una valoración global del
coexistencia de lesiones focales y difusas, así como funcionamiento cognitivo, la oportunidad de disponer de
la  heterogeneidad y la complejidad de las alteraciones una amplia base de datos y son útiles para el diagnóstico.
neuropsicológicas que se derivan, debe abarcar diferentes En la clínica, su diseño permite más la comparación de
funciones: orientación, atención y velocidad de procesa­ resultados entre sujetos y grupos que el análisis específico
miento de la información, lenguaje y habla, capacidad de los errores que comete el paciente y, por tanto, con
visoperceptiva, memoria y aprendizaje y funciones ejecu­ frecuencia no dan suficiente información para planificar

160
Traumatismos craneoencefálicos Capítulo | 10 |

el programa de rehabilitación individualizado (Muñoz- la recuperación de sus funciones superiores, comprender


Céspedes y Tirapu-Ustárroz, 2001). mejor la naturaleza de las alteraciones que presenta y desa­
Los test específicos permiten una aproximación más rrollar estrategias que permitan compensar estos trastornos.
flexible y profundizar en las distintas funciones cogniti­ La rehabilitación de la persona que ha sufrido un TCE
vas, por lo que son más útiles en el contexto rehabilitador constituye un particular y complejo reto para los profe­
(tabla e10-1). sionales de la salud. Es un proceso interdisciplinar que
La identificación de los aspectos conductuales y emo­ se inicia ya en la fase de hospitalización para atender los
cionales es fundamental para una adecuada intervención; aspectos médicos, potenciar la rehabilitación física y neu­
sin embargo, aunque existe gran cantidad de instrumen­ ropsicológica, pero que continúa después del alta hospi­
tos para evaluar los aspectos cognitivos, son escasos los talaria, puesto que los déficits cognitivos y conductuales
que permiten evaluar los cambios en la conducta y las pueden persistir en el tiempo.
alteraciones emocionales. Y esto es así por varias razones,
entre ellas por las dificultades debidas a los propios tras­
tornos neuropsicológicos (comprensión del contenido de Fases de la rehabilitación
las preguntas, escasa atención, apatía, falta de conciencia
de las limitaciones) y la inadecuación de los instrumentos Existen distintos pasos en la intervención terapéutica en
de medida, ya que la mayoría han sido desarrollados para el TCE.
trastornos psicopatológicos clásicos y su uso en pacientes Pacientes en estado de coma o de mínima respuesta.
con TCE puede inducir a error. La intervención en esta fase, y cuando el paciente esté
La información sobre los cambios conductuales y el medicamente estable, se centra en la aplicación de pro­
estado emocional se obtienen a través de la entrevista gramas de estimulación sensorial, con el objetivo de
con la familia y de la observación registrada por el propio incrementar el estado de alerta y mejorar el nivel de arou-
psicólogo o por los miembros del equipo rehabilitador. sal en pacientes que tienen alterado el estado de concien­
Teniendo en cuenta que la conducta del paciente es el cia (Wood, 1992). Estos programas suelen ser llevados
resultado de una compleja interacción de factores (entre a cabo por terapeutas ocupacionales, en coordinación
ellos la propia lesión, el individuo y el contexto), hay que con el resto de profesionales del equipo. Estas técnicas
identificar cuáles de ellos contribuyen al problema. pretenden mejorar el resultado reduciendo la duración y
Pese a las limitaciones expuestas, en la actualidad se profundidad del coma.
utilizan algunas escalas que son cumplimentadas por el Wood (1992) introdujo el término de estimulación
paciente y su familia o personas significativas, entre las sensorial regulada, que consiste en regular los estímulos
que destacan la Katz Adjustment Scale (KAS) (Hogarty ambientales de las personas en estado vegetativo o en
y Katz, 1971) o las adaptaciones españolas de la Neuro­ fase de mínima conciencia. La regulación sensorial del
behavioral Rating Scale (NRS) y la entrevista revisada de
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

ambiente tenía en cuenta:


Iowa (Pelegrín, Martín y Tirapu-Ustárroz, 1995).
No hay que olvidar la valoración del impacto de los
• Bajos niveles de ruido ambiental en el marco
hospitalario o en el entorno del paciente.
déficits neuropsicológicos en el ámbito funcional, es decir,
cómo afectan a la capacidad del sujeto para el autocuidado
• Intervalos apropiados entre los estímulos durante la
terapia y los cuidados de enfermería para favorecer el
y el grado de ayuda que precisa. Para apreciar los efectos
procesamiento de la información.
del TCE en el ajuste personal y social, así como el impacto
en la familia se dispone de diversas escalas (tabla e10-2).
• Regular los intervalos de descanso necesarios para
una buena estimulación.
• Monitorizar los cambios conductuales en varios
parámetros de respuesta y tiempo.
REHABILITACIÓN E INTERVENCIÓN La Sensory Modality Assessment and Rehabilitation
Technique (SMART) (Gill-Thwaites, 1997, 1999; ­Wilson,
A pesar de los avances en investigación en el campo de 2000) proporciona una categorización de las ­respuestas
las neurociencias, la recuperación total después de una conductuales observadas en pacientes en estado vegeta­
lesión cerebral grave no es posible en la actualidad. Sin tivo. Esta escala fue creada para proporcionar una estruc­
embargo, la neurorrehabilitación dispone de métodos tura de inputs sensoriales y al mismo tiempo evaluar la
para ayudar a la persona que ha sufrido un TCE a opti­ habilidad del paciente en estado vegetativo o en fase de
mizar la recuperación de sus funciones, potenciar sus mínima conciencia para procesar la información y ver
capacidades preservadas y ayudarla a adaptarse a sus limi­ el progreso del nivel de conciencia. Estas respuestas se
taciones, a fin de conseguir la máxima autonomía posible observan después de un programa de estimulación senso­
(Bernabeu y Roig, 2002). rial regulada (estimulación táctil, visual, auditiva, olfato­
En general, la rehabilitación neuropsicológica se define ria y gustativa). Esta técnica fue creada para proporcionar
como un proceso activo que ayuda al paciente a optimizar datos cuantitativos para la evaluación de las respuestas de

