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Alegre, Romina

Policía Comunal: La
implementación de las reformas
policiales en la Provincia de
Buenos Aires desde el año 2004

Tesis presentada para la obtención del grado de


Licenciada en Sociología

Director: Oyhandy, Angela Graciela

CITA SUGERIDA:
Alegre, R. (2013). Policía Comunal: La implementación de las reformas policiales en la
Provincia de Buenos Aires desde el año 2004 [en línea]. Trabajo final de grado.
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación. En Memoria Académica. Disponible en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.840/te.840.pdf

Documento disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, repositorio


institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE) de la
Universidad Nacional de La Plata. Gestionado por Bibhuma, biblioteca de la FaHCE.

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Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA

LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA

Tesina de Licenciatura:
“Policía Comunal”La implementación de las
reformas policiales en la Provincia de Buenos Aires
desde el año 2004”

Alumno/a.: Alegre, Romina


Legajo: 82558/2
Correo electrónico:
rominalegre22@hotmail.com
Directora: Dra. Ángela Oyhandy
Co-directora: Lic. Sabrina Calandrón
Fecha: Junio 2013

1
Resumen/ Abstract

La Policía es un actor fundamental para el ordenamiento en las sociedades modernas, o si se quiere

es una de las instituciones de control por excelencia. Amén de ello, la Policía no ha dejado de estar

exenta de arbitrariedades y se ha encontrado rodeada de disputas; y sin ir más lejos; vastas

discusiones y debates se han construído en derredor de sus funciones, su accionar y sus prácticas.

Amparada en dicho contexto la presente Tesina, se enmarca en las discusiones y en los estudios que

se han constituído acerca de la institución policial, haciendo principal hincapié en las Reformas que

se han implementado en la policía en nuestro país en los últimos años, en particular a través del

último Plan de Reformas (2004-2007) pensado para las policías bonaerenses, enfocándose

específicamente en la implementación de la Policía Comunal, en aquellos distritos con menos de

70000 habitantes.

Siguiendo este propósito, se presenta el análisis de un caso de implementación del policiamiento

comunitario en un distrito de la Provincia de Buenos Aires, que cuenta con 15000 habitantes

aproximadamente. Con el afán de indagar acerca del recorrido y del simple desarrollo de los

hechos, se intentó recabar en las voces de los actores que interactúan en la comunidad, aquello que

tenían para interpretar y reinterpretar con respecto a la implementación de la Policía Comunal.

A través del discurso de distintos actores sociales, es que se pudieron construír los sentidos, los

pareceres, las representaciones, y los imaginarios que emergen a partir de la idea de la Policía, de lo

que se espera de dicha institución y de lo que consistió la adopción de la Policía Comunal para un

modelo de policial local, en una comunidad muy pequeña y con valores comunitarios tan

arraigados.

Términos Claves: Policía- Policía Comunal- Reformas Policiales- Comunidad- Sistema de

Seguridad

2
Índice

Agradecimientos................................................................................................................. 4
Introducción. Cuestiones metodológicas ............................................................................ 7

Capítulo I............................................................................................................................. 16
Lineamientos Teóricos ....................................................................................................... 16
1- En busca de una modelización para la policía......................................................... 20
2- Acerca del modelo de Policía Comunal .................................................................. 28
3- Re-formando la policía, un recorrido por las distintas reformas............................. 33

Capítulo II ........................................................................................................................... 52
Un acercamiento al análisis de la Reforma en una comunidad del interior de la
Provincia de Buenos Aires ................................................................................................. 52
1- Cuestiones políticas. Hacia la reforma .................................................................. 56
2- La puesta en marcha de la Reforma ....................................................................... 58
3- ¿Hacia dónde va la reforma? ................................................................................... 63

Capítulo III.......................................................................................................................... 68
Los actores en interacción.................................................................................................. 68
1- ¿Cómo es tener una Policía Comunal en La Furia? .............................................. 68
2- El precio que hay que pagar… .............................................................................. 76
3- Furienses furiosos. La participación ciudadana y sus demandas hacia la policía.. 86

Capítulo IV.......................................................................................................................... 91
La policía ............................................................................................................................. 91
1- La labor policial en la trama de relaciones cercanas ............................................... 91
2- ¿Cambios, Reforma? ¿Verdad o apariencia? ........................................................... 98

Consideraciones finales .................................................................................................. 107


Bibliografía..................................................................................................................... 118

3
Agradecimientos

En lo que respecta a las siguientes líneas me abocaré a realizar mi humilde agradecimiento

a todos los que de alguna u otra manera fueron partícipes y/o impulsores de este trabajo. De

más está decir que sin la ayuda y el aporte de muchas personas me hubiera resultado

imposible arribar a este resultado, y avanzar en los tantos retrocesos en los que decaí a lo

largo de este largo recorrido.

El primer lugar para las “gracias” lo ocupan sin duda mi Papá y mi Mamá, estos seres que

hicieron de mi la persona que soy, y a lo cuáles les debo todo en la vida y más....

A Mami: por darme todo lo que tenía a su alcance y aquello que no para que logre este

objetivo, porque este es más un logro de ella que una meta personal mía; por todo el

esfuerzo del día a día; por enorgullecerme por mi y por brindarse para mí siempre

incondicionalmente. A Papi: por todo, y por ser el responsable de mis “intereses” y mis

“ideas”, por ser el impulsor inconsciente de esta tesina, porque “de las diferencias pueden

salir grandes cosas”!

A mis abuelos Chola y Beto, por el apoyo y el amor incondicional de siempre; porque en

momentos de desánimo siempre me hacían recordar que siempre había alguien

esperándome con los brazos abiertos dispuestos para un gran abrazo.

A Vero y Leo, porque siempre confiaron en mí aún cuando ya había perdido la confianza

en mí misma; por brindarme todo su apoyo y ayuda (logística y moral) con el único interés

de motivarme e incentivarme cuando me vieron caída, y por empujarme a que llegue a este

momento.

4
A Seba y Luci, por ser mi cable a tierra y mi motor impulsor cuando no encuentro la salida

ni hallo como volver a comenzar; por mirarlos cada día y a través de su inocencia

comprender que siempre hay un buen motivo para avanzar, por darme ganas!

A Beti por ser hermana.

A mis compañeras de ruta: Agus, Sofi, Mari, Lu, Dolo, Mari, Lau, Sole y Eli, por ser mis

pares en esta etapa de mi vida; por compartir conmigo este camino que hoy conduce a este

trabajo. Por ser copartícipes de él a través de elegir compartir conmigo: ideales,

imaginarios, intereses, cursadas, opiniones, charlas, consejos, apuntes, cuantiosas

fotocopias, textos e información por doquier, y por supuesto los infaltables aperitivos!, los

mates y los tererés! Porque me permitieron conocerlas y entrar en sus vidas más allá del

ámbito académico, hoy sé que me llevo “amigas” para la vida, y sin duda sin su apoyo y su

convicción contagiada no hubiera llegado a este resultado.

A mis amigas de toda la vida, por estar siempre ahí, muchas veces ausentes, muchas veces

perdidas en el tiempo y en los vaivenes de la cotidianeidad, pero siempre por estar.

A Fati por el “nombre”, por motivarme, acompañarme, escucharme, entenderme,

apoyarme, y por retarme! Por creer en mí hasta el final e inculcarme el

autoconvencimiento; por levantarme cuando me caigo, porque parte de este trabajo le

corresponde en algún punto por bancarme siempre, por alegrarse y entristecerse conmigo,

por darme su amistad incondicional y desinteresada. Simplemente por “ser”.

A mis profesores, muchos de ellos en el anonimato en este extracto, pero no menos

agradecida por haberme transmitido no solo conocimientos sino nuevos pareceres, nuevas

formas de vivenciar el mundo, por enseñarme a comprender el mundo social desde una

mirada sociológica, por hacer de mi la profesional que pretendo convertirme. Y un

agradecimiento muy especial para Ángela y Sabrina, por ser de gran apoyo tanto intelectual
5
como emocional en este recorrido, por motivarme, incentivarme, corregirme, y por

enseñarme continuamente en todo el proceso que arrojó estas páginas. Por ayudarme a

descubrir mis intereses sociológicos en las “instituciones de control”, por potenciarlos y

por su cooperación en la explotación intelectual de dichos intereses. Claramente me quedan

infinidad de cuestiones por agradecerles a ambas, no me alcanzarían las líneas ni el tiempo

para volcarlas aquí, simplemente Gracias por guiarme de la mejor manera, y sobre todo por

confíar en mí.

A mis “actores”, a los sujetos indagados y a mis informantes, porque sin la voz de ellos

nada de esto hubiera existido. Gracias por su tiempo, su predisposición, y su desinterés en

colaborar conmigo.

A todos aquellos que están ausentes en estas líneas pero que no han sido olvidados por mí,

a todos los que de una manera u otra brindaron su granito de arena para que efectivamente

pueda concretar mi tesina.

Gracias Totales...

6
Introducción. Cuestiones metodológicas

La presente tesina surge de un interés personal, alimentado por lecturas acerca de la policía

y las instituciones de control. Mucho es lo que se ha escrito desde la academia con respecto

a la fuerza azul y muchas son las controversias que se han forjado alrededor de este actor

que se ha visto demandado e indagado con respecto a su comportamiento por la comunidad.

La década de los ’70 ha sido para Argentina una de las etapas más negras de su historia, el

terrorismo de estado y la persecución que la última dictadura militar impartió sobre la

sociedad civil, ha dejado sus marcas en la ciudadanía y en las cúpulas policiales. Con el

auge de la democracia, desde el lado de la ciudadanía se percibió una sensibilidad y una

tendencia a repudiar hechos de violencia o abusos de poder desde las instituciones estatales,

defendiendo enfáticamente las garantías y los derechos que la vida en democracia supone.

La policía fue una institución que arrastró formas organizativas y estructurales, que han

permitido reproducir pautas de acción y conductas cercanas, a la violencia y al abuso de

poder perpetradas desde los cuadros militares. Con dicho prontuario, en estas últimas

décadas la policía bonaerense ha cobrado una imagen no muy favorable, luego de

conocerse; a través de los medios de comunicación; reiterados ejemplos de desempeños

incorrectos, prácticas ilegales y abusos de poder que no se condicen con la función que

debe cumplir la institución: “Cuidar y estar al servicio de la comunidad”, tal como reza un

calendario ubicado en una oficina de la comisaría local, de la ciudad investigada.

Esta situación de crisis policial pronto fue reconocida por nuestros gobernantes de turno a

finales de la década de los años ‘90, lo que determinó que el Estado tomara cartas en el

asunto y se dispusiera a establecer los cambios atinentes para “depurar” la policía


7
bonaerense. Comienza a partir de allí una de las etapas de las reformas policiales, con el

propósito inminente de reorganizar una institución que se creía cargada de vicios.

Esta tesina se detendrá en la implementación de la Reforma de la Policía Comunal, en una

localidad del interior de la provincia de Buenos Aires, enmarcada en la etapa de reformas

policiales realizadas por León Arslanián, Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos

Aires en el período 2004-2007, en la gobernación de Felipe Solá. Esta política forma parte

de un conjunto de reformas que se suceden en ese lapso temporal, con la necesidad

inminente de introducir cambios en una institución que se suponía sesgada por vicios

institucionales y por problemas coyunturales que debían atenderse. Con esta necesidad es

que surge el proyecto de pensar una “nueva policía” anclada en otra pauta de acción, donde

prime la participación ciudadana y sobre todo la “descentralización” hacia los municipios

del control operativo de las policías locales, otorgándole a los intendentes la potestad de

controlar a la policía con respecto a su conducción, su coordinación y su operacionalidad.

Rescataré las palabras de Felipe Solá, para comprender el espíritu y los fundamentos que

portaba este proyecto en sus orígenes, útil para introducir el tema que pretendemos abordar:

El Proyecto de ley adjunto que se somete a la consideración de vuestra Honorabilidad


procura avanzar en el proceso de descentralización policial, al par que restituir al municipio
facultades o poderes para la preservación de la tranquilidad y seguridad públicas.
Se trata de conceder al Intendente el control operacional de los recursos policiales, en
materia sólo de seguridad, que actualmente se encuentran afectados a su jurisdicción y que
dependen y son operados desde las Policías Departamentales.
Esta afectación se refiere únicamente a los aspectos operacionales, dando lugar a una
relación o subordinación puramente funcional. La dependencia orgánica, la coordinación
general, el control del desempeño, el reentrenamiento y demás, se mantienen en la órbita
del Ministerio de Seguridad de la Provincia.

8
Como Vuestra Honorabilidad podrá apreciar, dicha iniciativa legislativa hace ciertos dos
postulados fundamentales de la reforma: la descentralización y la participación popular.
(Felipe Solá, Ministerio de Seguridad, Mensaje N° 1308, La Plata 2004).

Con estas palabras el gobernador de aquél entonces fundamentó el proyecto de la ley de

reforma de la policía comunal, y de la que meses después el municipio de La Furia1 adhirió

formalmente a dicho convenio. Vale aclarar que La Furia es uno de los 62 municipios de la

provincia de Buenos Aires que actualmente poseen el modelo de policía comunal en su

ciudad.

Motivada por un interés particular me dispuse a confeccionar este trabajo final, debido a

que se trata de mi cuidad de origen y en la que he residido la mayor parte de mi vida.

Incentivada por el interés puntual hacia la policía y hacia las instituciones de control, decidí

analizar lo que significó y lo que implicó esta reforma en la policía de La Furia.

Para su confección me valí de la información recabada por diversas fuentes, ya sea escritas,

orales y gráficas a las cuáles tuve acceso a lo largo de los meses de trabajo de campo

descripto y organizado en esta tesina. En un principio recopilé la información producida por

el cuerpo legislativo y las normativas que enmarcan la Reforma de la Policía Comunal en

La Furia, visitando a menudo el sitio oficial en el espacio virtual del Ministerio de

Seguridad.

Luego realicé entrevistas semiestructuradas 2 a los distintos actores considerados relevantes

a la hora de comprender la trama de significaciones alrededor de la seguridad y la labor

policial comunitaria, a saber: funcionarios públicos, periodistas, representantes del Foro de

1
El nombre de la ciudad estudiada ha sido modificado para preservar datos que pudieran resultar sensibles, en
adelante “La Furia” será el nombre ficticio adoptado.
2
Confeccioné un guión de entrevista que fue redefinido y reajustado en cada situación de entrevista, de
acuerdo al curso que tomaban las conversaciones.

9
Seguridad local, representantes del Poder Judicial, representantes de entidades

gubernamentales y efectivos policiales. Es la perspectiva de ellos la que retomaré y

analizaré en este trabajo; a través de sus discursos y de lo que tuvieron para brindarme

construiré esta aproximación de lo que significó la implementación de la policía comunal

en La Furia.

En principio entrevisté en forma conjunta a Pedro Pérez3, el intendente vigente en el año

2004 cuando el municipio adhirió al proyecto de reforma; y a Miriam Benítez, Secretaria de

Gobierno en varias gestiones e intendenta interina en dos oportunidades; fue a través de la

buena predisposición de ambos que pude tener un acercamiento a la visión que

construyeron acerca de lo que políticamente significó este proyecto. Los avatares políticos

en torno a la implementación de la Reforma, también pude vislumbrarlos a partir del

análisis de la Ordenanza Municipal N° 1474-2004 que recopilé del sitio oficial del

municipio, en la cual se detalla la adhesión formal al convenio de la Reforma de la Policía

Comunal, dictada por el Ministerio. Posteriormente accedí al acta de la sesión

correspondiente a dicha ordenanza, luego de sotear algunos obstáculos que se me

presentaron. Como la resistencia a cooperar conmigo de la secretaria del Honorable

Concejo Deliberante, la cual accedió a brindarme la posibilidad de fotocopiarla a duras

penas, ya que antes se encargó de aclararme que: “cualquier persona común no puede tener

acceso a este tipo de archivos”.

Además de recabar este tipo de fuentes entrevisté a Juan y Antonella, dos representantes del

periodismo local, con los cuáles mantuve un diálogo fluido y ameno. A partir de allí me

interesé en el imaginario de los medios de comunicación con respecto a la policía, y analicé

3
Aclaro que he modificado y utilizado nombres ficticios para todos los entrevistados, como resguardo de sus
identidades.

10
la forma en que visualizaron el cambio hacia la Policía Comunal. Con este fin también

recopilé artículos periodísticos, afiches y otro tipo de folletería y anuncios gráficos. Por

otro lado, tuve la oportunidad de entrevistar a Laureano, el Ayudante Fiscal que ejerce en la

actualidad. Luego entrevisté a Verónica y Silvina, dos representantes del Servicio de

Protección y Promoción de los Derechos del Niño local, con el propósito de abordar la

relación e interacción de dicha entidad con la policía. También entrevisté a Jaime, el

secretario del Foro de Seguridad en la actualidad, para ahondar en el papel preponderante

que tiene dicha entidad con respecto a la Policía Comunal, si bien el sujeto se mostró

hermético a la hora de expresar ciertas opiniones o de tratar algunos temas en profundidad,

pude recabar información rica para el análisis.

Por otro lado me acerqué al espacio policial asistiendo a la comisaría local, con el fin de

indagar a través de la observación de las prácticas, los discursos y las tareas que los

efectivos realizan en su cotidianeidad, para delinear pautas de comportamiento y

representaciones que pueden motivar a la policía furiense4. Además de las observaciones

tanto internas, como externas (cuando se encontraban trabajando en las calles) del accionar

de la policía, realicé entrevistas semiestructuradas a personal policial de distintas edades y

grados jerárquicos: María, agente con 7 años de antigüedad, una efectivo que presentó

bastante descreimiento en la fuerza; Mercedes, una sargento que con sus escasos 4 años de

trayectoria policial se mostró muy a gusto e identificada con la institución; Mariano,

teniente primero, con 25 años en la fuerza, a través de su discurso pude percibir que es un

agente que cree y reproduce fervientemente los supuestos institucionales; y Pablo, un

agente ya retirado, con quién mantuve una conversación informal, si bien este sujeto ya se

encontraba desafectado de la policía para el año 2004, continúa en la actualidad relacionado

4
En adelante dícese de los habitantes o todo lo relativo a la ciudad de “La Furia”.

11
informalmente con la fuerza y con sus pares, por ello pude recopilar datos e información

sumamente útil para este trabajo, con respecto a su visión comparativa del modelo de

Policía Tradicional y del modelo de Policía Comunal.

Vale aclarar que en los casos de las entrevistas a los efectivos, los sujetos dejaron entrever

una cierta desconfianza y un cierto cuidado en los temas a tratar y en lo que “podían”

responderme o no, ejemplo de ello es la duda a ser grabados, o la necesidad de leer las

preguntas del cuestionario antes de comenzar las entrevistas. Esta renuencia o distancia

que antepusieron y el hecho de evitar de tratar ciertos temas luego en la situación de

entrevista, los he rescatado como un dato de suma importancia para al análisis que luego

realicé a partir de sus perspectivas.

Esta tesina se encuadra en el proceso de implementación de la Policía Comunal en La

Furia, que comprende desde su adhesión al proyecto, el proceso de afianzamiento y la

vigencia del modelo en la actualidad en la localidad. Por esta razón es que tomé los

pareceres del intendente y la secretaria que gobernaban en 2004, con el afán de conocer los

primeros pasos del proceso y de los actores que actualmente detentan funciones, con el

propósito de analizar las representaciones que tienen de esta reforma y para indagar acerca

del presente de la Policía Comunal.

La decisión de rescatar las voces de los distintos actores que sociabilizan a diario en La

Furia y de acercarme a fuentes escritas: como leyes, resoluciones, ordenanzas, decretos y

artículos periodísticos, la tomé a partir del intento de construír un análisis con el objetivo

de indagar en lo que implicó la implementación la Reforma de la Policía Comunal en La

Furia, a través de sus discursos, sus pareceres y representaciones.

Es decir, este trabajo no pretende ser una evaluación institucional o gubernamental, sino

que a través de esta tesina intento echar luz a un recorrido describiendo lo que fue y es,
12
adoptar un modelo de Policía Comunal y como se convive con un modelo policial de este

tipo.

En un primer capítulo de esta tesina me abocaré a presentar algunos lineamientos teóricos

de los que me valí para contextuar académicamente este trabajo, prestando especial

atención a los tres modelos de policía moderna, definiendo cada uno de ellos y

vinculándolos con un modelo de policía comunitaria y comunal. Atendiendo a los desafíos

que un modelo de estas características conlleva y a los modelos alternativos que pudieron

surgir como lo semejante, o lo más próximo a una idea de policía integrada a los problemas

comunitarios. En un próximo apartado construiré un recorrido de los antecedentes

académicos sobre policía comunal, retomando ejemplos nacionales e internacionales,

estudios de casos y estudios etnográficos, la discusión teórica en la que se inserta este

trabajo.

En este punto realizaré una breve aclaración, si bien recupero para contextuar esta tesina la

noción que desde la academia se le otorgó a la Policía Comunal, haciendo hincapié en las

controversias teóricas y los desafíos conceptuales; podremos a partir del discurso de los

actores, que se encontrará una noción de “Policía Comunal” adaptada y sesgada por el

contexto y por supuesto cargada de otros sentidos. En otras palabras, percibiremos que a

través de los actores encontramos una concepción de la Policía Comunal propia del caso

estudiado.

Por otro lado presentaré un breve recorrido de las distintas reformas policiales que se han

adoptado en el país, prestando especial atención a los cambios más drásticos que se

buscaron incursionar, y al cambio que se proyectó con la introducción de la policía

comunal.

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El segundo capítulo dará cuenta de lo que significó la reforma políticamente hablando en

la cuidad estudiada, será un intento de echar luz a las vicisitudes políticas y a los debates

partidarios que generó la implementación de dicha reforma en La Furia. Me abocaré

principalmente a observar en que consistió su implementación, los discursos que se dieron

en pos de ello, cuáles eran sus objetivos y cuáles las expectativas que se buscaban con

dicho proyecto.

El tercer capítulo de esta tesina se centra en un análisis de los discursos de los funcionarios

políticos, de los periodistas, de los representantes del Foro de Seguridad, del Poder Judicial

y del Servicio de Protección y Promoción de los Derechos del Niño; y se trata

fundamentalmente de un acercamiento a sus miradas acerca del significado de la policía

comunal y sus implicancias sociales. Esta sección describe las relaciones que los actores

tejen entre ellos, teniendo en cuenta su interacción, sus diálogos y sus silencios, sus

disputas y sus simpatías.

Un cuarto y último capítulo, decidí reservarlo para la mirada de un actor primordial en

torno de la reforma: la policía. A partir de ahondar en los discursos de estos sujetos y

tratando de desentramar el modo en que ellos entienden y significan su contexto, intentaré

reconstruir los pareceres y las emociones que los efectivos policiales furienses forjan a

partir de su desempeño diario como policías pertenecientes al modelo de policía comunal.

Finalmente presentaré las conclusiones a las que arribé a partir de esta investigación.

Abordaré las implicancias generales en las que incurrió la implementación de la Policía

Comunal en La Furia, a partir de la mirada que construyeron y que construyen los sujetos

acerca de una reforma de este tipo. Por otro lado, presentaré las incertidumbres, las

inquietudes y los nuevos desafíos que ha dejado esta experiencia de reforma en dicha

14
localidad, con el propósito de que revista de interés y como puntapié para futuros estudios

acerca de la temática abordada.

Con el propósito de que revista de interés, los invito a compartir conmigo el cuerpo de esta

tesina, el recorrido de lo que fue (o con lo que me encontré) la implementación de la Policía

Comunal en La Furia.

15
Capítulo I
Lineamientos Teóricos

Si se trata de escribir acerca de un actor tan importante para las sociedades modernas como

es la policía, se vuelve necesario realizar una definición de la policía como categoría

conceptual. Si nos remitimos a la definición que nos arroja cualquier diccionario avalado

por la Real Academia Española, encontramos que la policía es: “Cuerpo encargado de

velar por el mantenimiento del orden público y la seguridad de los ciudadanos, a las

órdenes de las autoridades políticas”. (Diccionario de la Real Academia Española, 22ª

Edición, 2001).

Dicha definición nos echa luz acerca del tecnicismo del término policía y de sus términos

funcionales y operativos. Sin ánimos de desechar esta concepción, es sumamente relevante

acercarla a las explicaciones teóricas de la policía. Y al pensar en los cuerpos policiales

desde la teoría, se vuelve inevitable remitirse a Max Weber, el cuál ha sido considerado uno

de los padres fundadores de la sociología y uno de los autores más influyentes a la hora de

estudiar y comprender al estado moderno. En el terreno académico se ha convertido en un

referente para comprender los procesos de modernización, burocratización y de

racionalización que el capitalismo moderno ha introducido en las sociedades occidentales.

Y sin ánimos de adentrarme minuciosamente en sus fundamentos teóricos, me valdré de su

concepción del Estado moderno desarrollado en su ensayo “La Política como vocación”

(1991) en el cuál el autor alemán; concibe al estado como: “una comunidad humana que se

atribuye (con éxito) el monopolio del uso legítimo de la violencia y los medios de coacción

sobre un determinado territorio” (Max Weber, 1991:98). Siguiendo esta concepción, es el

Estado quién posee la legitimidad del ejercicio del monopolio de la violencia, para lo cual

16
se vale de sus principales instrumentos para detentarlo: la policía y los cuerpos militares.

Ambos actores, según Weber, ejercen la fuerza y la violencia sobre un territorio a través de

la delegación de poder que el Estado ejerce sobre ellos, ya que solo el Estado posee esta

legitimación. Según la perspectiva weberiana los estados modernos son funcionales cuando

poseen estos cuerpos policiales o milicias, que permiten el control en el uso de la coacción

o la violencia, es decir, que para dicho autor el papel de la policía es sumamente primordial

a la hora de pensar en el buen funcionamiento de las sociedades modernas y del Estado

racional, al que el nuevo capitalismo dio germen.

