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Prehistoria 

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Facultad de Filosofía y Letras 

Kathleen Kuman (2014). Acheulean industrial complexes. Encyclopedia of Global
Archaeology. Springer. Heidelberg. pp. 7-18.
Traducción realizada por: Prof. Maryluna Santos Giraldo, Dra. Paola Ramundo, Dra. Dánae Fiore.

COMPLEJO INDUSTRIAL ACHELENSE

Kathleen Kuman (1)


(1) Escuela de Geografía, Arqueología y Estudios Medioambientales & Instituto para la Evolución
Humana. Universidad del Witswatersrand, Johanesburgo (Sudáfrica)

Introducción
Por casi un millón de años en África, durante la primera fase de desarrollo cultural
humano, conocida como el complejo industrial Olduvayense, parece haber habido pocos cambios
direccionales en la tecnología de las herramientas. Por más sofisticada y variable que haya sido
dicha tecnología, muchos arqueólogos consideran que es una época de relativo estasis
tecnológico, con diferencias relativamente menores entre los conjuntos. Aunque el éxito de la
adaptación al núcleo simple y las lascas se hizo evidente por su larga duración, hacia 1.7 Ma
comenzaron las innovaciones con la aparición del Achelense. Un límite adaptativo y tecnológico
se cruzó con la talla de grandes lascas (>10 cm de tamaño) y con la formación de herramientas
pesadas (hachas de mano, “cleavers” (tajadores) y picos) para tareas específicas.
El complejo industrial Achelense, junto con el Olduvayense, se conocen como la Edad
de Piedra Temprana (ESA), la cual persistió hasta aprox. 0.3 - 0.25 Ma en África. Mary Leakey
(1971) publicó la primera descripción detallada del Achelense Temprano, utilizando el conjunto
EF-HR de la Garganta de Olduvai como su serie tipológica descriptiva. A lo largo de los años, la
investigación ha desarrollado una comprensión más profunda del Complejo Achelense en todo el
continente africano.
Aunque Leakey prefirió el término bifaz para definir funcionalmente las/los “cleavers”
(tajadores) y hachas de mano, el mejor término genérico usado actualmente para estos tipos
diagnósticos es el de herramientas de corte grandes [“large cutting tools” o LCT en inglés]. Este
término es preferible porque las hachas de mano son siempre bifaciales y también porque los
picos [“picks”] (que son a veces triédricos), no son considerados normalmente como bifaces1.
Muchas LCT se hacen sobre lacas grandes porque estas formas-base son relativamente más
delgadas, con bordes accesibles, lo que hace más fácil formatizar la pieza, pero los guijarros
también se usaban para las hachas de mano en algunos conjuntos y muy ocasionalmente también
para “cleavers” (tajadores). En algunos sitios, hay preferencias de determinadas materias primas
para las LCT como bloques de lava de gran tamaño o guijarros y cantos rodados de cuarcita,
porque de ellos se desprendían lascas de mejor tamaño y calidad.
En general, la tecnología de muchos de los conjuntos achelenses tempranos es
relativamente similar a los del Olduvayense clásico o sólo un poco más avanzada en estrategias
de trabajo de los núcleos, con lascas grandes y LCT, que son en gran medida un elemento extra.
Sin embargo, hay algunos cambios de comportamiento evidentes en el tamaño y la distribución
de los sitios desde 1.7 Ma. La tendencia hacia sitios más grandes y con mayor densidad de
herramientas líticas dentro de un sitio refleja una dependencia más habitual del lítico para la
subsistencia diaria, y hay un uso más prolongado de algunos espacios como lugares estratégicos
o como fuentes de recursos estacionales. Los sitios ahora también aparecen en mayor variedad de
ambientes, incluyéndose el uso más consistente de hábitats abiertos. Ocasionalmente, algunas
materias primas se transportaron a distancias mayores que en el anterior Olduvayense, lo que
refleja el uso más amplio del paisaje.
El uso controlado del fuego fue casi con seguridad otra innovación en el Achelense
Temprano, especialmente porque proporcionaba un medio de defensa contra los carnívoros en


1 Nota de las traductoras: los bifaces tienen dos caras; los triedros tienen tres caras: por ello es que

los picos, que a veces son triédricos, no entran dentro de la clasificación de bifaces.