161
Parte |3| Rehabilitación neuropsicológica en la práctica clínica

los pacientes a los programas de estimulación sensorial Estos procedimientos no se excluyen y, en general, los
regulada. programas de rehabilitación combinan diferentes niveles
Fase de APT. A la salida del coma y en la fase de confusión de intervención según el grado de afectación o la función
y agitación que suele acompañar a la APT la intervención a tratar. Así, la modificación del entorno y la aproxima­
neuropsicológica será aún limitada y se centrará en regular ción conductual han demostrado ser efectivas para reducir
el entorno del paciente, a fin de reducir la posible agita­ la discapacidad y el hándicap en pacientes con afectación
ción y asegurar unos niveles de estimulación apropiados. cognitiva grave, mientras que cuando la afectación es
Se iniciará el trabajo en orientación y atención, y en el es- menor pueden beneficiarse de otro tipo de intervención,
tablecimiento de un sistema funcional de comunicación como serían las técnicas restauradoras, que facilitarían el
introducido por el logopeda. crecimiento y la reorganización neuronal.
A continuación se citan un conjunto de pautas para el Cabe considerar que cualquier estrategia o enfoque
manejo de la persona en APT: terapéutico será tanto más eficaz en la medida en que sea
flexible, relevante para el paciente y aplicado directamente
• Evite ambientes con demasiados estímulos (ruidos, en situaciones de la vida real.
voces…), ya que pueden aumentar su inquietud y
Teniendo en cuenta la variedad y la complejidad de
confusión.
problemas que presenta el TCE, el enfoque más efectivo
• Mantenga un entorno seguro y familiar.
es el holístico, que integra formas tradicionales de tra­
• Háblele despacio y sin gritar.
tamiento con rehabilitación cognitiva, modificación de
• Puede hablarle del accidente; saber qué ha ocurrido
conducta, soporte psicológico, entrenamiento en habi­
y por qué está en el hospital puede ayudarlo a
lidades vocacionales y de autonomía para la vida coti­
tranquilizarse.
diana, y soporte, educación y participación de la familia.
• Ayúdelo a recordar acontecimientos dándole pistas.
No se va a incidir de forma específica en el tratamiento de
• Proporciónele información que lo ayude a orientarse
las principales alteraciones cognitivas (atención, memoria
en tiempo y en lugar.
y funciones ejecutivas) consecutivas al TCE, puesto que
• Puesto que tiene problemas de memoria, repítale las
este tema está ampliamente desarrollado en los corres­
cosas varias veces.
pondientes capítulos a lo largo de esta obra. Sin embargo,
• Limite el número de visitas y la duración de las
vamos a recordar algunas intervenciones generales para la
mismas.
rehabilitación de estas funciones.
• Permita descansos frecuentes.
En el caso de la afectación de la atención, cuando esta sea
• Refuerce los intentos de comunicación y dé
importante convendrá modificar el entorno o las tareas
instrucciones sencillas.
a fin de conseguir el máximo rendimiento del paciente.
• Las sesiones de tratamiento deben ser breves.
También puede considerarse la intervención farmacoló­
• Permita al paciente moverse con libertad pero bajo
gica con el fin de aumentar el arousal, o la velocidad de
supervisión.
procesamiento. Cuando la afectación sea menos grave se
• Haga los mínimos cambios en el equipo.
utilizarán estrategias de autoinstrucción en función de las
Fase de recuperación. La puntuación en el GOAT nos características del déficit de atención (sostenida, selectiva,
indica el final de la APT. En este momento y una vez iden­ dividida, etc.).
tificadas mediante la evaluación las alteraciones cognitivas Para los problemas de memoria, pueden aplicarse una
y las funciones preservadas, se diseña y aplica el programa extensa variedad de ayudas externas bien programadas
de tratamiento. externamente (por parte del profesional) o aquellas que
Se conocen diversos procedimientos de rehabilitación requieren la participación activa del paciente. Tanto en
cognitiva: uno como en otro caso es fundamental un entreno sis­
• Restauración. Consiste en estimular y mejorar temático y su aplicación en el contexto de la vida real.
las funciones cognitivas alteradas, trabajando Otros procedimientos, como el aprendizaje implícito, las
directamente sobre ellas. Incide, pues, en el déficit. estrategias mnemotécnicas, la imaginación visual, etc.,
• Compensación. Basada en las teorías de la son útiles también para la intervención en la afectación
compensación conductual o adaptación funcional, de la memoria.
trata el problema a nivel de la discapacidad y enseña En el caso de disfunción ejecutiva es fundamental sim­
al paciente estrategias y habilidades para reducir el plificar y estructurar las tareas para reducir las dificultades
impacto que los déficits ocasionan en su vida diaria. de iniciativa y planificación. El control del tiempo, la
• Adaptación del entorno o de la tarea para conseguir autorregulación de la conducta y el entrenamiento en
realizarla con la máxima eficacia. la  solución de problemas constituyen otras formas de
• Enfoque conductual. Incorpora el uso de la intervención.
retroalimentación (feedback) y el refuerzo de la conducta La rehabilitación va más allá de la ejercitación o recu­
para optimizar su aprendizaje, velocidad y adaptación. peración cognitiva, ya que el objetivo de la rehabilitación