Michel Foucault ha sido otro de los teóricos más influyentes si se trata de pensar en las

sociedades de control. Al igual que Weber, también Foucault se detiene a comprender la

genealogía de las sociedades modernas; y sostiene que el crecimiento de las ciudades y de

la economía, el auge de la industrialización y la aparición de las grandes fábricas,

determinaron un desarrollo de los procesos de individualización, e impartieron cambios

drásticos en las prácticas sociales. Cambios a los cuáles no escapó el sistema punitivo.

Según este teórico las sociedades modernas se correspondieron con el surgimiento de

sociedades disciplinarias, donde se abandonó un modelo del castigo con el énfasis puesto

en lastimar y marcar los cuerpos a través de los suplicios y torturas, y en su lugar se

estableció el orden en las sociedades reinadas por la gran industria, a partir de las

disciplinas. Foucault ahonda su análisis de los sistemas punitivos en su obra “Vigilar y

Castigar” (1976), y luego de realizar un profundo análisis de la política de control y castigo

que ha caracterizado a las sociedades medievales, concluye que se abandonaron los

tremendos suplicios y castigos y en su lugar se adoptaron disciplinas que buscaron

“normalizar” las conductas de los individuos, apelando a encauzar, corregir, y controlar los

cuerpos, sin la necesidad del castigo corporal, si no a través de la vigilancia constante, y del
17
buen encauzamiento de las conductas de las personas. Este “buen encauzamiento” se daba a

partir de ciertos mecanismos de control y de las prácticas de instituciones que eran las

encargadas de vigilar y controlar los cuerpos para convertirlos en cuerpos útiles para la

sociedad. La sociedades disciplinarias correspondientes a las sociedades industrializadas, se

valían de instituciones como la escuela, los hospitales y la prisión, donde los individuos

eran encauzados en el buen comportamiento, por la constante vigilancia y el castigo

impuesto en este caso sobre las almas y ya no sobre los cuerpos mismos, con la intención

de trasformar individuos aptos y dóciles para convivir en una sociedad disciplinada y ser

útiles en las sociedades industrializadas emergentes.

Más adelante Foucault experimenta un giro en su obra y en Seguridad, Territorio y

Población (Michel Foucault, 2006) se aboca a estudiar la biopolítica, este poder que ya no

se piensa desde el individuo mismo, sino que se piensa sobre poblaciones enteras, es el

biopoder que se ejerce ahora sobre los sujetos colectivos, abandonando al individuo

pensado como sujeto aislado (Foucault, 2006:15-17). Es decir, en esta nueva etapa de su

obra, Foucault estudia las nuevas tecnologías de poder que se ejercen sobre los grupos, y se

vale de los procesos naturales como la muerte, la longevidad, la natalidad, la sexualidad,

etc., para explicar cómo se ejerce el poder sobre las poblaciones, desde nuevas tecnologías

de poder a través de los dispositivos de seguridad (Foucault, 2006:66-71). Es el nacimiento

de la “gubernamentabilidad” lo que Foucault está visionando en esta etapa, esto representa

el gobierno de las poblaciones concebidas como sujeto de poder y de saber (Foucault,

2006:108, 131, 132,136). Es este contexto la “policía”, estaría colocada en términos de una

tecnología de poder, como un poder de normalización y regulación de las conductas

colectivas y el buen ordenamiento de la vida en sociedad. Si nos apoyamos en el análisis

foucaultiano la policía representaría una de las tecnologías de poder de la que el Estado se


18
vale para poder intervenir, controlar y gestionar la vida de sus sociedades a nivel colectivo

(Foucault, 2006:403-405).

Hasta aquí me he valido de dos posturas teóricas muy influyentes a la hora de estudiar las

instituciones de control. Tanto Weber como Foucault han aportado un andamiaje teórico en

el cuál apoyarnos a la hora de comprender los procesos de racionalización e individuación

que las sociedades modernas han experimentado de la mano de la industrialización y de la

urbanización, provocada por el capitalismo. La policía ha sido un sujeto abordado por

ambas posturas, ya sea concebida como un instrumento del estado en el uso de la fuerza o

la coacción, o bien percibida como una tecnología de poder, ambos teóricos han

posicionado a la policía como un actor primordial para mantener el control, y el buen orden

en el seno de las sociedades modernas.

En este punto me atreveré a alejarme un tanto de la teoría, para adentrarme en la práctica y

en el tecnicismo del concepto, con el afán de ir introduciendo la categoría dentro de lo que

la ley dispone. Con este propósito a continuación retomaré lo que los legisladores

disponen para la policía, para ello citaré lo que el cuerpo de la Ley 13482 describe como

“policía” en el Art. 3:

ARTICULO 3º. Las Policías de la Provincia de Buenos Aires, son instituciones civiles armadas,
jerarquizadas y de carácter profesional. (Ley 13482, 2006)

Ahora bien desmenucemos brevemente a que hace referencia esta concepción de la policía,

en primer lugar son instituciones civiles armadas porque es una fuerza pública encargada

de velar por el orden público que tiene la capacidad de portar armas de fuego (arma

reglamentaria) en sus actividades laborales habituales, siendo el uso del arma el último

recurso ante una circunstancia extrema como por ejemplo: que un individuo corra peligro
19
de perder su vida. Son los únicos trabajadores dependientes del Estado que tienen la

potestad de portar armas, y se diferencian de los cuadros militares, quienes actúan en

situaciones de grave amenaza a la soberanía del país, o en situaciones de extremo peligro

donde la policía se ve desbordada en sus funciones. Por otro lado el ejercicio de la actividad

policial constituye una profesión, ya que se trata de un oficio permanente para la que sus

miembros deben prepararse adecuadamente. Ejemplo de ello podemos vislumbrarlo en el

Plan de Reformas pensado por quien fuera Ministro de Seguridad de la Provincia de

Buenos Aires entre los años 2004 y 2007, León Arslanián, cuyos pilares primordiales eran

la capacitación y la formación de la policía, creando tecnicaturas superiores, nuevos

establecimientos educativos, reformando los módulos curriculares y afianzando la

capacitación para los efectivos en servicio, para que de esta manera se forme una policía

experta en el tema de la seguridad pública. Finalmente son instituciones jerarquizadas

porque responden a una estructura dividida en diferentes escalafones, los cuáles remiten a

distintas funciones, responsabilidades, atribuciones y facultades y todos responden a una

cadena de mandos donde se debe acatar las órdenes del escalafón superior y delegar

decisiones o funciones al escalafón inferior.

Con dicha definición normativa podemos encuadrar este actor, en pos de lo que se perfilan

las normativas y regulaciones atinentes a garantizar el buen funcionamiento de esta

institución por parte de los gobiernos de turno.

1- En busca de una modelización para la policía

Francia, Inglaterra y Alemania son las tres naciones que portan el germen de los tres

modelos de policía existentes, si bien los modelos no están estrechamente determinados por
20
los estados en sus límites geográficos, representan una tipificación con características que

pueden servir de base para la construcción de tres tipos de modelos policiales específicos

(Diego Galeano, 2008: 107). En forma preliminar se puede encontrar que el modelo

Francés concibió a la policía como un cuerpo militarista y centralizador y un cuerpo al

“servicio del Estado”, mientras que en Inglaterra se pregonó un cuerpo policial más

cercano a la comunidad y con una relación más próxima con los niveles municipales;

finalmente en Alemania se buscó introducir una cierta disciplina filosófica para la

institución policial, es decir, se buscó incentivar una “ciencia de policía” en donde primaba

el buen gobierno y una buena policía que se aboque a garantizar el bienestar general.

En Francia fue Napoleón quién introdujo una reforma a principios del siglo XIX en París

que dio paso a una fuerza policial moderna, abocada a mantener el orden urbano en la

cuidad (Diego Galeano, 2008: 108). Desde sus inicios se le asocia a la policía francesa un

sesgo militarista y centralizador, sin embargo los intereses del control urbano la encuentra

estrechamente ligada a las municipalidades y a los intereses por el mantenimiento de las

buenas costumbres, es decir, la policía pasó a ocuparse de los problemas de higiene, de

salubridad, de la seguridad en las calles y de las cuestiones que las grandes muchedumbres

y la urbanización dejaron como resabio.

Por otro lado, el modelo de policía inglés se encuentra estrechamente emparentado con los

modelos de policía comunal, que también fue adoptado más tarde por los Estados Unidos y

que más adelante me ocuparé de abordar con más detalle en vinculación con el caso

estudiado en la provincia de Buenos Aires. Desde sus orígenes el cuerpo policial británico

surgió orientado a la persecución por subsanar los problemas de las comunidades, es decir,

era una postura más localista para comprender el accionar policial, orientado a una

proximidad entre los problemas de las comunidades y las funciones policiales. La relación
21
más cercana entre la fuerza policial y los niveles municipales, son nodales en este modelo

policial. Este surgimiento de la policía inglesa va de la mano del desarrollo del liberalismo

económico en las naciones europeas desde el siglo XVIII, para dicha doctrina se volvía

sumamente necesario garantizar la seguridad del territorio, la prosperidad y el bienestar de

los habitantes con el afán de desarrollar el intercambio comercial sin inconvenientes. Con

este propósito se determinaron ciertas regulaciones y actividades del gobierno

garantizando el orden de las ciudades y de los municipios, generando un marco ordenado

para el intercambio económico. En este punto la policía cumpliría un papel fundamental,

velando por el mantenimiento del orden y la seguridad pública, con el objetivo latente de

promover un ambiente propicio para un buen intercambio comercial en las ciudades.

El modelo prusiano, en cambio, se destacó por promover una ciencia de la policía, es decir,

una doctrina que esté dirigida a la formación de funcionarios estatales, en un conjunto de

saberes y teorías acerca de los fines del Estado. Esta doctrina policial surgió a partir de

contrarrestar el poder de los príncipes en Alemania, quienes históricamente utilizaban la

fuerza policial para mantener y reproducir su soberanía y autoridad sobre un territorio. Con

el correr de los años y con los cambios sociales gestados, se fue desplazando el interés de la

policía hacia un mantenimiento del orden en el seno de las ciudades, en este caso, al igual

que en Inglaterra, fue el surgimiento del liberalismo que influyó sobre las decisiones de los

estados y el planeamiento de sus policías, ya que comenzó a preocupar el mantenimiento

del orden y la seguridad pública. Motivados por dicho propósito el estado de Berlín

introdujo cambios en las funciones de su policía, extendiendo el espacio de intervención y

los patrullajes en la vía pública, creando mas comisarías y destacamentos, y garantizando la

profesionalización de los cuerpos policiales a través de la creación de escuelas de

22
formación, y estableciendo normas internas que rijan la institución. Estas reformas

introducidas en la policía berlinesa, luego se expandieron a las demás ciudades alemanas.

Con el propósito de adentrarme en el modelo de policía comunal; que será el eje conceptual

en el que redundará esta tesina; retomaré el modelo de policía anglosajón y su objetivo de

pensar en una policía más próxima con la comunidad y sus problemáticas. Para ello

rescataré el aporte de dos autores que han estudiado acerca del tema, en primer lugar

Dominique Monjardet, en “Lo que hace la policía” (2009) bosqueja una concepción de lo

que implicó un modelo de policía comunal en los países de habla inglesa:

…la policía comunitaria es en primer lugar la voluntad de re-entablar la relación entre


policía y población haciendo de las expectativas, demandas y necesidades expresadas por
ésta, localmente, en la cuadra, la manzana o el barrio, el principio de jerarquización de las
prioridades policiales. (Monjardet, 2009: 291),

Más adelante prosigue su análisis determinando los cuatro postulados en los que, según su

opinión, se afianza un modelo de policía comunal, estos se detallan a continuación:

- La descentralización organizacional y la reorientación de las patrullas a fin de facilitar la


comunicación entre policía y público.
- La policía comunitaria desarrolla las acciones centradas en la resolución de los problemas.
- La policía comunitaria necesita que los policías, cuando definen los problemas locales y sus
estrategias para responder a ellos, estén en primer lugar atentos a las prioridades de los
ciudadanos.
- Finalmente, la policía comunitaria reconoce que la seguridad no es su asunto exclusivo,
sino que ésta debe ser coproducida con los habitantes, cuyas asociaciones locales hay que
sostener, que hay que asociar mediante programas de prevención, etc. (Monjardet, 2009:
292 y ss.).

23
Con dicha concepción y postulados, el autor se vale de esta idea del policiamiento comunal

para darle una caracterización al modelo anglosajón para luego contrastarlo con el modelo

francés, el cuál sostiene claramente, carecía de la tercera pata que debe poseer la policía.

Prosigue su análisis y sostiene que en Francia se encontraba la figura del príncipe y de la

profesión policial, pero estaba ausente la demanda social, es decir dentro de la institución

policial francesa, no se le dio lugar a las formas de participación donde pudieran ser

canalizadas las demandas sociales. A pesar de que Monjardet reconoce la gran eficacia que

tenía la policía francesa, no deja de contraponerlo al modelo anglosajón, donde si se le dio

el lugar a la participación de los ciudadanos y deduce que en Francia solo se vislumbraba

una monopolización del poder por parte del príncipe, un aislamiento y una separación

tajante entre los que detentan la profesión policial y entre los otros, es decir, se generaba

una brecha infranqueable entre la policía y el vecino, situación que en los ejemplos

anglosajones no ocurría.

La otra posición es la de Jean Paul Brodeur quien también se ha preocupado en seguir el

desarrollo de las reformas de las policías anglosajonas que vienen adoptándose desde la

Segunda Guerra Mundial, y sobre todo se concentra en la afluencia de un nuevo perfil en

un policiamiento anclado alrededor de la de la idea de “comunidad”. Brodeur en uno de

sus trabajos (Brodeur, 2008) se ocupa de realizar un andamiaje de los presupuestos que

motivaron una reforma de este tipo, luego se dispone a desmenuzar lo que implicó y en qué

consistió la implementación de estos cambios, culminando con la presentación de los

resultados parciales que ha arrojado el modelo de policía comunitaria.

A través de su análisis este autor nos presenta las bases para pensar en qué consiste

concebir una policía más próxima a la comunidad y nos permite establecer las diferencias
24
entre lo que implica un modelo de policía comunal y un modelo de policía tradicional. Por

un lado la policía tradicional conforma una agencia que se preocupa principalmente de la

aplicación de la ley, de la identificación y el arresto de los contraventores y de dar una

solución a los incidentes que puedan surgir, garantizando la rapidez en la intervención y

una reacción rápida y eficaz en los crímenes graves. Por su lado, una policía comunal está

pensada para que sus efectivos consagren su labor a mejorar la calidad de vida de la

comunidad, respetando y haciendo especial hincapié en los problemas que perturban a la

comunidad. A su vez, estar frente a un modelo de policiamiento comunal significa adoptar

un abordaje más amplio que el modelo tradicional, donde se persigue constantemente la

resolución de problemas, la cooperación con el público y la garantía de una constante

comunicación y cercanía con la comunidad.

Además a partir de Brodeur podemos realizar un eje cronológico de los antecedentes de un

policiamiento comunal a la largo de la historia. Este investigador concibe que se trata de un

modelo surgido como una policía de equipo luego de la Segunda Guerra Mundial, con el

propósito de generar una vigilancia en los barrios; apelando a la participación de civiles y

promoviendo la vigilancia constante de los vecindarios y la inclusión de la comunidad en la

coproducción de la seguridad. Esto nos demuestra, a grandes rasgos, los primeros intentos

del modelo, pero lo importante que aporta el autor es el pasaje donde se adentra

específicamente en un policiamiento comunal más acabado y sustentado. Sostiene que

luego de varias décadas, el auge de la inseguridad y la ola delictiva hicieron que se volviera

a recurrir a una policía de proximidad donde prevalecía el patrullaje en las calles y la

presencia policial en los barrios, en otras palabras se apeló a la visibilidad de la policía para

evitar el miedo al crimen en los ciudadanos.

25
Otro aporte significativo de Brodeur, es la afluencia de otras alternativas que han surgido

ante las limitaciones que pudo haber encontrado el modelo. El ejemplo más significante es

la implementación de un modelo proactivo, también conocido como de “tolerancia cero”,

donde prima una acción policial agresiva, y se pretende atacar directamente al crimen,

teniendo como objetivo central proceder anticipadamente ante los delitos, y no reaccionar

cuando ya han sido cometidos. Si bien este tipo de “alternativa” está pensada para

subsanar las desavenencias de la policía comunitaria y promete ser más eficaz sobre todo en

la prevención del crimen, termina cayendo en el militarismo y en la adopción de una

agresión muchas veces innecesaria y muy alejada de una perspectiva que piensa en la

comunidad como actor clave.

En otro contexto y muchos años más tarde, podemos encontrar el caso de los Estados

Unidos. Corrían los años ’70 y el país americano pensaba en un modelo de policiamiento

comunitario, con el afán de dar una solución a la decadencia urbana al interior de los

barrios, caracterizada por un sentimiento de inseguridad y por un atrofiamiento de las

relaciones humanas. Donde la comunidad se encontraba fragmentada y experimentaba una

disfuncionalidad y ya no era concebida como espacio de contención para sus habitantes. Tal

situación fue concebida y analizada por Wilson y Kelling (2001), y en un trabajo

formularon la “teoría de las ventanas rotas”, donde sostenían que si en un barrio existe

una ventana rota, se debe intentar repararla, ya que de lo contrario se convertirá en el

puntapié inicial para que se produzcan nuevas roturas. Esto significaría que ante un suceso

aislado que implique desorden, se lo debe subsanar para que no se convierta en el germen

de nuevos disturbios y de un caos social a futuro. De acuerdo a estos autores la policía es

un actor relevante para el mantenimiento del orden dentro de los barrios, atendiendo los

casos que demuestren desorden pero que no necesariamente signifiquen hechos delictivos;
26
tales como la ebriedad y el vagabundeo; pero que pueden representar focos delictivos

futuros, o indicadores de desorden social.

Con el propósito de hacer frente al sentimiento de inseguridad en los barrios, y para mejorar

la calidad de vida comunitaria, desde el gobierno estadounidense se propusieron reformas

en la policía, con el objetivo de generar nuevos vínculos entre los efectivos policiales y los

vecinos, promoviendo policías mas empapados de los problemas de la comunidad,

reemplazando el patrullaje en automóvil por el del efectivo recorriendo las calles a pié,

permitiendo de esta manera que el policía se encuentre más cerca de los ciudadanos y las

inquietudes vecinales.

Se pensó en un modelo de policía comunitaria donde el policía sería el sujeto clave

encargado de velar por el mantenimiento del orden en los barrios, prestando sumamente

atención en los controles informales en la comunidad y teniendo como prioridad mantener a

la comunidad “sin ventanas rotas”.

Me interesaría agregar que este tipo de teorías se deben comprender dentro un contexto de

reacción neoliberal y conservadora que surgió en los ‘70- ‘80 en Estados Unidos, fue una

época de auge reaccionario donde se insistió en un sistema punitivo más rígido y en un

aumento de la penalización y la encarcelación. Loic Waqcuant, es uno de los teóricos que

ha construido críticas y desacuerdos al respecto, afirmando que el endurecimento del

sistema penal ha sido producto de los cambios de acumulación. Concibe una correlación

directa entre el mercado de trabajo y el aumento de la prisión, ratificando la precariedad

laboral y social. Explica que los dirigentes políticos que promovieron el achicamiento del

estado en materia económica y a su vez el fortalecimiento del sistema punitivo, reproducían

una máquina de pauperización tanto para los penados y sus familias, como para grupos que

eran víctimas de políticas discriminatorias, volcándolos a una pauperización laboral y


27
exclusión del mercado de trabajo, donde las condiciones laborales tenían mínimas

características mejores que la cárcel (Waqcuant, 2000). En otras palabras, se buscaba

aumentar la tasa de encarcelamiento con la adopción de penas más duras, con el afán de

“acostumbrar” a la población a trabajar en trabajos precarios, ya que las condiciones no

eran muy disímiles entre el mercado laboral y la prisión.

2- Acerca del modelo de Policía Comunal

En el presente apartado tendremos en cuenta diversos aportes, que se abocan a

comprender como y en qué circunstancias se han dado las diferentes reformas

policiales a lo largo de América Latina, poniendo el eje fundamental en el modelo

de Policía Comunal.

Con el advenimiento de la democracia la institución policial y sus funciones han sido tema

de discusión en las agendas de los gobiernos latinoamericanos, y se han promovido

diferentes reformas con el fin de avanzar en la eficacia y en la eficiencia de la labor

policial. Hugo Frühling (2003) analizó el proceso de implantación de policías comunales,

retomando cuatro casos significativos en ciudades de Brasil, Guatemala y Colombia,

evaluando las causas, las etapas por las que atravesó y los aspectos positivos y negativos de

dicha política. Según Frühling varios factores hicieron que se pensara en un modelo de

Policía Comunitaria, donde primara la participación ciudadana, el acercamiento entre la

comunidad y la policía y la prevención como eje principal del trabajo policial y de los

gobiernos locales; en este punto existe una coincidencia con la concepción propuesta por

Monjardet y Brodeur para un modelo de policiamiento comunal.

28
Algo para destacar del análisis de Frühling es que a pesar de realizar un recorrido muy

minucioso de la implantación de un modelo de policía comunal para Latinoamérica, los

ejemplos son meramente eso, bocetos de un proyecto, es decir una especie de pruebas

pilotos, a través de la cuáles se pueden determinar las deficiencias que tiene el modelo y los

aspectos en que habría que mejorar la política. Me interesaría agregar una idea del autor

donde realza este aspecto: “El funcionamiento de un programa de policía comunitaria

exitoso requerirá de un diseño conjunto en el que participen policía y municipio.”

(Frühling, 2003: 32). Este punto es uno de los más significativos y relevantes para el tema

a tratar, ya que tiene en cuenta el papel del Estado en dicho programa, esto es muy

importante ya que no relega la función gubernamental si no que promueve un modelo

trinario, en el cuál los tres componentes son necesarios, policía, comunidad y gobierno

local deben actuar en conjunto para coproducir un modelo de policía comunitaria eficaz y

eficiente.

Otro aspecto interesante del trabajo, es que el enfoque se realiza desde los países

latinoamericanos y las transformaciones que ha sufrido el Estado en Sudamérica en los

últimos años, y se aborda el tema de las reformas policiales relacionado intrínsecamente

con el avance de las medidas liberales sobre los estados.

Alberto Montbrun (2002) es otro autor que analiza el proceso de reforma de policía

comunitaria, realizando un análisis del aumento del delito y la inseguridad en los últimos

años, y como los gobiernos enfrentaron esta situación a través de la implementación de

modelos alternativos al modelo tradicional de la policía. Su manera de concebir el modelo

es muy rica a nivel teórico, debido que no la percibe como una mera técnica, o un simple

cambio institucional, sino que va mas allá de ello, y tiene en cuenta la base teórica misma

desde dónde se promueve una estrategia de estas características, en donde lo que se busca
29
es unificar el accionar de la policía y de la comunidad, con el propósito de mejorar la

calidad de vida de los ciudadanos. Y este punto habla muy bien de la estrategia, ya que se

trata de prevenir el delito, de actuar antes de que se produzca, solucionando los problemas

que aquejan a la comunidad y que pueden llevar a conductas ilegales. Este punto lo

diferencia rotundamente del modelo de policía tradicional.

Por último, es para destacar la conclusión a la que llega este autor, sostiene que en

Argentina aún se insiste en defender un modelo agotado, tomando medidas anacrónicas

(más compras de vehículos, más cárceles, más represión, etc.), y no se comprende que este

modelo ya no se condice con la realidad de nuestro país. Esta concepción es un parámetro

para retomar como punto de partida para nuevas reformas, y para una nueva forma de

entender la realidad. Se trata de abandonar los viejos modelos que resultan obsoletos

optando por un modelo más inclusivo que promueva la coparticipación de la policía, el

gobierno y la comunidad.

Lucía Dammert también ha tratado el tema de las políticas de seguridad en reiteradas

oportunidades. En uno de sus trabajos (Dammert, 2003) se preocupa por analizar el rol que

adquiere el estado con respecto al tema de la inseguridad, ahondando en la política de

participación ciudadana como respuesta a la prevención del delito, y como propuesta para

establecer una relación más cercana entre la policía y la comunidad. Desde esta perspectiva

no se aleja demasiado de la posturas citadas anteriormente, ya que visualiza el papel que

deben jugar el gobierno municipal, la policía y la comunidad para enfrentar la inseguridad;

al igual que Frühling observa la política de participación comunitaria a la luz del proceso de

descentralización del estado. Sin embargo a diferencia de este, Dammert le otorga más

relevancia a los factores que dieron lugar a implementar dicha política pero a partir de la

desconfianza y las dudas de la ciudadanía hacia la policía, según la autora el hecho de


30
fomentar la participación ciudadana, se ha dado como una respuesta a los abusos de poder y

a la ineficiencia que se le adjudican a la policía en los últimos años.

Otro punto que la acerca a Frühling, es que Dammert penetra en el tema comparando tres

casos particulares en distintas ciudades en donde se implementó un policiamiento comunal,

y por otro lado coinciden en la conclusión: a pesar de los cambios introducidos no se han

producido resultados muy satisfactorios, ya que aún perseveran dentro de la institución

policial aspectos de militarismo y de jerarquías que se corresponden al modelo tradicional

que se pretende abandonar.

Por otro lado es importante destacar la preponderancia que Dammert le otorga a la

participación ciudadana en sus estudios, para la autora es fundamental impulsar desde los

municipios la representatividad y la participación de todos los ciudadanos en este proyecto,

para que se vuelvan protagonistas y para que se logren afianzar las redes sociales. Esto es

sumamente importante para el proyecto en cuestión, ya que se tiene en cuenta los lazos

sociales que se pueden construír o perpetuar a partir de este modelo, permitiendo mejorar la

prevención del delito, amparados en la participación ciudadana. A su vez sostiene, que los

municipios deben tener la capacidad de comprender las realidades de cada comunidad en

particular, y de ajustar esta política a dichas condiciones, entendiendo que en cada ciudad

se convive de distinta manera.