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hábitats abiertos en los que los homínidos competían por la caza. Sin embargo, la interpretación
de los primeros fogones es polémica debido a su escasa conservación en lugares al aire libre.
Algunos sitios de África Oriental de aproximadamente 1.5 Ma contienen sedimentos quemados,
aceptados por muchos investigadores como evidencia plausible de fogones, en tanto el calor de
una cierta temperatura debe mantenerse por un tiempo suficiente para alterar el suelo. También
hay patrones, en algunos sitios, en la distribución espacial del lítico y el óseo alrededor de estos
rastros quemados, lo que refuerza el argumento a favor del uso controlado del fuego en el
Achelense Temprano. Hacia el 1 Ma hay evidencia de huesos quemados en fogones y arrastrados
a un depósito subterráneo en una cueva de Swartkrans. También hace aproximadamente 1 Ma,
se argumenta que la cueva Wonderwerk muestra la quema in situ de vegetación en una capa o
nivel del Achelense. Aunque el carbón de leña está ausente, puede no haber sobrevivido si se
quemó hasta convertirse en ceniza (M. Bamford, com. pers.). Hacia 0.8 - 0.7 Ma, sin embargo, el
sitio al aire libre de Gesher Benot Ya'aqov -en Israel- tiene artefactos quemados y restos
botánicos carbonizados con un patrón de distribución que sugiere actividades asociadas con
fogones.

Aspectos centrales/ Debates actuales

El Achelense más temprano


La aparición de un nuevo homínido africano, Homo ergaster (Fig. 1), es la explicación más
plausible para los
cambios en el
comportamiento y la
tecnología que aparecen
con el Achelense. Esta
especie tiene más rasgos
de sapiens que el Homo
habilis, incluyendo las
proporciones modernas
del cuerpo humano, lo
que le brindó una ventaja
en los hábitats abiertos.
Muchos investigadores
agrupan el Homo
ergaster con el Homo erectus o se refieren a él como el Homo erectus africano, mientras que otros
restringen la especie de erectus para Asia - ésta última es la clasificación seguida aquí. La primera
aparición del Homo ergaster es de 1.78 Ma en Kenia (Lepre y Kent 2010) y a >1.7 Ma en
Swartkrans, Sudáfrica (Pickering et al. 2012). En Sterkfontein se encuentra en asociación directa
con artefactos achelenses tempranos (Kuman & Clarke 2000). La especie persiste hasta por lo
menos 1.4 Ma, y por lo tanto hay una buena coincidencia con la cronología del Achelense
Temprano.
Muchos de los debates de importancia histórica con respecto al Achelense Temprano, son
actualmente cada vez menos relevantes. Por ejemplo, el sistema de clasificación de Leakey de
1971 consideraba muchas formas basadas en núcleos como herramientas en vez de núcleos,
considerando que los bordes afilados creados por intersecciones de la plataforma eran filos
utilizables. Ella usó un análisis cuantitativo de estos tipos (que incluía los "bifaces") para llegar a
su definición de la industria Achelense: un conjunto en el que el 40 % o más de las "herramientas”
consisten en bifaces. Los conjuntos que no cumplían ese criterio, fueron designados como
Olduvayense Evolucionado. Sin embargo, pocos investigadores utilizan actualmente este
término, en tanto las diferencias técnicas antes consideradas importantes, tienen en el presente
otras explicaciones. Hoy en día, el rango de variabilidad en el Achelense Temprano es más claro,
y los rasgos tecnológicos y de comportamiento que reflejan la creciente complejidad de la

