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Civilización Caral
Datos
Ubicación geográfica.
El área de desarrollo e influencia de la civilización caral, llamada área
norcentral peruana, es de 400 por 300 km, y comprende los valles de la costa
(Santa, Nepeña, Sechín,
Culebras, Huarmey, Fortaleza, Pativilca, Supe, Huaura, Chancay y Chillón), los
callejones serranos de Huaylas y Conchucos junto con el altiplano de Junín, y
las cuencas de los ríos Marañón, Huallaga y las cabeceras del Ucayali en la
selva.
En toda esta área destaca claramente el valle de Supe, ubicado en la provincia
de Barranca, departamento de Lima, donde en apenas 40 kilómetros desde el
mar, se han identificado 20 asentamientos de esta civilización,1 cuyas
extensiones van de 0,16 hectáreas hasta casi 80 hectáreas.2 Ocho de ellos son
los de mayor tamaño, entre los que destaca nítidamente por su complejidad la
ciudad sagrada de Caral, de la que deriva el nombre de la cultura. Fue, sin
duda, la capital de la región. Los otros asentamientos con construcciones
monumentales son Pueblo Nuevo, Cerro Colorado, Allpacoto y Llapta (en la
margen derecha del Supe); y Lurihuasi, Miraya y Chupacigarro (en la margen
izquierda).3 En el litoral cercano a la desembocadura del Supe destaca Áspero,
que fue según todos los indicios la ciudad pesquera de Caral.4
Hasta antes del descubrimiento de esta cultura, ya se conocía la existencia de
diversos asentamientos precerámicos a lo largo de esa área norcentral
peruana, a partir de los cuales se había planteado la existencia de
organizaciones sociales de nivel jefatural. Destacan los de La Galgada, en el
callejón de los Conchucos, Piruro en el Marañón, Huaricoto en el callejón de
Huaylas, Kotosh en el Huallaga, Las Haldas en Casma, Los Gavilanes en
Huarmey, Áspero en Supe, Bandurria y Río Seco en Huaura y El Paraíso en el
Chillón.
Cronología.
En la cronología arqueológica, la civilización caral corresponde al denominado
Formativo Inicial (antes Arcaico Tardío o Precerámico Tardío),
aproximadamente entre el 3000 y 1800 a. C.5
Esa antigüedad se ha confirmado a través de múltiples fechados radio
carbónicos realizados en los Estados Unidos.6
El hallazgo de Caral cambió así los esquemas que hasta entonces se tenían
sobre el surgimiento de las antiguas civilizaciones en el Perú y la América en
general. Anteriormente se consideraba a Chavín de Huántar como el foco
cultural de más vieja data en el Perú, con un máximo de 3200 años de
antigüedad (1200-200 a. C.).7
Características generales.
Aunque en lugares como Valdivia, en Ecuador, se producía cerámica desde
4000 a. C., en Caral no se utilizó; de allí viene la denominación de precerámica,
aunque la doctora Ruth Shady, su descubridora, prefiere hablar
de acerámica (sin cerámica), pues al disponer los antiguos pobladores de Caral
de una gran cantidad de mates (cucurbitáceas) que usaban como recipientes,
no necesitaban de la alfarería.8
El logro más impactante de esta primera civilización fue la construcción de
extensas ciudades, con edificios monumentales, construidos de una manera
muy ingeniosa con piedra, barro y materiales vegetales, en cestos tejidos y
cerrados con dimensiones y pesos muy variados (shicras) pero bastante
homogéneos para facilitar las labores de acuerdo a la fortaleza física de sus
albañiles y constructores. Las formas predominantes son las pirámides
escalonadas, las plazas circulares o semicirculares hundidas en los frentes,
con escaleras que daban acceso a la cima, donde se observan habitaciones y
espacios para rituales y ceremoniales.91011
La evidencia arqueológica muestra también una significativa producción
agrícola de algodón para redes de pesca y prendas tejidas en técnica torzal, 12
así como muy sofisticadas expresiones de arte musical en la confección de
flautas con figuras incisas de animales míticos que sugieren un carácter
religioso. 13
Las diferencias de tamaño entre los asentamientos y sus edificios evidencian
jerarquía entre las poblaciones que los ocuparon, e incluso la existencia de una
organización política que hizo posible su construcción.
Descubrimiento.
Los caralinos desarrollaron la actividad cinegética. En la imagen, vértebras de ballena azul usadas
como asientos.
Se ha planteado sobre Caral, que fue sede de una comunidad formada por
varios linajes y dirigida por los jefes o representantes de dichos linajes en
donde uno de ellos sería el Curaca principal y los otros sus contrapartes. Los
Curacas de estos linajes conducirían y organizarían la vida de los habitantes de
las diversas ciudades y pueblos contemporáneos a Caral como Áspero,
Allpacoto, Miraya, Kotosh y La Galgada entre otros. Todos ellos compartían
una misma tradición y formaron una amplia y bien organizada red de
reciprocidad e intercambio. Caral debió ser la cabeza de toda esta red. 25
El factor de integración social y cultural que mantuvo unidos a los habitantes
del valle Caral-Supe ha de haber sido la religión, que quizá se utilizó como un
medio de cohesión y coerción. La religión en esa época fue la política del
Estado para el control de la población, de la producción de bienes y su
circulación. Ello está representado en los grandes monumentos de carácter
religioso (las pirámides) con sus plazas, atrios y altares del fuego sagrado en
donde se llevaron a cabo las diferentes festividades del calendario ceremonial,
símbolo de su identidad cultural. Las periódicas reuniones y actividades
conjuntas como la renovación de las pirámides permitían el reconocimiento del
poder y fortalecían la identidad cultural. Sin embargo, ello ha de haber
gravitado de una manera no menos significativa en la generación de lo que
podríamos denominar una civilización de paz pues no se observan ni se han
encontrado armas ofensivas ni estructuras defensivas. En cambio, parecería
ser que el arte y el comercio fueron utilizados de manera pródiga para
mantener la producción económica de una manera activa y efectiva.26
Todo lo anteriormente expuesto serviría de base para la ulterior civilización
andina en el caso de Wari, así como en los Quechuas del Cuzco, y están
presentes en Caral como los exponentes más antiguos de las principales
instituciones peruanas de la época prehispánica, tales como la reciprocidad
(sistema de intercambio y circulación de bienes y servicios), el calendario
ceremonial (ligado a la producción, el cultivo y la pesca) o la construcción y
renovación de los templos e infraestructura comunal, entre las más destacadas.
Manifestaciones culturales.
Organización económica.
La sociedad de Caral formaba parte de una red de sitios que se extendían y
articulaban a lo largo de la cuenca del río Supe. En esta red había
asentamientos costeros y otros ubicados en zonas más altas (sierra); entre
todos ellos se dio un intercambio de productos (comercio de trueque), siendo la
Ciudad de Caral evidentemente el centro de toda esa red.27 Visto así, se
vislumbra la importancia que alcanzó la especialización, es decir, la aparición
de grupos especializados en determinadas actividades económicas.28
Pesca.
La extracción de productos marinos (pescado y mariscos) fue la principal
proveedora de proteínas. Se desarrolló principalmente en la localidad costera
de Áspero, desde donde se repartía el producto marino hacia todos los
asentamientos del valle. Eran muy buenos pescadores y pescaban anchoveta.
Agricultura.
Los hombres de Caral desarrollaron una agricultura intensiva en el valle de
Supe. Emplearon herramientas sencillas como palos y astas para cavar.
Construyeron también canales de riego muy simples que llevaban el agua del
río hacia los campos de cultivo. Las plantas alimenticias que cultivaron fueron:
mate o calabaza, achira, pacae, pajuro, maní, ají, guayaba, lúcuma, papa,
pallar, camote, frijol, palta y maíz. Y de especial importancia fue el cultivo del
algodón, cuya fibra aprovecharon en gran escala.29
Comercio.
Los pobladores intercambiaban su producto mediante el trueque: los del litoral,
brindaban sus productos extraídos del mar (pescado y mariscos), los de los
valles costeños, algodón y frutas, y los de las zonas altas, sus productos
agrícolas (cultivos alimenticios) y de pastoreo (camélidos). El centro de toda
esa red era indudablemente la Ciudad Sagrada de Caral.