En un trabajo posterior (Dammert, 2005) vuelve a estudiar las reformas policiales en

América Latina, e insiste en que en la mayoría de los casos las reformas en estas fuerzas

públicas se han concretado como respuesta a la ineficiencia, los casos de corrupción, el

abuso de poder y el uso indiscriminado de la violencia, conocidos dentro de la fuerza, es

decir, la autora nuevamente ubica su foco de análisis hacia la institución policial y su

desempeño. Cabe aclarar que en este trabajo Dammert realiza un recorrido por distintas
31
reformas policiales, pero no se aboca directamente hacia la del modelo de policía

comunitaria, pero aún así resulta un aporte importante al tema, ya que presenta los avances

y retrocesos en estos procesos reformadores, las características que han adoptado, las

limitaciones y los aspectos positivos que han arrojado estos modelos. Además un eje para

destacar de este trabajo, es la relación que visualiza entre la implementación de una reforma

de estas características y el rol de la política. La autora sostiene que en muchos casos estas

políticas de seguridad se tornan una cuestión de disputa entre las dirigencias políticas, y

muchas veces el avance y el retroceso en el proceso de implementación de una reforma, se

ve determinada por los acuerdos y desacuerdos de los gobernantes de turno. Este es un

punto importante a tener en cuenta ya que se visualiza la relación entre el ejercicio de la

política y la reforma de la institución policial, que con frecuencia influyen en los objetivos

y en la experiencia de implementación de cada modelo.

De dicho estudio es importante retomar el hecho de promocionar una estrategia de

prevención del delito, con una perspectiva integradora e inclusiva, a través de la cual se

busque mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Esto es sumamente relevante ya que

se tienen en cuenta las condiciones que pueden determinar una conducta delictiva y la

manera de prevenir el delito; y por otro lado es destacable el papel central que se les otorga

a los gobiernos locales en este desafío, concibiéndolo como el motor propulsor para

garantizar la integración social.

Un último trabajo que incluiré en este apartado es el estudio de Quirine Eijkman (Eijkman,

2007), quién se abocó a analizar el proceso de implementación del Programa de Seguridad

Comunitaria, en el caso de Costa Rica. En dicho estudio, Eijkman realiza un recorrido a

través de lo que significó la reforma en la policía costarricense, analizando en que constó,

sobre que fundamentos se basó, y los obstáculos y las limitaciones que encontró el proyecto
32
de reformas. La autora desarrolla puntos de conexión con las posiciones citadas

anteriormente, sin embargo difiere en un punto clave, en el cuál se basa para explicar lo que

motivó estos procesos de cambios en Costa Rica. Según su perspectiva, fue la necesidad de

profesionalizar la policía costarricense, promoviendo una estrategia de promoción de los

derechos humanos para la institución policial, la que dio origen a adoptar una policía de

proximidad o un Programa de Seguridad Comunitaria.

Eijkman encuentra los mismos presupuestos que Dammert encuentra en otro contexto, es

decir ambas están percibiendo esta necesidad imperiosa de reducir el sentimiento de

inseguridad en las que se encuentran sumergidas las comunidades latinoamericanas,

haciendo especial hincapié en la prevención y el control de la delincuencia, y generando un

vínculo más estrecho entre la policía y los ciudadanos.

Se acerca nuevamente a Frühling por el papel preponderante que ambos autores le otorgan

al gobierno para garantizar que estos programas lleguen a buen puerto y generen los

resultados esperados. En el caso de Eijkman es destacable la responsabilidad que le

adjudica al Estado para fomentar la educación policial, el reconocimiento del papel de la

comunidad en los asuntos de la seguridad, y afianzar su lugar frente a la institución policial,

para que de esta manera se garantice el mantenimiento de estos programas a largo plazo.

3- Re-formando la policía, un recorrido por las distintas reformas

En Hispanoamérica la idea de constituír una especie de cuerpo policial surgió de la mano

de los intereses y las inquietudes de las clases altas en el Virreinato del Rio de La Plata. Fue

a raíz de la necesidad de defender los intereses económicos de los habitantes, que se buscó
33
establecer el control, el orden social y la seguridad pública adoptando una especie de

cuerpo policial encargado al respecto, cabe aclarar que en un principio este ordenamiento se

destinó solo al ámbito rural. Más adelante fue la aparición del “enemigo interno”; los

paisanos que fueron señalados como símbolo de desorden y barbarie por las clases

dominantes y comenzaron a ser tildados de “vagos”. Este fenómeno planteó la necesidad de

evitar la incivilización y preservar el buen orden (Galeano, 2008), por lo que se comenzó a

pensar en un cuerpo de policía más estable.

Se abrió paso al ciclo de reformas fundamentales en la policía que, según la perspectiva de

Diego Galeano, se puede dividir en tres procesos, el primero de ellos comenzó a partir de

1880 aproximadamente, en el cuál se realizó una división de la policía, una para la campaña

y otra para la ciudad, y se buscó consolidar un modelo de policía mas centralizado y con un

claro sesgo militarista, que lo ubicaba dentro del estilo francés de policía. El segundo ciclo

de reformas caracterizado por su radicalidad y profundidad, le corresponde al primer

gobierno peronista, donde primó la impronta del jefe de policía Adolfo Marsillach,

perteneciente a la gestión de Mercante, gobernador de la provincia en ese entonces. En este

nuevo intento de reforma se buscaba el reforzamiento de la autoridad jerárquica y la

consolidación del sistema de escalafones; centralización de la cadena de mandos; y

militarización de la formación policial y de las prácticas disciplinarias, para lograr de esta

manera otorgarle más prestigio a la policía; arrasar con su carácter impopular; y sobre todo

ponerle fin a lo que más le preocupaba al gobierno peronista, las connivencias que

encontraba entre las cúpulas policiales y algunos dirigentes o líderes políticos locales

pertenecientes a otros partidos. Esta idea fue desarrollada por Osvaldo Barreneche en uno

de los trabajos en que ha estudiado en profundidad este período de reformas (2007), y

donde sostiene que el ímpetu de consagrar estos cambios tan radicales para la institución
34
policial, se encuentra estrechamente ligado al afán de identificar a la policía con la doctrina

peronista. Según sus palabras, se buscaba enfáticamente la “peronización de la fuerza

policial” (Barreneche, 2007: 232) adaptando las bases y supuestos del régimen, a la

institución azul. En este punto me resulta interesante rescatar una idea del autor a modo de

reflexión, donde sostiene que “Marsillach pudo reformar la policía a partir del cambio

político que lo contuvo” (Barreneche, 2007: 248), mediante la cual indica el impacto de los

procesos políticos para determinar y dirigir los vaivenes, los desafíos y los cambios

estructurales en las instituciones.

Por último me detendré en el último ciclo de reformas de la policía bonaerense, situándome

en el año 1998; con la primera gestión del ministro León Arslanián. Este último período

consta de un conjunto de reformas sumamente importantes, ya que se intentó claramente

reorganizar a la bonaerense, y abandonar un modelo que se pensaba obsoleto y retrógrado,

y a una institución policial plagada de sesgos militaristas y verticalistas, portadora de un

desprestigio social y descreimiento ascendente, lo cual dejaba a esta fuerza, desde la mirada

de los funcionarios políticos del período, en una necesidad de emergencia imperiosa de

cambios.

Es en esta última etapa; en la cual centraré mi análisis y contextuaré esta tesina; donde se

comienza a pensar en la seguridad pública y en la integración de la comunidad al sistema de

seguridad; y en donde la implementación de la Policía Comunal formará parte de este

nuevo espíritu reformador.

Marcelo Saín (Saín, 1998) se ocupa de analizar el desgobierno de la policía por parte del

Estado nacional, y consecuentemente el poder de autonomía y autogestión que la

institución policial había cobrado a raíz de ello en la década de 1990; además de la

incapacidad estatal de controlar el aumento de la seguridad privada; el autor sostiene al


35
respecto que son estos procesos los que determinaron la crisis de la totalidad del sistema de

seguridad. La policía en toda su totalidad de funciones atravesaba una crisis institucional: la

policía de investigaciones, la policía vial, el área de investigaciones de delitos, el sistema de

prevención, etc., se encontraban en un desarreglo y una disfuncionalidad creciente,

convirtiéndose en las bases para el plan de reformas del sistema de seguridad pública y de

la policía bonaerense, que luego se implementó.

En una primera instancia el gobernador Duhalde decretó la intervención inmediata de la

policía por un lapso de 90 días, debido a la situación de descreimiento y falta de legitimidad

en que se encontraba esta fuerza y por los numerosos casos de corrupción y de ilegalismos

perpetrados por efectivos de la bonaerense que se venían dando a conocer en reiteradas

ocasiones5. Ante estos hechos era necesario mejorar la imagen y desvincular de la

institución los malos resabios e introducir cambios drásticos destinados a modificar la

estructura organizativa y los patrones de conducta policiales. Para ello se buscó sustituír un

modelo verticalista por otro horizontal, creándose divisiones dentro de la policía,

intentando fraccionar la estructura policial, distribuyendo funciones y especializando en las

5
Los siguientes casos fueron los más renombrados donde la policía bonaerense ha sido involucrada en
delitos:
-17 de Agosto de 1993, Miguel Bru un estudiante universitario de 23 años, es detenido por averiguación de
antecedentes por efectivos de la Comisaria N° 9 de La Plata, donde luego fue torturado y desaparecido, su
cuerpo aún continúa sin aparecer.
- 18 de Julio de 1994 estalló una bomba es la sede de la Asociación de Mutuales Israelitas Argentinas
(AMIA), causando la muerte de 87 personas. Durante la investigación de este atentado, que todavía sigue su
curso, fueron detenidos más de una docena de agentes de la Policía Bonaerense, acusados de haber
participado en la ejecución del atentado y de graves irregularidades durante la pesquisa judicial.
- Febrero de 1996, dura represión a manos de la policía bonaerense hacia estudiantes y periodistas, en La
Plata.
- 2 de marzo de 1996 Cristian Campos un joven de 16 años fue secuestrado por un patrullero policial en Mar
del Plata, luego llevado a un descampado, torturado, baleado e incinerado.
- 25 de Enero de 1997 José Luis Cabezas un reportero gráfico fue secuestrado, golpeado, esposado , torturado
y conducido a una cava a unos cuantos kilómetros de la localidad de Pinamar. Su cadáver fue hallado en Gral.
Madariaga, dentro de un auto Ford Fiesta incendiado, con las manos esposadas a la espalda y dos tiros en la
cabeza. La mayoría de los implicados en el crimen, pertenecían a una banda integrada por policías
bonaerenses activos y en retiro.

36
distintas áreas, a raíz de ello se conformaron las diferentes subdivisiones: Policía de

Investigaciones, Policía de Seguridad con bases Departamentales, Policía de traslados y

cuidados de detenidos, y la Policía de Seguridad Vial (Marcelo Saín, 1998: 5-6). Cada una

de estas áreas se conformó en interrelación y con un grado de especialización en sus

respectivas funciones, con el propósito de que la división de tareas y la especialización por

divisiones, garantizaran una mayor eficacia en la resolución de tareas y una

descentralización de funciones en áreas más idóneas. Evitando de este modo la

superposición de jerarquías, la sobrecarga de tareas y los roces constantes entre las

diferentes divisiones. Siguiendo con este ímpetu de arrasar y ponerle fin a los actos

delictivos dentro de la fuerza, también se desbarataron las Brigadas de Investigaciones y se

instalaron en su lugar 18 Delegaciones Departamentales de Investigación (DDI), con el fin

de que no se generen ambientes propicios para cometer focos delictivos al interior de la

fuerza, en el afán de conseguir entradas monetarias por canales extralegales. Además se

llevaron adelante las famosas purgas policiales destinadas a separar de la institución a

aquellos efectivos que favorecían la corrupción interna o las asociaciones ilícitas y

perjudicaban a la fuerza, con respecto a su imagen y a su legitimidad. Para ello se pasaron a

retiro a más de 300 comisarios generales y mayores, buscando reestructurar las cúpulas a

través de un descabezamiento de la estructura policial.

Otra de las medidas que se han tomado en esta etapa fue la de instalar nuevos principios de

actuación para la policía, se modificaron pautas de acción que debía seguir el personal

policial en el desempeño de sus funciones, las cuáles debían corresponderse con un estado

de derecho. Y por otro lado se conformó el IPCS (Instituto de Política Criminal y

Seguridad) como una entidad encargada de velar por la reestructuración del sistema de

seguridad y la elaboración de planes y proyectos para las medidas atinentes al tema.


37
Un punto que destaca Saín a la hora de analizar este plan de reformas, es la existencia de

una concepción fuerte de un sistema de seguridad donde se prioriza la participación

ciudadana y la interrelación entre el Estado y la comunidad, en aras de formular políticas

atinentes a mejorar la seguridad pública. Con tal propósito se promulga la “Ley de

Seguridad Pública de la Provincia de Buenos Aires” (12154) donde se establece la creación

de los Foros de Seguridad. A través de ellos se concretaría la participación ciudadana, y

serían los espacios de canalización de la integración comunitaria en el planeamiento de la

seguridad pública.

La Ley 12154 y la Ley 12155 (luego modificada) o “Ley de Organización de las Policías

Bonaerenses”, fueron las medidas que mas impactaron de esta reforma, según Saín ambas

significaron:

…la institucionalización legal de un sistema de seguridad pública que regula en forma


conjunta tanto el sistema policial provincial como la participación comunitaria y la
seguridad privada y la conformación de un sistema policial asentado sobre la base de la
disolución de la Policía Bonaerense y la creación de cuatro cuerpos policiales. (Saín,
1998:32)

A la hora de estudiar los vaivenes de las sanciones de ambas leyes y de la implementación

del proyecto en sí mismo, Saín se detiene a analizar las desavenencias que existieron entre

los distintos bloques partidarios que participaron en los debates en torno a la promulgación

de estas leyes y en el establecimiento de este plan de reformas. En aquel entonces fue el PJ

y la Alianza, quienes debatieron y aportaron sus puntos de vista, sin el claro interés de

llegar a un acuerdo. Esto es un aspecto que destaca Saín, ya que sostiene que la falta de

38
voluntad de las distintas facciones partidarias para arribar a un acuerdo, ha sido una

dificultad para generar lineamientos atinentes a las cuestiones de la seguridad.

Por otro lado el autor prosigue con su análisis e indica que tanto desde la oposición como

desde el oficialismo nunca surgió ni una evaluación, ni un seguimiento de lo que significó

la reforma, así como tampoco se perfiló un proceso evaluativo luego de la implementación

desde ningún sector político.

Esta incapacidad la visualiza claramente Saín, y agrega una concepción que puede

simplificar el panorama de este conjunto de reformas luego de su implementación, el autor

concibe que existe una falta en el ejercicio del mando político que a su vez constituye un

obstáculo para fomentar una reforma integral del sistema de seguridad, un proceso

reformador debe poder generar reformas integrales, reformas en la esencia de lo que se

piensa y de lo que se busca en realidad para constituír un sistema de seguridad loable.

Bien, hasta estas instancias el período que recorrí fue el iniciado a partir de 1998, en el cuál

se perfiló el reordenamiento de las estructuras policiales imperantes. León Arslanián es

quién retomó el proceso de reformas en su segunda gestión, cuando asumió como ministro

en 2004 y sembró las pautas para un nuevo basamento policial y un sistema de seguridad

con otro perfil y con varias rupturas con el anterior.

Al comenzar este nuevo Plan de Reformas Arslanián realizó un análisis de la estructura

policial y del sistema de seguridad hasta ese momento y haciendo un panorama de la

situación, concibió la necesidad de implantar las reformas que luego se montaron, tanto a

nivel policial como al sistema de seguridad en su conjunto. De tal manera lo expresó:

La crisis institucional se hizo patente en la segunda mitad de la década del 90 al

39
quedar en descubierto que buena parte de los males que aquejaban a la agencia
policial respondían a un modelo de organización anacrónico, a la ausencia de
todo tipo de control y evaluación respecto de su funcionamiento y eficacia y a una
ausencia absoluta – cuando no patológica – de articulación social.
Buena parte, sino toda, de la problemática sumariamente descripta respondió a un abandono
total por parte del Estado de su misión esencial de formular políticas en materia de
seguridad y, en general, respecto de todo el sistema penal y de los subsistemas y agencias
que lo integran. (León Arslanián, Ministerio de Seguridad, 2007: 7-8).

Tal fue el diagnóstico que encontró Arslanián a la situación allá por los ´90, situación que

trajo aparejado las reformas posteriores, las cuáles también las visualizó y las ubicó en un

contexto de necesidad y urgencia, tal como se expresa en el siguiente fragmento donde se

lee entre líneas el espíritu que gestó este tipo de reformas, y hacia donde se pensaron

encaminar:

...garantizar la intervención popular en la temática de seguridad, impulsar un proceso


progresivo de descentralización policial, dar un nuevo ordenamiento funcional y establecer
mecanismos claros y efectivos de control del abuso y de la corrupción policial. En materia
de modelo organizacional, la idea fuerza fue romper una estructura pétrea, anquilosada,
centralizada y vertical y reemplazarla por otra abierta, moderna, descentralizada y sometida
a un potente control político gubernamental. (León Arslanián, Ministerio de Seguridad,
2007: 9).

A partir de allí comenzó un ciclo de nuevas reformas en vistas de nuevos desafíos y de

enfocarse en los puntos que las reformas impuestas previamente no habían logrado

imprimir cambios sustanciales. Este proceso comenzó en el año 2004 y aún persiste el

debate con respecto a su fin o a su continuidad en la actualidad. (Galeano, 2008).

El Plan de Reformas se basaría en seis ejes principales:

- Nuevo Paradigma

40
- Control Político de la Agencia Policial

- Cambio del Modelo Policial

- Profesionalización Policial

- Cambio de la cultura institucional

- Participación Comunitaria

Con el primer eje se destacó la impronta de mutar hacia un nuevo paradigma para el

sistema penal, y para una conceptualización del delito desde una perspectiva más amplia.

Se trató de abordar la situación delictiva conectada a la pobreza y a la exclusión social

acentuada en las últimas décadas en el país, y que había permitido la afluencia de nuevos

patrones delictivos, situación que según Arslanián (2007) el Estado no había comprendido

y consecuentemente no había establecido políticas públicas que fueran idóneas para palear

este diagnóstico situacional. Por ello surgió el intento de producir un cambio en el discurso

penal, y en las políticas criminales, poniéndole fin a la idea de acentuar más cárcel, más

pena, y más restricciones, y en su lugar adoptar una política de criminalidad desde la

contención y el tratamiento integrado de la situación de conflictividad social.

Para tal propósito se implementó el Plan de “Seguridad = Ciudadanía e Inclusión”, el

objetivo principal de este programa era constituír una estrategia de abordaje para la

reducción de la conflictividad social, destinado a las villas de emergencia y a los

asentamientos precarios del conurbano bonaerense, buscando mejorar las condiciones de

hábitat, fomentando medidas con vista a mejorar la inclusión, pretendiendo que mas

inclusión determine mejoras en la seguridad.

El segundo eje rondaba en el control político de la agencia policial, ante la inminente falta

de gobierno y de gestión del Estado con respecto a su policía, se volvió inminente una
41
reforma en el diseño de la agencia policial y del marco institucional. A través de la creación

de las divisiones perpetradas en la policía ya citadas, se buscó profundizar en la

especialización y la división de tareas, respetando las jerarquías y el trabajo articulado. Por

otro lado la creación del Ministerio de Seguridad también permitió que se recupere desde el

Estado la conducción política y estratégica de la institución policial, arrasando con el

autogobierno y la independencia funcional que había adquirido la fuerza.

Una tercera clave fue el cambio de modelo policial, siendo este uno de los puntos más

relevantes para esta tesina, ya que se centró en la introducción de un modelo comunitario.

En el Plan de Reformas de Arslanián la idea central era suplantar un modelo de policía

tradicional, basado en el verticalismo y en el mando unificado, hacia otro modelo

horizontal y descentralizado, dicha descentralización se dio a partir de la creación de

jefaturas autónomas y de la adopción de un modelo de Policía Comunal y Policía Distrital,

permitiendo de esta manera brindarle a cada Municipio de la provincia autonomía y poder

sobre sus policías.

Ambas medidas surgieron de la necesidad de descentralizar funciones a los municipios, y

con el ímpetu formal de darle más participación y poder a los gobiernos locales en las

medidas de seguridad. El modelo de policía comunal se volvió palpable a través de la

aprobación de la Ley 13210, donde se sentaron las bases normativas para la

implementación de este proyecto. Se puede encontrar una fundamentación de dicha ley, a

través de las siguientes palabras del ministro Arslanián:

A ello atendió la creación de las Policías Comunales de Seguridad (Ley 13.210), en los
Municipios del interior de la Provincia de Buenos Aires con una población que no exceda
los setenta mil (70.000) habitantes y bajo un régimen adhesivo que, sobre un total de
95municipios susceptibles de incorporarse al mismo, cuenta al presente con 62.

42
Dentro de este régimen, el gobierno de la provincia delegó en los intendentes la
conducción policial, mediante el recurso de poner bajo su dependencia funcional a la
fuerza, a través de un Jefe de Policía – que será electivo a partir del año 2007 – y
garantizó la carrera dentro de aquéllas al personal policial oriundo del lugar, al par que
retuvo la dependencia orgánica con el Ministro de Seguridad.
Si bien dentro de este esquema el Gobierno de la Provincia, a través del Ministerio de
Seguridad, mantiene la dependencia orgánica – ascensos, pago de sueldos,
equipamiento, régimen disciplinario y demás – se prevé, cuando el sistema se afiance,
dotar de autonomía plena a dichos cuerpos y transferirlos, de modo orgánico y estable,
al municipio” (León Arslanián, Ministerio de Seguridad, 2007: 34).

Podemos observar el espíritu de descomprimir un centro y delegar funciones a los

municipios, haciendo especial hincapié en la participación y en la autonomía que a través

de esta reforma los intendentes iban a poder adquirir, con respecto a la gestión de su policía

y a las medidas de seguridad.

Amparados en este espíritu renovador y con la persecución de dichos objetivos, es que se

aprobó en La Furia la adhesión a este proyecto, fueron estas iniciativas políticas y este

contexto normativo lo que permitió a los gobernantes de turno furienses pensar y adoptar

un modelo de estas características para su policía.

Sin embargo este fragmento pone en el tapete la descentralización que se buscó, ya que no

se le otorgó toda la autonomía a los municipios, sino que la dependencia orgánica aún

recaía sobre el Ministerio, entonces se puede pensar en una descentralización a medias, o a

mitad de camino, donde los municipios aún no encuentran una autonomía y una capacidad

de gestión total.

Por otro lado también se experimentó un intento de desconcentración burocrática,

otorgándole a los distritos con más de 70000 habitantes el control funcional de sus policías,

eso implica al igual que en la policía comunal un poder de decisión y mando sobre la

43
policía por parte de los intendentes de los distritos, permitiendo un mayor acercamiento con

los problemas y una mejor eficacia a la hora de actuar. Por otro lado se sancionó la Ley

13202, la cual estableció las bases para la creación de la Policía de Buenos Aires 2, cuerpo

que se creó en vista de mejorar la seguridad en los distritos del primer y el segundo cordón

del conurbano, y a través de la cual se buscó brindar un servicio más ágil y rápido en la

zona más crítica de la provincia con respecto al tema de seguridad.

Otro de los puntos en los que se basaron las reformas en esta nueva etapa es en la

profesionalización policial, ante el diagnostico de una disfuncionalidad y distorsión en la

formación policial se buscó suprimir la división de escalafones entre suboficiales y oficiales

y unificar la formación académica en pos de esta unidad escalafonaria. Por otro lado se

buscó mejorar la formación y ampliar el panorama, se concretaron requisitos educativos

más completos y estrictos para ingresar a la academia, mientras que se conformaron

distintas tecnicaturas en seguridad con el fin de garantizar la amplitud, la diversidad y la

igualdad de conocimiento a todos los aspirantes.

A la descentralización operativa también la acompañó una descentralización académica, ya

que se crearon nuevos institutos de formación alrededor de toda la provincia, siendo un

intento por descomprimir a los únicos dos establecimientos educativos que existían hasta el

momento, aglutinación que imposibilitaba el egreso de una gran cantidad de efectivos al

finalizar el ciclo lectivo. Cabe agregar que la formación estuvo estrictamente ligada a los

nuevos principios en los que se basaba el nuevo sistema de seguridad y a lo que se pensaba

llegar con estas reformas, tal lo expresó el ministro Arslanián:

Los diseños curriculares de formación reflejan los nuevos paradigmas de seguridad pública
y de interacción entre policía y comunidad, es decir avanzan sobre los postulados de la

44
policía de proximidad e integran la perspectiva de la participación comunitaria como
estrategia de prevención. (León Arslanián, Ministerio de Seguridad, 2007)

Claramente observamos este nuevo perfil en la formación, esta idea de reordenamiento y

remodelación de la agencia policial y del sistema de seguridad en su conjunto, adoptando

un perfil donde prime la participación ciudadana y donde se trabaje en pos de ello, tanto

desde la policía, como desde el andamiaje ministerial competentes en el área de seguridad.

Por ello es que desde la formación académica se buscó implantar este nuevo paradigma,

con el propósito de formar efectivos más cercanos a los problemas comunales.

Sabina Frederic y Marcelo Saín en un estudio que han realizado a partir de las reformas de

la policía bonaerense, cuestionan este aspecto formativo señalando que esta reforma tuvo

efectos selectivos que establecían diferencias entre la nueva policía y “la vieja Policía o

residual” (Frederic y Saín, 2008: 226), ya que esta nueva formación y capacitación estaba

destinada a los nuevos aspirantes, mientras que los viejos policías eran sometidos a

rigurosos controles y purgas, generando esto un ambiente de disconformidad que llevaba a

la posibilidad de roces entre los nuevos y los viejos policías.

El otro punto para analizar de este conjunto de reformas, es el cambio en la cultura

institucional, ya que debido a la mirada crítica y desconfianza que portaba la policía se hizo

sumamente necesario producir una reforma, no solo a nivel educacional y de formación

sino que también se debía introducir cambios a la cultura organizacional para que de esta

manera si se garantice una reforma en el perfil policial.