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adaptación permiten a los investigadores reconocer tales conjuntos, incluso cuando las LCT están
ausentes por las diferencias de actividad o el pequeño tamaño de las muestras.
Kokiselei (Lago de Turkana Oeste, Kenia) es el sitio más antiguo datado del Achelense,
con 1.76 Ma (Lepre et al. 2011). Otras fechas para los sitios de África Oriental son las siguientes:
1.7 Ma para Konso, Etiopía; 1.6 - 1.4 Ma para el nivel Medio y Superior de la Bed II de Olduvai;
y c. 1.5 - 1.4 Ma para el Lago de Turkana Este, Kenya (véase Lepre et al. 2011 y Gibbon et al.
2009 para referencias). Otros sitios del Achelense Temprano en Gona, Etiopía, han sido
anunciados por Sileshi Semaw, pero aún no han sido publicados, así como los nuevos hallazgos
en Argelia presentados por Mohamed Sahnouni. En Sudáfrica, los conjuntos achelenses
igualmente tempranos están bien establecidos en los sitios kársticos de homínidos de
Sterkfontein y Swartkrans (Kuman 2007). La edad de la fauna de las brechas (“breccias” en
inglés) del Achelense Temprano es de c. 1.5 Ma y 1 Ma en Swartkrans y c. 1.6 Ma en Sterkfontein.
A pesar de que existen reclamos recientes por fechas más tempranas en una serie de
depósitos de Sterkfontein, los métodos absolutos empleados tienen sus propios problemas en estos
sitios kársticos. Fechas paleomagnéticas y de U-Pb para Sterkfontein se han presentado sobre la
base de espeleotemas, pero estos se han formado post-deposicionalmente luego del colapso y
asentamiento de las brechas que crearon vacíos que luego se rellenaron con coladas rocosas.
También son problemáticas las fechas más jóvenes propuestas por resonancia spin electrónica
para el Achelense de Sterkfontein. Tipológica y tecnológicamente, los LCT son comparables con
ejemplos del Achelense Temprano de África Oriental, y en
esta etapa, la edad relativa de la fauna es más fiable. En la
cueva de Karst las brechas son particularmente propensas
a la migración de agua subterránea a través de depósitos, lo
que compromete el sistema cerrado necesario para el
fechado ESR.
En el interior de Sudáfrica, el Achelense Temprano
se encuentra también bien documentado por depósitos
aluviales de la cuenca del río Vaal (Fig. 2), donde la
datación por enterramiento de nucléotidos cosmogénicos
documenta depósitos con artefactos de 1.9 a 1.3 Ma
(Gibbon et al. 2009). Aunque los márgenes de error de las
fechas son grandes, su gran edad implica que los sitios
todavía caen dentro del Achelense Temprano. Al restar el
error del depósito más antiguo, se obtiene una edad de 1.7
Ma, que es tan temprano como dos de los sitios del Este africano (Konso en 1.7 Ma y Kokiselei
en 1.76 Ma). Debido a las limitaciones de la conservación geológica y la datación, las industrias
del Achelense Temprano de África del Este y de Sudáfrica, en la actualidad proporcionan mejor
evidencia de la amplia distribución de este complejo para 1.7 Ma. Sin fecha, pero tipológicamente
equivalentes, han sido reportados artefactos en Mozambique, y otra evidencia se publicará para
Argelia, pero otras partes de África carecen de la exploración o de sitios fechables.
Las descripciones de la tecnología del Achelense Temprano y sus tipos de herramientas
se han centrado en gran medida en la formatización de LCT (Fig. 3), ya que se tiende a invertir
mayor esfuerzo en la producción de estas herramientas. Aunque los detalles no están todavía
disponibles ni publicados, las LCT de Konso y Kokiselei han sido descriptas como grandes
herramientas similares a picos o “hachas de mano similares a picos” (pick-like handaxes). La
función de estas herramientas puede haber sido para tareas pesadas, tales como cavar alimentos
subterráneos como bulbos, raíces y tubérculos. Sin embargo, estos tipos no dominan en todos los
conjuntos tempranos. Las hachas de mano de EF-HR en Olduvai y Peninj en Tanzania han sido
descriptas como piezas en gran medida unifaciales -como grandes raspadores con puntas robustas
y convergentes (De la Torre et al. 2008)-. Los bordes con muescas en algunos ejemplos de Peninj,
EF-HR y Sterkfontein sugieren que el trabajo en madera era otra función importante. En algunos
conjuntos, las hachas de mano tipo pico y las hachas de mano unifaciales con puntas robustas y
bordes en raspador son sólo un componente menor de las LCT, pero hachas de mano tempranas

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generalmente poseen porciones distales fuertes convergentes en una punta más o menos plana,
para algún tipo de función de hachar o cortar.
El grado de formatización para dar forma a un hacha de mano también varía desde,
mayormente unifacial a parcialmente bifacial a completamente bifacial. Sin embargo, muchos
conjuntos tienden a estar dominados por un tipo de forma dentro de este rango, que es a menudo
determinado por el grado de re-formatización o retoque [re-sharpening]. Por ejemplo, el conjunto
BK de Olduvai (Fig. 4) incluye algunas hachas de mano bifaciales clásicas, junto con la probable
evidencia de un afilamiento observado en porciones distales rotas por el impacto durante la talla,
así como también se observan algunos bifaces de muy pequeño tamaño. Aunque se dice que
algunos conjuntos tempranos están dominados por hachas de mano similares a picos, muchos
investigadores son capaces de distinguir a los picos como un tipo separado: una LCT en la que la
formatización se focalizó sobre todo en el extremo distal, mientras que se le prestó limitada
atención al cuerpo de la pieza. Siguiendo el Achelense Temprano, sin embargo, los picos y las
hachas de mano son más fáciles de separar como tipos discretos.
Otro tipo muy característico del Achelense Temprano africano, es el “cleaver” (tajador)
– una LCT, hecha generalmente sobre una lasca grande, con un ancho filo cortante en el extremo
distal y/o a lo largo de uno
de los bordes laterales. El
filo cortante se denomina
“bit”. Por lo general, está
formado por la porción
naturalmente filosa de la
gran lasca soporte, pero
existen escasos ejemplos de
bits con grandes
remociones en los
conjuntos tempranos,
presumiblemente para
regularizar la forma del filo
cortante. La realización del
hacha de mano requiere
algo de planificación para
desprender una gran lasca
con el fin de producir un bit
de tamaño considerable. El
hacha más clásica, tanto
para las tempranas como las
industrias más recientes del
Achelense, es una realizada de una lasca grande golpeada de lado -una lasca que es más ancha
que larga, con el bulbo en el costado del eje largo de la lasca-. La gruesa área de la plataforma se
recorta con algunas grandes remociones, y el lado opuesto también puede ser retocado (en
particular en los conjuntos más recientes del Achelense). Sin embargo, también son comunes los
ejemplos de “cleavers” (tajadores) sobre lascas talladas en las esquinas [“corner-struck flake”] y
lascas talladas en el extremo [“end-struck flake”]. El “bit” afilado del “cleaver” (tajador) implica
que la herramienta se usaba para una función de corte o trozado, lo que requiere de un
considerable borde afilado y de una herramienta pesada. Los experimentos sugieren que los
“cleavers” (tajadores) son buenas herramientas para desmembrar en tareas de trozamiento/carneo
de presas, pero las hachas de mano y las lascas simples también pueden realizar esta función. Un
pequeño número de piezas estudiadas para identificar microhuellas o microtrazas de desgaste por
uso, micropulidos o fitolitos, también sugieren que algunos “cleavers” (tajadores) pueden haber
sido usados para cortar y raspar madera.
La materia prima y la forma-base de la pieza tienen una fuerte influencia en la regularidad
de la forma de las LCT, y el Achelense Temprano está caracterizado por ejemplos tanto toscos,

