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Quienes eran las sinsombrero

Se trataba de pintoras, poetas, novelistas, escultoras e ilustradoras que con sus


trabajos y activismo trataron de cambiar la concepción y las normas existentes en la
España de los años 20 y 30. Fueron mujeres rompedoras, transgresoras, valientes y
luchadoras que entraron sin complejos en el mundo artístico de la época,
enfrentándose a las normas sociales y reivindicando un papel intelectual en un
espacio tradicionalmente de hombres.

Donde se conocieron
Las mujeres sinsombrero pertenecen al movimiento literario de la Generación del 27
y se conocieron frecuentando ambientes progresistas. Acudían a tertulias en las que
se debatía sobre obras literarias e ideas a favor de los derechos de las mujeres. A la
vez que se les negaba la entrada en tabernas, puestos de responsabilidad o la
presidencia del país.

Soñaban con exponer obras que jamás se habían visto y firmadas con un nombre
de mujer. El formato era muy variado, desde la escultura a los retratos surrealistas.
Sus compañeros se llevaron más fama, seguro que te suenen nombres
como:Federico García Lorca, Rafael Alberti 

Tanto las sinsombrero y los hombres de la Generación del 27 estuvieron vinculados


a la prensa. La Revista Occidente y Gaceta Literaria publicó artículos suyos en los
que hablaban de los cambios en el arte y las ansias por crear un mundo nuevo.

En la Generación del 27 hubo mujeres como las sinsombrero que llenaron galerías
de arte y publicaron obras literarias que siguen teniendo gran valor en la actualidad.

Concha Méndez

Especialmente conocida por sus obras poéticas, Concepción (Concha) Méndez fue
una escritora, poeta, autora de teatro y guionista. Su estilo poético se caracterizaba
por ser directo y sincero, rozando lo intimista con un carácter inusual y mucho
menos en mujeres que en su época estaban sometidas a una gran represión. 

Concha Méndez Cuesta nació el 27 de julio de 1898 en Madrid, España, la mayor


de once hermanos.[3]​De familia rica, recibió educación en un colegio francés, 
Uno de los personajes femeninos de la escritura española de poemas que destaca
en este siglo es Concepción Méndez Cuesta, que nace en la región madrileña a
finales del siglo XIX ante una España sedienta por un cambio social y político.

Formó parte de un par de grupos literarios revolucionarios, más notoriamente de


la generación del 27.

Concha comienza a interesarse por la búsqueda de la igualdad para las mujeres en


su juventud, al ser educada en la primera institución universitaria femenina de
España, la Residencia de Señoritas, fundada por la autora María de Maeztu.

.Concha Méndez viaja desde temprana edad, a pesar del desacuerdo de sus
padres, y alcanza codearse con artistas de reconocidas obras literarias.
También funda la imprenta «La Verónica» junto al que sería su esposo y padre de su
hija, el poeta Altolaguirre. Esta imprenta la establecen ambos en La Habana durante
los cuatro años de estancia en la isla. Emanciparse le permite publicar sus obras en
Cuba, Argentina y México, participar en el Congreso de Intelectuales en Defensa de
la Cultura, escribir obras dramáticas, tanto infantiles con finalidad educativa,
como obras existencialistas de pinceladas surrealistas. En resumen, la vida deseada
que consistía en viajar y escribir, y de la cual hacía alusión la autora en «Memorias
habladas, memorias armadas».

Concha Méndez fallece en la Ciudad de México en el año 1986.

Características
Su poesía rompe con lo tradicional y se enmarca en el período del estallido estético
de la Vanguardia durante los años de la Segunda República. Muchas de las
expresiones simbolistas en sus poemas conectan al lector con el Decadentismo,
el Impresionismo, el Esteticismo y el Esencialismo. Su producción artística podría
dividirse en tres etapas diferenciadas y que al mismo tiempo se relacionan con su
vida personal. A la primera etapa pertenecen sus primeros escritos de
«Inquietudes» de 1926, «Surtidor» de 1928 y «Canciones de mar y tierra» de 1830.
Período en el cual Concha estaría influenciada por Rafael Alberti. En «Inquietudes»
aparecen poemas de corte «ultraísta» que hablan de la vida moderna, de
automoviles, del deporte, bailes, cine, naturaleza y viajes:

A la segunda etapa pertenecen sus obras «Vida a Vida» de 1932 y «Niño y sombra»


de 1936, ambos reeditados y recogidos, junto a otros poemas inéditos, en «Lluvias
enlazadas» de 1939 en La Habana, impreso en su entonces imprenta «El ciervo
herido». A través del lenguaje de este último libro de poemas, la autora deja ver
el desencanto y escepticismo del exilio, junto al desarraigo personal. También se
acoge a esta etapa «Sombra y sueños» de 1944, poemas donde Concha se apoya
en las temáticas de lo sombrío, la soledad, el dolor, la resistencia, el abandono y la
nostalgia provocada por el exilio.
La tercera etapa vino marcada por poemas donde el eje temático trataba sobre la
alegría por el nacimiento del niño Jesús, temas como el tiempo, los recuerdos, los
sueños, la muerte y la propia existencia del ser humano. Libros como «Vida o río»
de 1979 y «Entre el soñar y el vivir» de 1981, pertenecen a este período.

Maruja Mallo

Fue la máxima expresión femenina del surrealismo figurativo español; una pintora e
ilustradora que, en ocasiones, aparecía vestida con atuendos de caballero. Cultivó
dos etapas diferenciadas del surrealismo: una colorista (años 20) y otra sombría y
apagada (años 30
Fue la cuarta hija de los catorce que tuvo el matrimonio formado por el madrileño
Justo Gómez Mallo (funcionario del Cuerpo de Aduanas) y María del Pilar González
Lorenzo
En 1922, con veinte años, y en un nuevo traslado de la familia a Madrid, entró a
estudiar en la Real Academia de Bellas Arte
En Madrid se relacionó con artistas, escritores y cineastas de la Generación del
27 como Concha Méndez, Salvador Dalí, Ernesto Giménez Caballero, Gregorio
Prieto, Federico García Lorca, Margarita Manso, Luis Buñuel, María
Zambrano o Rafael Alberti, con el que mantendrá una relación
Su primera exposición en París tuvo lugar en la Galería Pierre en 1932. Allí
comenzó su etapa surrealista. Su pintura cambió radicalmente y alcanzó una gran
maestría, tanto que Breton le compró en 1932 el cuadro titulado Espantapájaros,
obra pintada en 1929, poblada de espectros, que hoy es considerada una de las
grandes obras del surrealismo
A partir de 1936, comenzó su etapa constructiva, mientras seguía exponiendo con
los pintores surrealistas
En Argentina recibió un rápido reconocimiento, colaboró en la revista de
vanguardia Sur, dirigida por Victoria Ocampo, en la que también participaba Borges.
Se dedicó a viajar, viviendo entre Uruguay y Buenos Aires, a diseñar y pintar.
Maruja Mallo, comprometida con la República, 

Finalmente regresó a España en 1962, tras veinticinco años de exilio.

Regreso a EspañaEditar

Se instaló en Madrid, donde, en el mes de octubre, realizó una exposición en la


galería

En 1979 se realizó una exposición antológica de su obra, en la que mostró cuadros


de su última serie pictórica, Los moradores del vacío.[4]​

El 6 de febrero de 1995 murió en Madrid a los noventa y tres años.[8]​

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