Una problemática que destacó Arslanián es la existencia de dos sistemas paralelos al

interior de la fuerza, por un lado el formal y por el otro un sistema informal, basado en

significaciones y representaciones en los efectivos policiales que no se correspondían con la

formalidad impuesta. En esta situación habían influido la formación y el control interno,


45
por ello desde la reforma se implementó la Auditoría General de Asuntos Internos, como un

verdadero organismo de control anticorrupción dentro de la fuerza, con el propósito de

evitar los desvíos y las malas prácticas que muchas veces había sido acusada la policía

bonaerense. Sin embargo se entendió que la reforma debía darse desde los propios efectivos

y desde su involucramiento activo, para ello se implementó el Programa “Líderes para el

Cambio de la Cultura Institucional”, el cuál representaba un instrumento destinado a

discutir, analizar, criticar y cuestionar la institución policial desde adentro, indagando sobre

distintas pautas de acción ilegales o corruptas. Se buscó que los efectivos se replanteen

acerca de diversas pautas de acción policiales que se convierten en delitos tales como:

gatillo fácil, vejámenes y torturas a los presos, extorsión a comerciantes a cambio de mejor

seguridad, liberación de zonas para la realización de delitos o sobreprotección de ellas,

recaudación ilegal, manejo fraudulento de fondos, violación de secretos sumariales, etc.,

para que luego se plasmaran proyectos en conjunto para subsanar y evitar estas situaciones.

Algo interesante que sostienen Frederic y Saín (2008) al respecto, es que esta insistencia

por parte del Ministerio, en percibir una cultura policial paralela, implicaba que se

acreciente la brecha entre la institución policial y la comunidad, reafirmando la idea de una

separación tajante entre el mundo policial y la sociedad.

El último punto que destacaré es el de la participación ciudadana fomentada a través de este

nuevo Plan de Reformas. En la siguiente cita se expresa la idea que desde el Ministerio se

estaba formulando a la hora de pensar en la participación ciudadana:

La extraordinaria suspicacia, desconfianza y disconformidad social acerca del


funcionamiento de la institución policial constituía uno de los problemas más graves a
enfrentar. Difícilmente hubiese podido resolverse un problema de tal magnitud si, además
de la profundidad de las reformas estructurales encaradas, no se involucraba fuertemente a

46
la comunidad en los procesos de cambio, monitoreo y control del curso de aquéllas y no se
arbitraban los medios para que desde su seno apareciesen alternativas y propuestas que
contribuyesen a la reconstrucción. (León Arslanián, Ministerio de Seguridad, 2007)

Esta idea de participación comunitaria se plasmó en la Ley 12154, que ya había sido

aprobada en 1998, y forma parte de la primera etapa de reformas. A partir de 2004 se

retomó esta norma y fue reutilizada como un basamento primordial para comprender el

nuevo sistema de seguridad esperado. La Ley 12154 establecía como base de la integración

de la comunidad: los Foros, en su carácter de vecinales, municipales y departamentales;

dicho espacio además de garantizar la participación de la comunidad actuaría como una

forma de control externo de la institución policial, ya que en su creación también se

encontraba esta idea de que la comunidad pudiera intervenir activamente en la planificación

de la seguridad y en el seguimiento del accionar policial. A su vez dicha legislación

presuponía un compromiso de la institución policial con el trabajo en conjunto con el

ciudadano, esta pata era fundamental para garantizar el buen funcionamiento de los Foros,

como portavoces de las inquietudes de la población.

Las reformas policiales descriptas hasta acá son las centrales, y las que marcaron cambios

más drásticos con el modelo anterior. Queda claro que se buscó una modernización y una

re-modelización del sistema de seguridad y de la agencia policial, a través de un nuevo

paradigma más participativo e inclusivo, apoyado en la detección de diagnósticos más

amplios de la situación delictual y social, y de la integración ciudadana a los aspectos de

seguridad. Para este propósito además de introducir todas las reformas organizativas,

estructurales y funcionales que ya fueron expuestas, se introdujeron mejoras tecnológicas

que ayudaron a garantizar un servicio mejorado, a través de la implementación de adelantos

tecnológicos y de la incorporación de innovaciones científicas, ejemplos de esto son: la


47
incorporación del laboratorio de ADN, la adopción del sistema de emergencia 911, la

implementación de nuevos software, de una base de datos unificada a toda la agencia

policial, de un registro de personas desaparecidas, del sistema de AVL, del sistema de

identificación de huellas digitales, y la construcción de un mapa del delito geográfico.

Todos ellos han sido cambios que fueron introducidos con la idea de acompañar a las

reformas estructurales y organizativas, garantizando de esta manera brindar desde el Estado

un sistema de seguridad mucho más eficaz y eficiente.

Marcelo Saín en el “Leviatán Azul” (2008), analiza el proceso de reformas en la red

bonaerense, cuestionando en algún punto las implicancias que adquirieron este tipo de

reformas. Para ello distingue tres perspectivas desde donde se piensa una reforma en la

policía, por un lado destaca una visión organizacional donde se busca rediseñar y cambiar

organizacionalmente aspectos formales de la institución. En dos aspectos básicos el

educacional; redefiniendo las bases curriculares y los sistemas pedagógicos de los centros

de formación, con el propósito de construír una nueva profesión policial y una nueva

cultura organizacional; el otro aspecto sería adoptar una postura descentralista, donde se

busca descentralizar y desconcentrar desde un centro macrocefálico y verticalista, hacia el

traspaso de la autonomía de los gobiernos locales en lo que respecta a recursos humanos y

materiales. Consolidar un modelo de Policía Comunal se contextuaría en una posición

descentralista, ya que se trata de infundir cambios en la organización territorial y espacial.

Otra perspectiva que destaca Saín es la visión normativista, según la cuál la reforma solo se

centraría en la reformulación de las leyes y normativas que reglamentan la seguridad

pública, sin perpetrar cambios más esenciales o profundos en la institución. Finalmente el

autor destaca una tercera posición con respecto a las reformas, una reforma funcional, a

través de la cual se piensa en una reestructuración en las prácticas y los procesos


48
institucionales, pretendiendo redefinir las tareas, las funciones y los procedimientos de la

policía en su labor cotidiana.

El Plan de Reformas adoptado a partir de 2004, si seguimos el análisis de Saín, ronda

dentro de los tres arquetipos redefinidos anteriormente, sin embargo sostiene el autor que

un plan de reformas orientado a mejorar el sistema de seguridad y modernizar la agencia

policial debe ir más allá de reformar las cuestiones normativas, funcionales, y

organizacionales, sino que es necesario adoptar una reforma integral policial, donde se

implementen un conjunto de estrategias integrales, que tengan en cuenta la seguridad

privada, la prevención social y la labor policial, como los aspectos a remodelar en forma

conjunta. Por esta razón es imprescindible la presencia de un liderazgo político

comprometido con dicha reforma y una capacidad de gestión política eficaz a la hora de

encarar un plan de este tipo. Sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de introducir estos

cambios en una institución rígida y cerrada, y con la existencia de cúpulas reacias a los

cambios integrales. Por ello agrega Saín que es netamente necesario un proceso de

despolicialización en la seguridad pública y el desarrollo de una capacidad de gestión

desde el gobierno y desde el ámbito político, quitándoles la independencia de acción a los

funcionarios policiales.

A pesar que el Ministerio buscó darle otro perfil al nuevo Plan de Reformas, ya que se

pensó en uno mucho más inclusivo, participativo y con un diagnóstico más amplio de la

situación social, Saín sostiene que Argentina “carece de una evaluación integral del

conjunto de problemáticas situacionales e institucionales de la seguridad pública”

(Marcelo Saín, 2008: 226), lo cual impide un diseño de reformas integrales y una

modernización institucional de un sistema de seguridad idóneo y competente. Ante este

anacronismo Saín supone la conformación de una nueva policía, totalmente contrapuesta al


49
modelo de profesión policial tradicional, el cuál obstruye cualquier tipo de reforma

institucional. Se trata de modernizar la policía haciendo especial hincapié en cinco ejes

fundamentales:

- la desmilitarización de la institución policial: arrasando con la rigidez, el

centralismo y el verticalismo que acerca a la institución policial con los cuadros

militarizados.

- la despolitización de la institución policial: terminando con la manipulación política

y la influencia extrainstitucional de los intereses políticos hacia la fuerza policial

- problemática delictiva como eje central: evitando de esta manera que la policía sea

utilizada para tareas de asistencialismo social o apoyo de otras áreas estatales que

no tienen que ver con la seguridad pública

- profesionalizar la institución policial a través de la especialización de funciones

- descentralización espacial de la institución policial: conformando instancias y

unidades espacialmente distribuídas y descentralizadas con el fin de alcanzar

mayores niveles de eficiencia y eficacia en las labores correspondientes.

Todos estos puntos, según el autor, no se dan en la institución policial Argentina, así como

tampoco cree que se han tenido en cuenta a la hora de idear el Nuevo Plan de Reformas,

Saín sostiene que es inminente modernizar la policía y constituír una nueva policía con

nuevos basamentos doctrinales, organizacionales y funcionales, estableciendo un régimen

profesional policial, modernizando la educación, fomentando la capacitación a lo largo de

la carrera del policía e instituyendo nuevos mecanismos de control internos.

Amparado en estos puntos; a los que según Saín hay que destinar una reforma integral en el

sistema de seguridad y de la agencia policial; realiza un diagnóstico de la situación de la

policía argentina, y se anima a sostener que las instituciones policiales hoy por hoy se
50
encuentran en una “indigencia institucional” (Saín, 2008: 297), ya que explica que

experimentan una falta de recursos humanos y materiales, sobre todo en lo atinente a la

formación, a la capacitación y a los salarios de los efectivos. Por otro lado la tecnología es

escasa y atrasada y se percibe una falta de recursos presupuestarios, que determina que se

produzcan actividades ilícitas e irregulares, que permiten que ante la escasez de recursos

monetarios los policías se sostengan a través de este sobresueldo que dejan como saldo,

esta actividades extrainstitucionales, Saín lo denomina “sistema recaudatorio

subterráneo", a través del cual muchos funcionarios políticos o jefes superiores de policía

terminan enriqueciéndose y acrecentando sus bolsillos.

Saín sostiene que muchos sectores políticos o del gobierno, han comprendido erróneamente

el proceso de reformas, como un proceso agotado en las purgas y en las modificaciones

normativas, amparados en la concepción de que la asignación de recursos monetarios para

una modernización del sistema de seguridad implica gastos. Ante este diagnóstico Saín

concibe que una “buena policía insume un índice sostenido de inversión pública” (Saín,

2008: 299), y no hay posibilidad de una modernización y una reconversión institucional

integral sin pensar en un proceso de inversión sostenida y bien apuntada, pero claro, tal

como lo describe el autor esto depende de las decisiones políticas.

Un proceso de reformas integrales pasa a formar parte de las cuestiones políticas con un

liderazgo firme que pueda llevar a un proceso decisorio apto y viable a largo plazo, al

menos en las cuestiones de seguridad.

51
Capítulo II
Un acercamiento al análisis de la Reforma en una comunidad del interior de la
Provincia de Buenos Aires

Transcurría el año 2004 y desde el gobierno provincial se proyectaban los lineamientos

para introducir una nueva reforma en la fuerza policial. Amparados en la Ley 13210 se

conformaba en los distritos del interior de la Provincia de Buenos Aires, que no excedieran

los 70000 habitantes, el régimen de Policía Comunal y se abandonaba el modelo de la

Policía dependiente de la Provincia de Buenos Aires. Es decir, a partir de estas instancias la

policía de la ciudad pasaba a depender directamente de los municipios y del Intendente,

desligándose en cuestiones operativas de la dependencia del Ministerio de la Provincia;

porque vale aclarar que persistía la dependencia orgánica, institucional, presupuestaria y

normativa de la policía con respecto al nivel provincial. A partir de esas instancias los

municipios adheridos solo recibieron el control de las operaciones de sus policías, y todo lo

atinente a las cuestiones más inmediatas de las funciones policiales.

Dicha norma tenía su antecedente en la Ley 12154, que databa de 1998, en la cual se

esbozaban las bases y principios para el sistema de seguridad pública y en donde constan

los presupuestos que el legislativo aprobó para el accionar de la policía y la participación

ciudadana.

Hugo Frühling (2003) da cuenta de los cambios que comenzaron a forjarse en los países

latinoamericanos a partir de la década de los ’80 y los ’90, sostiene que emergieron nuevas

realidades que los gobiernos debán enfrentar de alguna manera. Por un lado la vuelta de la

democracia en muchos países latinoamericanos (entre ellos Argentina) luego de vivir por

muchos años bajo regímenes militares, implicó que se adoptaran nuevas prácticas en pos de

52
la defensa y el velar por los derechos y garantías de las personas, se trataba de convivir de

acuerdo a los preceptos democráticos. Por otro lado, se percibieron nuevas realidades con

respecto a la seguridad, se presentó un acrecentamiento en las prácticas delictivas y una

necesidad desde el estado de hacerle frente de alguna manera. El estado también

experimentó un achicamiento global con respecto a su tamaño público, descentralizando

funciones hacia los gobiernos locales o regionales y privatizando empresas estatales, lo cual

implicó una delegación de atribuciones y de obligaciones hacia otros niveles

gubernamentales.

Entiendo que las instituciones de control no estuvieron exentas a estos cambios, y es por

estas cuestiones que desde los gobiernos latinoamericanos se comenzó a pensar en generar

cambios en sus policías y en la planificación de la seguridad, gestando nuevas políticas

públicas que permitan un acercamiento más estrecho entre la comunidad y los cuerpos

policiales. También tomó relevancia la idea de la participación ciudadana en la seguridad,

promover un rol activo de las personas para que pudieran expresar sus demandas, sus

quejas y sus proyectos para construír entre todos un sistema de seguridad más participativo

y abierto. Por ello pensar en un modelo de Policía Comunal, es una política pública que los

gobiernos latinoamericanos implementaron como respuesta a las nuevas realidades y a los

nuevos desafíos que se presentaron en las sociedades latinoamericanas. Ejemplos de

modelos de policiamiento comunitario Frühling los encuentra en las ciudades de Sao Paulo,

Villa Nueva, Bogotá y Belo Horizonte, casos que a pesar de presentarse como lo más

semejante a una de policía comunal, no dejan de ser heterogéneos en sus orígenes, su

organización, su perfilamiento y sus resultados.

Lucía Dammert (2005) también percibe esta necesidad de reformas en las policías

latinoamericanas con el fin de modernizar las estructuras arcaicas y militarizadas que


53
portaban estos cuerpos. Sostiene que se debía reorganizar la policía, a partir de mejorar el

reclutamiento y la formación y del “purgamiento” al interior de la institución policial.

Permitiendo de esta manera separar de la fuerza a aquellos que habrían incurrido en faltas y

agravios, determinando un mal desempeño en sus funciones y la constitución de una

imagen bastante vapuleada del sujeto policial por parte de la ciudadanía.

No solo Dammert percibe que la institución requería de un cambio significativo en sus

lineamientos y en su organización. Muchos son los estudios académicos que se han

realizado acerca del accionar de la policía bonaerense en las últimas décadas, por ejemplo

en sus trabajos Sofía Tiscornia (1997) y el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales)

(1998) se han abocado a cuestionar el desempeño de la policía de la provincia de Buenos

Aires, analizando los distintos casos en los que la fuerza policial ha incursionado en los

abusos de su poder, protagonizando actos de violencia e ilegalismos. En sus trabajos se

ilustra esta situación a través de la presentación de hechos recopilados de numerosos casos

denunciados por las víctimas o por sus familiares, del abuso de poder en que ha recaído la

institución policial. Incluso en un trabajo posterior Tiscornia (2007) realiza un relevamiento

de numerosas causas y denuncias hacia la policía, las cuáles algunas han tomado público

conocimiento a través de los medios de comunicación; como el caso de José Luis Cabezas.

Por estos estudios infiero que la policía bonaerense ha sido uno de los sujetos sociales más

demandados y acusados, por actos de ilegalismos e irregularidades recurrentes en servicio.

Además, no se debe pasar por alto el pasado tan estrecho que unió a la policía con la última

dictadura militar, ya que con el avance de la democracia se dio a conocer la complicidad o

la participación encubierta y directa de la policía con el terrorismo de estado desatado por

la Junta Militar. Casos tan renombrados y conocidos a posteriori, como el de Alberto

Camps y Miguel Etchecolatz, dieron cuenta de la funcionalidad y la complicidad que la


54
institución policial otorgó al terrorismo de estado, facilitando mecanismos de detención,

reprimiendo, persiguiendo, elaborando informes secretos, encubriendo secuestros y

desapariciones y avalando torturas, vejámenes y delitos impartidos desde el estado.

Numerosas causas más que la CONADEP investigó adentrada la democracia dejaron

expuestas la relación estrecha entre las cúpulas militares y la policía, como un actor útil y

necesario para desatar la violencia y el terror del régimen, imprimiendo en la sociedad civil

un rechazo acentuado a la institución policial. Este es el derrotero que desembocó en la

enunciación, desde el ámbito político, de la necesidad de reformar la estructura

organizacional de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.

Retomando a Frühling y Dammert la policía comunal vendría a otorgarle un rol

protagónico a los gobiernos locales en la planificación de las medidas de prevención del

delito, haciendo especial hincapié en el impulso de incluir a la ciudadanía en la prevención

del delito local. En unos de sus trabajos Dammert (2003) sostiene que adoptando la Policía

Comunal, el estado delega a los gobiernos locales el cumplimiento en promover políticas de

participación ciudadana, promoviendo el mejoramiento del vínculo entre la policía y el

ciudadano. Es con la intención de promover este acercamiento y con la finalidad de generar

políticas de prevención del delito, que los municipios cobran un rol activo y primordial con

la implementación de la Policía Comunal.

A grandes rasgos estos lineamientos teóricos, pretendieron ser un acercamiento a lo que se

En el siguiente apartado me limito a confeccionar un recorrido de la adhesión al convenio

de dicha reforma del Municipio de La Furia, atendiendo a las discusiones y debates que

suscitó en un principio, para luego describir el recorrido posterior y sus consecuencias

desde la percepción de los distintos actores de la comunidad.

55
1- Cuestiones políticas. Hacia la reforma

La Furia, es uno de los distritos que conforman la vasta Provincia de Buenos Aires, se

encuentra en el centro de la provincia y cuenta con 15000 habitantes aproximadamente 6.Es

uno de los municipios que posee la Policía Comunal trabajando desde noviembre de 2004,

cuando se formalizó la adhesión de dicho distrito al convenio. Al momento de presentarse

esta reforma policial, se encontraba gobernando el Frente Para la Victoria, y el Intendente

en aquel entonces fue uno de los primeros intendentes que adhirió al proyecto y firmó el

convenio. La aprobación suscitó amplios debates entre los distintos bloques partidarios que

se encontraban en la cuidad, dichas discusiones tuvieron su espacio formal, en el Honorable

Concejo Deliberante de la comuna, las cuáles pude conocer mediante el acta de la sesión

correspondiente a la ordenanza donde se aprobó el convenio. Los debates se dieron sobre

todo entre los dos bloques partidarios más importantes, el FPV y el PJ por un lado y la

UCR por el otro7. Ambas posiciones buscaron imponerse, determinando una disputa

partidaria. Por un lado desde el Frente Para la Victoria, había una necesidad imperiosa de

justificar el proyecto, con argumentos sectoriales ya que no analizaba el proyecto de fondo,

ni se detenían a observarlo con mejor detalle, es decir la aprobación se encontraba muy

sesgada por el partidismo sectorial; se debía adherir al proyecto que se les presentaba desde

el nivel superior, alegando que dicho proyecto era un desafío, un proceso innovador que

conduciría a darle una clara solución al flagelo de la inseguridad. Sin embargo esta postura

encontró resistencia en el bloque opositor, conformado por la UCR, dicho bloque presentó

su descargo y sus críticas al proyecto, alegando una necesidad de estudiar más a fondo el

6
Según la información arrojada en el último censo nacional del año 2010, realizado por el INDEC.
7
En aquél entonces el peronismo se encontraba dividido, de manera tal que el legislativo local, se conformaba
por tres bloques, la Unión Cívica Radical, el Partido Justicialista y el Frente para la Victoria (oficialismo).

56
proyecto en cuestión. La oposición no llegaba a comprender la relación y las funciones que

el Municipio y el Ministerio deberían adoptar a partir de la firma de dicho convenio. Percibí

que el bloque radical concebía los límites difusos e indefinidos, entre las atribuciones de

ambos niveles de gobierno, con respecto a la gestión del personal, lo logístico, lo

administrativo y lo material. El número de efectivos que cada municipio contaría era una de

las incoherencias que el radicalismo encontró en este proyecto, pensando siempre en la

realidad furiense, en la que el grado de criminalidad era cercano a cero y el número de

habitantes era mucho más bajo que el especificado en la ley. Por otro lado los concejales

por dicho partido, argumentaron que la superposición de jerarquías entre el nivel provincial

y el municipal era otro punto que no quedaba claro en la ley. Estos son los puntos más

relevantes que llevaron al bloque radical a votar por la negativa para la reforma policial,

asumiendo que dicho proyecto era una forma de desentendimiento por parte de la provincia

del flagelo de la inseguridad. Para estos concejales, esta medida no era más que una forma

de delegar en los intendentes funciones y obligaciones que debía tener el gobierno

provincial, como el velar por la seguridad ciudadana. Indudablemente a través de los

debates que se dieron a partir de este proyecto salieron a la luz las relaciones –de amistad o

enfrentamiento- que los municipios tenían con el nivel provincial.

Por un lado la UCR se percataba del proceso de descentralización que la provincia estaba

llevando a cabo gradualmente, esto conducía a una delegación de funciones y de

responsabilidades hacia los gobiernos locales, que no dejaba de ser una evasión de

problemas y un dejar hacer, sin impartirle apoyo alguno a los gobiernos municipales, o sin

ir más lejos a establecer normas ambiguas tal como ocurre con la presentación de esta

nueva ley. Por su parte, la postura del FPV y el PJ, no estaba tan alejada del bloque

opositor, ya que también los concejales por ambos partidos, tenían en cuenta los procesos
57
de descentralización gubernamental, incluso tomaban como ejemplo comparativo la

descentralización tributaria. Sin embargo, al pensar en la policía, el PJ creía que era muy

favorable esta reforma, porque le daba un protagonismo a los intendentes que nunca

tuvieron antes, y a su vez les otorgaba poder para dirigir y controlar a la policía, agregando

también que era una oportunidad para que los ciudadanos participen activamente en la

seguridad pública y en el control policial.

Queda claro que esta posición retomó para la discusión otros puntos del proyecto diferentes

a los de la UCR, con el afán de adjudicárselo como partido propulsor de la medida y avalar

este tipo de políticas, garantizando la integridad de esta norma. Finalmente los debates del

legislativo local llevaron a que el 12 de noviembre de 2004 se sancione la ordenanza en

donde el Municipio de La Furia adhirió formalmente a todos los términos de la Ley 13210

y adoptó el modelo de Policía Comunal para su fuerza pública.

2 - La puesta en marcha de la Reforma

Más allá de las controversias y los debates que suscitó, el proyecto de la reforma policial

fue ejecutado y puesto en marcha por el intendente Pedro Pérez perteneciente al Frente Para

la Victoria, con todas las expectativas puestas en el cambio. La gestión de aquel entonces

adhirió al proyecto con toda la confianza y la credibilidad en las modificaciones que la ley

planteaba, argumentando que esta propuesta presentaba una innovación en la manera de

abordar las medidas de seguridad y en la relación que se entablan entre la policía, la

comunidad y el gobierno de turno.

Desde una posición prematura de los funcionarios que promovieron esta medida, el

proyecto no presentaba incoherencias ni puntos pocos claros, por el contrario, lo


58
presentaron como una ley sólida y asentada en bases fundadas que permitían el control

cercano y constante de la policía, y en presupuestos lógicos que ayudarían a paliar el

problema de la inseguridad, y por sobre todo el problema de la policía, haciendo referencia

en este punto a los “desvíos” en que suele caer la fuerza policial. Sin embargo, más

adelante los mismos sujetos destacarán puntos difusos y contradicciones en que ha

incurrido la norma.

Retomando la voz del ex intendente, en una entrevista que le realicé junto a Benítez, su

secretaria de gobierno en sus gestiones e intendenta interina en dos oportunidades 8:

...los últimos años una tarea muy importante de todos los gobiernos ha sido controlar los
desvíos de la fuerza de seguridad, la gente lo reclama, hay mucha tela para cortar en esto
pero bueno, esa es otra de las razones, amén de apuntar a la seguridad específicamente, pero
que no haya desvíos en la fuerza de seguridad... (Pedro Pérez, ex intendente municipal de
La Furia en varios períodos, 1995- 1999; 2003-2011)

A partir de dichas palabras vislumbramos dos de las problemáticas que el funcionario

observó en la sociedad furiense que lo llevaron a justificar y avalar la decisión de apoyar

este proyecto. Por un lado, reconoce la necesidad de la comunidad de encontrar respuestas

al accionar de la policía que distaba de ser correcto, Pérez presupone que con una reforma

de este tipo, la policía podría estar más controlada. Y, al mismo tiempo, destaca que para

que se produzca el acercamiento de la policía con la comunidad es primordial evitar y

actuar sobre estos desvíos que suele ejercer la fuerza policial. A pesar de este argumento, el

ex intendente aclara que no han sido muchos los casos en los que han tenido que intervenir

8
Cabe aclarar que este funcionario fue quién firmó el convenio y puso en marcha la reforma, y que además de
haber resultado electo en tres oportunidades para el cargo de intendente municipal, se desempeñó como
senador en el período que comprende 2001-2003.

59
o llamarle la atención a algún efectivo policial, agregando que siempre han contado con

efectivos “muy buenos” y “muy honestos”.

