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Presidente Pablo Perla
Vicepresidente Editorial Francesc X. Gelabert
Vicepresidente de Producción Daniel Medina
Vicepresidenta de Atención al Cliente Ana L. Rodríguez
Vicepresidenta de Finanzas Elizabeth Christian
Traducción:
Héctor Gabriel Medina VUlarreal
Redacción:
Alvin Maya Aguilera
Copyright © 2010
ISBN: 968-5618-20-8
Impresión y encuadernación
Litografía Magno Graf, S.A. de C.V.
Impreso en México
Contenido
Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
Preámbulo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . II
Introducción ......................................................................... 13
PRIMERA PARTE:
Las causas secundarias de la crisis actual
Capítulo I. Cómo nos metimos en este lío .................................. 19
SEGUIDA PARTE:
Las causas primarias de la crisis actual
Capítulo 2. Es difícil sentir emoción por lo que no se valora ........... 33
TERCERA PARTE:
Rooeta para la destrucción
I <|illii|ii I! (..un. mil,ti li i<tliii im Iimi .................. 99
CUARTA PARTE:
Algunas soluciones posibles para la crisis actual
E
stoy muy reticente a escribir este libro. Al principio parecía una
idea genial: Escribir algunas ideas acerca de la educación adven
tista, agregar una o dos vividas anécdotas y ver lo que el Señor
puede hacer con eso. Pero después de darme algunos golpes contra
la pared durante algún tiempo, me siento cada vez más inclinado a
ponerme nervioso, tentativo, y sí, reticente a publicar lo que vas a en
contrar en las páginas siguientes.
¿Por qué? Porque yo soy un observador externo.
Verás, no soy ni nunca he sido un educador profesional, y mu
cho menos uno del sistema educativo adventista.* Nunca he tenido
que hacer planificación de clases año tras año; nunca he tomado ni
siquiera un curso acerca de cómo ser un profesional de la educa
ción; y nunca he tenido que aprender a lidiar constantemente con
los padres, con los estudiantes y con los demás profesores y el resto
del equipo de trabajo con la intensidad que a los profesores común
mente les toca experimentar a lo largo de sus carreras. Todo eso me
ha llevado a hacerme una incómoda pregunta: ¿Qué necio presumiría
el escribir un libro acerca de los desafíos que enfrenta la educación
adventista, mucho menos cómo conocer realmente esos desafíos,
cuando él no ha sido educador profesional ni un solo día de su vida?
Bueno, dado que en este momento estás leyendo este libro, supon
go que ese necio... soy yo. Pero mi deseo y oración es que, no obstan-
le esíi tontería mía, dcmueslre ser tilil por un simple factor: La pers
pectiva. lis verdad que yo no soy un profesor profesional ni u n a d -
mlnls!reidor de una ¡iimIIIiu Ión n lm iilivn Tero, adem.is d i 1lener un
<.. .
12 Cómo matar la educación adventista
Dale Twomley
Introducción:
La escuela que desaparece increíblemente
1. En el momento de escribir este libro, las estadísticas del total de miembros de la DNA en el 2008 toda
vía no finaliza. Sin embargo, entre 1997 y el 2007, la membresía creció un promedio de 1.95 % cada año.
Usando este promedio, somos capaces de extrapolar en el total del 2007 y llegar a una membresía aproxi
mada para el 2008.
2. De un estudio hecho por Monte Sahlin publicado en el libro Trends, Attitudes, and Opinions: The Seventh-
d ay A dven tist Church in N orth A m erica (ver pág. 22 para un esquema que ilustra esta tendencia).
Disponible en www.adventsource.org.
3. George R. Knight, en Journal o f A dven tist Education, verano de 2005.
4. Por ejemplo, para el curso escolar 2005-2006, el Colegio de Walla Walla (hoy Universidad Walla Walla)
tuvo su matrícula más alta en 20 años: 1,942 estudiantes. A finales de la década de los noventa se presen
taron tendencias similares en la Universidad Andrews, la Universidad Loma Linda, el Colegio Oakwood,
y la Universidad Adventista Southwestern.
5. G leaner de la Unión del Norte del Pacífico (órgano oficial de la Unión), 26 de agosto de 2006. Estadísti
cas tomadas de www.gleaneronline.org/101/8/29404.html.
PRIMERA PARTE:
Las causas secundarias de la crisis actual
1
A que es, sino qué lo causó. Así es que demos un vistazo a una
pregunta vital: ¿Qué arrastró a la educación adventista a las
dificultades a las que se enfrenta en la actualidad? Cuando he he
cho esta pregunta a algunos adventistas que están preocupados al
respecto, dan un rango de respuestas bastante limitado, tales como
los siguientes:
«No lo sé».
«Los padres simplemente ya no están comprometidos con las
instituciones adventistas».
«La educación adventista es demasiado cara».
«No promocionamos nuestras escuelas de forma efectiva. Si más
grille las conociera, prosperaríamos».
I I problema con dichas respuestas es doble. Primero, normalmen
te están seguidas por conversaciones que son lamentablemente cor-
liis. Un poco de especulación seguida de otros asuntos parece sufi
ciente para satisfacer nuestra limitada curiosidad en este tema (o tal
vez nuestro pesimismo considera que una conversación mayor no
tiene sentido). Segundo, aunque todas estas respuestas contienenele-
mrnlos verdaderos muy útiles (con la posible excepción del primer
rjemplo), 110 ah an/an la verdadera profundidad del problema. De-
d |*|liemos un mui nenio a a na II /ai brevemente cada una de las tres
le H p iU ’NlaH,
i II)
20 ( 6ino malar la educación adventista
¿Demasiado cara?
¿Qué pasa con el pensamiento común de que la educación adven-
lista es demasiado cara? Ciertamente, la educación adventista está
muy lejos de ser gratis (en algunos casos, excesivamente lejos). Y,
como lo vimos antes, existe una tendencia definida a rechazar el
gasto tle dinero en insl¡Iliciones relacionadas con la iglesia, la cual
<¡crlamente ion Iribú ve directa e indirectamente a las percepciones
del costo educativo Pero el problema con proclamar los altos costos
como una i m p o r t a n t e m. r»n para la decadencia educativa es que,
22 Cómo matar la educación adventista
1. Se trata de una investigación sobre la fe y los valores en cuanto a ella y los valores de los jó
venes adventistas del séptimo día que asisten a la preparatoria en Norteamérica en las tres
áreas de la familia, la escuela y la iglesia. El primer estudio se llevó a cabo en 1990, y uno
más abarcante se desarrolló en el año 2000. También se han desarrollado estudios relacio
nados y conocidos como «Valuegenesis» en otros países. Nota del editor.
2. Reinder Bruinsma, «The quest for integrity: Facing the key challenge of poslmodernism», /ounin l o f
A dven tist edu cation 69, no. 1 (October/November 2006), p. 1H.
3
La importancia de tocar
en la puerta correcta
UE SE ANUNCIE fuerte y claro: Muchas de las causas prim a
ca, es difícil saber qué salida es más dañina para la causa de Cristo.
Ya casi llegamos. ¡Sigue leyendo!
1. Philip Sarnaan, Christ W ay o fM a k in g Disciples (Hagerstown, Md.: Review and Herald, 1999), es un li
bro excelente para este tema.
2. Cada iglesia tiene más de una misión. No sugiero aquí que lo que sigue constituye la única y exclusiva
misión del adventismo en el mundo, sino que organiza su misión primordial (en primer lugar, de la ma
yor importancia).
3. Muy a menudo definimos de forma muy estricta la identidad de Babilonia. Creo que cualquier grupo
de personas u organización que enseña a otros (1) que debemos buscar nuestro camino hacia el amor de
Dios o (2) que debemos reemplazar la ley de Dios con algo que nosotros creamos es Babilonia, ya sean
católicos, protestantes, paganos o adventistas del séptimo día.
4. «Los años de formación» obviamente implican cosas diferentes para personas diferentes. Desde una
perspectiva de hacer discípulos para Cristo, creo que eso significa que nuestros hijos deberían asistir a es
cuelas adventistas al menos a la preparatoria. Y de una perspectiva de matrimonio, estudiar en una ins
titución adventista para recibir la educación durante los años de la enseñanza superior pareciera algo
totalmente lógico.
