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Los Incendios forestales: son fuegos naturales o provocados que queman la vegetación de un

bosque. Los silvicultores suelen distinguir entre tres tipos de incendio forestal: los fuegos de suelo,
los fuegos de superficie y los fuegos de corona. ¿Qué se puede hacer al respecto?

Los silvicultores suelen distinguir entre tres tipos de incendio forestal: los fuegos de suelo, que
queman la capa de humus del suelo del bosque pero no arden de forma apreciable sobre la
superficie; los fuegos de superficie, que queman el sotobosque y los residuos superficiales; y los
fuegos de corona, que avanzan por las copas de los árboles o arbustos. No es infrecuente que se
produzcan dos o tres de estos tipos de incendio al mismo tiempo. Los programas de lucha contra
el fuego son frecuentes en muchos países, e incluyen la prevención de incendios, la lucha contra
incendios y el uso del fuego en la gestión de los suelos. Esta técnica de deforestación, muy
utilizada para despejar grandes Áreas de bosque con fines agrícolas y otros, es muy dañina para el
medio ambiente. La gran cantidad de dióxido de carbono desprendida contribuye al efecto
invernadero. La desaparición de los árboles y la cubierta vegetal destruye habitats, acelera la
erosión y multiplica la carga de sedimentos de los ríos, haciendo que las inundaciones estaciónales
sean mucho más graves.

Tipos de Incendio y Sus Consecuencias

Existen varias formas en que la vegetación se quema, y cada una con su consecuencia. Estepa
patagónica Los llamados pastizales corresponden a la estepa patagónica, cubierta en su mayoría
por pastos secos como el coirón, unos matorrales bajos y semiesféricos. A esto se le suman sauces
en los cauces de los arroyos y arbustos espinosos desperdigados por el medio de la nada.

Estos pastos no se queman como usualmente se ven en otras partes del país. Los pastos de la
estepa se queman a mucha temperatura y producen mucha llama. Cuando el viento este en calma,
se queman lentamente, pero cuando el viento sopla, las llamas son llevadas como la espuma de
las olas, haciendo que el fuego avance a una velocidad vertiginosa. Ni siquiera los caminos son
capaces de detener el avance d e un fuego con viento.
Cuando el fuego ha pasado, no queda nada sobre y debajo del suelo. Si la combustión fue rápida
hay una probabilidad de que las raíces hayan sobrevivido, y la planta vuelve a recuperarse en un
lapso de dos o tres años. Si no es así le demandara un poco más de tiempo, pero no más de diez
años. El problema es que al no haber vegetación el suelo queda expuesto. El viento hace un
trabajo erosionador impresionante. En días de viento, a muchos kilómetros de distancia se ven las
columnas de polvo elevarse en los cerros. Es ese mismo polvo que se junta formando dunas y
ayudando a la desertificación de la Patagonia. Cuando llueve, el panorama no es mucho mejor, ya
que el agua se lleva gran parte del suelo expuesto, dejando profundos surcos y causando aluviones
de barro que cubren lo que queda intacto.

El incendio de bosques, árboles en general, es más complejo. Pero puede ser reducido a dos
aspectos básicos: el fuego de copa y el fuego de sotobosque. El fuego de copa es el más peligroso.
Es cuando el viento sopla con furia. Todo el follaje del árbol arde al mismo tiempo en una
gigantesca llamarada. El calor generado ronda los 600 a 1000 grados, e incluso puede alcanzar los
1500. Serviría para derretir el hierro. Como en un bosque un árbol no se quema solo, el efecto es
abrumador. Esta gran masa incandescente eleva tanto la temperatura del aire que genera su
propio microclima, absorbiendo aire y expulsando el aire caliente en una turbulencia que tiende a
girar sobre si mismo, generando una especie de tornado al revés.

En esta turbulencia son lanzadas ramas y hojas encendidas en lo que es una verdadera lluvia de
fuego, que luego encienden más árboles a cientos de metros de distancia. El sonido que produce
este tipo de fuego es ensordecedor. Nadie puede dejar de estremecerse ante el fragor de una
tormenta de fuego con llamas que alcanzan el centenar de metros de altura. Es este tipo de fuego
que merece el titulo de "incontrolable".

