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Sotelo, gracias K.

Cross & Botton


IN LOVE WITH A COWBOY
A Curvy Girl and Her Dad’s Best Friend

Hope Ford

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Jacob
Nuestro chef tuvo que marcharse y nos quedamos en un aprieto.
Mi mejor amigo desde hace veinte años se ofreció para que su
hija, que acaba de graduarse en la escuela de cocina, viniera a
ayudarnos. Ya no es la niña regordeta con coletas que correteaba
por mi rancho. Ahora es una mujer adulta, con curvas y hermosa.
Soy más de veinte años mayor que Holly, y pienso alejarme de
ella. Solo tengo que convencer a mi corazón del plan.

Holly
No he visto a Jacob en cuatro años. Y tengo que preguntarme si
siempre ha sido tan... no sé, varonil, sexy, atractivo... ¿Cómo me
lo he perdido?
Ahora es un anuncio andante de vaqueros cincelados y sexys.
Obviamente necesito controlarme. No importa cuánto lo desee,
no puedo tenerlo. Es el mejor amigo de mi padre, y aunque yo
estuviera dispuesta, sé que Jacob nunca iría ahí.

Esta es una historia corta romántica, dulce y llena de vapor. Cada


uno de la serie puede ser leído por sí mismo. ¡No hay cliffhangers!
Si te gustan los romances cortos con insta love, escenas de amor
calientes, y una historia dulce, entonces este es para ti.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 1
JACOB

Me desperté con nudos en el estómago. Ya sabes esa sensación


que tienes cuando algo está a punto de suceder. Bueno, lo siento.
No sé qué es, pero sé que es grande.
Me ducho rápidamente y me pongo mis vaqueros desgastados y
mi camisa abotonada y me pongo las botas. Vivo en el alojamiento
principal del Knox Dude Ranch, del que somos propietarios mi hijo y
yo.
Bajo al comedor y me encuentro con Liam, mi hijo, y su
prometida Arabella en el comedor. Mi vivienda está arriba, en el ala
oeste. Mi hijo y su prometida viven en el ala este. Al menos hasta que
se construya su casa.
— ¡Hola, hijo! Hola, futura hija. — digo mientras me agacho y le
doy a Arabella un beso en la mejilla.
—No metas las manos, viejo. — bromea Liam conmigo. —
Entonces, ¿qué pasa hoy, papá?
— Bueno, por suerte, Holly va a venir hoy. De hecho, debería
llegar en cualquier momento. Definitivamente necesitamos una
cocinera antes de que lleguen nuestros próximos invitados. — les digo
mientras me sirvo una taza de café. Debería desayunar algo, pero
estoy esperando a que se me asiente el estómago.
— Ha sido muy amable por parte de Rex sugerir que su hija nos
ayude durante un tiempo hasta que encontremos a alguien
permanente. — me dice Liam. —Definitivamente estábamos en un
aprieto.
— Sí, Rex ha sido mi mejor amigo durante los últimos veinte
años. Diablos, Holly encajará perfectamente. Ella y su papá pasaron
suficientes veranos aquí mientras ella crecía. — recuerdo.

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—Me pregunto si todavía tiene coletas. — Liam se ríe. Ahora que
lo pienso, siempre llevaba el pelo largo en coletas. Me vienen a la mente
imágenes de su carita regordeta y recuerdo que siempre se metía las
gafas por la nariz.
Oímos que se acerca un coche y Arabella se levanta de un salto
y corre hacia la ventana para mirar fuera. Sé que está emocionada por
tener a otra mujer cerca.
—Bueno, amigos, definitivamente ya no tiene coletas. — exclama
Holly mientras sigue mirando por la ventana.
Dejo mi taza de café vacía y cojo mi sombrero del gancho. Me
froto el estómago una vez más, intentando calmar el revoloteo que
siento ahí. Salgo al porche y dejo que la puerta mosquitera se cierre
detrás de mí.
Se me abre la boca y tengo que cerrarla con fuerza. Al final de
los escalones está Holly y es un espectáculo para la vista. Han
desaparecido sus gafas y su cara regordeta. También han
desaparecido las largas coletas rubias que le colgaban de los hombros.
Ahora, en su lugar hay una larga melena rubia ondulada que le cae
por la espalda. Está guapísima. Echo un vistazo rápido a su cuerpo y
se me doblan las rodillas. Sus pechos son grandes, e incluso desde
aquí puedo ver sus pezones presionando su camiseta blanca. Su
cintura es más pequeña, pero sus caderas se ensanchan y lo único
que se me ocurre es agarrar sus gruesas caderas y sujetarlas. Lleva
unos vaqueros ajustados con agujeros en las rodillas y los pies
calzados con sandalias. La miro a la cara y parece sonrojada. Intento
disimular el hecho de que he estado mirándola durante los últimos
cinco minutos, ¿o fue una hora? He perdido la noción del tiempo.
Me sonríe y sube las escaleras de un salto, dejando su equipaje
en el último escalón. Salta a mis brazos al mismo tiempo, gritando: —
¡Hey, Jacob!
La rodeo con mis brazos y la atraigo hacia mí. La sensación de
su cuerpo curvilíneo contra el mío, más duro, me acelera el corazón.
Termino nuestro abrazo rápidamente y tengo que obligarme a alejarme
de ella. Si hubiera permanecido mucho más tiempo cerca de ella,
habría sentido mi polla hinchada contra ella.

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—Holly, has crecido. — le digo, solo porque no tengo palabras.
No creo que echármela al hombro y subirla por las escaleras hasta mi
cama vaya a parecerle bien a ella o a su padre. Al pensar en su padre,
mi mejor amigo desde hace veinte años, me aclaro la garganta y bajo
las escaleras para coger su equipaje. Decidido a mantener esto lo más
profesional posible, empiezo a decirle lo mucho que aprecio que haya
venido.
—Significa mucho tenerte aquí, Holly. Sé que, al estar recién
graduada, esto probablemente no es lo que tenías en mente para
empezar tu carrera. Pero te prometo que estamos buscando un
sustituto. Nuestra última cocinera tuvo que marcharse
repentinamente para ir a cuidar a su madre, lo cual entiendo, pero
hemos estado en un aprieto. — Sigo divagando y, cuando paro, Holly
me mira fijamente, sonriendo de oreja a oreja.
Cuando por fin dejo de hablar, ella interviene. —Jacob, me alegro
de estar aquí. Sabes lo mucho que me gustaba estar en el rancho
mientras crecía. Este trabajo es un sueño hecho realidad. Tengo la
oportunidad de hacer las dos cosas que amo, estar en este rancho y
cocinar. Te debo el agradecimiento. — Extiende la mano y me toca el
hombro. Miro hacia abajo, donde está su mano, y veo sus bonitas uñas
rosas. Su mano es tan pequeña comparada con mi enorme cuerpo.
Nos quedamos mirando el uno al otro. Me paso la mano por el
pecho, por encima del corazón. Se agita un poco cuando la oigo hablar
de mi rancho. No tenía ni idea de que le gustara tanto este lugar. Me
pregunto por qué no ha venido con su padre los últimos años.
— Mi, mi, si es la pequeña Holly. — exclama Liam cuando él y
Arabella salen al porche. Holly chilla y salta a los brazos de Liam
mientras él la hace girar. Doy un paso hacia ellos, porque a pesar de
que eran como hermanos cuando crecían, no me gusta que Liam la
toque. ¿En qué estoy pensando? Tengo que salir de aquí antes de
hacer el ridículo.
En ese momento, Holly se separa de los brazos de Liam y se
acerca directamente a Arabella. —Y tú debes ser Bella. — dice. —He
oído hablar mucho de ti. No puedo esperar a conocerte. — Rodea a
Arabella con sus brazos en un gran abrazo. Eso es algo que no ha
cambiado en Holly. Sigue siendo la misma persona extrovertida, que

