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Resumen del libro “el lenguaje clásico de la arquitectura “de Jonh Summerson

Como primera definición de edificio clásico es aquel que posee elementos “clásico”, es decir, elementos del mundo
antiguo (Grecia y Roma), por ejemplo: disposición de  columnas en cualquiera de los órdenes, colocación de puertas
y ventanas… Pero esta definición de edificio clásico es bastante limitada; lo clásico también está definido por su
esencia, materializada por los cinco órdenes.La primera persona en definir los órdenes es Vitrubio, arquitecto
romano, en sus diez libros sobre arquitectura.
Orden se define como el conjunto formado por la columna, formada por: la basa, el fuste y el capitel; y la
superestructura, el entablamento, formado por: el friso, la cornisa y el arquitrabe. Se pueden distinguir cinco
órdenes clásicos: toscano, dórico, jónico y corintio. Posteriormente aparece un quinto orden, llamado compuesto,
que posee elementos tanto de orden jónico como del corintio. Cada uno de estos órdenes se distingue porque posee
unas proporciones, unos elementos y un significado distintos.
Cada orden posee unas connotaciones distintas, lo que nos lleva a pensar que el uso de cada orden está
condicionado por el carácter que se le quería dar a la obra. Tanto el orden toscano como el dórico poseían unos
atributos de fuerza, connotaciones militares, fortaleza masculina etc. Los órdenes jónico, corintio y compuesto están
mucho más elaborados y poseen unas proporciones mucho más esbeltas que los anteriores lo que significaba
ligereza, elegancia, pureza femenina, etc.
Con el paso del tiempo el uso de los órdenes posee una nueva interpretación: pierden su función meramente
estructural y la delegan en otros elementos como arcos y bóvedas. Nos desplazamos ahora a Roma donde se
encuentra uno de los mejores ejemplos de este tipo, el Coliseo: los arcos y las bóvedas cumplen una función
meramente estructural formando galerías el todas las plantas y los órdenes se disponen en un sentido ascendente,
es decir, en la parte inferior se dispone el orden dórico y conforme se asciende se encuentran los órdenes jónico,
corintio y para finalizar, el compuesto en la parte superior, lo que consigue una relación armoniosa y un equilibrio
formal entre las funciones estructural y ornamental.
Alberti toma como referencia el Coliseo romano en su palacio Rucellai, en el que los órdenes vuelven a adquirir una
función ordenadora y distribuidora del conjunto. Adquiere también gran importancia la manera de tratar las
columnas, donde las encontramos desde exentas hasta apilastradas como como en el palacio Rucellai. De igual
manera en intercolumnio (el espacio entre una columna y otra) define también el carácter del edificio.
Otro tipo de edificio a tratar es el que toma como base el arco de triunfo romano, símbolo de victoria y de éxito.
Alberti lo utiliza en varias de sus obras, donde traspone el arco de la fachada hacia el interior, el arco mayor
representa la importancia de la nave central situada en el interior.
La figura más importante del periodo renacentista es el arquitecto Bramante, creador del tempietto, formado por
una gran columnata alrededor de un núcleo cilíndrico sosteniendo una gran cúpula. El tempietto es imitado
posteriormente en otras obras como el Castle Howard, la Biblioteca Radcliffe. El antiguo arte romano se adapta
ahora a las necesidades del siglo XVI.
Posterior a Bramante tenemos a Andrea Palladio con obras como el Palazzo Chiericati donde Palladio nos muestra
una gran importancia de los órdenes clásicos.
También aparece el concepto de almahodillado rústico, en el que se usan elementos tanto naturales y poco
elaborados como sillares; y elementos artificiales más elaborados, con el fin de conferir un carácter rústico a la obra.
Este tipo de almohadillado alcanza su máximo auge con Giulio Romano.
Por último aparece la figura de Miguel Ángel, donde rechaza el uso del almohadillado rústico y destaca el uso de
muros lisos donde la presencia de la ornamentación es muy escasa. Tras la capilla de los Medici de Miguel Ángel,
cambia la forma de ver arquitectura, ya que distorsiona el latín de la arquitectura, y sorprende la originalidad en los
detalles. En uno de sus palacios, Miguel Ángel recorre con unas pilastras de 14 metros las dos plantas del edificio,
que nunca se había hecho antes, y anuncia ya el colosalismo de San Pedro.Cuando se deja sentir el impacto de Giulio
Romano y Miguel Ángel, aparece el manierismo, que no se trata de un estilo, sino del “talante” de una época en la
que ocurrían todo tipo de cosas diferentes. Aparece también un manierismo avanzando en otra dirección:
Ammannati hace una aproximación escultórica a las fachadas (deriva de Miguel Ángel),y  Galeazzo Alessi en el
Palazzo Marino de Milán hace que casi todo sea escultura: la arquitectura son los contornos, y las superficies se
rellenan con estatuas. 