162
Traumatismos craneoencefálicos Capítulo | 10 |

es lograr la mayor adaptación posible a la vida cotidiana, y generalización de las habilidades entrenadas en
lo que también implica reconocer las limitaciones y las sesiones de tratamiento, sino también porque la
readaptarse a la realidad. Por ello hay que tener en cuenta participación activa en el mismo contribuye a disminuir
la globalidad de la persona, la cognición y la emoción no sus niveles de impotencia e indefensión.
deben separarse y los aspectos psicosociales no han de • Focalizar el tratamiento en objetivos funcionales. Tener
considerarse nunca como secundarios. en cuenta factores como la personalidad previa,
Las alteraciones conductuales constituyen el mayor obs­ los valores, el estilo de vida, las preferencias y las
táculo para la reintegración social y son una importante actividades facilitará el establecimiento de los
fuente de estrés para la familia. Las técnicas de modifica­ objetivos terapéuticos. La intervención, bien sea
ción de conducta derivan del condicionamiento operante a través de técnicas de entrenamiento intensivo,
y entre ellas se encuentran el refuerzo positivo de conduc­ desarrollo de estrategias compensatorias o
tas deseadas, el moldeamiento, la economía de fichas, el modificación del entorno, será tanto más eficaz en la
refuerzo diferencial, la extinción, el coste de respuesta, medida en que incida en estas actividades relevantes
etc. A fin de poder atender un mayor número de proble­ para el sujeto y en el contexto de la vida real.
mas, entre ellos la falta de autoconciencia, se han incor­ • Facilitar la adaptación y el ajuste emocional del
porado al tratamiento de las alteraciones conductuales paciente y de la familia. Las secuelas del TCE tienen
otras técnicas como son el entrenamiento en autocontrol, un significativo impacto en su estilo de vida. La
la reestructuración cognitiva y las habilidades sociales. rehabilitación debe dirigirse no sólo a optimizar la
Para atender el amplio espectro de alteraciones tanto recuperación de la función, sino también a adaptarse
físicas como cognitivas y conductuales de la persona que a las limitaciones restantes, lo que supone aprender
ha sufrido un TCE y con el objetivo de dirigir la rehabili­ y entrenar estrategias que permitan llevar a cabo
tación hacia la persona más que hacia una disciplina, se una determinada actividad o relacionarse con los
considera esencial una aproximación rehabilitadora inter­ demás de forma distinta a como antes se hacía. Es
disciplinar con la participación de distintos profesionales importante la implicación de la familia desde los
del campo de la salud con el propósito de tratar cada uno primeros momentos y a lo largo del tiempo, pero no
de los problemas con un objetivo común. Los profesiona­ hay que olvidar que ellos necesitan también atención.
les que forman este equipo son un médico rehabilitador, Ofrecer soporte, consejo o terapia familiar facilita
personal de enfermería, fisioterapeutas, terapeutas ocupa­ la adaptación y ayuda a disminuir la sensación de
cionales, neuropsicólogos, logopedas, trabajadores sociales sobrecarga que en ocasiones siente la familia.
y psiquiatras. La coordinación e interacción entre ellos se • Utilizar métodos para mejorar la atención y facilitar
considera fundamental para el abordaje, y la participación el aprendizaje. La rehabilitación es un proceso de
y la implicación de la familia constituyen un elemento aprendizaje. En estudios animales, Recanzone,
clave en este proceso (Bernabeu y Roig, 1999; 2003).
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Schreiner y Merzenich (1993) muestran la importancia


Ponsford (2004) expone un conjunto de principios de la atención activa en una tarea para el aprendizaje
para lograr una mayor respuesta a la rehabilitación: y la reorganización cerebral. En humanos se reforzará
• Trabajo en equipo. Las consecuencias del TCE son el aprendizaje si se trabaja tranquilo, en silencio,
complejas, ya que los déficits cognitivos y los cambios despacio, se controla la frecuencia y la duración de las
conductuales y emocionales pueden afectar a todos sesiones —mejor cortas y frecuentes— y basándose
los aspectos de la rehabilitación. Los miembros del en métodos de la psicología cognitiva: recuerdo
equipo deben conocer estos problemas y la forma de espaciado, priming perceptual y aprendizaje sin error.
manejarlos adecuadamente. Puesto que el trabajo con • Evaluar la eficacia de las intervenciones. Es un
el TCE es duro, el equipo puede ayudar a aliviar el elemento esencial pero a la vez uno de los más
estrés que provoca el trabajo diario. difíciles por varias razones: la heterogeneidad de las
• Implicación del paciente y de la familia. En general, el lesiones que hace difícil el estudio de grupos, y la
paciente que ha sufrido un TCE tiene una reducida naturaleza multifocal del proceso rehabilitador que
capacidad para reconocer sus déficits y, por tanto, dificulta valorar el impacto de formas específicas de
la necesidad de rehabilitación, por lo que no puede tratamiento, la recuperación espontánea y la falta
implicarse activamente en el proceso. En ocasiones las de acuerdo en los criterios de medida de resultados.
familias crean expectativas excesivamente optimistas Muchos estudios no tienen en cuenta la evaluación
respecto a la recuperación. Informar a la familia sobre del impacto de las intervenciones en la vida diaria
el alcance y las consecuencias del daño cerebral ayudará y el ajuste psicosocial de la persona afectada, y es el
a establecer objetivos realistas. Implicar a sus miembros más importante. El diseño de caso único dirige el
en el proceso rehabilitador es muy útil no sólo porque tratamiento hacia las necesidades y el estilo de vida
son quienes mejor conocen al paciente y nos pueden del individuo y permite evaluar continuamente la
facilitar información y favorecen la consolidación respuesta al tratamiento (Wilson, 2003).