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hace que todos se sientan cómodos. Ella literalmente ilumina una
habitación.
Arabella y Holly entran a la casa tomadas del brazo y había
adivinado que iban a ser buenas amigas. Pongo el equipaje de Holly
en los brazos de Liam. —Toma, sube esto a su habitación, ¿quieres?
Tengo cosas que hacer.
Empiezo a alejarme, pero me detengo cuando Liam me pregunta:
— ¿Qué pasa, papá? ¿Estás bien?
Me mira con escepticismo y se me calienta el cuello.
Normalmente, no hay muchas cosas que me molesten, pero no sé
cómo hablar o incluso poner en palabras lo que estoy sintiendo ahora
mismo. ¡Joder! Lo único que sé es que estoy en problemas.
—Nada. Ahora vuelvo. — Casi salgo corriendo del porche.
Empiezo a ir hacia el granero, pero luego cambio de rumbo y doy una
zancada hacia mi camioneta. Necesito salir de aquí. Tomar un respiro.
Lo cual es una broma. No se puede conseguir más aire fresco que aquí
en las montañas.

***
HOLLY

Les digo a Arabella y a Liam que los veré más tarde, cierro la
puerta de mi habitación y me apoyo en ella. Las palpitaciones entre
mis piernas no han cesado desde que vi a Jacob de pie en el porche
mirándome al pie de la escalera. Por una fracción de segundo, me
pareció ver lujuria en sus ojos, pero con la misma rapidez desapareció.
No he visto a Jacob desde que tenía dieciséis años, es decir, hace
casi cuatro. Y tengo que preguntarme si siempre ha sido tan... no sé,
varonil, sexy, atractivo... ¿Cómo me perdí eso?
Ahora es un anuncio andante de vaqueros cincelados y sexys.
Obviamente necesito controlarme. No importa cuánto lo desee, no

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puedo tenerlo. Es el mejor amigo de mi padre, y aunque yo estaría
dispuesta, sé que Jacob nunca llegaría ahí.
Respirando profundamente, deshago la maleta y voy a ver la
cocina.
Por supuesto, es el sueño de un chef. Tiene electrodomésticos de
primera línea, mucho espacio de trabajo y un gran ventanal que da al
rancho. Tengo que pellizcarme a mí misma que realmente aterrizó este
trabajo. Jacob actuó como si esto es un paso hacia abajo para mí, ya
que acabo de graduarme, pero honestamente, esto es como un sueño
hecho realidad. No estaba mintiendo cuando dije que amo este rancho.
Nunca en mi vida me he sentido más en paz o más segura que cuando
estoy aquí.
Empiezo a reunir todas las cosas que necesito para hacer
sándwiches. Liam dijo que podía tomarme el día libre, pero quería al
menos ayudar hoy, ya que los invitados estarán aquí mañana. Repaso
los menús que me han dejado. Me sugirieron que empezara con los de
esta primera semana y que después pudiéramos ajustar cualquier
cosa. Después de preparar un almuerzo rápido y fácil, lo llevo al
comedor y preparo un buffet para los empleados del rancho.
A continuación, empiezo a hacer la lista de la compra. Sigo
trabajando cuando oigo que todos entran en el comedor. Es decir,
hasta que entra Jacob. Lo siento cerca de mí incluso antes de verlo.
—Hoy no tenías que preparar el almuerzo. Quería que te
acomodaras. — me dice bruscamente.
—No es nada. Solo unos sándwiches rápidos. — le digo mientras
lo veo dar un gran bocado a un sándwich de carne asada. No puedo
apartar los ojos de su boca y se me aprieta el corazón cuando saca la
lengua para lamerse la mostaza del labio. Me agarro al borde de la
encimera y sé que los nudillos se me están poniendo blancos.
Gime y cierro los ojos con fuerza antes de darle la espalda, sin
querer que vea mi reacción. —Bueno, este es el mejor sándwich que
he comido nunca. ¿No es mostaza?
—Solo mezclo algunas cosas con la mostaza para que tenga un
poco de sabor. — murmuro, aun tratando de controlarme. Lo único

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que me falta es que mi jefe, el mejor amigo de mi padre, vea mi reacción
al gemir.
Respirando profundamente, intento calmarme. Me doy la vuelta
y trato de hablar despacio y de manera uniforme. —He hecho una lista
de la compra. ¿Me puedes prestar una de las camionetas para ir al
pueblo?
Justo cuando lo digo, entra un peón del rancho. —Hola, soy
Mason. Grandes sándwiches. Tengo que ir al pueblo a la tienda de
piensos. Puedo llevarte si quieres.
Le sonrío y le agradezco el cumplido, pero antes de contestar
miro a Jacob. Veo la firmeza de su mandíbula y el tic de la vena que
brota en su cuello.
—Eh... claro. — le digo a Mason, sin dejar de mirar a Jacob.
—Oye, Mason. Voy a ir al pueblo. Seguro que tienes mucho que
hacer aquí. Llevaré a Holly. — Jacob habla con Mason, pero no me
quita los ojos de encima.
Mason solo mira a Jacob y asiente. Me agradece de nuevo los
sándwiches y se va.
Yo sigo de pie, mirando a Jacob, sin saber qué decir.
—Estate lista en cinco minutos. — me gruñe Jacob y sale a
grandes zancadas de la habitación.

¿A qué viene eso? me pregunto. En momentos como éste desearía


tener un poco más de experiencia con los hombres.

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Capítulo 2
JACOB

¿En qué demonios estoy pensando? me pregunto mientras camino por


mi habitación. Debería haber dejado que Mason la llevara a la tienda.
Es la maldita tienda. Odio ir a la tienda.
Y, sinceramente, Mason es el único del que no tengo que
preocuparme. Está tan colgado de su ex que ni siquiera mira a otras
mujeres.
Pero todo lo que pude imaginar fue a ella sentada en el asiento
delantero de la camioneta de Mason y todo el tiempo estoy pensando,
Mi camioneta. Ella debería estar en mi camioneta, a mi lado.
Oh bueno, ya está hecho. Seguro que puedo hacer un viaje
rápido a la tienda.
Vuelvo a bajar las escaleras y la busco en la cocina y el comedor,
pero no está. Salgo al porche, y está sentada en el columpio del porche,
perdida en sus pensamientos, mirando las montañas.
— ¿Estás lista?— Le pregunto.
Asustada, se levanta de un salto y me sigue hasta la camioneta.
Intento ir más despacio; mis piernas son mucho más largas y no
quiero dejarla atrás. Llego a la camioneta y le abro la puerta. Debería
marcharme, pero no lo hago. Me alejo y observo cómo intenta subir a
la camioneta. Cuando veo que se esfuerza, la atraigo hacia mí, le pongo
las manos en la cintura y la subo con facilidad.
—Jacob, no, podría haber entrado. Soy demasiado grande para
levantar. — Se ríe al decirlo y no puedo evitar devolverle la sonrisa.
—No eres demasiado grande en absoluto, cariño. — le digo. Me
atrapa con su mirada mientras se fija en mi boca. No me cuesta nada
inclinarme un poco y tocar mis labios con los suyos. Saca su lengua
rosada y la pasa por su labio inferior y me inclino más. Su respiración
es rápida y veo el deseo en sus ojos. El ruido de un tractor nos

