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Recommended by Mimi Lozano mimilozano@aol.

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Carl Camp <campce@gmail.com>

La lectura cura la peor de las enfermedades humanas, "la


ignorancia".

¿Sabes quien es Charles Darwin?

Si lo sabes, entonces debes de saber cuál libro siempre llevaba


bajo el brazo Charles Darwin? ¿No lo sabes? Aquí lo sabrás.

Quién es Félix de Azara, el


naturalista español que sentó las
bases de la teoría de la evolución
Se dice que Charles Darwin siempre viajaba con un ejemplar bajo el
brazo de “Viajes por la América Meridional”, donde Félix de Azara
desafiaba las ideas de los grandes científicos de su tiempo
sigue abajo de los espacios en blanco....

Retrato de Francisco de Goya del militar y explorador español Félix de Azara (1742-1821); que también
fue ingeniero, cartógrafo, antropólogo, humanista y naturalista | Fuente: Dominio FOTO: LA RAZÓN
(CUSTOM CREDIT)

• HÉCTOR HERRERA
CREADA
01-04-2022 | 13:10 H
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN
01-04-2022 | 13:13 H
Félix de Azara nació en el año 1742 en Barbuñales, un pequeño pueblo a 42
kilómetros de Huesca; en un momento en el que todavía quedaban muchos
lugares del mundo por cartografiar. Y en aquella época, uno de los grandes
retos pendientes era el de adentrarse en la América Meridional, para precisar los
mapas y para documentar la enorme biodiversidad de la región, tanto de
fauna como de flora. Aunque este trabajo de naturalista lo comenzó por
accidente, la curiosidad y valentía intelectual de Félix de Azara hicieron de sus
descubrimientos su mayor legado. De hecho, el cimiento sobre el que se
construyen algunas de las ideas más revolucionarias de Charles Darwin, se
pueden encontrar en la obra del naturalista oscense.
Estatua de Félix Azara, situada en el pueblo oscense de Barbuñales | Fuente: Dominio Público FOTO: LA
RAZÓN (CUSTOM CREDIT)