En la fachada del Palacio del Louvre, se expone por primera vez la arquitectura de templo romano a la escala de un
palacio, y la combina con las funciones de éste. Con columnas pareadas como en la casa de Rafael de Bramante,
asegura el ancho intercolumnio que exigen las ventanas. Además, consigue que una fachada tan larga no sea
monótona (tiene gracia, lógica y estética), avanzando el muro en el pabellón central y en los extremos de los
laterales, y retrocediéndolo en la parte central de los pabellones laterales. 
EL uso del lenguaje clásico implica cierta filosofía para poder usar amorosamente los órdenes, y creer que encarnan
un principio absoluto de verdad o belleza: tener fe en ellos. Y tenían fe en Roma. En el siglo XVII, se quiere saber por
qué Roma es la mejor y la más grande. Era porque la arquitectura romana descendía, a través de la griega, de la
época más primitiva de la historia humana, por lo que estaba dotada de una especie de rectitud natural: obra de la
naturaleza. (Vitruvio enseña que los templos originales tenían troncos de árbol por columnas: derivaban del bosque,
de lo primitivo)
Es en Francia donde, en el siglo XVII, se preguntan sobre la naturaleza de los órdenes y su uso en los edificios
modernos: Fréart propugna una pureza rigurosa y selectiva, Perrault representa en grabado los órdenes… El más
importante es de 1706: Nouveau Traité del abate Cordemoy, quien pretende acabar con la utilización ornamental de
los órdenes para que hablen de su propio lenguaje funcional. Pero este planteamiento no resultó hasta la llegada del
jesuita Laugier.La teoría de cómo se originó la arquitectura parte de las cabañas primitivas, que pasó al templo, que
perfeccionado se inventó el orden dórico en piedra que luego pasó a piedra. Lo que hizo Laugier fue reflexionar
sobre la cabaña primitiva (en ella vio la imagen de la verdad arquitectónica, porque sobre este modelo “se han
imaginado todas las magnificiencias de la arquitectura”) Es a partir de este momento cuando se mina por primera
vez la base de autoridad de los órdenes, desplazado por un prototipo funcional y racional, y desaparecer la
arquitectura en relieve. Para él el edificio ideal está integrado por columnas que sustentas vigas, y ellas de una
cubierta. Hasta él no se había ocurrido la idea de abolir los muros. El edificio que encarna sus principios de un modo
espectacular es el Pantheón de París de Soufflot (con la idea de que hubiera más ventana que muro, pero que se
tuvieron que tapiar porque no resistiría. Pero las columnas soportan realmente la cubierta) Palladio pretendía ser
romano, y Soufflot intentaba alcanzar la verdad mitad estructural mitad estética de los órdenes. Es el primer edificio
“neoclásico”. Sin embargo, la Piazza de Bernini, un ejemplo barroco, tiene estos ideales de Laugier, solo que no había
sido formulado con esas palabras. 
 En Inglaterra ocurre lo mismo: la iglesia de St. Paul del Covent Garden, aun siendo de 1631 es neoclasicista. Pero la
idea del primitivismo supuso dos consecuencias principales. Una fue el greek revival o historicismo griego, y la otra el
primitivismo de Sir Jhon Soane. 
Hasta el siglo XVIII nadie había ido a Grecia, aunque supieran que los romanos habían tomado de allí las bases de su
arquitectura. Stuart y Revett van a Atenas en 1751, y publicaron dibujos exactos, a escala, de los edificios griegos.
Tras ellos se distinguían 8 órdenes: los 5 romanos establecidos por Serlio y los 3 órdenes griegos (dórico griego,
jónico griego y corintio griego, para muchos más puros que sus homólogos romanos) que podían copiarse del libro de
Stuart y Revett. 
El Neogriego, surgió en Inglaterra y se propagó a Europa y a América. Duró unos 30 años, porque los griegos no
habían llegado a la mecánica estilística de los romanos (no utilizaban ni el arco ni la bóveda), y se utilizaban los
renacidos elementos como engorrosos y costosos apéndices de los edificios modernos. Sir Jhon Soane, en el greek
revival, conocía los órdenes griegos y romanos, y gracias a ello pudo hacer sus propias reformulaciones sobre los
fundamentos de la arquitectura. En su Dulwich Art Gallery, utiliza el orden “Soane”, que constaba solo de un pilar, o
una banda, de ladrillo con un collarino de piedra y sobre éste una proyección de piedra que es una cornisa simbólica.  