Es también evidente que dicha red se prolongó a lugares más lejanos, pues en
la zona de Caral-Supe se han hallado productos de la sierra (palos de lloque,
plumas de cóndor), la selva (congompe, pieles de primates, plumas de aves) y
la costa ecuatorial (spondylus). No solo intercambiaron productos materiales
sino también conocimientos y elementos culturales.30
Organización Política.
Cada asentamiento estaría representado por una autoridad o curaca, además
de los principales de sus ayllus o grupos de familias; lo que constituiría el
germen de una forma de gobierno que habría de prolongarse milenariamente
en todas las sociedades andinas. La clase dirigente se conformaba con recibir
la tributación de los habitantes, tanto en bienes como en prestación de
servicios.31
Organización Social.
Se ha determinado que existía una gran diferenciación social, es decir, la
población se dividía en clases sociales, cada una de las cuales cumplían
determinadas funciones y estaban organizadas de manera jerárquica. Unos
grupos se encargaban de la planificación y la toma de decisiones (gobernantes
y sacerdotes), y otros de las tareas manuales, como la pesca, la construcción,
la agricultura, etc.32
Arte.
Arquitectura.
Pirámide de Caral.
Los ejemplos más relevantes de arquitectura monumental se dan en la Ciudad
Sagrada de Caral. Sus edificios principales son pirámides escalonadas o
templos, hechas a base de adobe y piedra; como elementos complementarios,
se usaban troncos y fibras vegetales. Son estructuras de diverso tamaño. El
más imponente, tanto en altura como en volumen, es el llamado Edificio
Piramidal Mayor (o simplemente la Pirámide Mayor de Caral).33
Las paredes de la estructura piramidal están enlucidas con barro y pintadas de
blanco o amarillo claro, y, raramente, de rojo. Cada edificio tenía una escalera
central que conducía hacia la parte superior, donde se hallaban varios cuartos.
En el cuarto principal había plataformas bajas ubicadas en dos o tres de sus
lados, y en el centro, un fogón compuesto por un hoyo en el suelo, recubierto
con barro. Los indicios indican que el fogón tenía una función ritual; allí se
quemarían diversos alimentos como ofrendas.34
Escultura.
En Caral no se desarrolló la técnica alfarera (esto es, piezas modeladas en
arcilla y cocidas al fuego). Y es que, en la práctica, los caralinos no necesitaban
de cerámica pues contaban con mates de calabaza como recipientes, cucharas
talladas en madera y platos tallados en piedra.8
Aunque si modelaban pequeños ídolos antropomorfos en arcilla, dejándolos
secar al sol. Estas estatuillas, que representan figuras masculinas y femeninas,
se han encontrado fragmentadas y formarían parte de rituales relacionados con
la renovación de los edificios y el culto de la fertilidad. A base de estas
representaciones se puede inferir la vestimenta, el tocado y el peinado de los
habitantes de Caral.35
Música de caral / instrumentos.
Se descubrieron tres conjuntos musicales conformados por instrumentos de
viento:13
Los constructores de Caral usaban la técnica de las shicras, bolsas hechas con
fibras vegetales y llenas de bloques de piedra, con las que rellenaban las
plataformas de los templos, colocándolos ligeramente separadas. De esa
manera lograban estabilidad en las estructuras. Al ocurrir un fuerte sismo o
terremoto, ese núcleo de shicras que hacía de base del edificio se movía con la
vibración, pero de manera limitada, pues las piedras eran contenidas en las
bolsas. Luego, las shicras se reacomodaban encontrando un nuevo punto de
estabilidad. La shicras tenían pues, una función antisísmica.1139
Tecnología agrícola.
Las evidencias halladas indican que hubo grupos especializados en mejorar las
especies y el rendimiento de los cultivos alimenticios e industriales. Mediante la
experimentación y la manipulación genética de las diversas variedades de
plantas, se produjeron semillas mejoradas. Ello permitió la producción de
plantas con frutos de mejor calidad y tamaño, y más resistente a las plagas. Un
ejemplo sería el algodón, que pasó por un proceso de mejoramiento genético
para lograr una fibra más larga, variedad de colores (pardo, marrón, crema y
beige) y mayor rendimiento.40
Tecnología textil.
El desarrollo que alcanzó la textilería se evidencia por el hallazgo de cantidad
de semillas y motas de algodón. Con las fibras de este producto se tejían los
vestidos, que eran piezas llanas, sin decoración. Se empleaba la técnica del
entrelazado y el torzal. También elaboraron calzado, bolsas, sogas, redes de
pescar, cordeles, etc. Conjuntamente con la fibra de algodón se usaron las de
otros vegetales, como totora, junco, cabuya, etc.1241
Religión.
El Altar del Fuego Sagrado en Caral.
Fin de Caral.
Todo indica que hacia el 1800 a. C. todos los asentamientos de la cultura caral
en el valle de Supe fueron abandonados. Se ignora las razones exactas, pero
se presume que fue a consecuencia de eventos naturales, como terremotos y
el fenómeno de El Niño, que obligaron a los pobladores a emigrar a otros
lugares.24
Efectivamente, se han hallado indicios de fuerte actividad sísmica en diversos
templos monumentales, como en la Huaca de Sacrificios de Áspero y el
Templo Piramidal Mayor de Caral. Muestran grandes grietas y desniveles entre
los pisos que posteriormente fueron cubiertos por nuevas construcciones. Esos
sismos debieron ser de una magnitud de 7 a 8 grados en la escala de Richter.24
Pero posiblemente lo que más afectó fue uno o varios eventos catastróficos de
El Niño, caracterizado por lluvias torrenciales y desbordes de ríos, que
causarían sin duda un gran colapso en la economía agrícola, al quedar
convertidos en ciénagas y pantanos las zonas dedicadas al cultivo; otra
consecuencia sería el arenamiento de las playas. También los vientos
inusitados por El Niño ocasionarían grandes tormentas de arena que cubrirían
los campos de cultivo del valle de Supe.24
Los pobladores se verían así obligados a emigrar a otros lugares donde
construyeron sin duda nuevos asentamientos y aplicaron sus tecnologías.
Coincidentemente, surgieron por esa época otros templos y centros
administrativos en los valles costeros cercanos a Caral, así como más al norte
y en la sierra. Entre ellos están Vichama (Végueta, Huaura), Sechín, La
Galgada y Huaricoto (Áncash), y Kotosh (Huánuco). Estos centros demuestran,
efectivamente la continuidad de la civilización andina, cuyo foco primigenio es
indudablemente Caral.24
Las culturas del formativo.
Cultura chavín
Chavín
Información histórica
Información geográfica
Información antropológica
Asentamientos importantes
• Chavín de Huántar
• Pallka
• La Cantina
Ubicación geográfica
Organización sociopolítica.
De acuerdo a algunas teorías, en la sociedad teocrática, chavín, los más
hábiles por sus conocimientos astronómicos, ambientales del tiempo y del
clima se destacaron en su comunidad y terminaron convirtiéndose en
autoridades político-religiosas. Se distinguen dos clases bien diferenciadas:
Actividades económicas.
Desarrollaron notablemente la agricultura, la ganadería y el comercio a base
de trueques entre los pueblos serranos, costeños y posiblemente con los
pueblos amazónicos.
Agricultura.
Cultivaron diversos productos entre los que figuran el maíz y la papa, otros
productos agrícolas fueron:
Oleaginosas: maní
Grano:maíz
Entre las técnicas agrícolas destaca el uso de los canales; también se inició la
construcción de los primeros andenes y el uso de la chaquitaclla (arado de pie),
que acrecentó la productividad agrícola.
Ganadería.
Desarrollaron la ganadería a base de los camélidos
sudamericanos (llamas y alpacas), así como la crianza de cuyes.
Manifestaciones culturales.
Arte chavín
Época rocas. Cuyas características son: forma globular, base plana, asa estribo
terminando en pico además de vasijas y tazones de hasta 50 cm de diámetro.
Época ofrendas. En esta fase los golletes (cuellos) son más delgados y su
forma es acampanulada.
Escultura.
La escultura chavín se caracterizaba por el uso de piedra (arte lítico), siendo
usualmente de naturaleza monolítica con énfasis religioso. Las esculturas más
relevantes son los monolitos, las estelas y las cabezas clavas. Destaca también
las columnas y la losa voladiza en la Portada de las Falcónidas.
