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La oralidad: Un ingrediente indispensable

para el contencioso administrativo


Por ARTURO VILLEGAS 20-06-2019 00:03

La oralidad es una garantía de trascendental valor en los


procesos judiciales en tanto permite la inmediación a través
del contacto directo entre las pruebas dispuestas por las
partes y los juzgadores llamados a evaluarlas.

Ningún juicio debería carecer de una vista oral como


ingrediente esencial de la receta para una buena y ágil
administración de justicia, sin embargo han transcurrido 72
años desde la promulgación de la Ley No. 1494 que crea la
jurisdicción contencioso-administrativa sin que la oralidad
haya alcanzado las costas del Tribunal Superior
Administrativo, lo anterior con excepción de los
procedimientos constitucionales, las medidas cautelares y
una que otra medida.

La vetusta ley establece una abrumadora etapa de


instrucción a cargo del presidente del Tribunal, que se ve
obligado a dictar autos, notificar escritos, catalogar las
acciones, conocer y resolver las medidas cautelares y
asignar la sala que finalmente sentenciará las controversias
del fondo del litigio administrativo. Este trajín procesal crea
un congestionamiento que imposibilita la tramitación
expedita de los expedientes, repercutiendo en el bienestar
de los justiciables que aspiran a una solución justa y pronta
de las causas que inician.

Resulta más que evidente que, el exceso de papel en los


procesos contenciosos administrativos y tributarios merma
significativamente la capacidad de respuesta del Tribunal
llamado a controlar la legalidad y eficiencia de la
Administración, por lo que la oralidad parece ser el eslabón
perdido entre la carga de trabajo y la celeridad de las
decisiones.

La renovada Suprema Corte de Justicia tiene una tarea


relegada históricamente por el Poder Judicial, la creación
de las condiciones propicias para incorporar plenamente la
oralidad en el Tribunal Superior Administrativo, aligerar la
carga que sopesa sobre la presidencia de dicha jurisdicción
y, más importante aún regenerar las esperanzas de los
ciudadanos cuyas acciones se añejan sin respuesta alguna.
La implementación de la vista oral en el proceso
contencioso administrativo y tributario es un objetivo posible
de alcanzar y totalmente legal, solo bastaría que la
Suprema Corte de Justicia, en el ejercicio de su facultad
reglamentaria dispuesta en el artículo 14 literal h de la Ley
No. 25-1, emita un reglamentario que así la disponga y la
regule.

El instrumento normativo tendente a reglamentar la


celebración de las audiencias públicas y orales en el
Tribunal Superior Administrativo sería una concreción del
debido proceso, específicamente del artículo 69.4 de
nuestra Constitución y un complemento necesario del
longevo procedimiento legal que no responde a los
requerimientos del presente y, si bien es cierto que el
Tribunal Constitucional ha establecido que el derecho a ser
oído también se ve garantizado mediante la presentación
de escritos (TC/0578-17), no menos cierto es que la
presentación de argumentos orales acortaría la extendida
duración de los procesos judiciales en el contencioso.
Aún queda mucho camino por recorrer, empero deben
darse pasos firmes para efectuar la transición de una
jurisdicción sobre cargada de papel y burocracias excesivas
hacia una justicia más sencilla, democrática y eficaz.
Reglamentar la oralidad en el contencioso debe ser el norte,
pues incentivará a los ya desalentados administrados a
acudir al Tribunal Superior Administrativo a reclamar la
protección de sus derechos frente a los desmanes de la
Administración Pública.

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