El Movimiento moderno se origina en la década anterior a 1914 y llega a su apogeo de vigor creativo en los últimos
años veinte. Es una revolución arquitectónica que deja a paso a la tecnología, industrialización, planificación y
producción en serie, para satisfacer las necesidades sociales. 
Las raíces de la arquitectura moderna están ligadas a las reacciones ante las tradiciones clásicas de su propio siglo y
de los anteriores, a su adhesión y su alejamiento de ellas. Pero no solo se entiende a partir de sus antepasados
clásicos.
Con Laugier, ya se empieza a ver en la arquitectura el germen de lo racional: la columna como un poste cilíndrico, el
frontón como mero triángulo construido… una arquitectura desprovista de expresiones plásticas y decorativas. Esta
arquitectura vio la luz a finales del siglo XVIII. Una de las manifestaciones más sorprendentes fue la de la ciudad ideal
concebida y diseñada por Ledoux, publicada en 1805 (aunque nunca se realizó), con una disposición compleja pero
armoniosa de masas relacionadas con el paisaje. 
La afición de Ledoux a ver los edificios como agregados de formas geométricas simples fue compartida por otros
arquitectos contemporáneos como Schinkel en su Altes Museum de Berlín. Sin embargo, en los dos están presentes
los órdenes arquitectónicos: en el diseño de Ledoux como pórtico griego, y en el museo como una columnata. El
lenguaje de la arquitectura clásica sigue vivo. El siglo XIX se preocupa mucho de los estilos históricos. Se construían
edificios clásicos mirando a Grecia, a Roma, a Cockerell, a Vignola… 
Entretanto, los franceses, aun siendo muy clasicistas, no ignoraban las catedrales medievales que se alzaban en su
propio suelo (el gótico era una gran obra de ingeniería). Con ello, la búsqueda de la arquitectura racional desplaza al
interés por la Edad Media. A finales del siglo XIX, Viollet-le-Duc, interpreta la arquitectura gótica como un modo
racionalista de construir, y desafió al movimiento moderno a crear una arquitectura moderna a base de hierro y
vidrio, una arquitectura tan económica como la gótica. 
Para ver cómo participa el Movimiento Moderno en ese movimiento del lenguaje clásico es necesario hablar del
alemán Peter Behrens y el francés Auguste Perret. Con la A.E.G, Behrens tiene que diseñar un edificio con una
finalidad estrictamente industrial pero que debía dar a la compañía de electricidad cierto prestigio. La nave de
turbinas es un edificio neoclásico diseñado siguiendo las líneas generales de un templo, pero con sus signos
eliminados o cambiados (la columnata clásica se representa por unos soportes verticales, unas columnas de acero; el
pórtico queda reducido a un gran ventanal bajo un “frontón” que no es triangular) Pero el reto del acero tenía que
ser recogido de una forma más directa y económica, y fue Walter Gropios quien da el siguiente paso, alejándose del
neoclásico aunque sin perder el sentido clásico de la simetría y el orden. 
Auguste Perret, con su edificio de Construcciones Navales de 1929, muestra una conexión con la Opera de París. El
edificio de Perret es de hormigón y sin ornamentación, pero está concebido en términos de “órdenes”: uno principal
que va del suelo a algo parecido a un arquitrabe y cornisa, y uno secundario por encima. Tiene relieve y variedad de
ritmo como en la Opera, pero sin molduras y tallas. 
Estos dos edificios reflejan una nueva libertad irrelacionada con órdenes concretos, pero relacionada con los ritmos
de la arquitectura clásica. Pero aparece Le Corbusier, que trabajó con Perret y con Behrens, y que revolucionó la
arquitectura moderna. Vio que Behrens y Perret intentaban dominar la ingeniería y la construcción industrial
disciplinándolas en un entramado de diseño clásico. Así que desdeñó este entramado para que las formas
industriales hablasen su propio lenguaje, pero ejerció un control y orden con la aplicación de “tracés regulateurs” o
líneas de control. Según esta regla, la arquitectura sólo puede tener relaciones armoniosas cuando todos los
elementos se ajustan a ciertas relaciones numéricas. Pero estos sistemas racionales no se pueden aprehender
conscientemente. Le Corbusier, no obstante, siempre ha estado muy cerca de la demostración de lo armonioso.
Durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial crea el sistema “Modulor”, basado en una proporción
aurea y cuyo intervalo medio está relacionado con las dimensiones del cuerpo humano. Pero disminuyó el interés
causado en su publicación.
Los modernistas se sentían atraídos solo por lo que fuese necesario para la construcción y las funciones. Y esta
arquitectura resultó monótona y aburrida excepto para una minoría formada.

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