El lanzón monolítico.
Véase también: Lanzón monolítico
El lanzón monolítico representa a un dios antropomorfo con boca de felino y
cabellera de serpientes. Tiene la forma de una gigantesca punta de proyectil y
posee una longitud de 5 metros. Se encuentra en uno de los corredores del
Templo de Chavín de Huántar.
El lanzón monolítico ―que representa al Dios Sonriente (según John Rowe) o
a un dios con el rostro fiero― es una escultura de 5 m de altura que está
clavada en medio de un espacio reducido de forma cuadrangular, dentro de un
crucero que está debajo de la tierra, en la parte céntrica del Templo Antiguo del
complejo arqueológico de Chavín de Huántar. Fue bautizado como el «lanzón»
por su forma de punta de proyectil gigantesca, aunque esta denominación es
errónea, pues en realidad se trata de un huanca (wanka en quechua) o ‘piedra
sagrada’, de primordial importancia en el culto religioso. La razón de su peculiar
forma es todavía materia de discusión; posiblemente fue tallado para simular la
forma de un colmillo. En su superficie está labrada la imagen de un dios con
rasgos antropomorfos y zoomorfos (entre estos últimos destacan los cabellos y
cejas en forma de serpientes, la boca con dos grandes colmillos y las manos
con garras felinas). El ser antropomorfo representado lleva la mano derecha
alzada y la izquierda apoyada en el muslo. Posiblemente era la principal
divinidad del Templo Viejo de Chavín de Huántar y al parecer es similar al dios
representado en la estela Raimondi (su principal diferencia con esta es que no
lleva báculos).
El obelisco Tello.
Véase también: Obelisco Tello
El obelisco Tello (en cuya superficie se halla labrada la representación de dos
deidades míticas, o en todo caso, un dios doble) es una escultura lítica de
forma de prisma, de 2,52 m, esculpido en las cuatro caras. Representa a una
divinidad compleja, existiendo diversas interpretaciones sobre su naturaleza:
una «doble divinidad» o dios hermafrodita con cabeza de felino (Tello); la unión
de dos caimanes (Rowe); o un dios ave con boca de felino o «felino volador»,
desdoblado lateralmente (Kauffmann). En toda su superficie se representan
multitud de otros elementos: hombres, aves, serpientes, felinos y plantas
(calabaza, ají, maní, yuca, etc.). La fama del obelisco Tello es atribuible a la
riqueza iconográfica chavín que contiene; se trata de la figura iconográfica más
compleja de los objetos chavines. Como ya señalamos, el arte chavín es
básicamente naturalista, y los temas principales son los seres humanos, aves,
serpientes, felinos, otros animales, plantas y conchas. Formas idealizadas de
estos elementos están cubiertas con abundantes elementos más pequeños, a
menudo como sustitución metafórica, en algunas secciones del cuerpo
representado en el obelisco Tello.15
El obelisco Tello representaba los ciclos de la naturaleza y al jaguar, era
hermafrodita, es decir, que tenía dos sexos. Esta es la representación más
complicada de la escultura chavín. Sin embargo, tiene más sentido que el felino
representado sea un puma, debido a que fue este quien compartía territorios
con la antigua civilización chavín, no el jaguar.
La estela Raimondi.
Véase también: Estela de Raimondi
La estela Raimondi representa a un dios con dos báculos, que según Federico
Kauffmann Doig es básicamente similar al dios representado en el lanzón. Tuvo
mucha influencia tanto en el espacio como en el tiempo como testimonian
los paracas luego los tiahuanacotas y finalmente los huaris.
La estela Raimondi (que representa a un dios con dos báculos en las manos)
es un monolito de granito pulido de 1,98 m de largo por 0,74 m de ancho,
tallado en solo una de sus caras. Representa a un dios con rasgos felínicos con
los brazos extendidos sosteniendo en cada mano una vara o báculo. Similar
representación aparece también en otras esculturas de culturas andinas
posteriores, como la Tiahuanaco y Huari, al cual se conoce como Viracocha, la
«Divinidad de los dos báculos» o «Dios de las varas».
Este monolito recibe su nombre como homenaje al naturalista italiano Antonio
Raimondi (1824-1890), quien impulsó su traslado a Lima para su estudio y
conservación (1874). Fue exhibida en el antiguo Parque de la Exposición. Se
salvó del pillaje de las tropas de ocupación chilenas en 1881, al caerse al suelo
mostrando solo su parte posterior, que es lisa, por lo que los saqueadores
pensaron que se trataba de una simple losa de piedra sin ningún valor. Es por
esta fortuita ocurrencia que el Perú pudo conservar esta valiosísima pieza
escultórica. Actualmente se conserva en el patio del Museo Nacional de
Arqueología Antropología e Historia del Perú.
La estela de Yauya.
Véase también: Estela de Yauya
La estela de Yauya es un monolito en forma de prisma en una de cuyas caras
se halla labrada la figura de un ser mítico. Actualmente está quebrantada en
cuatro partes. Su fragmento principal fue descubierto cerca de la localidad
de Yauya (Áncash) por Tello en 1919, quien lo bautizó con dicho nombre. Los
otros fragmentos fueron descubiertos entre los años 1960 y 1990. De estos
fragmentos se infiere una idea cabal de la forma original del monolito. Medía
3 m de alto, 50 cm de ancho y 18 cm de grosor. Sobre sus relieves existen
diversas interpretaciones. Según Tello, se trata de la representación de una
divinidad ictiomorfa o con forma de pez; se basa principalmente en los diseños
que parecen vértebras del espinazo de un pez y escamas estilizadas. Según
Rowe es la imagen de un caimán. Según Federico Kauffmann Doig representa
a un felino volador, interpretando como plumas lo que a Tello le parecieron
escamas.
Cabezas clavas.
Véase también: Cabezas clavas
Cabeza clava. Las cabezas clavas son esculturas líticas que exornaban los
muros de los templos chavines.2
Las cabezas clavas son bultos escultóricos que representan a cabezas de
deidades, hechas en diferentes tamaños. Todas cuentan con una estructura
alargada en su parte posterior, con la que eran insertadas en los muros del
templo principal o castillo de Chavín. En unos casos presentan
rasgos antropomorfos y en otros zoomorfos (felino y ave de rapiña), o bien una
combinación de ambos, al estilo de la figura del lanzón monolítico.
Sobre su función, algunos investigadores afirman que hacían el papel de fieros
guardianes de los templos, o posiblemente ahuyentaban a los malos espíritus.
Según Tello, representan cabezas trofeos de sus enemigos, costumbre muy
arraigada en las zonas selváticas, lo que encajaba en su tesis del origen
selvático de la cultura chavín. Otros estudiosos piensan que podrían ser
retratos de los sacerdotes chavines (en el marco de rituales religiosos en donde
se usaban sustancias alucinógenas, cuyos efectos en los rostros de los
sacerdotes estaría retratado alegóricamente en cada cabeza clava, a manera
de secuencia).
Arquitectura.
Lengua.
La lengua hablada de los chavín2 no es conocida, pero con seguridad es
una lengua muerta, que como mucho está relacionada con las lenguas
modernas documentadas en la región.21 Algunos antropólogos han sugerido,
que su lengua podría haber estado emparentada con el idioma protoquechua,
razonando que las lenguas quechuas tienen una morfología y una sintaxis
altamente regular comparada con otras lenguas cercanas, lo cual podría haber
sido el resultado de un proceso de criollización o estandarización, al haberse
formado una lingua franca que comunicara la región.22 Aunque existen dudas
sobre esta teoría, Alfredo Torero sitúa el protoquechua en los primeros siglos
del I milenio, que es un período mucho más tardío que los orígenes de la
cultura chavín.
Religión.
El pueblo chavín fue al parecer politeísta. Según Julio C. Tello, la religión
chavín habría tenido influencia amazónica, ya que sus esculturas muestran
seres sobrenaturales, con rasgos felínicos como del jaguar o puma, caimanes,
serpientes y diversas aves andinas como el cóndor y el halcón, o amazónicas
como el águila harpía y la anaconda. El culto chavín se estimuló debido al
progreso técnico alcanzado en la producción agrícola, en el desarrollo textil, en
la pesquería (uso de grandes redes de pesca), en la orfebrería y
la metalurgia del cobre. Estos avances técnicos impulsaron el desarrollo
económico y condujeron a la construcción de muchos centros ceremoniales.
