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Primera Entrevista a Mariela1

Introducción

Con motivo de la realización de un trabajo analítico sobre audiencias en la Ciudad de


Córdoba, enmarcado en un Proyecto de Investigación PIO CONICET, se desplegó una
propuesta metodológica para abarcar una muestra con grupos etarios y socio-económicos
distintos.

Dentro de las divisiones consensuadas, se decidió contactar a Mariela de Barrio San Jorge.
Se trata de una mujer de 34 años de edad, ama de casa y responsable de un Salón Comunitario
que pertenece a la Cooperativa de Carreros La Esperanza Ltda, donde su marido Pedro,
cumple el rol de ser Delegado. Juntos, tienen tres hijos: Juan, Mariana y María.

La intermediación surgió de un trabajo previo que realicé en la Cooperativa, en el cual, no


hubo un vínculo directo pero sí bastó para generar la autointermediación entre entrevistado
y entrevistador, bajo un proceso de diálogo vía WhatsApp donde logré comunicarme con
Mariela, consultándole sobre la posibilidad de hacer una entrevista y acordando que yo iba a
ir hasta su hogar (lugar donde, además, funciona el Salón XXX, ubicado en el garaje de la
propia casa) pero, esta vez, no para trabajar con los niños y niñas de la cuadra sino para
charlar con ella.

Acordamos el encuentro el viernes 18 de noviembre. Cinco días antes y, en vísperas del día
pautado, volví a recordárselo. Ella me indicó que trataría de estar a esa hora.

El viernes tomé el colectivo 65 de la línea CONIFERAL a las 14:00 hs. Hice un viaje de 40
minutos, distancia temporal que separa al Barrio de Nueva Córdoba de San Jorge. El clima
era ideal, lejos de los calores típicos del mes de noviembre. Esa comodidad, sumado a la
relajación del proceso digestivo, hizo que cabeceara de sueño varias veces.

Alrededor de las 14:30 hs, descendí en la Av. Capdevilla, calle principal del Barrio con el
mismo nombre y que rodea a San Jorge junto a Circunvalación. Caminé dos cuadras derecho
y luego doblé a la derecha, más específicamente, en la calle José Melián. Se trata de una

1
El nombre real fue reemplazado por un ficticio.
cuadra sin asfaltar. Sobre la continuación de mano izquierda, en la misma esquina, se
encuentra una especie de garita policial sin especificar bien su jurisdicción, ya que no es una
Comisaría, ni pertenece a una Seccional en particular. En ese momento, un puñado de niños
jugaba con una resortera, tirándoles piedras a los pájaros que volaban a media altura. Los
saludé, ya que con ellos hemos estado compartiendo una experiencia previa desde hace un
año. A los pocos minutos, vino el hijo mayor de Mariela, quien me saludó y me dijo que su
madre estaba dentro de la casa, esperándome. Me dirigí a mitad de cuadra, donde se puede
ver un poste de luz con un cartel grande y de madera con la inscripción Taller Comunitario
XXX, secundado por el dibujo de unos caballos.

La casa de Mariela tiene una verja del frente, unas rejas negras se encuentran bordeando la
casa y, al medio, yace incrustada una rueda de metal que simula la de los carros
convencionales.

Entré hasta la explanada principal de la casa y golpeé la puerta de chapa. Me dijeron que
pasara. Al ingresar, en frente mío, había una de las mujeres encargadas de organizar la Copa
de Leche y los Comedores Nocturnos. Sentadas en la mesa, sobre el lado izquierdo, estaban
Mariela y su hija más chica, comiendo un sándwich y salchichas con puré, respectivamente.
Las saludé con afecto y, mientras lo hacía, la mujer que las acompañaba dijo algo al pasar
que no logré entender muy bien pero haciendo referencia a que tenía que volver a su casa
para hacer algo importante.

La casa estaba distinta a como yo la había visto anteriormente. La mesa pegada sobre la pared
izquierda, enfrentada a un Home Theater de varias pulgadas que dejaba sonar un Cuarteto
(del cual no puedo especificar el intérprete), acompañado por luces de todos los colores. Al
lado del aparato de música, una especie de salida de chimenea y encima del electrodoméstico
una jaula con un canario. Al fondo, la cocina. Las puertas del baño y de las habitaciones
conjuntas del matrimonio y de los chicos, estaban abiertas.

Luego del primer repaso visual, me detuve en Mariela. Le comenté que hoy venía sola para
hacer un trabajo que no estaba relacionado con lo que veníamos haciendo anteriormente de
manera conjunta con el Salón. Le expliqué que se trataba de un trabajo sobre consumos
mediáticos de personas de distintos barrios de Córdoba Capital. Ella tenía los ojos pintados
y parecía bastante cansada. Eso me dio pie para preguntarle…

ENTREVISTADORA: ¿Cómo andas Mariela? Qué tal tu día hoy?

MARIELA: Hoy a la mañana estuvimos de compras. Los chicos cobraron la Asignación


así que nos fuimos a comprar ropa al Centro, en los mayoristas. Hace un ratito volvimos de
allá…

ENTREVISTADORA: ¿Mucho movimiento en el Centro?

MARIELA: Maso, bah, no sé. Lo mismo de siempre. Nosotros siempre vamos al mismo
lugar, o sea, más o menos caminamos por los mismos lugares. Tranqui…Lo que pasa es que
nosotros vamos al mayorista a buscar precios más económicos porque no usan marca.
Siempre se busca lo más barato y, dentro de todo, lo más accesible para ellos.

ENTREVISTADORA: ¿Suelen comprar ropa por acá por el Barrio?

MARIELA: No, no, no. Ni acá, ni más allá para el lado de Yofre. No, no, nos vamos a
comprar al mayorista. Nos vamos siempre allá al mayorista. Allá por Barrio Yofre hay
locales de ropa, tienen como un Centro Comercial grande. Pero no. Lo que pasa es que un
pantalón ahí, como, ponele, para ellos, me sale $400. En cambio, en el Centro, a eso lo pago
a $250, $270, $290. Así les puedo comprar a los dos, a los tres.

ENTREVISTADORA: ¿Y solés ir a Barrio Yofre a comprar otras cosas?