4
El pastor y la Increíble
escuela decadente
PESAR DE QUE A LA MAYORÍA de los ojos el valor de los
I
50 Cómo matar la educación adventista
1. Irónicamente, hay sólida evidencia para indicar que cuando los pastores y sus iglesias se comprometen
a apoyar a la educación adventista, aquellas iglesias obtienen beneficios tangibles. Un estudio de cinco
años en la Asociación de Michigan reveló que todas las iglesias que no eran parte constitutiva de una es
cuela de iglesia experimentaron, en promedio, una disminución tanto en los diezmos como en la mem-
bresía cada año del estudio. Pero aquellas iglesias que eran parte constituyente de una escuela de iglesia
experimentaron, en promedio, un incremento en la cantidad de diezmos y membresía cada año del es
tudio. ¡Qué trágico que algunos pastores repriman el elemento que los puede ayudar a alcanzar sus me
tas y las de sus iglesias! Para más información, lee «Gathering Greatness», A dven tist R ev iew , 27 de
julio de 2006.
í|; ki> : ' ' ■ ;v';
- ‘"i 1 i
La deficiente
crianza de los hijos
Y! AHORA HE PASADO de la predicación a la intromisión,
S
ACA TU DICCIONARIO. Estamos a punto de sumergirnos en
el multisilábico m undo de la filosofía secular. En el capítulo 1
mencioné que la disminución de la lealtad a la marca de las ins-
Iituciones adventistas era únicamente un síntoma, no una causa prin
cipal, de la decadencia de la educación adventista. Ahora es momen
to de mirar una de las causas principales de donde esta decadencia
surge: El posmodernism o.1
El posmodernismo es el nombre formal de la corriente de pensa
miento que dice que la verdad es relativa al observador. El pensamien
to posmoderno declara que lo que es verdad para ti puede que no lo
sea para mí. De este modo, la verdad es migratoria y dependiente
del tiempo y del lugar para su determinación. (El posmodernismo
se podría definir de manera más correcta como relativismo moral o
simplemente como relativismo, o, en su interpretación más extrema,
como deconstruccionismo.) Por lo tanto, el pensamiento posm oder
no ve la noción de la verdad absoluta, esto quiere decir que algo es
verdad en todo tiempo y bajo cualquier circunstancia, como algo abo
rrecible y opresivo. El concepto tiene algunas implicaciones fuertes
para el adventismo en general y para las escuelas adventistas en par
ticular.
En prim er lugar, cuando se indaga en su conclusión lógica, el
posmodernismo considera cualquier institución establecida como
( 59)
60 Cómo matar la educación adventista
Recuerdo hace varios años la primera vez que alguien me dijo que
yo era un adventista conservador. Yo pensé: «No lo soy. Yo disfruto
la vida». Ahora veo que, efectivamente, en la actualidad soy un ad
ventista «conservador». Pero no del tipo de los que odiaban a los
Heritage Singers. En vez de eso, ansio un reavivamiento en mi iglesia,
pero no a través de un conservadurismo absurdo del pasado o por
medio de un liberalismo contemporáneo que en ocasiones parece sin
rumbo y caótico, sino a través de un reconocimiento apasionado del
llamado profético y gozoso que Dios ha dado a la Iglesia Adventista
del Séptimo Día, para que yo y muchos otros lo cumplamos. Esto
es lo que quiero decir cuando hago u n llamado a ser adventistas
«conservadores».
1. Después de leer este capítulo, alguno de ustedes que se m antienen en contacto con las tendencias cul
turales de Occidente podrían desear que hubiese incluido u n segmento que hablara acerca del pos pos
modernismo, la filosofía normativa que está emergiendo y que al parecer está llevando al posmodemis-
mo a su lógico, y potencialmente catastrófico, final. Sin embargo, debido a que el pos posmodemismo
es aún relativamente joven y que es el culpable del daño que se ha causado a la educación adventista, en
este capítulo me enfoco únicamente en este último en vez del primero. Pero no te equivoques: El pos
modernism o es lo suficientemente hostil a las creencias cristianas como para que pueda dar a la edu
cación adventista su mayor desafío, o si se conduce correctamente, su mejor momento.
2. Información publicada en www.adventistreview.org/article.php?id=988#2 (Extracto de un artículo de
Daniel Burke, Religions News Service.
3. H. Lee, «Church Structure in 2025».
4. Las respectivas estadísticas están disponibles en la oficina de educación de la División Norteam eri
cana.
5. Ver D. Malcolm Maxwell, «The Future of SDA Higher Education: A North American College Presi
d e n ta Perspective», Journal o f A dventist Education 47, no. 5 (Summer 1985), p. 12.
6. Término usado para describir a una persona que nació durante el baby boom (explosión de natali
dad), período posterior a la Segunda Guerra M undial entre los años 1946 y principios del decenio di*
1960. Nota del Editor.
7. Un personaje navideño popular en EUA de una historia infantil titulada Cómo el Grinch robó la N a
vida d, escrita por Theodor Seuss Geissel en 1966. Nota del Editor.
Escuelas de mala calidad
E
S CIERTO! ¡Claro que no todas nuestras escuelas son de ma
la calidad! La realidad está m uy lejos de esto. Pero son sufi
cientes las que debemos considerar como una parte consi
derable del desafío que está enfrentando la educación adventista.
Yo espero que para este momento esté claro que muchas de las
razones de las crisis que está enfrentando la educación adventista
en estos días, yace afuera del dominio de la educación adventista.
Pero esto no quiere decir que, de la forma en que este capítulo busca
ilustrarlo, nuestras escuelas en sí mismas no acarrean responsabi
lidad por la decadencia en la educación, ya que ellas, seguram en
te, tienen su parte de responsabilidad. Tal vez podríamos describir
la relación que existe entre la iglesia y la escuela de la siguiente m a
nera: Nuestras escuelas, durante una gran cantidad de tiempo, han
llegado a desviar, en lugar de necesariamente determinar, lo que sus
constituyentes están buscando. Pero una vez que ellas reflejen en
nu8 programas escolares, de manera exitosa, los deseos de aquellas
iglesias que rodean a nuestras escuelas, también van a servir para,
junio con todos los graduados, propagar y hacer más profundas las
fortalezas y las debilidades de aquellas iglesias en la siguiente ge
neración de adventistas. I )c este modo, tanto la iglesia como la escue
la comparten responsabilidad en la decadencia educacional, y am
bas deben parlit ipnt en I o n enlucí/ o n por resucitar a la educación, si
efi i|lie vamos a if^ivuii a un cnladt» de «anidad.
til)
74 Cómo matar la educación adventista
siguiente: ¿Por qué debería ser de otra manera? ¿Por qué debería Dios
derramar mecánicamente su Espíritu Santo sobre algo que no puso
la agenda divina al principio de la lista? La historia del pre-cristia-
nismo, del cristianismo e incluso la del adventismo están repletas de
ejemplo tras ejemplo donde Dios refrena la totalidad de sus bendi
ciones de aquellos que se rehúsan a ponerlo a él en el prim er lugar.
¿Acaso somos tan ingenuos como para pensar que nuestras escue
las van a ser una excepción a esta regla? Y(5 le ruego a Dios que no.
Regresemos el asunto de la espiritualidad de los estudiantes al pri
mer punto de la lista de prioridades, debido a que nuestra falta de én
fasis en este objetivo prim ordial explica la m ayor parte de la deca
dencia en la educación adventista.
Aún así, los profesores y los laicos a menudo pasan por alto sus con
sejos, en ocasiones, por completo. Aunque es verdad que ella nunca
entregó un modelo que se adaptara a cada caso individual, para que
lo siguieran todas las escuelas adventistas, ofreció una buena canti
dad de principios que, si se practican, darían a muchas de nuestras
escuelas un decidido impulso tanto en la efectividad de la misión co
mo, creo yo, en la matrícula. Incluso su principal obra al respecto, el
libro La educación, permanece como agua estancada muy distan
te de quienes están involucrados en la educación adventista.
Por ejemplo, casi de manera universal desconocemos sus consejos
inspirados acerca del trabajo estudiantil. Es verdad, ya no vivimos en
una sociedad agrícola donde los estudiantes pueden aprender hábitos
laborales en una granja escolar tan fácil como se hacía 100 años atrás.
Sin embargo, lo más seguro es que la solución no sea hacer opcional
el trabajo estudiantil. De hecho, en el mundo actual donde florece co
mo nunca antes la tendencia a volverse pasivo en todo lo referente
a la cultura, una gran parte de nuestros estudiantes viene a nuestras
escuelas con la que, tal vez, es la peor ética de trabajo en equipo que
se haya visto en la historia reciente. No creo que yo esté siendo dema
siado catastrófico al decir esto. He sabido de estudiantes de prepa
ratoria que en verdad no saben cómo usar una escoba o encender una
aspiradora, no porque sean bobos, sino porque nunca lo han hecho.
Mantener limpia la habitación en un internado, llegar a tiempo a cla
nes, terminar la tarea a tiempo y muchas otras cosas, se convierten
un destrezas perdidas entre muchos de nuestros estudiantes.
