Guerra de los Balcanes

Esta parte de Europa había estado bajo dominio otomano durante siglos; en 1830, sólo
Grecia había logrado la independencia tras una larga y violenta guerra. En los Balcanes, el
nacionalismo eslavo se activó y pasó factura a Estambul, centro del poder imperial, que empezó a
mostrar signos de decadencia. Los serbios protagonizaron los enfrentamientos más encarnizados
y violentos y pronto intentaron asumir el protagonismo en la región.

Pero además de la lucha de los nacionalistas eslavos contra los turcos, había otras dos
fuerzas fuertes en los Balcanes. Austria, procedente del noroeste, quería unirse a la división del
Imperio Turco y gobernar Bosnia. Por otro lado, el Imperio ruso era una gran potencia que se
consideraba el protector natural de los eslavos por razones étnicas y religiosas. Rusia desarrolló
desde el principio una política agresiva hacia Turquía, buscando el acceso al Mar Mediterráneo
para su Flota del Mar Negro. Esta política condujo a la Guerra de Crimea (1853-1856). En esta
guerra, Rusia luchó contra Turquía, pero Austria, Francia, Inglaterra y Piamonte también
acabaron poniéndose del lado de los turcos e intentaron contener las pretensiones rusas. La
derrota de Rusia fue decisiva. El Tratado de París reconoció la independencia de Rumanía y
Serbia y el control austriaco sobre los eslavos del norte (eslovenos y croatas) y mantuvo el
dominio turco sobre el sur de los Balcanes (Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Albania y
Macedonia). Pero la cuestión oriental no había hecho más que empezar y las tensiones persistían.

La Guerra Ruso - Turca de 1877-1878 fue causada por las continuas reivindicaciones
rusas incumplidas de acceso al Mediterráneo y de expansión en los Balcanes. La guerra comenzó
cuando algunas etnias eslavas, apoyadas por Rusia, se rebelaron contra los turcos en Bosnia y
Bulgaria. Para resolver este conflicto, se celebró la Conferencia de Berlín en 1878. En esta
conferencia se decidió que Serbia, Rumanía y Montenegro serían legalmente independientes, y se
estableció una región autónoma llamada Bulgaria. A Gran Bretaña se le concedió Chipre y dejó
claro que apoyaría al Imperio Turco. A Austria se le concedió el gobierno de Bosnia y
Herzegovina.

En 1908, Austria-Hungría anunció unilateralmente la anexión de Bosnia-Herzegovina.

Con esta decisión, Rusia se movilizó para poner a Austria en su sitio, por un lado, y aprovechar la
debilidad turca, por otro. Por ello, Rusia fomentó la formación de una confederación de estados
menores en la región: en 1912, los serbios, búlgaros, griegos y montenegrinos formaron la Liga
de los Balcanes. En octubre de ese mismo año estalló la Primera Guerra de los Balcanes entre la
Liga y el Imperio Turco. Fue una guerra corta que terminó con la derrota turca. Rusia logró uno
de sus objetivos de debilitar al Imperio Turco, mientras que los aliados ampliaron sus respectivos
territorios a costa de las naciones derrotadas, que perdieron casi todas sus posesiones europeas.

Sin embargo, la guerra no puso fin al conflicto; en 1913 la Liga se disolvió debido a
profundos conflictos internos, y estalló la Segunda Guerra de los Balcanes. Aunque el deseo de
eliminar la presencia turca en los Balcanes era compartido por todos los Estados miembros, cada
uno tenía sus propios intereses que chocaban con los de sus vecinos. Bulgaria atacó a Serbia y
Grecia. Rumanía y Turquía decidieron apoyar el ataque. Bulgaria fue derrotada. Con el Tratado
de Bucarest, Bulgaria perdió en favor de Serbia el territorio que había ganado en la guerra
anterior, convirtiéndose en un actor importante en los Balcanes. Serbia pretendía establecer un
estado que uniera a todos los serbios y eslavos bajo el dominio austriaco. Como resultado, las
tensiones con Viena aumentaron. Austria estaba muy preocupada y consideraba deseable una
guerra preventiva para impedir la realización del sueño serbio. También sabía que Rusia apoyaría
a Serbia, y esto se hizo realidad. Berlín, por su parte, también había decidido apoyar a Viena en
caso de conflicto. La beligerancia francesa estaba claramente orientada a apoyar a Rusia, tal y
como estipulaba el Pacto Tripartito.

En pocas palabras…

Motivo: Entre 1877 y 1878 tuvo lugar la guerra ruso-turca, cuyo origen siguió estando en
las pretensiones nunca satisfechas de los rusos de acceder al Mediterráneo y expansionarse en los
Balcanes. La guerra estalló por la rebelión de algunos pueblos eslavos, apoyados por Rusia,
contra los turcos en Bosnia y Bulgaria. El conflicto obedeció a causas políticas, económicas y
culturales, así como a las tensiones étnicas y religiosas (predominio musulmán en Bosnia y
predominio cristiano en Serbia).
 Quién inició la guerra: Josip Tito al final de la Segunda Guerra Mundial surgió una
Yugoslavia comunista que mantuvo una frágil paz durante años, hasta que resurgió el
nacionalismo serbio y estalló la Guerra de los Balcanes.

Consecuencias: Cien mil personas murieron en el conflicto y dos millones de personas ‒

casi la mitad de la población de Bosnia-Herzegovina‒ fueron desplazadas, un millón de las cuales
lo hicieron a nivel interno.

En términos generales, en lo social la guerra afectó a todos los sectores, produciendo una
desorganización de la sociedad. En el aspecto humano se presentan olas de violencia, violación,
atropellos, deshumanización por el ocupante, pérdida de la espiritualidad, de la autoestima, de los
atributos humanos.

Disolución de Yugoslavia: A partir de la disolución de Yugoslavia se crearon seis países

con reconocimiento pleno de la comunidad internacional como Bosnia y Herzegovina, Croacia,
Eslovenia, Macedonia del Norte, Montenegro y Serbia.
 Guerras y conflictos bélicos en la actualidad: Son muchas las causas que hay detrás de
las guerras en el mundo en la actualidad. El control de los recursos naturales, la desigualdad, los
conflictos por motivos étnicos, comerciales y tecnológicos, el auge de los extremismos y
nacionalismos, o los efectos adversos del cambio climático.
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