163
Parte |3| Rehabilitación neuropsicológica en la práctica clínica

CASO CLÍNICO
Paciente de 22 años edad que sufrió un traumatismo funcionamiento visoperceptivo y visoconstructivo estaba
craneoencefálico (TCE) grave en un accidente de tráfico preservado. Presentaba disfunción ejecutiva (inflexibilidad
(conductor de coche). Al ingreso presentó un nivel de cognitiva, e importantes problemas de organización,
6 puntos en la Glasgow Coma Scale (GCS; traumatismo planificación y secuenciación). A nivel de conducta,
grave). Los resultados de la tomografía computarizada se mostraba colaborador, aunque con impulsividad
inicial informaron de un edema cerebral difuso, de una y falta de conciencia de los déficits. Después de salir
contusión temporal izquierda y de sangrado ventricular en de la fase de APT, el paciente siguió un programa de
el asta occipital derecha. La resonancia magnética mostró rehabilitación extenso que constaba de fisioterapia diaria,
una lesión axonal difusa. logopedia, terapia ocupacional, deporte y rehabilitación
En el momento del accidente el paciente trabajaba neuropsicológica. La planificación de este tratamiento
como soldador, tenía pareja y vivía independizado. Su y el planteamiento de los objetivos específicos a corto y
dominancia manual era derecha y había cursado estudios medio plazo se establecieron en la sesión conjunta que
medios. tenía lugar cada 2 meses y en la que participaba todo el
Permaneció 32 días en la unidad de cuidados equipo rehabilitador. En ella se exponían los resultados de
intensivos (UCI) de un hospital general. Un mes después las diferentes exploraciones y se acordó un programa de
del accidente, salió de la UCI y fue ingresado en un tratamiento con objetivos específicos.
hospital de rehabilitación. Permaneció 2 meses en El programa de rehabilitación neuropsicológica se basó
estado de mínima conciencia. Durante este tiempo se en el entrenamiento específico de las funciones cognitivas
realizaron movilizaciones diarias y se aplicó un programa afectadas mediante programas de ordenador y tareas de
de estimulación sensorial regulado (Sensory Modality papel y lápiz. Se utilizaron técnicas de compensación para
Assessment and Rehabilitation Technique [SMART]), que minimizar las alteraciones que presentaba. Se trabajaron
consistió en estimulación sensorial multimodal (en cada primero las capacidades atencionales, después los
sesión se estimulan todos los sentidos) con regulación problemas de memoria y, finalmente, el funcionamiento
ambiental y evaluación conductual de las respuestas del ejecutivo. Se utilizaron ejercicios jerárquicamente
paciente después de la sesión. Se realizó una estimulación organizados (de más sencillos a más complejos).
diaria durante unos 30 min. Salió del estado de mínima Desde el principio del tratamiento se fue facilitando la
conciencia y permaneció 90 días en fase de amnesia generalización a las actividades de vida diaria.
postraumática (APT). Durante este período se aplicó el Durante todo este tiempo se mantuvieron entrevistas
Galveston Orientation Amnesia Test (GOAT) semanalmente semanales con su familia, en las que se le ofreció
hasta que terminó esta fase. Mientras permanecía en información del estado cognitivo que presentaba el
APT, el paciente realizó terapia ocupacional diaria paciente en cada momento, soporte emocional y pautas
en pequeños grupos para trabajar la orientación y la de intervención. El paciente permaneció 5 meses ingresado
capacidad atencional. Finalizada esta etapa se realizó una en el hospital de rehabilitación; al cabo de este tiempo,
exploración neuropsicológica completa. Se administraron tuvo una marcha autónoma, había mejorado el habla y
diferentes pruebas para evaluar la atención, la memoria era independiente para la mayoría de las actividades de
y las funciones ejecutivas: Trail Making Test (TMT), Test la vida diaria. A nivel neuropsicológico, habían mejorado
de Stroop, Continuous Performance Test (CPT), Paced todas las funciones, especialmente la atención sostenida,
Auditory Serial Addition Test (PASAT), aprendizaje la velocidad de procesamiento de información, la memoria
de palabras de Rey, Rivermead Behavioural Memory de trabajo y la conciencia del déficit. En el momento del
Test (RBMT), Wisconsin Card Sorting Test (WCST) y el alta hospitalaria el paciente seguía presentando alteración
cuestionario Behaviour Rating Inventory of Executive de la atención dividida, de la memoria verbal a largo plazo
Function (BRIEF). y una discreta disfunción ejecutiva. Siguió tratamiento
La exploración neuropsicológica puso de manifiesto que neuropsicológico durante 8 meses más (dos sesiones
el lenguaje estaba preservado en cuanto a la estructura semanales). Se utilizaron técnicas compensatorias y ayudas
gramatical con pobre contenido informativo; presentaba externas para mejorar el rendimiento en las actividades
una alteración del habla (disartria), pero el paciente se de la vida diaria e incrementar la aparición de conductas
encontraba orientado en persona, espacio y tiempo. adaptativas.
Destacaba la afectación de la atención sostenida, Al cabo de 1 año de haber sufrido el TCE el paciente
selectiva, alternante y dividida. La velocidad de sigue presentando afectación de la atención dividida y de
procesamiento de información era reducida. Presentaba la memoria verbal y destaca una importante afectación
afectación de la memoria de trabajo y de la verbal a corto emocional derivada de la adaptación a la discapacidad.
y a largo plazo, aunque mejoraba con ayudas verbales. Acude a consulta de Neuropsicología una vez al mes con el
Mostraba una buena capacidad de aprendizaje. El fin de intervenir en los aspectos emocionales.