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sobresalta a los dos y me alejo de ella. Su rostro está rojo como una
cereza y sé que ella también lo ha sentido.
Cierro la puerta de la camioneta y me dirijo al lado del conductor.
El trayecto hasta el pueblo está lleno de un silencio incómodo. Intento
encontrar una forma de disculparme, pero antes de que me atreva,
entramos en el estacionamiento de la tienda. Va a abrir la puerta y la
detengo poniéndole una mano en el brazo. Me sobresalto al conectar
con ella. —Holly, lo siento. Eso fue muy inapropiado ahí atrás. No
volverá a ocurrir.
Se sonroja de nuevo y casi me susurra: — ¿Y si quiero que pase?
Quiero decir, ¿y si quiero que me beses?
—Cariño, no lo hagas, por favor. Esto ya es bastante difícil. No
podemos hacerlo. — No importa lo mucho que lo desee, pienso para mis
adentros.
Parece que podría estar en desacuerdo conmigo, pero cuando me
mira a la cara, cierro mis emociones y la miro fríamente.
Aparta la mirada de mí y asiente. Salgo de la camioneta y camino
para ayudarla a bajar. Cuando por fin llego, ya está afuera, lo que
probablemente sea bueno. Estoy agarrado a un hilo aquí y no sé qué
pasaría si la vuelvo a tocar.
—Volveré a buscarte cuando termine en la tienda de piensos. —
le digo y la veo entrar en la tienda antes de alejarme.

***
HOLLY

Mi primera semana en el rancho ha pasado muy rápido. He


disfrutado mucho conociendo a Arabella. Por lo que veo, está muy
ocupada con el marketing del rancho y la planificación de su boda.
Nuestros primeros invitados han ido y venido y tengo un día libre
antes de volver a ella. Todo el mundo parece satisfecho con la comida
que he preparado. Estoy muy emocionada por esta semana. Seguí el

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consejo de Liam y me quedé con el mismo menú que habían estado
usando al principio, pero para esta semana, he preparado un menú
diferente y estoy interesada en ver si va bien. He preparado todo lo que
puedo por ahora, y decido tomarme la tarde y descansar.
Antes había un pozo de natación no muy lejos del camino junto
al granero. Está oculto por un grupo de árboles, así que sé que puedo
tener algo de intimidad. Cuando paso por delante del establo, veo a
Jacob sentado a horcajadas sobre un enorme semental. Es un
espectáculo magnífico. Se me acelera el corazón solo con verlo.
Me ha evitado toda la semana desde que casi me besó en su
camioneta. Pero todavía veo el calor en sus ojos cuando lo sorprendo
mirándome. Sueño con él todas las noches. Siempre es un sueño
diferente pero con el mismo final. Siempre soy yo a caballo con él
cabalgando hacia el atardecer.
Me quedo aquí y lo observo durante unos minutos. Debe sentir
mi presencia, porque antes de que pueda apartar la vista, se gira y me
ve. Levanto el brazo para saludarlo y me alejo por el camino. Me cuesta
todo lo que tengo para no darme la vuelta y volver a mirarlo.
Cuando llego a la piscina, me siento en un gran tronco. Estar
aquí me trae muchos buenos recuerdos de mi infancia. Pero también
me hace darme cuenta de lo mucho que he crecido desde entonces.
Empiezo a quitarme los zapatos. No he traído traje de baño, pero
recuerdo haber nadado aquí cuando era más joven y nunca he tenido
que preocuparme de que alguien me viera.
Termino de desvestirme y apilo toda mi ropa en el tronco junto a
la toalla que he traído. Me meto despacio en la piscina y el frescor del
agua me sienta bien después de esa caminata en el calor para llegar
hasta aquí.
Nado alrededor, flexionando los brazos y las piernas, disfrutando
del agua fresca contra mi piel. Cuando me canso de nadar, me tumbo
de espaldas y floto. Mis pechos están por encima del agua y mis
pezones están tensos y fruncidos. Mis pensamientos, como siempre,
se dirigen a Jacob. Es mucho mayor que yo, como veinticinco años,
pero no puedo dejar de pensar en él. Lo he observado esta semana y
siento que lo conozco aún mejor que antes, aunque me haya ignorado

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todo el tiempo. Es un jefe justo, respeta a sus hombres y ama a sus
animales y su tierra.
Todos los trabajadores de aquí lo respetan y lo admiran.
Realmente es un buen hombre.
Pensar en él siempre me hace palpitar la parte inferior del
cuerpo. Me froto los muslos y disfruto de la sensación del agua entre
mis piernas acariciándome. Me froto la mano a lo largo de mi suave
vientre y abro más los muslos mientras recorro mi cuerpo hacia mi
tembloroso coño.
Acaricio con el dedo mi montículo y me introduzco en mi
hinchada raja. Mis caderas se sacuden al contacto y vuelvo a subir la
mano por mi cuerpo. Nada me gustaría más que meterme un dedo
hasta el final, pero no lo hago. No puedo. Nunca he sido capaz de llegar
al orgasmo. Demonios, nunca he tenido un orgasmo y punto. Casi
tengo que dejar de intentarlo.
Empiezo a nadar hacia la orilla, pero me detengo cuando veo a
Jacob de pie en la orilla.
— ¿Cuánto tiempo llevas ahí?— le pregunto, con la cara
encendida.
—Bastante tiempo. — responde. Tiene la cara tensa y todo su
cuerpo está congelado. Lo miro de arriba abajo y veo el bulto de sus
pantalones. Su enorme bulto.
—No puedes estar aquí sola, Holly. ¿Qué pasaría si alguien más
viniera y te viera así?— Tiene su sombrero en la mano delante de él, y
puedo decir que está enojado.
— ¿Y si lo hubieran hecho?— Le lanzo.
— ¿Es eso lo que quieres? ¿Qué cualquiera te vea, que te vea
deshacerte?
—Aquí no sale nadie, Jacob, y lo sabes. — le digo con
obstinación. —Aquí no hay invitados y las manos están todas
trabajando. No soy una especie de exhibicionista. Además, no me he
deshecho. Diablos, ni siquiera puedo tener un orgasmo. Ahora, o te
das la vuelta o vas a ver aún más de mí. — ¿Realmente cree que quiero
a cualquiera? ¿Es eso lo que piensa de mí?