El segundo tipo de fuego es cuando no hay viento. Los árboles se queman lentamente y las llamas
consumen las plantas del sotobosque. Es posible caminar con relativa seguridad al lado del fuego.
Es aquí donde los brigadistas pueden trabajar en su lucha por cercar, controlar y apagar el fuego.
Mientras que en el fuego de copa el viento a veces hace que un árbol queme sus hojas pero no el
tronco (lo que en cierta forma es una ventaja, ya que el árbol no muere y en dos años esta
brotando de nuevo) en el fuego de sotobosque todo se quema lento y a fondo. Incluso las raíces se
queman a varios metros bajo el suelo. Pueden estar quemándose semanas antes de apagarse, y
hacer que un fuego rebrote en cualquier momento, en cualquier parte.

Prevención de Incendios
La mayor parte de los incendios forestales se deben a descuidos humanos o son provocados. Son
comparativamente pocos los incendios originados por los rayos. Las condiciones climatológicas
influyen en la susceptibilidad que un área determinada presenta frente al fuego; factores como la
temperatura, la humedad y la pluviosidad determinan la velocidad y el grado al que se seca el
material inflamable y, por tanto, la combustibilidad del bosque. El viento tiende a acelerar la
desecación y a aumentar la gravedad de los incendios avivando la combustión.

Estableciendo la correlación entre los diversos elementos climatológicos y la inflamabilidad de los


residuos de ramas y hojas, es posible predecir el riesgo de incendio de un día cualquiera en
cualquier localidad. En condiciones de riesgo extremo, los bosques pueden cerrarse al público.

Aunque las organizaciones relacionadas con el control del fuego combaten todos los incendios, los
fuegos debidos a causas naturales siempre han sido un fenómeno natural dentro del ecosistema.
La eliminación total de los incendios puede producir cambios indeseables en los patrones de
vegetación y puede permitir la acumulación de materiales combustibles, aumentando las
posibilidades de que se produzcan incendios catastróficos. En algunos parques y reservas
naturales, donde el objetivo es mantener las condiciones naturales, normalmente se deja que los
incendios provocados por los rayos sigan su curso bajo una meticulosa vigilancia.

Detección y Lucha Contra el Fuego

Uno de los aspectos más importantes en el control de los incendios forestales es el sistema que
permita localizarlos antes de que tengan ocasión de extenderse. Las patrullas forestales con base
en tierra y las torres de vigilancia han sido, en gran medida, desplazadas por aeroplanos o
helicópteros que detectan los incendios, determinan su localización en el mapa y vigilan su
desarrollo.

Los fuegos de suelo, una vez declarados, son difíciles de extinguir. Cuando la capa de humus no es
muy profunda, es posible apagarlos con agua o arena. En la mayor parte de los casos, no obstante,
se controlan excavando zanjas a su alrededor y dejando que se extingan por sí mismos. Los fuegos
de superficie se limitan limpiando el área adyacente de vegetación baja y restos, o haciendo
cortafuegos de emergencia para confinar el área. Los fuegos de corona son difíciles de extinguir.
Se puede dejar que lo hagan por si mismos, pueden ser detenidos con agua, o limitarse por medio
de contrafuegos. Las áreas de contrafuego se crean quemando con cuidado una franja de bosque a
sotavento del incendio para que cuando el fuego llegue al área quemada no pueda ir más allá.

Consecuencias de los Incendios

El bosque sube más el paso del fuego, porque tiene más que perder que la estepa. La
consecuencia más inmediata es la erosión hídrica, cuando el agua se lleva la tierra, y esto es
debido a la característica del suelo andino en sí.

A diferencia de lo que muchos piensan, el bosque se sustenta en una capa de tierra


medianamente fértil de unos 60 centímetros de espesor. Debajo de eso hay capas de suelo
gredoso, arenoso, pedregoso y muchos más, todos inútiles para que algo crezca encima.
Normalmente esta delgada capa fértil es sostenida por las raíces de los árboles, pero cuando se
queman ya nada sujeta esta tierra y entonces es erosionada por el viento y el agua. El resultado
puede ser una tierra yerma sin capacidad de regeneración a corto y mediano plazo. Mientras que
en unos pocos años las plantas y arbustos pueden volver a crecer en terreno arrasado, si no hay
tierra sobre la que sustentarse la recuperación se hace muy difícil.