El sitio sagrado de Chavín de Huántar fue indudablemente un punto central
para los rituales religiosos. La vestimenta y la música tenían parte importante
en las ceremonias. La religión chavín tuvo como cabeza principal a una casta
sacerdotal; es probable que existiese la figura de un «gran sacerdote», como
en la jerarquía religiosa incaica.23
Para Julio Cesar Tello, el llamado «dios de los báculos» o «dios felino»,
considerado el principal del panteón chavín, era la más antigua versión de la
imagen de dios Viracocha, que tiempo después aparece difundida en todo el
mundo andino. La más imponente de las representaciones de este dios chavín
aparece en la Estela de Raimondi: tiene una forma antropomorfa en posición
frontal con los brazos extendidos en los cuales sostiene dos báculos, presenta
cabellos en forma de serpientes extendidos y una boca felínica. Pero todo
indica que esta deidad no fue una creación chavín, pues modernos
descubrimientos arqueológicos han sacado a la luz representaciones de
deidades similares, con colmillos de felino, en diversos sitios cronológicamente
anteriores al santuario de Chavín (como en Sechín Bajo y Huaca de los
Reyes). Sin embargo, es probable que fueran los chavines los que difundieron
su culto por gran parte del mundo andino. Se le ve también presente en el arte
de la cultura paracas, que coincide con la fase final de Chavín. En el Horizonte
Medio ese mismo dios (o tal vez otro con rasgos similares) se halla
representado en el arte tiahuanaco y en el arte huari.
Según una teoría del arqueólogo Richard Burger,24 la religión chavín implicaba
la transformación del ser humano a otro a través del uso de
sustancias alucinógenas. Muchas esculturas representan la transformación de
una cabeza humana a una cabeza de jaguar. El uso de sustancias
alucinógenas para fines religiosos era común según los hallazgos
arqueológicos encontrados. Los sacerdotes chavines utilizaban el cactus de
San Pedro y las semillas de la Anadenanthera, dada sus propiedades
alucinógenas. Son a menudo representadas en las imágenes talladas, por
ejemplo en la estela del portador del cactus se representa un ser antropomorfo
que lleva el cactus en la mano como un báculo.25 Hay imágenes que
representan figuras humanas con fugas de mucosidad de la nariz (un efecto
secundario resultante de la utilización de esos alucinógenos). Las sustancias
psicotrópicas contenidas en las plantas catalizaban en los sacerdotes el estado
de trance, y por lo tanto el estar «más cerca de las divinidades», y otros
beneficios, que les permitió mejorar su visión (dilatación de las pupilas) y
penetrar en las profundidades del templo en la oscuridad absoluta.[cita requerida]
La iconografía de figuras antropomórficas con rasgos de felino, serpientes y de
otros animales es una característica importante de la cultura chavín. Todas
estas deidades son representadas en las diferentes manifestaciones culturales
como en la cerámica, la metalurgia, la textilería y las esculturas en piedra y
hueso.
Iconografía
Al no haberse conservado los relatos míticos de esa lejana época (hacia 1000-
200 a. C.) existe una diversidad de interpretaciones sobre las figuras
representadas en las esculturas chavines. Se habla así de un «dios jaguar»
importado de la selva; otros han visto representaciones estilizadas de caimán,
ave o araña. El arqueólogo Federico Kauffmann Doig ha hecho notar que esas
interpretaciones dispares surgen de la contemplación aislada, fuera del
contexto iconográfico andino del que forma parte Chavín.
Comparando con otras iconografías contemporáneas y posteriores, Federico
Kauffmann Doig sostiene que la divinidad representada en los monolitos de
Chavín es básicamente un ser híbrido: mitad hombre con boca atigrada y mitad
ave de rapiña, al cual ha denominado piscoruna-pumapasim (en quechua:
‘hombre-ave con boca atigrada’). Este «felino volador» estaría relacionado con
el culto al agua, de tanta importancia en las civilizaciones agrícolas del Perú
antiguo.
Galería.
Cultura tiahuanaco
Cultura tiahuanaco
Tiwanaku
Datos
Localización Centro y sur de los Andes centrales. Partes de los actuales países de Bolivia, Perú y Chile.
Ubicación geográfica
La cultura tiahuanaco, de origen Uru-Puquina,3 se desarrolló a orillas del lago
Titicaca. Según el arqueólogo Carlos Ponce Sanginés, surgió entre el año 1580
a. C. y se prolongó hasta el año 1187 d. C. El centro principal de esta cultura
estuvo ubicado a una altitud de 3842 msnm. Por su carácter expansivo,
Tiahuanaco abarcó parte de los territorios actuales de Bolivia y Perú.
Cronología.
Antecedentes.
Economía.
La economía tiahuanacota se basó en actividades agrícolas, ganaderas y
artesanales. Tuvieron enclaves agrícolas en las yungas marítimas y fluviales,
además de los valles interandinos y la puna. Aunque se tiene evidencia del
manejo intensivo de la agricultura, no hay estimaciones consensuadas de la
cantidad de su producción.18
La acumulación de la riqueza se dio a través de las cabezas de ganado. Las
evidencias muestran que las élites tiahuanacotas manejaron grandes rebaños
de camélidos que sirvieron para la confección de textiles de gran calidad, como
lo demuestran los descubrimientos en la costa sur. Sus tapices polícromos
fueron una demostración de prestigio y poder de las élites. La élite
tiahuanacota al manejar grandes rebaños, también manejaron el transporte
comercial de la hoja de coca y el maíz que viajaban desde las zonas cálidas
hasta el centro ceremonial de Tiwanaku.18
Religión.
Tiwanaku.
Mapa de ubicación de las ciudades tiahuanacotas de Ojje, Lukurmata, Pajchiri y Khonkho Wankane.
Decadencia.
La decadencia política y religiosa de Tiahuanaco ocurrió entre el 950, 1000 y
1100 d. C.25La evidencia en el valle de Azapa (Chile) da cuenta de que los
sitios de la élite tiahuanacota fueron destruidos sangrientamente, se
observaron tumbas arrasadas y cuerpos que fueron profanados y
despedazados. En Moquegua, también se observaron sitios tiahuanacotas
destruidos violentamente, aunque en el caso de Moquegua también existe la
hipótesis de una destrucción por la invasión del estado huari (hipótesis
planteada por Moseley en 1991).25
En el caso del altiplano, la pérdida del poder se da de manera menos violenta,
esto evidenciado por la continuidad de los estilos alfareros tiahuanacotas
alrededor del Titicaca, así como la continuidad de las tradiciones funerarias y
cotidianas; lo que hace pensar que el estado Tiahuanaco primero perdió su
poder en la periferia (casos de Azapa y Moquegua) y luego en el altiplano.
Según Pärssinen la pérdida del poder hizo vulnerables a las colonias a los
ataques de etnias locales.25
En el siglo XI, la capital de Tiahuanaco fue abandonada y empezaron a
aparecer varios asentamientos menores en toda la meseta del Collao. El inicio
de estos asentamientos menores empieza a aparecer hacia el año 900 d. C.
pero a la par los sitios tiahuanacotas (Pajchiri, Khonkho, Lukurmata) continúan
siendo habitados. Antes de eso, la ciudad de Tiahuanaco concentraba una
población que se estima entre 25 000 y 50 000 habitantes25y la evidencia
arqueológica de conjuntos habitacionales fuera de la ciudad es escasa. Al
parecer ante la pérdida del poder político, grupos poblacionales decidieron
emigrar de la ciudad y agruparse en poblaciones independientes por toda la
meseta del Collao. El incremento de poblaciones pequeñas se incrementa en
función al abandono de la ciudad de Tiahuanaco, en un proceso que termina
con el abandono total de la ciudad y la pérdida absoluta del poder periférico.25
Los estilos alfareros del Collao nos revelan otros aspectos de la decadencia de
Tiahuanaco, aunque todavía son escasos los estudios radiocarbónicos en la
mayoría de asentamientos en el valle de Tiahuanaco, para poder determinar
con exactitud los asentamientos de la fase V de Tiahuanaco y los pueblos
fundados post-Tiahuanaco. Esta problemática en los estudios de la civilización
tiahuanacota hace que muchos autores fijen el ocaso de Tiahuanaco en los
años 1150 o 1200 (Bermann, Mujica, Ponce Sanginés y Janusek). 25
En el caso de la alfarería, la desaparición del estilo tiahuanacota es gradual,
por lo menos así lo demuestran estudios hechos en las áreas de Machaca y
Caquiaviri, esta última posterior capital de Pacajes.