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Cuando no se da la vuelta, echo los hombros hacia atrás y salgo
del agua. Es la primera vez que un hombre me ve desnuda. Quiero
cubrir todas mis partes íntimas, pero mi orgullo no me lo permite. Voy
a pasar junto a él hacia mi ropa y me agarra del brazo.
— ¿Cómo que no puedes tener un orgasmo?
Si cabe, me avergüenzo aún más. Supongo que en mi pequeña
diatriba se lo dije. — ¿Qué crees que significa? No puedo tener un
orgasmo. Lo he intentado. No lo consigo. — Le quito el brazo de
encima. Dando la vuelta a él, empiezo a estrujarme el pelo. Estoy de
espaldas a él y siento que se acerca por detrás. El calor de su cuerpo
me rodea y puedo sentir lo cerca que está.

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Capítulo 3
JACOB

Vi a Holly cuando estaba en el granero. Luché mucho conmigo


mismo sobre si debía seguirla por el camino o no, pero la preocupación
por ella se impuso. Cuando no pude encontrarla, recordé este pozo de
natación y até mi caballo para caminar por el bosque para encontrarla.
Cuando llegué al claro, me quedé aturdido por la visión que tenía
ante mí y lo único que pude hacer fue quedarme de pie mirándola.
Holly está flotando de espaldas, con sus pechos desnudos moviéndose
en el agua. Su mano está acariciando sus pechos hasta que la desliza
por su estómago hasta entre sus muslos. Me dan ganas de sacar la
polla y acariciar mi longitud solo con mirarla, pero se detiene de
repente y se queda ahí un segundo más antes de darse la vuelta y
nadar hasta la orilla del agua.
No es hasta que empieza a levantarse que me ve y salta,
asustada.
— ¿Cuánto tiempo llevas ahí?— Tiene la cara roja y se
avergüenza de que la haya visto.
—Bastante tiempo. — le digo. Si cabe, su cara se pone más roja.
—No puedes estar aquí sola, Holly. ¿Qué pasaría si alguien más
viniera y te viera así?— Mis sentimientos de lujuria y anhelo me
invaden, pero también de posesión. Ella es mía. Está aquí afuera,
donde cualquiera puede verla. Mi polla está presionando con fuerza
contra mis vaqueros y mi corazón late erráticamente.
— ¿Y si lo hicieran? — responde obstinadamente. Sigue siendo
la chica descarada y testaruda que recuerdo.
— ¿Es eso lo que quieres? ¿Qué cualquiera te vea, que te vea
deshacerte? — le pregunto. Todo el tiempo, un sentimiento crudo me
consume, desafiándola a decir que sí, porque no sería capaz de
impedirme tomarla, montarla aquí en el bosque y reclamarla como
mía.

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—Aquí no viene nadie, Jacob, y lo sabes. No hay invitados aquí
y las manos están todas trabajando. No soy una especie de
exhibicionista. Además, no me he deshecho. Diablos, ni siquiera
puedo tener un orgasmo. Ahora, o te das la vuelta o vas a ver aún más
de mí. — La he cabreado y, en todo caso, me enfurece más por ella, ya
que su cara se enrojece de rabia.
Me quedo ahí, sin mover un músculo. No me atrevo a darme la
vuelta. Echa los hombros hacia atrás y sale del agua dando pisotones,
y a mí se me doblan las rodillas. Sus fuertes muslos, sus anchas
caderas, su estrecha cintura y sus grandes pechos están a la vista, el
agua gotea por su curvilíneo cuerpo, y quiero alcanzarla, agarrarla y
no dejarla ir nunca. Intenta pasar por delante de mí hacia su ropa,
pero la agarro del brazo y la detengo. Tardo un minuto en procesar lo
que ha dicho.
— ¿Qué quieres decir con que no puedes tener un orgasmo?— le
pregunto.
Parece sorprendida por la pregunta. No debe haberse dado
cuenta de que acaba de admitirlo. — ¿Qué crees que significa? No
puedo tener un orgasmo. Lo he intentado. No lo consigo. —tira de su
brazo de mí y va detrás de mí para conseguir su ropa.
Debería alejarme. Debería dejarla ir. Es la hija de mi mejor
amigo. Diablos, es más joven que mi hijo. Debería irme. Pero no puedo.
Sé que no puedo porque ella es pura tentación. Me doy la vuelta para
mirarla y se está escurriendo el pelo. Su trasero está a la vista y tiene
más curvas de las que algunos hombres sabrían que hacer. Pero yo
no. Sé exactamente lo que quiero hacer con ella.
Camino lentamente hacia ella y me aprieto contra su espalda.
Quiero que sienta mi calor.
—Puedo darte uno. — le susurro roncamente al oído. La oigo
jadear, ya sea por mis palabras o por la caricia de mis manos en sus
hombros.
Se vuelve hacia mí, con los ojos muy abiertos mientras me mira
fijamente.

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—Puedo darte un orgasmo, Holly. Si me dejas. — El corazón me
late en el pecho. Mis manos se aferran a sus hombros como si quisiera
que dijera que sí. Suavizo mi agarre sobre ella y espero su respuesta.
—Me gustaría intentarlo, Jacob. Pero si no puedes, no pasa
nada. Será culpa mía, no tuya, ¿de acuerdo? — ¿No es linda? Ella es
una brizna de cosa comparada conmigo y está preocupada por cómo
me sentiré si no puedo hacerla correr. No tiene ni idea. Me rogará que
pare cuando haya terminado con ella.
Me quito el sombrero y lo pongo junto a su ropa. Agarro la toalla
del tronco, la extiendo y tiro de ella hacia abajo. Puedo percibir lo
nerviosa que está, así que me tumbo a su lado y la miro a la cara. Me
mira con los ojos muy abiertos.
— ¿Te vas a quitar la ropa? — me pregunta.
Cierro los ojos con fuerza y luego los abro. —Se trata de ti,
cariño. Deja que me ocupe de ti. — Bajo mi cabeza hacia la suya y la
beso suavemente en los labios. Gime al contacto y sonrío contra su
boca. Es imposible que alguien tan sensible no pueda tener un
orgasmo. Desciendo la mano por su cuello hasta llegar a su pecho,
cogiendo su gran pecho con la mano. Se levanta del suelo y presiona
su pecho contra mi palma, y yo profundizo el beso mientras aplico más
presión.
Beso a lo largo de la línea de la mandíbula, lamo y acaricio su
cuerpo hasta que chupo su apretado pezón en mi boca. Grita mi
nombre y agradezco que no haya nadie cerca. Va a hacer mucho ruido.
Me muevo aún más hacia abajo hasta acomodarme entre sus
piernas. Deslizando mis manos por el interior de sus muslos, la abro
hacia mí y mi polla deja escapar presemen en mis vaqueros cuando
veo su bonito coño rosa. Ya está hinchado y reluciente con sus jugos
de excitación. Deslizo mi dedo a lo largo de su raja y lo saco cubierto
de su dulce y penetrante excitación. Me chupo el dedo y gimo con su
sabor. Es mejor que la miel y más dulce que cualquier caramelo que
haya probado.
Una vez que mi dedo está limpio, bajo mi boca hacia ella, porque
no puedo esperar a probarla de nuevo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Jadea al contacto y sus caderas se mueven, empujando su coño
hacia mi boca. Utilizo mi mano para sujetar sus caderas firmemente
contra el suelo. Arrastro mi lengua desde su agujero, a través de sus
resbaladizos pliegues, hasta su caliente e hinchado nódulo. Rodeo su
clítoris con la lengua y me lo meto en la boca.
Me doy un festín con ella. Tiro de sus caderas contra mí y devoro
su coño abierto. Decidido, presiono su clítoris hasta que agita los
brazos, pidiéndome más.
Levanto un poco la cabeza, pero sé que sigue sintiendo las
vibraciones mientras le hablo. —Suéltate, Holly. Suéltate, cariño. Te
tengo, bebé. Vente para mí. — Y entonces ataco su clítoris una vez
más. Cada vez que la llevo al borde, detengo la presión y ella gime,
rogando que no pare. Estoy alargando esto. Sé que puedo hacer que
se corra. Sé que puedo llevarla al orgasmo.
Finalmente, cuando sé que no puede aguantar mucho más, meto
dos dedos en su estrecho canal y lamo, chupo y hago rodar su clítoris
en mi boca. Una y otra vez, acaricio mi lengua contra ella, hasta que
su cuerpo se aprieta, sus pies y sus piernas se levantan y ella grita mi
nombre. Continúo con avidez, lamiendo sus jugos que cubren mi
lengua hasta que finalmente se calma y se queda con los ojos muy
abiertos.
— ¿Estás bien?— Le pregunto.
—Jacob, oh, no tenía ni idea. — murmura con una gran sonrisa
en la cara. Me mira todavía entre sus piernas. Se pone las manos en
el vientre, como si intentara taparlo.
—Es un poco tarde para eso, cariño. — le digo antes de
levantarme y besar su suave vientre. —Lo he visto todo y es perfecto.
Me pongo en pie y me quito el polvo de las rodillas. Le echo una
mano y la ayudo a ponerse en pie. Casi al instante, sus rodillas
comienzan a doblarse y la sostengo hasta que se estabiliza.
Le doy su ropa y espero a que empiece a vestirse.
Me quedo mirándola y me ajusto la polla aún dura en los
pantalones.