Pero sin embargo, el hecho de que se le otorgue al intendente la atribución de controlar a la

policía, es algo que Pérez destaca como los puntos más radicales con respecto a etapas

anteriores, ya que es sumamente importante para un intendente tener la capacidad de

manejar a “su” policía, porque le concede una cercanía más concreta con los hechos, la

información, y los procedimientos que se están llevando a cabo en su distrito. Es una forma

de participar activamente en las medidas de seguridad, y en el trabajo y el desempeño de la

policía. Anclado a esta idea, Pérez demuestra haber estado preocupado y comprometido en

sus funciones como Jefe de la Policía Comunal, esto es, según el entrevistado la reforma

permitió que los intendentes fueran los jefes de estas dependencias pero solo en cuestiones

operativas, y a raíz de asumir el control policial debía trabajar incansablemente codo a codo

con la policía en la prevención. Para el ex intendente, nada fue más importante que la

“prevención” diaria, tanto desde la policía, como desde el Municipio, era sumamente

necesario que a partir de la coparticipación se tenga como eje primordial la prevención.

El control sobre la policía es algo que Pérez enfatiza en varios tramos de su discurso como

uno de los cambios más drásticos con respecto al modelo de policía anterior, y en este

punto se percibe la idea de la descentralización estatal relatada por Frühling en su estudio

(2003). Sin embargo en La Furia este fenómeno provoca dos consecuencias contradictorias:

por un lado se tiene el control operativo de la policía, por otro lado algo interesante que

encontramos en el relato de Pérez es la idea de que la atribución de ejercer el control de la

policía tiene su reverso, cuando se piensa en responsabilidades, esto es, así como en algún

momento se le confiere la potestad para intervenir y para dirigir, también tiene la

60
responsabilidad de responder por el accionar policial cuando esto sea necesario, tanto en las

buenas como en las malas. Pérez lo expresa de la siguiente manera:

...porque de alguna manera puedas o no el responsable sos vos, esa es una, como te digo,
condición que para, porque políticamente para el intendente local no es buena, cualquier
cosa que ocurra, si vos sos jefe de la “policía comunal” sos vos el responsable, puedas o no
puedas controlar, puedas o no detectarlo, prevenirlo, políticamente es malo porque? Porque
vos después tenés que ir a revalidar el título político a las urnas, entonces eso, nosotros lo
tomamos como una responsabilidad como una obligación más, pero políticamente no es, no
es agradable como decirte. (Pérez, ex intendente)

Según Pérez, más allá de ser beneficioso poder acceder al control policial de la cuidad que

se gobierna, puede volverse en contra, a la hora de hacer frente a las demandas de la

comunidad y a la hora de responder por el accionar policial. Concibo que este es un aspecto

de la descentralización en la que sale victorioso el Ministerio, ya que al mismo tiempo que

delega funciones, también se desvincula de problemas. Ejemplos de esto fueron las marchas

exigiendo justicia que se produjeron luego de un crimen cometido en la ciudad de La Furia,

en las cuáles una multitud reclamaba y demandaba frente a la Municipalidad por la mala

conducta de la policía y acusaban al intendente Pérez como el único responsable de que la

policía no haya actuado correctamente y de haber amparado al presunto asesino.

A pesar de lo anterior, ambos funcionarios están totalmente de acuerdo en defender al

modelo de Policía Comunal frente al anterior, y se jactan de haber trabajado

mancomunadamente con la policía local. Afirman que han contado con muy buenos

agentes, que han realizado un trabajo excepcional en el esclarecimiento de algunos delitos y

en la labor cotidiana. Por otro lado, aseguran haber mantenido un contacto diario con la

fuerza y que estaban totalmente al tanto de todo lo relacionado a los procedimientos que

61
realizaba la policía. En varias oportunidades se mostraron muy satisfechos con el trabajo de

los dos destacamentos rurales, fruto también de esta reforma9.

A pesar de estar conformes prácticamente con todo, Pérez y Benítez encuentran algunos

puntos débiles en la implementación del proyecto en La Furia. En primer lugar destacan la

falta de efectivos destinados para la cuidad, están de acuerdo en que son muy pocos

efectivos y que la labor se torna difícil con tan pocos policías. En busca de una explicación

para ello, analizan la razón por la cual no se presentan postulantes para policías, y de los

pocos que se han anotado son en su mayoría mujeres, mientras que según sus palabras, lo

que más se necesita es personal masculino. Este no es un dato menor, ya que si realizamos

una visita a la comisaría observamos que hay un número importante de mujeres policías.

Pérez cree que esto sucede porque la cuidad cuenta con ofertas de trabajo en empresas en

las cuáles se recluta hombres y en las que el sueldo es mucho mayor que el que ofrece la

policía. Por otro lado el funcionario sostiene que el hecho de que los agentes se

desempeñen en el mismo lugar de pertenencia, tal como lo expone la Ley 13210, no resulta

motivador, es decir, en ciudades pequeñas como La Furia, donde todos se conocen con

todos y se tiene un trato más cotidiano y afectuoso, corre con desventaja el policía, ya que

no va a poder cumplir sus funciones correctamente porque siempre se va a encontrar

presionado o inhibido por los lazos de vecindad. Según Pérez en ciudades tan pequeñas y

con lazos comunales tan arraigados el ser policía no da prestigio; ya que la policía está muy

señalada y acusada injustamente: muchas veces; aclara el entrevistado; es lo que determina

9
Cabe aclarar que La Furia cuenta con una comisaría y dos destacamentos rurales, el de Las Tunas, ubicado
en un punto neurálgico de la zona rural y el de Carlos Beguerie, ubicado en una localidad más pequeña
dependiente del partido de La furia . También cuenta con una planta de personal de alrededor de 48 efectivos
de policía, de los cuáles cuatro están afectados a las patrullas rurales, corresponden dos por móvil.

62
que haya una falta de interés o un rechazo a convertirse en policías, por la exposición

vivida frente a otros ciudadanos, vecinos, almaceneros.

Finalmente algo que destacaron ambos funcionarios, es que no todos los municipios tienen

las mismas características ni las mismas vivencias, y que las comunicaciones con el

Ministerio muchas veces pueden ser lentas y disfuncionales, pero más allá de eso no se

cuestionan hasta donde llega esta descentralización y qué criterios se tienen en cuenta.

Ejemplo de ello sería pensar que la descentralización no se da en todos los aspectos, la

policía en muchas dimensiones siguió perteneciendo a la Provincia, sin ir más lejos los

fondos para los sueldos de los efectivos provienen de las arcas provinciales. Entonces, la

descentralización es conveniente para algunos aspectos, pero es desfavorable para otros, el

interrogante sería, ¿conviene al municipio de La Furia esta descentralización?

Y si de descentralización se trata podemos retomar a Marcelo Saín (2008), quién en sus

trabajos expone muy bien el proceso de descentralización que se buscó introducir en la

policía, aduciendo que descentralizar significó descomprimir y desconcentrar

espacialmente y funcionalmente la institución, pasando desde el traspaso de personal y de

unidades, hasta el mando de los gobiernos locales, pero sin pensar en replantear una

reconversión en las prácticas y las doctrinas que identifican a la fuerza azul. Esta postura

puede ser un mero reflejo de lo que significó la reforma de la policía comunal, un cambio

que ahondó en lo organizacional y la estructura de la policía pero sin cuestionar las bases

doctrinales y simbólicas que porta esta institución.

3- ¿Hacia dónde va la reforma?

63
Si bien el Municipio de La Furia adhirió casi instantáneamente al convenio de la Reforma

de la Policía Comunal indagaremos acerca de que se buscaba con esa reforma desde la

dirigencia política. El objetivo principal era impartir cambios en el manejo de la policía, y a

su vez idear un plan de seguridad para combatir el delito, ¿pero de qué realidad delictual

estamos hablando cuando se piensa en La Furia? Estadísticamente la tasa de delitos en la

cuidad es cercana a cero. Formalmente, el municipio no establece un número exacto porque

encuentra imposible un cálculo certero debido a la baja concurrencia de delitos al mes.

Esto no implica que sea imposible que en La Furia ocurran delitos, existen casos aislados

de robos, hurtos y “cuentos del tío” a jubilados o ancianos (donde le sustraen pertenencias

por medio de mentiras y artimañas). Por otro lado, se han producido delitos rurales, como

robos de ganados, casos de tenencia y venta de drogas y ocasionalmente casos de

asesinatos. Amén de ello observamos que debido a la aislada o esporádica irrupción de

delitos en todas sus formas, cada evento vinculado al crimen es recibido en la comunidad

con una fuerte conmoción.

Este aspecto es sumamente importante para comprender los vaivenes de la reforma, ¿qué es

lo que se quiere reformar?, ¿qué objetivo se persigue? En el caso de La Furia el objetivo

principal es la prevención y la represión del delito, lo cual no es menor ya que tal como

indica Dammert en su trabajo (2007), es más factible preocuparse que ocuparse, es decir,

prevenir antes de que ocurran los hechos y contrarrestar de alguna forma este sentimiento

de inseguridad.

Pérez, ex intendente, expresa la sensación de inseguridad que percibe en su ciudad de la

siguiente manera:

64
Siempre la seguridad cuando hay algún hecho ya cree que no es seguro, la
sensación es esa, cuando nosotros íbamos a plantear algún problema nuestro de La
Furia, que había una serie de problemas que para La Furia son importantísimos, la
gente nos miraba, tenían las carpetas ahí y decían: "Pero intendente usted, en su
distrito no hay delito", después te venís con los pelos de punta viste, esto fue casi
siempre así, y va a ser hoy también, va a haber un robo como el otro día, unos, un
cuento del tío y la gente se va a sentir muy mal, insegura, y el tipo de allá se te ríe
viste ; ...si lo vas a comparar con las ciudades del Gran Bs. As no tiene nada que
ver, pero no es referencia, lo que yo siempre digo, no es referencia el Gran Bs. As,
no me lleven al infierno para compararme. (Pérez, ex intendente)

Es interesante encontrar en Pérez una vinculación con el análisis del sociólogo Gabriel

Kessler (2006). Kessler sostiene que el sentimiento de inseguridad se encuentra

estrechamente ligado con la incertidumbre individual de convertirse en una víctima

potencial de un delito, ya sea por la cercanía territorial de las “zonas peligrosas”, por el

género o la edad de las personas, que quizás puedan convertirse en un posible atenuante a

la hora de sufrir un delito, o por el constante atosigamiento de noticias policiales que nos

muestran los medios de comunicación día a día, ya que el gran avasallamiento que se sufre

por parte del periodismo y el hecho de estar mostrando noticias de los delitos perpetrados

reiteradas veces, hace que se pueda generar en muchas personas la sensación de vivir en

una amenaza constante a transformarse en un posible blanco de la delincuencia. Se presume

que son muchos los factores que influyen a la hora de sentirse inseguros, pero

principalmente Kessler sostiene que hay que tener en cuenta la socialización que cada

individuo realiza a partir de la situación delictual. Si tomamos como ejemplo a los jóvenes,

estos experimentan un sentimiento de inseguridad menor que quizás manifiestan otras

franjas etéreas, aunque paradójicamente ellos mismos sean las principales víctimas de los

delitos cometidos. Esta situación encuentra su explicación en que los jóvenes perciben estos

65
hechos de inseguridad como parte del contexto en el que les ha tocado vivenciar, como

constitutivos de la coyutura en la que han crecido. Más que un temor hacia situaciones

explícitas y concretas del delito, se construyen emociones y sentimientos en las personas

alrededor de una posible situación delictual, determinando de esta manera, que se genere un

sentimiento compartido de inseguridad, sin que exista una correlación directa entre la

comisión de delitos y el sentimiento de vivir inseguro.

Percibimos cierta claridad de este tema en el discurso del ex intendente, sobre todo cuando

comenta la tendencia del Ministerio a subsumir todos los mundos a un único universo, y de

esa manera englobar en una ley única realidades que muchas veces no se pueden congeniar.

Sin embargo a la hora de pensar en una descentralización dentro de su Municipio, se

muestra reacio también a realizarla. Uno de los presupuestos de la reforma era poder llegar

a crear en cada distrito un grupo, gabinete, o dirección, compuesta por funcionarios que

fueran idóneos para planificar, gestionar y ejecutar un plan de seguridad, o las medidas

necesarias que permitan que la ciudadanía se sienta más segura. A pesar de ello Pérez, no

está de acuerdo con este punto, y no se somete a una descentralización local, aduciendo que

en distritos chicos no hay fondos ni gente especializada que pueda ocuparse de estos temas.

Además agrega, que no se justifica la creación de una Dirección de Seguridad en La Furia,

debido que el índice de delito en casi cero; con esta justificación concentra esta

responsabilidad en sus manos, y no delega funciones. Esta concepción difiere de lo que

propone Lucía Dammert (2007) cuando postula que para llevar a buen puerto una política

de este tipo se debe garantizar la planificación de la seguridad avalada en el estudio y el

mapeo de la situación que cada distrito posee. Agregando que solo se llega a resultados

acertados y correctos de la realidad comunitaria, si se apoyan en profesionales, organismos

o áreas que conozcan acerca del tema, y tengan una acertada competencia en las cuestiones
66
de seguridad. Cosa que el municipio de La Furia carece o tal vez, desde el gobierno, no se

lo ha considerado como un aspecto relevante.

Por lo tanto es necesario destacar hacia donde se dirigen algunas políticas y con qué fines,

para quién están pensadas y por qué. A su vez es llamativo analizar como los procesos de

descentralización, muchas veces aparecen como si fueran la solución a muchos problemas.

En este caso, paradójicamente, la Provincia delega, desconcentra, en cambio la comuna

concentra funciones, tiende a la centralización. Quizás sea una cuestión de recursos

económicos o humanísticos, pero también puede existir un problema de integración entre

funcionarios, o una renuencia a desconcentrar el poder en otras instancias y abrir el círculo,

precio que quizás ni la policía ni el gobierno local están dispuestos a pagar.

A grandes rasgos estos son algunas de las cuestiones más destacables que analizamos a

partir del proyecto y de la implementación de la Reforma de la Policía Comunal.

En el corpus legislativo que encuadra la reforma de la policía comunal, se destacan como

las leyes más importantes la ley 13210, la ley 12154, y la posterior ley 13482 con las

modificaciones y anexos incorporados a la planificación de la reforma para la policía. Bases

para brindar una nueva interacción entre la policía, la comunidad y los municipios. La ley

pregona que el sistema de seguridad pública está compuesto por varios actores, la policía es

uno de los actores indiscutibles, con sus respectivas dependencias, también se encuentra el

poder judicial, además del gobernador y el poder legislativo provincial.

Por ello considero que los funcionario políticos, la policía, los representantes del Foro de

seguridad, de la justicia, de organizaciones gubernamentales y los periodistas, construyeron

sus propias percepciones a partir de la implementación de la Policía Comunal en La Furia,

que es preciso que abordemos y analicemos en el siguiente capítulo.


67
Capítulo III
Los actores en interacción

En el presente capítulo construiré un análisis alrededor de ejes que seleccioné luego de

observar que aglutinan pareceres comunes que aportan los actores entrevistados, con el

propósito de trazar acuerdos y desacuerdos entre ellos, permitiendo un acercamiento a lo

que ha implicado adoptar un modelo de policía comunal para la ciudad.

1- ¿Cómo es tener una Policía Comunal en La Furia?

En el siguiente apartado presentaré las opiniones que funcionarios políticos, periodistas,

representantes de la justicia, del Foro de Seguridad y de otras instituciones

gubernamentales tienen para expresar acerca de la Policía Comunal, intentaré recabar los

puntos clave que han destacado para comprender como vivenciaron la adopción de un

policiamiento comunal para la policía local.

En primer término puedo distinguir dentro del periodismo local dos posiciones distintas

formadas a partir de la idea de la seguridad ciudadana. Por un lado tomaré el punto de vista

de Juan y la segunda posición estará ilustrada a partir del discurso de Antonella. Juan es un

periodista con una trayectoria de 30 años en los medios locales y regionales, dirige un

periódico regional y tiene un espacio semanal donde debate distintos temas con otro

periodista del medio, en un programa que se emite por el canal local. La otra visión

retomada es la de Antonella, periodista que se desempeña en los medios gráficos y

audiovisuales de La Furia, posee un semanario propio con una tirada muy importante en la

cuidad desde hace ya 10 años; y conduce un programa radial en una de las emisoras locales,

68
junto a otra colega; y también tiene su espacio de debate semanal en el mismo programa en

el que participa Juan.

Según la perspectiva de Antonella, existe falta de patrulleros, falta de efectivos y observa

una ausencia en las calles de la policía. Si bien resurgen desde la comisaría varios efectivos

recorriendo las calles cuando la ciudadanía se encuentra sensible ante un hecho delictivo,

Antonella sostiene que son medidas esporádicas, que no se prolongan en el tiempo como

correspondería y agrega que esta situación existe independientemente del modelo de

policía, aduce que con “la policía comunal”, las cosas no han cambiado. Según esta

periodista no se han dado los cambios que gestionaba el proyecto, ni se han cumplido todos

los presupuestos que determinaba la ley, no se ha cumplido con la repatriación de los

efectivos, no se han incorporado agentes, en fin, el policía no cumple ese “rol del policía

que te cuida, que lo encontrás en la esquina, con una cercanía con el vecino”, tal como la

Reforma lo pregonaba. Y para fundamentar esta situación responsabiliza al Intendente y al

comisario por no presentarse como líderes del proyecto y trabajar en pos de ello. Tal lo

expresa Antonella en el siguiente fragmento al ser indagada acerca de si observa un cambio

en el accionar policial con la policía comunal:

...no porque para mí es ficticio, yo creo que el poder del intendente, quizás en otras
ciudades existe como jefe de la policía y él lo hace cumplir como jefe de la policía, yo en
La Furia no lo he visto, el control lo sigue teniendo el comisario, y si el comisario es un
desastre “la policía” va a ser un desastre que me parece que es más o menos lo que pasa. Es
un desastre en el sentido en que acá hay un comisario que no tiene fuerza en lo que hace, no
tiene, no te genera a vos una cuestión de respeto, de miedo no sé, límites... (Antonella,
periodista local)

69
A su vez, la periodista en cuestión, sostiene que el Intendente debe “pisar fuerte” sobre el

comisario y este a su vez sobre sus efectivos. Pero afirma que eso nunca se dio en La Furia,

nunca percibió un intercambio y una participación mancomunada entre el Municipio y la

policía, otro de los presupuestos del proyecto de reforma que no se ha cumplido. En este

punto se contradice con el discurso de Pérez y Benítez, los cuáles afirman que mantenían

reuniones a diario con el comisario, y que en todo momento se encontraban al tanto de todo

lo que acontecía.

Tomando a Juan, también concuerda con Antonella, en las promesas incumplidas de “la

policía comunal”, sobre todo en los aspectos técnicos como la incorporación de nuevo

personal que nunca llegó. Otro punto de conexión para plantear entre ambos periodistas, es

la idea implícita que aparece en sus discursos, de cierta complicidad y encubrimiento que la

policía ha manejado en dos casos puntuales de asesinatos que se dieron en la cuidad, donde

la comunidad en general se mostró muy desconforme con el accionar policial. Juan también

señala al ex intendente como el responsable de los malos procedimientos policiales, y lo

acusa de una falta de compromiso en su labor como jefe de la policía.

Por supuesto que existe la contracara a esta posición, existe la postura de los políticos

afectados y demandados por estos sujetos, tanto Pérez como Benítez perciben y aceptan la

poca relación que existía con los medios de comunicación, y sostienen que durante sus

gestiones se han visto muy agobiados y atacados por el periodismo local, lo mismo opinan

con respecto a la policía. Según ambos funcionarios los medios de comunicación han

defenestrado a la policía distorsionando la información en reiteradas ocasiones,

perjudicando tanto su labor en las medidas políticas, como el trabajo de la policía. Ejemplos

de esto son las siguientes citas:

70
...lo que quiero decir como experiencia local que por ahí a veces cuando hay ánimos de
distorsionar o de, de...en un momento era, por ahí vos leías los diarios regionales o algún
medio local, y parecía que La Furia tenía la gran inseguridad... ; ...el envasado que le meten
los medios, acá los medios a nosotros nos hostigaron mucho eh, en cuanto, y a “la policía”
muchísimo, yo me acuerdo un comisario, este, en un momento me decía: "Yo no quiero
estar más" todos los días... (Benítez, ex secretaria de gobierno e intendenta interina)

Si prosigo el análisis, desde la perspectiva de Antonella el proyecto de la Policía Comunal

era bueno en muchos aspectos, sobre todo en el acercamiento que podría establecer la

policía con la comunidad, pero quedó demostrado en la práctica que la implementación de

la medida, no resultó lo que se esperaba ni lo que anticipaban y en esto le otorga toda la

responsabilidad los políticos de turno que llevaron a cabo su implementación. A pesar de

las críticas la periodista, sostiene que apostaría a “la policía comunal, pero si fuera la

policía que el ciudadano quiere ver, esa policía que recorre las calles, que está atenta a lo

que pasa, que previene, que patrulla, esa policía que se ve. Y esto no observa que esté

pasando, ni haya ocurrido en La Furia, por una deficiencia en el manejo político de la

policía, y una falla en la organización policial. Es decir, para esta periodista local, la falla

de la policía viene desde la institución misma, independientemente del modelo de policía

que sea, la fuerza tiene algunos vicios e ilegalismos, que la policía comunal no subsanó, ni

tampoco se planificó con este fin, según su opinión.

Luego del análisis de ambos representantes de los medios en La Furia, es importante

destacar que si bien compartían una mirada aprobatoria del proyecto de policía comunal,

también es compartida la evaluación acerca de las falencias y déficits que ha tenido su

implementación.

71
Cabe preguntarnos ¿Hasta dónde una política pública puede con los vicios institucionales?,

¿Hasta dónde la intención política puede arrasar con las deficiencias del sistema, con la

escasez de materiales y de personal, con la falta de apoyo logístico e institucional de los

distintos niveles de gobierno?, y sin ir más lejos ¿Con los códigos y las prácticas que

caracterizan a la policía? Tanto Juan como Antonella han sostenido en sus entrevistas, que

tanto la policía vieja como la nueva, aún portan el autoritarismo, la violencia, la rigidez en

el trato, los ilegalismos, las complicidades, los “amiguismos”, los malos procedimientos, la

“falta de vocación”, el desgano con respecto a sus funciones; y muchas otras cuestiones

más que se podrían enumerar; que ya forman parte de la cultura policial y que resulta

imposible arrasar con ello, si no se piensan cambios más radicales, y desde las basamentos

de la institución, como ya lo han expuesto en sus estudios Sofía Tiscornia, María Pita y

Marcelo Saín.

Una Reforma de la Policía Comunal no alcanza para producir cambios tan drásticos en la

institución y en este punto puedo realizar una relación directa con el análisis de Saín

(2008), ya que sostiene que en la institución policial es necesario introducir reformas que

puedan modificar las doctrinas, los valores y la cultura policial, para luego generar un

cambio sustancial en la funcionalidad y en la estructura policial que resulte loable para la

institución y pueda encauzarla en un desempeño correcto.

Si traigo a colación lo expuesto por el periodismo, en muchos aspectos han resultado ser

muy duros en sus percepciones y en sus fundamentos, pero algo resulta interesante de su

discurso, y es que para explicar el accionar de la policía y el manejo de sus funciones, traen

un nuevo actor, que interactúa constantemente con la fuerza y que ocupa un lugar

primordial si de seguridad se habla. Este nuevo actor que aparece en escena es la justicia

misma, en el caso de La Furia, la figura de la justicia tomó su lugar simbólico y físico con
72
la creación de la reciente Ayudantía Fiscal en la localidad. Esta entidad se creó a fines de

2011, fue una de las últimas gestiones y adjudicaciones del gobierno saliente, y se

estableció para que las instancias judiciales fueran más accesibles y más cercanas. Es decir,

el propósito de la instauración de la misma fue la búsqueda de eficiencia y eficacia en el

tratamiento de cada caso, realizando una intervención previa e inmediata antes que el fiscal

que luego entenderá en la causa.

Laureano, el reciente Ayudante Fiscal radicado en la ciudad, por un lado tiene las funciones

muy claras con respecto al alcance de la justicia y de la policía, a pesar de visualizar ambos

actores en estrecha interacción realiza una distinción tajante entre las funciones que le

competen a la policía y las que le competen a la justicia. Por un lado la policía solo actúa al

momento de recibir una denuncia de un delito, es el agente que interviene en el primer

momento del hecho y resguarda la escena y la evidencia para asistir a la justicia acto

seguido, es decir la policía se ocupa de lo inmediato mientras que la justicia se encarga

luego se llevar adelante el proceso judicial. Apoyándose en la reglamentación, el letrado

concibe a la policía como un mero asistente del poder judicial, asegurando que la

Ayudantía Fiscal ha venido a revertir los errores que ha cometido la policía en distintas

causas.

Comenzaré introduciendo su postura acerca de esta “reforma” con la siguiente cita:

En realidad no, volvemos a lo mismo, es una cuestión de recursos, lo único que hace es cambiarle el
nombre, el rótulo, porque se le da al Intendente la potestad de manejar administrativamente, y solo
administrativamente. Toda la policía es de la provincia, el presupuesto es de provincia, porque el
sueldo se lo paga la provincia, no se lo paga el intendente. (Laureano, Abogado penalista, actual
Ayudante Fiscal en La Furia)

73
Es destacable como este representante judicial, no puede percibir un cambio drástico en la

policía, es más, podría afirmar que para este sujeto las cosas siguen siendo de la misma

manera, al menos observándolo desde su función judicial. Solo le otorga una connotación

significativa al concepto de “reforma”, si se piensa en cuestiones administrativas, como por

ejemplo, la potestad que se le otorga al intendente municipal para controlar a la policía.

Pero más allá de este aspecto, según Laureano, dentro de la policía el hecho de

transformarse en comunal no modifica en nada sus atribuciones y sus obligaciones. “Es un

término confuso”, sostiene el abogado y agrega que ni siquiera el término está bien

utilizado ya que no es comunal este modelo, “la policía comunal” para él es otra cosa, la

que tenemos en la actualidad en La Furia sigue siendo la policía de la provincia.

Y continua su análisis diciendo que la policía comunal es la que pertenece a la comuna

básicamente y en forma total, y suma como ejemplo ilustrativo para explicarlo, la reciente

incorporación de las patrullas de control del tránsito en La Furia, como clara manifestación

de una “policía comunal”, o al menos como un buen intento de ello.