El colapso tiahuanacota en Machaca.
El área de Machaca fue habitada por Tiahuanaco de manera temprana, se
encontraron llorones de tradición «Yaya Mama» (presentes desde la época de
la cultura Chiripa); algunos autores afirman que los monolitos y construcciones
en Machaca se iniciaron en la fase III de Tiahuanaco. Sin embargo, el estilo
alfarero de Tihuanaco en su fase V pervive en Machaca hasta periodos post-
tiahuanacotas. Al respecto, en el año 1955 Rigoberto Paredes, recogió
tradiciones orales de Machaca en las que afirmaban que un cataclismo había
acabado con Tiahuanaco y que sus sacerdotes y líderes decidieron trasladarse
hasta la zona de Machaca cargando sus ídolos. En este caso la evidencia
arqueológica coincide con la tradición oral; las excavaciones en Khonkho y
Kjula Marca, nos revelan construcciones del periodo pre-clásico de Tiahuanaco
(45 d. C.) pero cerámica del periodo V (700 al 1100 d. C.). Al mismo tiempo, las
excavaciones de Kjula Marca, revelan que la mayoría de asentamientos en esa
región fue fundada posterior a Tiahuanaco e incluso durante la época Inca, esto
se explica porqué antes del ocaso de Tiahuanaco casi toda la población
colindante se concentraba en la ciudad, luego de la decadencia de Tiahuanaco,
la zona de Machaca fue llenándose de pueblos pequeños.25
Decadencia agrícola.
Por intermedio de los datos recopilados por Adams (1997),26 otro aspecto que
podría haber implicado en la decadencia de Tiahuanaco es que su agricultura
se vio fuertemente afectada por las constantes crecidas y desbordes del lago
Titicaca, producto de las consecuencias del Fenómeno de Niño. Evento
climático cíclico que genera un cambio de las aguas frías de Océano Pacífico
por aguas más cálidas desplazando a la zona continental fuertes tormentas con
lluvias torrenciales.
Debido a las condiciones geográficas de la zona, los sistemas de irrigación
artificial eran de las únicas posibilidades de hacer productiva la tierra. Esto
implicaría el uso de acequias que eran zanjas o canales a cielo abierto que
cumplían la doble función de irrigar la tierra y crear una especie de neblina que
protegía a las plantas de las heladas.
El uso excesivo de estos sistemas de irrigación habría provocado una gran
salinidad de los suelos dejando a la tierra no apta para la agricultura, lo que
generó la posibilidad del abandono de los habitantes de la zona buscando
nuevas tierras fértiles y en consecuencia, la desaparición de la ciudad.
El colapso tiahuanacota en Caquiaviri.
Las investigaciones en la zona de Caquiaviri demuestran que durante el
periodo tiahuanacota, sólo existieron construcciones en las orillas del río
Desaguadero, en Nazacara y en el cerro Chicha; el resto del área se
encontraba libre de evidencias arqueológicas tiahuanacotas. En el caso del
cerro Chicha, existió un adoratorio con evidencias de haber sido utilizado por
Tiahuanaco, Pacajes e Incas.25
Caquiaviri, durante el periodo de Tiahuanaco, tenía una población escasa y con
la progresiva decadencia de los tiahuanacotas, la población en Caquiaviri
aumentó a 30 llajtas, en donde el estilo cerámico de Tiahuanaco ya no era
puro, si no que denotaba un periodo de transición. Esto quiere decir que con la
decadencia de Tiahuanaco se inició un periodo migratorio desde el centro de la
ciudad hacia las periferias.25
Galería.
Cultura tiahuanaco
Tiwanaku
Datos
Precisamente estas dos formas de expresión material son las que encuentran
mayor perfección técnica, siempre sujeta a cambios cronológicos y sobre todo
a variación espacial. SI bien inicialmente se pensó que la cerámica más tosca
de Tiwanaku sería la más tardía o "decadente", el hallazgo en el año 2006 de
más de cuatro centenas de piezas cerámicas de gran perfección y colorido en
la isla de Pariti, en la porción menor del Titicaca, datadas por radiocarbono en
el 1000 d. C., permite discutir esta idea. Así, todavía se discute el significado de
la variedad cerámica de Tiwanaku. Existe una notable variedad entre zonas de
la propia cuenca del Titicaca, por no mencionar los estilos derivados de
Tiwanaku en zonas como Azapa (Chile) o Cochabamba (Bolivia). Tiwanaku
también destacó en el arte textil, con predominio del uso de lana de camélidos
andinos, generando tapices polícromos y estilos propios y originarios como el
gorro de cuatro puntas (ch'uku),12 utilizado por la clase social alta, a principios
del 500 d. C, posteriormente, debido a la influencia tiahuanacota, aparece
en 700 d. C. en el estado wari, estos textiles fueron sumamente complejos
observables en zonas secas como el norte de Chile o el altiplano boliviano
meridional. Usaron ampliamente la tecnología del bronce, destacando su uso
en la arquitectura ceremonial de piedra en forma de grapas de sujeción. Otros
materiales trabajados por Tiwanaku o por regiones sujetas a su influencia
ideológica fueron ornamentos de oro laminado y plata, tallas de madera,
objetos de hueso pirograbado, cestería y cuentas de collar en piedras
semipreciosas, hueso y concha.
El primer europeo en encontrar los restos arqueológicos de Tiwanaku fue el
cronista español Pedro Cieza de León en el siglo XVI. Sin embargo, las visitas
de estudiosos al sitio se dieron mayormente desde el siglo XIX, con personajes
como Alcide D'Orbigny, Ephraim Squier, Charles Weiner, y posteriormente
arqueólogos más formales como Alphonse Bandelier o Max Uhle, ya a
comienzos del siglo XX. Posteriormente, el arqueólogo aficionado Arthur
Posnansky estudió la zona planteando diversas teorías, sumamente
especulativas, sobre los orígenes y desarrollo de Tiwanaku. Durante el siglo XX
destacaron los estudios del estadounidense Wendell Bennett en la década de
1930; el boliviano Carlos Ponce Sanginés entre los años '60 y '80; y los
estadounidenses Alan Kolata, David Broman y Marc Bermann, así como los
bolivianos Juan Albarracín-Jordán y Sonia Alconini, en los años 1990. En el
presente siglo destacan los aportes de los estadounidenses John Janusek,
Charles Stanish, Nicole Couture, Deborah Blom y Alexei Vranich; el finlandés
Antti Korpisaari; y los bolivianos Javier Escalante, Claudia Rivera, Jédu
Sagárnaga y Juan Villanueva.
Índice
• 1Ubicación geográfica
• 2Cronología
o 2.1Antecedentes
o 2.2Período Aldeano: épocas I y II 1580 a. C.
- 45 d. C.
o 2.3Urbano: Épocas III y IV 45 d. C. - 700 d.
C.
o 2.4Imperial: Época V 700 d. C. - 1187 d. C.
• 3Organización política
• 4Economía
• 5Religión
o 5.1Sacrificios
• 6Ciudades tiahuanacotas
o 6.1Tiwanaku
o 6.2Khonkho Wankane
o 6.3Conchamarca
o 6.4Pajchiri y Lukurmata
o 6.5Ojje
o 6.6Otros
• 7Los descubrimientos de Pariti
• 8Decadencia
o 8.1El colapso tiahuanacota en Machaca
o 8.2Decadencia agrícola
o 8.3El colapso tiahuanacota en Caquiaviri
• 9Galería
• 10Véase también
• 11Notas
• 12Referencias
• 13Bibliografía
Ubicación geográfica[editar]
La cultura tiahuanaco, de origen Uru-Puquina,3 se desarrolló a orillas del lago
Titicaca. Según el arqueólogo Carlos Ponce Sanginés, surgió entre el año 1580
a. C. y se prolongó hasta el año 1187 d. C. El centro principal de esta cultura
estuvo ubicado a una altitud de 3842 msnm. Por su carácter expansivo,
Tiahuanaco abarcó parte de los territorios actuales de Bolivia y Perú.