Y al encontrarse con todo esto, por ejemplo, muchas de nuestras
instituciones, ¿responden con hacer opcional el trabajo estudiantil?
Seamos claros como el cristal: La preocupación de Elena G. de White
tli' que los estudiantes realicen trabajos en la tierra no era únicamen-
l<! por la tierra, sino por los estudiantes. Una mente ociosa es taller
ile Satanás, y el hecho de que perm itam os que los estudiantes es-
i o jan si es que van a tener un trabajo o no, es algo ridículo. ¿Qué pa
sa si una granja escolar ya no nos resulta factible? ¿Qué industria
podemos operar con éxito para instruir a nuestros estudiantes en
Iw1hitos apropiados de trabajo y que se conviertan en miembros pro
ductivos de iglesia y de la sociedad?
lambien preHlamn'i muy poi a atención a una gran cantidad de te
90 Cómo matar la educación adventista
mas que ella dijo que debían ser considerados de forma obligatoria.
Las cafeterías, o los expendios de alimentos, de nuestras escuelas
por lo regular desbaratan nuestro mensaje de salud. La dieta que ofre
cen, muy a menudo, es m uy deficiente en frutas frescas, nueces, ver
duras y hortalizas, y muy alta en grasa, sal y azúcar. No soy un faná
tico en este punto, me gusta el postre en moderadas cantidades tan
to como a las demás personas (tengo la tendencia a estar de acuerdo
con mi abuela, que dice que la fruta en el árbol de la vida va a ser
en realidad chocolate). Pero, digamos, en un ambiente de una escue
la primaria o preparatoria, donde los índices de obesidad infantil en
EUA se acerca a un tercio de la población de todos los jóvenes y la
diabetes juvenil ha crecido a pasos agigantados, ¿por qué en la verde
tierra de Dios podría una escuela, ¡en especial una escuela adven
tista! Ofrecer algo inferior al combustible de alta calidad para los
cuerpos de sus estudiantes? No solamente los estudiantes disfrutarí
an de una mejor salud, sino que se reducirían los índices de ausen
tismo escolar, de tareas no entrega-
................... ............................. das y de problemas de atención, y
la televisión es uno de los principa- ta m b ié n fo r m a r ía n a o tro s h á b ito s
les medios para promover el pensa- s a lu d a b le s
miento posmoderno y el secularismo.
_________ _______________ Hasta que prestemos atención a
dichos consejos en esta y otras áreas
(tales como la vestimenta, el entretenimiento y las relaciones interper
sonales mencionadas previamente), muchos adventistas preo
cupados, incluso los que tienen suficientes recursos financieros para
cubrir completamente la matrícula, seguirán rehusándose a inscribir
a sus hijos en nuestras escuelas.
escuelas.
No vayas a pensar que soy un adventista puritano recalcitrante,
pero te desafiaría a que llamaras a algunos de nuestros capellanes
adventistas o profesores de Biblia de nuestros colegios o universida
des. La mayoría te va a contar una historia tras otra de escandalosas
afirmaciones hechas por estudiantes adventistas con relación a la
conducta social apropiada, la sexualidad, etcétera, que ayudaría a
disipar dudas en cuanto a las incursiones del pensamiento posmo
derno y secular en nuestros estudiantes, la mayoría del cual llegó a
ellos a través de los populares medios de comunicación masiva.
¿Y qué pasa con el personal de oficina y docente influido por el pen
samiento posmoderno y secular? Aunque en mi experiencia he sido
menos prolífico que con los estudiantes, tales profesores, no obstante,
han construido sus hogares en las aulas adventistas mucho más de
lo que muchos quisieran admitir.
(Una interesante consecuencia de esto es el número cada vez ma
yor de profesores no adventistas en la iglesia a nivel mundial. En el
Concilio Anual de la Asociación General, llevado a cabo el 14 de oc
tubre de 2005, el reporte de la Comisión de Educación Superior mos
tró que en 1990 el cuerpo docente no adventista era de tan solo un
4 por ciento del total de profesores. Sin embargo, para el año 2000
el número se había elevado a un 16 por ciento, y para el año 2010 se
proyecta que será de 28 por ciento.10A unque no siempre es el caso,
es posible y tal vez creíble de que tales miembros del equipo de pro
fesores no adventistas estén más abiertos al pensamiento posmo
derno y con toda seguridad menos comprometidos con los valores
adventistas específicos.)
Parte del fenómeno de que los miembros del equipo de profeso
res tengan influencias posmodernas es algo explicable, aunque no
por eso justificable. Por ejemplo, entre los profesores de colegios, el
antiguo mantra «publica o perece» todavía sigue siendo verdad. De
una forma muy comprensible, los colegios desean que el m undo en
tero perciba a su cuerpo docente como competente y creativo, y que
sea así atractivo para futuros estudiantes y donadores de recursos
financieros. Muy bieii. Pero para muchos profesores, lener el nom
bre de una institución adventista de aprendizaje nuperior añadido
al final de su artículo complica más las ivlm’ioucn prolenionales, y no
Escuelas de mala calidad
las facilita (una vez más aparece ese «extraño» factor del cual habla
mos en el capítulo 1). Y en su prem ura por tener aceptación fuera de
la iglesia, la tentación de cobijar el espíritu de esta época (el rela
tivismo moral) puede ser, de hecho, m uy fuerte, en especial si eso
puede conducir a u n mayor prestigio y al avance profesional.
Pero una vez más, aunque esto es una explicación, ni es comple
ta ni es una excusa aceptable. Yo veo los hechos de la siguiente m a
nera: Aunque el adventismo tiene u n gran espacio para el debate de
varios temas, no podemos decir lo mismo del núcleo que siempre ha
constituido al adventismo. Por ejemplo, la Biblia debería ser siempre
considerada como algo esencial, de gran autoridad y necesaria para
una vida espiritual saludable; Cristo Jesús como un Amigo y Salva
dor personal debería ser una expectativa y requisito para todos los
profesores; la integridad de la fe, esto es, que nuestra fe ha sido he
cha para que sea consistentemente vivida de verdad y en relación
con otras personas, debería ser evidenciada como algo indispensa
ble; la cercanía de la segunda venida de Cristo debería siempre in
fluir de una forma m uy profunda sobre nuestras decisiones perso
nales y corporativas; el sábado debería ser siempre honrado y obser
vado con toda intención y gozo; la profecía, ya sea en la Biblia o en
el ministerio de Elena G. de White, debiera siempre tomarse con to
da seriedad, sin im portar si todos estamos de acuerdo con la inter
pretación específica de este o aquel pasaje. ¡Es un núcleo de creen
cias relativamente pequeño! Pero muchas de nuestras escuelas, y sus
respectivos profesores, a menudo pasan por alto este pequeño um
bral. No puedo recordar el núm ero de veces en las que he visitado
.1 profesores de diversos niveles, secundaria, preparatoria o prima-
i ia, y he indagado acerca de su pasión o por lo menos de su creencia
en este breve, pero vital, núcleo y he quedado profundamente decep
cionado. Estas cosas son esenciales para nuestra identidad como
adventistas, pero aún así, m uy a m enudo las tratamos como reli-
i |uias que vienen de nuestro pasado retrógrado y rural.
Permíteme agregar rápidam ente que he conocido a un núm ero
incluso mayor de personal de oficina y docente que está m uy dedi
cado a los ideales centrales adventistas. Ellos creen profundamente
en el núcleo de creencitiü, lo enseñan con gran pasión y practican en
miih propias vUl.i't ¡At ibo ,i I )¡os por osla colectividad! Pero, en mi
94 Cómo matar la educación adventista
a Ib 1,1 |t 4H
Cómo matar la educación adventista
TERCERA PARTE
Receta para la destrucción
8
Cómo matar
la educación adventista
P
ODEMOS RESUMIR la forma en que se puede m atar a la edu
cación adventista en seis palabras. A unque rara vez las deci
mos en voz alta, se im plem entan a m enudo. A algunos de no
sotros no nos gustan estas seis palabras, y no puedo recordar a nin
gún director, junta escolar o profesor que alguna vez haya profesa
do públicamente sU fidelidad a ellas. Pero m uy a m enudo son una
realidad, sin embargo, porque al parecer estas seis palabras prome-
leii seguridad, y para aquellos que son empleados de la iglesia dan
la impresión de garantizar la seguridad del trabajo. Las seis pala
bras que describen cómo erradicar la educación adventista son:
í Mi
CUARTA PARTE:
Algunas soluciones posibles para la crisis actual
Cómo dar a la educación
adventista una oportunidad
para sobrevivir
: UÉ ALIVIO! Por fin podem os alcanzar algunas soluciones.