MARIELA: No, no voy a ningún lado. Estoy acá nomás. Me gusta estar en mi casa,
quedarme en mi casa sola…Bueno, cuando llega el momento de la Copa o del Comedor, sí,
salgo afuera, espero a los chicos. Pero, sino, estoy en mi casa. No voy a la casa de nadie, ni
nada. Siempre estoy sola, me gusta a mí estar sola acá, o sea con ellos, sí (señala con la
mirada a sus hijos). Pero sí, yo estoy mucho en mi casa sola. Mucho, mucho. Pero siempre
haciendo cosas. O estás lavando o haciendo otra cosa. El único tiempito libre que tengo es
a la siesta que lo duermo. Una hora, dos horas pero siempre me acuesto un ratito. Pero si
no estoy acá, nomás, conversando con el Yayo. Si no dormimos la siesta, nos ponemos a
conversar… No tengo mucho tiempo libre… Sólo cuando estoy lavando o planchando, me
gusta escuchar música…

ENTREVISTADORA: ¿Y qué escuchás?

MARIELA: De todo. Cuarteto…menos Reggaetón. Esa música no me gusta para nada, no


me llama la atención. Escucho música de antes. Escucho de todo yo, escucho Folklore, Pop,
Latino, escucho Sandro, Pimpinela, todo, todo, todo. Es una compañía. Si no, me voy a ver
tele.

ENTREVISTADORA: ¿Qué te gusta ver en la tele?

MARIELA: Nada, no sé, lo que pasa es que el tele me agarra sueño así que apenas empiezo
a ver tele, me duermo. Ni películas veo. A veces, pongo en el Ocho. A la siesta, me gusta ver
las novelas. Si no me duermo, ¿no? Si me duermo, bueno, no veo nada. Más seguro me
duermo. Ahora veo a la siesta, ese pedacito que dan de Moisés a la noche, duermo un ratito
y ya son la cinco y ya me levanto. No es una locura tampoco.

ENTREVISTADORA: ¿De qué se trata la novela de Moisés?

MARIELA: De la Biblia. Me parece atrapante. A esa sí la veo, no me pierdo ni un capítulo.


Ni uno…

ENTREVISTADORA: ¿Y te gusta salir por San Jorge?

MARIELA: No. Aparte por acá no se puede ni salir con todos los problemas que hay...Con
los problemas que hay, ¿a dónde vas a salir? Así que mejor me quedo en mi casa.

ENTREVISTADORA: ¿Qué tipo de problemas hay?

MARIELA: De todo. Ayer, por ejemplo, la Policía estaba a los tiros. También hay
problemas entre vecinos, todo así. Está medio denso el Barrio. Así que mejor nos quedamos
acá adentro.

ENTREVISTADORA: ¿Y a quién le tiraba tiros la Policía?


MARIELA: A los vecinos de aquella otra cuadra. En esta cuadra no, por suerte. Tiene
muchas cosas pesadas el barrio…Pero esta parte no, es tranqui, por lo menos, bastante
tranquilo es acá.

(Su hija María se encuentra presente durante la conversación. Se ha largado a llorar un par
de veces, buscando que su madre le haga upa o la amamante. En un momento, aparece desde
la pieza mostrando el celular de Mariela con una rajadura en la pantalla. Ella se enfurece y le
pide al hermano más grande que se haga cargo de la nena).

ENTREVISTADORA: ¿Te gusta vivir acá?

MARIELA: No, no me gusta pero vivo acá porque no tengo otra opción, en algún lado
tengo que vivir, no me queda otra (se ríe). Si tuviese donde irme a otro lado, a una casa, me
voy a la mierda. Pero bueno, no hay. Este barrio no es un buen lugar para los chicos. Por
eso todo lo que pasa por ahí, acá. Salen malos los chicos y todo eso (con los ojos, direcciona
la mirada hacia donde está su hija María, relacionando la referencia “malos” con haberle
tirado el celular)…Ni la escuela da una mano. Son escuelas…La Primaria no tiene buena
enseñanza, me parece. No saben bien cómo es el aprendizaje, los chicos. Pasan a primer año
y repiten todo, casi. Así que como que nadie sabe nada. Con el Salón y los talleres, tratamos
de darles una mano pero, por ahí, se portan muy mal los chicos. Pero está bueno.

ENTREVISTADORA: ¿Y por qué este lugar no es bueno para los chicos?

MARIELA: Y porque este barrio no es seguro para nada. Seguro no es. Este barrio no es
seguro para nadie por lo mismo que te cuento.

ENTREVISTADORA: ¿Has tenido experiencias personales?

MARIELA: ¿Sobre el tema seguridad? No, pero lo que se ve todos los días es como que te
das cuenta. Es bravo el barrio. Y acá te enterás de todo porque acá todo el mundo sabe todo.
Es un barrio chico. Bah, no es chico pero todo el mundo sabe todo. Se sabe que acá roban,
que se agarran a tiros, que esto, que el otro. Te enterás de todo acá pero ninguna buena.

ENTREVISTADORA: Cuando hablás de seguro o seguridad, ¿a quién te referís?


MARIELA: Ah, no sé. Yo no me meto con nadie. Mientras no me molesten, yo tampoco.
Porque si es por inseguro, ponele que viene uno y me le pega al Juan, yo también me voy a
volver insegura contra el que se le hizo el vivo a mi hijo. ¿Me entendés? Y bueno, ahí va
basándose toco acá, en los chicos, en esto, en lo otro…Siempre hay un problema…
Por eso te dijo, o sea, no sabés quién es más inseguro que el otro. Mientras no te pase nada
a vos, no vas a saber nunca. El inseguro es el que se mete con los chicos, con la casa, con lo
tuyo.

ENTREVISTADORA: ¿Y te parece que hay algo que se pueda hacer con eso…?

MARIELA: No hay solución porque mientras la Policía sea corrupta, la gente sigue siendo
corrupta, el Gobierno sigue siendo corrupto y es como que todo sigue en la misma. Es una
simple cadena donde va todo y vuelve.

ENTREVISTADORA: ¿Por qué crees que la Policía es corrupta?

MARIELA: La policía que hay acá es una pedorrada, no sirve para nada. No sirve la
policía, discrimina mucho a la gente de por acá. “Que el negro, que el villero, que esto, que
el otro”. No sirven, no sirven para darnos seguridad, ni nada. Lo sufre todo el Barrio y pasa
en todos los barrios. Por eso la Marcha de la Gorra. Acá pasa lo mismo, nadie se salva de
eso, de la mala Policía…

ENTREVISTADORA: ¿Esta tarde vas a ir a la Marcha de la Gorra?

MARIELA: Sí, voy a ir un rato, capaz. Creo que vamos a ir con algunas chicas de la Copa
y con la gente del EO (Encuentro de Organizaciones). Es la primera vez que voy a ir pero
está buena, a mí me gusta. Vi, más o menos, por fotos…Voy a ir un rato a ver qué pasa.

ENTREVISTADORA: ¿Y te solés juntar diariamente con tus compañeras de la Copa de


Leche y del Comedor?

