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DEFORMACIÓN DE LA CORTEZA TERRESTRE

La deformación de la corteza terrestre son todos aquellos procesos geológicos


internos que deforman las rocas superficiales en una manera drástica. Si se
considera solamente la corteza a escala terrestre y a una escala de tiempo
suficiente, se comprueba que sufre modificaciones importantes. Si ciertas
partes de la corteza no se modifican otras pueden estar profundamente
trastocadas y a veces totalmente transformadas. En consecuencia, es de
importancia el estudio de los diferentes comportamientos de la corteza. Para
ello, hay que considerar las deformaciones de conjunto, sufridas por la corteza
terrestre a lo menos desde hace 50 millones de años con el fin de reconstruir
los diferentes tipos de deformaciones que ella puede sufrir. Los movimientos
tectónicos generan desplazamientos, hundimientos y alzamientos, dando lugar
a los siguientes tipos de deformaciones de la corteza terrestre:
TIPOS DE DEFORMACIÓN:
Cuando una roca se deforma plegándose, se dice que la deformación es dúctil
y cuando se fracturan es que la deformación es frágil. Según el
comportamiento de la roca, existen tres tipos: deformación elástica,
deformación plástica y deformación frágil.
DEFORMACIÓN ELÁSTICA: es aquella cuando la roca tiene un
comportamiento, tras cesar el esfuerzo, que logra recuperar su forma original.
En general, las rocas son poco elásticas en niveles muy superficiales, pero si
pueden lograr cierta elasticidad cuando son sometidas a alta presión y
temperatura en niveles inferiores de la litósfera.
DEFORMACIÓN PLÁSTICA: es aquella cuando la roca es sometida a una
deformación que supera el límite elástico, sufriendo una deformación plástica,
por lo que a partir de este punto no puede recuperar su forma original, por lo
que las deformaciones se consideran irreversibles y permanentes.
DEFORMACIÓN FRÁGIL: es aquella deformación permanente y también la
interrupción entre los puntos contiguos del material, como por ejemplo los
observados en las fallas, diaclasas, cabalgamientos y mantos de corrimiento.
El término deformación se refiere a los cambios de forma o de volumen, o
ambas cosas, de un cuerpo rocoso, y es más pronunciada a lo largo de los
bordes de placa. Para describir las fuerzas que deforman las rocas, los
geólogos utilizan el término esfuerzo, que es la cantidad de fuerza aplicada
sobre un área determinada. El esfuerzo, cuando es uniforme en todas las
direcciones, se denomina presión de confinamiento, mientras que los esfuerzos
diferenciales se aplican de manera desigual en direcciones diferentes. La
orientación de los estratos o de las superficies de fallas se establece mediante
la dirección y el buzamiento. La dirección es la orientación con respecto al
norte magnético de una línea generada por la intersección de un estrato de
roca inclinado o de una falla con un plano horizontal. El buzamiento es el
ángulo de inclinación de la superficie de un estrato o de una falla medida desde
un plano horizontal.
FALLAS
Las fallas son fracturas de los materiales rocosos en respuesta a esfuerzos
tectónicos compresivos; posteriormente, en una fase distensiva, se produce un
desplazamiento de los bloques fallados. Generalmente originan bloques
elevados, denominados horst, y bloques hundidos, denominados graben o
fosas tectónicas.

PLEGAMIENTOS
Se producen también bajo esfuerzos compresivos de origen tectónico y
consisten en deformaciones dúctiles, sin roturas, de los estratos de las cuencas
sedimentarias. Al plegarse los sedimentos se originan zonas elevadas,
denominadas anticlinales, y zonas hundidas, denominadas sinclinales.
BASCULAMIENTO
Los movimientos tectónicos también pueden producir basculamientos, cuando
bloques de la litosfera con una inclinación de su superficie determinada varían
ésta a consecuencia de sus efectos.