La naturaleza no permanece impávida ante el fuego. Tiene sus mecanismos para recuperarse, pero
para esto hay que evitar tocarla, dentro de lo posible. En muchos lugares no es necesario hacer
nada. La recuperación se inicia apenas pasa el fuego. Pero donde el daño es mayor se puede
requerir la intervención humana para reconstruir lo que la misma mano humana ha destruido.
Esto hay que tomarlo con pinzas, ya que es más peligroso hacer mal una recuperación que no
tocar el lugar.

¿Que Hacer?

Los incendios forestales se deben a descuidos humanos y es por ello que somos nosotros los que
de emergencia debemos tratar de buscar una solución al problema.

Uno de los aspectos más importantes en el control de los incendios forestales es el sistema que
permita localizarlos antes de que tengan ocasión de extenderse.
Las patrullas forestales con base en tierra y las torres de vigilancia han sido, en gran medida,
desplazadas por aeroplanos o helicópteros que detectan los incendios, determinan su localización
en el mapa y vigilan su desarrollo.

Como sabemos que los fuegos de suelo, una vez declarados, son difíciles de extinguir, lo que se
hace en la gran parte de los incendios es tratar de controlar excavando zanjas a su alrededor y
dejando que se extingan por sí mismos. Eso es lo que aplican algunos parques y reservas, donde el
objetivo es mantener las condiciones naturales.

Llama la atención que a veces los fuegos son usados para eliminar residuos tras una tala, favorecer
el crecimiento de plantones de árbol, o impedir que se acumulen productos combustibles. En las
condiciones controladas de la silvicultura los incendios benefician tanto a la fauna silvestre como
al ganado.

Pero para tratar de subsanar las secuelas de incendios descontrolados, a juicio del Fondo Mundial
para la naturaleza lo ideal seria desarrollar, a partir de los estados, proyectos de reforestación.
FACTORES QUE INFLUYEN EN EL INICIO Y PROPAGACIÓN DE UN INCENDIO FORESTAL

Los factores que influyen en el inicio y propagación de un incendio forestal pueden agruparse en
tres tipos principales: topográficos, atmosféricos y bióticos. Estos tres tipos de factores forman la
llamada “tríada del fuego”.

Factores de tipo topográfico

Son los más constantes de los tres, e influyen sobre los otros dos. Los factores topográficos más
importantes son:

- Pendiente: en un fuego que asciende, cuanto mayor sea la pendiente más rápido se propagará el
incendio, ya que las llamas se encontrarán más cerca del combustible y este se precalentará antes.
En cuanto a su influencia en el tiempo atmosférico los cañones y chimeneas de fuerte pendiente
son origen de vientos ascendentes intensos que aumentarán la velocidad de propagación del
fuego.

- Altitud: tiene una gran influencia sobre la climatología, que a su vez repercute en el desarrollo
vegetal. A más altitud, en general, menor será la temperatura ambiental y mayor la humedad. El
descenso de la temperatura con la altitud hace que en paralelo también descienda la cantidad de
combustible vegetal.

- Exposición: en las laderas de solana la temperatura es más alta y por tanto la humedad relativa,
menor, siendo más favorables para el inicio y propagación del fuego.

- Relieve: tiene especial influencia en los regímenes de vientos y en el microclima.

Factores de tipo atmosférico

Como se ha visto están muy influidos por los factores topográficos. Los principales son:
- Humedad atmosférica: influye directamente en la humedad del combustible, que cuanto más
húmedo esté más difícilmente arderá, ya que será necesario invertir más energía en evaporar el
agua.

- Temperatura ambiente: a mayor temperatura más desecación habrá, siendo por tanto las
condiciones más favorables para el inicio y desarrollo del incendio.

- Viento: favorece la propagación del fuego al aportar oxígeno, aproximar las llamas al combustible
que aún no ha ardido, desplazar chispas y pavesas y desecar el combustible.

Factores de tipo biótico

Son los factores ligados al combustible forestal. Los principales son:

- Estado del combustible: vivo o muerto. El muerto tendrá menos humedad y arderá más
fácilmente.

- Ubicación: subterráneos, superficiales o aéreos. La proporción de cada uno determinará el tipo


de incendio.

- Disponibilidad: no todo el combustible está en condiciones de arder.

Otras características del combustible a tener en cuenta son la cantidad, tamaño, forma,
compactación, continuidad horizontal y vertical, densidad, sustancias químicas presentes y
humedad.

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