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CSG

EN LO PRINCIPAL: Contesta Demanda de Alimentos Menores; PRIMER


OTROSÍ: Demanda reconvencionalmente Nulidad del Acto de reconocimiento
de paternidad; SEGUNDO OTROSÍ: Contesta demanda de alimentos menores
provisorios; TERCER OTROSÍ: Privilegio de Pobreza; CUARTO OTROSÍ:
Patrocinio y Poder.

S.J. de Familia de Santiago (4°)

Carlos Carreño Araneda, chileno, casado, cesante, cédula nacional de


identidad N° 17.390.686-7, domiciliado en La Galizabras 1756, La Florida,
Santiago, demandado en causa en causa sobre “Alimentos Menores”, RIT C-
484-2012 del Tribunal de Familia de Coronel, el cual exhortó al 4° Tribunal de
Familia de Santiago en causa RIT E-484-2012, a US. respetuosamente digo:

En éste acto y dentro del plazo legal, vengo en contestar demanda de


Alimentos Menores deducida por la demandante doña Olga Griselda Jerez
Muñoz, chilena, soltera, cédula nacional de identidad N 15.197.320-5,
domiciliada en Pedro Aguirre Cerda Nº 405, Lo Rojas, Comuna de
Coronel, por las siguientes consideraciones de hecho y de derecho que a
continuación se exponen:

HECHOS:

1. Conocí a doña Olga Griselda Jerez Muñoz durante el mes de


febrero del 2008 en una actividad recreativa, semanas después
comenzaríamos una relación sentimental.

2. Con el transcurso del tiempo, la relación se fue deteriorando,


provocando el término de la misma, durante el mes abril del año
2010.

3. Aproximadamente 3 semanas después del termino de nuestra


relación sentimental, la demandante me comunica la noticia que se

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encuentra embarazada, naciendo el 19 de Enero de 2012 Martina
Belén Carreño Jerez.

4. Durante el mes de febrero de este año, y teniendo plena convicción


en la época de ser el padre biológico de la niña, la reconozco como
mi hija.

5. Aproximadamente 2 semanas después de haberla reconocido mi


abuelo paterno, don Carlos Danilo Araya, me señala con
preocupación que había visto a la demandante con otro hombre
durante el tiempo que duro nuestra relación.

6. Al comentarle lo anterior a un amigo, don Jesús Tapia Araya, este me


señala que también la habría visto con otro hombre durante nuestra
relación sentimental.

7. Al preguntarle a la demandante acerca de la infidelidad que ella


habría cometido, reconoce que habría almorzado con su jefe en un
par de oportunidades pero niega haber sido infiel.

8. Al señalarle mi intención de realizar un examen de ADN para


comprobar que yo soy el padre biológico de la niña Martina Belén,
la demandante se pone extremadamente nerviosa y agresiva.

9. En cuanto a mi Capacidad Económica es menester señalar que me


encuentro cesante por lo que en la actualidad no genero ingresos.

10. Actualmente vivo de allegada en la de mi actual pareja y, al estar


cesante, con lo único que cuenta para mantenerme es el dinero que
genera ella.

Los detalles que hice precedentemente son para demostrar a US., que
en virtud de ellos, no me es posible pagar la cifra que la demandante pide por
concepto de pensión de alimentos menores, no siendo mi intención el de dejar
de cumplir con mi obligación moral y legal de colaborar en la manutención de
mi hija, A pesar de lo anterior, no me encuentro en esa situación, lucho por
conseguir próximamente trabajo, pero, realmente no puedo pagar la cifra que
se me exige.

DERECHO:

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Los artículos 3º, 18 y 27 de la Convención sobre los Derechos del Niño,
ratificada por Chile, junto con establecer como principio de rango constitucional
y formativo de todo el derecho de familia el interés superior del niño, establece

especialmente el principio de obligación común de los padres en el desarrollo y


mantenimiento de los menores, así como también el derecho a que estos gocen
además un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual,
moral y social.

El Artículo 3º de la Ley 14.908, sobre Abandono de hogar y pago de pensiones


alimenticias establece: “Para los efectos de decretar los alimentos cuando un
menor los solicitare de su padre o madre, se presumirá que el alimentante tiene
los medios para otorgarlos. En virtud de esta presunción, el monto mínimo de la
pensión alimenticia que se decrete a favor de un menor alimentario no podrá
ser inferior al cuarenta por ciento de un ingreso mínimo remuneracional que
corresponde, según la edad del alimentario. Tratándose de dos o más menores,
dicho monto no podrá ser inferior al 30% por cada uno de ellos.