¿Qué se requiere para que la educación adventista llegue a un
I sitio en el no se la pase meramente sobreviviendo, sino pros
perando? Una rápida lectura concienzuda de las causas de la deca
dencia de la educación adventista sugiere que dos grandes áreas re
quieren de atención: La iglesia local y la escuela local. Esto me lle
va a señalar que cuando se trata de darle un giro a nuestras escuelas,
hay tanto buenas como malas noticias.
diez mil dólares (una sum a m uy atractiva para ese momento y una
m uestra de la pasión que acompañó a los inicios de dicha acade
mia). Durante los siguientes 75 años, la AMV pasó de ser un simple
sueño a una próspera realidad, y a la larga llegó a tener un cuerpo
estudiantil que sobrepasaba los 320 estudiantes en la década de los
sesenta.
Pero en la década de los setenta la matrícula empezó una deca
dencia gradual firme. A finales de la década de los noventa la can
tidad de estudiantes se derrum bó de tan mala manera que la Aso
ciación de Ohio y la junta directiva de la AMV consideraron duran
te varios años recomendar el cierre de la academia. En la prim ave
ra del 2000 el cierre de la matrícula arrojó un escueto resultado de
78 estudiantes (¡y únicamente siete eran de nuevo ingreso!) Insu
ficiente para mantener un ambiente educativo de calidad, y mucho
menos para seguir hacia el futuro de m anera confiable.
Luego en el año 2001 la academia empezó a sufrir una transforma
ción radical bajo el liderazgo de un nuevo director, Dale Twomley;
el campus cambió de m anera drástica en casi todas las áreas: Aca
démica, en el plantel, en las políticas escolares, lineamientos de con
ducta y por supuesto, en el área de la espiritualidad. ¿Y cuál fue el
resultado? Para el siguiente curso escolar, la matrícula alcanzó los
122 estudiantes. El año siguiente la inscripción anduvo alrededor de
140 y para el ciclo escolar 2006-2007, el alumnado era de 168, más que
el doble de la cantidad de alumnos que había, tan solo seis años antes.
Es cierto, todavía está muy por debajo del nivel de estudiantes que
tuvo en la década de 1960. No obstante, hoy la AMV es una próspe
ra escuela con alta calidad en lo espiritual y en lo académico, edificios
renovados, y mucho entusiasmo entre el personal de trabajo y los estu
diantes. (Y sí: Son responsables financieramente). Nada mal para una
institución que hace menos de una década estaba al borde de cerrar'
Y, ¿cómo se logró todo esto? De seguro estuvieron involucrados
muchos factores. Pero, como un todo, la AMV se transformó al im
plementar el proceso de cambio que se describe en las páginas si
guientes.
La Academia de Shenandoah Valley (ASV)eNolrn ile nuestras en
cuelas con una historia enriquecedorn. ( 'omen/ó en MJ0Hen un leu i
torio donado por ( liarles Zirkle mltMilMn it^onl/iilw pontniilo en mii
Cómo dar a la educación adventista una oportunidad para sobrevivir 105
riflo después de l.i i .1 11 ir>111 >1ii ,i mída en las inscripciones, atrajo a más
de 100 eNtudiiiMlci d r nuevo Ingrimo, (Ñola que nuis de 40 de ellos
106 Cómo matar la educación adventista
Sin embargo...
Desafortunadamente, tam bién hay malas noticias. De las seis cau
sas de la decadencia en la educación adventista dadas en el capí
tulo dos de este libro, al menos tres de ellas ocurren casi de manera
exclusiva en la iglesia local, no en la escuela local, lo cual nos lleva a
una incómoda conclusión: Es completamente posible que tengamos
que hacer la mayoría del trabajo de cambio en la iglesia o el comité
local en vez de la escuela misma. Esto también quiere decir, y aquí
están las malas noticias, que una escuela podría implementar por
completo las soluciones que se sugieren en las página» siguientes,
y aún así cerrar sus puertas si es que osl.i encajada til upoyo de una
malsana iglesia o comité locaI.
Cómo d a r a la educación adventista una oportunidad para so b re vivir 109
I, Para tener una sinopHit) acerca de la historia y de la transformación de la academia de M ount Vernon,
ver el Coltinibln Union Vinitor, marzo 2007, pp. 8-11.
I liiy u n g ra n n ú m e r o d e eoMaw illlIeM y eupecíflcaH q u e u n o p u e d e h a c e r p a r a m o tiv a r a la s ig le s ia s lo -
i'iilt'M y a litrt parlew q u e la \ o m p o n e n i|iie no enliln b r in d a n d o mi a p o y o , p a r a q u e s e c o n v ie r ta n e n ab o -
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j^mloM y «mi p iiim n liiit1» *I lii e d m ti» ion advtfUtlBla, I.om lim iten d e to p a c io n o m e p e r m ite n c u b r ir la s
en ewle libro.
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Pregunta
y responde adecuadamente
NA DE LAS VERDADES irónicas acerca del fallecimiento de
la educación adventista es que ha estado preparándose duran
te mucho tiempo. Hasta donde sé, ninguna de nuestras escue
las que ha cerrado o enfrentado el cierre fue inconsciente respecto
a los problemas que tenía durante años. Por ejemplo, Shenandoah
Valley Academy (SVA) tuvo un período de declive de quince años,
mientras que M ount Vernon Academy (MVA) tuvo uno por cerca de
treinta años. El punto es simple: El espectro del cierre se hizo obvio a
Iravés de la simple extrapolación de las tendencias a largo plazo de
la matrícula.
Pero ver el futuro fracaso y elegir tomar cualquier acción necesa
ria para evitarlo son dos cosas diferentes. Y en lugar de encarar los
problemas de frente y encontrar soluciones para ellos, m uy a me
nudo hemos elegido cualquier núm ero de rutas alternativas e ine-
Iicaces. Por ejemplo, cuando se enfrentan con otro descenso más en
l.l matrícula, en lugar de averiguar a qué se debe y solucionar el pro
blema, muchos se han puesto nostálgicos recordando los «buenos
V viejos tiempos» (casi como si pensaran que eso era una solución
en sí misma). Otros se lian obsesionado con arreglar ellos mismos
l<»s déficits financieros. «¡Lo que necesitamos es más dinero!» Dicen,
tu,indo l.i verdad •••• que el dinero es casi siempre un indicador se
cundario. Iíh un ulnliintii del problema, ¡noel problema mismo! Por
lo lanío, iiun i liando niM ’i! ion regÍNlroN contables deberían oslar en
114 Cómo m a ta r la educación adventista
¿Por qué es tan crucial tener una visión así? Porque los líderes
que buscan cambiar una institución educativa tienen poco con que
motivar a los posibles patrocinadores de esa transformación, a me
nos que puedan convincentemente contar la historia de «lo que pue
de ser» en su escuela. Los integrantes del patronato necesitan ver la
dulzura de un futuro posible, ¡antes de que se involucren por com
pleto en escapar del vinagre del presente! Y no, esto no es un ejerci
cio para soñar metas imposibles («creemos que nuestros programas
de primaria y secundaria nos permitirán ser la única escuela asocia
da con Harvard» y pensamientos similares son fantasías, no visiones).
En vez de ello, y entiéndeme cuidadosamente aquí, es una cuestión
de escuchar la voz de Dios, tanto en la actu.Uidiul como a través de
la historia de la escuela.
Paso I: Pregunta y responde adecuadam ente 115
■
118 Cómo m a ta r la educación adventista
1. Generalmente hay solo dos clases de líderes que se integran a juntas directivas de escuelas
que acaban de perder un tercio de su matrícula: Personas llamadas por Dios, y los tontos.
El personal se sintió inspirado y aliviado de saber que Twomley pertenecía a la categoría
anterior, más que a la última.
Paso 2-/
Conviértanse
en una escuela de oración
O QUIERO DETENERME mucho tiempo en este punto. No
1. Sé honesto: ¿Cuántas veces has olvidado orar por alguien después de que te preguntó si po
drías orar por él, y le dijiste que sí? Aumenta tu efectividad, haz una lista de aquello por lo
que es necesario orar para tu escuela, dándole a tus potenciales agentes de oración solici
tudes por escrito, de preferencia pide amablemente que te regresen algo que indique sus in
tenciones de orar por ti.
■
•- |]
Encuentra
al líder local adecuado
El papel de la administración
de alto nivel en el desarrollo del liderazgo
Aquí encontramos una bifurcación interesante en el camino. Hemos
Ilabiado acerca de cómo tratar con la renovación a nivel local. Pero
solo por un momento necesitamos brincar al nivel de asociación y
unión, ¿o más alto? He aquí por qué: Me imagino que los educado
res, administradores, miembros de juntas directivas con experien
cia que leen las ideas sobre liderazgo en este libro ya deben haber
sacudido sus cabezas y dicho: «Bueno, por supuesto que necesitamos
.1 los líderes apropiados en nuestras escuelas. Pero, ¿tienen alguna
idea de lo difícil que es encontrarlos hoy en día? Si tan solo pudiera
Iroñar mis dedos y conseguir buenos líderes como respuesta, todo
esto no sería ningún problema, ¿o sí?»