MARIELA: No, no. Nosotras nos juntamos nomás a la hora de la Copa. Fuera del horario
de la Copa, no vienen ninguna, ni yo voy a la casa de ninguna. Mi hermana puede llegar a
venir un rato, o mi hermano. Y a veces salgo para ir a las reuniones del EO porque nosotros
trabajamos con ellos por lo del Comedor. Ellos nos dan la comida, la mercadería llega de
ahí.

ENTREVISTADORA: ¿Y qué charlan en las reuniones?

MARIELA: Nada, ahí las reuniones, lo mismo de siempre. Por campaña, todo depende. A
principio de año, paramos en cuatro puntos de la Ciudad para exigir el salario social. Así
logramos el “Trabajadoras Somos”. Ahora, supuestamente, se abren nuevos sueldos o
salarios que nos van dar desde la Provincia pero mezclados con el PPP para llegar, más o
menos, a un sueldito escalonado en unos meses. Yo, la verdad, de política, no opino porque
no sé nada pero no me parece nada bien lo que hacen los políticos pero esto es lo que hay.

ENTREVISTADORA: ¿Con esta contribución pudieron continuar la Copa?

MARIELA: Sí, nos ayudó a poder seguir con la Copa. Nosotros empezamos a hacerlas en
mayo, era la primera vez que empezábamos. Y nos salió bastante bien, nos gustó hacerlas.
Pensamos seguirlas hasta lo que dé, depende. Pasa es que si salís o te tomás unas
vacaciones, los chicos no pueden esperar.

ENTREVISTADORA: ¿Te vas a ir de vacaciones?

MARIELA: Na…Hay que tener plata para irse de vacaciones. Yo viajaba nomás cuando
vendía ropa.

ENTREVISTADORA: ¿Seguís yendo a vender ropa?

MARIELA: No, ya no. Por ahora…Lo que pasa es que yo iba a ver si por ahí vendíamos
remeras en los recitales grandes. En los recitales nada más…Pero después, ya no fui más.
Lo hacíamos con un conocido de mi hermana que nos llevaba y nos traía. Nos pagaba el
viaje, la estadía, más una parte de lo que vendíamos.

ENTREVISTADORA: ¿Y a qué recitales fuiste?

MARIELA: A todos lados. Me he ido a Buenos Aires, a Mendoza, a todos lados. Esta bueno,
te cagás de risa. Son unos personajes, la gente en sí, la gente del Rock, están muy mal. Yo
he ido a los recitales de todas las bandas, he ido a todas. A Ciro, al Indio, La Renga. En esos
fue a donde más vendí. El Indio me gusta: fui a Gualeguaychú embarazada, fui a Mendoza
y a Tandil, este último. Y dicen que el año que viene, vuelve el Indio, en marzo dicen, en
Tandil...Está buena la vida de los que van ahí, no les cabe una (se ríe). Se re chupan, se
fuman, se drogan, todo…Y no les importa un pedo. Acá no, a mí tampoco me importa un
pedo lo que opina la gente, acá. Por ahí es como medio complicado vivir así, con esta gente
así mala, mala onda. Pero como a mí no me interesa…Yo estoy en mi casa y, por mí, que me
chupen un… (se ríe). Más claro, imposible…

ENTREVISTADORA: ¿Y por qué son mala onda los vecinos?

MARIELA: No, en el sentido que, ponele, saben que con diez pesos te pueden ayudar con
los chicos comprando una rifa y no lo hacen. Tampoco nadie se acerca a preguntarte: “Che,
¿los chicos necesitan algo?”. Ya con comprar un número, te ayudan pero ninguno lo hace.

ENTREVISTADORA: ¿Y por qué crees que la gente no se acerca hasta acá?

MARIELA: La verdad que no sé y tampoco me interesa. Por eso trato de hacer las cosas a
mí manera porque sé que nadie te da una mano y chau. Sí, no me interesa el por qué, ni por
qué, ni nada de lo que piensan. Sí, yo siempre fui así, como muy yo. Si me querés ayudar, me
ayudás y si no, chau. Y si hacés las cosas, hacelas sin después andar hablando o boconeando
lo que hiciste…

ENTREVISTADORA: ¿Siempre fue así la gente del Barrio?

MARIELA: No, yo creo que ha ido empeorando con el tiempo y eso que hace 30 años que
vivo acá. Antes vivía con mi Mamá, acá a dos cuadras pero para el fondo, sobre la misma
calle, por la misma vereda y todo. Cuando yo tenía tres o cuatro años, vinimos de una Villa
para acá. La verdad, no me acuerdo qué Villa era, nunca le pregunté a mi Mamá. Y vos te
reís pero, si voy una vez por semana a verla, es mucho porque, por eso te decía, yo estoy
acostumbrada a estar sola acá en mi casa.

ENTREVISTADORA: ¿Tu Mamá también participa de la Copa de Leche?

MARIELA: No, mi Mamá no porque está enferma. Mi Mamá es diabética. Y aparte ya tiene
su trabajo, hace y pega bolsas de papel, así que no.
ENTREVISTADORA: ¿Y acá en el Barrio lo conociste al Pedro?

MARIELA: (Sonríe). Sí, acá. Ellos vivían al lado, su familia vive al lado. No, no vivía al
lado, vivía en lo de una tía en Barrio Mosconi, por allá. Y ahí lo conocí cuando venía de
visita por acá. Cuando lo conocí a él, yo ya me había ido de mi casa. Me rajé porque me
peleaba mucho con mi familia, sobre todo, con el marido de mi mamá. Fue así muy, muy
complejo, muy largo (se ríe). Yo lo conocí a él y a mí no me gustaba. O sea, no era que no
me gustara, era chica yo, tenía 15 años. Y primero que sí, después que no. Primero no me
gustaba a mí, después él tenía novia, tenía mujer. Se separó y, bueno, después nos juntamos
y hace 17 años que estamos juntos, nosotros. El 4 de febrero va a hacer 18, creo. No me
acuerdo, me guío por los cumpleaños de mi hija y de mi sobrina. Sí, 17 va a hacer el 4 de
febrero, 17 va a hacer…Él es más grande que yo, tiene 36 y yo 34. Estuvimos separados un
tiempo y después nos volvimos a juntar.

ENTREVISTADORA: ¿Y cuándo entró el Pedro a la Cooperativa?

MARIELA: Hace dos años, creo. Desde que entró, se siente muy cómodo ahí. Como que se
valora el trabajo que él hace ahí porque es muy guapo el Pedro, es muy guapo. Y, por ahí,
no tiene que ir a trabajar al CPC con los otros y va lo mismo, se queda y hace lo mismo que
todos.

