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Actividad evaluativa del Reto 2

Katherine Hernández Molano.


Mayo 2022.

Universidad Cooperativa de Colombia.


Bogotá.
Humanidades III
Actividad evaluativa del Reto 2

Luis Genaro Pérez González


Docente

Clase

2110_5746

Katherine Hernández Molano.


Mayo 2022.

Universidad Cooperativa de Colombia.


Bogotá.
Humanidades III
La escritora Clarice Lispector, en su cuento la felicidad clandestina, evoca los sentimientos
y circunstancias que padecemos muchos, en algunas ocasiones siendo la persona que con
paciencia, trabajo diciplinado y constancia espera lo que desea, en otras tantas ocasiones
somos aquellos verdugos que indiscriminadamente afectamos los sueños, la autoestima o el
crecimiento de los demás y por ultimo también podemos ser esos personajes que disfrutan
esa felicidad de éxtasis que no se comparte con nadie, con cosas que nadie podría
imaginarlo.
Esa es la razón por la cual podemos apreciar que este cuento es escrito con Oda, dado que
para una chica apasionada por la lectura, que espera lo deseado, refleja la importancia y la
paciencia que se puede tener ante la expectativa de mejores cosas, tal y como lo afirma la
autora “En mi ansiedad por leer, yo no me daba cuenta de las humillaciones que me
imponía: seguía pidiéndole prestados los libros que a ella no le interesaban” es por esta
razón que se resalta la cualidad llamada tolerancia, claro está, sin olvidar que en la frase “lo
peor para la mujer no era el descubrimiento de lo que pasaba. Debía de ser el horrorizado
descubrimiento de la hija que tenía” desea dejar al descubierto la sátira inevitable hacia
alguien que disfruta el sufrimiento ajeno.
Con base en lo anterior podemos preguntarnos ¿Cuál es la esencia del cuento? ¿Qué
realidad entre líneas encontramos? En mi caso es la sórdida situación de maltrato hacia los
demás, el desprecio por el ajeno y la necesidad de superioridad de unos a otros, situación
que hemos vivido todos en mayor o menor escala, momentos que aun en nuestra vida adulta
o vivimos o recordamos, pero no lo bastante como para no repetirlo, tal y como lo expresa
Clarice al indicar “Pero las cosas no fueron tan sencillas. El plan secreto de la hija del
dueño de la librería era sereno y diabólico. Al día siguiente allí estaba yo en la puerta de su
casa, con una sonrisa y el corazón palpitante”
Para que nos sea más sencillo comprender la intención de Clarice Lispector en su cuento,
recordemos ese primer trabajo de verano o vacaciones de fin de año como le llamo yo, ese
que encontramos cuando estábamos en el colegio, por el cual trabajamos casi 9 horas
diarias, todo el día de pie, intentando vender lo que nos asignarán, en mi caso eran zapatos,
aguantando clientes groseros, jefes tiranos, que pagaban el día en lo mínimo que podía,
pero aun así todos los días me levantaba con la mayor energía posible, no precisamente por
el trabajo del día, o por las caras que me haría mi jefe, si no por la recompensa que llegaría
a final de mes, el tan anhelado sueldo, esa felicidad clandestina de poder comprar regalos
navideños a toda la familia, con el sueldo de mi propio esfuerzo.
Dicho lo anterior, debemos mencionar que el proceso narrativo que Clarice genera para
nosotros es esencial para comprender de manera clara todos los hechos, así nos
transportamos a ese momento que tuvimos de felicidad clandestina, tal y como lo notamos
en el instante que menciona “Hasta que un día, cuando yo estaba en la puerta de la casa de
ella oyendo silenciosa, humildemente, su negativa, apareció la madre. Debía de extrañarle
la presencia muda y cotidiana de esa niña en la puerta de su casa. Nos pidió explicaciones a
las dos”
Para finalizar, cerraré diciendo que es un cuento que te ayuda evocar ese sentimiento
dramático, que describe el sufrimiento de no obtener lo deseado, pero luego la felicidad de
lo alcanzado, tal y como lo podemos reconocer en el párrafo “Cogí el libro. No, no partí
saltando como siempre. Me fui caminando muy despacio. Sé que sostenía el grueso libro
con las dos manos, apretándolo contra el pecho. Poco importa también cuánto tardé en
llegar a casa. Tenía el pecho caliente, el corazón pensativo”

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