Cronología[editar]
Zona arqueológica de Tiwanaku. Cronología.
Tiahuanaco fue la cultura más longeva del área sur andina del Lago Titicaca;
por tanto, la periodización evolutiva tuvo distintas teorías y postulados que han
ido variando a través de la historia. En un principio Wendell Bennett dividió
Tiahuanaco en tres periodos: temprano, clásico y decadente. Esta división
cronológica fue replanteada con estudios posteriores. Basándose en la división
de Benett, Wallace definió al periodo tiahuanacota temprano como cultura Keya
o Qeya.4
Posteriormente Ponce Sanginés propuso una cronología en cinco fases; las
dos primeras anteceden al periodo temprano que había planteado Benett y
corresponden al periodo formativo tardío de América, posteriormente
denominado periodo aldeano.4Aunque, según algunos estudios, sugieren que
el inicio de la ciudad tiahuanacota fue más tardío: entre 400 a. C. y colapsó
alrededor del año 900 o 1200 d. C.5678
La forma en la que Carlos Ponce Sanginés, relata los períodos tiahuanacotas,
están basados en estudios tipográficos, radiocarbónicos y estilísticos, de unas
33 piezas cerámicas y expresiones artísticas tiahuanacotas, piezas extraídas
de los pozos en los que trabajó (principalmente Kalasasaya y alrededores),
piezas que según la datación mediante la técnica del carbono 14, dan una
variabilidad de entre 1600-1500 a. C.9
En el año 1967, la CIAT (Centro de Investigaciones Arqueológicas de
Tiwanaku) realizó un proyecto de colección de especímenes de flechas
de obsidiana de la cultura tiahuanaco, en las cuales se recolectaron 414
muestras, (64 perdidas), de las cuales, según la datación de artefactos de
obsidiana, presentaban una cronología similar a la de los fechados
radiocarbónicos, siendo el ejemplar 179 concerniente al año 1250 a.n.e.10
La cultura tiahuanaco fue iniciada aproximadamente en 1500 a. C. (época
aldeana), como una pequeña área con vestigios de arte en cerámica y técnicas
agrícolas, las primeras construcciones de piedra y tallados se forjaron cuando
la aldea creció a proporciones grandes entre el 374 y el 900 d. C, consiguiendo
un importante poder regional en el Altiplano o Meseta del Collao. En su máxima
extensión (900-1200) d.C., ya convertido en ciudad cubría aproximadamente 6
km², y tuvo un máximo de 40 000 habitantes.
Colapsó repentinamente aproximadamente en el año 1200. La ciudad fue
abandonada y su estilo artístico se desvaneció (se perdió o desapareció).
Antecedentes[editar]
Monolito Ponce, denominado así en homenaje al arqueólogo boliviano Carlos Ponce Sanginés, uno
de los principales estudiosos de la cultura tiahuanacota.
En este periodo el sitio de Tiwanaku estaba ocupado por una pequeña aldea
con casas rectangulares techadas a dos aguas a las que se adosaba un recinto
circular, posiblemente destinado a la cocina. Los cimientos eran de piedra y los
muros de adobe; pequeñas calzadas unían las viviendas. No se han
encontrado vestigios de arquitectura religiosa o monumental, ni tampoco hay
indicios de que existieran clases sociales. Los enterramientos se realizaban
directamente en cestas de piedra. Los cuerpos hallados indican que se
practicaba la deformación craneana. Su economía se basaba en el cultivo
de papa, que para su almacenaje era deshidratada en la forma que hoy se
conoce como chuño; así mismo se cultivaba la oca. Uno de los elementos
decisivos fue la domesticación de la llama, lo que permitió el pastoreo;
formaban caravanas que sirvieron para el intercambio de productos. La lana
fue necesaria para la textilería y su carne servía de alimento.
Mantenían un comercio suplementario a través del intercambio de flechas
de obsidiana, tan características de la cultura Wankarani. Se traía
la sodalita para la manufactura de cuentas que utilizaban como ornamento;
también se traía helio basalto de las canteras de Querimita. Se conocía
el cinabrio, cuyo color rojo se utilizaba en los enterramientos. Se trabajaba el
cobre incluyendo el vaciado. Asimismo se trabajaban el oro y la plata. En el
periodo aldeano hay dos tipos de cerámica; uno de ellos —que tiene similitud
con la Pucara— es incisa y pintada de color marrón, rojo y blanco sobre fondo
castaño claro. Son notables las vasijas globulares decoradas con esta técnica;
algunas presentan un felino con el cuerpo de perfil y el rostro humanoide de
frente. Otras vasijas tienen forma de aves. El segundo tipo carece de pintura y
algunas de sus piezas están modeladas en forma antropomórfica (figura
humana).
Urbano: Épocas III y IV 45 d. C. - 700 d. C.[editar]
En el siglo II, Tiahuanaco dejó de ser la aldea concentrada de los primeros
tiempos para convertirse en una gran urbe ceremonial que tiene dos centros
dominantes: el conjunto de Akapana con los edificios que la rodean y el Puma
Punko situado al suroeste de Akapana. Ambos muestran la estructura doble de
Tiwanaku, que evidencia la visión propia de la sociedad andina, división que
pervive hasta la llegada de los españoles y aun después. Todas las urbes
andinas, incluyendo Cuzco, se dividían en dos: Anan (los de arriba) y Urin (los
de abajo).
Se desarrolla un estilo alfarero realista y único, que influenciaría a otras
culturas como la wari.
Este estilo se caracteriza por el uso del zig-zag y las formas geométricas, se
emplea las formas antropomorfas y la representación de la fauna nativa al
estilo tiahuanaco, se plasma la creencia y religión de tiahuanaco en sus
esculturas y cerámicas.
Organización política[editar]
La política de Tiahuanaco fue de tipo teocrático, es decir que no utilizó la fuerza
militar en sus conquistas territoriales. Hacia los años 400 y 500 d. C. los
tiahuanacotas refuerzan su poder religioso concentrando el culto en la ciudad
de Tiahuanaco, ampliando su dominio territorial hacia la costa por occidente y
el bosque tropical por el oriente.18
Economía[editar]
La economía tiahuanacota se basó en actividades agrícolas, ganaderas y
artesanales. Tuvieron enclaves agrícolas en las yungas marítimas y fluviales,
además de los valles interandinos y la puna. Aunque se tiene evidencia del
manejo intensivo de la agricultura, no hay estimaciones consensuadas de la
cantidad de su producción.18
La acumulación de la riqueza se dio a través de las cabezas de ganado. Las
evidencias muestran que las élites tiahuanacotas manejaron grandes rebaños
de camélidos que sirvieron para la confección de textiles de gran calidad, como
lo demuestran los descubrimientos en la costa sur. Sus tapices polícromos
fueron una demostración de prestigio y poder de las élites. La élite
tiahuanacota al manejar grandes rebaños, también manejaron el transporte
comercial de la hoja de coca y el maíz que viajaban desde las zonas cálidas
hasta el centro ceremonial de Tiwanaku.18
Religión[editar]
Ciudades tiahuanacotas[editar]
Durante el periodo urbano (fases III y IV), la cultura tiahuanacota desarrolló
importantes centros urbanos e incluso se expandió fuera del valle de Tiwanaku:
Khonkho Wankane en el valle inmediato al sur, Lukurmata y Pajchiri al norte de
Tiwanaku, y Ojje en la península de Copacabana son 4 ciudades que cuentan
con plataformas aterrazadas, patios hundidos y monolitos. Además existieron
un número todavía no calculado de enclaves fuera de la meseta del Collao,
sólo en el sur del Perú (departamentos de Tacna y Moquegua) en el año 2000
se contabilizaron 20 enclaves permanentes atribuidos a la cultura tiahuanaco.
Tiwanaku[editar]
País Bolivia
Datos generales
Tipo Cultural
Criterios iii y iv
Identificación 567
En peligro Ninguno
Mapa de ubicación de las ciudades tiahuanacotas de Ojje, Lukurmata, Pajchiri y Khonkho Wankane.
