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Pensamiento Estratégico de Hugo Chávez

El 7 de octubre de 2012 Hugo Chávez Frías ganaba por tercera ocasión las elecciones
presidenciales en Venezuela, alcanzó el 54.4% de los votos, en una contienda más compleja en
relación a las anteriores. Al saber la decisión de su pueblo, expresó: “Este ha sido un día memorable.
Les doy gracias, compañeros, por su apoyo y le pido a Dios que me dé vida y salud (…) Hoy mismo
comienza el nuevo ciclo de gobierno bolivariano. Me comprometo a ser cada día un mejor
presidente”.
El presidente Chávez debía conducir Venezuela hasta el año 2019, pero no puedo concluir
con su mandato, dejó la vida terrenal el 5 de marzo de 2013, después de una dura y complicada
batalla contra el cáncer. Chávez partió a los 58 años, dejando un gran legado de ideales, la esperanza
de construir la patria grande y el horizonte de otro mundo posible.
En  la evolución (revolución) de su pensamiento, Chávez no olvido la carga histórica en la
esencia del árbol de las tres raíces que lo forjó ideológicamente: la raíz bolivariana –Bolívar, el
hombre revolucionario–, la raíz robinsoniana –Simón Rodríguez, el filósofo– y la raíz zamorana –
Ezequiel Zamora, el general de hombres libres–, visión dialéctica que lo llevó a buscar la
construcción de improntas de transformaciones para transferir el poder al pueblo y aceptando los
desafíos del nuevo milenio.
Chávez convertía toda idea en cascadas de acontecimientos en y desde la humanidad:
soberanía energética y soberanía alimentaria, educación, salud y vivienda, convertían a las misiones
en estrategias suprasectoriales, avanzando con paso firme hacia Agro-Venezuela y Vivir viviendo.
Barrio Adentro abrió los caminos hacia la transformación estructural en el acceso a la atención en
salud a través de la instalación de centros de atención médica, ubicados en la profundidad de los
barrios populares, en los sectores marginados, en el campo, en las amazonas y en las aldeas
indígenas de venezolanos y venezolanas.
Misión Ribas convocaba a los jóvenes y a los adultos para que culminaran el bachillerato,
asumiendo a la educación y el trabajo como procesos fundamentales para alcanzar el desarrollo de
las personas en el marco del respeto a su dignidad. Robinson alfabetizaba, y fue, sin duda, una de las
misiones de solidaridad y amor más hermosas que recuerde la historia del continente.
De la mano de Cuba nació la Misión Milagro, esfuerzo solidario en el ámbito oftalmológico
para todos los pueblos del mundo, sin distinción social, edad ni raza de los pacientes. Operaciones
sin costo alguno permitieron devolver la visión a millones de seres humanos con esta noble obra
humanitaria.
Voluntad política y humana del presidente venezolano Hugo Chávez, quien declaró la
educación y la salud como derecho humano, estableció mecanismos movilizadores y
concientizadores en la búsqueda de formas organizacionales más solidarias de descolonización del
conocimiento y la salud, así como de la independencia científica y tecnológica, mediante una
formación desde el ser y como devenir que coloca al mundo con la mirada transformadora hacia una
realidad que priorice la condición humana.
Todas las manos sembrando y desafiando la miseria inyectada por el neoliberalismo,
nutriendo de esperanzas y satisfaciendo las necesidades de trabajo, del saber, de la salud y del vivir,
impactaron en la mejora de las condiciones de vida de quienes les fue negado ese derecho,
posibilitando el crecimiento digno de mujeres y hombres, y permitiendo con el tiempo la cosecha de
los “poderes creadores del pueblo”.
Desde dentro y hacia el mundo, Hugo Chávez sorprendió al interrumpir la estrategia
hemisférica geopolítica de Estados Unidos para el siglo XXI, mostró su enérgica oposición a la
propuesta del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). “Porque no prevé nada para los sin
techo, los sin escuela, los sin trabajo (…) contribuiría a incrementar los grados de desintegración que
tienen nuestras sociedades y de divisiones muy peligrosas, porque ese es el caldo de cultivo para la
violencia”, sostuvo Chávez.
Con el ALCA se pretendía negociar la vida humana y natural, pues este no era un tratado,
Estados Unidos quería la anexión de América Latina y el Caribe. En 2005, Mar del Plata fue testigo
de la unidad de los pueblos que dieron sepultura a uno de los proyectos más ambiciosos de los
gobiernos estadounidenses. Chávez, al decir “No al ALCA” fue trazando las grandes líneas y
enunció la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) como símbolos que
exponían la magia de la integración y unidad entre los pueblos, la que poco a poco iría tomando
cuerpo y sentido.
Un cuerpo con alma, el alma de los movimientos sociales, “reinventar esta América Latina
con un mecanismo real de integración para nuestros pueblos”, dijo Chávez. El ALBA como
amanecer, como esperanza, como sentido de integración y unión que conjuntó proyectos múltiples y
diversos con culturas y pueblos que persisten en caminar juntos.
“El ALBA propuso el renacer de los proyectos de vida que quedaron inconclusos, que fueron
abortados, reprimidos por siglos/por décadas”, dijo Judith Valencia. El ALBA acogió los principios
de solidaridad, el respeto a la soberanía y la complementariedad productiva mediante el intercambio
compensado y las ventajas cooperativas.
Chávez se manifestó hacia la Unión Suramericana de Naciones (Unasur), dando contenido al
avance de la unidad Suramericana, instancia que daba cuenta del cambio en el proceso de América
del Sur, que buscando las raíces del Vivir Bien, iba cultivando la integración entre y para los
pueblos.
Desde su filosofía de la comunicación, Hugo Chávez concibió a Telesur como el instrumento
de comunicación alternativo y emancipador al servicio de la difusión de nuestras circunstancias, de
nuestras fortalezas y debilidades, de las luchas emancipadoras. Alternativa a las cadenas y
corporaciones informativas hegemónicas, Telesur hace realidades las utopías, reencuentra la unidad
de América Latina y el Caribe, transmite la cultura y las identidades de los pueblos desde un nuevo
horizonte del pensar y sentir en la Región.
El comandante Chávez hizo camino al andar, imprimiendo un ritmo inusual en su patria
grande y su Venezuela que tanto amó, siempre con la sagacidad que lo caracterizó. Aún es difícil
asimilar su ausencia física, su presencia rebelde, su pensamiento estratégico y antiimperialista.  A
nueve años de su partida física sigue siendo un imprescindible.

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