ENTREVISTADORA: ¿Y a vos te interesaría involucrarte en la Cooperativa?

MARIELA: No, no. O sea, no es que no me guste involucrarme, no se da y, bueno, no le


doy bola, tampoco. Estoy involucrada, en una parte, por las Copas de Leche porque nosotros
participamos ahí. Pero, no al punto de estar mucho tiempo ahí, participando de las
Asambleas de Delegados.

ENTREVISTADORA: Recién hablabas de tu familia y hace un rato mencionaste a tus


hermanos. ¿Son tres?

MARIELA: No, tengo cinco hermanos. Somos tres mujeres y tres varones, nosotros. Tengo
un hermano de 41; uno de 37, debe tener; yo; una de 30, creo o 32; la otra de 28 y uno de
24. Tres viven acá, uno vive para allá, para atrás del Liceo Militar y el más chico está preso
en la Cárcel de Montrecristo. Me queda bastante cerca para ir a visitarlo pero no hace
mucho que está, hace 20 días, más o menos. Y ya fui dos veces. Igual, cuando está en Bower,
también voy. No voy tan seguido, voy una vez cada dos meses, una cosa así. Antes estuvo en
Bower y ahora lo cruzaron acá por la conducta. Después que hacés conducta, te llevan para
ahí…

(Entra la hija más pequeña a la casa, pidiéndole a Mariela que vayan a dormir la siesta.
Habiendo transcurrido casi 45 minutos de entrevista, supuse que ya era bastante para el
primer encuentro. A su vez, creí agotadas las instancias de diálogo y, también, no quería
seguir molestando a Mariela en sus quehaceres cotidianos, ni en el cuidado de su niña más
chica).

Conclusión

Como instancias reflexivas, durante este primer encuentro, hubo fragmentos complicados
para sobrellevarlo en relación a un hilo conductor entre las temáticas que pudieran generaran
cierta fluidez en la conversación. Hubo bastantes silencios y momentos incómodos
desplegados en los retos de Mariela a su hija más chica. Medianamente, a mitad de la
entrevista, logró construirse una relación conversacional con interrogantes como la familia o
sus gustos musicales. Sin embargo, los inconvenientes fueron circunstanciales, habiéndose
podido concretar ciertos puntos interesantes que surgieron al principio de la entrevista como
las cuestiones de seguridad e inseguridad en el Barrio.
Segunda Entrevista a Mariela

Introducción

Previo primer encuentro con Mariela, realizado el viernes 18 de noviembre en su casa de


Barrio San Jorge, decidí proponerle una segunda instancia de conversación para poder
profundizar y focalizar algunas cuestiones inherentes a la inseguridad y a las noticias
policiales emitidas desde los medios masivos de comunicación.

Como fecha tentativa, quedamos en que iría a su casa el viernes 25 de noviembre por la siesta.
Un día antes, hablé con ella por intermedio de la aplicación de mensajería para teléfonos
celulares WhatsApp con el fin de recordarle nuestra cita. Contestó diciendo que sería
complicado, ya que en ese horario, tenía una reunión con el Encuentro de Organizaciones
(EO) para hacer el balance semanal del financiamiento de la Copa de Leche y el Comedor
Nocturno. Dejamos la entrevista para el miércoles siguiente, por la siesta.

El día previo a la fecha pautada para la segunda entrevista, Mariela me avisó que no sabía
cómo andaría con los tiempos, ya que el miércoles a la mañana tenía que asistir a una Marcha
con el EO en la Plaza de la Intendencia. Al preguntarle la hora, me dijo que la concentración
estaba establecida para las nueve de la mañana. Así que supuse que, llegada la siesta,
seguramente ya estaría de regreso en su hogar.

Interiorizándome mejor, la Marcha a la que asistiría Mariela se trataba de un amparo a la


vigencia por la aprobación de la Ley de Emergencia Social que concentraba desde Colón y
General Paz para luego arribar a un escenario dispuesto en las inmediaciones del Patio
Olmos, donde hablarían varias de las organizaciones sociales que adherían a la movilización.

Viendo fotos y videos de la protesta, a través de la cobertura que estaba haciendo el Móvil
de Exteriores de la Radio para la cual trabajo, observé la columna del EO pero no alcancé a
divisar a Mariela. Le mandé un WhatsApp comentándole que estaba al tanto de la Marcha y,
como ya eran alrededor de las 12 del mediodía y todavía no había terminado, le ofrecí ir a su
casa más tarde, a eso de las 17 hs. Ella respondió a mi mensaje, explicándome que no pudo
asistir a la Marcha porque su padre había sufrido un grave accidente: un taxi lo atropelló,
generándole una quebradura expuesto desde la ingle hasta el tobillo. Ante semejante sorpresa,
le dije que no se hiciera problema que, si le parecía, podíamos dejar la segunda entrevista
para el viernes de esa misma semana.

En ese momento, me preocupé por la continuidad del proceso que había comenzado con
Mariela, ya que había dejado de contestarme algunos mensajes y, tal vez, pensé que estaba
queriendo evitarme. Reflexioné sobre si el trabajo no estaba siendo muy invasivo y me
propuse tratar de no ser tan tajante con los días y horarios y, de última, acercarme a charlar
cuando la notara más relajada.

El jueves a la noche volví a comunicarme con ella. Le dije que estaría en su casa alrededor
de las 14 hs y que no se preocupara porque la charla iba a ser bastante acotada. Me dijo que
sí y me alertó de una reunión con el EO a las 16 hs, a la cual debía concurrir obligatoriamente.
Luego, no volvió a contestarme los mensajes: ni la consulta que le hice sobre el estado de
salud de su papá, ni el que le mandé el viernes por la mañana, avisándole que llegaría a su
casa pasado el mediodía.

De todos modos, me arriesgué a ir hasta Barrio San Jorge, sabiendo que Mariela podía llegar
a no estar o a no disponer de mucho tiempo para atenderme, sin dejar de lado, que ese día
había amanecido gris, con fuertes vientos y chaparrones prolongados. Eso me hizo pensar
que, tal vez, Mariela podía avisarme que se había inundado la calle o que podía estar
intransitable al ser de tierra. Como no obtuve respuestas, me tomé el colectivo 65 de la línea
Coniferal a las 13 hs en Barrio Güemes e hice el tradicional viaje de casi una hora hasta la
Circunvalación oeste. Por suerte, a esa hora, las precipitaciones habían cesado, corría un leve
viento sur y el sol estaba amagando salir.