Todo lo anterior es sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso primero del


artículo 7º de la presente ley. Si el alimentante justificare ante el
tribunal que carece de los medios para pagar el monto mínimo
establecido en el inciso anterior, el juez podrá rebajarlo
prudencialmente.”

Artículo 323 del Código Civil: “Los alimentos deben habilitar al alimentado para
subsistir modestamente de un modo correspondiente a su posición social…”

Artículo 330 del Código Civil: “Los alimentos no se deben sino en la parte en
que los medios de subsistencia del alimentario no le alcancen para subsistir de
un modo correspondiente a su posición social”

POR TANTO:

SOLICITO A SS. Tener por contestada, dentro de plazo legal, demanda de


Alimentos Menores en virtud de la ley 19.968 que crea los tribunales de familia
deducida por la demandante, doña Olga Griselda Jerez Muñoz, rechazándola
en cuanto a la cantidad solicitada fijando por este concepto una suma no
superior a $20.000 pesos o lo que su S.S., estime en justicia regular.

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PRIMER OTROSÍ: Que viene en interponer Demanda de Nulidad del Acto
de reconocimiento de paternidad en contra de Olga Griselda Jerez

Muñoz, chilena, soltera, cédula nacional de identidad N 15.197.320-5,


domiciliada en Pedro Aguirre Cerda Nº 405, Lo Rojas, Comuna de
Coronel, y respecto de la niña Martina Belen Carreño Jerez, cedula
nacional de identidad Nº 23.849.977-1, con el objeto que se declare nula la
filiación ya determinada de la por las consideraciones de hecho y de derecho
que a continuación se exponen:

LOS HECHOS

· Conocí a doña Olga Griselda Jerez Muñoz durante el mes de febrero del 2008
en una actividad recreativa, semanas después comenzaríamos una relación
sentimental.

- Con el transcurso del tiempo, la relación se fue deteriorando, provocando el


término de la misma, durante el mes abril del año 2010.

- Aproximadamente 3 semanas después del termino de nuestra relación


sentimental, la demandante me comunica la noticia que se encuentra
embarazada, naciendo el 19 de Enero de 2012 Martina Belén Carreño Jerez.

- Durante el mes de febrero de este año, y teniendo plena convicción en la


época de ser el padre biológico de la niña, la reconozco como mi hija.

- Aproximadamente 2 semanas después de haberla reconocido mi abuelo


paterno, don Carlos Danilo Araya, me señala con preocupación que había visto
a la demandante con otro hombre durante el tiempo que duro nuestra relación.

- Al comentarle lo anterior a un amigo, don Jesús Tapia Araya, este me señala


que también la habría visto con otro hombre durante nuestra relación
sentimental.

- Al preguntarle a la demandante acerca de la infidelidad que ella habría


cometido, reconoce que habría almorzado con su jefe en un par de
oportunidades pero niega haber sido infiel.

4
- Al señalarle mi intención de realizar un examen de ADN para comprobar que
yo soy el padre biológico de la niña Martina Belén, la demandante se pone
extremadamente nerviosa y agresiva.

EL DERECHO

El artículo 202 del Código Civil señala que “La acción para impetrar la
nulidad del acto de reconocimiento por vicios de la voluntad prescribirá
en el plazo de un año, contado desde la fecha de su otorgamiento o, en el caso
de fuerza, desde el día en que ésta hubiere cesado”.

A mayor abundamiento, el articulo 216 del Código Civil señala en su


inciso quinto “También podrá impugnar la paternidad determinada por
reconocimiento toda persona que pruebe un interés actual en ello, en el
plazo de un año desde que tuvo ese interés y pudo hacer valer su
derecho”.

A este respecto, la H. Corte Suprema, con fecha 24 de enero de 2008,


señala que una jurisprudencia minoritaria admite la posibilidad de impugnación
y estima que el plazo de prescripción previsto en este articulo 202 no obsta el
ejercicio de la acción de impugnación de acuerdo con el articulo 216, basándose
en el siguiente razonamiento “El hecho que el articulo 202 del Código Civil
establezca que la acción para impetrar la nulidad del acto de reconocimiento
por vicios de la voluntad prescribirá en un plazo de un año, contando desde la
fecha de su otorgamiento o, en el caso de fuerza, desde el día en que esta
hubiere cesado, no conlleva que se vede a quien prestó el
reconocimiento, y que por hechos posteriores toma conocimiento de
que el menor no es su hijo, el ejercicio de la acción de impugnación que
establece el articulo 216 del Código Civil, toda vez que el queda comprendido
dentro de la situación contemplada en el inciso quinto de la misma norma que
dispone que también podrá impugnar la paternidad determinada por
reconocimiento toda persona que pruebe un interés actual en ello, en el
plazo de un año desde que tuvo ese interés y no pudo hacer valer su
derecho”.