164
Traumatismos craneoencefálicos Capítulo | 10 |

BIBLIOGRAFÍA

Anderson, V., Northam, E., Wrennall, J., Verbal Learning Test: Adult version. Granger, C. V., y Hamilton, B. B.
y Hendy, J. (2001). Developmental San Antonio: The Psychological (1987). Uniform data set for medical
neuropsychology. A clinical approach. Corporation. rehabilitation. Buffalo: Research
Hove, East Sussex, Reino Unido: Dickmen, S., McLean, A., y Temkin, N. Foundation, State University of New
Psychology Press. (1986). Neuropsychological and York.
Arrotegui, J. I., Sengupta, R., y psychological consequences of minor Grimby, G., y Smedby, B. (2001). ICF
Mendelow, D. (1997). Measurement head injury. Journal of Neurology, approved as the successor of ICIDH.
of intracranial pressure as a factor in Neurosurgery and Psychiatry, 49, Journal of Rehabilitation Medicine,
the prognosis of the course of serious 1227–1232. 33(5), 193–194.
cranio-encephalic injuries. Revista de Eslinger, P. J., y Damasio, A. R. (1985). Gronwall, D. M. (1977). Paced auditory
Neurología, 25(143), 1022–1024. Severe disturbance of higher serial- addition task: a measure of
Bechara, A., Damasio, A. R., Damasio, cognition alter bilateral frontal lobe recovery from concussion. Perceptual
H., y Anderson, S. W. (1994). ablation. Neurology, 35, 1731–1741. and Motor Skills, 44, 367–373.
Intensitivity to future consequences Filley, C. M., Cranberg, L. D., Gronwall, D. M., y Wrightson, P. (1974).
following damage to human Alexander, M. P., y Hart, E. J. (1987). Delayed recovery of intellectual
prefrontal cortex. Cognition, 50, 7–15. Neurobehavioral Outcome after function after minor head injury.
Benedet, J. M., y Alejandre, M. A. Closed Head Injury in Childhood Lancet, 2, 605–609.
(1998). Test de Aprendizaje Verbal and Adolescence. Archives of Hagen, C., Malkmus, D., y Durham, P.
España-Complutense (TAVEC). Madrid: Neurology, 44(2), 194–198. (1972). Levels of cognitive functioning.
TEA. Frey, W. F., Savage, R. C., y Ross, B. J. Downey (CA): Rancho Los Amigos
Benton, A. L. (1998). Test de Retención (1994). The Adolescent with Hospital.
Visual. Madrid: TEA. Traumatic Brain Injury: Cognitive, Hall, K. M. (1997). The Functional
Bernabeu, M., y Roig, T. (1999). Psychological, and Educational Assessment Measure (FAM). Journal of
La rehabilitación del traumatismo Issues. Archives of pediatrics and Rehabilitation Outcomes, 1(3), 63–65.
craneoencefálico: un enfoque Adolescent Medicine, 5(2), 311–326. Heaton, R. K. (1981). A manual for the
interdisciplinar. Blocs 11. Barcelona: Gill-Thwaites, H., y Munday, A. (1999). Wisconsin Card Sorting Test. Odesa:
Fundació Institut Guttmann. comprehensive and integrated Psychological Assessment Resources.
Bernabeu, M., y Roig, T. (2002). assessment and treatment protocol Hogarty, G. E., y Katz, M. M. (1971).
Unidad de daño cerebral en el for the vegetative state and minimally Norms of adjustment and social
Institut Guttmann. Hospital de responsive patient. Neuropsychological behaviour. Archives of General
Neurorehabilitación. Minusval, 2, Rehabilitation, 9, 305–320. Psychiatry, 25, 470–480.
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

76–81. Gill-Thwaites, H. (1997). The sensory Hoofien, D., Gilboa, A., Vakil, E., y
Bigler, E. D., y Hubler, D. W. (1985). Modality Assessment Rehabilitation Donovick, P. J. (2001). Traumatic
Intellectual and memory impairment Technique- A tool for assessment brain injury 10-20 years later: A
in dementia: CT volume correlations. and treatment of patients with severe comprehensive outcome study
Journal of Nervous and Mental Disease, brain injury in a vegetative state. of psychiatric symptomatology,
173, 347–352. Brain Injury, 11, 723–734. cognitive abilities and psychosocial
Bigler, E. D. (1996). Neuroimaging Glisky, E. L., Schacter, D. L., y Tulving, functioning. Brain Injury, 15(3),
II: clinical aplication. Nueva York: E. (1986). Learning and retention 189–209.
Plenum Press. of computer related vocabulary in Jennet, B., y Bond, M. (1975).
Brinckenkamp, J. L. (1981). En Test d2: memory-impaired patients: method Assessment of outcome after severe
Concentration-Endurance-Test: Manual of vanishing cues. Journal of Clinical brain damage: A practical scale.
(7.ª ed.). Gottingen: Verlag fur and Experimental Neuropsychology, 8, Lancet, 480–484.
Psychologie. 292–312. Junqué, C. (1999). Secuelas
Brooks, D. N. (1987). Measuring Goldberg, E., y Podell, K. (2000). neuropsicológicas de los
neuropsychological and functional Adaptive decision making, ecological traumatismos craneoencefálicos.
recovery. En H. S. Levin, y J. Grafman validity and the frontal lobes. Revista de Neurología, 28(4), 423–429.
(Eds.), Neurobehavioral recovery from Journal of Clinical and Experimental Junqué, C., Bruna, O., y Mataró,
head injury (pp. 57–72). Oxford: Neuropsychology, 22, 56–68. M. (1998). Traumatismos
Oxford University Press. Golden, C. J. (1978). Stroop Color and craneoencefálicos. Un enfoque desde
Conners, C. K. (1995). Multi-Health Word Test. Chicago, IL: Stoelting. la neuropsicología y la logopedia.
Systems Staff. Conners Continuous Granger, C. V. (1998). The emerging Barcelona: Masson.
Performance Test. Toronto: science of functional assessment: our Katz, M. M., y Lyerly, S. B. (1963).
Multi-Health Systems. tool for outcomes analysis. Archives Methods for measuring adjustment
Delis, D. C., Kramer, J. H., Kaplan, of Physical and Medical Rehabilitation, and social behavior in the
E., y Ober, B. A. (1987). California 79(3), 235–240. community: rationale, description,