Si se considera solamente la corteza a escala terrestre y a una escala de


tiempo suficiente, se comprueba que sufre modificaciones importantes. Si
ciertas partes de la corteza no se modifican otras pueden estar profundamente
trastocadas y a veces totalmente transformadas.
En consecuencia, es de importancia el estudio de los diferentes
comportamientos de la corteza. Para ello, hay que considerar las
deformaciones de conjunto, sufridas por la corteza terrestre a lo menos desde
hace 50 millones de años con el fin de reconstruir los diferentes tipos de
deformaciones que ella puede sufrir.
Dentro del contexto de grandes placas litosféricas que se observan sobre miles
de kilómetros, existen zonas en las que la corteza ha sido intensamente
deformada. Estas son las Cordilleras., en las que los depósitos cenozoicos, que
estaban horizontales sobre las placas están intensamente plegados; se trata
entonces de zonas acortadas. Luego aparecen las Dorsales Centro-oceánicas,
que son el contrario, zonas fragmentadas y estiradas con un volcanismo
acentuado.
Por último, las placas, así como las zonas acortadas o estiradas, pueden ser el
lugar de movimientos puramente verticales, o de movimientos de colisión.
Una cordillera es una zona en la que los sedimentos están plegados. En una
parte de la corteza acortada resulta evidente que las placas que limitan las
cordilleras se han aproximado.
El valor de la aproximación, como asimismo del acortamiento, puede variar
desde algunas decenas a varias centenas de kilómetros. A escala de la corteza
el fenómeno que se produce en esas condiciones es una Compresión.
En el caso de una zona estirada las placas que limitan la zona deformada, se
separan. A la escala de la corteza el fenómeno que se produce es una
Distensión.
Cuando la separación es débil no se forma más que fosas de hundimiento
limitadas por fracturas. A su vez cuando la separación es importante se tiene o
bien un adelgazamiento de la corteza por deformación del conjunto plástico, o
su fragmentación y poco a poco la formación de una nueva corteza se produce
por llegada de material profundo hasta el desgarre de la superficie.
Por su parte también ocurren movimientos verticales, en esa zona, la corteza
no es ni acortada ni estirada. El fenómeno es debido a movimientos verticales
producidos en el manto.
Por último, en el caso de movimientos de colisión, dos bloques se desplazan
uno con respecto al otro, a ambos lados de una gran fractura de la corteza sin
que haya acortamiento ni estiramiento.
En definitiva, se llega a un esquema de las deformaciones de la corteza
bastante simple ya que la mayor parte de estas deformaciones pueden ser
explicadas por placas que se juntan, se separan, colisionan o se levantan. Pero
si los fenómenos de conjunto son simples, su estudio es generalmente difícil y
a veces muy complejo. En efecto, estos estudios deben de tratar de reconstruir
no solamente los valores y las direcciones precisas de los desplazamientos,
sino también las variaciones de estos desplazamientos en función del tiempo.
Por lo tanto, esta cuantificación de los fenómenos es siempre delicada.
Finalmente, es preciso hacer notar que los movimientos de las placas que
provocan la comprensión o la distensión pueden tener magnitudes del orden de
la decena o de la centena de kilómetros pudiendo llegar hasta miles de
kilómetros.
En ese caso las complicaciones aparecen inevitablemente, la comprensión
puede ir acompañada de un hundimiento de la corteza en el manto y a su vez
la distensión, puede provocar la formación de una nueva corteza.
La comprensión y la distensión puede presentar diferentes modalidades, de
hecho, se habla de comprensión cuando la corteza se encuentra entre dos
placas que se aproximan. Pero esta aproximación puede hacerse de varias
maneras. Puede ser perpendicular u oblicua al límite de las placas y una
comprensión más o menos oblicua. Obviamente también la distensión podrá
ser perpendicular y oblicua.
También pueden producirse movimientos de colisión al mismo tiempo que la
comprensión o la distensión y dar por consecuencia estructuras más
complejas.
En la realidad, el límite de las placas raramente es recto, en general es curvo o
