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Introducción

La crisis económica mundial de los últimos años es una crisis de gran envergadura
que tendrá probablemente importantes repercusiones en años por venir en la
teoría macroeconómica y su enseñanza, especialmente a nivel de posgrado.
Durante esta crisis, los debates de política macroeconómica de los años 1930,
cuando la macroeconomía nació como disciplina con la publicación de la Teoría
General de la ocupación, el interés y el dinero (1936) de Keynes, se han repetido
nuevamente. Ello se debe, en parte, a la vigencia de la obra de Keynes que tiene
por lo menos dos razones de ser. La primera es que la Teoría General es una obra
muy moderna en el terreno de los hechos debido a que la actual crisis económica
y financiera mundial ha vuelto a poner a los mercados financieros en el epicentro
del mal funcionamiento del sistema económico en su conjunto. Y este es
precisamente uno de los temas centrales de la Teoría General. La segunda es que
esta obra es muy relevante en el terreno de las ideas, tanto para el presente como
para el futuro, debido a la vigencia de la crítica de Keynes a lo que llamó la
economía clásica.
Como decía (Ackerman y Nadal, 2013) a teorización económica de raíz
neoclásica, construye un universo de lo económico que intenta calcar el universo
teórico de la física cuántica. Los individuos aparecen aquí como partículas que se
mueven en el espacio de las mercancías donde las coordenadas espaciales son
distintas cantidades de tales mercancías. La utilidad es el campo vectorial donde
se mueven los agentes individuales dependiendo de su restricción presupuestaria.
La energía cinética motivada por la utilidad, conduce a un gasto que no implica
conservación de energía. Pero, a diferencia de la física, es un espacio
multidimensional (cada mercancía una dimensión) lo que lo hace inmanejable en
sentido teórico. Por su parte, la utilidad diferente a la energía en física) no es
observable ni medible.
La teoría Neoclásica: Partiendo de que Neo significa “nuevo” la Escuela
neoclásica constituye un área nueva de pensamiento económico basada en la
única idea de que el valor de los bienes es valor de los bienes es una función de la
utilidad o satisfacción que se le asigna al consumidor. Revolucionó el mundo de la
economía a tal punto de que a partir de que Alfred Marshall la fundó, esta se
desarrolló a un ritmo veloz y activo por lo tanto sentó las bases de lo que hoy se
conoce como economía.
Es importante recalcar que:
Uno de los aspectos fundamentales que diferencia el neoclasicismo de la escuela
clásica es la forma en que explicaban los precios y el valor relativo de los bienes.
De acuerdo con la escuela clásica, el valor de los bienes se explica por sus costes
(por el lado de la oferta). Para los neoclásicos, en cambio, el valor de los bienes se
explica por la utilidad marginal, esto es, el valor el valor que se asigna a la última
unidad consumida (por el lado de la demanda). Entre lo que comparte la escuela
neoclásica se encuentra la correcta distribución y gestión de los recursos que son
parte de una sociedad, el libre comercio como impulso para que la economía se
desarrolle, y mantener un equilibrio general. En la concepción neoclásica de la
economía, el individuo o los individuos son capaces de diferenciar y elegir cuál es
el objetivo de su decisión económica y así poder maximizar su propia utilidad.
“Para alcanzar un resultado óptimo, los sujetos económicos basan sus decisiones
en una comparación de costes y beneficios según la cual las unidades marginales,
de acuerdo con los postulados del marginalismo, sirven como factores
importantes.