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— ¿Y tú? — me pregunta, señalando mi polla dura en los
pantalones. Tiene la cara sonrojada y veo que la satisfacción brilla en
sus ojos. Creo que nunca la he visto más guapa.
—Hoy se trataba de ti, cariño. Estaré bien.
Empieza a discutir, pero cuando ve la determinación en mi cara,
termina de prepararse. Cojo la toalla del suelo y le quito toda la
suciedad y las hojas. La doblo, la cojo de la mano y caminamos hasta
donde tengo atado a mi caballo, Rebel. Las piernas de Holly aún se
tambalean y le digo que la llevaré de regreso a la cabaña.
Monto el caballo y luego la subo hasta que se sienta frente a mí.
La rodeo con mis brazos y le digo que apoye la cabeza en mi hombro.
La sensación de su regordete culo apretado contra mí hace que mí ya
dura polla gotee, buscando una liberación. Intento apartarlo de mi
mente para poder disfrutar de tenerla entre mis brazos.
Camino con Rebel lentamente por el sendero hacia la casa
principal. Los dos estamos callados, pero es un silencio cómodo.

***
HOLLY

Todavía no me lo puedo creer. Lo que creía que iba a ser


incómodo y torpe ha sido hermoso y estimulante. Me acomodo de
nuevo en los brazos de Jacob y disfruto de estar con él. Las cosas que
le hizo a mi cuerpo, la forma en que me hace sentir, me hace desearlo
aún más de lo que ya lo deseo.
Cuando veo el albergue a lo lejos, decido romper el silencio. —
Gracias, Jacob. Gracias por todo. — digo en voz baja, inclinándome
hacia un lado para poder mirarlo.
Está mirando al frente con el rostro contraído por la
concentración. —Holly, sabes que no podemos volver a hacerlo. Eres
la hija de mi mejor amigo. Diablos, eres lo suficientemente joven como
para ser mi hija. No está bien.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Empiezo a objetar, pero cuando oigo el portazo de la puerta
principal de la casa de campo, eso desvía mi atención de Jacob.
Liam está de pie en el porche y grita: —Hola, ¿va todo bien?
—Sí. Holly ha tomado demasiado sol. — le grita Jacob. —Mueve
la pierna, cariño. Te ayudaré a bajar. — me dice.
Sé que no puedo hablar de esto delante de Liam, así que hago lo
que me ha dicho, balanceo la pierna y caigo de pie. Cuando levanto la
vista hacia él, me devuelve la mirada y tengo tantas ganas de decirle.
Pero no lo hago. Me limito a asentir, a darle las gracias de nuevo y a
pasar por delante de Liam con un pequeño saludo, entrando en la
casa.
Los días siguientes pasan volando. Mis nuevos menús han sido
un gran éxito y todo el mundo me ha elogiado una y otra vez por ellos.
Incluso Jacob, que me ha estado evitando, me dijo que estaba
haciendo un buen trabajo.
A mediados de semana, me vuelvo loca. Arabella está en una
conferencia, así que no tengo a nadie con quien hablar. Por desgracia,
algunas de mis comidas las hago con Mason. Él ha estado trabajando
en un horario diferente ya que tiene algunos caballos pariendo así que
normalmente le caliento algo de comida después de que las comidas
ya han sido servidas.
—Holly, este es el mejor pollo frito que he comido nunca. — dice
mientras coge otro muslo de la bandeja.
Riéndome de él, le digo: —Seguro que sí, Mason. Estoy segura
de que te estás muriendo de hambre. Te das cuenta de que es casi la
hora de la cena y esto es tú almuerzo, ¿verdad?
—Hoy ha sido duro. — Sacude la cabeza como si estuviera
agotado. —Entonces, ¿qué te gusta de aquí?
—Me encanta estar aquí. — digo mientras miro por los grandes
ventanales que dan al rancho.
—Oh, sí, es cierto. Jacob dijo que venías aquí todo el tiempo
mientras crecías. — Al mencionar el nombre de Jacob, sé que mi cara
se calienta.

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—Sí, prácticamente me crie aquí. ¿Y qué hay de ti? ¿Cuánto
tiempo llevas trabajando en el rancho?
—Llevo con Jacob unos tres, casi cuatro años. ¿Has ido a alguno
de los eventos sociales desde que estás aquí? — pregunta, cambiando
de tema. He aprendido que a Mason no le gusta hablar de sí mismo.
Es un buen tipo. Es callado, no dice mucho, pero creo que me habla
porque le doy de comer.
—No, no lo he hecho. Probablemente iré a la comida al aire libre
el viernes. — Me encojo de hombros.
Se ríe. —Sí, estarás en la comida al aire libre, supervisarás a
todos los cocineros. ¿Por qué no vas al baile esta noche? No has vivido
hasta que has estado en un verdadero baile de granero honky-tonk.
Tartamudeo, —Bueno, eh, Mason, agradezco la oferta pero hay
alguien...
—Whoa, whoa, sé que estás tomada. Y estoy segura de que
ambos tienen una razón para actuar como si no se gustaran. Confía
en mí, tengo a alguien... bueno, tuve a alguien. De todos modos,
tampoco estoy disponible. Solo pensé que ya que quieren que nos
mostremos en estas cosas podemos ir juntos. Como amigos, eso es.
Dudo brevemente y luego le sacudo la cabeza. —De acuerdo, sí,
claro.
—Genial. Nos vemos en el granero a las siete. ¿De acuerdo?