Pariti es una isla ubicada en el segmento del lago Titicaca denominado Lago
Menor o Huiñaymarca, y que forma parte del departamento de La Paz en
Bolivia.21El 11 de agosto de 2004 dos arqueólogos, el boliviano Jedú
Sagárnaga y el finlandés Antii Korpisaari,22descubrieron más de un centenar de
piezas de cerámica de inusitado perfeccionalismo y colorido. Los
descubrimientos de la isla de Pariti fueron fechados entre el 900 y el 1050 d. C.
Hasta antes de este descubrimiento, en la cerámica tiahuanacota primaba el
color ocre y las representaciones iconográficas simbólicas, en cambio en Pariti
se descubrieron cerámicas escultóricas (huacos retratos) de gran perfección y
realismo, además de una utilización realista del color en sus decorados. 23En las
representaciones destacan los pumas, cóndores, rostros y seres humanos,
además de personajes mitad animales y mitad humanos.22
De todas las muestras sobresale en perfección la denominada "Señor de los
patos",21que representa a un anciano llevando un pato en uno de sus brazos.
La cerámica descubierta en Pariti es custodiada en el Centro artesanal de la
isla de Pariti, en el cual se exponen 368 piezas de cerámica recuperada. 24
Decadencia[editar]
La decadencia política y religiosa de Tiahuanaco ocurrió entre el 950, 1000 y
1100 d. C.25La evidencia en el valle de Azapa (Chile) da cuenta de que los
sitios de la élite tiahuanacota fueron destruidos sangrientamente, se
observaron tumbas arrasadas y cuerpos que fueron profanados y
despedazados. En Moquegua, también se observaron sitios tiahuanacotas
destruidos violentamente, aunque en el caso de Moquegua también existe la
hipótesis de una destrucción por la invasión del estado huari (hipótesis
planteada por Moseley en 1991).25
En el caso del altiplano, la pérdida del poder se da de manera menos violenta,
esto evidenciado por la continuidad de los estilos alfareros tiahuanacotas
alrededor del Titicaca, así como la continuidad de las tradiciones funerarias y
cotidianas; lo que hace pensar que el estado Tiahuanaco primero perdió su
poder en la periferia (casos de Azapa y Moquegua) y luego en el altiplano.
Según Pärssinen la pérdida del poder hizo vulnerables a las colonias a los
ataques de etnias locales.25
En el siglo XI, la capital de Tiahuanaco fue abandonada y empezaron a
aparecer varios asentamientos menores en toda la meseta del Collao. El inicio
de estos asentamientos menores empieza a aparecer hacia el año 900 d. C.
pero a la par los sitios tiahuanacotas (Pajchiri, Khonkho, Lukurmata) continúan
siendo habitados. Antes de eso, la ciudad de Tiahuanaco concentraba una
población que se estima entre 25 000 y 50 000 habitantes25y la evidencia
arqueológica de conjuntos habitacionales fuera de la ciudad es escasa. Al
parecer ante la pérdida del poder político, grupos poblacionales decidieron
emigrar de la ciudad y agruparse en poblaciones independientes por toda la
meseta del Collao. El incremento de poblaciones pequeñas se incrementa en
función al abandono de la ciudad de Tiahuanaco, en un proceso que termina
con el abandono total de la ciudad y la pérdida absoluta del poder periférico. 25
Los estilos alfareros del Collao nos revelan otros aspectos de la decadencia de
Tiahuanaco, aunque todavía son escasos los estudios radiocarbónicos en la
mayoría de asentamientos en el valle de Tiahuanaco, para poder determinar
con exactitud los asentamientos de la fase V de Tiahuanaco y los pueblos
fundados post-Tiahuanaco. Esta problemática en los estudios de la civilización
tiahuanacota hace que muchos autores fijen el ocaso de Tiahuanaco en los
años 1150 o 1200 (Bermann, Mujica, Ponce Sanginés y Janusek). 25
En el caso de la alfarería, la desaparición del estilo tiahuanacota es gradual,
por lo menos así lo demuestran estudios hechos en las áreas de Machaca y
Caquiaviri, esta última posterior capital de Pacajes.
El colapso tiahuanacota en Machaca[editar]
El área de Machaca fue habitada por Tiahuanaco de manera temprana, se
encontraron llorones de tradición «Yaya Mama» (presentes desde la época de
la cultura Chiripa); algunos autores afirman que los monolitos y construcciones
en Machaca se iniciaron en la fase III de Tiahuanaco. Sin embargo, el estilo
alfarero de Tihuanaco en su fase V pervive en Machaca hasta periodos post-
tiahuanacotas. Al respecto, en el año 1955 Rigoberto Paredes, recogió
tradiciones orales de Machaca en las que afirmaban que un cataclismo había
acabado con Tiahuanaco y que sus sacerdotes y líderes decidieron trasladarse
hasta la zona de Machaca cargando sus ídolos. En este caso la evidencia
arqueológica coincide con la tradición oral; las excavaciones en Khonkho y
Kjula Marca, nos revelan construcciones del periodo pre-clásico de Tiahuanaco
(45 d. C.) pero cerámica del periodo V (700 al 1100 d. C.). Al mismo tiempo, las
excavaciones de Kjula Marca, revelan que la mayoría de asentamientos en esa
región fue fundada posterior a Tiahuanaco e incluso durante la época Inca, esto
se explica porqué antes del ocaso de Tiahuanaco casi toda la población
colindante se concentraba en la ciudad, luego de la decadencia de Tiahuanaco,
la zona de Machaca fue llenándose de pueblos pequeños.25
Decadencia agrícola[editar]
Por intermedio de los datos recopilados por Adams (1997),26 otro aspecto que
podría haber implicado en la decadencia de Tiahuanaco es que su agricultura
se vio fuertemente afectada por las constantes crecidas y desbordes del lago
Titicaca, producto de las consecuencias del Fenómeno de Niño. Evento
climático cíclico que genera un cambio de las aguas frías de Océano Pacífico
por aguas más cálidas desplazando a la zona continental fuertes tormentas con
lluvias torrenciales.
Debido a las condiciones geográficas de la zona, los sistemas de irrigación
artificial eran de las únicas posibilidades de hacer productiva la tierra. Esto
implicaría el uso de acequias que eran zanjas o canales a cielo abierto que
cumplían la doble función de irrigar la tierra y crear una especie de neblina que
protegía a las plantas de las heladas.
El uso excesivo de estos sistemas de irrigación habría provocado una gran
salinidad de los suelos dejando a la tierra no apta para la agricultura, lo que
generó la posibilidad del abandono de los habitantes de la zona buscando
nuevas tierras fértiles y en consecuencia, la desaparición de la ciudad.
El colapso tiahuanacota en Caquiaviri[editar]
Las investigaciones en la zona de Caquiaviri demuestran que durante el
periodo tiahuanacota, sólo existieron construcciones en las orillas del río
Desaguadero, en Nazacara y en el cerro Chicha; el resto del área se
encontraba libre de evidencias arqueológicas tiahuanacotas. En el caso del
cerro Chicha, existió un adoratorio con evidencias de haber sido utilizado por
Tiahuanaco, Pacajes e Incas.25
Caquiaviri, durante el periodo de Tiahuanaco, tenía una población escasa y con
la progresiva decadencia de los tiahuanacotas, la población en Caquiaviri
aumentó a 30 llajtas, en donde el estilo cerámico de Tiahuanaco ya no era
puro, si no que denotaba un periodo de transición. Esto quiere decir que con la
decadencia de Tiahuanaco se inició un periodo migratorio desde el centro de la
ciudad hacia las periferias.25
Galería[editar]
•
•
•
Véase también
Cultura wari
Wari
Datos
La cultura wari o huari era una civilización andina que floreció en el centro de
los Andes aproximadamente desde el siglo VII hasta el XIII d. C., llegando a
expandirse desde los actuales departamentos peruanos de Lambayeque por el
norte, Moquegua por el sur y hasta la selva del departamento del Cuzco por el
este.
La ciudad más grande asociada con esta cultura es Wari, que se encuentra
ubicada unos 20 kilómetros al noroeste de la actual ciudad de Ayacucho. Esta
ciudad fue centro de un imperio que cubría la mayor parte de la sierra y la costa
del Perú actual. El Imperio wari estableció centros arquitectónicos distintivos en
muchas de sus provincias, tales como Cajamarquilla o Piquillacta. Es, junto
al Imperio incaico, una de los dos únicas culturas consideradas «imperiales»
aparecidas en el hemisferio sur.