Teoría keynesiana (análisis)


Las teorías nacieron en la época de la gran depresión en que Estados Unidos de
América y Europa están sumergidas en una gran crisis y las teorías económicas
clásicas se cayeron al igual que el sistema económico capitalista que intentaba
recuperarse exclusivamente por sus propios mecanismos internos. El modelo
keynesiano partía de considerar la renta nacional como dependiente de la
demanda efectiva. En consecuencia, la renta pasaba a depender de los
componentes de dicha demanda. A su vez, el primero estaba determinado por la
propensión marginal al consumo (o parte de la renta personal que se destina al
mismo), mientras que la segunda estaba influenciada por la propensión a invertir,
el multiplicador de la inversión y la relación entre la eficiencia marginal del capital y
el tipo de interés. El tipo de interés adquiría el valor de equilibrio entre la
preferencia por la liquidez y la cantidad de dinero en circulación. Cuanta más alta
fuera la diferencia entre eficiencia marginal del capital y el tipo de interés, mayor
sería la propensión a invertir. De este modelo se desprendía pues, como medidas
para la disminución del paro permanente involuntario, la adopción de una serie de
políticas económicas intervencionistas, a saber: aumento de la creación de dinero,
lo que redundaría en un descenso del tipo de interés; aumento del gasto público,
especialmente en inversión en infraestructuras, con el fin de potenciar la demanda
efectiva; una activa redistribución de la renta y, por último, una política comercial
proteccionista, para defender los empleos de las industrias nacionales. En todos
estos aspectos, las teorías económicas keynesianas se convirtieron en el nuevo
paradigma que deberían seguir los gobiernos occidentales tras la postguerra, y
pueden considerarse como las bases del moderno Estado del bienestar. El modelo
macroeconómico fue considerado por la determinación de la renta y el empleo a
partir de la demanda global existente, además de mencionar la necesidad de
mantener el poder adquisitivo de los salarios. Su influencia no se limitó a los
países de habla inglesa, sino que se extendió por todo el mundo no comunista,
más, por los países muy desarrollados que se enfrentaban a problemas similares
de estabilización económica.
Keynes en el periodo de 1930 a 1936, desarrolló lo que se conoce la teoría de la
preferencia por la liquidez, lo que significa que, en adición a la demanda motivada
por la necesidad de realizar transacciones, existe de igual manera una demanda
especulativa de dinero, lo que llevo a Keynes a concluir que las variaciones en la
tasa de interés forman un determinante de los cambios en la cantidad de dinero
demandada. La teoría de la preferencia por la liquidez dice que, el tipo de interés
se ajusta para equilibrar la oferta y demanda de dinero. La función de la
preferencia por la liquidez es L_1 (Y) + L_2 (r), muestra la demanda de saldos
efectivos reales, una baja de los precios reduce la preferencia por la liquidez en
términos reales y así aumenta la demanda de bonos, lo que hace bajar la tasa de
interés. De ahí que la curva de demanda de dinero tenga pendiente negativa.
Donde los tenedores de bonos pueden experimentar ganancias y pérdidas de
capital en el valor real de su riqueza cuando varié el valor de mercado de dichas
tenencias, lo cual ocurrirá cambios inesperados en las tasas de interés. Estos
individuos pueden evitar pérdidas de capital en sus tenencias de bonos
manteniendo su riqueza en efectivo, lo cual tiene el inconveniente de que estarían
renunciando al costo de oportunidad ofrecido por los bonos y a la posibilidad de
obtener ganancias de capital. Ahora bien, si la tasa de interés fuese constante, los
bonos serian preferidos al dinero como la mejor forma de mantener riqueza, por el
simple hecho de que los bonos pagan un cierto rendimiento. Si eliminamos el
supuesto de que la tasa de interés es constante, es claro, que sí los tenedores de
los bonos anticipan una reducción futura en la tasa de interés, estos seguirán
prefiriendo mantener su riqueza en forma de bonos, debido a que el aumento
resultante en el precio les produciría una ganancia de capital. Por el contrario, si
los tenedores de bonos esperan mayores tasas de interés en el futuro, entonces
preferirán mantener su riqueza en efectivo. Siendo este el caso, Keynes concluyo
que, si los agentes consideran que el nivel actual de las tasas de interés es
anormalmente más alto, estos tendrán un incentivo para preferir la tenencia de
bonos a la de dinero debido a que la reducción esperada en las tasas de interés
induciría a un aumento en el valor de la riqueza. Keynes planteo la teoría de la
preferencia por la liquidez en términos de tasas de interés esperada en el futuro, lo
que finalmente lo llevaría a considerar también al nivel actual de las tasas de
interés como otro determinante de la demanda de dinero. Keynes añadió para
explicar el motivo transacciones de la demanda de dinero era la necesidad de los
agentes económicos de contar con un activo que les permitiera cerrar la brecha
entre sus ingresos y gastos. También hizo referencia al denominado motivo
precaución donde dice que de la conveniencia del dinero como un activo que
permite a sus tenedores enfrentar fácilmente contingencias inesperadas de gasto.
