Los estándares más comunes que distinguen al clasicismo son las cinco variedades de columnas aplicadas de modo estándar; formas estándares de tratar los huecos, puertas, ventanas y remates; series estándar de molduras aplicables a todas estas cosas. La armonía de una estructura se consigue mediante las proporciones; que las dimensiones del edificio tengan relación entre sí. El entablamento no puede faltar, sino las columnas carecen de sentido, y la cornisa es el alero donde acaban las vertientes de la cubierta de un edificio. Sebastiano Serlio, casi sin intención, fue quien convirtió en una autoridad indiscutible, simbólica y casi legendaria a los órdenes. El libro sobre los órdenes de Serlio tiene como principio un grabado con los órdenes, ordenados según su delgadez relativa (diámetro inferior/altura). Los libros de Serlio, más allá de que presentan a los órdenes con autoridad, todos los aspectos de los mismos son observaciones de Serlio sobre Vitruvio, e investigaciones propias. Muchos arquitectos hicieron su propia representación cambiando aspectos y casi generando nuevos órdenes con expresión propia como los de Borromini; Philibert de L’Orme inventó un nuevo orden francés para el palacio de las Tullerías. En cambio Scamozzi dice o decía que el corintio era virginal; Sir Henry Wotton decía que era “lascivo y engalanado como una ramera cortesana”. Para normalizar las personificaciones de los órdenes, se dice que el corintio es un orden femenino, el dórico masculino, jónico intermedio asexuado. Más allá de clasificar en sexos a los órdenes, Serlio también le atribuye programas a cada uno: Dórico (iglesias a santos extrovertidos y militantes); Jónico (santos y santas matronales; ni muy duros, ni muy tiernos, y a hombres cultos); Corintio (vírgenes, Virgen Maria); Toscano (fortalezas y prisiones). Además de que los órdenes daban categoría según lo ya definido anteriormente, también reflejaban la cantidad de dinero disponible y deseado a gastar ya que dentro de sus obviedades un toscano y un dórico son de mano de obra más barata que un muy detallado compuesto.
Capítulo 2. La gramática de la antigüedad.
La gramática de la antigüedad Para la construcción de templos los órdenes no generaban conflicto, pero a la hora de construir grandes edificios como un teatro o un palacio de justicia, la inserción de los órdenes a un programa de varias plantas con arcos, bóvedas, puertas y ventanas requería que se vuelva al principio para poder diseñar una obra con todos los elementos mencionados y que esta obra tenga una expresión propia. Seguramente los romanos pensaron que ningún edificio que no tuviera los órdenes podía comunicar algo. Y los edificios arqueados necesitan robustos contrafuertes para soportar las cargas, y las columnas no alcanzan. Construyó el Templo Malatestiano proyectando una fachada basada en el arco; y diseñó la iglesia de Sant’ Andrea y adaptar el arco a la fachada y en el interior lo uso para las arcadas de las naves, viendo la iglesia así como la ampliación lógica a tres dimensiones de la idea de arco de triunfo. Además de todo lo que aportan los arcos de triunfo, el aspecto más elemental de todos es el de la división de un espacio en tres partes desiguales (estrecha, ancha, estrecha). El gran logro del Renacimiento fue la reformulación de la gramática de la Antigüedad como una disciplina universal heredada y aplicable a todas las empresas constructivas honorables.