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I. INTRODUCCIÓN.

Es indiscutible que la violencia derivada de las relaciones afectivas entre


hombre y mujer es un flagelo social que merece renovados esfuerzos para su erradicación de la
nación salvadoreña; y en tal sentido, al constituir un problema multidisciplinar, requiere una
orientación altamente técnica que tenga como enfoque primordial la modificación de patrones
conductuales que han pervivido por siglos en nuestras comunidades. De ahí que, el tratamiento
legal de lo que primeramente conocimos como “violencia doméstica” o “intrafamiliar, y que
recientemente ha sido dimensionado en el supra-concepto de “violencia de género” o “contra las
mujeres”, implica retomar una discusión sensata acerca de cuáles deberán ser las políticas
públicas más eficaces en orden a su reducción e eliminación progresiva de nuestra sociedad
El siguente análisis sobre dos aspectos que consideramos no necesarios de la ley intregral para la
vida libre de violencia contra la mujer en sus siglas LEIV, consideramos que la modificación de
leyes ya existentes esta de mas pues asi como lo regula el articulo 128 del código penal, la ley
especial también regula el homicido, pero creando una multiple figura esta en referencia al sexo
femenino conocido como feminicidio,, que en nuestra observación ambas llevan a la misma pena
establecida para dicha figura delictiva, esto vendría a ser un fenómeno de expansión pero en
figuras delictivas únicamente, porque si de la sanción se trata ambas leyes aplican su pena de igual
forma

Es de esta forma que en el analislis de esta ley podemos observar dos niveles, |1- la
compatibilidad de valores y principios que nuestra constitución menciona en ella y 2- la relación
que tendría cada tribunal en el marco interpretativo que deberá realizar cada juez. conforme el
método jurídico que proporciona la dogmática penal, único instrumento que permite a los jueces
una correcta calificación jurídica del delito. A estos dos tipos de problemas –constitucionales y de
interpretación legal– deseo referirme con un particular énfasis en el delito de feminicidio.

Esto da lugar a una complicada construcción normativa en relación a los delitos contra la vida que
distingue entre: (a) tipo básico de homicidio sancionado con pena de 10 a 20 años; (b) tipo
cualificado de homicidio cuando concurra alguna de las circunstancias contempladas en los
ordinales 3°, 4° y 7° –alevosía, premeditación, abuso de superioridad, veneno u otro medio
insidioso o fuese ejecutado conforme motivos abyectos o fútiles– cuya sanción mínima y máxima
es de 20 a 30 años de prisión; (c) tipo cualificado de homicidio cuando sea ejecutado en una mujer
cuya pena oscila entre los 20 a los 35 años – art. 45 LEIV–; (d) tipo cualificado de homicidio
agravado en cualquier situación contemplada en los ordinales 1°, 2°, 5°, 6°, 8°, 9° y 10° del art. 129
CP cuya sanción oscila

entre los 30 a 50 años de prisión; y (e) el tipo hiper-cualificado de feminicidio establecido en el art.
46 LEIV que tiene también una pena de 30 a 50 años de prisión.

En otras palabras, un juez puede elegir imponer la pena de prisión de 20 años tanto por
feminicidio como por homicidio en su figura básica. O puede imponer 50 años al concurrir alguno
de los supuestos del art. 46 LEIV o del art. 129 CP. Lo que nos lleva a afirmar que el delito de
feminicidio es sencillamente un tipo cualificado de homicidio en razón tanto de la víctima como de
las condiciones particulares de ejecución del delito, pudo haber sido incorporado al Código Penal
mediante un numeral independiente al art.129 CP.

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