Por último, una concepción de Laureano, que creo importante rescatar, es la idea de que

esta reforma es un cambio que tiende a ser “caprichoso”, ya que los objetivos del proyecto

no están bien definidos y no es muy claro el horizonte al que se quiere llegar con esta

política.

Para adentrarnos en otro aspecto, Antonella en su entrevista ya había anunciado la

importancia que tienen ciertas instituciones específicas a la hora de abordar ciertas

problemáticas sociales, como el tratamiento y la preocupación por los flagelos sociales.

Desde la perspectiva de la periodista, pensar en un buen desempeño de la policía, implica

pensar un trabajo en red de la fuerza policial en concordancia con otras instituciones que

deben velar, preocuparse y ocuparse de atender pequeños focos que pueden convertirse en
74
grandes tendencias delictivas a futuro. En este punto la posición de Antonella, tiene una

estrecha conexión con lo que propone Dammert (2007) cuando sostiene que es necesario un

trabajo interinstitucional si se busca una planificación de medidas de seguridad acordes y

eficientes para las comunas. Y agrega que es el gobierno local el responsable en garantizar

e incentivar una coordinación sustentable entre la totalidad de las instituciones, el

municipio, la policía y la comunidad.

A tal efecto tuve la oportunidad que concretar una entrevista con Verónica, abogada que se

desempeña como directora en el SEMPRO (Servicio local de Protección y Promoción de

los derechos de la niñez), y con Silvina, Trabajadora Social que completa el plantel

profesional de la institución. A través del discurso de ambas funcionarias descubro que no

existe una relación o interacción tan estrecha entre la institución policial y una institución

de estas características. Verónica, la directora de este establecimiento, plantea claramente

que no hay una relación directa con la policía, que si bien interactúan cuando un menor de

edad se encuentra con problemas legales, no hay una relación tan recurrente, porque sus

funciones van por caminos separados. La funcionaria agrega además, que el trato que

tienen con la policía es bueno, y que no remite complicación alguna, pero siempre

destacando que la policía hace de asistente en algunos aspectos en los que el Sempro lo cree

necesario. Por ejemplo, en ocasiones en donde se necesita del apoyo de la policía, cuando

se ve amenazada la integridad física de las profesionales en alguna visita social y se

requiere de la presencia policial. Sin embargo en un tramo de la entrevista Verónica, valora

el hecho de que la policía asista a las reuniones de las mesas de inclusión social mensuales,

que la constituyen las escuelas y otras instituciones correspondientes atinentes al tema.

El punto mas destacable es el que aporta Silvina, otra de las profesionales que trabajan en el

Sempro, ya que se preocupa por destacar la labor de la policía y de valorar positivamente el


75
cambio hacia la “Policía Comunal”, por el hecho de que el Intendente tiene la posibilidad

de controlar a la policía local, y comprender de una mejor manera lo que su pueblo necesita

en temas de seguridad. Esto es algo que Verónica acuerda, y agrega que al compararse con

otros distritos la policía en La Furia se encuentra muy presente, “...vos acá los llamás y

están enseguida, te atienden enseguida y están siempre a disposición...” sostiene Verónica,

y reafirma esta idea de la fuerte presencia policial en las calles furienses. Sin embargo, ella

asegura no reconocer porque se da este fenómeno, no puede percatarse si responde a que

sea la policía de carácter comunal o no.

2- El precio que hay que pagar…

Analizando los discursos de los entrevistados ya citados, observo una tendencia a pensar el

accionar de la policía intrínsecamente relacionada con el desempeño del poder judicial, es

decir a través de la voz de los sujetos he podido contactar como el tratamiento que le dio la

justicia a casos delictivos puntuales han repercutido en la imagen y en la legitimidad de la

policía comunal furiense y a la gestión municipal de turno. En las próximas líneas

presentaré un análisis tomando como ejemplo un caso de un crimen muy renombrado en la

ciudad, para luego desmenuzar a partir de este acontecimiento como fue el reparto

simbólico de las responsabilidades y culpabilidades hacia la policía comunal y hacia el

intendente, como Jefe de la Policía Comunal.

En el caso de Juan, periodista local entrevistado, la concepción del desempeño de la justicia

es muy crítica, e incluso le infunde muchísimo más peso al nivel judicial que a la

institución policial en sí, a la hora de analizar los desvíos y los errores en que han caído los

efectivos policiales. Según su perspeciva, por un lado se encuentra la policía y por el otro la
76
justicia, ambas patas deberían actuar coordinadas y en buenos términos a la hora del

seguimiento y esclacrecimento de las causas, sin embargo esto no sucede en La Furia,

determinando que los procedimientos no sean resueltos de la manera más eficaz, y terminen

arrojando resultados nefastos. En la siguiente cita se plasma este argumento:

...hay hechos puntuales donde la policía ha trabajado, donde se ha golpeado personas en


zonas rurales, por ejemplo en Carlos Beguerie10, eh, se han golpeado dos personas en el
pueblo y que han terminado en el hospital, golpeados eh, eso llevó a una larga y eficaz eh,
labor policial con muy buenos resultados, pero ya vamos luego al ámbito de la justicia,
tenemos una justicia garantista que tira por el piso a toda la actividad que puede realizar la
policía, digamos son dos ámbitos distintos no? (Juan, periodista local)

Percibo que para este sujeto la balanza no se encuentra nivelada si se piensa en la policía y

en el poder judicial; sino que la balanza se encuentra inclinada favoreciendo claramente a la

justicia; ya que según la opinión de Juan, los policías se encuentran “atados de manos” y

muy condicionados en su accionar, por la justicia y por las leyes que los rigen y

reglamentan sus actividades, debiendo tener que respetar procedimientos y normativas que

los condicionan para un desempeño policial, que el considera correcto y apto.

Para fundamentar esta postura trae a colación una serie de hechos delictivos que se han

cometido en la ciudad, nombra hechos tales como robos, hurtos, agresiones y dos asesinatos

que han sido muy renombrados en la comunidad. Retomaré para el análisis el caso del

crimen más renombrado.

El hecho aconteció en mayo del año 2008, en donde un individuo atacó en su domicilio a su

presunta pareja, dándole muerte luego de varias puñaladas. Luego de unas horas, el

10
Carlos Beguerie es una localidad muy pequeña que cuenta con 300 habitantes aproximadamente, y
pertenece al distrito de La Furia.

77
presunto asesino se dio a la fuga, permaneciendo prófugo por un lapso de dos años, con

posibles complicidades y ayuda de la policía local. A partir de dicho crimen se enunciaron

públicamente irregularidades de la policía y de la justicia con respecto al tratamiento del

caso, ya que se conocieron las denuncias hechas por la familia de la víctima con

anterioridad al asesinato, y los posibles encubrimientos por parte de la policía y de la

justicia hacia el presunto autor, antes del hecho, durante y luego en los años que se mantuvo

prófugo.11

Este suceso ha repercutido mucho en la población, por dos razones fundamentales, por un

lado por el carácter del hecho mismo, que involucró a dos personas que presuntamente

conformaban una pareja12, y que se determinó que sería la violencia de género lo que

hubiera motivado al autor del asesinato en perjuicio de su pareja; la alevosía del hecho

impactó mucho en la comunidad entera. Hace unos meses, esta causa se llevó a juicio oral,

donde se le dictó sentencia al presunto asesino, y se conocieron los pormenores de la causa

y el hecho. Pero este asesinato acontecido tres años atrás, suscitó muchas críticas y malestar

en la comunidad, por tratarse de una persona de 20 años la víctima del caso, y al cuál la

mayoría de la gente conocía y poseían un vínculo amistoso13. Y más allá del aspecto trágico

que puede perfectamente herir la sensibilidad de los ciudadanos, quedó expuesto que la

11
Ver en: “Se realizó una marcha para pedir justicia para Gonzalo” 01-06-08, “Se realizó una 5ta marcha
pidiendo justicia por el joven asesinado hace 3 meses” Noticias de La Furia. Periodismo independiente 18-08-
08. La Furia. “Nueve Meses sin Gonzalo” Revista Génesis, Febrero 2009. La Furia “Justicia para Gonzalo”
Semanario El 38 16-03-12, “Los hermanos de Gonzalo declararon en la causa” Semanario El 38 30-03-12,
“¿Qué pasó el día del crimen de Gonzalo?” Semanario El 38 13-04-12, “Piden pena máxima para Holze”
Semanario El 38 20-04-12, “Condenaron a Alejandro Holze por el crimen de Gonzalo Irazusta” Semanario El
38 27-04-12, La Furia.
12
Se trataba presumiblemente de una pareja homosexual, detalle que en la comunidad furiense causó una
conmoción particular.
13
Cabe aclarar que es una ciudad muy pequeña, en donde la mayoría de la gente tiene un trato o un
acercamiento frecuente.

78
comunidad en los últimos años ha percibido y acusado a la policía de los malos

procedimientos e irregularidades en el tratamiento del caso.

A través de la información que recogí a partir de las entrevistas, las charlas informales que

pude concretar con muchas personas; tanto al momento del crimen como en la actualidad

con la lectura de la sentencia del caso; y las noticias que se dieron a conocer a través de los

distintos medios de comunicación, pude inferir que para la mayoría de las personas la

policía fue un obstáculo para el esclarecimiento del caso, e incluso han acusado a la policía

de una complicidad entre los efectivos policiales y el acusado del crimen, y de brindarle

algún tipo de ayuda u apoyo al momento de su fuga. Esta concepción del desempeño

policial se ha encontrado plasmada en los distintos medios de comunicación locales, tanto

los periódicos como los medios audiovisuales se veían desbordados por las demandas de

los ciudadanos de manifestarse contra la fuerza policial. Además algo interesante que

generó este caso, es la necesidad de la comunidad de manifestarse contra la cúpula policial

y la gubernamental a través de varias marchas a través de las principales calles del pueblo,

pasando por la comisaría local y teniendo su punto culmine en el palacio municipal, donde

la multitud se estacionaba reclamándole al Intendente la remoción de los efectivos

policiales.

Este suceso aconteció en Mayo de 2008, y a los pocos días de haberse consumado el

suceso, familiares y amigos organizaron una marcha para pedir justicia por el joven y el

esclarecimiento del caso. Luego se sucedieron dos marchas al cumplirse los primeros meses

del hecho; los 23 de cada mes; culminando la última el día del primer aniversario, en Mayo

de 2009. Todos estos encuentros fueron multitudinarios, siendo la primera una marcha de

2000 personas que se unieron con el propósito manifiesto de pedir justicia por la víctima y

la aprensión inminente del individuo que todos acusaban como culpable del homicidio;
79
pero detrás del imaginario y la trama discursiva que se conjugaba en las marchas, se

escondía un propósito latente de repudiar el accionar de la policía furiense y del intendente

municipal como responsable directo de la fuerza. Rápidamente lo latente se volvió

manifiesto, y a través de las marchas realizadas la comunidad atacó discursivamente e

incluso acusó a la policía local de brindarle apoyo y ayuda al aparente asesino, por hacer

oídos sordos ante las denuncias de las amenazas y acosos conferidas por la familia de la

víctima, por ocultar evidencias, realizar procedimientos incorrectos y nulos, por los

descuidos y extravíos de pruebas y por facilitarle la fuga al prófugo horas después del

crimen.

Marchar en las calles fue la manera que encontraron los ciudadanos para manifestarse y

revelarse contra “la policía comunal” y contra los funcionarios políticos, que los

habitantes suponían cómplices de las irregularidades policiales.

Tanto el ex intendente como la secretaria de gobierno; a la hora de entrevistarlos;

recordaron los avatares de las distintas marchas y explicaron que en reiteradas

oportunidades llegaron a sus oídos comentarios de que muchos vecinos planeaban “prender

fuego la comisaría y el municipio”, y que por esta preocupación removieron al comisario

de su cargo, como una “respuesta” hacia el pedido de la comunidad. Aquí se ve cómo la

lógica de los costos políticos que veíamos al inicio de la tesina recaen directamente sobre el

intendente.

Analizando la posición de muchos vecinos, se percibe que los culpables o responsables del

crimen, y del posterior estancamiento de la causa, fueron los policías que no cumplieron

con sus funciones de prevención, ni con los procedimientos correspondientes a la hora de

investigar el crimen. Sin embargo desde la postura de los funcionarios públicos y del

periodismo, las cosas fueron distintas, si bien observan aspectos incorrectos en el accionar
80
policial, ubican muchas de las falencias en la justicia que desaceleró los procesos, e

impartió favoritismos poco arbitrarios. Benítez analiza la situación revisada de la siguiente

manera:

...nos ha pasado acá a nosotros, con hechos que tenía que ver ya la justicia, las marchas, las
marchas se daban en contra de la policía y del intendente en ese momento, porque el
intendente no movilizaba la cúpula policial, no trasladaba a la cúpula policial, cuando en
realidad el caso ya lo tenía la justicia, este, había pasado desde la fiscalía que había actuado
al Juzgado de Garantías, donde tenían el caso y tenían que investigarlo, sin embargo la
gente no estaba en contra de la justicia sino de la policía. (Benítez, ex Secretaria de
gobierno e intendenta interina)

Claramente Benítez percibe el papel que ha jugado la justicia en los casos descriptos, y

reconoce la tendencia de la ciudadanía de caer en el error de que los únicos culpables de la

inseguridad es la policía, y en realidad esta funcionaria destaca a la justicia como un actor

primordial para brindar seguridad a la ciudadanía.

Coincide con la posición de Pérez resumida en el siguiente párrafo:

...de los eslabones de la cadena que hacen a la seguridad, hay muchos eslabones, es decir,
porque está la policía, está la justicia, y otras herramientas más, y a mí me parece que la
policía es una institución que como todas, está conformada por hombres y mujeres buenos y
malos, como todas. Ahora a la justicia por ahí no se la señala tan mal o no se la ve tan mal
como por ahí a la policía, hay algo siempre yo digo muy sencillo, ante la emergencia vos
llamás a la policía no llamás a la justicia, ni a ninguna otra herramienta de la sociedad, sin
embargo al que mas pegan en todo sentido es a la policía... (Pérez, ex intendente)

Desde el análisis que construyen los funcionarios públicos, observan una tendencia a

comprender la participación ciudadana a través del agobio y del recelo de la población

81
hacia la policía y los políticos. Tanto Pérez como Benítez, al momento de ser indagados al

respecto, conciben que durante sus gestiones de gobierno, efectivamente observaron un

acrecentamiento en la participación ciudadana, pero más que nada como una preocupación

hacia el accionar policial, y hacia la responsabilidad de los políticos ante estos hechos.

Destacan que a partir del “crimen pasional” expuesto, la ciudadanía se sintió muy afectada

y comenzó a manifestarse.

Considero que es para destacar la percepción determinante de Pérez que la comunidad de

La Furia en particular demanda y demanda, mientras que no propone, solo el interés radica

en demandar, y nunca se llega a establecer la conformidad, existe una tendencia en el

ciudadano furiense en observar siempre el vaso vacío, argumentando Pérez al respecto, que

de todas las medidas de seguridad adoptadas la ciudadanía nunca estuvo conforme,

demandando siempre algo mas, pero aclara que no es una comunidad que ha presentado

proyectos o propuestas para mejorar la seguridad en la comunidad, sino que tiende a ser una

comunidad que siempre va a rondar en la insatisfacción y en la disconformidad.

En general, según Benítez y Pérez, el caso de la comunidad de La Furia es atípico, es decir,

si bien se dio una participación del ciudadano, se perfiló a partir de manifestar su

disconformidad resaltando los aspectos negativos desde una gran desconfianza que hacia la

fuerza policial. Sumado a esto, es interesante rescatar el aporte de Pérez, cuando sostiene

que los reclamos nunca fueron hacia la justicia que era la instancia que debía encargarse del

esclarecimiento del caso, es decir, según la opinión del ex intendente hubo una incapacidad

de la cuidadanía furiense de separar los niveles de acción.

Por otro lado, ambos funcionarios concuerdan en que el periodismo local ha influido en el

asedio a la policía, y lo acusan de ser uno de los actores principales que co-ayuda a la

construcción del delito en La Furia y a un cierto patrón de acción que porta la policía.
82
Retomando a Antonella, periodista local, hay una falta de reconocimiento del ciudadano

para con el efectivo policial, no se da una relación de intercambio entre ambos, ni tampoco

existe un mutuo respeto. Esto genera una desconfianza ciudadana en la policía atroz, que a

su vez permite que el ciudadano no acuda a la policía, ni se interese en actuar en

concordancia con la institución. Incluso llega a afirmar que la mayoría de las personas

desconoce quién es el comisario, o que rol debe cumplir la policía en una sociedad, en la

siguiente cita se demuestra, de alguna manera, esta percepción:

...y me parece que hay una falla en la comunicación con la sociedad total, que no existe
directamente entonces después la gente no sabe de qué manera llegar adentro de una
comisaría, ni para que, cuál es la importancia, esto es importante, no es importante, si yo
veo que a mi vecino anda alguien afuera, llamo o no llamo a la policía, digo si viene para
que viene, lo asusto... (Antonella, periodista local)

Un punto de conexión entre los entrevistados, es la falta de respeto que existe hacia el

policía, María, oficial de policía, describe muy claramente como en su labor cotidiana ha

debido sufrir en varias oportunidades, la irreverencia de la gente y una falta de respeto. Por

otro lado también reconoce lo que Pérez y Benítez, funcionarios públicos, sostenían cuando

afirmaban que muchas personas no conocen el trabajo de la policía, y las atribuciones que

debe tener, María coincide con eso, y agrega un estado de desasosiego en esta situación, ya

que sostiene que la carga y la culpabilidad que muchas veces la gente pone en la policía, es

enorme, a raíz del desconocimiento del trabajo que en realidad puede realizar la policía y

del terreno en donde puede ser competente.

Mientras que la sargento Mercedes también evoca este desconocimiento de la comunidad

para analizar la relación, pero agrega un dato más, según ella el rol del policía hoy por hoy

83
se encuentra distorsionado. Comenta que por ser unacomunidad tan pequeña, en La Furia

no se dan delitos tan graves en la cotidianeidad, sino que por su realidad se generan

conflictos vecinales, barriales y casos de elevada violencia doméstica, y en todos estos

casos interviene la policía, porque es la misma comunidad quién acude en su ayuda, sin

comprender que otros organismos deben hacerse cargo de estas problemáticas. En La Furia

esto no sucede, y es la policía la que toma estas demandas y se ocupa de situaciones que no

encajan en su perfil de trabajo, ni se comprenderían en su rol. Mercedes lo expone de la

siguiente manera:

...no, porque ya te digo el rol se ha distorsionado tanto que vos tenés que acudir, porque
como le decís a una persona que vos no estás para levantar un perro muerto en la calle, la
gente no lo entiende... (Mercedes, Sargento)

Con esta percepción Mercedes demuestra la ausencia de los organismos que deben hacerse

cargo de ciertas situaciones, y que a través de este vacío institucional, se genera la

delegación al policía de obligaciones y atribuciones que no le corresponden, permitiendo de

esta manera que se le recarguen funciones, y en consecuencia no pueda cumplir

eficazmente su rol en la comunidad.

Por otro lado, además de encontrar el rol distorsionado, Mercedes lo encuentra un tanto

vapuleado, ya que afirma que el efectivo carga con el rótulo de la policía que no hace nada

y que no ejerce sus funciones como corresponde. Y analiza la situación de La Furia en

particular, afirmando que observa un recelo de la comunidad hacia la policía, una tendencia

a acercarse a la comisaría desde el resentimiento y la bronca, concluyendo que se debe a

una mala imagen que porta la policía en la cuidad, fruto de errores en que ha caído la fuerza

anteriormente y que significó que toda la policía se ganara la mala imagen por unos pocos.

84
Esta percepción de las cosas, no se diferencia mucho de la opinión no muy favorable que

portaba la periodista Antonella, ambas están vislumbrando un imaginario de una policía

ineficiente e incorrecta, que determinó el lugar que la comunidad le ha otorgado a la

institución policial en la actualidad. En este tramo el análisis de Sirimarco, Daich y Pita

(2007) resulta atinente introducirlo, ya que en un artículo de su autoría, las académicas se

han abocado a estudiar como las narrativas, los discursos, las emociones, las

representaciones influyen a la hora de conformar las identidades y a establecer las

relaciones sociales, deteniéndose a pensar como es la relación entre el policía y las personas

que serían su objeto de control y administración. En el trabajo citado las autoras encuentran

que a partir del insulto o el calificativo peyorativo las personas se acercan o se diferencian

de la policía, traspasando el plano de lo verbal para convertirse en la manera de

deslegitimar, y desvalorizar a la institución que detenta el poder.

En La Furia los efectivos policiales reconocen esta forma de dirigirse por parte de algunos

vecinos furienses, en reiteradas oportunidades describen esta tendencia de acercarse a partir

del resentimiento, de la bronca, de la irreverencia, de la falta de respeto que sufren en su

labor cotidiana.

Más allá de la situación descripta, Mercedes apela a los “buenos efectivos” que existen en

la comisaría de La Furia, la “gente nueva que tiene ganas de trabajar”. En este aspecto se

asemeja a la visión del teniente Mariano, quién explica la realidad de La Furia con la

existencia de muchos conflictos de familia, o vecinales, pero argumenta que a pesar de ello

“el policía” debe estar para prevenir y para ganarse la confianza de los ciudadanos para que

puedan acercarse sin prejuicios:

85
...el policía se tiene que acercar a la comunidad yo pensé siempre así, el policía se tiene que
integrar a la sociedad, acercarse a la comunidad, no la comunidad al policía porque nunca
va a suceder eso. (Mariano, Teniente Primero)

En esta cita observamos claramente la noción que tiene este efectivo acerca del rol del

policía, concibe a un agente muy cercano a la comunidad e integrado en ella; esta

concepción se corresponde justamente con los presupuestos que la legislación esperaba con

la Reforma de la Policía Comunal, el énfasis estaba puesto en el intercambio cotidiano de la

policía con el ciudadano.

A pesar de poseer esta concepción, el teniente sabe reconocer que muchas veces se vuelve

difícil tratar con la gente, coincidiendo con las otras dos agentes; ya que sostiene que

siempre el policía está expuesto para recibir reclamos y disconformismos, porque “no se

puede quedar bien con todo el mundo, siempre con una de las partes se queda mal”.

Además agrega, que esto se da de esa manera debido a que el policía se encuentra en la

primera línea, representan el chivo expiatorio para todas las críticas y los reclamos, y que

quizás muchas veces no deberían estar dirigidas hacia la policía. En muchas ocasiones, la

insatisfacción se registra en aspectos que pertenecen al área judicial, pero por el lugar que

ocupa, todas van destinadas a la policía.

3- Furienses furiosos. La participación ciudadana y sus demandas hacia la policía.

Los legisladores bonaerenses lograron establecer y plasmar en las leyes atinentes a la

Reforma de la Policía Comunal, los objetivos principales que se buscaba con un cambio de

este tipo y la reglamentación en la que normativamente se apoyarían estas modificaciones.

En el cuerpo de la ley 13210, uno de sus artículos reza que el Jefe de la policía Comunal,

86
llámese el intendente municipal, deberá estar sujeto al control de gestión del Foro de

seguridad; en este punto se establece la incorporación de un nuevo actor constitutivo del

sistema de seguridad pública, como lo establece la ley 12154. Según esta norma determina

que los foros de seguridad serán los actores encargados de efectuar la participación

ciudadana de la cual se nutre la seguridad pública. El criterio de los legisladores es que

serían los foros de seguridad, en carácter de departamentales, municipales, o vecinales los

canales de participación por medio de los cuáles la comunidad se integraría a la

planificación y a la gestión de la seguridad pública.

La ley 12154 determina que el pueblo de la Provincia de Buenos Aires, es el sujeto

fundamental de la seguridad pública, y en pos de ello se busca imprimir reformas y

proyectos que puedan mejorar y garantizar un desempeño óptimo del sistema de seguridad.

En los siguientes artículos se detallan algunos de los supuestos primordiales que la

legislación determina para establecer las bases para el sistema de seguridad pública:

ARTICULO 2.- La seguridad pública es materia de competencia exclusiva del Estado y su


mantenimiento le corresponde al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. La seguridad pública
importa para los ciudadanos, el goce y ejercicio de sus derechos, libertades y garantías
constitucionales.

ARTICULO 3.- A los fines de la presente Ley, la seguridad pública implica la acción coordinada y
la interacción permanente del pueblo de la Provincia de Buenos Aires y de las instituciones del
sistema representativo, republicano y federal, particularmente referida a las Policías de la Provincia,
a la seguridad privada y a la participación comunitaria. (Ley, 12154, 1998)

A partir de estos fundamentos legislativos, en este breve apartado intentaré realizar un

acercamiento al abordaje de la participación ciudadana con respecto al accionar de la

policía comunal y de los gobernantes. Analizaré las pautas de acción más recurrentes de la

ciudadanía furiense. Indagaré en la relación entre el foro de seguridad y la policía a partir

de la entrevista con Jaime, el secretario general de la gestión actual del Foro de La Furia.

87
En primer lugar me resulta interesante destacar que en algún aspecto el Foro supone

primordial la interacción con el Municipio y con la policía, estos se vinculan a la hora en

que el Foro les presenta las demandas de los ciudadanos o las propuestas que los habitantes

han formulado. Pretende un trabajo en red, pero frente a sucesos eventuales y solo con

ánimo de presentar inquietudes o reclamos.

El representante del Foro local concibe que el Foro debe ejercer control sobre la policía,

entendido desde un lugar de la persuasión y un seguimiento del accionar, pero sin invadir

las atribuciones y funciones que debe cumplir la policía. Esto significa que el Foro busca

interpelar, pero nunca dirigir a la fuerza. Solo percibe la vinculación con la policía desde el

lugar del control, no posee una idea de incluír a los funcionarios policiales en el espacio del

Foro, como tampoco tiene una visión de un trabajo mancomunado entre ambos actores,

únicamente se remite a ejercer un seguimiento de la policía. Parecería ser que el tema de la

policía es un tema tabú para tocar según la postura de Jaime, a lo largo de su discurso solo

se remite a aclarar el rol del Foro, con respecto a la policía, y a afirmar que la relación con

la policía es buena, sin complicaciones ni adversidades. Para Jaime el cambio hacia “la

policía comunal” es muy favorable teniendo en cuenta que se puede tener un seguimiento

más cercano de la policía local, y que el intendente tiene la potestad de gestionar el

funcionamiento de su policía.