Azara comenzó su vida profesional como ingeniero militar en el año 1764,


después de cursar sus estudios en la Real Academia Militar de Matemáticas y
Fortificaciones. Aunque unos años más tarde la vida castrense le llevó
al Desembarco de Argel de 1775, donde fue herido de gravedad y dado por
muerto durante varios días. Sin embargo, un marinero local se percató de los
pocas señales de vida que Azara fue capaz de manifestar, y consiguió
salvarle retirándole una bala que tenía alojada en el cuerpo.
A pesar de lo milagroso de haber sobrevivido a una epopeya semejante, este no
es el mayor de sus logros. El episodio que le cambiaría la vida, y que marcaría
un antes y un después en la Historia Natural, llegó en el año 1781; cuando el
militar fue destinado al Virreinato del Río de la Plata, con el objetivo de
delimitar con precisión las nuevas fronteras americanas entre las posesiones
españolas y las portuguesas.
La finalidad de su misión era terminar, de una vez por todas, con uno de los
problemas con los que más frecuentemente tuvo que lidiar el Imperio
Hispánico desde su mismo génesis en 1492: las tensiones fronterizas con
Portugal. El primer intento de solucionarlo tuvo lugar solo dos años después
del Descubrimiento de América; cuando se firmó el Tratado de
Tordesillas, que repartiría el nuevo mundo entre las dos superpotencias.
Mapa del Tratado de Tordesillas. FOTO: DOMINIO PÚBLICO
Sin embargo, durante el periodo de Unión Ibérica entre 1580 y 1640, esta
división de los dominios americanos dejó de tener sentido y se expandieron
los territorios lusos e hispanos más allá de la frontera. Y cuando fueron de
nuevo independientes, ambas potencias concatenaron varias experiencias bélicas
que hicieron necesaria la actualización de los límites territoriales... en función de
los nuevos equilibrios de poder. Por ese motivo, en el año 1777, España y
Portugal firman el Tratado de San Ildefonso. Pero claro, lo firmaron sin llegar a
hacer las precisiones necesarias sobre donde empieza “esto” y dónde empieza
“aquello”.
La misión que le había asignado La Corona a Félix de Azara era monumental. Y
sin embargo, él parecía ser el único que se la tomaba en serio, porque el
presupuesto que se le había asignado estaba muy por debajo de las necesidades
de su cometido, y los comisionarios nombrados por las autoridades
portuguesas tardaron hasta 12 años en reunirse con él.
De esta forma, Félix de Azara quedó varado en Asunción (actual capital de
Paraguay), y todo parecía indicar que -efectivamente- se habían olvidado de él.
Sin embargo, lejos de desesperarse y resignarse a vivir entre el sedentarismo y la
apatía, el militar decidió sacar provecho de su retiro forzoso y salir de su zona
de confort, para empaparse de la fascinante vida natural que le rodeaba.
Mientras acometía, eso sí, la labor que le habían encomendado a él... y la que le
habían encomendado a su homólogo portugués.
Mapa de la Provincia del Paraguay confeccionado por Azara publicado en la edición francesa de "Viajes
por la América Meridional" | Fuente: Stanford Libraries FOTO: LA RAZÓN (CUSTOM CREDIT)
Empezó a tomar apuntes y a investigar la fauna, la flora y las costumbres
indígenas con las que se topaba durante sus viajes. Y con el ánimo que mueve a
cualquier explorador, comenzó a estudiar de forma autodidacta las obras de
quién por aquel entonces era la máxima autoridad en la materia, el
francés George-Louis Leclerc de Buffon. Pero, a pesar de su inexperiencia, se
atrevió a desafiar las conclusiones que defendían a capa y espada los grandes
antropólogos y naturalistas de su época.
Uno de los asuntos que sus colegas habían pasado por alto, pero que resulto
evidente para Félix de Azara, era la poderosa influencia que tenía el
contexto y el hábitat en el desarrollo físico de los seres vivos. Una idea que tenía
el potencial de desmontar todo lo que se había escrito hasta el momento.
Observar las diferencias físicas que existían entre las diferentes especies de una
misma familia y cómo estas favorecían su supervivencia en un hábitat concreto,
le indujo a la idea de que había algo en el interior de estos seres vivos que habría
la puerta al cambio y a la adaptación.
Aquello que 60 años más tarde Charles Darwin convertiría en teoría en
el “Origen de las especies”, desafiaba las ideas deterministas de la época,
cambiando para siempre la forma en la que nuestra especie se siente en el
mundo. De hecho, dentro de esta obra hay varias citas a las observaciones
realizadas por el naturalista español. Es más, se dice que Darwin siempre
viajaba con un ejemplar bajo el brazo de “Viajes por la América Meridional”,
donde Félix de Azara se cuestionaba sobre este y sobre otros
muchos interrogantes de enorme transcendencia.
“Félix de Azara fue para su época un adelantado en cuanto a ideas y
observaciones”, decía a Europa Press Adrián Giacchino, presidente de la
Fundación de Historia Natural Félix de Azara; una institución con sede en
Argentina que pretende promocionar la investigación y la divulgación de
las Ciencias Naturales.
Retrato de Francisco de Goya del militar y explorador español Félix de Azara (1742-1821); que también
fue ingeniero, cartógrafo, antropólogo, humanista y naturalista | Fuente: Dominio Público FOTO: LA
RAZÓN (CUSTOM CREDIT)
En el periodo que abarca desde su llegada a América en 1781 y su regreso a la
Península en el 1801, el aragonés llegó más lejos de lo que había llegado
nadie en la comprensión de la vida autóctona de las regiones amazónicas del
entonces Virreinato del Río de la Plata y de Brasil. En total, consiguió describir
más de 440 nuevas especies de aves; recopiló, analizó y filosofó sobre las
condiciones materiales y ontológicas de poblaciones nativas de la América
Hispana; desafió con sus escritos las visiones cosmológicas de su época y fue
un firme valedor de la conservación de la biodiversidad americana. En otras
palabras, fue un adelantado a su tiempo que dejó su rúbrica en la Historia.
https://www.larazon.es/cultura/historia/20220401/jx3zfx5ctjh3dfgb7qf4qfovd
q.html?fbclid=IwAR2j3Sh-GvmK3aWNrfjRK8Fe-
mxqwGicUdmBOY9t8tVWt1UZdw8h51pRTQo
Saludos,
Carlos

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