Su principal actividad era de carácter militar. Combatieron a lo largo y ancho
del territorio peruano, conquistando los diversos señoríos de su tiempo.
También tuvieron grandes centros religiosos como Pachacámac en Lima.
Vasija wari.
Huaco wari.
Vaso wari.
En la etapa 1A surge la ciudad capital denominada Wari, que dio el nombre a
esta cultura. En este periodo se nota una elevada influencia de la mitología
tiahuanacota deducida de las vasijas halladas en Qonchopata (Ayacucho), en
donde se representa repetitivamente el tema plasmado en la Portada del
Sol de Tiwanaku.1
Existen dos estilos alfareros waris representativos de este periodo,
denominados «qonchopata» y «chakipampa A». La influencia tiahuanacota se
evidencia también en el templete semisubterráneo encontrado en la ciudad de
Wari. También durante este periodo destacan enclaves en la costa
de Ica y Moquegua.
La etapa 1B/3.
En esta etapa la característica principal son los grandes cambios en la
estructura sociopolítica wari. La ciudad de Wari crece debido a la migración
procedente de las zonas rurales. En el campo político, el Estado wari se
fortalece y se expande; se desarrollan los centros provinciales de Honqo
pampa y Willcawaín, en el callejón de
Huaylas; Wiracochapampa y Marcahuamachuco en La Libertad y Pikillaqta en
el Cuzco. Evidencias arqueológicas afirman el posicionamiento wari en la costa
central y sur; y algunas evidencias arqueológicas en el valle del Santa.1
Asimismo se fundan sitios como Wariwilca, Jincamoco y Waywaka, todos estos
sitios estuvieron interconectados por redes viales.
Los sitios al norte de Wari evidencian la adaptación de los estilos
arquitectónicos de los waris a los estilos locales, alterando algunos conceptos y
asimilando otros.
En la alfarería destacan los estilos denominados «Robles moqo»,
«Chakipampa B» y «Pacheco», este último asociado a un sitio arqueológico de
importancia en la zona de Nazca.1
Las etapas 2A y 2B.
Durante la etapa 2A y 2B existen evidencias de una reestructuración política y
una última expansión; destacando por centralizar aún más el poder en la
ciudad de Wari. Esto origina que la ciudad alcance su máxima extensión y su
mayor índice demográfico, naciendo nuevas urbes periféricas como
Jargampata y Azángaro en San Miguel y Huanta respectivamente.1
Los estilos alfareros predominantes durante el periodo 2A fueron «viñaque»,
«atarque» y «pachacamac». Surgen además los sitios costeños de Socos (en
el valle del río Chillón) y Conoche (en Topará).
En la época 2B, la cultura wari se expande hasta la ciudad de Cajamarca, se
consolida en la serranía de La Libertad y Moquegua, y avanza hasta Sicuani.1
En cuanto a religión, sitio de Pachacamac gana prestigio durante el periodo 2A,
y para el periodo 2B propaga su influencia estilística hacia la zona
de Ica y Huancayo.1
Etapas 3 y 4.
Estas son las etapas de la decadencia de la cultura wari. En la etapa 3 se inicia
la decadencia de la ciudad de Wari; sin embargo el sitio de Pachacámac
mantiene su prestigio religioso, además de surgir en Huarmey un sitio
influenciado en la arquitectura por los waris.1
En la etapa 4 se inicia un periodo de desecamiento de la sierra, un cambio
climático que perduraría por un largo espacio de tiempo y que posiblemente
sea la causa del colapso del Estado panandino wari1
Influencia Tiahuanaco.
La cultura tiahuanaco se desarrolló en el altiplano entre los años 1580 a.C.2
Influenció en los waris sobre todo en el aspecto religioso y cultural. En algunas
de sus cerámicas se aprecia la representación de divinidades con
rasgos antropomorfos y zoomorfos, similar a Wiracocha (dios de los báculos)
de los tiahuanacos. Esta divinidad se ve en las culturas posteriores
tiahuanacas, que aparece representado en la conocida Puerta del Sol, ubicada
en el complejo de Kalasasaya (en Bolivia).
Monolitos.
Expansión wari.
• Viñaque,
• Atarco,
• Pachacámac,
• Qosqopo, y otros.
Esta es la época imperial wari, cuando su expansión
alcanza Lambayeque y Cajamarca (por el Norte) y llega
hasta Moquegua y Cuzco (por el Sur). Desde Cuzco hasta Chile y este de
Bolivia se extendía Tiahuanaco.
Los waris lucharon y conquistaron los pueblos cercanos mediante un ejército
cuyas principales armas fueron las hachas de piedra, porras de metal, arcos y
flechas. Los waris introducen una concepción nueva de la vida urbana,
implantando el modelo de gran centro urbano amurallado.
Las ciudades wari más conocidas son Pikillaqta (en el Cusco)
y Wiracochapampa (en Huamachuco), que a su vez son los territorios extremos
del imperio.
La ciudad de Wari basó principalmente su economía en la explotación imperial,
es decir en la explotación de las colonias que fue conquistando mediante la
guerra, tanto los tributos de las colonias como otros factores de dominación,
permitieron el mantenimiento de esta gran ciudad.
La tercera época es de declinación y descomposición política económica de los
waris, con el abandono de la ciudad y la pérdida de su control sobre las
antiguas colonias.
Después del siglo XI, los pueblos sometidos al Imperio wari retoman su camino
independiente de desarrollo, y Ayacucho ingresa a una etapa de franco
subdesarrollo con abandono del patrón de vida urbano y retorno a una reducida
población rural aldeana, similar a las tempranas fases de Huarpa.
Las diferentes regiones del imperio se fueron independizando del poder de la
capital y finalmente esta quedó abandonada y acabó siendo saqueada. Luego
de desaparecer el poder imperial las grandes ciudades fueron abandonadas y
en muchas regiones se regresó a la vida basada en aldeas poco desarrolladas,
Otras regiones, sin embargo se embarcaron en un nuevo florecimiento regional
fundándose de esta manera los reinos y señoríos del periodo intermedio Tardío
tales como Lambayeque, Chimú, Cajamarca, Chancay, el señorío chincha o el
proto señorío inca.
Sin embargo, los enfrentamientos entre estos grupos no acabaron y la
formación de ejércitos, batallas e intentos de conquista continuaron hasta el fin
del Imperio Incaico.
Presencia wari en el litoral.
Bolsa para hojas de coca (LACMA M.74.151.16).
Metalurgia.
Existen vestigios de trabajos metalúrgicos wari en oro, cobre y bronce,
utilizando las técnicas del vaciado, forjado, laminado, martillado y repujado.
Algunos autores sostienen que el trabajo metalúrgico en Wari tuvo
antecedentes tiahuanacotas, en cuanto a las técnicas utilizadas; otros
sostienen que la metalurgia en Wari tiene sus orígenes en Waywaka, un sitio
arqueológico ubicado en Andahuaylas e investigado por Grossman, en donde
se encontraron piezas de metal de mucha antigüedad.1
Algunos de los trabajos metalúrgicos más complejos de la cultura wari fueron
hallados en el sitio de Conchopata por Denise Pozzi-Escot5y analizados
por Ríos. Se trataría de un taller metalúrgico dedicado al trabajo del oro y el
cobre, cuyo principal producto fueron los «tupus» o «topos», la cantidad de
estos «tupus» es abundante en el sitio de Conchopata, pero estos tupus de
similares características también fueron encontrados en Huamachuco,
Jargampata y Azángaro, por lo cual se piensa que Conchopata fue un centro
de producción a gran escala de estos artefactos.1
La ciudad de Wari.
• Ichabamba
• Wiracochapampa
• Honqo pampa
• Huilcahuaín
• Huarihuilca
• Chimú Cápac
• Socos
• Pachacámac
• Maymi
• Pacheco
• Atarco
• Azángaro
• Conchopata
• Jargampata
• Vista Alegre
• Palestina
• Jincamoqo
• Pikillaqta
• Cerro Baúl
• Espíritu Pampa (Vilcabamba).
Castillo de Huarmey.
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