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La Marea
04 abril 2019
Una lectura de 12 minutos
Artículo incluido en #LaMarea69: ¡Se necesitan periodistas! Puedes
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Claro que los periodistas y las periodistas no saben hacer casas, ni pleitear en
un juicio, ni curar a la gente –aunque habrá excepciones, por si alguien se
ofende–, pero sí saben hacer periodismo. Y no todo el mundo, al igual que ocurre
con otras profesiones, sabe hacerlo. Basta echar un vistazo a las tertulias
televisivas, pero también a los periódicos, donde, cada vez más, los clicks y la
rapidez se imponen a la reflexión y la veracidad. Y claro que salvar a alguien
que se debate entre la vida y la muerte tras intentar cruzar el Mediterráneo no se
puede comparar con escribir un reportaje sobre ello. Pero sin ese reportaje, sin
ese periodista, sin esa fotoperiodista, es probable que nadie se entere de que
hay gente que se está muriendo en mitad del mar y que, en consecuencia, no
cambien las cosas.
Lo dicen todos los informes: la crisis económica, unida a la crisis en sí del sector,
han desembocado en el cierre de cientos de medios de comunicación y han
dejado en la calle a miles de periodistas. Un reflejo inequívoco del nefasto estado
de la profesión es que lo que parecía un sacrilegio imposible hace solo dos
décadas, ¡cerrar un periódico!, se ha convertido en algo habitual. “Parece que es
nuevo, pero esta situación lleva gestándose desde finales de los 90 y principios
de los 2000. Pero el oficio como tal no puede desaparecer”, reflexiona un
veterano periodista ya jubilado que ha enseñado también en facultades de
comunicación. Se han desmantelado medios locales históricos como el
decano de la prensa de Sevilla, El Correo de Andalucía; se han cerrado
delegaciones míticas de periódicos nacionales como El País; se han cerrado
revistas legendarias como Interviú y Tiempo… Incluso, se acaba de cerrar el
telediario de Cuatro, que es como decir que se ha cerrado la información en
una televisión. Que es como decir también que ya no se necesitan periodistas.
Periodistas en un canutazo de Susana Díaz en el Parlamento de
Andalucía. ÁLVARO MINGUITO
El informe también hace referencia a las nuevas fuentes de ingresos con las que
algunos medios pretenden asegurar su sostenibilidad y sus niveles de empleo:
“Fuentes de ingresos como los contenidos patrocinados o las estrategias
publicitarias a partir de los datos de la audiencia que, con frecuencia, implican
un acercamiento a los intereses de las empresas anunciantes. Y esto suscita
problemas íntimamente relacionados con la independencia editorial y la
deontología de los periodistas”. La “radicalización política”, añade, deja sentir su
influencia y enrarece sobremanera el ámbito de la información y el periodismo e
interfiere en la vida de los profesionales. La opinión está sustituyendo a la
información cuando, en un contexto de crispación e irrupción de la extrema
derecha, se necesita más rigor que nunca.
Y hay más ejemplos. Eslang, la web de contenidos virales del grupo Vocento
(encargada del periódico ABC), decidió, tras unos días de valoración, cerrar. No
obstante, sus cuatro empleados han sido reubicados dentro de la empresa,
según han explicado desde la propia compañía. La Mirada Común, medio
surgido con gran expectación en octubre del año pasado, tenía como objetivo
informar a través de los nuevos formatos y narrativas. El proyecto, que empezó
con siete periodistas en plantilla más una red de colaboraciones, actualmente
solo cuenta con tres periodistas y unas pocas firmas externas.
“Durante unos años el periodismo en España vivió una etapa convulsa como
consecuencia de la profunda crisis económica que impactó de lleno en el sector
de los medios de comunicación a partir de 2008. La principal consecuencia fue
el deterioro de las condiciones laborales y profesionales de una buena parte del
colectivo periodístico. A estas alturas, 2018, y según muestran las cifras
macroeconómicas, la situación del país, aun con ciertos desequilibrios, ha
comenzado a enderezarse, pero no así la de la profesión”, concluye el citado
informe de la APM. Muchos periodistas que hoy se han quedado fuera de la
Junta de Andalucía tras el cambio de gobierno llegaron a la Administración
porque o fueron despedidos de medios o estaban hartos de la precariedad y la
inexistente conciliación laboral y familiar, sobre todo en el caso de las mujeres.
En el otro extremo se sitúan quienes se han quedado sin trabajo con más de 50
años. Uno de los periodistas despedidos del diario Público en 2012, cuando la
empresa de Jaumes Roures decidió echar el cierre, ha pasado desde entonces
por varios proyectos. Del cierre de ese periodico, de hecho, nacieron, entre otros
medios, eldiario.es, Infolibre, Mongolia, Materia y esta misma revista. A este
periodista en concreto le quedan pocos años para jubilarse y cuenta los días
para ello con el agobio de no llegar a una pensión digna.
Quizá tengan razón los estudiantes entrevistados en este mismo número, quizá
estemos a tiempo de reconvertir no la esencia del periodismo, sino las dinámicas
de los propios medios de comunicación y el público. Una muestra de que es
posible, a gran escala, es el nuevo modelo de negocio de The New York Times,
que obtiene por primera vez en su historia más ingresos procedentes de los
lectores y lectoras, en forma de suscripciones, que de la publicidad. Está claro
que ya no escribimos con máquinas de escribir, ni fumamos compulsivamente
en las (pocas) redacciones. Necesitamos nuevos formatos y también nuevos
perfiles profesionales. Pero lo que nunca deberían olvidar las empresas es que
lo que necesita el periodismo son periodistas.
https://www.lamarea.com/2019/04/04/sin-periodistas-no-hay-periodismo/