Al bajarme del transporte, caminé derecho hasta llegar a la calle Melián. En la esquina, pude
divisar a un pelotón de policías, limpiando sus patrulleros, lustrándose las botas, fumando y
charlando a carcajadas.

Mientras caminaba la media cuadra de distancia que separa a la intersección de Melián y


Arriola con el hogar de Mariela, no vi ninguno de los niños, ni niñas que acostumbran a
frecuentar las veredas y el Salón Carita de Ángel. Cuanto más me acercaba, más fuerte
escuchaba una música de estilo Cuarteto que, casi con seguridad, provenía de la casa de
Mariela.
Llegué y me paré en la puerta. Lo primero que vi fue a Pedro, marido de Mariela, soldando
una silla y a ella parada al lado de él. Ver a Mariela me causó un cierto sosiego mezclado con
alivio. Cuando Mariela me vio, me indicó que pasara. Nos saludamos alegremente y, mientras
hacía lo mismo con Pedro, Mariela entró a su casa. Pedro estaba vestido con una bermuda y
una remera verde manzana que tenía, en su espalda, una estampa del sello de la Cooperativa
de Carreros La Esperanza Ltda. y, por delante, un dibujo de las Islas Malvinas.

Luego de saludarlo, Mariela me señaló dentro de la casa para que pasara. Todas las sillas
estaban dadas vuelta y arriba de la mesa, señal de que habían estado limpiando. La música
estaba a un volumen relativamente fuerte. Antes que Mariela se acercara a bajar el nivel
acústico del equipo de música, pude divisar que había un pendrive en la consola.

Cuando quise empezar la entrevista, apareció su hija del medio, a quien no veía hacía mucho.
Luego de que me saludara efusivamente, le pregunté si había ido al colegio, ya que me parecía
raro que estuviera ahí y me dijo que había ido sólo dos horas pero que se retiró porque salían
temprano. Intuí que fue por el paro general que había dispuesto UEPC para ese día. Hablamos
de las materias que tenía que aprobar en diciembre: ella decía con satisfacción que sólo se
había llevado dos, mientras que Mariela, lo repetía simulando enojo.

A los pocos minutos, apareció el hijo por la puerta de entrada. Me saludó por mi nombre y
pasó a hacia las habitaciones. Me pareció raro no ver a la hija más chica de la familia.

Mariela me invitó a tomar asiento. Antes de prender el grabador y empezar con la entrevista,
preferí tratar temáticas en general para ver si había posibilidades de descomprimir las
formalidades y, así, generar una conversación más fluida.

Fue así que le comenté que estaba contenta porque había llovido que, si bien me había
empapado toda la ropa, prefería eso antes que el calor terrorífico de los días anteriores. Ella
asintió con mi idea y dijo que ya no se podía vivir con este calor en Córdoba que, por suerte,
ellos habían podido comprar un aire acondicionado hacía ya un par de años.

Al no tener aire acondicionado, le pregunté cuanto le había salido. Me dijo que cerca de
$14.000 pero que lo habían podido comprar cómodamente gracias al crédito en cuotas que
Minicoutas Ribeiro le había ofrecido para sacar el electrodoméstico.
Sentí curiosidad por ese sistema y le dije que se explayara más sobre el tema. Me comentó
que hace casi seis años que empezaron a frecuentar Minicoutas Ribeiro para comprar algunos
aparatos necesarios para el hogar. Al principio, se presentaron con intenciones de comprar
un televisor. Por esa época, Pedro no tenía recibo de sueldo así que enviaron una trabajadora
social a la casa para que relevara las condiciones reales de la economía familiar. Le otorgaron
el crédito y, a partir de ese momento, se hicieron clientes asiduos del comercio. Compraron,
además del televisor, un secador de pelo, el aire acondicionado y el Home Theater.

Más allá de los datos, sentí que a Mariela le interesó mucho describir esa experiencia y
permitió descontracturar bastante la relación dispuesta para la entrevista. No sólo me contó
las cifras de crédito que gastó, sino que también me comentó que ese local comercial es el
único que le permite comprar cosas caras y en cómodas cuotas a la gente proveniente “de
este barrio o de otros así”.

Habiendo conversando varios minutos, le propuse que comenzáramos la entrevista así no le


quitaba más tiempo y podía llegar temprano a la reunión con el EO. Aprovechando la
iniciativa, le recordé que en el pasado encuentro habíamos estado tratando como tema
primordial las cuestiones buenas y malas de Barrio San Jorge. Le pregunté si le parecía
atinado rever ese eje para conformar la estructura de esta segunda entrevista.

MARIELA: No me acuerdo qué te había dicho la vez pasada pero escuchando la pregunta,
pienso que…no, o sea, mucho bueno no le veo. A mí, en particular, no me llega como bueno.
No, no me llega como bueno. Pero bueno, es lo que hay (se ríe), es a donde estamos, donde
nos tocó…

Lo que pasa es que, ¿cómo te explico? Sí, acá vos podés hacer cosas buenas como el Salón,
los Talleres, la Copa, el Comedor pero para otros barrios como que se complica porque es
medio, no sé. Siempre que se juntan los barrios de la zona, hay un problema. Es como que
no, no da, me parece. Por eso se hicieron los talleres acá, el Día del Niño se festejó acá solos
y todo eso. Hay peleas entre los barrios, entre las banditas de cada lado. Si me preguntás,
no, no sé, la verdad que no sé.
Como que, no hay por ahí, no sé, que no hay unión de la gente para pelear por algo, no, no,
nada. Nadie participa de cosas y eso... Me acuerdo lo que pasó hace poco con esa balacera
acá en el barrio. Sí, eso también…Sí, bueno, todo lo malo de acá, ¿no? Del Barrio.

ENTREVISTADORA: ¿Y qué ves que le hace falta al barrio para que se solucione todo eso
malo que tiene?

MARIELA: Cambiar…Sí, cambiar un poco la educación, no sé. La verdad que eso ya…Sí,
cambiar un poco la forma de vivir, no sé, que la gente sea un poco más unida, me parece.
Eso es lo que falta.

ENTREVISTADORA: ¿Solés ver noticias?