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como relativamente más finos, cuando se han hecho con mejores materias primas. Sin embargo,
es esencial recordar que las LCT eran funcionales y no había necesidad de que el temprano Homo
produjera formas estandarizadas, hachas de mano simétricas o formas elegantes. El concepto
icónico de la forma del hacha de mano clásica y simétrica o del “cleaver” (tajador) elegante,
cuando ocurre, es encontrado más frecuentemente en los conjuntos del Achelense Tardío después
de 0.6 Ma (discutido más adelante). Sin embargo, es durante el Achelense Temprano que
aparecieron las primeras industrias de hachas de mano, más allá de las del continente africano.
Ubeidiya en Israel tiene una secuencia con depósitos del Achelense Temprano a partir de 1.4 Ma.
Recientemente, el Achelense Temprano también ha sido reconocido en India c. 1.5 Ma mediante
datación por enterramiento cosmogénico. Las primeras hachas de mano en China aparecen al
menos hacia 0.8 Ma (en Yunxian, en el centro de China y Bose, en el suroeste de China). En
Europa, el Achelense más temprano puede tener una antigüedad de hasta 0.9 Ma en España, pero
sólo logra extenderse hasta después de 0.5 Ma.

De 1 al 0.6 Ma: Evolución después del Achelense Temprano


Mientras que los sitios fechados entre 1.7 y 1.4 Ma son consistentemente referidos como
“Achelense Temprano” en la literatura, no hay consenso sobre la terminología para las siguientes
fases del desarrollo de la ESA (Early Stone Age). Esto es, sin duda, resultado del número limitado
de sitios especialmente datados entre 1.3 y 0.78 Ma. Términos como: Achelense Temprano,
Medio y Tardío son también etiquetas históricas creadas en un momento en el que había pocos
fechados absolutos disponibles. En consecuencia, algunos investigadores prefieren agrupar los
sitios del Achelense en sólo dos fases: Achelense Inferior y Superior o Achelense Temprano y
Tardío. Sin embargo, con la mejor comprensión actual de los desarrollos achelenses c. 1 Ma, tal
vez haya algún tipo de justificación para reconocer un Achelense Medio de aproximadamente 1.0
- 0.6 Ma. Los sitios africanos en este momento muestran mejoras en la producción de LCT, como
se describe a continuación, y algunos sitios revelan un aumento en el número de hachas de mano.
Los cambios en el tallado tallade las hachas de mano son probablemente el resultado de la mayor
atención que se prestó a la creación de filos cortantes afilados, y los picos son ahora más fáciles
de separar en una clase propia.
En Olduvai, la secuencia que sigue al Achelense Temprano en la Bed II (media y
superior) ha sido publicada con cierto detalle (Leakey & Roe 1994). Aunque la preservación de
estos conjuntos más recientes es pobre en comparación con la del Achelense Temprano y la
datación de estos niveles no es tan precisa, Roe fue capaz de caracterizar los cambios en la
tecnología posterior al Achelense Temprano: las hachas de mano de la Bed IV (c. 0.78 - 0.95 Ma
- Peters et al. 2008) muestran mayor regularidad de formas y perfiles más finos que los del
Achelense Temprano, y los “cleavers” (tajadores) se vuelven más frecuentes y a menudo son más
elegantemente hechos. Estas mejoras podrían considerarse una tecnología del Achelense Medio.
Después de la Bed IV están los niveles Masek (c. 0.5 - 0.78 Ma - Peters et al. 2008), donde la
manufactura de hachas de mano muestra una mayor estandarización de formas y alto grado de
competencia tecnológica.
En Kenia, Olorgesailie también tiene una larga secuencia fechada hasta 0.99 Ma. Isaac
(1977: 213) clasificó al sitio como Achelense Superior porque “distinciones cronológicamente
fiables…no son posibles”. Sin embargo, comentó que los conjuntos no son los más refinados y
que uno podría estar tentado a designarlos como Achelense Medio. Mejoras similares a lo largo
del tiempo también se registran para la larga secuencia de sitios achelenses en el Awash medio
de Etiopía (de Heinzelin et al. 2000). El tallado tallapor percutores blandos ocurrió por primera
vez en el Achelense Medio, con la fecha más temprana para esta técnica reportada desde Gesher
Benot Ya'aqov, Israel, en c. 0.78 Ma (Sharon & Goren Inbar 1999). Los potenciales percutores
podrían haber sido una piedra más blanda (como la arenisca), un trozo de madera dura, o una
cornamenta de ciervo de Eurasia. El método es útil para separar las lascas más finas que se
extienden más allá de la superficie de una LCT y para un retoque más fino a lo largo de los
bordes. Sin embargo, la técnica es más usada para las LCT del Achelense Tardío.