En el caso en cuestión, efectivamente he incurrido en un error que ha


viciado mi voluntad, de carácter esencial, al tiempo del reconocimiento, toda

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vez, que creyendo ser el verdadero padre biológico de la niña, la reconocí
voluntariamente.

Se debe tener en especial consideración la causa RIT: C-6464-2009,


del 2º Tribunal de Familia de Santiago, en la cual la Corte de Apelaciones de
Santiago, revoca la sentencia interlocutorio dictada por el tribunal a quo, que no
da curso a la demanda por cuanto se considera incompetente para conocer esta
materia atendido lo dispuesto en el articulo 8 de la ley 19.980, ordenando se
siga conociendo de la causa.

Con fecha 3 de febrero de 2011, el tribunal resuelve mediante


veredicto que se acoge la demanda interpuesta, declarando nulo el
reconocimiento que prestó el demandante voluntariamente respecto a
la paternidad de la niña en cuestión.
De esta manera, el tribunal citado admite la tesis de que es posible
alterar una filiación legalmente determinada, aún cuando no exista un tercero
respecto del cual pueda reclamarse una distinta, dejando a la niña, en
definitiva, sin filiación paterna.

Por otra parte, el veredicto acoge la acción deducida, aceptando la


hipótesis de dejar sin efecto un acto unilateral, esencialmente irrevocable, como
lo es el reconocimiento, entendiendo que el demandante ha incurrido en un
error que ha viciado la voluntad que válidamente debió prestar a dicho acto.

Además se debe tener en consideración que la ley 19.585 de 26 de


octubre de 1998 que reformó de manera sustancial el Código Civil chileno,
descansa sobre varios principios básicos, siendo uno de los más importantes el
derecho de toda persona a conocer sus orígenes o derecho a la
identidad, principio que se encuentra implícito en nuestra legislación
relativa a la filiación, el que también es recogido en los catálogos de
derechos fundamentales de la Convención de los Derechos del Niño,
promulgada por Decreto nº 830 del Ministerio de Relaciones Exteriores,
publicado en el Diario Oficial el 27 de septiembre de 1990,
específicamente en su artículo 7º, que reconoce expresamente que los niños
“tendrán derecho, desde que nacen, a un nombre, a una nacionalidad, y, a
conocer a sus padres y ser cuidados por ellos”, obligando el numeral 2 a
que “Los Estados Partes velen por la aplicación de estos derechos de
conformidad con su legislación nacional y las obligaciones que hayan contraído
en virtud de los instrumentos internacionales pertinentes en esta esfera, sobre
todo cuando el niño resultara de otro modo apátrida”. Así mismo, el artículo 8º

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numeral 1 de la misma convención señala que “Los Estados Partes se
comprometen a respetar el derecho del niño a preservar su identidad, incluidos
la nacionalidad, el nombre y las relaciones familiares de conformidad con la ley,
sin injerencias ilícitas”.

Dichas normas han sido citadas por nuestros tribunales superiores de


justicia, por ejemplo, en el Considerando 10, del fallo dictado por la Corte
Suprema, con fecha 31 de marzo de 2006, en causa rol 2569-04, que
señaló en su oportunidad, en relación al derecho esencial de la personalidad
que, “previo al análisis de las normas controvertidas, cabe señalar que los
autores establecen que el nombre de una persona es un atributo de la
personalidad, por el solo hecho de existir, que le permite diferenciarse de
cualquiera otra y además, un derecho substancial de toda persona y que incluso
se encuentra protegido por una norma penal, como es el artículo 214 del
Código Punitivo que sanciona al que usurpare el nombre de otro”

Además el artículo 18 de la Convención de la Convención


Americana de Derechos Humanos corrobora estos principios, puesto que lo
que se busca es hacer prevalecer la verdad biológica del nexo de filiación
por sobre la verdad formal, y así lo ha entendido la jurisprudencia,
señalando “Que nuestro ordenamiento jurídico ha admitido el principio de
investigación de paternidad, estableciendo como primario el derecho del hijo a
que se declare su filiación biológica. De tal modo que en los procesos de
filiación, y en especial de investigación de paternidad, se ha mutado de un
procedimiento de verdad formal a la verdad material, rechazando el que en su
contra se opongan a ultranza, derechos individualistas y aceptando para la
determinación de la filiación toda clase de pruebas” (CA de La Serena, Rol
Nº27.811, 10-7-2003)”