anguloso de lo que resulta toda una serie de complicaciones como por sobre
uno de los bordes una distensión sobre el otro.
Cuando los movimientos horizontales que acompañan a las fallas de colisión o
fallas en dirección acaban en una zona acortada, estirada o neoformada, se
genera un fenómeno que se ha denominado como Fallas de Transformación.
En efecto, la falla en dirección acaba bruscamente; el desplazamiento a lo largo
de la falla en dirección es trasformado en un desplazamiento de otra
naturaleza, consistente en neoformación, estiramiento o estrechamiento de la
corteza. Esto mismo puede ser expresado también diciendo que los
movimientos de colisión conservan constante la superficie de las placas,
mientras que los movimientos de distensión le agrandan y a la inversa, los
movimientos de comprensión la disminuyen. Por tanto, las fallas de
transformación," transforman" el desplazamiento a lo largo de la falla en
crecimiento o en destrucción de corteza.
Hay que hacer presente también que ciertas zonas deformadas, están en el
límite no de dos sino de tres placas. En ese caso se tiene una Unión Triple y
las estructuras resultantes pueden ser muy variables según sean los
movimientos relativos de las placas.
Además, frecuentemente sucede que una placa queda sometida a
desplazamiento cuyas direcciones varían con el tiempo y llegan incluso a
invertirse. Entonces se estará en presencia de una zona deformada que habrá
estado sometida sucesivamente a una compresión y a una distención.
Como se puede ver entonces, los movimientos relativos de las placas y las
estructuras resultantes pueden llegar a ser muy complejos. Las cosas se
complican aún más si se consideran los desplazamientos no ya en un plano
sino en una esfera. En esas condiciones es perfectamente comprensible que
haya nacido una verdadera disciplina conocida como tectónica de placas, la
cual trata de determinar los movimientos relativos de las mismas y el tipo de
deformaciones que provocan.
CONCLUSIONES
• Las estructuras geológicas básicas asociadas con la deformación de las rocas
son los pliegues (doblamiento de rocas volcánicas y sedimentarias inicialmente
horizontales en una serie de ondulaciones) y fallas. Los dos tipos más comunes
de pliegues son los anticlinales, formados por el plegamiento convexo, o
arqueamiento, de los estratos rocosos, y los sinclinales, que son pliegues
cóncavos. La mayoría de los pliegues son consecuencia de esfuerzos
compresivos horizontales. Los pliegues pueden ser simétricos, asimétricos o, si
un flanco se ha inclinado más allá de la vertical, volcados. Los domos
(estructuras levantadas en forma de anticlinales) y las cubetas (estructuras
hundidas) son pliegues circulares o algo alargados formados por
desplazamientos verticales de los estratos.
• Las fallas son fracturas en la corteza a lo largo de las cuales se ha producido
un desplazamiento apreciable. Las fallas en las que el movimiento es
fundamentalmente vertical se denominan fallas con desplazamiento vertical.
Estas fallas incluyen las normales y las fallas inversas. Las fallas inversas de
poco ángulo se denominan cabalgamientos. Las fallas normales indican
esfuerzos tensionales que separan la corteza. A lo largo de los centros de
expansión de las placas, la divergencia puede hacer que un bloque central,
denominado «graben», limitado por fallas normales, descienda a medida que
las placas se separan.
•Las fallas de desplazamiento horizontal muestran fundamentalmente
movimientos paralelos a la dirección del plano de falla. Grandes fallas de
desplazamiento horizontal, denominadas fallas transformantes, acomodan el
desplazamiento entre bordes de placas. La mayoría de las fallas
transformantes corta la litosfera oceánica y conecta centros de expansión. La
falla de San Andrés corta la litosfera continental y acomoda el desplazamiento
en dirección norte del suroeste californiano.
• Las diaclasas son fracturas a lo largo de las cuales no se ha producido
desplazamiento apreciable. Suelen aparecer en grupos con orientaciones
aproximadamente paralelas y son consecuencia de la fracturación frágil de
rocas localizadas en la corteza más externas.

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