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Un puñado de fósiles de homínidos se encontró con industrias que podrían denominarse
del Achelense Medio. Varios especímenes de Daka, Etiopía, se remontan a 1 Ma, incluyendo un
cráneo notable, descripto como una forma evolucionada de Homo ergaster (deHeinzelin et al.
2000). Las LCT ilustradas muestran una técnica mejor y son más regulares en su forma que los
ejemplos del Achelense Temprano, pero en general se describen por tener negativos de lascado
destacados y son más grandes y más irregulares en la vista de frente y de perfil, que los ejemplos
del Achelense Tardío. Datado también en 1 Ma es Buia (en Eritrea) donde se encontró un cráneo
homínido que, como en Daka, posee algunas características progresivas. Las LCT muestran
variabilidad en los sitios de Buia, pero son comparables en muchos de aspectos a las de Daka,
con destacados negativos de lascado y retoquelimitado, que no modifica de forma significativa la
morfología original de la forma base (Abbate et al. 2004). En Olorgesailie (Kenia) también se
han hallado fragmentos de un cráneo homínido de al menos 0.9 Ma, contemporáneo con el
Achelense Medio en otros lugares del sitio. En el caso de Sudáfrica, en la actualidad hay poca
información disponible para los homínidos en este rango de tiempo, en tanto, hay pocas fechas
disponibles para los sitios potenciales. Una excepción es Uitzhoek-Cornelia [N.deT. Sudáfrica],
pero hasta ahora este sitio sólo ha brindado un diente de homínido (Brink et al. 2012).
La mayoría de las investigaciones sobre los sitios achelenses, hoy en día, se centran en
documentar el registro cultural y estratigráfico de los sitios relevantes y en obtener fechas
confiables e información paleoambiental. Desde una perspectiva teórica, sin embargo, la
“hipótesis de selección de la variabilidad” para los homínidos y la evolución cultural ha recibido
una aceptación generalizada (Potts 1998). Esta argumenta que la fuerza motriz detrás de la
evolución humana en el Pleistoceno ha sido el cambio climático y las fluctuaciones periódicas
entre ambientes más húmedos y más lluviosos durante cientos de miles de años. El Homo se
enfrentó a este desafío de variabilidad climática y de recursos de subsistencia y se adaptó tanto
física como culturalmente.
La fauna, cuando se conserva, ha sido el principal medio para reconstruir los
paleoambientes. Estudios isotópicos (en particular sobre los dientes de la fauna) son ahora un
medio importante para analizar las dietas y, por lo tanto, los hábitats de los homínidos y de la
fauna, complementando datos que antes se limitaban a listas taxonómicas y su correlación con
los hábitats modernos. Como las dietas de algunas especies modernas difieren un poco en relación
con sus contrapartes anteriores, el análisis isotópico se ha convertido en una valiosa herramienta
para descubrir esas diferencias. Algunos investigadores también se centran en el “análisis libre de
taxones" [N de T: se trata de análisis paleoecológicos donde el foco no se pone en la identificación
de taxones], estudiando los detalles de los huesos poscraneales que soportan peso en relación con
los sustratos del hábitat, especialmente en los bóvidos. Y el análisis del microdesgaste dental ha
arrojado más luz sobre los patrones de subsistencia tanto de la fauna como de los homínidos y
por lo tanto, también sobre las adaptaciones del hábitat. El análisis de fitolitos y de polen, cuando
se conservan, junto con isótopos estables de carbono de los sedimentos y la reconstrucción
geomorfológica, son otros de los medios de estudio de los ambientes del pasado.
Los variados hábitats regionales que existieron en toda África durante el Pleistoceno
agregan fuerza a la hipótesis de Potts de los climas fluctuantes como fuerza motriz en la evolución
homínida. Otra área de interés en la investigación del Pleistoceno Medio es el origen de la
tecnología de núcleo preparado del Achelense. La fecha más antigua publicada para este
desarrollo es en Israel c. 0.7 – 0.8 Ma (Goren-Inbar et al. 2011), donde hay un núcleo preparado.
Sin embargo, una fecha de entierro cosmogénico para la industria Victoria West de Canteen
Kopje (Sudáfrica) es más antigua, y aunque los núcleos preparados no son los más comunes, su
número es considerable. Estos dos ejemplos no relacionados sugieren que el antepasado del Homo
sapiens tendría habilidades cognitivas relativamente sofisticadas, que, por así decirlo, estaban
“programadas/cableadas” en el cerebro. Muchos investigadores creen que la forma de las hachas
de mano dio lugar al concepto de preparación del núcleo y la industria de Victoria West lo
demuestra bien (Figs. 5, 6). Estos núcleos en forma de almendra son lascados inicialmente como
un hacha de mano muy grande con negativos de lascados marcados. Sin embargo, el perfil es más
asimétrico, con una superficie superior menos profunda y una superficie inferior más profunda.