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Capítulo 4
JACOB

He hecho todo lo posible para evitar a Holly y eso me está


matando. No puedo quitarme de la cabeza la imagen de su cuerpo
desnudo. He acariciado mi polla al recuerdo de sus pechos desnudos
todos los días de esta semana. Pienso en ella cuando me despierto y
cuando me acuesto. No puedo quitármela de la cabeza.
Esta noche estoy comiendo sus restos de pollo del almuerzo. He
dejado de buscar su reemplazo. Ha hecho un trabajo tan bueno
cuidando de las manos y de todos nuestros invitados. Tengo miedo de
que se produzca un motín si intento quitarles su comida.
Me encanta su comida, pero me gusta aún más estar cerca de
ella. Termino mi plato y no puedo evitar preguntarme dónde está.
Suele estar en la cocina, pero esta noche no está aquí.
Al oír el portazo de la puerta principal, oigo unas botas en el
vestíbulo y entonces entra Mason.
—Hola, Mason. ¿Cómo te va?
—Bien, jefe. Solo he venido a recoger a Holly. Va a ir al baile
conmigo esta noche. — Lo dice alegremente e instantáneamente veo
rojo.
— ¿Tú... y Holly?— Le digo con una firmeza en la mandíbula.
—Claro, ¿por qué no?— Se encoge de hombros. —A no ser que
se te ocurra alguna razón por la que no deba salir conmigo.
Le devuelvo la mirada, sin palabras. Quiero pulverizarlo, pero me
detengo respirando profundamente. Mason es un hombre inteligente.
Sé que tiene una historia de la que no habla, pero también sé que su
corazón pertenece a alguna mujer.
—No creo que sea una buena idea, Mason. — le digo. Me pongo
de pie con el sombrero cerrado en mi puño.

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—Yo tampoco, la verdad. Pero ella está aquí todos los días y sabe
lo que quiere, pero por la razón que sea, crees que no puedes dárselo.
Solo quiero que sepas que ella no puede esperar eternamente a que te
mentalices. Créeme, jefe, si amas a alguien, tomas ese amor y le
demuestras cada día lo que significa para ti. No dejas que lo que la
gente pueda pensar se interponga. Porque ¿sabes a quién estás
lastimando? A ella. La estás lastimando, jefe.
Nos miramos fijamente, pero no respondo. Me tomo a pecho lo
que dice, pero no puedo hacerlo. He sido amigo, mejor amigo de su
padre durante veinte años. ¿Cómo le explicaría esto a su padre?
—Me voy a ir, Jacob. Lo olvidé, me encontraré con Holly en el
baile. — sale por la puerta.
Tengo la sensación de que no se ha olvidado de nada; sabía
desde el principio lo que estaba haciendo.
Hace falta todo lo que hay en mí para no ir tras él. Para evitar
que la alcance. Conozco sus intenciones en todo esto. Sé que no tengo
nada de qué preocuparme con Mason y Holly, pero ¿quién puede decir
que no habrá alguien más que venga e intente quitármela?
Decidido, subo corriendo las escaleras para darme una ducha
rápida. Cuando llego al baile ya está en pleno apogeo. Entro y al
instante mis ojos se fijan en ella. Está bailando un paso a dos con
Mason y sonríe de oreja a oreja. Su vestido gira en torno a sus piernas
y solo la miro y la sigo con mis ojos. Da vueltas por la sala y, mientras
camino hacia ella, la gente intenta llamar mi atención. Digo hola y
sigo, sin quitarle los ojos de encima.
Justo cuando llego a ella, la música se ralentiza y la gente
empieza a emparejarse. La alcanzo antes de que salga de la pista de
baile.
— ¿Me concedes este baile?— Le pregunto.
Me sonríe ampliamente, con la sorpresa en su rostro.
Se acerca a mí y me rodea la cintura con los brazos. Es
demasiado baja para alcanzar mi cuello. Mis manos están sobre sus
hombros y nos balanceamos al ritmo de la música. Sigue mirándome,
interrogante. No quiero hablar de ello ahora, pero no quiero que se

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separe de mis brazos. Estamos tan enfrascados en mirarnos el uno al
otro, que apenas registro los golpecitos en mi hombro.
— ¿Puedo interrumpir?— Me giro con el ceño fruncido, hasta que
me doy cuenta de que es su padre.
— ¡Papi! — chilla ella y salta a sus brazos. Él la abraza y me alejo
observándolos.
—Rex. Me alegro de verte. — Le doy una palmada en la espalda
para llamar su atención. —No sabía que ibas a venir. Pero es bueno
que lo hayas hecho. Cuando termines aquí, ¿puedo verte en la casa
principal?
—Claro, amigo. Deja que baile una vez con mi hermosa hija y
luego te veré ahí. — dice. Está mirando entre los dos y estoy bastante
seguro de que puede tener una idea de lo que quiero hablar con él.
Me inclino y le doy un beso en la frente a Holly, agradeciéndole
el baile. Luego me alejo.

***
HOLLY

Veo a Jacob salir del granero, y no es hasta que mi padre me


toca el hombro que recuerdo que está ahí.
Cuando vuelvo a mirarlo, veo la ira en su rostro. —Holly, ¿qué
está pasando entre ustedes dos?
—Nada, papá. — Me encojo de hombros ante él. Le hago un gesto
a Mason para que sepa que me voy. Me mira comprensivo y saluda
con la mano.
—No parece nada. — dice papá.
Lo tomo de la mano y lo saco del granero. Nos quedamos afuera,
con el cielo nocturno iluminado con tantas estrellas que es fácil de ver
incluso a estas horas de la noche.

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—Papá, te lo prometo. No pasa nada... nada excepto que me he
enamorado de Jacob. — Mi padre y yo siempre hemos estado cerca.
Me conoce mejor que nadie y sabe que nunca le mentiría. No podría.
— ¿Enamorada de él? Jacob tiene mi edad, cariño. No puedes
amarlo. ¿Qué te ha hecho?
—Papá, vamos, es tu mejor amigo. ¿De verdad tienes que
preguntarme eso? No me ha hecho nada. Prácticamente me he
arrojado sobre él a diestra y siniestra, pero él dice que no puede
traicionarte. Lo amo, papá. Nunca me he sentido así... y él no me
quiere.
Las lágrimas empiezan a caer entonces, y si hay algo que mi
padre no puede soportar, es una mujer llorando.
Lloro por todo lo que siento por él. Por la pérdida de la vida que
sé que podría tener con él, por la felicidad que sé que podríamos tener.
Sigo llorando hasta que no puedo más. Mi padre sigue frotando mi
espalda, diciéndome que todo va a salir bien, pero eso solo me hace
llorar más.
—Papi, me duele tanto. — le digo mientras me froto el pecho
justo donde está mi corazón.
—Cariño, ¿estás seguro de esto? Tiene casi mi edad.
—Papá, no puedes evitar a quien amas, lo sabes. — le susurro.
—De todos modos, no importa; él no me quiere. —
Mi padre me acompaña a mi habitación en la casa principal.
Subimos las escaleras de atrás porque no quiero encontrarme con
ninguno de los invitados con mi aspecto. Papá se sienta conmigo hasta
que me calmo. Me pregunta por mi trabajo y le cuento los cambios que
he hecho y que todos parecen estar contentos con mi trabajo.
—Claro que lo están, cariño. A todos les encanta tu cocina. Sé
que la echo de menos. — Se ríe.
Una hora pasa volando mientras hablamos del rancho, de mi
trabajo y de lo que ha hecho. Cuando empiezo a bostezar, se excusa y
me dice que va a ir por algo de pastel y a buscarse una habitación.
Asiento y le doy un beso de buenas noches con la promesa de

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desayunar con él por la mañana. Cuando se va, me desnudo,
mentalmente agotada, y me acurruco en la cama.
Mi mente se dirige inmediatamente a Jacob y sueño con él
mientras me duermo.