Buen punto. Encontrar líderes de calidad para las escuelas adven-
lislas es nn enorme problema en la División Norteamericana. Por ejem-
I>lo, recientemnile el purslo de director en una de nuestras academias
más prominenli 'i i|in'dó vai nnlr I I comité di1búsqueda le preguntó
128 Cómo m a ta r la educación adventista
'
. T<!f . / 'V . xT íi
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r %aso
WPss# ^
Descubre el verdadero
estado de tu escuela
ERO SI YO ya sé cual es la condición de mi escuela!» Podrías
decir. «Nos estamos muriendo. ¿Qué otra cosa necesito sa
ber además de eso?» Potencialmente, mucho más. Reconocer
que tu escuela está en problemas y darte cuenta de por qué lo está,
pueden ser dos cosas muy distintas. Esto lo ilustré antes con el asun
to de la colegiatura que según es «demasiado cara». La realidad es
que puede ser que así sea o que no. Aquí es donde la investigación es
pecífica y medible te dirá con seguridad una cosa o la otra, y lo mis
mo es cierto para muchos de los otros factores causales de la deca
dencia de la educación adventista.
Por lo tanto, ¿qué hacer? De nuevo, es simple: Practica una audi
toría a tu escuela, y de tantas formas como sea apropiado. Una de las
maneras de hacer esto es tener un equipo externo de educadores y ad-
ministradores calificados que inspeccionen el program a de tu es-
i uela. Pídeles que vayan por varios días, dales acceso total a lo que
haces, desde el plan de estudios, las finanzas, la vida estudiantil, los
horarios, lo que sea. Solicita que entrevisten a los estudiantes, sus pa-
1 1res y al personal, invitándolos a expresar sus opiniones acerca de
l.i escuela, qué problemas les afectan y como darles solución. Ade-
in.is, si tu escuela está vinculada a una iglesia principal que la apo
ya (o iglesias), lia/ que lu equipo de auditores se reúna con sus jun
t a s directiva:, ( o | > 0 1 | » t
iiic iio h e o n algunos de sus integrantes) para
gía!
Ahora bien, concedido, eso fue en allá a principios de los años
noventa. Pero en mi experiencia, demasiado a m enudo la misma
actitud persiste tercamente hasta hoy, la cual dice que «la historia ad
ventista es algo pasado de m oda y aburrido, y no podem os perm i
tirnos sedar a nuestros estudiantes con tales materiales anticuados».
¿Pasado de moda? ¿Aburrido? Solo aquellos que conocen muy
poco acerca de la historia adventista podrían llegar a tales conclu
siones. El desarrollo del movimiento de Dios para los últimos días
en la Tierra, diseñado para ayudar a señalar el camino en el mismo
final de la historia humana, es uno de los relatos más fascinantes en
historia reciente. El sacrificio de nuestros pioneros,3los milagros
que Dios realizó para el avance de la iglesia, su increíble crecimien
to global, todo esto y más forma parte del recorrido de la Iglesia Ad
ventista, un recuento que es verdaderam ente apasionante.
Y por cierto, también tenemos a esta mujer llamada Elena G. de
White, quien resulta ser nada menos que una profetisa de Dios y que vi
vió dentro de los últimos cien años. Ella, su esposo James, y un viejo
capitán de barco llamado Joseph Bates iniciaron la Iglesia Adventis
t a Jesús habló con Elena, y ella con él cara a cara,y la última vez que
revisé el dato, eso no le sucede a mucha gente, no solo en los pasa
dos cien años, ¡sino ni siquiera en los últimos mil años! Piensa cui
dadosamente: ¿A quién conoces que haya tenido dos mil visiones
creíbles del Todopoderoso? Una lista corta, ¿no es así? El punto, en
tonces, debería ser claro: Los escritos de Elena G. de White son un
tesoro oculto esperando ser redescubiertos por la Iglesia Adventisl.i
el mismo grupo que ella ayudó a fundar. El consejo inspirado que
sus libros contienen, representa una profunda actividad de Dios en
la Tierra en preparación para la segunda venida de Jesucristo, y aquí
no s encontramos, m uy a menudo, inventando excusas para sus es
critos, cuando en realidad deberíamos estar leyéndolos, estudian
dolos y buscando la mejor manera de aplicarlos en nuestras vidas \
en las de nuestros estudiantes.
Dejaré en claro un punto final por respeto a aquellos que 110 en
euentranlos escritos de Elena G. de White tan aburridos o pasados de
m oda, más bien los encuentran incendiarios y peligrosos y si, lega
listas. Muchos autores considerados han esri lio ,1 1<1 largo de los añ< h
Paso 5: Dom ina los aspectos fundam entales de la educación adventista
1. 1,11 ex pe» hillvii i leí le^ieuo de t Visto, el vivt) deseo de ver a núes-
14 8 Cómo m atar la educación adventista
¿Y qué significa esto para una escuela que quiere inculcar pa
sión por la misión exclusiva de la Iglesia Adventista? Se requiere por
lo menos que formulemos algunas preguntas clave y las responda
mos apropiadamente.¿Entienden nuestros estudiantes la potencial
cercanía de la venida de Cristo? Si no, ¿cómo los educaremos para
que com prendan esto?
¿Nuestros estudiantes se conducen a sí mismos, toman d e c is io n e s
para el futuro, a la luz del hecho de que Jesús puede regresar duran
te su vida? Si no, ¿cómo podem os ayudarles a pensar de esta ma
nera?¿Se gradúan nuestros estudiantes con una pasión por ver ¡i
Jesús regresar durante su vida, así como con un deseo de preparai
a otros para que estén lisios para ese gi rtli rvt'hlo? SI no, ¿cómo po
Paso 5: D om ina los aspectos fundam entales de la educación adventista 149
■
Elimina incesantemente
las debilidades o vuélvelas
irrelevantes
A BÚSQUEDA afanosa por dominar los elementos fundam en
tales de la educación adventista tendrá un buen número de re
sultados positivos. Pero uno de los más importantes será reve
lar las debilidades. Por ejemplo, si tu program a académico ha sido
deficiente y entonces empiezas a tratar de elevar las expectativas de
donde es que debes de estar, pronto descubrirás lo que exactamente
le hace falta a tu programa. Por ejemplo, quizá los maestros no tie
nen la certificación necesaria para enseñar al nivel de excelencia que
requieres. O tu planta física puede estar en tal mal estado que desa
fía sus esfuerzos para tener un ambiente seguro para el aprendiza
je. Cualquiera que sea el caso, encontrar las debilidades es, por in
cómoda que sea la idea, uno de los recorridos más valiosos que pue
des tom ar cuando buscas enderezar tu escuela.
Desafortunadam ente mucha gente, si le es posible, evita las m a
las noticias. ¿Y qué en cuanto a realmente buscar problemas, «malas
noticias» y hacer una lista y analizarlas minuciosamente? Esa pue
de parecer, de hecho, una conducta algo extraña (y potencialmente
no muy bien recibida).
Pero si quieres devolver a tu escuela la vitalidad que Dios quiere
para ella, debes buscar implacablemente sus debilidades y luego re
solverlas. Netvfiil.v. decir la verdad sobre tu escuela. O llam ara otros
para que la di)',au • I■> l<> que tengas que hacer por cualquier medio
||4 Cómo m a ta r la educación adventista
1. Es cierto, algunos adm inistradores de escuelas han sido despedidos por decir la vcnlml
acerca de sus instituciones. La junta directiva, los personajes clave, la Unión, todos ai|i|r
líos que no aprecien el mensaje, aniquilan al mensajero. Esta es una realidad difícil. IVin
al menos, y 1 1 0 digo esto frívolamente, aquellos que han sido despedidos por decir la ven ImI
pueden dorm ir mejor en la noche, sabiendo que hicieron lo que podían para salvar 11 l.i
escuela de hundirse. Ellos también tienen la seguridad de que Dios cuidará de ellos, ya <|iii'
él necesita gente que diga la verdad en muchos lugares.
Paso 7:
Corre la voz
de las buenas noticias, o,
Consigue un amplio apoyo
STE CAPÍTULO construye s o b re los esfuerzos de decir la ver
dad de una escuela que in te n ta resolver efectivamente sus de
bilidades. Específicamente, b u s c a responder la pregunta: ¿Có
mo puede una escuela que está b u s c a n d o salir de la decadencia cons-
Iruir una amplia fuerza im pulsora e n tre sus bases de apoyo, la cual
le ayudará a que sus esfuerzos p a r a lograr el cambio sean exitosos?