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Una sola gran lasca “preferencial” se golpea desde la superficie superior, perpendicularmente al
eje longitudinal del núcleo. Dichas lascas tan percutidas fueron especialmente adecuadas para la
producción de hachas de mano. Los “cleavers” (tajadores) pueden no haber sido regularmente
fabricados en estas formas-base, ya que los negativos de lascado de las lascas preferenciales
tienden a no tener la forma correcta para un “bit”. Si bien el núcleo de Victoria West es un
pequeño componente de los núcleos generales de muestras excavadas, muestra claramente el
vínculo conceptual con la fabricación de hachas de mano. “Núcleos gigantes” también están
presentes en Gesher Benot Ya'aqov (Goren-Inbar et al. 2011). Éstos parecen haber sido
especialmente diseñados para las formas-base de las LCT. El
tamaño y la fuerza del homínido en ese momento debe haber
mejorado considerablemente la supervivencia humana, y esto se
refleja en los nódulos gigantes y en las herramientas de trabajo
pesado.

De 0. 6 Ma a 0.3 - 2 Ma: El Achelense Tardío y el Final de ESA


De 0.6 a 0.5 Ma, el número de sitios arqueológicos en África aumenta (Clark 2001a), no
simplemente porque los sitios más recientes tienen más probabilidades de preservarse, sino por
la adaptación exitosa del Homo sapiens en la evolución. Una influencia muy importante en este
éxito fue sin duda la tasa más lenta de maduración del H. sapiens, que el aumento en el número
de sitios sugiere que fue desarrollándose en paralelo en ese momento. En contraste, el Homo
ergaster maduró relativamente rápido. Puede ser difícil de conocer con certeza la edad específica
de un fósil de Homo temprano, pero hoy en día está bien documentado que la tasa a la que un
temprano Homo ergaster juvenil alcanzaba la madurez era más rápida que en los humanos
modernos. Este hecho, sin duda influyó en el carácter de las primeras industrias achelenses. Los
homínidos aprendieron a hacer herramientas observando y aprendiendo la tradición de su grupo,
pero una adolescencia más corta habría limitado el tiempo para que los individuos experimentaran
e innovaran. Los estudios sobre primates no humanos muestran que son principalmente los
individuos más jóvenes los que inventan nuevas prácticas culturales o adoptan innovaciones de
otros en el grupo a través de la observación.
Mientras gran parte de la variabilidad en el Achelense Tardío de c. 0.6 a 0.3 Ma puede
explicarse por diferencias en las materias primas y el medio ambiente (Clark 2001a), se observa,
sin embargo, una mayor competencia en la talla de núcleos, en la adquisición de algunas materias
primas mejores de fuentes lejanas, y en la configuración de mejores ejemplos de LCT.