La economía keynesiana era propia de una situación de desempleo, además se
caracterizaba por el supuesto de salarios y precios rígidos o bien que se ajusten
lentamente. En la realidad se observa que el nivel de precios varía tanto para
arriba como para abajo (como los presentados en la época de post guerra y de La
Depresión, respectivamente). Además, durante este tiempo, las principales
economías mundiales estaban presentado un crecimiento sostenido, lo cual invirtió
la situación que se vivió en 1929, por una en donde las ratios de desempleo e
inflación eran bajos.
Existían grupos de economistas que no estaban de acuerdo con algunas de las
recomendaciones de política que se derivaban del armazón keynesiano
destacando entre ellos a los monetaristas encabezados por Milton Friedman. Las
principales diferencias entre estas dos escuelas se centran en la efectividad de la
política monetaria y fiscal.
Durante esta etapa también hacen presencia incorporando dentro del marco
analítico, conceptos muy importantes tales como la incorporación de las
expectativas dentro de la curva de Phillips y sus recomendaciones de política
monetaria, dos puntos que se relacionan directamente.
Teoría Neoclásica
Revolución.
En los años cincuenta del siglo XIX el economista alemán Gossen aporta los
primeros elementos de lo que luego, sobre todo en manos de Walras, Jevons y
Marshall, desde Lausana (Suiza), Austria e Inglaterra, y a las alturas de los años
setentas y ochentas de ese siglo, pasará a constituir el núcleo fundamental de la
teoría neoclásica. El viraje fundamental está en la teoría del valor: ésta migra
desde el trabajo o la fuerza de trabajo como fuente del valor, hacia la subjetividad
humana (particularmente el placer derivado del consumo) como origen de ese
valor. Es el desplazamiento de la teoría del valor trabajo con sus implicaciones
potencialmente subversivas para el capitalismo (hacia la teoría del valor subjetivo,
de la cual surge incluso la ficción ideológica) sobre todo propalada por Samuelson
en su célebre y muy popular manual de economía- según la cual el consumidor es
rey (la llamada "soberanía del consumidor"), en cuyas manos está determinar
hacia dónde caminan los mercados, qué debe producirse y cuáles empresas e
industrias florecen o decaen.
Entre los neoclásicos (y destacadamente con Walras) resurge el interés por
dilucidar los mecanismos de coordinación del sistema, en su caso con el propósito
teórico de demostrar su capacidad para coordinarse en forma equilibrada y
estable. Surge entonces la teoría del equilibrio general sustentada a su vez en la
teoría o hipótesis de la competencia perfecta, que, con refinamientos posteriores
(como la definición del óptimo, tal cual lo aportó Pareto, lo cual parece tener
reminiscencias de la filosofía de Leibnitz, y su especulación acerca del mejor de
los mundos posibles), sobrevive hasta nuestros días como el núcleo principal de la
teoría económica dominante y, más aún, como una especie de centro de
irradiación de ideología que ha contribuido decisivamente a consolidar la idea,
presente ya en la noción de mano invisible de Smith, según la cual la búsqueda
egoísta del provecho personal, conlleva los mayores beneficios para la sociedad
en su conjunto.
En su obra "Elementos de economía política pura", publicada originalmente en
1874, Walras (véase Walras, 1987) construye un edificio teórico que básicamente
intenta ser una formalización rigurosa y matematizada de la idea de la "mano
invisible" smithiana. Y, sin embargo, su esfuerzo logra resultados poco
satisfactorios. Se enfrenta, primero, a la necesidad de resolver la paradoja que
plantea la hipótesis según la cual un régimen de competencia perfecta implica una
situación donde ningún agente económico individual puede alterar el precio del
mercado. Son simples tomadores de precios lo que, en el caso de los productores,
implican que la demanda de su empresa es una línea horizontal y, por lo tanto,
tiene elasticidad infinita. Pero, entonces, y puesto que se le atribuye al sistema la
capacidad para restablecer de forma automática el equilibrio cada vez que éste se
altere, surge la interrogante: ¿pero entonces quién modificaría el precio (que no es
de equilibrio) a fin de que éste se mueva hacia el restablecimiento del equilibrio?