I )e la misma m anera que con otros p aso s en el proceso de transfor-
inación, este no es complicado, p ero absorbe mucho tiempo y requie-
II depende del tamaño de una e sc u e la y de sus bases de apoyo, de
sembolsos significativos de tie m p o y energía.
Antes de mencionar en qué d e b e ría tu escuela gastar ese tiempo
Vesa energía, debo notar que es m u y tentador saltarse este séptimo
I>aso en el proceso de revitalización d e la escuela, precisamente por
que dem anda mucho tiempo y en erg ía. Generalmente, los esfuerzos
i le cambio son lo suficientemente difíciles de lograr a un nivel pura
mente intraescolar sin tener que in v o lu c ra r también a las bases de
iipoyo más amplias. Y sin em b arg o , esto es esencial si se desea que
l,i transformación sea exitosa. Y h a y buenas noticias: Si una escuela
tiene éxito al solicitar el apoyo de to d a su extensa com unidad base,
li e. esfuerzo,s de cambio al interior d e la escuela se vuelven más fá-
i IIch también I lay un Impacto m arcad o y reflexivo, incluso acum u
lativo.
i i'.u i
160 Cómo m a ta r la educación adventista
atrás del centro del vestíbulo, el lugar hacia el cual giraría natural
mente su mirada. La escuela quitó una pared de cristal, tiró un mos
trador de cinco pies de alto, y en su lugar puso un escritorio nuevo,
mucho más pequeño, sobre una sola alfombra de muy buena ca Ii
dad. El espacio se pintó nuevam ente con colores brillantes pero de
buen gusto, y un cuadro de Cristo se colocó en la pared directamen
te atrás del escritorio. Ahora los padres y otros invitados podían s.i
ber de m anera inm ediata a donde dirigirse para solicitar ayuda.
Y aquí está la bendición más grande: Nadie tiene que decir un.i
sola palabra a los invitados, y sin embargo cada vez que entran «íl
edificio de publicidad ellos «escuchan» «nos preocupamos por sus
inquietudes, y deseamos ayudarle a encontrar las respuestas que us
ted busca». Ese es un gran mensaje para que cualquier escuela te en
víe a sus bases de apoyo.
Por lo tanto, si buscas correr la voz acerca de los grandes cambios
que están teniendo lugar en tu escuela, mientras tratas de obtener apo
yo de su comunidad base, nunca subestimes el poder de la común i
cación no verbal. Empieza con el comunicador no verbal negativo
más visible en tu plantel que puedas arreglar. Enseguida repasa l.i
lista, hasta que tantos de ellos como sea posible ahora comuniquen
algo positivo a favor de su escuela de manera no verbal. Todo comu
nica algo, y es increíble lo que un poco de esfuerzo físico y pintura
puede hacer para acelerar la transformación de su escuela.
que desees transmitir) a todos los padres puede hacer mucho para
desactivar sentimientos negativos acerca de tu institución. Además,
las reuniones trimestrales en las cuales los padres pueden asistir y
preguntar acerca de la administración de la escuela, son excelentes
sitios para disipar malos rumores y para compartir información po
sitiva. (Si tu escuela está patrocinada por la Asociación o la Unión,
realiza las reuniones en varios lugares a lo largo de la región para ase
gurar una máxima participación de los padres.) También hay otras for
mas de comunicación.
A final de cuentas, lo que este tipo de comunicación con los pa
dres dice: «Me intereso por usted. Su estudiante es im portante pa
ra nosotros, y queremos honrarlos a ellos y a usted». También le di
ce a otros: «¡Estamos tom ando en serio el proceso de cambio!» Esa
clase de información y actitud solícita es indispensable para obte
ner el apoyo de los miembros más importantes de la comunidad base:
Los que ya están involucrados con su escuela.
Por ejemplo, las familias adventistas con hijos en edad escolar que
no envían a sus hijos a escuelas adventistas se cuentan por miles en
esta División. Muchos (si no es que la mayoría) conocen acerca de
la educación adventista y también están conscientes de dónde está la
escuela adventista más cercana. Y muchos de esos padres también ele
girían inscribir a sus hijos en nuestras escuelas, si de manera apropia
da se les educara a ellos mismos en cuanto al valor de la educación
adventista o como la terrible escuela que solían conocer (la suya) es
ahora la nueva, mejorada y transformada institución de la cual sus
hijos se beneficiarían muchísimo.
De manera que, ¿cómo haces para llegar a este segmento de tu co
m unidad base? Bien, es un poco menos sencillo que con los dos gru
pos previos. Los padres descontentos, por ejemplo, rara vez añaden
sus nombres a registros que nos dicen quienes son todos ellos. Por k>
tanto, enviarles una carta o un correo electrónico regularmente pro
bablemente será una proposición al azar. ¿Qué hacer?
¡Muévete!
Seguro, necesitas enviar (si es posible) cartas de manera masiva y otras
acciones así por el estilo, para proclamar a todos en el área de su cu
munidad base cuán grandes hechos están sucediendo ahora en tu e:.
cuela. Pero pocas cosas transmiten información positiva y disipan
percepciones sostenidas durante mucho tiempo, pero ahora incorret
tas, acerca de tu escuela como el hecho de verte a ti o a tus estudia ules
Paso 7: Corre la v o z de las buenas noticias, o, Consigue un am plio apoyo 167
presentarse ante sus puertas. De manera que asiste al culto los sába
dos por la m añana en las iglesias donde están los miembros de tu
comunidad base. Divide a tu personal administrativo, y envíalos a ha
cer presentaciones en tantas iglesias como sea posible, donde están
los personajes clave para tu escuela. Si los tienes, envía al coro, la ban
da, la orquesta, el equipo de basquetbol o cualquier otra organización
im portante a hacer lo mismo. Haz lo que tengas que hacer para en
cender el ánimo en el territorio donde vive la gente, y ten la disposi
ción después para responder preguntas. Asegúrate de que en cada
cita se siga la misma estrategia de decir la verdad: «Tal vez ustedes
han escuchado que nuestra escuela se ha ido cuesta abajo. Bueno, sí
se había ido, ¡pero quiero que sepan que ya estamos mejor!» Y luego
descríbeles los grandes cambios que se están realizando para llevar
a su escuela de vuelta a donde debe estar. Conviértete en un misione
ro para tu escuela, haciendo ruido siempre que se pueda.
Por cierto: Cuanto más cerca de la acción esté la persona que si
gue esta estrategia de decir la verdad, mejor. Los directores son los
mejores, le siguen los maestros; y los estudiantes, aquellos que es
tán emocionados por lo que sucede en su escuela, pueden a m enu
do estar a la par o exceder la efectividad, tanto directores como maes
tros. (Por supuesto, las combinaciones de los diversos grupos son ex
celentes también.) Si es posible, haz que la gente más íntimamente
involucrada con los esfuerzos de cambio, sean tus emisarios elegidos.
Tu cercanía al proceso le dará una credibilidad a tu mensaje que le
hará falta a otros que están más distantes.
1. La Asociación General tiene recursos disponibles para ayudar a recaudar fondos sin fines
de lucro que hagan falta.
Incorpora los cambios
positivos a la cultura
de tu escuela
I SIGUES LOS SIETE PASOS previos, tienen que suceder cosas
muy buenas en tu escuela. El despuntar de un nuevo día bien
puede estar por ocurrir, y la esperanza por el futuro puede por
fin regresar. Pero, ¿cómo puedes hacer que los cambios sean lo más
cercano a algo permanente como sea posible? Esto es crucial, porque
como ya hemos mencionado, las escuelas que cierran no lo hacen de
la noche a la mañana. En lugar de ello, ocurre que personas bien
intencionadas se vuelven perezosas o distraídas, o cabalgan sobre
los triunfos del pasado. Así es que en conclusión: La decadencia pue
de volver, incluso bajo la dirección de buenas personas. Pero tú puedes
hacer algunas cosas para asegurar tanto como sea posible un futuro
sólido y saludable para tu escuela.
la visión que tienen para su escuela, solo cuentan con una vaga
imagen de a quién necesitan para guiarlos hacia un mejor fu
turo. Esto con facilidad puede llevar a que contraten simplemente
al «siguiente curriculum vitae» y a una continuación de la deca
dencia ya iniciada de una escuela.