MARIELA: No, yo no veo el noticiero, no veo noticias. No, no escucho la radio, ni veo
noticias en la tele, tampoco. Por lo general, me entero de las noticias por el Facebook o por
los vecinos pero no, no veo noticias. Ninguna noticia veo, nada. Porque no me gustan y la
radio tampoco, tampoco escucho radio. No vemos las noticias nosotros en casa. Sólo en
Facebook veo las noticias…Cuando escucho música, tampoco pongo la radio, lo escucho
acá por el equipo cuando conecto el pendrive. Por eso, ni prendo la radio, ni nada…

Lo único que veo en la tele es la novela Moisés de Canal 8. Esa nada más veo. Me gustó, sí,
está buena cómo la contaron, por eso. Pero, si no, tampoco, no veo mucha tele. Ni cable
tengo así que…Si tuviera cable, si veo novelas porque me gustan. Pero no, tampoco
argentinas. Sí veía las novelas mexicanas, las brasileras. Esas novelas sí veía. Las argentinas
no porque nunca le encuentran un buen…una buena…¿cómo se dice?...un buen final, un
buen recorrido a la novela. Como que va siempre lo mismo, siempre lo mismo y no, no. No
cambian los actores…

(Tocan la puerta. Mariela pregunta quién es. Del otro lado, contestan: “Tu hermana”.
“Pasa”, dice Mariela. Su hermana entra a la casa, acompañada de su hijo. Mariela me la
presenta. Se llama Luciana, parece ser más grande que Mariela pero bastante parecida
físicamente a ella. El motivo de la visita es para buscar a la hija mayor de Mariela, ya que
otra familiar de ellos tiene que aprobar un curso de peluquería y va a usar su cabello como
modelo en una presentación en la Plaza San Martín).
ENTREVISTADORA: Y luego de que termina la novela, ¿no te quedás enganchada viendo
algún otro programa?

MARIELA: No, no, me duermo yo, no doy más a la noche, me re duermo. Así que no veo
nada más que la novela esa de Moisés.

ENTREVISTADORA: O sea que, como dijiste recién, aparte de Facebook, a las noticias te
las cuentan tus vecinos, ¿no?

MARIELA: O sea, tampoco todos los vecinos: yo converso sólo con mi cuñada que sería
mi vecina, o mi mamá que es mi vecina o mi otra cuñada que es mi vecina porque no hablo
con los vecinos. Algo así, porque no es que converso con aquella, con aquel, con esa persona.
No, con ninguna. Y tampoco me cuentan qué ven en la tele o las noticias, esas cosas no. Es
que no, a ver cómo te explico: no soy yo mucho de conversar con la gente. O sea, si voy
converso con mi cuñada, con mi otra cuñada, así y nada más. Pero nada más, o sea…

ENTREVISTADORA: ¿Y tus cuñadas o tu mamá te comentan noticias acerca de la


inseguridad en el barrio o en Córdoba?

MARIELA: Sí, eso es normal acá. Todo el mundo sabe que hay problemas de inseguridad.
Eso, qué se yo, por ahí los tiros y eso…

(Mariela tomó distancia de la pregunta desde un principio y al intentar explicar de qué se


trata la inseguridad en Barrio San Jorge, me interrogó sobre si el material de audio lo iba a
pasar por la radio. Le respondí que no, por supuesto. Que yo realizaba otras tareas en la radio
como manejar las redes sociales y la página web y, además, esto se trata de otro tipo de
trabajo más de investigación sobre la inseguridad y las noticias en todos los barrios de la
Ciudad de Córdoba. Con mi respuesta, pareció más aliviada. A su vez, le comenté que si bien
esto nos sirve para indagar sobre las temáticas en cuestión, no sería lo correcto pasarlo al aire
sin consentimiento de los vecinos y las vecinas. A partir de esa aclaración, asocié y le
pregunté si el reparo por la suposición de que pase el audio por la Radio, tiene que ver con
que ya ha visto o ha habido noticias de Barrio San Jorge en otros medios y, si fue así, qué le
había parecido).
MARIELA: Hace poco se pasó un video en el Lagarto sobre una balacera fuerte que hubo
en el Barrio entre dos familias y, por eso, salió, lo mandaron los vecinos de la zona. Yo no
lo vi en la tele, lo vi en el Facebook, también. Cuando lo vi, ¡uhhh! Me pareció una locura,
fue muy fuerte eso. Sentir los tiros como se sentían, era algo muy grave. O sea, yo ya los
había sentido antes, lo que pasa es que acá todas las noches se escucha. Pero verlo así en la
tele es como sentirlo, así como que ves escrachado el barrio es ¡wuau!...Algo muy triste.

Igual, eso pasa en todos los barios, en todos lados es. Está todo bastante quemado, está
bravo ya, está bravo, bravo, todo. Y yo creo que la situación empeoró, fue empeorando a lo
largo del tiempo. La inseguridad ha crecido mucho, sí, mucho. En todos lados, me parece,
no solamente acá. Yo creo que se acentuó mucho en todos lados. La verdad que no sé por
qué…Me parece que, por ahí, puede ser que la misma gente induce a que la otra gente haga
lo que hacen, ¿no? La Policía, los políticos, los de la tele. La sociedad está muy
discriminadora, muy todo, entonces es como que…por eso me parece mucho. No dan
oportunidades: que el negro, que esto, que lo otro. Entonces es como que…

ENTREVISTADORA: A esa discriminación, ¿también la sentís expuesta en la tele o en la


radio?

MARIELA: Sí…Bah, no sé si en la tele o en la radio. El único programa que, por ahí, veía
antes y no me gustaba que se reían de la gente es Tinelli, ponele. Mucha burla hacia la gente
de todas las clases. Eso sí me molestaba. Pero la diferencia se ve en todos lados: que si sos
gordo, que si sos flaca, que si sos de color, que si tenés esto, que si tenés lo otro, como
que…Y peor si estuviste preso, si sos de este barrio, ponele, un taxi no te quiere traer. Y eso
también es un problema, se sufre mucho por eso. Pero la misma gente, la misma sociedad
va haciendo eso, discriminando: que el de la villa, que el negro, que esto, que el otro. Es así,
por eso más que nada. Y bueno, en la tele y en la radio, muestran eso, también. Que esto es
sólo una Zona Roja, la villa. Es como medio…Por eso te digo, la sociedad lo hace así.

ENTREVISTADORA: ¿Y qué significa que las noticias digan que Barrio San Jorge es una
Zona Roja?

MARIELA: Y que todas las noticias sobre acá son malas y creo que muestran eso porque
es lo único que se ve, me parece. Pero no es la única verdad sobre el barrio, no están
contando la única verdad sobre el barrio. No, no, porque hay muchas cosas acá pero bueno.
No se ven…o no las dejan ver. Meten miedo todo el tiempo…

ENTREVISTADORA: ¿Y qué utilidad tendrá, para los que hacen las noticias, meter miedo
sobre este barrio, por ejemplo?