Este es un aspecto importante que rescata el secretario de “la policía comunal”, destacando

la diferencia con períodos anteriores, en los cuáles se hacía más complicado el control de la

policía ya que dependía de la provincia, y las gestiones se volvían más lentas y engorrosas,

por la burocratización que caracteriza al ministerio.

Esta postura que mantiene el Foro en la actualidad, no implica que esté desviada de los

objetivos con los que se formularon los foros, ya que ese es uno de los puntos primordiales
88
de la legislación, pero una pata importante que no se tiene en cuenta en el caso de La Furia,

es la idea de que la seguridad ciudadana se constituya sobre un trabajo en red, y que la

participación ciudadana se efectiviza en los foros. Claramente en La Furia el Foro no actúa

como un espacio de participación ciudadana.

A partir de estos aspectos observo que en La Furia carece de un aspecto importante para

garantizar el modelo de policía comunal que describe Dammert (2003) y es el compromiso

de los gobiernos locales de fomentar espacios donde la comunidad participe y trabaje en la

planificación de la seguridad conjuntamente con el municipio y la policía. Si bien observé

la participación ciudadana en temas de seguridad percibí la falta de espacios de

participación para que pudieran ser captadas o aglutinadas por algún líder local o alguna

entidad en particular. En este punto percibo una falencia en los gobernantes de turno a la

hora de impulsar espacios y políticas de participación ciudadana.

Es una situación muy atípica y redundante, ya que poco puedo describir de la participación

de los ciudadanos a través del Foro, en el caso de La Furia el Foro no actúa como el

representante de la ciudadanía. A pesar de que Jaime, se preocupe en aclarar que los foros

fueron creados para ejercer una representación de la comunidad, en cuanto a pedidos,

solicitudes o seguimientos de distintos procesos inherentes a la seguridad, este rol no parece

ser evidente en La Furia, al menos desde el discurso de los actores indagados.

Pérez y Benítez, funcionarios públicos, están totalmente de acuerdo en afirmar que los

Foros de seguridad deben estar intrínsecamente relacionados con la “Policía Comunal”,

fueron creados con la finalidad de controlar a la policía y de crear un espacio para que las

personas puedan ejercer una participación en la seguridad, que se piensa para la ciudadanía.

Más allá de esta aclaración, sostienen que en la realidad la comunidad no participa, que

solo asisten seis o siete personas, los representantes de las instituciones. Mientras que Juan,
89
periodista local, ante esta situación también vislumbra la poca participación comunitaria

dentro del Foro e inclusive se atreve a sostener que las instituciones no se encuentran muy

comprometidas a mejorar la seguridad ciudadana, ni de abrir el debate a toda la comunidad

para escuchar e incluir nuevos proyectos y propuestas.

Si me remito al discurso de los entrevistados, observo que la falencia pasa por la falta de

compromiso que manifiestan los actores, ya que desde lo que se percibe detrás del discurso

de Jaime, no se vislumbra un interés interno del Foro de afianzar la representación

ciudadana, si se piensa en seis o siete integrantes, es casi imposible pensar en una

representación de 15000 voluntades, que es la cantidad de habitantes que La Furia posee.

Además, otro rasgo de esta falta de apertura institucional, es la poca convocatoria a sus

sesiones o a sus asambleas ordinarias al resto de la población, la mayoría de las veces estas

acontecen sin ser percibidas por los habitantes, porque no es debidamente comunicado ni se

convocan abiertamente. Nuevamente observo la clara independencia con la que trabaja el

Foro, y la falta de interés en realizar una apertura a la comunidad entera, para que pueda

participar y convertirse en un protagonista activo en la planificación de la seguridad

ciudadana, tal como lo propone la legislación.

Las manifestaciones de la ciudadanía alrededor de la seguridad que han germinado, no se

dieron a través del Foro; que en teoría debería ser el espacio de las inquietudes de los

ciudadanos; por el contrario en La Furia, muchas de las demandas de seguridad de la

comunidad, han sido canalizadas y captadas por otros medios, y plasmadas en las distintas

formas de movilización; dejando al Foro en un lugar relegado del debate por la seguridad.

90
Capítulo IV
La policía

Llegado a este punto del análisis, considero netamente necesario, ahondar la problemática

abordada desde la perspectiva misma de los y las policías. Hemos descripto las

interrelaciones con la ciudadanía y las percepciones que los otros construyen de la

institución policial; en este punto es primordial indagar en los discursos de los agentes

policiales: cómo entienden el cambio hacia el modelo comunal y cómo lo experimentan.

De los cuatro sujetos policiales entrevistados puedo vislumbrar distintas concepciones con

respecto a determinadas problemáticas, pero sin embargo todos tienden a caer en un

hermetismo cuando se pretende abordar ciertos temas, y sobre todo si se trata de replantear

aspectos de la institución policial. A pesar de este hermetismo buscaré construir las

percepciones de los agentes ya que hasta el momento en este trabajo permanecen ausentes.

Con este fin, retomaré los discursos de cuatro efectivos policiales, tres de los cuáles les

realicé una entrevista, mientras que con uno de ellos resultó una charla espontánea en la vía

pública, sin que estas condiciones me dificultaran la obtención de datos ricos para el

análisis.

1- La labor policial en la trama de relaciones cercanas

En principio me resulta interesante realizar una delineación de cómo es el trabajo cotidiano,

sus funciones diarias y las percepciones que construyen los actores a partir de ello.

En la comisaría de La Furia se encuentran trabajando, en la actualidad, alrededor de 48

efectivos, entre los cuáles se incluyen los cuatro que se desempeñan en los dos

91
destacamentos rurales. Debemos tener en cuenta que el partido se divide en dos cuadrículas

y dos destacamentos rurales, comparado con un distrito, como por ejemplo Cañuelas, que

debido a su tamaño se divide en ocho cuadrículas. Es de acuerdo a la superficie lo que

determina la cantidad de cuadrículas en que se dividen los distritos y las patrullas

destinadas a cada una.

Por otro lado, la creación de las patrullas en la zona rural, ha sido uno de las reformas que

se implementaron con las policías comunales y tiene como objetivo prevenir delitos rurales

que en ciudades como La Furia suelen ser muy frecuentes. Pérez, en su entrevista, valoriza

de sobre manera la labor de estas patrullas, sosteniendo que ha sido una implementación

muy favorable para el pueblo, sobre todo teniendo en cuenta el buen desempeño de los

efectivos que se encuentran al frente de los destacamentos.

Mariano, es uno de los efectivos entrevistados, se desempeña en la zona rural y manifiesta

que la constitución de estos destacamentos ha sido un cambio que se percibió

favorablemente en el campo furiense. Su opinión responde a la baja en actos delictivos;

tales como el abigeato o el robo de ganado; que se venían dando en la zona rural. Y a su

vez Mariano, afirma que la gente se siente segura, cuidada con la presencia de la policía.

Otro de los puntos para destacar es la cantidad de efectivos que se encuentran trabajando en

la actualidad, esta particularidad es propia de la reforma, ya que la cantidad de efectivos

estaba dada por el número de habitantes de cada distrito, y por el índice de delitos

acaecidos. La Furia cuenta con una tasa de delitos que no asciende a la unidad y con 15000

habitantes aproximadamente, estas cifras son las que determinan la cantidad de efectivos

con las que cuenta la cuidad. Ahora bien, si me remito a los relatos de los sujetos encuentro

que los casos de violencia doméstica y violencia de género se han acrecentado en la ciudad,

tanto los efectivos policiales como Laureano; el Ayudante Fiscal; han sostenido que la
92
mayoría de las demandas hacia la policía se dan por estos casos de violencia. Retomemos el

lugar de la policía al momento de comentar esta cuestión, admiten que cada vez aumentan

más este tipo de demandas, y que la comisaría local no cuenta con la capacidad, ni con las

herramientas necesarias para canalizar y darle un tratamiento apropiado a estos casos.

Mercedes lo expresa en la siguiente cita:

...por ahí acá y en lugares tan chicos, el policía tiene que estar para un montón de cosas que
no está, y en los lugares grandes donde hay movimientos de otras cosas también tiene que
acudir a llamados que no está capacitado ¿entendés? (Mercedes, Sargento)

Mercedes lo afirma claramente, en lugares chicos existen otras problemáticas, y lo

compara con otros distritos en los cuáles trabajó, como Cañuelas, en donde la realidad es

otra, ya que se dan otros modos operandi y otros tipos de delitos. Sostiene que en una

ciudad como Cañuelas existen delitos tales como tráfico de drogas, robos a mano armada,

hurtos, agresiones físicas graves entre personas, etc., comparado a un distrito como La

Furia, donde la realidad es otra, los mayores problemas con los que ella se ha encontrado

son: peleas entre vecinos; conflictos maritales por manutención o tenencia de los hijos;

violencia de género; problemas de ordenamiento en el tránsito; y también demandas de los

vecinos en cuestiones de raigambre social o si se quiere de la cotidianeidad, como por

ejemplo levantar un perro muerto de la vía pública. Y para juzgarlo, concluye en algo muy

interesante, sostiene que el policía no se encuentra capacitado para tratar con ninguna de las

dos realidades, ya que existe una “falencia en la capacitación del policía”, desde la

formación académica hasta la capacitación durante la trayectoria laboral. Para Mercedes la

institución policial se “quedó en el tiempo” y no se ha podido adaptar a los cambios que

sufrió la sociedad. Pero concibe este estancamiento como parte de un estancamiento en

93
general de las instituciones correspondientes y de las áreas gubernamentales. Mercedes

opina que es por esta razón muchas veces el policía no sabe como desenvolverse en

determinada situación.

En este punto puedo vislumbrar lo que sostiene Dammert (2005) en uno de sus trabajos,

donde explica que la reforma policial, es una forma de enfrentar los cambios que se fueron

dando en la sociedad, y en esta línea de análisis afirma que el estado debe incluir reformas

en las instituciones correspondientes, para evitar estos desfasajes entre los procesos sociales

y las reformas institucionales, evitando que se reproduzcan organizaciones arcaicas. El

estado debe velar por implementar las reformas en la policía en pos de mejorar la calidad

de vida de la ciudadanía canalizando las nuevas demandas y adaptándose a las nuevas

realidades. Según la perspectiva de Mercedes, la Policía Comunal si bien reformuló parte

de su organización no incluyó modificaciones en sus procesos de formación y capacitación.

Si se buscaba una policía más cercana a la ciudadanía, una policía que pueda resolver los

problemas a través del conocimiento de ellos; porque se supone que se encuentran

empapados por su integración en la comunidad; una realidad como la que describe

Mercedes no encuadra en estos parámetros. Es decir, la policía se encuentra incapaz para

enfrentar ciertos problemas de índole social si se quiere, por desconocimiento o por

incapacidad de poder abordarlos. La apreciación de la mayoría de los actores indagados

acerca del personal es una sentida escasez, por supuesto que para la misma policía este es

un problema que acarrea la reforma en sí, ya que el hecho de que haya tan pocos efectivos

determina que se sobrecargue al personal con mucha más carga horaria y se sientan

desbordados en funciones, trayendo como consecuencia que la policía local no desempeñe

eficazmente sus funciones, y no satisfaga a la comunidad como ésta lo espera. Esto es lo

que plantean los mismos policías, todos manifiestan su descontento con la cantidad de
94
carga horaria que deben cumplir, y como esto repercute en su desempeño diario. María lo

expone de la siguiente manera:

Son 24 horas que vos trabajás de corrido, sin dormir, al otro día son ocho horas que le
llaman horas cores se llaman, horas extras que algunos, la mayoría te obligan a hacerlas
porque como no hay gente, no hay personal, tenés que hacerlas para cubrir los bancos
afuera o caminar el centro, o cubrir la municipalidad. Eh… y después están los bancos que
en días franco te toca el día de hacer banco adentro, en la garita que son ocho horas más, o
sea no tenés un día libre. Yo por ejemplo no hacía banco, vos podés elegir no hacer, pero si
algún día no hay gente, tenés que ir y tenés que ir ¿entendés? (María, Oficial)

Mercedes también manifiesta que son muy pocos los efectivos que ejercen en La Furia,

dejando como consecuencia que se recargue con todo el trabajo que debería realizar un

policía a diario a los pocos que se encuentran de servicio. Mariano también manifiesta esta

disconformidad con la gran carga horaria; pero apegado a sus años de antigüedad; analiza la

situación desde otro lugar, y se atreve a relacionar el exceso de trabajo con la relación que

se establece con la comunidad. Desde su percepción el hecho de sufrir tanta carga horaria y

de que el agente pertenezca a la misma comunidad, implica una presión extra que repercute

en el trato hacia el ciudadano. Es decir, según Mariano con la sobrecarga de trabajo se

produce en el policía un cansancio físico y moral, lo cual en algunas oportunidades influye

en la relación de intolerancia hacia el ciudadano. El teniente encuentra la justificación de la

arrogancia, en la que suele subsumirse la policía, a través del cansancio y la presión de la

ciudadanía a la que están expuestos en el día a día. Al respecto Mariana Sirimarco (2007)

en unos de sus trabajos encuentra esta “queja” casi generalizada hacia toda la fuerza,

independientemente si se trata de la policía comunal o no, ella supone que al ingresar a la

institución policial esta se apropia de los cuerpos y de las biografías de su personal, “ser”

95
policía implica entregarse las 24 horas del día a la labor policial y a la reproducción de la

cultura y los parámetros valorativos policiales.

Retomando la perspectiva da Mariano, la presión extra a la que se refiere es que la

ciudadanía ejerce presión a través de la pertenencia al mismo lugar geográfico (la ciudad).

Tanto policías como ciudadanos ante todo son furienses, y esta cercanía muchas veces les

juega en contra a esta fuerza de seguridad, debido al recelo o resentimiento del que da

cuenta Mercedes. Este aspecto ya lo había remarcado Pérez en su discurso y Mariano

también lo percibe y lo expresa de la siguiente manera:

Mucha carga horario y maneja mucho, uno acá se ve en La Furia, o sea el que trabaja en la
comisaría vive mucho, lidiando mucho con problemas ajenos, si o si con problemas ajenos,
discute con el que le hace la contravención, discute con el que está mal estacionado, discute
con el que le pega a la mujer, discute con el que no cuida al hijo, discute con el que está
robando la bicicleta, siempre está con, siempre está presionado, con el que se pelea en el
boliche siempre. ;...es mucha la presión en ese sentido si, porque mi hija va a la escuela acá,
yo voy a comprar o sea, porque la policía se nutre de la misma sociedad también, los
testigos salen de la misma sociedad, yo voy al almacén a comprar y tengo que tener también
la delicadeza de la forma de actuar si el almacenero está mal estacionado tiene que, si bien
no ceder ir de una forma correcta a infraccionarlo, ¿me entiende? (Mariano, Teniente
Primero)

En ambas citas Mariano expone su opinión con respecto a la dificultad que encuentra el

policía en La Furia para acercarse al ciudadano, pero sin embargo sostiene que mas allá de

encontrar esta renuencia en la comunidad, es el mismo agente el que tiene que poder

incluirse en la comunidad y tratar de efectuar el acercamiento necesario para que la gente

pueda confiar en la policía, y desde la comisaría se pueda brindar el mejor servicio al

ciudadano, intentando buscar las soluciones más óptimas para las inquietudes que se

96
presenten. Y agrega, que es el policía el que tiene que tener una actitud cordial y amena

hacia la población, porque así lo requiere su formación profesional y así lo amerita su rol.

En unos de sus artículos la Ley 13210 establece:

ARTICULO 11°: Las incorporaciones de personal a las Policías de la Provincia de Buenos Aires
que se dispongan por parte de la autoridad de aplicación, deberán dar preferencia a los residentes
y/o habitantes del Municipio, o de la vecindad del lugar al que serán asignados.” (Ley 13210).

Claramente comprendemos que el espíritu de los legisladores y del Ministerio era

conformar una nueva relación y un nuevo acercamiento entre los ciudadanos y los policías,

suponiendo que el hecho de que los efectivos pertenecieran a la misma comunidad

implicaría una simpatía entre ambos actores y un compromiso mutuo en la acción

mancomunada en busca de brindar una seguridad favorable a todos. Sin embargo, a partir

de las entrevistas percibo que los efectivos policiales no construyen las mejores

percepciones al respecto, y se acercan mucho a lo que el ex intendente formula en su

análisis. Más adelante retomaré este punto más en profundidad.

Ahora bien, para retomar el discurso de los sujetos indagados, todos acordaron en que el

poco personal existente en la comisaría, representa el obstáculo más persistente para ejercer

su rol de la manera más eficaz, pero los datos empíricos no concuerdan con los discursos de

los sujetos. Tuve la oportunidad de realizar varias visitas a la comisaría local y realizar una

observación puntual de los comportamientos y las prácticas cotidianas dentro del mundo

policial furiense ¿Que implica sumergirse en la comisaría local? Por un lado si uno se

presenta un día de la semana a la comisaría, se topará con alrededor de seis o siete efectivos

merodeando dentro de la comisaría, mientras que en las calles se puede percibir un

patrullero recorriendo el centro de la cuidad. En cambio, en las calles periféricas no se

observa la presencia de la policía, entonces surge la pregunta ¿falta de efectivos? Por otro

97
lado se perciben ciertos usos que para ellos pertenecen a la cotidianeidad, pero que se

contradicen con la idea que los funcionarios y los mismos efectivos tienen:“el del buen

desempeño de los agentes locales”, se podría poner como ejemplo el hecho de que tomen

una indagatoria, o declaración con las puertas totalmente abiertas, lo cual implica que

cualquier persona ajena que ingresa a la comisaría, o cualquier agente que circule por los

pasillos, están en perfectas condiciones de ponerse al tanto de las causas, los problemas del

denunciante o el testimonio de una persona. En este punto surge otro interrogante

¿privacidad, confidencialidad, preservación de la identidad?, en la comisaría de La Furia,

en la realidad, existe una carencia de estos aspectos.

2- ¿Cambios, Reforma? ¿Verdad o apariencia?

La Reforma de la Policía Comunal apuntaba a generar un cambio interno dentro de la

policía, produciendo un acercamiento entre la institución policial y entre la comunidad, y

de esta manera otorgarle un papel preponderante en la planificación de la seguridad a la

ciudadanía. Lucía Dammert, en muchos de sus trabajos, ha destacado esta necesidad de

introducir una reforma de este tipo, como un cambio que se encontraba en el tapete de las

discusiones en cuanto a la planificación de las políticas de seguridad. La fuerte

desconfianza de la ciudadanía hacia el policía, los casos de corrupción en los que la policía

se ha visto involucrada y el crecimiento gradual del delito durante la década de 1990 ha

hecho inminente la necesidad de un cambio en el vínculo entre la policía y la ciudadanía.

La Policía Comunal, viene a significar una respuesta a esta problemática, permitiendo que

la comunidad participe de la prevención del delito y respalde el accionar de la policía

(Dammert, 2003).
98
A continuación agregaré una comparación que retomé del trabajo de Alberto Montbrun

(2002) en donde se presentan las diferencias entre el modelo tradicional de policía y lo que

se pretende buscar con el nuevo modelo de policía comunal. El objetivo de este anexo es

realizar una comparación entre la policía que se esperaba con la reforma y lo que pude

observar en el caso concreto de la implementación en La Furia, analizando con lo que me

encontré en la experiencia, y si ello se condice con algunos de los siguientes supuestos

teóricos:

Policía Tradicional: reactiva, centralizada, perfil militarista, respuesta unificada, basada en


números, trabajando “por” la comunidad, aislada del poder civil, proveedora de respuestas,
orientada a la acción pos delictual, los jefes deciden, acción reglada, guiada por tareas,
organización jerárquica vertical, modelo de liderazgo: mando, autoridad, poder, exclusiva:
ellos nosotros.
Nuevos Modelos: proactiva, descentralizada, perfil civil: profesional de la difusión,
respuesta múltiple, basada en conceptos, trabajando “con” la comunidad, integrada al poder
civil, articuladora de respuestas, orientada a la prevención, los policías deciden, actuación
discrecional con código ético, guiada por obtención de resultados, organización
hetarárquica/ chata o en red, modo de liderazgo: ejemplo, estímulo, facilitación, inclusiva
todos (aún los que no nos gustan). (Montbrun, 2002: 12)

Ahora bien, a partir de esta referencia teórica, me resulta interesante conocer como

percibieron estas reformas los actores afectados, es decir, vale la pena indagar acerca de las

percepciones que los agentes de policía han conformado alrededor de dicha reforma.

Al adentrarnos en el análisis percibimos un dato interesante, es que los efectivos en persona

no creen que se hayan producido grandes cambios, es decir, para los policías la “policía

comunal” no ha significado cambios sustanciales dentro de la institución. En este punto

concuerdan con la opinión de Laureano, el ayudante fiscal, quién sostiene en su entrevista

que él no percibe el cambio, ya que las funciones y las relaciones que establece la ayudantía

99
fiscal con la policía no han percibido modificaciones. De la misma manera lo conciben los

agentes, las funciones siguen siendo las mismas, así como las relaciones jerárquicas se

mantienen intactas entre ellos, solo que perciben un cambio a la hora de remitirles cuentas

al intendente. A partir de que la policía cayó bajo el control del intendente municipal, el

contacto se volvió más directo, y esto implicó que los efectivos cuenten con un apoyo más

constante, al menos así lo perciben Mariano y Mercedes, en sus respectivas entrevistas. El

primero de ellos incluso se atreve a afirmar, que hoy por hoy cuentan con más materiales y

vehículos que en los momentos que la policía dependía del Ministerio. A raíz de que el

intendente es el jefe de la policía comunal las gestiones son más próximas y las respuestas a

las demandas de la policía tienen un seguimiento más constante y personal, a diferencia de

lo que ocurría cuando las gestiones debían recorrer el camino hasta que el Ministerio

ofreciera una respuesta. Según Mariano con “la Policía Comunal”, se ha producido una

afluencia de materiales y vehículos que eran muy necesarios para el buen desempeño de la

policía. María no está de acuerdo con ello, ya que la oficial sostiene que muchas veces

carecen de algunos materiales e indumentaria, aduciendo que la institución solo le entrega

el arma y un uniforme cuando se egresa de la escuela de formación, pero luego la

vestimenta corre por parte de cada oficial, elemento relativamente costoso.

El caso de María es particular en algunos aspectos, uno de ellos es que no tiene una visión

muy buena del ser policía, a pesar de llevar cuatro años en la fuerza. Ella supone que carece

de la templanza para ejercer de policía y que solo valoriza los beneficios económicos que

recibe, como el sueldo relativamente bueno y la facilidad de obtener créditos, y demás

réditos monetarios que percibe. Solo por eso la agente reconoce que ejerce en la fuerza,

además de confesar que ingresó a la policía solo porque era una salida laboral fácil y

rápida, y que como era “comunal” el destino que tocaba era la cuidad de origen. Este es el
100
aspecto de la reforma, que María destaca como el más favorable, aunque encuentra en este

aspecto su lado negativo. Esto es, el hecho de pertenecer al mismo pueblo implica que se

conozcan todos, tanto agentes como ciudadanos saben y conocen las vivencias del otro,

esto genera que limite o condicione al agente para realizar su trabajo de policía, o que luego

pueda desenvolverse como un ciudadano común cuando se encuentra de civil. María lo

expresa claramente en la siguiente cita:

...yo creo que para la gente es peor porque vos al conocerla te tengo que hacer una
infracción o algo y es como que te sentís, o sea es tu trabajo, lo tenés que hacer, pero vos
sos mi amiga por ejemplo y te da como cosa porque la otra persona no lo entiende, algunos
sí, pero la mayoría no lo entiende y dice: "ah sos mi amiga, ¿me vas a hacer una
infracción?" y es tu trabajo. Entonces o quedás mal, como mala, por no decir otra palabra o
tenés que hacer tu trabajo, entonces es difícil trabajar en tu pueblo, la mayoría de los chicos
a veces eligen irse a otros lados, a trabajar por ese tema, el tema de conocer a la gente, o a
algún familiar también, te toca parar un auto, o no se cualquier cosa, o a veces alguien robó
y tal vez fue algún allegado tuyo. Por ejemplo a mi me pasó de...bueno el hombre de acá al
lado es el que mató a la señora y bueno yo lo conocía y me tocó actuar y bueno que voy a
hacer, pero era incómoda la situación porque lo conocía, los trataba a los dos viste, y es
incómodo. (María, Oficial)

Tanto Mariano, como Mercedes tienen en cuenta esta situación y observan esta dualidad de

situaciones que observa María, “lo mismo que te digo como positivo, te lo digo como

negativo”, sostiene Mercedes, porque afirman que para todos los agentes es muy difícil

“convivir” en la comunidad de La Furia como agentes de policía. Por otro lado esta

situación da cuenta de la presión en la que viven constantemente y de la lucha que deben

lidiar día a día como policías, que comenta Mariano, por ello él aclara que trabajar en el

destacamento rural es mucho más tranquilo que desempeñar funciones en la comisaría, ya

101
que en el casco urbano siempre se tiene roce con alguien, y constantemente hay que lidiar

con los problemas ajenos.

Otro de los aspectos más relevantes en los que acuerdan todos, es en percibir un cambio en

la formación recibida, en este aspecto cada uno aporta una percepción distinta de las cosas.

Por un lado María no está de acuerdo con la formación recibida, ya que le resultó muy

rigurosa y autoritaria, y sin posibilidad de serle de útil en el trabajo diario, claramente

María observa que el objetivo de la formación era endurecerte. Nuevamente es interesante

que cite a Sirimarco(2004), cuando explica que es desde la formación que se le infringe al

aspirante a policía la masculinización que caracteriza a la institución policial, y sostiene que

es desde los procesos de formación que se intenta premoldear los cuerpos y transformarlos

como un sujeto disciplinado y capaz de detentar la autoridad ante la sociedad civil, ya que

de eso se trata ser policía, de reproducir los lineamientos disciplinarios, autoritarios,

verticalistas y jerárquicos propios de la policía.