Pero si tú tienes una visión precisa del tipo de director que tu es
cuela dem anda (el capitán de u n navio destructor de la marina en
contraposición con el capitán de un crucero de placer, por ejemplo)
y puedes expresar lo que tu escuela necesita específicamente, es m u
cho más probable que consigas a un líder calificado al timón. Y toma
nota de lo siguiente: Esto también te va a dar frutos en el futuro, pues
to que la Asociación estará ahora más enterada de lo que estás tra
tando de hacer en tu escuela. Y mientras las cosas progresen de ma
nera favorable, habrá más probabilidad que ellos tomen los requeri
mientos de personal más seriamente en el futuro, ayudando así a que
los cambios positivos se incorporen durante los siguientes años.
cíente capital para que rinda los intereses suficientes para hacer al
go significativo con ellos) no es fácil. Son pocas las escuelas que los
tienen, ya que estos fideicomisos de subsidio son generalmente el re
sultado del matrimonio feliz de dos cosas: Ex alumnos ricos y gene
rosos, y escuelas de calidad que em anan excelencia en todo lo que
hacen y a la vez exhiben una sagacidad adm inistrativa consisten
te a lo largo del tiempo. ¡Esos dos requisitos son m uy difíciles! Pe
ro si tienes la opción, síguela. -*
He aquí el punto
La meta de cada sugerencia para incorporar los cambios positivos
en tu escuela es el desarrollo de un impulso de largo plazo. El man
tener proactivamente altos estándares en relación a los aspectos fun
damentales de la educación adventista, y el buscar continuamente la
excelencia en cada categoría ayudará a consolidar la salud de tu es
cuela. No, el impulso no puede eliminar todas las debilidades de tu
programa educativo, tampoco puede garantizar que el mismo no en
frentará serios retos en el futuro. Pero puede recordarte continuamen
te el no dejar que esas deficiencias y retos permanezcan sin ser aten
didos, y eso no es algo de poca importancia.3El impulso positivo,
por lo tanto, os resultado de una actitud de excelencia que uno busca
continimmcnlr li.r.l.i quo llega a ser tu modalidad automática de
operación ( ufludn ciln xucode, los cambios positivos traídos por los
174 Cómo m a ta r la educación adventista
1. Nunca subestimes la inexperiencia financiera del nuevo miembro promedio. H abb por
ignorancia, digo, experiencia personal. Cuando m e gradué de la universidad y empecé mi
labor pastoral y estuve en juntas directivas escolares, no sabía distinguir un cargo de una do
na, y sin embargo, ¡se supom'a que yo debía ser un personaje principal en el futuro de nues
tros hijos y de su educación! Por lo tanto, la capacitación básica es clave.
2. Los vicepresidentes de la Unión o Asociación locales a m enudo tienen buenas sugeren
cias en cuanto a quién puede im partir un entrenamiento así, y pueden incluso estar dis
puestos a ayudar con cualquier gasto que genere llevar al experto a tu escuela.
3. Después de todo, puede ser que tu escuela llegó a decaer en prim er lugar porque alguien
que estuvo antes que tú ignoró la necesidad de desarrollar u n im pulso positivo.
18
El «paso de siempre »
2. Pon en acción tantos pasos como sea posible de los ocho men
cionados en los capítulos anteriores.
Para reiterar lo que ya dije en el capítulo 16, recuerda por qué la
gente, bien sean instituciones o individuos, le dará dinero a tu es
cuela: Para realizar una inversión que fomentará sus valores en
el mundo. Esto necesariamente reducirá el campo de los posi
bles donadores, puesto que tu escuela ya tiene una serie de valo
res (como se mencionó anteriormente) bajo los cuales debe di
rigirse. Sin embargo, esos donadores potenciales que sí reflejan
los valores de tu escuela, estarán mucho más inclinados a darte
cantidades sustanciales de dinero transformador, si puedes pri
mero demostrar que estás activamente implementando esas me
tas m utuam ente compartidas.
3. Si es posible, encuentra a alguien más que se haga cargo de bus
car los fondos operacionales.
Si tú eres el líder de una escuela, debes liberarte a ti mismo para
poder buscar los dólares transformadores. Es un proceso que con
sume mucho tiempo, y las complejidades de encontrar solamente
los fondos operacionales, aun cuando ciertamente requieren de
atención, no necesariamente necesitan de tu atención (obviamen
te, solo tú sabes cuánto deberías involucrarte personalmente aqu í,
de manera que usa tu criterio).
E
N EL PRÓLOGO hablé acerca de mi «insensatez» por hacerme
cargo de una tarea relacionada con una profesión en la cual
nunca he trabajado. Ahora voy a pasar de la insensatez a la ab
soluta locura y hablaré sobre administración, otra área en la cual, en
efecto, nunca he estado personalmente involucrado. (Pero ya estamos
cerca del final del libro. Si todavía lo estás leyendo a estas alturas,
un poco de locura puede ser refrescante.)
Fuera de bromas, hay por lo menos cuatro grandes categorías en
las cuales los administradores de la iglesia que deseen revivir la edu
cación adventista podrían ser útiles: Realismo contra optimismo, com
petencias para resolver problemas específicos, desarrollo de lideraz
go, y rendición de cuentas.
a recuperarse, cuando tan solo los asuntos del día a día son suficien
tes para agotar a una manada de caballos de tiro. En mi propio cam
po, el caso de una iglesia local puede ilustrar esto muy bien. Por ejem
plo, en cierta congregación puede que hayan pasado años desde que
alguien de afuera (es decir, no el hijo de un miembro) haya sido bau-
Iizado, o quizá la iglesia tiene algunos problemas crónicos serios que
debe resolver antes de que pueda crecer de nuevo. Pero para dema
siados miembros, estos hechos palidecen en importancia cuando se
comparan con las «necesidades» de la iglesia de formar algunos co
rniles pastorales, juntas directivas, contestar el correo (tanto el tra-
IIicional como el electrónico), escribir para el boletín de la iglesia, re
caudar fondos para proyectos de construcción, y en general man-
leiier la m aquinaria de la iglesia funcionando. De manera que los
pastores se encuentran a m enudo constantemente enfrentando un
rolo: ¿Me ocupo de las tareas del momento, políticamente importan-
les, pero posiblemente de poco valor eternal? O bien, ¿trato de re
solver las cuestiones esenciales de la iglesia, de tal manera que no so
la mu‘iile mantengamos abiertas las puertas, sino que en realidad pros-
I>i'remos de nuevo en el futuro? Esta es en ocasiones una decisión su
mamente difícil de tomar.
Y solamente hay una respuesta correcta: Haz las dos cosas. He
aquf la verdad respecto a ser un pastor, un maestro, y sí, un adminis-
Irador de la iglesia en estos agitados últimos días en la iglesia ad
ven lisia: Tenemos que encontrar maneras de poder cumplir con am
bas tareas. Esta es una verdad dura, cruel, despiadada, pero verdad
al lin. Para el pastor, significa capacitar a otros para que se hagan
cargo de tantas actividades rutinarias de la vida eclesial como sea
posible, de m anera que él pueda dedicar mucho más de su tiempo
a resolver los problemas potencialmente am enazantes que enfren-
l.i la iglesia, y hacer que esta se renueve. Para el administrador, pue
de significar lo mismo: Dale prioridad a las cosas más im portan
tes. Trabaja duro para que le des a tus subordinados tanta respon
sabilidad como sea posible para las partes rutinarias de tus labo
res, y luego dedica cada ve/, más tiempo a enfrentar los grandes pro
blemas.
I le a q u í la r a z ó n p o r la c u a l dedico I l e m p o a a n a l i z a r la l i i p e r a c
llvldad de Ion a d m l n l N l l ' a d o i v i 11• • I>i l> I• I.* \ d e b o a d e l a n t a r l e q u e
El papel de la adm inistración de la Asociación, Unión y División en el proceso de revitalización
cepto del Señor dirigiendo a alguien para que haga una cierta la
bor, incluso la de ser un director? Indudablem ente empieza (y con
tinúa) con la oración. No hay sustituto para ella. Enseguida, podrías
utilizar cada una de las formas de comunicación disponibles en tu
oficina. Escribe acerca del llamado de Dios a su pueblo en los bole
tines que envías. Coloca inserciones en los boletines de las iglesias
a las que sirves. Para aquellos de ustedes que predican en iglesias lo
cales en ocasiones, hablen acerca del llamado en sus sermones. Y
aquellos de ustedes que tienen deberes administrativos que involu
cran a la educación secundaria o universitaria, soliciten participar en
reuniones de clubes de educación, coloquios, capillas o reuniones de
clubes de negocios, y reten a los estudiantes para que piensen y oren
acerca de lo que Dios quisiera que ellos hicieran con sus vidas, ¿tal
vez sería trabajar como director?