La coordinación necesaria para que una economía capitalista descentralizada
logre funcionar sin precipitarse en el caos, queda sin solución. Es entonces
cuando Walras introduce un curioso artificio ad-hoc: el famoso subastador a cargo
de mover y anunciar los precios hacer que, en un ejercicio de prueba y error, las
ofertas y las demandas finalmente coincidan.

Los derruidos cimientos de la teoría neoclásica


Ya entrado el siglo XX esa teoría del equilibrio general fue trabajada intentando
perfeccionarla a cargo de autores como Arrow y Debreu y, sin embargo, y
contrario a lo que se les enseña a los estudiantes en las escuelas de economía,
no es una teoría que pueda sostenerse sobre sus propios cimientos. De hecho,
esos cimientos están derruidos. El problema radica no simplemente en la
manifiesta falta de realismo de sus hipótesis y premisas lo cual es por completo
evidente sino, y lo que es peor, en el hecho de que, como construcción
matemática altamente abstracta y sofisticada, resulta simplemente inconsistente.
El núcleo de la teoría es el concepto del equilibrio, pero este les plantea un
callejón sin salida: no logran demostrar que el equilibrio es único ni que es estable,
con lo que toda la abstracción se derrumba estrepitosamente. Así quedó
evidenciado en el célebre teorema Sonnenschein-Mantel-Debreu", que nace
con los trabajos de Hugo F. Sonnenschein (1973 y 1974), posteriormente
complementados y ampliados por Mantel y Debreu.
Esto último atiende al núcleo matemático de la teoría, en relación con el intento
por demostrar su validez a partir de su demostración matemática. Pero incluso si
no hubiese ocurrido que la cuestión quedaba atrapada en un callejón sin salida
matemático, todavía queda en pie la duda de si toda la abstracción propuesta
tiene sentido desde el punto de vista económico. Es una interrogante muy
pertinente puesto que cualquier desarrollo matemático (como por ejemplo los que
sustentan la teoría de la relatividad) podría ser riguroso y correcto, y aun así
carecer de ningún significado valedero ni relevante desde el punto de vista de la
economía. Tómese en cuenta que la teoría neoclásica se fundamenta en una
cierta concepción antropológica y sociológica que no refleja ninguna realidad
humana o social realmente existente. O, puesto de otra forma, es una teoría
estrictamente deductiva que seleccionó sus premisas con el preciso interés de
llegar adonde querría hacerlo, siendo que ese "lugar-meta" al cual se arribaría
responde a las preferencias e imaginarios ideológicos de los formuladores de la
teoría, y no, en ningún sentido relevante, a la realidad económica propiamente
dicha. Si el mundo alrededor mostraba la realidad de seres humanos que no
siempre actuaban racionalmente ni en búsqueda de su beneficio egoísta y cuyos
gustos y preferencias se modelaban dentro de matrices culturales complejas
históricamente gestadas a lo largo de generaciones; si ese mismo mundo nos
presentaba una y otra vez mercados en desequilibrio insertos en realidades
sociopolíticas conflictivas y en crisis económicas recurrentes; si también es un
mundo bajo control de empresas cada vez más grandes y poderosas en proceso
de internacionalización o transnacionalización. Si tal era el mundo de la realidad,
sin embargo, se optó por teorizar a espaldas de ese mundo, a partir de una
realidad imaginaria, donde cada una de los rasgos inmanentes a la realidad era
interpretado como una "imperfección" o como una cuestión irrelevante y
prescindible.

Análisis moderno de la teoría Neoclásica


Actualmente no existe definición única de economía neoclásica, este hecho no
implica que mantenga su esencia, se ha convertido en una forma diversa que
acoge conjuntos de varios enfoques integrados a la perspectiva. La esencia de la
Economía neoclásica es la combinación de la idea clásica de que:
El valor de un producto proviene de los costes de producción con los nuevos
hallazgos del marginalismo, y el valor siempre está determinado por la utilidad
individual. Incluso en la actualidad, el diagrama de mercado que representa la
intersección de la oferta y la demanda es un elemento central de la economía
neoclásica.