165
Parte |3| Rehabilitación neuropsicológica en la práctica clínica

discriminative validity and scale Muñoz-Céspedes, J. M., y Rappaport, M., Hall, K. M., Hopkins, K.,
development. Psychological reports, 13, Tirapu-Ustárroz, J. (2001). Belleza, T., y Cope, D. N. (1982).
503–535. Rehabilitación neuropsicológica. Disability rating scale for severe head
Kraus, J. F., y McArthur, D. L. (1996). Madrid: Síntesis. trauma: coma to community. Archives
Epidemiologic aspects of brain injury. National Institutes of Health Consens of Physical Medicine and Rehabilitation,
Clinical Neurology, 14(2), 435–450. Statement. (1998). Rehabilitation of 63(3), 118–123.
Levin, H. S., High, W. M., Goethe, K. E., persons with traumatic brain injury, 16(1), Recanzone, C. H., Schreiner, C. E., y
Sisson, R. A., Overall, J. E., 1–41. Merzenich, M. M. (1993). Plasticity
Rohades, H. M., Eisenberg, H. M., Organización Mundial de la Salud. in the frequency representation of
Kalisky, Z., y Gary, H. E. (1987). (1980). International classification primary auditory cortex following
The neurobehavioural rating Scale: of Impairments, Disabilities and discrimination training in adult
assessment of the behavioural handicaps. A manual of Classification monkeys. Journal of Neuroscience,
sequelae of head injury by the relating to the consequences of disease. 13(1), 87–103.
clinician. Journal of Neurology, Génova: OMS. Reitan, R. M. (1958). Validity of the
Neurosurgery and Psychiatry, 50, Organización Mundial de la Salud. Trail Making Test as an indicator of
183–193. (2001). Clasificación Internacional organic brain damage. Perceptual and
del Funcionamiento, de la Motor Skills, 8, 271–276.
Levin, H. S., O’Donnell, V. M., Vincent,
M. M., y Grossman, R. G. (1979). The Discapacidad y de la Salud (ICF). Rey, A. (1959). Test de Copie et de la
Galveston Orientation and Amnesia Madrid: Instituto de Mayores y Reproduction de Mémoire des Figures
Test. A practical scale to assess Servicios Sociales. Geométriques Complexes. París: CPA.
cognition after head injury. Journal of Pelegrín, C., Martín, M., y Versión española: Madrid: TEA.
Nervous and Mental Disease, 167(11), Tirapu-Ustárroz, J. (1995). La Ríos-Lago, M., y Muñoz-Céspedes, J. M.
675–684. escala NRS: la versión española de (2004). La atención y el control
Lezak, M. D. (1987). Relationship la Neurobehabioural Rating Scale. ejecutivo después de un traumatismo
between personality disorders, social Anales de Psiquiatría, 117(11), 88–98. craneoencefálico. Madrid: Fundación
disturbances, and physical disability Ponsford, J. (2004). Cognitive and MAPFRE Medicina.
following traumatic brain injury. behavioural rehabilitation. From Robertson, I. H., Ward, T., Ridgeway, V., y
Journal of Head Trauma Rehabilitation, neurobiology to clinical practice. Nueva Nimmo-Smith, I. (1994). The Tests of
2, 57–69. York: Guilford Press. Everyday Attention. Bury St Edmunds:
Ponsford, J. L., y Kinsella, G. (1991). The Thames Valley Test Company.
Lyle, D. M., Quine, S., Bauman, A., y
Pierce, J. P. (1990). Counting heads: use of a rating scale of attentional Robertson, I., Manly, T., Andrade, J.,
estimating traumatic brain injury in behaviour. Neuropsychological Baddeley, B. T., y Yiend, J. (1997).
New South Wales. Community Health Rehabilitation, 1, 241–257. ”Oops!”: performance correlates
Studies, 14(2), 118–125. Ponsford, J. L., y Olver, J. H. (1995). of everyday attentional failures in
A profile of outcome two years traumatic brain injured and normal
Malec, J. F., y Thomson, J. M. (1994).
following traumatic barin injury. subjects. Neuropsychologia, 35, 747–758.
Relationship of the Mayo-Portland
Adaptability Inventory to functional Brain Injury, 9, 1–10. Roig, T. (2005). Aportaciones de la
outcome and cognitive performance Ponsford, J. L., Sloan, S., y Snow, P. neuropsicología a la valoración
measures. Journal of Head Trauma (1995). Traumatic Brain Injury: del daño corporal. Papel de la
Rehabilitation, 9, 1–15. Rehabilitation for Everyday Adaptive neuroimagen. En V. Zurriaga, y
Meythaler, J. M., Peduzzi, J. D., Living. Hove: Lawrence Erlbaum E. Laborda (Eds.), Daño cerebral
Eleftheriou, E., y Novack, T. A. Associates. adquirido. Criterios de valoración
(2001). Current concepts: diffuse Porteus, S. D. (1959). The maze and (pp. 119–134). Madrid: Longares.
axonal injury-associated traumatic clinical psychology. Palo Alto, CA: Roig, T., y Enseñat, A. (2003).
brain injury. Archives of Physical Pacific Books. Intervención neuropsicológica en
Medicine and Rehabilitation, 82(10), Powell, T. (1994). Head Injury. A practical el accidente vascular cerebral. En
1461–1471. guide. Oxon: Winslow Press Limited. E. Remor, P. Arranz, y S. Ulla (Eds.),
Miller, J. D., Butterworth, J. F., Gudeman, Prigatano, G. P. (1987). Recovery El psicólogo en el ámbito hospitalario.
S. K., Faulkner, J. E., Choi, S. C., and cognitive retraining after Bilbao: Desclée de Brouwer.
Selhorst, J. B., Harbison, J. W., Lutz, craniocerebral trauma. Journal of Roig, T., y Juncadella, M. (1994).
H. A., Young, H. F., y Becker, D. P. Learning Disabilities, 20(10), 603–613. Traumatismo craneoencefálico:
(1981). Further experience in the Prigatano, G. P., y Fordyce, D. J. aspectos neuropsicológicos.
management of severe head injury. (1986). Cognitive dysfunction Rehabilitación. Actas Luso-Españolas
Journal of Neurosurgery, 54(3), and psychosocial adjustment de Neurología, Psiquiatría y Ciencias
289–299. alter brain injury. En G. P. Afines, 22(2), 43–50.
Muñoz-Céspedes, J. M., Paul Laprediza, Prigatano, D. J. Fordyce, y H. K. Ruff, R. M., Light, R. H., y Evans, R. W.
N. M., Pelegrín-Valero, C., y Zeiner (Eds.), Neuropsychological (1987). The Ruff Figural Fluency
Tirapu-Ustárroz, J. (2001). Prognostic rehabilitation after brain injury (pp. test: A normative study with adults.
factors in head injuries. Revista de 96–118). Baltimore: Johns Hopkins Developmental Neuropsychology, 3,
Neurología, 32(4), 351–364. University Press. 37–52.

