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Mientras, para la segunda parte de esta estructura están los últimos 3 capítulos, donde el
antropólogo Sahlins muestra o analiza estos elementos de la producción, son
intercambiados o repartidos a las diferentes esferas de su sociedad o entre comunidades, a
través de distintas estructuras de organización social. En el primer capítulo de esta segunda
parte, o mejor dicho, al cuarto capítulo, El Espíritu del don, un capítulo basado en el
análisis del ensayo de Marcel Mauss, que trata sobre la importancia del sistema de
reciprocidad o en maori el Hau. Donde también Sahlins, entra a profundizar este concepto
de reciprocidad, es vital para la convivencia de las sociedades, como se transforma el regalo
o el compartir, en una realidad política, donde el regalo es un acuerdo material y de
importancia para un acuerdo también de paz. Luego, en el quinto capítulo, se clasifican, o
se denota, las diferencias de reciprocidad que puede haber o hubo en diferentes
comunidades primitivas. Estas diferencias de reciprocidad las clasifica en tres formas
diferentes el autor, en generalizada, equilibrada o negativa. Estas estructuras de las que
habla pueden dar a pie a ver cómo pueden facilitar o dificultar el proceso de intercambio, y
el intercambio es un paso para relacionarse socialmente entre sí. Esto lo explica de mejor
forma en una frase Sahlins, dice “Una relación social determinada puede dificultar cierto
movimiento de bienes, pero una transacción específica puede —del mismo modo— inducir
una relación social particular”3. Para el ultimo capitulo, se trata de dar especificaciones
buscando explicar cómo funcionaban los intercambios entre comunidades o unidades
domésticas, y la distribución de los bienes en las múltiples colectividades. Y esto se veía
divido en dos formas básicas, la reciprocidad era una forma de reparto y contra reparto,
mientras que la repartición era una forma de control del ente mayor entre una sociedad.
Para terminar con esto, en tipo de conclusión, o evaluación valorativa por mi parte, me ha
permitido abrir mi conocimiento a un aspecto de la economía de la cual desconocía, pero
ahora debo tener presente. El conocimiento fuera de un prejuicio de los hechos económicos
de una sociedad que para todos parecía ser pobre, pero realmente eran basados en ideales
económicos de tiempos contemporáneos. Así como también nos permite observar si
nuestros ideales de satisfacción son realmente adecuados en una época de hambrunas,
según nos muestra el autor. El consumismo disparatado que tenemos por parte de nuestra
cultura, replantear el hecho de si esa explotación exagerada, es necesaria. Así mismo, me
muestra hacia dónde va la colectividad en esta economía, si pudiéramos basarnos en
conjuntos que sean recíprocos y como el tener más, no nos convierte en una sociedad más
rica
1 Sahlins M., Economía de la edad de piedra. (Chicago, Aldine Publishing Company,
1974) Traducción al castellano de Emilio Muñiz y Erna Rosa Fondevila. Madrid, Ed. Akal,
1977. 2da edición PP 9