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Sobre el ensayo Cuando vi Inglaterra por primera vez

Nota y traducción: Jimena Jiménez Real

 “Autenticidad emocional” fue el sintagma que eligió Susan Sontag para referirse a la
escritura de Jamaica Kincaid1. En este texto, que Transas presenta por primera vez en
castellano en la delicada traducción de Jimena Jiménez Real, se capta perfectamente el
sentido de esa descripción. La escritora antiguana presenta una suerte
de fenomenología de la colonización, que se manifiesta desde en los nombres de las
calles de su ciudad hasta en detalles mínimos de su niñez, como un desayuno
inexplicable para un país tropical o las frases con las que se describen los cambios
climáticos. El lector podrá acompañarla en las múltiples primeras veces que vio
Inglaterra.

Jamaica Kincaid.Foto: Annie Leibovitz

1
“It’s poignant, but it’s poignant because it’s so truthful and it’s so complicated”, Sontag says. “She
doesn’t treat these things in a sentimental or facile way.” Sontag has been an admirer of Kincaid’s
work since her first stories were published. “She is one of the few writers writing in English now
that I would always want to read”. Ibídem.
Jamaica Kincaid no es de Jamaica sino de otra nación caribeña de descendientes de esclavos
africanos: la formada por las gemelas Antigua y Barbuda. Tampoco es su nombre real, Jamaica: en
1973, cuando tenía 24 años y era una joven afrocaribeña exiliada en Nueva York que tipeaba
entrevistas para una revista de adolescentes, cambió el muy británico Elaine Potter Richardson por
Jamaica Kincaid. Nacida el 25 de mayo de 1949 en Saint John, en la pobreza tropical de una
Antigua y Barbuda que aún era colonia británica 2, tuvo una infancia marcada por dos conflictos: el
desapego emocional de su madre y el ambiente opresivo de una colonia cuyas escuelas castigaban
a los jóvenes revoltosos haciéndoles escribir una y otra vez estrofas de El paraíso perdido de John
Milton. En 1966, a los 17 años, tomó un vuelo a Estados Unidos para trabajar como niñera en el
seno de una familia del suburbio neoyorquino de Scarsdale y cortó todo lazo familiar: no volvería a
la isla que la vio nacer sino 29 años después, a los 36 años. Después de ejercer de secretaria y
periodista para diversas publicaciones, escribió para The New Yorker durante 20 años, hasta 1996.
En la actualidad es profesora del Departamento de Estudios africanos y afroamericanos de la
Universidad de Harvard y autora de textos de ficción y no ficción entre los que se cuentan la
colección de cuentos At the Bottom of the River  (1983), el ensayo A Small Place (1988) y las
novelas Annie John (1985), Lucy (1990) y su obra más reciente, See Now Then (2013).

A Jamaica no le interesa explorar clase, género y raza en tanto estructuras fijas sino como
categorías sujetas a las dinámicas de poder 3. Es por eso que su escritura se nutre de los dos
conflictos que dejaron huella en su vida (una tensa relación con la figura materna y la opresión de
su país de origen por una autoridad primero colonial, y luego, neocolonial), pero no desde un lugar
de autoafirmación de la propia identidad: en lugar de reivindicar su existencia de mujer negra,
Kincaid la da por asumida para explorar el mundo físico y emocional de quienes, como ella, son
mujeres y negras.

2
En 1967, Antigua y Barbuda adquirió el estatus de Estado asociado a Gran Bretaña. No fue hasta
1981 que alcanzó la independencia, convirtiéndose en un Estado autónomo integrante de la
Commonwealth.

3
Afirma la autora que “a lot of Caribbean writers are obsessed with race and class in a way that I

don’t see or feel. They think the idea of race and class is fixed from beginning to end, but I think
it’s just a question of power – who can enforce race, who can enforce class. I don’t think anything
is fixed.” En Garis, L. (7 de octubre de 1990). Through West Indian Eyes. The New York Times.
Disponible en: http://www.nytimes.com/1990/10/07/magazine/through-west-indian-eyes.html?
pagewanted=all&src=pm
Susan Sontag, para quien Kincaid fue «una de las pocas escritoras angloparlantes actuales que
querría leer siempre», llamó «autenticidad emocional» a esta cualidad de su escritura 4. Interpelada
por las circunstancias de su proceso creativo, Kincaid habla de un cierto aislamiento que facilita «un
momento donde uno calla y escucha»5. Quizá es por eso que, como afirma el nobel santaluciano
Derek Walcott, las frases, a medida que ella las escribe, parecen detenerse a medio camino,
indecisas sobre si quieren ser lo que son o lo contrario, para «descubrir cómo se sienten» en una
pausa que permite a quien lee calibrar la temperatura emocional y psicológica de la narradora.

En este texto, versión en castellano de su ensayo “On Seeing England for the First Time”, publicado
por primera vez en 1991 en Transition Magazine, Jamaica Kincaid reflexiona con un enojo in
crescendo sobre las repercusiones de la dominación colonial en la Antigua y Barbuda de su infancia
y sobre las dinámicas de poder que persisten ahora para después arrojar ese enojo al vacío.

4
“Perhaps the single most consistent and striking quality in her work is what the critic Susan Sontag
refers to as its “emotional truthfulness”. “It’s poignant, but it’s poignant because it’s so truthful and
it’s so complicated”, Sontag says. “She doesn’t treat these things in a sentimental or facile way.”

5
“What do you think is needed in an environment to create an artist?” I ask.

“You need. . .” She thinks for a long time. “You certainly need a moment where you’re silent and
you listen. Which is not possible in Antigua. Everything is too intense. Everything crowds in. It’s
small. It’s smaller than small, so it’s larger than large.” Ibídem.

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