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La explicación más lógica de estos cambios no es la aparición de un homínido diferente y más
avanzado, sino el aumento de más rasgos sapiens y habilidades cognitivas en los descendientes
de H. ergaster. Algunos investigadores agrupan a los homínidos de esta fase como Homo
heidelbergensis, pero la mayoría de los especialistas prefieren restringir esta especie a Europa y
remitir los fósiles al Homo sapiens arcaico. Los fósiles relevantes están todos asociados con el
Achelense Tardío e incluyen el cráneo de Bodo de Etiopía c. 0.6 Ma, la calota craneana de
Elandsfontein de Sudáfrica c. 0.5 Ma y el cráneo Ndutu de Tanzania c. 0.4 Ma. El cráneo de
Kabwe fue recuperado por los mineros de Broken Hill, Zambia, y es probable que sea de al
menos 0.4 Ma. También se encontraron artefactos de la MSA [Middle Stone Age] en los depósitos
de las cuevas, pero en una relación desconocida, mientras que los conjuntos del Achelense y de
Sangoan (que se analizan más adelante) se excavaron in situ en depósitos al aire libre no muy
lejos de la cueva. Las primeras ocupaciones de cuevas se produjeron en el Achelense Tardío,
como la Cave of Hearths (c. 0.45 Ma), la Cueva de Montagu y la Cueva Wonderwerk en
Sudáfrica. Wonderwerk tiene niveles más tempranos del Achelense en >0.78 Ma, y si los
artefactos están in situ, entonces Wonderwerk sería la primera ocupación de cuevas hasta la fecha,
ya que los rellenos de cuevas kársticas en Sudáfrica están en contextos redepositados que no
representan ocupaciones. Los conjuntos de estos niveles más tempranos de Wonderwerk son
pequeños y no están bien publicados. Es posible que los homínidos hayan dormido o se hayan
refugiado en la cueva en lugar de vivir en ella, así como se ha registrado que lo hacen algunos
babuinos y chimpancés, y esto podría explicar los pequeños conjuntos de herramientas.
Los sitios al aire libre del Achelense Tardío en África
son mucho más numerosos, aunque muchos siguen estando poco
datados. Las excepciones son Kathu Pan en Sudáfrica y
Kapthurin en Kenia, ambos de c. 0.5 Ma. Algunas de las
descripciones más detalladas de las industrias Achelenses
Tardías están publicadas para Olduvai, Tanzania (Leakey &
Roe 1994), y para el Valle Medio de Awash de Etiopía (de
Heinzelin et al. 2000). Todos los conjuntos del Achelense Tardío
muestran una mejora considerable en la habilidad con respecto
a las fases anteriores, a pesar de que muy a menudo hay un
enfoque de “menor esfuerzo", con el/la talla suficiente para
obtener el filo deseado. La secuencia en Kalambo Falls merece
un comentario especial, ya que está bien descripta (Clark 2001b)
e incluye tanto el Achelense Tardío como la industria final de la
ESA, conocida como Sangoan. Los talladores experimentados comentaron que las LCT de
Kalambo muestran algunas de las mejores habilidades en el Achelense africano, con una técnica
refinada evidente en los filos cortantes afilados alrededor de todo o la mayor parte del perímetro,
ausencia de fracturas escalonadas, talla intensiva, formas de caras y secciones transversales
simétricas, la cuidadosa eliminación de pequeñas lascas como una última serie de remociones
para regularizar los bordes, y el uso de percutor blando para el trabajo de talla más fino. No todas
las LCT del Achelense Tardío están bellamente realizadas, pero cuando se invierte esfuerzo en
una buena materia prima o el fabricante tiene mucha experiencia, existe una gran habilidad que
demuestra lo que Glynn Isaac denominó los “límites superiores" de las habilidades manifestadas
en una industria (Fig. 7).
La importancia de las hojas (blades) a menudo se observa en el Achelense Tardío, en
tanto las hojas requieren de una estrategia de talla intencional que se realiza con consistencia.
Tres de las más antiguas industrias regionales con hojas se remontan a 0.5 - 0.4 Ma (ver Wilkins
& Chazan 2012 para referencias). Junto con las hojas, el Fauresmithiense en Kathu Pan,
Sudáfrica (c. 0.5 - 0.29 Ma), incluye algunas LCT, puntas y núcleos preparados. Del mismo
modo, la industria de Kapthurin en Kenia tiene preparación de núcleo y hojas de c. 0.55 a
0.285Ma. En Israel, una tercera tecnología de hojas es la Amudiense, c. 0.42 - 0.32 Ma. Estas
tres tecnologías no están relacionadas, ya que las técnicas difieren. En África, las herramientas de
hojas del Achelense tienden a asociarse con hábitats más abiertos (Clark 2001a).