Los principios antes señalados fueron recogidos expresamente por


nuestro legislador en la reforma legal antes señalada principalmente en el Libro
I, Título VIII del Código Civil. En efecto, el artículo 186 señala que “La
filiación no matrimonial queda determinada legalmente por el reconocimiento
del padre, la madre o ambos, o por sentencia dictada en juicio de filiación ”. El
artículo 195 del Código Civil señala que “La ley posibilita la investigación de
la paternidad o maternidad, en la forma y con los medios previstos en los
artículos que siguen. El derecho de reclamar la filiación es imprescriptible

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e irrenunciable”. Por último, el artículo 205 complementa las normas
anteriores al disponer que “La acción de reclamación de la filiación no
matrimonial corresponde sólo al hijo en contra de su padre o madre, o a
cualquiera de éstos cuando el hijo tenga determinada filiación diferente”

señalando a continuación el inciso segundo “Podrá asimismo, reclamar la


filiación el representante legal del hijo incapaz, en interés de éste”.

Los métodos que ha creado nuestro legislador están basados en el


principio de la libre investigación de la paternidad, relacionados también a la
verdad biológica, estableciéndose los mismos en los artículos 198 y 199 del
Código Civil que principalmente señalan que “En los juicios sobre
determinación de la filiación, la maternidad y la paternidad podrán establecerse
mediante toda clase de pruebas, decretadas de oficio o a petición de parte”
(198); “El juez podrá dar a estas pruebas periciales, por sí solas, valor
suficiente para establecer la paternidad o la maternidad, o para excluirla” (…)
“la negativa injustificada de una de las partes a practicarse el examen hará
presumir legalmente la paternidad o la maternidad, o la ausencia de ella, según
corresponda” (199).

Todos estos derechos básicos y esenciales son tratados también en


nuestra norma suprema, a saber, artículo 5º de la Constitución Política de
la República, al considerar la personalidad como un derecho esencial que
emana de la naturaleza humana, siendo por tanto “deber de los órganos del
estado respetar y promover tales derechos, garantizados por esta constitución,
así como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se
encuentren vigentes”, estos últimos tales como la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, Adoptada y proclamada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de
1948 señala, en su artículo 6º que “Todo ser humano tiene derecho, en
todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica” o la
“Convención Americana de Derechos Humanos” (Pacto de San José),
ratificada por Chile el 29 de abril de 1989, que sostiene en su artículo 3º que

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“Toda persona tiene derecho al reconocimiento de su personalidad
jurídica”.

POR TANTO,
En mérito de lo expuesto y de lo dispuesto en los artículos 186, 195,
198, 199, 202, 204, 205, 216 y otras normas pertinentes del Código
Civil, como también aquellas relacionadas incluidas en la Ley 19.947,
Artículos 7 y 8 de la Convención de los Derechos del Niño, promulgada por
Decreto nº 830 del Ministerio de Relaciones Exteriores, publicado en el
Diario Oficial el 27 de septiembre de 1990; Artículo 18 de la Convención
de la Convención Americana de Derechos Humanos; artículo 3º de la
Convención Americana de Derechos Humanos” (Pacto de San José),
ratificada por Chile el 29 de abril de 1989, y especialmente el artículo 5 de la
Constitución Política de la República,

A U.S. SOLICITO

Tener por interpuesta demanda de Nulidad del Acto de reconocimiento de


paternindad, en contra de Olga Griselda Jerez Muñoz y respecto de la
niña Martina Belén Carreño Jerez, ambas ya individualizadas, declarando
nulo el reconocimiento que he prestado el voluntariamente respecto a la
paternidad de la niña.

SEGUNDO OTROSÍ: Que vengo en oponerme a los alimentos provisorios


decretados por el tribunal en resolución de fecha 15 de mayo del año en curso,
en atención a las razones de hecho y derecho señaladas en lo principal de esta
presentación, SOLICITANDO A S.S.: Tener a esta parte por opuesta a los
alimentos menores provisorios fijados, decretando en definitiva que no se fije
ninguna pensión alimenticia al efecto.

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TERCER OTROSÍ: Ruego a S.S. se sirva tener presente que, dado que me
patrocina la Corporación de Asistencia Judicial, Consultorio de La Florida, gozo
de Privilegio de Pobreza.

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