Aquí, las artes escénicas siguen estando excluidas, por no poder
ser industrializadas a gran escala. Como dice George Yudice: ¨Las industrias culturales no sólo son instrumento de los conglomerados de entretenimientos que amenazan `aplanar´ sonidos, estandarizar imágenes, coreografiar gestos, logotipizar la vida e imponer el inglés. Son también patrimonio histórico y vivo, recurso que proporciona empleo e ingresos, actividad económica que produce retornos tributarios pero sobre todo son medios para coordinar los deseos, aspiraciones y preocupaciones ciudadanas.¨ (Yudice 2002) El término Industrias creativas, por su parte, con una circulación más nueva hace referencia a las Industrias de contenido que utilizan como principales insumos el talento y la creatividad. Se asume que ellas tienen una base de contenido intelectual, cultural, artístico y también de mercado. Ahora sí, esta denominación es lo suficientemente amplia como para incluir por un lado también a las artes, dado que se empiezan a considerar no sólo aquellos objetos capaces de producirse en serie sino también aquellos objetos únicos y espectáculos en vivo, así como todo lo relativo al diseño y nuevas tecnologías. Esta concepción es defendida y utilizada por la UNCTAD (del inglés United Nations Conference on Trade and Development), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. Finalmente, las industrias del entretenimiento como concepto aportan la visión de Estados Unidos donde el entretenimiento así entendido tiene que ver con ciertas actividades económicas diferenciadas exclusivamente por su orientación hacia el tiempo de ocio (leisure time) contrapuesto al trabajo, que busca divertir y, valga la redundancia, entretener. No hay en este concepto ninguna especificidad en la producción cultural e identitaria y en el papel social que conllevan. Abarcan cine, música, radio-televisión (broadcasting), publicidad, edición y nuevos 30 medios, orquestas, danza y operas, así como el teatro en todas sus formas (performings arts and culture) y se incluyen los deportes, juegos, juguetes, loterías y casinos (gaming and wagering), más los parques de diversiones o parques temáticos. En la gestión latinoamericana, solemos trabajar con un concepto flexible, utilizando los términos con libertad y permitiendo abarcar todo lo relativo a las diferentes expresiones artísticas, manifestaciones culturales y que en general cubren el tiempo de ocio. Una definición con límites más bien nebulosos y poco definidos en donde la constante convergencia y los tiempos de innovación y alta velocidad en los que vivimos van redefiniendo constantemente las fronteras. Pero estas definiciones, definen el encuadre desde donde se visualiza la cultura, las artes y en particular el teatro dentro del campo de trabajo. Un modelo acorde a la cosmovisión de Estados Unidos propondrá las reglas del libre mercado, requiriendo para que un teatro sobreviva que consiga sus propios fondos ya sea a través de taquilla como a través de donaciones o fondos privados (foundraising). Por su parte un modelo derivado de la línea francesa propondrá un apoyo desde el Estado como fundamental, a través de becas y subsidios para que esos espectáculos puedan desarrollarse en toda su potencialidad y diversidad. A media línea entre estos dos, un modelo más propio del Reino 31 Unido, que también se utiliza mucho por
COUTSOUMPOS, Panayotis (2019) - Pablo de Tarso. Una Introducción Al Hombre, La Misión y Su Mensaje. Biblioteca de Estudios Paulinos #1. Fortaleza Ediciones