166
Traumatismos craneoencefálicos Capítulo | 10 |

Ruff, R. M., Marshall, L. F., y Crouch, J. Stuss, D. T. (1992). Biological and Medicine and Rehabilitation, 73,
(1993). Predictors of outcome psychological development of 519–526.
following severe head trauma: executive functions. Brain and Whyte, J., Hart, T., Bode, R. K., y
follow-up data from the traumatic cognition, 20, 8–23. Malec, J. F. (2003). The Moss
coma Data Bank. Brain Injury, 7, Stuss, D. T., y Benson, D. F. (1986). The Attention Rating Scale for traumatic
101–111. frontal lobe. Nueva York: Raven Press. brain injury: initial psychometric
Sazbon, L., y Groswasser, Z. (1990). Sunderland, A., Harris, J. E., y Baddeley, assessment. Archives of Physical
Outcome in 134 patients with A. D. (1983). Do laboratory tests Medicine and Rehabilitation, 84(2),
prolonged posttraumatic unawareness. predict everyday memory? Journal of 268–276.
Part 1: Parameters determining late Verbal Learning and Verbal Behaviour, Wilson, B. A. (2003). Neuropsychological
recovery of consciousness. Journal of 22, 341–357. rehabilitation. Theory and practice.
Neurology, Neurosurgery and Psychiatry, Tate, R., Strettles, B., y Osoteo, T. (2003). The Netherlands: Swets and
72(1), 75–80. Enhancing outcomes after traumatic Zeitlinger.
Shallice, T. (1982). Specific impairments brain injuty: a social rehabilitation Wilson, B. A., Cockburn, J., y Baddeley,
of planning. Philosophical Transactions approach. En B. Wilson (Ed.), A. (1985). Rivermead Behavioural
of the Royal Society B: Biological Neuropsychological Rehabilitation: Memory Test. Reading: Thomas Valley
Sciences, 298, 199–209. theory and practice. The Netherlands: Test Company.
Shallice, T., y Burgess, P. W. (1991). Swets and Zeitlinger. Wilson, B. A., Alderman, N., y Burgess,
Deficits in strategy application Traumatic Brain Injury Model Systems P. W. (1996). Behavioural assessment
following frontal lobe damage in (TBIMS). Disponible en: http://www. of the dysexecutive syndrome (BADS).
man. Brain, 114, 727–741. tbims.org/. Flempton: Thames Valley Test
Shallice, T., y Burgess, P. W. (1991). Teasdale, G., y Jennet, B. (1974). Company.
Higher-order cognitive impairments Assessement of coma and impaired Wilson, B. A., Emslie, H., Foley, J.,
and frontal-lobe lesions in man. En conciousness. A practical scale. Lancet, Shiel, A., Watson, P., Hawkins, K.,
H. S. Levin, H. Eisenberg, y A. Benton 2, 81. Groot, Y., y Evans, J. J. (2005). The
(Eds.), Frontal lobe function and injury Vos, P. E., Van Voskuilen, A. C., Beems, Cambridge Prospective Memory Test.
(pp. 125–138). Oxford: Oxford T., Krabbe, P. F. M., y Vogels, O. J. M. Bury St. Edmunds: Thames Valley
University Press. (2001). Evaluation of the traumatic Test Company.
Smith, A. (1982). Symbol Digit Modalities coma data bank computed Wilson, J. T., y Wyper, D.
Test (SDMT). Manual (Revised). Los tomography classification for severe (1992). Neuroimaging and
Ángeles: Western Psychological Services. head injury. Journal of Neurotrauma, neuropsychological functioning
Sohlberg, M. M., y Mateer, C. A. 18(7), 649–655. following closed head injury: CT,
(1985). Prospective Memory Screening Warrington, E. K. (1996). The Camdem MRI, and SPECT. Journal of Head
(PROMS) and Orospective Memory Memory tests. Hove, Reino Unido: Trauma Rehabilitation, 7(4), 29–39.
Process Training (PROMPT). Psychologie Press. Wilson, S., y Gill-Thwaites, H. (2000).
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Puyallup, WA: Association for Wechsler, D. (1997). WAIS III Manual. Early indication of emergence
Neuropsychological Research and San Antonio (TX): The Psychological from vegetative state derived from
Development. Corporation. assessments with the SMART-a
Sohlberg, M. M., y Mateer, C. M. (2001). Wechsler, D. (1998). Weschsler Memory preliminary report. Brain Injury, 14,
Cognitive Rehabilitation. An Integrative Scale-III (WMS-III). Londres: The 319–331.
Neuropsychological Approach. Nueva Psychological Corporation. Wood, R., Winkowski, T., Miller, L.,
York: Guilford Press. Whiteneck, G. G., Charlifue, S. W., Tierney, L., y Goldman, L. (1992).
Spreen, O., y Benton, A. L. (1977). Gerhart, K. A., Overholser, J. Evaluating sensory regulation as
Neurosensory Center Comprehensive D., y Richardson, G. N. (1992). a method to improve awareness
Examination for Aphasia. (NCCEA). Quantifying handicap: A new in patients with altered states of
Victoria: University of Victoria measure of long-term rehabilitation consciousness: a pilot study. Brain
Neuropsychology laboratory. outcomes. Archives of Physical Injury, 6, 411–418.

