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La labrys, también transcrito como el labris,1 palabra proveniente del griego λάβρυς,2 es un

hacha de doble filo conocida entre los antiguos griegos con el nombre de pelekys (πέλεκυς)3 o
sagaris, y entre los romanos como bipennis (en español bipenne).

Este no es el primer uso del que se tiene constancia, pues ya en los períodos del Paleolítico y
del Neolítico se hallan representaciones de esta hacha, a menudo asociadas al culto a la diosa
madre y a divinidades telúricas similares que pertenecían a las culturas más primitivas. El
simbolismo de la labrys tiene su continuidad en la religión, la mitología y el arte de las
civilizaciones minoica, tracia, griega y bizantina, que se remontan a más de tres mil años. La
labrys también aparece en el simbolismo religioso africano, como en Changó, deidad del
trueno de la mitología yoruba.

Si bien es cierto que el hacha doble pudo significar el poder creativo y destructivo de la diosa
soberana de la Creta minoica, como lo plasma en sus obras Arthur Evans, en la mitología y
religión griega antigua, tanto Zeus como Poseidón tenían armas similares que eran el labrys,
antes de que Zeus portase el rayo y Poseidón el tridente.

a palabra labrys, de origen distinto del griego, aparece por primera vez en la obra de Plutarco
como la palabra en lidia que significa «hacha».

Heracles, habiendo derrotado a Hipólita y tomado su hacha con el resto de sus armas, se la dio
a Ónfale. Los reyes de Lidia que la sucedieron llevaron esta hacha como uno de los símbolos
sagrados de su potestad, y se transmitió de padres a hijos hasta Candaules. Éste, sin embargo,
la despreció y se la cedió a uno de sus compañeros de armas. Cuando Giges protagonizó un
alzamiento e hizo la guerra contra Candaules, Arselis acudió con sus tropas desde Milasa para
ayudar a Giges, dio muerte a Candaules y a su compañero, y llevó el hacha a Caria junto con el
resto del expolio, donde la colocó en la mano de una estatua de Zeus, y llamó al dios
«Labrandeus», un nombre que evoca la palabra labrys, «hacha» en lengua lidia.5

Los estudios arqueológicos indican que el culto a Zeus Labraundeos en Labraunda podría ser
mucho más antiguo de lo que Plutarco había imaginado. Tal como ocurrió con laberinto, su
aparente cognado, la palabra se introdujo en la lengua griega como un préstamo, de modo que
ni su etimología ni tan siquiera la lengua de la que procede son conocidos con certeza. El
préstamo laberinto era empleado en griego, pero la designación de «la casa de la doble hacha»
para el palacio de Cnosos es un invento moderno.

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