En todas estas formas de comunicación yo sugeriría enormemen
te presentar el puesto de director como lo que es: Trabajo misione
ro de la más alta clase, y donde se requiere a los individuos más de
dicados, hábiles y efectivos, ¿y valientes? Que la denominación pue
da ofrecer. Señala que no existe otro puesto desde donde se pueda
ejercer más influencia en todo el sistema educativo adventista que el
de director, que es un trabajo con el potencial de ayudar a genera
ciones de estudiantes para que lleguen a ser ciudadanos del cielo, y
hasta que llegue ese día, ser buenos ciudadanos en la Tierra. Y sí, creo
que es importante ser así de específicos, esto es, urgir a los estudiantes
para que consideren el ser un director en lugar de simplemente «ha
cer una carrera en el sistema educativo adventista». Estamos en una
crisis, y en lugar de promover solamente la idea general de una ca
rrera en la educación, debemos hacer llamados específicos para un
puesto específico que es muy necesario cubrir con gente de mucha
calidad. Seguro, algunos estudiantes, por ejemplo, se mofarán: «¿Yo,
un director? ¡Sí, cómo no!» Pero algunos pueden estar sentados ahí,
bajo la influencia del Espíritu Santo, esperando por alguien que
concretice aquello para lo que Dios los ha estado preparando du
rante mucho tiempo. Haz el llamado a los estudiantes, y sé especí
fico. Dios sabe lo que está haciendo y a quien necesita, y es más
probable que In obra se realice si hacemos nuestra parte y presen-
t¿irnos In invilíu’irtn.
174 Cómo m a ta r la educación adventista
Un punto final: ¿Pudiera ser que una de las razones por las cuales la
gente escasamente tiene la sensación de que Dios les hace un llamado
específico para ser un director, es porque nosotros mismos, esto es,
aquellos de nosotros en juntas directivas o en la administración de la
iglesia que buscamos contratar personal para escuelas, hemos llega
do a ver la educación adventista como un ente puramente profesio
nal, en lugar de cómo uno primariamente espiritual? En otras pala
bras, quizá no es solo que nuestros miembros, o los estudiantes en
nuestras universidades no piensan en términos de ser «llamados»
por Dios para ser directores, ¡tal vez nosotros tampoco! ¿Podría ser
que cuando buscamos un director, vemos primero los talentos ad
ministrativos de un candidato o sus habilidades para la solución de
problemas, o su capacidad de liderazgo, o lo que sea? Y ya no hace
mos primero la más fundamental de las preguntas: ¿Sientes que el
Señor te ha llamado para ocupar este puesto? Si la respuesta es sí, en
tonces podemos (y debemos) examinar las otras áreas y habilidades,
ya que son importantes para confirmar que tenemos al individuo
correcto. Pero si la respuesta es, «¿eh?» O «¿qué tiene que ver eso con
que yo ocupe este puesto?» ¡Estamos entrevistando a la persona equi
vocada para el empleo! Dios todavía está a cargo de su obra. El sabe
quien hace falta, cuándo, dónde y por cuánto tiempo, y todavía tie
ne el poder para hacer las cosas como él quiera, todo resultará mara
villosamente si atendemos sus indicaciones.
Rendición de cuentas
Es una triste realidad que las palabras «rendición de cuentas» se han
vuelto algo casi exclusivamente negativo en nuestra cultura. Cada uno
de nosotros quiere ser libre, ¿y quién se atreverá a decirnos qué ha
cer? Es el espíritu de este tiempo, una época de pensamiento relati
vista postmodemo, el cual dice que todas las ideas y comportamien
tos son de igual valor, y que solamente un ignorante enano intelec
tual podría llegar a la conclusión contraria.
¿Dónde están mis compañeros enanos? ¿Y podríamos elegir a algu
nos de ellos para la administración en nuestra iglesia, una iglesia
que yo creo ha perdido mucha de su testificación efectiva en el m un
do, porque ya no nos hacemos responsables de rendir cuentas unos
a otros? Necesito ser m uy cuidadoso aquí, porque esta sección será
muy difícil de comprender. Por lo tanto, déjenme ser claro en cuanto a
qué me refiero cuando hago un llamado para que los administradores
19 8 Cómo m a ta r la educación adventista
1. Me doy cuenta al hacer esta sugerencia que nuestros fabuladores actuales necesitan de m u
cho esfuerzo para ser cambiados, es decir, las asociaciones locales y las uniones no están
en libertad de cambiarlos a voluntad. ¿Quién será el primero en sugerir este cambio a los
niveles apropiados, y luego, hacer que de verdad sea u n hecho?
2. De forma alterna, las asociaciones m andan a veces a u n recién graduado en teología direc
to al sem inario para obtener su maestría, y después se le m anda a realizar prácticas pro
fesionales en una iglesia local.
3. En el pasado había u n reporte mensual que los pastores debían llenar y que preguntaba co
sas como «¿cuántas revistas o folletos ha repartido en este mes?» Y otras pequeneces por
el estilo, esto llevó a que algunos pastores reportaran escrupulosamente que repartían quin
ce revistas cada m es... a sus esposas e hijos.
/
Seamos normales
E
N LOS DIECINUEVE CAPÍTULOS anteriores hemos cubier
to mucho terreno. Hemos diseccionado las causas de la deca
dencia en la educación adventista (tanto reales como imagina
rias); hemos visto como no transformar una escuela m oribunda so
lo, «¡sigue haciendo lo mismo!» Hemos echado un vistazo a una es
trategia de ocho pasos (más un «paso de siempre») para restaurar de
nuevo la vitalidad.
Todavía queda algo que requiere de nuestra atención. Es algo que
va más allá de cualquier administrador o líder local de una escuela,
es algo que llega hasta el corazón de cada cristiano adventista del sép
timo día, ya sea que esté directamente involucrado o no con una insti
tución educativa. De hecho, es un asunto tan crucial que si lo pa
samos por alto, ningún esfuerzo, técnica o conocimiento puede susti
tuirlo; es tan esencial que determinará no solo el éxito de nuestro sis
tema educativo, sino también de nuestra iglesia y más aún de nues
tro movimiento profético.
Este urgentísimo asunto es... el reavivamiento. Elena G. de White
tenía este mensaje que dar respecto a este tema: «Un reavivamiento
de la verdadera piedad en nuestro medio. Procurarlo debiera ser
nuestra primera obra. Debe haber esfuerzos fervientes para obte
ner las bendiciones del Señor, no porque Dios esté dispuesto a confe
rirnos sus bendiciones, sino porque no estamos preparados para
204 Cómo m a ta r la educación adventista
2. Vive la Palabra de Dios. «Que ninguna cosa, por preciada que sea,
por amada que sea, absorba vuestra atención y vuestros afectos, os
desvíe del estudio de la Palabra de Dios o de la oración sincera».3
i L.i oración no debe tener lugar en un vacío, sino más bien debe
206 Cómo m a ta r la educación adventista
«Pero, ¿por qué preocuparnos por ser llenos del Kspfritu?» I’o
dría decir alguno. «Después de todo, ¿no recihimoH .iiilom.ilic.imen
te el Espíritu Santo solo por ser criNliitnnN?" I ii irnpiienln es sí.., pero
Seamos n o rn u ln
no. Es verdad que recibimos el Espíritu Santo, una medida de él, al b.m
tizarnos. Pero no debemos recibir solamente una medida de él, |de
bemos ser llenos del Espíritu cada día (Lucas 1:15, 41, 67; 2: 40; I le
chos 2: 4; 4: 8, 31; 9: 17; 13: 9; Efesios 5: 18)! Diariamente debemos
vivir llenos hasta el máximo con el Espíritu de Dios de manera que
podamos conocer mejor la voluntad de Cristo y tener la fortaleza y v.i
lor para cumplirla.
¿Y cómo recibimos el Espíritu Santo? Jesús lo deja m uy claro en
Lucas 11:11-13: «¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un
pescado, le dará en cambio una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le
dará un escorpión? Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar común
buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre Celestial dará el Espíritu San
to a quienes se lo pidan!»
Si deseamos ser llenos del Espíritu Santo, ¡debemos pedirlo! ¿Por
qué? Porque nos fuerza a reconocer nuestra gran necesidad de Jesús
Nosotros los hum anos pedimos por aquello que pensamos que de
bemos tener, pero ignoramos aquello que tenemos y pensamos en lo
que realmente necesitamos. El pedir en oración que el Espíritu San
to se posesione de nosotros es recordarnos que no somos autosufi
cientes, y que tenemos un Salvador amante quien nos ha provisto
de todo lo que necesitamos cada día.
• El evangelio eterno
en un mundo cambltmlu
Jon Paullnn
• El sonido de la confuHlrtn
A le ja n d ro M odlnn V
• La visión apocallptlc/i
la castradón del adventismo
George H. Kn!(|hl
ISBN 978-607-7730-19-4
9 7 8 6 0 7 7 7 3 0 1 94