MARIELA: No, no les sirve para nada pero hay gente que, bueno…

ENTREVISTADORA: Con respecto a esto que decís vos, tengo algo para compartirte:
“Según estudios que se han hecho en la Universidad, hay meses en que la cantidad de noticias
sobre Policiales llega a ocupar el 15% del noticiero de TV”. ¿Vos qué opinás de eso?

MARIELA: Ay, no sé, la verdad que no sé. Lo que sí sé es que faltan noticias de otro
tipo…Mirá, todavía no se habló nada de eso, yo no he escuchado nada de eso pero en
Facebook vi que algunos comentan sobre los saqueos de diciembre con el tema de las
Fiestas. Y bueno, la necesidad…que se hagan cargo los de arriba de eso.

Na, no sé…Nosotros estuvimos en un saqueo, o sea, no participé en un saqueo pero si


estuvimos viendo un saqueo en el 2001. El Elías tiene…Sí, en el 2001, antes que naciera mi
hijo. Sí, viendo un saqueo, estaba embarazada yo. Fue en el tiempo de De la Rúa, creo. Y sí,
medio…ahí, sí. Lo vi desde acá, ponele (señala su casa) y allá al frente era el súper. Pero
nada, o sea, la gente busca lo que lo que les mandan, lo que te induce a hacer la pobreza, la
política. Porque sí, ponele, ponele, algunos que sí se llevaban, cosas que no se tenían que
llevar. Y lo pensás y a esas cosas las venden y compran para vivir, no sé.

Yo vivía acá para esa época, sí, acá vivíamos nosotros, al lado, vivíamos, a donde vive la
familia del Yayo. Acá al lado pero en el barrio. Hubo un tiroteo, me acuerdo…Y después,
hace poco, también. ¿Cuándo fue el último saqueo? ¡Ah, en el 2013! Porque nació mi hija
justo. Nosotros estábamos en el súper con el Yayo comprando…

(Justo, aparece Pedro en el comedor. Mariela le preguntó si ya había nacido la hija menor
cuando fueron los saqueos. Pedro asintió. Recordaron el saqueo del 2001 cuando Mariela
estaba embarazada del mayor y el del 2013, cuando habían ido a comprar pañales al súper
para la hija menor).
Claro, ella ya había nacido y estábamos comprando pañales como a las ocho de la noche
acá en el Mariano Max de la Rancagua. Y nos empezaron a correr, a decirnos que nos
fuéramos que se venía un saqueo y qué se yo. ¡Y no sabíamos nada nosotros! Y después a la
noche sí, nos enteramos que hubo saqueos, todo. Y, al otro día, hubo un saqueo acá cerca,
en Yofre, que es toda zona comercial. También, hubo un tiroteo fuerte…Sí, mal, como una
hora fue. La policía, ¿no? Ellos el tiraban a la gente. Los policías son unos hijos de puta.
Esa ves, en la tele, nadie mostró lo que hacía la policía.

ENTREVISTADORA: Volviendo a las noticias de inseguridad, ¿por qué preferís no verlas?

MARIELA: No, o sea, no veo tele. A la hora de las noticias, siempre estamos haciendo algo
o, simplemente, no veo. Directamente, no veo porque no sirven para nada. No, no me
interesan. O sea, no me cuelgo con eso, no, no sé. No le doy bola a las noticias a ver, a
sentarme a ver noticieros así…

ENTREVISTADORA: ¿Ninguna te ha impactado o llamado la atención?

MARIELA: (Hace una onomatopeya y mueve su cabeza para un costado y hacia el otro en
señal de negación a la pregunta).

ENTREVISTADORA: ¿Alguna noticia que hayas recordado o guardado en tu memoria?

MARIELA: Bueno, hay algunos días que son inolvidables como para todos. Cuando se
muere gente importante, por ejemplo, como Sandro. Porque si fuera uno de acá, bueno,
después total pasa el tiempo y ya te olvidaste la fecha que se murió y todo. Igual, no sé hace
cuánto tiempo se murió Sandro, ni nada por el estilo. Pero, es como que no soy así
impresionable…que me impacte algo así como ¡wuau! No, tiene que ser…No sé si tiene que
ser ni muy fuerte, ni nada. No soy impresionable, es así. No me va a impactar cualquier cosa
o una noticia donde todo el mundo llora porque se murió este y…no. Es como que…Sí, eso.

Por ejemplo, no me impresionó cuando se murió Sandro. No, no. Es algo como que sí, o sea,
no es impresionable, no fue impresionable que decís: “Uh, se murió”. Es más, nosotros lo
escuchamos porque nos gusta Sandro pero no al punto de: “¡Ah, se murió, pobre”! De llorar
y toda esa historia, nada.
ENTREVISTADORA: ¿Y otras noticias que te conmuevan…?

MARIELA: No, lo que sí, por ahí, lo que a mí me conmueve son las noticias de lo que le
pasa a los chicos, a las criaturas, por ejemplo. Eso sí puede ser que me moleste. Por eso,
creo yo, que le esquivo a las noticias y todo, por las criaturas, nada más. El tema de las
violaciones, los secuestros, todo eso. Eso es jodido, sí, eso sí. El tema de los chicos, me
molesta mucho, eso de las violaciones y esas cosas como que…Eso me molesta bastante… A
mí me conmuevan más esas noticias, por mis chicos, por mis hijos.

(Como para desviar el tema, Mariela le grita a su marido a dónde está el hijo mayor y donde
está la menor, ya que, si ella se va a ir a la reunión, el hermano más grande se tendrá que
hacer cargo de la hija más chica. Le pregunté si se cuidan entre ellos y me dijo que sí, por ahí
sí, más o menos, pero que se cuidan. Ahí me comentó su preocupación porque, últimamente,
la menor se está yendo sola más allá de la esquina de la cuadra).

ENTREVISTADORA: Te acordás que recién me comentabas que te enterabas de las


noticias por tus cuñadas o por tu mamá, ¿qué noticias te comentan?

MARIELA: No, eso, porque yo no estoy mucho, no voy mucho a la casa de nadie. O sea, si
nos juntamos, se conversa pero así, tampoco todo el día vamos a estar hablando de las
noticias. Por ejemplo, eso del cuadro ese del Chapecoense, creo que es, lo vi en el Facebook,
también. Lo único que hacemos con mis cuñadas y mi mamá es chusmear (se ríe).

ENTREVISTADORA: Cuando eras más chica, ¿tu familia era de ver noticias por la tele o
escucharlas por la radio?

MARIELA: En mi casa sí ven noticias todos los días, todos los días se ve. Ven noticias al
mediodía y a la noche. Pero nosotros, no, no vemos. Ahora ni sé qué canales ven porque
hace años que no vivo con ellos pero antes sí veía noticias.