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Capítulo 5
JACOB

Estoy paseando por el comedor esperando que venga Rex. Sé que


él sabe que pasa algo. ¿Debería alejarme de Holly y dejarla vivir su
vida? Probablemente. ¿Pero puedo? Definitivamente no. No puedo
alejarla más. Ella ha devuelto el sol a este rancho y no puedo dejarla
ir. Incluso si eso significa perder a mi mejor amigo.
Oigo el ruido de sus botas bajando por el pasillo. Cuando entra,
puedo ver la tensión de su mandíbula. — ¿Tienes alguno de los postres
de Holly aquí? He echado de menos su cocina desde que se fue.
Cojo un pastel del mostrador y le corto un trozo. Nos sirvo un
poco de café a cada uno y lo llevo todo a la mesa. Una vez que lo pongo
delante de él, le da un bocado y el disfrute aparece en su cara al
instante.
—Es una gran cocinera, Rex. — le digo.
Asiente. —Sí, sí, lo es. Así que me he pasado la última hora
intentando que mi chica deje de llorar. — anuncia antes de dar un
trago a su café.
— ¿Qué?— Me pongo en pie, con el puño cerrado a mi lado. —
¿Quién la ha herido, Rex? Los mataré. ¿Quién ha sido?— Puedo sentir
mi corazón latiendo en mi pecho, y la idea de ella sufriendo y llorando
me hace enojar.
—Bueno, a ella se le ha metido en la cabeza que te ama. — Se
detiene y me mira fijamente. No me echo atrás. Le devuelvo la mirada,
pero puedo sentir que la sonrisa quiere formarse en mi cara. —Pero tú
no la quieres. Por eso ha estado llorando.
Vuelvo a caer en la silla de la que me acabo de levantar. —Lo
siento, Rex. Sabes que eso no es cierto. Sería un honor tener a Holly
a mi lado, pero he luchado contra mis sentimientos por ella. Sé que es
demasiado buena y demasiado joven para mí.

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—Sí, sí, lo es. Y le he dicho todo eso. Pero ya conoces a Holly.
Una vez que se le mete algo en la cabeza, no hay forma de cambiarlo.
Ahora puedo sentarme aquí y prohibirles a ti y a ella que se junten.
Pero si te ama como dice, lo único que voy a hacer es alejar a mi niña.
Asiento, con la esperanza creciendo en mí.
—No estoy de acuerdo con esto, Jacob. No me malinterpretes. Sé
que eres un buen hombre. Sé que la tratarás bien, pero no puedo
evitar preocuparme por la diferencia de edad. Ella no está
acostumbrada a los hombres.
—Rex, cuando vino aquí, sabía que era demasiado joven para mí
y no podía traicionar tu confianza. Pero la sola idea de dejarla salir de
aquí me mata. No creo que pueda. Si ella realmente me quiere, soy
suyo. Y no quiero interponerme entre tú y ella y no quiero perder tu
amistad, pero no puedo perderla, Rex. No puedo.
Me mira fijamente, y contengo la respiración, esperando que
responda, rezando por su perdón, por su aprobación.
—No importa lo que piense, no puedo dejar que mi niña sufra lo
que está sufriendo ahora. Pero más de acuerdo que estés seguro,
Jacob. Si la haces daño, te mataré. No lo dudes.
—Lo prometo. Me pasaré la vida asegurándome de que sea feliz.
— le digo mientras le tiendo la mano.
Me mira dubitativo y luego pone su mano en la mía. Nos
estrechamos y no puedo evitar sentir que me invade un alivio.
Le doy las llaves a Rex para una de las cabañas vacías y le
prometo que lo veré en el desayuno. Subo a la habitación de Holly y,
con mi llave, me deslizo en la oscuridad de su habitación. Está
acurrucada de lado en la cama. La luz de la luna brilla a través de la
ventana e incluso en la oscuridad puedo ver sus ojos y labios
hinchados de tanto llorar.
Me quito la ropa y me meto en la cama detrás de ella.
Sorprendentemente, está desnuda bajo las sábanas y mi polla se pone
dura al instante al ver su cuerpo curvilíneo a la luz de la luna. La
rodeo con mi cuerpo y la atraigo hacia mí. Debería dejarla dormir, pero
ahora que la tengo en mis brazos, no puedo. Tengo que tenerla.

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Cuando acaricio su pecho con la mano, gime mi nombre y sonrío
porque, o bien está soñando conmigo, o bien sabe que estoy aquí. En
cualquier caso, me encanta oír mi nombre en sus labios.
—Te amo. — le susurro al oído.
Se vuelve hacia mí, sonriendo, con sueño en los ojos. — ¿De
verdad, Jacob? ¿De verdad?
—Sí. He intentado luchar contra ello. Sé que eres demasiado
buena y demasiado joven para mí. Pero nadie te querrá nunca como
yo.
Se pone de espaldas y me rodea el cuello con los brazos,
atrayéndome hacia ella. Intento apoyar mi peso en los brazos para no
aplastarla.
Me da besos por toda la cara. —Yo también te amo, Jacob. Te
amo mucho. Por favor, no te preocupes por papá. Creo que puedo
convencerlo...
La detengo antes de que siga preocupándose. —Ya he hablado
con él, cariño. Sabe lo que siento por ti. Y aunque le gustaría que
estuvieras con alguien quizá un poco más joven, me ha dado permiso
para salir con su hija. — Le sonrío justo antes de tomar su boca con
la mía. Su suave lengua entra en mi boca y la chupo entre mis labios,
el sabor de ella despertando todos mis sentidos.
Mi dureza la presiona, casi deslizándose de un lado a otro entre
sus muslos. Se ensancha y trata de girar sus caderas para frotarse
contra mí.
— ¿Es esto lo que quieres, bebé?— Le pregunto mientras deslizo
mis dedos entre su húmeda e hinchada raja. Acaricio su núcleo
caliente y fundido y gime mi nombre. Se mete entre nosotros y rodea
mi pene con la mano. Tiro de las caderas para intentar alejarme de
ella, pero su agarre sigue siendo fuerte. —Me voy a correr con tus
manos encima. — gimo contra sus labios.
Sonríe contra mí. —Sé que soy nueva en esto, pero, ¿no es eso
lo importante? — bromea mientras vuelve a pasar su mano por encima
y por debajo de mí.