Según la perspectiva neoclásica, el problema central de la economía es la gestión,
asignación y organización de recursos escasos. Esto indica que es entonces la
eficiencia un aspecto importante para el uso indicado de aspecto importante para
el uso indicado de los recursos disponibles para así poder maximizar la utilidad
individual y como consecuencia el bienestar de una nación o país. La economía
neoclásica implica tres campos importantes como lo son la macroeconomía, que
se responsabiliza de examinar los agregados económicos y la interacción de los
mercados; la microeconomía que se encarga de estudiar el comportamiento
económico los consumidores, empresas, trabajado empresas, trabajadores e
inversores; y por último la econometría que consiste en la aplicación de los
métodos estadísticos al estudio de la economía.
Mientras que la microeconomía analiza principalmente el comportamiento de los
hogares y las empresas en diferentes mercados y tipos de mercados, la
macroeconomía se centra en los agregados económicos como el producto bruto
interno (PBI), la tasa de desempleo o tasa de inflación, así como en la interacción
de los mercados (en particular el mercado de productos básicos, el mercado
laboral y el mercado monetario). Los análisis macroeconómicos de agregados
económicos clave se basan cada vez más en fundamentos microeconómicos.
La escuela neoclásica comprende varias premisas fundamentales como lo son,
que el individuo actúa de forma racional; otra es que las personas buscan su
óptimo y maximizan la utilidad mientras que las empresas obviamente su buscan
su beneficio, y por último los individuos actúan sobre la base de una información
suficiente.
La teoría neoclásica analiza el beneficio, el empleo, el crecimiento y el dinero;
considera que tanto los consumidores como las empresas son racionales,
optimizan de tal forma que configuran la mejor opción posible al establecer el
equilibrio, que es la mejor solución posible, y así evitan conflictos irresolubles.
Otro tema importante es el sistema social que plantea la escuela neoclásica ya
que comprende un sistema, racional, flexible, amable con el consumidor y
productor quienes actúan independientemente y en donde la utilidad da alas a
realizar una acción económica.
El tránsito de la Escuela Clásica a la Neoclásica implica simultáneamente: el paso
de una economía de la oferta (producción) a una economía de la demanda
(consumo); el desprecio de la teoría clásica del valor, que busca el valor de la
riqueza de la producción (en la naturaleza en el trabajo) y su sustitución por el
simple precio basa basado en el equilibrio entre las preferencias o deseos de los
consumidores y la oferta; el paso de una economía de la empresa a una economía
de las finanzas y su búsqueda del beneficio instantáneo; y la consideración de la
bolsa como expresión máxima de racionalidad y modelo de mercado perfecto.
CONCLUSIÓN
 En pocas palabras, los Neoclásicos basan sus modelos económicos
(principalmente los de crecimiento económico y del empleo) en equilibrio
entre precios y cantidades, construyendo así curvas de oferta y demanda;
en cambio, los Keynesianos realizan estos modelos en base en el
crecimiento económico (inversión, consumo y una función de oferta
agregada). También podemos decir, que diferencia el crecimiento
económico potencial del real y el gasto planificador del real. En síntesis, se
basan principalmente en el ingreso y el gasto como bases de la economía.
 En conclusión, la Teoría Neoclásica explica la formación de los precios, no
en relación de la cantidad de trabajo sino en relación con la intensidad de la
preferencia de los consumidores para así poder obtener una unidad
adicional de determinado producto. Para esta teoría la economía es vista a
través de un enfoque económico valga la redundancia basada en el análisis
marginalista y el equilibrio entre oferta y demanda. El fundador de esta
teoría fue el economista británico Alfred Marshall, que explicó los
fundamentos que rigen a esta teoría en su libro Principios de Economía
(1890), es importante entonces conocer cómo ha cambiado el mundo de la
economía desde que se estableció y que aportaciones da a la sociedad. Es
importante recalcar que no todos quienes ejercen la economía están a favor
de los principios establecidos por ella.

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