ENTREVISTADORA: ¿Se sigue escuchando la radio por acá?

MARIELA: Sí, algunos escuchan la Radio Norte. Pero, en realidad, todo el mundo acá que
escucha la radio, escuchan la Popular, por ejemplo. Y la familia de él, (refiriéndose a Yayo)
que viven al lado, escuchan Radio Argüello. A mí no me pinta La Popular, ni ninguna porque
no escucho yo radio de ninguna clase…Me gusta, a mí la radio, por ejemplo, escuchaba la
Mía, esa radio si me gustaba. La escuchaba porque me gustaba la música, porque escuchaba
música tranqui.

ENTREVISTADORA: ¿Y conocés algún o alguna periodista de Radio Mía que te acuerdes


o que te haya gustado como conducía?

MARIELA: Flavia…Flavia Irós. Creo que ahora se fue de la Mía y se pasó a la Popu, digo,
a la Suquía…No, a la 100.5. Pero no, no conozco a nadie más de ahí. Esa nada más porque
no…porque esa escuchaba porque me gustaba la música.

ENTREVISTADORA: ¿Y otro u otra periodista que te acuerdes de la tele? Que hayas visto
o que te guste…

MARIELA: No, porque no vemos nada de eso. El Pedro tampoco ve, ni siquiera ve fútbol.
Así que ¡mortal! (se ríe). Yo odio el fútbol, no me gusta, no hay forma. La gente que se pone
muy así, muy focalizada en eso. Na, no da…

Lo que sí, a mí me gusta la Susana Giménez. La Susana es una genia, esa sí me gusta pero
tampoco la veo. La vi cuando era chica, sí, la veía así pero ahora no. La vieja, la otra, la
Mirtha Legrand me parece antipática, asquerosa (se ríe). Pero la Susana tiene como más,
¿cómo se llama?...más onda, me parece. Me gustaba mucho el programa por los juegos y
todo eso.

ENTREVISTADORA: ¿Y cómo es el consumo de noticias por Facebook?

MARIELA: Y en Facebook es todo mucho más rápido. Sí, es como que, por ahí apenas
entrás ves la noticia completa. Bah, yo veo las noticias de las páginas que le puse “me
gusta”. Día a Día, tengo, sí, tengo Día a Día y Canal 12, creo. Esos dos tengo, nada más.

ENTREVISTADORA: ¿Y por qué esos dos medios?

MARIELA: Y porque, cuando empecé a usar Facebook, fueron los que primero me
aparecían, me salían todo el tiempo. Así que entré en esos y quedé con esos dos, nomás.

ENTREVISTADORA: ¿Y por esos medios te enterás sobre las noticias de Policiales?


MARIELA: No, no me entero nada de eso. Ya para eso tengo a la Policía acá en la esquina
que no hacen nada (se ríe), nada de nada. No me acuerdo cuanto hace que están ahí pero
hace mucho, hace bastante ya. Desde que tengo memoria yo, ya estaban ahí. Veinte años
debe hacer que están estos ahí (baja el volumen de su voz, quedando casi en un susurro). Sí,
veinte años debe hacer. Y, con ellos, la inseguridad siguió lo mismo y empeoró.

(Mariela me dice que se va a levantar para ir a buscar un abrigo, ya que se ha puesto fresca
la siesta. Hace un rato, noté que está bostezando, recurrentemente. Faltaba media hora para
que se fuera a la reunión del EO así que, como hacía 45 minutos que estábamos charlando y
ya había repreguntado la mayoría de los ejes dispuestos para tratar en esta segunda entrevista,
decidí terminar el encuentro en ese momento).

Conclusión

Al terminar la charla, le agradecí profundamente a Mariela el tiempo y la disposición que


había tenido para conmigo y me disculpé si, en algún momento, le había causado algún tipo
de molestia. Le dije que siguiéramos en contacto para lo que necesitara y me comentó que
tenía ganas de hacer una fiesta de terminación de fin de año de la Copa de Leche, el Comedor
y los Talleres que se realizan en el Saloncito. Me ofrecí a que contara conmigo así
organizábamos algo, alrededor de la fecha del 16 de diciembre, ante de las Fiestas.

En ese momento, tocaron la puerta. Era uno de los niños del Salón junto a la hija más pequeña
de Mariela, quien traía todos los pies mojados. Su madre se enojó con ella pero el niño le
indicó que había podido lavarle las crocs que estaban todas embarradas. La niña pasó a la
habitación donde estaba su papá.

Volví a saludar a Mariela y salí hacia la explanada de la casa. Ahí estaba la ventana que da
la habitación, abierta de par en par sin las persianas. Saludé a Pedro.

Salí caminando hacia la esquina de Melián y Arriola, rumbo a Barrio Capdevilla y hacia su
avenida homónima, donde hay una parada del 65. La lluvia había parado del todo y estaba
por salir el sol. Las calles seguían demasiado embarradas e imposibilitadas en su acceso para
cualquier vehículo o transporte que quisiera transitar por ahí.
En tanto, a modo reflexivo, percibí este segundo encuentro como mucho más fructífero. No
sólo que pude abarcar todas las temáticas planteadas desde la propuesta metodológica, sino
que también, hubo una empatía más estrecha a la hora de dialogar con Mariela, ya sea por la
presencia de su hija del medio que, muchas veces, disparó puntos de conversación. También,
porque se encontraba Pedro y, a demás, porque era un viernes donde estaba toda la familia
junta, como ambiente más calmo a comparación del que percibí en la primera entrevista.

Esta vez, Mariela se animó a hablar más y pudimos profundizar temáticas que habían sido
nombradas al pasar, la primera vez, y que tampoco querían ser explicitadas en las preguntas
de profundización. Conversamos sobre el barrio, la inseguridad y los medios de una manera
más integrada y, esta vez, no me impresionó tanto los silencios extensos que dejaba entre
respuesta y respuesta, cuestión que me había preocupado durante la primera entrevista pero,
tal vez, porque venía de entablar relación con entrevistados mucho más verborrágicos.

Para destacar, la profundización a la hora de repreguntar, no sólo permitió indagar de manera


más completa ciertos temas sino que, también, permitió cambiar la dirección de algunas
afirmaciones o negaciones que Mariela hacía pero, con el correr de los interrogantes,
terminaba contradiciéndose o mostrando el verdadero origen de la problemática como, por
ejemplo, el motivo por el cual no desea ver noticias o noticieros, que, en realidad, si consume
radio o televisión y que, lejos de no estar informada, consume noticias a través de Facebook,
etcétera.

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