167
C0005.indd 1 3/24/11 2:51:24 PM
Parte |3| Rehabilitación neuropsicológica en la práctica clínica

Figura e10-1  Evaluación


neuropsicológica (NPS).
(Adaptado de Wilson, 2002).

e18
Traumatismos craneoencefálicos Capítulo | 10 |

Tabla e10-1  Instrumentos de evaluación de la atención, de la memoria y de las funciones ejecutivas

ATENCIÓN
Span atencional
Dígitos directos, Wechsler Adults Intelligence Scale III (WAIS-III) (Wechsler, 1997)
Atención sostenida
Sustained Attention to Response Test (Robertson et al., 1997)
Búsqueda de símbolos, WAIS-III (Wechsler, 1997)
Conners Continuous Performance Test (Conners & Multi-Health Systems Staff, 1995)
Concentration-Endurance Test (d2 Test) (Brickenkamp, 1981)
Atención selectiva
Búsqueda de símbolos, WAIS-III (Wechsler, 1997)
Trail Making Test A (Reitan, 1958; Reitan y Wolfson, 1995)
Symbol Digit Modalities Test (Smith, 1973)
Atención dividida
Paced Auditory Serial Addition Task (Gronwall, 1977)
Baterías para la evaluación de la atención
Test of Everyday Attention (Robertson et al., 1994)
Escalas
Moss Attention Rating Scale (Whyte et al., 2003)
Rating Scale of Attentional Behavior (Ponsford y Kinsella, 1991)

MEMORIA Y APRENDIZAJE
Aprendizaje
California Verbal Learning Test (Delis et al., 1987)
Rey Auditory Verbal Learning Test (Rey, 1960)
© ELSEVIER. Es una publicación MASSON. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Test de Aprendizaje Verbal España-Complutense (Benedet y Alejandre, 1998)


Figura compleja de Rey - Recuerdo y Reconocimiento (Rey, 1959)
Test de Retención Visual (Benton, 1998)
Baterías para la evaluación de la memoria y aprendizaje
Cambridge Test of Prospective Memory (CAMPROMPT) (Wilson et al., 2004)
WMS-III (Wechsler, 1998)
The Candem Memory Tests (Warrington, 1996)
Rivermead Behavioral Memory Test (Wilson et al., 1985)
Prospective Memory Screening (Sohlberg et al., 1985)
Escalas
Prospective and Retrospective Memory Questionnaire (Crawford et al., 2003)
Everyday Memory Questionnaire (Sunderland et al., 1983)

FUNCIONES EJECUTIVAS
Control inhibitorio e interferencia
The Hayling Sentence Completion Test (Shallice y Burgess, 1997)
Stroop Color and Word Test (Golden, 1978; Stroop, 1935)

(Continua)

e19
Parte |3| Rehabilitación neuropsicológica en la práctica clínica

Tabla e10-1  Instrumentos de evaluación de la atención, de la memoria y de las funciones ejecutivas  (Cont.)

Planificación
Torre de Londres (Shallice, 1982)
Figura compleja de Rey-copia (Rey, 1941)
Porteus Maze Test (Porteus, 1959)
Flexibilidad
The Brixton Spatial Anticipation Test (Shallice y Burgess, 1997)
Trail Making Test parte B (Reitan, 1958; Reitan y Wolfson, 1995)
Wisconsin Card Sorting Test (Heaton, 1981)
Toma de decisiones
Iowa Gambling Task (Bechara, 1994)
Cognitive Bias Task (Goldberg y Podell, 2000)
Ejecución de multitareas
Six Element Test (Shallice y Burgess, 1991)
Multiple Errand Task (Shallice y Burgess, 1991)
Fluencia
Controlled Oral Word Association Test (Spreen y Benton, 1977)
Ruff Figural Fluency Test (Ruff et al., 1987)
Baterías para la evaluación de las funciones ejecutivas
Behavioral Assessment of the Dysexecutive Syndrome (Wilson et al., 1996)
Escalas
Behavior Rating Inventory of Executive Function-Adult Version (Roth et al., 2005)

Tabla e10-2  Medidas de discapacidad

Functional Independence Measure (Granger y Hamilton, 1987)


Functional Assessment Measure (Hall et al., 1993)
Glasgow Outcome Scale (Jennett y Bond, 1975)
Disability Rating Scale for Severe Head Trauma (Rappaport et al., 1982)
Katz Adjustment Scale (Katz y Lyerly, 1963)
Portland Adaptability Inventory (Lezak, 1987)
Craig Handicap Assessment and Reporting Technique (Whiteneck et al., 1992)
Mayo-Portland Adaptability Inventory (Malec y Thompson, 1994)

e20

También podría gustarte