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LAS REBELIONES EN LAS PROVINCIAS PERUANAS

I. El levantamiento de Francisco Antonio de Zela Arizaga

En 1811 se produjo el levantamiento armado del pueblo de


Tacna bajo la dirección de Francisco Antonio de Zela. En efecto, la
noche del 20 de junio de 1811 se produjo con éxito la toma de dos
cuarteles de Tacna, y se procedió a la destitución de Antonio Rivero,
subdelegado de Tacna. Zela fue proclamado Comandante Militar de la
Milicias de América.
A los cinco días de iniciado el movimiento, los realistas contra atacaron
y derrotaron a los insurrectos. Zela fue apresado y, enfermo, fue
trasladado a Lima y condenado a la pena de prisión. Murió a los 51
años en 1819.

II. La lucha del pueblo de Huanuco: Patanahuas, Huamalies y Conchucos.

Huánuco fue escenario de una gran lucha indígena a la cual se sumaron los criollos. La brutal
explotación de los indios motivó en éstos un descontento generalizado; este descontento fue
canalizado por los alcaldes indios de varias comunidades, quienes lo transformaron en una lucha
armada que se inicia en el campo y luego avanzó sobre la ciudad de Huánuco.
El 22 de febrero de 1812 los indios de las comunidades Pillao, Santa María del Valle, Panao,
Acomayo, Huamalíes y Conchucos se levantaron en lucha y armados de palos, piedras, hondas y una
escopeta rodearon la ciudad de Huánuco.
Después del triunfo en Huayupampa toman la ciudad de Huánuco, en tanto que las autoridades
habían huido de esta ciudad.
A estas alturas se unieron algunos criollos y mestizos, con ellos se formó una Junta Gubernativa,
nombrando como representante a Domingo Berrospi, quien debido a su pasividad fue cambiado por
Juan Crespo y Castillo.
Con los refuerzos llegados de Lima, los realistas se reagruparon en Tarma y Cerro de Pasco. Los
indios seguían valerosamente en la lucha, pero finalmente fueron derrotados en las faldas de los
cerros de Ambo el 17 de marzo de 1,812.
Los coloniales ingresaron a Huánuco descargando todo su odio sobre los indios a quienes asesinaron
sin contemplaciones. Juan Crespo y Castillo, los alcaldes de los indios y muchos colaboradores fueron
sometidos a la pena del garrote.

III. La lucha del pueblo de Tacna: Enrique Pallardelli.

Hacia 1813 los vientos insurreccionales seguían soplando al


pueblo de Tacna. Una autoridad colonial de esta ciudad informaba al
virrey: “La villa se halla inundada de papeles subversivos y que es
tan grande el número de comprometidos en este negocio que para
corregir medianamente el mal sería preciso meter en la cárcel a
medio Tacna”.
Fue en estas condiciones que se desarrolló una nueva lucha del
pueblo tacneño, esta vez, encabezada por los hermanos Juan
Francisco y Enrique Pallardelli y Julián Peñaranda. El plan consistía
en realizar una insurrección general en toda la región.
El 03 de octubre de 1813 los insurrectos tomaron los cuarteles y se
apoderaron del pueblo, en tanto que los coloniales preparaban un
contraataque.
El encuentro decisivo se produjo en Moquegua, en donde los insurrectos fueron vencidos; éstos se
retiraron por la vía de Camiara.
Fueron éstos, pues, los principales levantamientos armados que se desarrollaron en el Perú en
procura de la emancipación. Estos, remarcamos una vez más, fueron dirigidos por los criollos de
provincias.

IV. El levantamiento de los Hermanos Angulo y el brigadier Pumacahua en el Cusco.

Hacia 1814 se desarrolló un gran movimiento


anticolonial, cuyo centro fue el Cusco y abarcó Huamanga,
Puno, Arequipa y La Paz. Esto fue más amplio que las
anteriores, el empuje más concertado y mejor dirigido y el
esfuerzo más denodado.
En cuanto a su base social, podemos decir que se trataba de un
movimiento en donde se conectaron varios sectores sociales:
los criollos de provincias, los mestizos, los caciques y las masas
indígenas.
En cuanto a su carácter, fue anticolonial, como se deduce de su
proclama: “Cusqueños: a vuestro valor se debe la libertad de
vuestra patria”.
Las acciones se iniciaron el 02 de agosto de 1814, en el Cusco.
Se apresó a las autoridades y se formó una Junta Gubernativa
presidida por Mateo Pumacahua Chihuantito y los hermanos
José y Vicente Angulo. La sublevación recibió el apoyo del
pueblo: indios, mestizos y negros pasaron a formar el ejército
insurgente. Luego se formaron tres frentes de lucha: Alto Perú,
Huamanga y, Arequipa y Puno.
La campaña hacia Huamanga fue dirigida por Manuel Hurtado de Mendoza. Este y sus colaboradores
José Béjar y Mariano Angulo, en rápidas acciones tomaron Huamanga, pero ante un contraataque
realista se retiraron a Andahuaylas. Los insurgentes trataron de tomar
nuevamente Huamanga, pero fueron derrotados en Matará. Los
dirigentes fueron enviados presos al Cusco, aun cuando los
montoneros Morochucos siguieron atacando en forma de
guerrillas.
La campaña hacia el Alto Perú fue comandada por León Pinelo
e Ildefonso Muñecas; ellos en rápidas acciones tomaron La Paz
y apresaron a las autoridades coloniales. Los realistas se
reagruparon en Oruro y contraatacaron La Paz provocando el
retiro de los patriotas. La campaña hacia Arequipa y Puno fue
dirigida por el Brigadier Pumacahua. El primer enfrentamiento se
produjo en la Ancheta (cerca de Arequipa) en donde los patriotas
consiguieron una brillante victoria; luego, ante un contraataque
realista, retiran a Ayaviri, trabándose luego en Umachiri un sangriento
combate. Los sublevados fueron derrotados.
Los prisioneros fueron fusilados, entre ellos el célebre poeta Mariano Melgar. Pumacahua fue
ahorcado y descuartizado en Sicuani.
Las coloniales avanzaron al Cusco, donde fusilaron a los hermanos Angulo. Los demás jefes del
levantamiento y las masas indígenas corrieron igual suerte.
Las montoneras de Chumbivilcas, Cailloma, Chuquibamba, Tocto, Livitaca, Calania, Paucarcolla y
Asillo siguieron combatiendo mediante la modalidad de guerrillas. De esta manera termina un nuevo
capítulo de la lucha por la emancipación.

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