La idea de una formación dura y rígida como la que expone Sirimarco, es la postura que

defiende Mercedes a diferencia de María, e incluso se atreve a sostener que a la nueva

formación le falta un poco de disciplina y rigidez. Además agrega que hay una falta en la

formación de las cuestiones de derecho, de logística y de armamento, permitiendo que esta

falencia en la educación les presente un desconocimiento de sus derechos, y los deje

desamparados ante la ley, por no comprender las garantías legales a las que pueden recurrir.

Mariano, por su parte, también observa esta sensación acerca de la formación recibida, y

analizarlo desde la postura de este teniente me resulta muy interesante por los años que

lleva en la fuerza. Según su opinión, la formación adoptada también forma parte de la

reforma, hoy por hoy se han flexibilizado un poco los parámetros de relación entre

102
jerárquicos y pares, diferente a etapas anteriores en donde primaba el respeto y los estratos

jerárquicos.

...desde ya que hace 25 años atrás era otra la policía era otra la formación, era más
respetuosa, era más, entre nosotros había más eh, con más respeto, mas unidos, mas
compañerismo, mas unidos, a los viejos se los respetaba mucho, la formación nuestra es
diferente a la que hoy en día, mas, a mi a veces me cuesta tutear a la persona porque son
años de servicio, y años de tratar a todo el mundo de usted, entonces... (Mariano, Teniente
Primero)

Mariano forma parte de, lo que él denomina, la “vieja policía”, y esto le influye muchísimo

en sus concepciones, en el caso de la formación, el apela a que la nueva formación es fruto

de la reforma que se buscó en la policía, y la cuál opina que carece de disciplina y de una

rigurosidad en el accionar, permitiendo que “los nuevos” se performen con cierta liviandad

e irreverencia hacia la institución, Mariano inclusive va más lejos y tilda a los jóvenes de

ser confianzudos y tender a los abusos de poder.

Pablo, un oficial retirado que también pertenece a la “camada vieja”, explica estos cambios

en la policía, a partir de estas diferencias que marca Mariano con los nuevos. Pablo sostiene

que los policías más eficientes que se encuentran hoy por hoy en la comisaría local, son sin

duda los policías que provienen de la “policía anterior”, apelando a las buenas formas y al

respeto a las normas que tienen en su labor cotidiana. Tanto Pablo como Mariano suponen

que efectuar los cambios en la policía; y en su formación sobre todo; ha sido el peor mal

infligido sobre los cuadros policiales. Ambos sostienen que este tipo de docilidad en la

formación y luego en las normativas institucionales, es lo que lleva a que los nuevos

predispongan de ciertas prácticas que no se condicen con los hábitos y las representaciones

de los “policías viejos”, como la forma de dirigirse a sus superiores, y el trato con respecto
103
a sus pares, son actitudes que tanto Pablo como Mariano observan que se han ido

modificando a partir de las reformas en la policía, volviéndose más flexibles y más

horizontales las relaciones dentro de la institución.

Por otro lado Mercedes sostiene que hay muchos pares que no deberían ejercer como

policía porque carecen de “vocación” para ello, y solo están con el uniforme por un sueldo

a fin de mes. Por su parte Mariano también apela a la vocación para conformar la fuerza,

ambos suponen que es lo primordial para convertirse en policías, ya que es la única manera

que podés comprometerte a cuidar al ciudadano, a velar por la seguridad y a desempeñar

correctamente el trabajo. Esta posición se contradice notablemente con la de María, la cual

asume claramente, que lo único que la motiva en la percepción de un sueldo, y que

efectivamente entró a la fuerza en pos de ello.

Otro aspecto peculiar que destacan los funcionarios entrevistados y los mismos efectivos

policiales, es la falta de postulantes varones para ingresar a la fuerza, aduciendo que se

necesitan más hombres en el plantel de personal. Ya que sostienen que se intenta preservar

a las mujeres para tareas administrativas o de recepción en la comisaría y la falta de

efectivos varones dificulta esta división de tareas. Esta peculiaridad la pude comprobar

fácilmente a la hora de visitar la comisaría o de observar a los agentes cuando recorren las

calles, la mayoría son agentes de sexo femenino. Este aspecto Pérez lo analizaba,

explicando que para ellos esto generaba un inconveniente por la ausencia de postulantes

masculinos; pero según la opinión del funcionario este fenómeno encontraba su explicación

en que existía una oferta de trabajo considerable para hombres en empresas radicadas en la

cuidad, donde quizás se percibía un sueldo mayor que en la policía.

Retomando la voz de los efectivos, a pesar de sus diferencias, en todos percibí esta renuncia

a replantearse cuestiones de la institución policial, si bien en algunos aspectos aparecen


104
ejemplos, de críticas o desavenencias, todos imponen una distancia a juzgar al conjunto del

que son parte, en sus discursos no hay lugar a expresar disconformidades ni críticas a la

policía, las cosas se aceptan como son porque así se les fueron dadas, y es totalmente

atinado finalizar con una expresión de Mercedes donde hace alusión a esta concepción:

...bueno esas son cargas con las que uno vive porque pertenece a esto, porque pertenece a
esto, sobre todo a una institución como es la policía, que es muy fuerte en muchas cosas y
es muy débil en otras, no tiene un punto medio, entonces eso da pensar, da para analizar
y....lo que pasa que todo sistema tiene sus fallas sobre todo cuando en las instituciones hay
mucha gente suele, suele pasar... (Mercedes, Sargento).

Si me remonto a la cita extraída del trabajo de Montbrun (2002), es importante que

destaque a partir de las palabras de los efectivos, que “la policía comunal” no introdujo

cambios trascendentales, estos lo perciben en su labor cotidiana, ya que asumen que sus

funciones continúan intactas. Varios puntos que se inscriben para los modelos nuevos de

policía, no son palpables en La Furia, como la pro actividad, la inclusión de “todos”, el

trabajar “con” la comunidad, la integración al poder civil, el profesionalismo, y la respuesta

múltiple, son aspectos que no se vislumbran en el accionar policial, ya sea desde el discurso

de los actores estudiados hasta el momento, así como tampoco desde los mismos efectivos.

Incluso pude percibir que tienden a identificarse y reconocerse con los postulados de la

policía tradicional, tales como la centralidad, la acción postdelictual, la reactividad, la

aceptación del verticalismo y de las jerarquías y la detentación del poder. Estos son todos

los puntos que desde los discursos de los agentes indagados logré reconocer como válidos y

como sus basamentos para pensar la institución policial. Claramente son los que definen al

105
modelo de policía tradicional, esto implica que quizás en La Furia aún se encuentran a

medio camino las reformas y los cambios esperados para la Policía Comunal.

Me resulta apropiado dar un cierre a este apartado retomando a Saín (2004) con la idea de

que es necesario desde los gobiernos planificar reformas en la policía que no se aboquen

solo a modificar la institución orgánicamente ni funcionalmente, sino que además se debe

generar una reforma integral de la policía. Es decir, es necesario que se busque reformar la

cultura, los valores, los imaginarios y las representaciones con los que se reproduce la

institución policial. Saín sostiene que si no se genera una reforma integral dentro de la

policía, no se pueden implementar cambios que lleven a buen puerto, o al menos a los

resultados óptimos que se presuponen.

106
Consideraciones finales

A lo largo de esta tesina me adentré a desentramar y comprender el desarrollo y la adopción

de un modelo de policiamiento comunal en una localidad del interior de la provincia de

Buenos Aires, en el marco de relaciones sociales cercanas, indagando en las voces de los

actores que interactúan en la comunidad.

Si pensamos en una policía comunal, debemos entender un modelo trinario de acción, es

decir, un modelo donde trabajen en conjunto la policía, los gobiernos locales y la

comunidad en la planificación de la seguridad; adoptando una estrategia preventiva

novedosa donde prevalezca la participación de la comunidad y la integración de los vecinos

en el planeamiento del sistema de seguridad que se persigue.

El último Plan de Reformas ideado por León Arslanián para introducir cambios en la

Policía Bonaerense (2004-2007), tuvo como uno de los ejes fundantes la implementación

de la Policía Comunal en aquellos distritos que no alcanzaran los 70000 habitantes. Este

impulso renovador nació a partir de la necesidad imperiosa de introducir cambios en una

institución policial, que según los propulsores de esta reforma, convivía con una estructura

retrógrada, verticalista, sesgada por un autoritarismo militarista y con una autonomía

creciente en su accionar, que la convertía en el eje de los reclamos y de las críticas de la

población, demandando una policía más honesta y eficaz. Por otro lado los cambios

socioeconómicos que en las últimas décadas han experimentado los países latinoamericanos

con la aparición de fenómenos mucho más acentuados que en etapas anteriores, tales como

la pobreza, la vulnerabilidad y exclusión social y la aparición de una ola delictiva incesante,

llevaron a repensar a los gobernantes de turno en introducir cambios y reformas para

garantizar un sistema de seguridad más eficiente y certero adaptado a las nuevas realidades.
107
Por estas cuestiones es que se pensó en un Plan de Reformas para la policía, a través del

cual se introdujeran cambios radicales en su estructura organizativa funcional. Uno de estos

cambios fue adoptar un modelo de Policía Comunal, apelando a un modelo horizontal para

un sistema de seguridad amparado en la participación comunitaria.

En un principio en La Furia fueron varios los debates políticos partidarios que suscitó la

adhesión a dicho proyecto, disputas que no se alejaron de las controversias comunes entre

la UCR y el FPV, pero que se anclaron en las falencias y desacuerdos que encontraban en el

proyecto de origen. Por un lado emergió la relación desigual que surge entre el nivel

provincial y el nivel municipal, relación desigual se trata si estudiamos la descentralización

de funciones hacia los gobiernos locales. Esta consistió en el carácter operacional de las

policías, a saber: en cuestiones del accionar cotidiano y logísticas la policía comunal

dependía directamente del municipio, mientras que la provincia mantenía la potestad en

cuestiones presupuestarias, orgánicas y normativas. Ahora bien, esta descentralización

cayó en incoherencias internas que permitieron que las relaciones se vuelvan dispares en

detrimento del municipio. Por un lado la falta de correspondencia entre el número de

habitantes de La Furia y el nivel delictivo de esta ciudad con respecto al parámetro

establecido por la ley, presenta un punto clave de crítica en que han coincidido las

facciones políticas del distrito. Suponen que no existe una discriminación entre las

diferentes realidades que se experimentan, la brecha entre 15000 (número aproximado de

habitantes de La Furia) y 70000 (número que define la ley como límite para adoptar la

policía comunal), es muy grande y determina situaciones dispares imposibles de

homogeneizar en una política tal como presupone el Ministerio con dicha ley. Si se trata de

pensar en el índice delictivo, esto también trajo sus controversias ya que no existe una

diferenciación entre distritos con un índice delictivo elevado, a uno como La Furia que casi
108
no posee delitos, estadísticamente hablando. Esta situación lo deja en una clara desventaja

con respecto al resto de las localidades ya que a nivel global se compara a La Furia con

ciudades del tercer cordón por ejemplo, que cuentan con un nivel delictivo mayor, y lo peor

del caso es que se trabaja en pos de esta comparación, implementando la reforma de la

misma manera en todos los distritos. El nivel provincial paradójicamente tiende a

universalizar la norma en comunidades dispares, es en este punto donde la

descentralización se vuelve dispar y disociada entre ambos niveles.

Ahora bien, paradójicamente a partir de lo analizado deduzco que los procesos de

descentralización estatal asustan o limitan a muchos, es decir, a partir del proceso de

investigación me percaté que La Furia carece de una Dirección de Seguridad o al menos de

un gabinete que se especifique en la planificación de la seguridad ciudadana. Entonces

desde los gobernantes locales se remarcan críticas y desacuerdos con el nivel provincial,

pero se quedan a mitad de camino al pensar en una descentralización local, ya que no hubo

ni hay intenciones de generar espacios propios para programar un sistema de seguridad

loable, y si lo analizo desde otra perspectiva quizás el ímpetu esté puesto en una negación

implícita de delegar funciones o en una necesidad de concentrar poder y atribuciones en el

ejecutivo local.

A pesar de las críticas adoptadas al modelo, existen puntos a favor que los funcionarios

políticos acuñaron y concordaron con el espíritu reformador, por un lado observé que hay

aceptación de la política si se piensa en la capacidad de poder sobre su policía, ya que a

partir de esta política se puede poseer el control directo y la facultad de darles órdenes a la

policía local, y de esta manera frenar los desvíos en los que ha incurrido la fuerza

eventualmente. Sin embargo esta capacidad esconde una incapacidad, o mejor dicho a

trasfondo se encuentran las consecuencias políticas de la reforma. Políticamente hablando


109
se podría decir que el hecho de ser responsable directo de la policía requiere plena

responsabilidad, es decir, ante las demandas hacia la policía, son los gobiernos locales los

que deben hacerle frente, en las buenas y en las malas. En los períodos electorales los

funcionarios políticos se someten al juicio de los ciudadanos, de acuerdo a su capacidad de

gestión en temas de seguridad, entre las demás demandas que porta la ciudadanía por

supuesto; pero esta es una cuestión importante en la que se encuentran evaluados al

momento de emitirse el voto en las urnas. Por ello es que considero que esta potestad sobre

sus policías es una desventaja de esta descentralización sumada a los municipios, debido a

que la provincia al delegar este poder también está delegando responsabilidades y a su vez

se está desligando de problemas.

Representantes del periodismo furiense conciben desde una mirada crítica la realidad de la

policía en la actualidad, independientemente del modelo de policía adoptado, para el

periodismo hablar de policía comunal y del modelo de policía tradicional, termina siendo la

misma cosa, es decir la reforma según su percepción, no ha imprimido cambios

sustanciales. Deviene la pregunta: ¿Por qué ocurre esto?, porque según estos periodistas no

se han cumplido los supuestos básicos que pregonaba el proyecto, debido a que existió una

deficiencia en el manejo político de la policía, desde el municipio no se ha experimentado

una autoridad fuerte sobre la institución determinando una falta de capacidad política de

gestión que garantice la implementación eficaz del proyecto. Desde el periodismo local,

percibo un descreimiento importante hacia la policía y hacia los funcionarios políticos, con

respecto a la capacidad de gestión de las políticas de seguridad y con respecto al accionar

cotidiano de la policía local, adjudicando sospechas de complicidad y encubrimiento

policial. A pesar de que han reconocido que el proyecto en sus inicios y en sus objetivos

podría imprimir un cambio significativo, sostienen que en la práctica no han sucedido tales
110
cambios, en la realidad no se cumplen los supuestos básicos que propone la norma, tales

como la vinculación cercana entre el vecino y el efectivo policial que se pretendía con el

policiamiento comunal. Este punto clave no se ha dado en La Furia, en otras palabras

Policía Comunal y Policía Tradicional han funcionado de la misma manera en la ciudad

estudiada.

Desde la percepción del representante del poder judicial en la ciudad (Ayudante Fiscal)

también encontré una cierta desconfianza en el cambio pretendido, inclusive podría

aventurar que el letrado tampoco percibe un cambio real, sino que el cambio se ha quedado

en el terreno de las palabras, es decir, se ha dado un cambio en los términos pero no en el

modelo sustancial. Sostiene que no observa un horizonte claro hacia donde se dirige la

norma, incluso afirma que el cambio ha sido un capricho desde el gobierno, ya que la

policía permanece dependiendo de la provincia y asegura que hablar de Policía Comunal

reviste adentrarnos en un término confuso, ya que según su opinión no se concibe un

camino certero y una perspectiva concreta hacia dónde dirigir la reforma. Al analizar su

parecer, me atrevo a concebir nuevamente que el eje central está puesto en la

descentralización que se persigue, pero ¿En qué descentralización está pensando este

representante de la justicia? Claramente administrativa, meramente se trata de una manera

de descentralizar funciones pero no hay ánimos de revestir cambios institucionales

radicales; meramente se trata de achicar ciertos gastos presupuestarios que se venían dando.

Ahora bien si de falta de reconocimiento hacia el sujeto policial se trata, no podemos dejar

de concebir la situación paradójica que acontece con el Foro de Seguridad de La Furia, los

foros han surgido como una de las claves de una política participativa de la ciudadanía con

respecto a la seguridad, acompañando a un policiamiento comunal como la entidad a través

de la cual se controla a la policía. Si bien el Foro de La Furia reconoce claramente estos


111
objetivos fundantes, paradójicamente no ha promovido la inclusión y la integración de la

policía, de los funcionarios públicos e incluso de la comunidad en general para trabajar en

conjunto para planificar un sistema de seguridad acorde a las necesidades de la localidad.

Sin embargo que el Foro en La Furia no funcione como un espacio de participación

ciudadana palpable no implica que no hayan surgido intentos en los que la comunidad se ha

manifestado para demandar contra esta policía comunal. En los últimos años ha cobrado

relevancia la participación de la comunidad a través de la disconformidad hacia el

desempeño de la policía local y de los funcionarios públicos. A través de marchas por las

calles de la ciudad, reuniones abiertas a la comunidad con amplia convocatoria y

concurrencia, cartas de lectores, y demás descargos a través de los medios de comunicación

audiovisuales y las redes sociales, han manifestado sus demandas y sus reclamos con

respecto a la adopción de medidas de seguridad más apropiadas y un manejo de la policía

local más acentuado. Estos intentos de participación ciudadana han cobrado diferentes

miradas de acuerdo del actor que se trate, según el periodismo es sumamente positivo, ya

que observan a la ciudadanía emergiendo de un letargo individualista y una pasividad

anterior, mientras que para los funcionarios públicos y los efectivos policiales tildan esta

pauta de acción puramente desde el agobio y el recelo, desde una comunidad furiense que

demanda y demanda sin proponer, amparados en una desconfianza, una falta de

reconocimiento y de respeto creciente hacia el policía. En el discurso de la mayoría de los

actores, aparece la “desconfianza” en la policía que conceptualiza Dammert en uno de sus

trabajos (2003), la autora sostiene que la policía comunal es uno de los cambios propuestos

que supone un nuevo acercamiento entre la comunidad y la policía con ánimos de subsanar

este vínculo. Sin embargo en La Furia la implementación de la “Policía Comunal” no

significó lo que Dammert propone. Sin embargo al reconocer estas pautas de acción
112
comunales, puedo asegurar que han sido intentos de participación en la seguridad desde la

población, si bien han revestido de un carácter esporádico y efímero, son intentos

sumamente valorables, a persar que se dieron por fuera de los canales institucionales

pertinentes; como por ejemplo el Foro de Seguridad local. Si me detengo a analizar esta

situación, encuentro una falencia y una falta de compromiso de los gobiernos locales para

garantizar la participación ciudadana, ya que no se han generado los espacios apropiados

para canalizar y aglutinar estas demandas.

Ahora bien como ha repercutido la Policía Comunal en los mismos efectivos furienses, ¿Ha

incursionado en cambios? Si retomo la voz de los policías estudiados, la respuesta es que

no se han perfilado cambios sustanciales con el modelo de Policía Comunal, ya que sus

funciones permanecen intactas con respecto al modelo tradicional y lo que es importante,

no se ha generado un acercamiento entre la policía y la comunidad, aspecto en el que se

apuntaló el proyecto en sus inicios. Incluso los sujetos se atreven a extraer conclusiones

duales, con respecto al punto de la legislación que determinaba que los efectivos

permanecerían en sus ciudades de origen con el fin de favorecer al acercamiento con la

comunidad, ya que agentes y vecinos se acercarían amistosamente por ser coterráneos. A

partir de este punto observo una dualidad de pareceres, por un lado es positivo porque

representa una facilidad para que los aspirantes ingresen a la policía porque el destino es su

ciudad de origen, sin embargo los sujetos sostienen que este mismo aspecto se les vuelve en

contra a la hora de convivir en comunidad con el vecino, afirmando que sufren una presión

y una evaluación constante por parte de la población. Todos los efectivos han acordado en

que en La Furia no se ha dado un acercamiento amistoso con la comunidad, si no que la

gente se acerca al efectivo desde un resentimiento y un rechazo infundado, sometiéndolos a

una vigilancia constante con respecto a sus labores y a su desempeño como policía.
113
Por otro lado un punto que han destacado como desfavorable es la escasa cantidad de

efectivos que han sido asignados a La Furia, a partir del proyecto se determinaba que el

número de efectivos estaría determinado por la cantidad de habitantes y el índice delictivo

del distrito, en el caso de dicha localidad es bajo el número de efectivos activos que se

corresponderían de acuerdo a sus números. Esta cuestión deja a los agentes muy

desconformes ya que se sienten sobrecargados en funciones y en carga horaria y en

consecuencia imposibilitados para brindar un servicio eficiente.

Una diferencia tajante que ha dejado al descubierto esta Reforma es la separación entre la

nueva y la vieja policía, dos modelos que conviven en la actualidad en La Furia. Aquellos

que pertenecen a la camada vieja se enfrentan día a día con un esfuerzo de adaptación a las

prácticas de los nuevos, marcando diferencias en el trato, en la forma de actuar y en la

formación adquirida de la camada derivada de la Reforma. El agente que lleva años en la

fuerza aduce que la formación adquirida ha sufrido reformas, determinando que los nuevos

aspirantes adquieran prácticas que se alejan del respeto y los tratos jerárquicos. En este

punto encuentro una estrecha relación con la idea de Arslanián de profesionalizar y

otorgarle horizontalidad a la institución, ahora bien si me remito a los viejos policías

entrevistados, este fue el peor mal que la reforma imprimió a la fuerza, ya que sostienen

que carece de la rigidez y de la disciplina que la policía no puede perder. Además una

flaqueza que surge en los discursos al pensar en la formación es la poca capacitación que

encuentran a la hora de tratar los problemas que existen en La Furia, según la perspectiva

de estos efectivos, en dicha localidad se experimentan no tanto delitos tipificados

penalmente, sino que abundan problemas de raigambre social, a saber violencia doméstica,

disputas maritales, conflictos barriales, etc., los cuáles han permitido que el rol del policía

se encuentre distorsionado. Sostienen que no han recibido la formación necesaria para


114
abordar este tipo de problemáticas, porque es la institución policial la que no da cuenta de

estos cambios, es un actor que se ha quedado en el tiempo, no se ha adaptado a los cambios

de las sociedades. Es una concepción curiosa si pienso en el ímpetu que estuvo puesto

desde el Ministerio en el último Plan de Reformas, en modernizar una institución que se

creía con una estructura anquilosa y retrógrada.

Por otro lado, sostienen que una reforma de este tipo ha permitido que no surjan vocaciones

de servicio, debido a que a partir de introducir una Policía Comunal, ha permitido que

muchos aspirantes hayan ingresado a la fuerza por ser una salida laboral rápida, motivados

por intereses económicos, perjudicando de sobremanera un desempeño posterior eficaz y

responsable como funcionario público.

A pesar de las limitaciones que los efectivos han encontrado en el proyecto, han destacado

que a partir de la policía comunal, han establecido un contacto más cercano y un apoyo

continuo del ejecutivo local, implicando que las gestiones se volvieron más ágiles y rápidas

a diferencia de la etapa de pertenencia del Ministerio. Un dato curioso arrojado por los

sujetos es la adopción de nuevos materiales y vehículos, este es un aspecto que lo destacan

como favorable; sin embargo a partir de los datos recabados a partir de mi observación

durante la etapa de investigación; en este aspecto caen en un contradicción, ya que en la

realidad no ocurre eso, no se observa una presencia policial acentuada y tampoco la

existencia de móviles nuevos y en buen estado en las calles furienses. Nuevamente aparece

una dicotomía entre lo que la teoría propone y lo que en la práctica ocurre realmente.

Proactividad, inclusión de todos, trabajar con la comunidad, profesionalismo, integración

del poder civil y respuesta múltiple, son aspectos que rescato a la hora de pensar en un

policiamiento comunal y considero que han sido los supuestos básicos en que ha rondado el

último Plan de Reformas; ahora bien luego de analizar los pareceres de los efectivos
115
concibo una representación con un modelo de policía tradicional al cuál no hay mucho

interés en abandonar desde la institución. Supuestos como: detentación del poder,

centralidad, acción postdelictual, reactividad, aceptación del verticalismo y aislamiento de

la comunidad, son los aspectos que se encuentran muy arraigados en los policías furienses

y que demuestran que la Policía Comunal no ha introducido grandes cambios.

Dos aspectos más que importantes puedo destacar con el ánimo de dar un cierre a este

análisis, por un lado las falencias en que han incurrido el gobierno local y las instituciones

pertinentes para establecer políticas y espacios de participación ciudadana y medidas que

garanticen un sistema de seguridad sustentable, integrando a la policía como actor

primordial para tal fin. No hay que perder de vista que el propio marco normativo de la

policía comunal, es la que limita sus posibilidades, al prever una descentralización

operativa, pero no orgánica. Son los limitaciones y las ambigüedades que tuvo la

legislación en sus fundamentos lo que ha impedido una adopción de un modelo policial de

este tipo sustentable y garantizar una implementación acorde, si se pretendía abandonar la

idea de una policía aislada de la sociedad civil. El otro aspecto que surge es la necesidad de

instituir reformas sobre las instituciones de control de una forma integral, es decir, es

necesario abandonar un pensamiento reformista basado en las características funcionales,

operativas y normativas; y en su lugar hay que imprimir reformas integrales, donde se

modifique la cultura institucional y los basamentos doctrinales, ya que si estos persisten se

vuelve imposible introducir reformas sustentables y duraderas a largo plazo.

En este punto no puedo dejar de pensar como en estos impulsos reformadores son tan

importantes las decisiones políticas y la capacidad de gestión política capaces de dirigir

una política de este tipo hacia un horizonte claro a través de un camino coherente; en La

Furia me aventuro a suponer que el camino de la implementación de la Reforma de la


116
Policía Comunal estuvo plagado de incoherencias e inconsistencias, donde nunca se

fomentó una integración de los gobiernos locales, de la policía y de la comunidad para

trabajar en pos de un sistema de seguridad sustentable para todos.

117
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