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Universidad de Buenos Aires                                                                                              
Facultad de Filosofía y Letras 

Otro rasgo que se observa ocasionalmente en algunos conjuntos tardíos son las LCT de pequeño
tamaño, algunas de las cuales se superponen con los puntos más grandes de la temprana MSA.
Los conjuntos más variados y especializados del Achelense Tardío ocurren en la última o la fase
final del Achelense, con herramientas retocadas y tecnología que preselecciona las características
de algunas industrias de la MSA (Clark 2001a). Debido a tales similitudes, muchos investigadores
reconocen la importancia de las transiciones regionales de la ESA a la MSA, pero etiquetan un
conjunto como el Achelense, si este contiene LCT. Kapthurin y Fauresmith sugieren una lenta
transición hacia la tecnología de la MSA en diferentes partes de África.
Clark (2001a) siempre sostuvo que la última etapa de la ESA fue la primera vez en que
los homínidos se enfrentaron a los desafíos de los ambientes más boscosos. Sangoan fue
denominada como una industria centroafricana encontrada en regiones que hoy son tropicales.
Mientras que las colecciones originales se recuperaron de contextos geológicos perturbados,
investigaciones posteriores han documentado a esta industria en contexto, donde siempre sigue al
Achelense en el tiempo, cuando ambas fases están presentes. La industria se encuentra
principalmente en el centro y sur de África central y en el oeste de Kenia, donde los bosques eran,
en ocasiones, prominentes. En Kalambo Falls, los climas se alternaban entre episodios de más
cálidos/húmedos a más fríos/secos, lo que indica que Sangoan no fue específicamente una
adaptación al hábitat tropical o cerrado. Más bien esta industria ocurrió en regiones donde los
recursos de los bosques eran un componente importante. Las herramientas típicas incluyen
pequeños raspadores, picos y hachas sobre nódulo (core axes), un tipo que parece haber
funcionado como una forma de azuela (adze) para el trabajo de la madera y para cortar tomas
[pequeños escalones] para introducir los dedos para trepar en los árboles (Clark 2001b). Las
hachas de mano de estilo achelense continúan apareciendo en pequeñas cantidades y, por lo tanto,
algunos investigadores ven a la industria Sangoan como una variante del Achelense Tardío, con
la adición de algunos nuevos tipos relacionados con la importancia de los recursos forestales.
En Zambia y en el oeste de Kenia, existen algunas características compartidas entre las
industrias de Sangoan y las primeras industrias de la MSA, tales como los hachas sobre nódulo
(core axes) de Kalambo Falls que continúan en la temprana MSA, pero que se vuelven cada vez
más similares a las azuelas. En el oeste de Kenia, Sangoan y Lupemban (una de las primeras
industrias de la MSA) comparten tantos rasgos que al menos una investigación combina estos
términos como Complejo Sangoan-Lupemban. Las fechas exactas no están disponibles para
Sangoan, pero tienen al menos 0.1 - 0.2 Ma, y algunas pueden ser considerablemente más
antiguas.

Perspectivas internacionales
El aspecto teórico más interesante de la investigación del Achelense es quizás la
“uniformidad variable" de las industrias a través del tiempo y el espacio en África y Eurasia hasta
el Achelense Tardío. Incluso en ese caso, la mayor parte de la variabilidad se atribuye a las
diferencias de materias primas, y uno/a todavía queda con la impresión de que los fabricantes de
herramientas eran ciertamente gente muy inteligente, pero aun relativamente arcaica mentalmente
y materialmente en comparación con los humanos modernos que aparecieron a los 0.2 Ma con la
MSA temprana. Las industrias se vuelven entonces considerablemente más variables, con muchas
adaptaciones regionales que incluyen algunas diferencias estilísticas, y el ritmo del cambio se
acelera aún más durante el curso de la MSA. Varios investigadores han debatido el significado
de la variabilidad del Achelense y de los métodos utilizados para analizarla tanto a nivel regional
como global. Sin embargo, el acercamiento más informativo sigue siendo una comprensión
profunda de los conjuntos achelenses en el contexto de talla experimental con las materias primas
específicas que influyeron en sus características. Tal experiencia práctica siempre proporciona
ideas valiosas, a menudo más valiosas que los detallados estudios morfométricos y estadísticos
que son populares hoy en día, ya que ayudan a interpretar los factores que contribuyen a la
variabilidad. El Achelense fue sin duda una adaptación muy exitosa de 1.7 a 0.3/0.2 Ma atrás, con

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énfasis en la subsistencia en los bosques abiertos y pastizales hasta la aparición de la variante
Sangoan. El ESA final, sin embargo, es única, ya que fue testigo de la transición de los humanos
más arcaicos a humanos modernos en 0.2 Ma. El éxito del Achelense Temprano y del Homo
Ergaster, como especie, claramente establece el escenario para estos hitos en el desarrollo
humano.

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