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La detengo y me separo de su agarre. Me sitúo entre sus muslos
y acaricio mi dura polla a lo largo de su húmeda raja. No la introduzco,
solo la acaricio con mi grosor. —Cuando me corra, me voy a correr
dentro de ti. Te voy a llenar tanto de mi semen que no tendrás duda
de a quién perteneces. Voy a poner un bebé dentro de ti esta noche,
Holly. Si no es eso lo que quieres, será mejor que me lo digas ahora.
Está girando sus caderas, intentando frustradamente alcanzar
mi polla con su centro. —Lo quiero, Jacob. Lo quiero todo. Te deseo.
— gime.
Coloco mi polla en su abertura y la introduzco lentamente.
Cuando vuelve a levantar las caderas, la penetro de golpe y acallo el
grito que sale de su boca sellando mis labios sobre los suyos. Mi polla
está en su estrecho canal y ella me aprieta hasta que puedo sentir el
presemen que gotea en su interior. No voy a durar mucho.
Se estremece cuando empiezo a moverme, así que me quedo
quieto. —Dale un segundo, cariño. Se pondrá mejor.
Le acaricio el clítoris con los dedos y, cuando su cara deja de
estar tensa, entro y salgo lentamente de ella. Me recibe empujando y
tirando de mí en su interior. Con cada empujón, me agarra con fuerza
y apenas puedo salir de ella. Gime y agita los brazos hasta que la
penetro sin control. —Sí, bebé, sí, córrete para mí. — le digo mientras
siento que ordeña mi polla, que todo su cuerpo se flexiona mientras
grita mi nombre. La presión que ejerce sobre mi polla es como un
tornillo de banco y está sacando mi semen, chupándome hasta dejarlo
seco.
La atraigo hacia mí mientras me acuesto a su lado. — ¿Estás
bien, cariño?— Le pregunto.
—Estoy perfecta. — dice a medio bostezar.
—Sí, lo estás. — le susurro. Poco después, su respiración se
estabiliza y la sigo para dormir.

***

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HOLLY

Me desperté a las cinco de la mañana y después de una ducha


rápida, bajé corriendo las escaleras para preparar el desayuno.
Normalmente, Jacob ya está afuera para empezar el día, pero lo dejo
dormir. Sé que está cansado después de la noche anterior. Diablos,
estoy cansada, pero tengo que alimentar a todo un grupo de personas.
Incluido mi padre.
Bajo y empiezo a preparar el bacon, los huevos y las galletas.
Cuando todo está casi hecho, siento que Jacob entra en la cocina. Sé
que en cualquier momento está cerca de mí. Se acerca por detrás de
mí y me hace girar hasta que lo miro. —No quiero despertarme más
sin ti a mi lado, Holly.
Le sonrío. —Eh, sabes que tienes invitados de los que me
encargo de alimentar, ¿verdad?
—Nuestros invitados pueden esperar. — dice. —Si tienes que
levantarte, me despiertas primero. Nada de escabullirse. — Me da una
rápida palmada en el culo antes de tirar de mi cuerpo contra él y rozar
sus labios con los míos.
Me lamo los labios cuando se separa de mí. Huele a hombre y
respiro profundamente, tratando de memorizarlo. —Lo que usted diga,
jefe. — Le saludo con una sonrisa.
Me ayuda a llevar los platos al buffet, donde la gente está
entrando a raudales. Veo a mi padre hablando con Mason junto a la
cafetera. Le llevo un plato y me siento en una mesa cerca de la puerta
principal. Así tengo la mejor vista de la sala por si alguien necesita
algo. Jacob trae su plato y se sienta a mi lado.
—Entonces, ¿está todo bien? ¿Te sientes mejor esta mañana,
cariño? — pregunta mi padre al sentarse. No espera una respuesta
antes de devorar la galleta que le he traído.
Sé que me sonrojo, pero no desvío la mirada. —Estoy bien, papá.
—Está bien, Rex. Lo hemos solucionado. Se va a quedar aquí y
va a seguir trabajando o puedo contratarle alguna ayuda, para que se
ocupe de los niños. Lo que ella quiera.

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Mi padre casi escupe el café que acaba de beber y yo jadeo. —
¿Los niños? ¿Qué niños?
—Bueno, nos vamos a casar y sé que Holly quiere tener hijos,
así que también lo haremos pronto.
La cara de mi padre empieza a tensarse, pero me acerco y pongo
mi mano sobre la suya. —Es lo que quiero, papá. — le digo, pero luego
me dirijo a Jacob. —Sabes qué voy a seguir trabajando y ¿es esa la
forma de pedirle a alguien que se case contigo? Vamos, Jacob. —
Quiero que piense que estoy enojada por ello, que nadie me dice lo que
tengo que hacer, pero en secreto, estoy encantada.
Liam y Arabella se unen a nosotros en la mesa. Liam le da a mi
padre un fuerte apretón de manos y le presenta a Arabella. Durante
toda la presentación, Liam mira mi mano en la de su padre.
Un poco incómoda, empiezo a apartar mi mano de Jacob. Pero
él no me deja. La sujeta un poco más fuerte y se la lleva a los labios y
me besa ligeramente los nudillos.
Liam lo observa todo con una expresión de sorpresa en su rostro.
Contengo la respiración esperando su reacción, pero todo lo que dice,
después de mirar entre nosotros una vez más, es: —Bueno, está bien.
Jacob y Liam asienten y Arabella empieza a susurrarme: — ¿Te
he oído decir que te vas a casar? — Asiento y chilla. —Ahora tenemos
que planear dos bodas.

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Epílogo
MASON

El asunto de invitar a Holly al baile podría haber sido


contraproducente. Mi jefe es un buen hombre, pero sabía que al
invitar a Holly a salir me iba a poner en su contra. Por suerte, se dio
cuenta de por qué lo hice y parece haber funcionado.
Los observo desde un rincón del comedor. No puedo evitar
mirarlos con un poco de celos. El amor que veo en su mesa. Liam y
Arabella y Jacob y Holly. Yo tuve eso. Tuve esa clase de amor que hace
que tu corazón lata al triple y que los dedos de los pies se enrosquen.
Pero me alejé de él. Tuve que hacerlo.
El portazo de la puerta principal me saca de mi trance. Cuando
miro para ver quién es, se me doblan las rodillas. Exhalo su nombre,
temblorosamente. —Mya.
Como si me oyera desde el otro lado de la habitación, me mira
directamente. No puedo evitar que mis pies caminen hacia ella.
Cuanto más me acerco, más inquieta se pone. Cuando estoy a mitad
de camino, se agacha para recoger algo del suelo.
Me detengo cuando veo que no es algo, sino alguien. Coge a una
niña y la pone en su cadera. Mya levanta la barbilla desafiante hacia
mí, y yo camino rápidamente hacia ella. Aparto los ojos de Mya y miro
a la niña en sus brazos. Me devuelve la mirada con unos ojos azul
claro. Los mismos ojos azules que miro en el espejo todos los días. Me
mira con interés y luego se acerca a mí. — Papá. — murmura.

Fin…

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