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de Eureka!
T anto el motivo, como el significado se entre mezclan, puesto que no somos neófitos
en el tema, no invertiremos mucho tiempo en separarlos. Es bueno recordar las palabras
que usó Pablo en su carta a los Corintios, citando al Maestro escribió: “haced esto en
memoria de mi” (1 Corintios 11:25). También podemos responder otra pregunta
rápidamente: “La muerte del señor Jesús anunciáis, hasta que el venga” (verso 26). Por
tal motivo, la importancia de este símbolo, así como los cristianos actuales miramos hacia
atrás por fe, los hijos de Adán hasta el día de la crucificción, lo hacían por fe, esperando el
cumplimiento de la promesa de un salvador en cada holocausto. La provisión del Señor de
dejar un monumento especifico, en cada tiempo para guiar a su pueblo escogido, primero
de la futura muerte, después, el acto consumado, han servido para identificarlos, y el mundo
puede distinguir a los mensajeros del Creador y Redentor de la humanidad. De esta manera
todo aquel que movido por la necesidad de salvación, pueden encontrar en quienes practican
estos ritos, las repuestas que le llevaran a la segura senda de Salvación, mostrando los
méritos del Único en el cual hay redención.
¿Cuál es significado?
C omenzaremos por mostrar como un nuevo símbolo es puesto en su lugar, acompañado
de un segundo, el uno sin el otro hace tambalear al cristiano en su camino a la eternidad.
En otro articulo hablamos sobre los abusos practicados sobre la institución del bautismo,
los cuales en su gran mayoría se asemejan a los que mencionaremos en este desarrollo. En
estas citas, se nombra tanto la cena como el lavamiento de pies, ambos inprescindibles,
luego de un cabal conocimiento del tema, pero veremos como para los nuevos creyente o
en los interesados, el consejo sabio nos da ciertos privilegios, también como sorpresa
aparecerán los primeros escollos, que se desprenden por simple comparación entre la
práctica y la teoría.
Los ritos del bautismo y de la cena del Señor son dos columnas monumentales... Sobre
estos ritos, Cristo ha inscrito el nombre del verdadero Dios. { Exaltad a Jesús- Pág. 296.2}
Los símbolos de la casa del Señor son sencillos y fácilmente comprensibles, y las verdades
representadas por ellos son del más profundo significado para nosotros. Al establecer
el servicio sacramental para que tomara el lugar de la pascua, Cristo dejó para su iglesia
“Cristo descansó en la tumba en el día sábado y cuando los seres santos del cielo y de la
tierra empezaron sus actividades en la mañana del primer día de la semana él se levantó del
sepulcro para reasumir su obra en favor de sus discípulos. Pero este hecho no consagra el
primer día de la semana ni lo santifica. Antes de su muerte Jesús estableció el rito
conmemorativo de su cuerpo quebrantado y su sangre derramada por los pecados del mundo,
en la ordenanza de la cena del Señor, diciendo: ‘Porque todas las veces que comiereis este
pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que venga.’ 1 Corintios 11:26.
Y el creyente arrepentido que da los pasos requeridos en la conversión conmemora en su
bautismo la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. El es sumergido en el agua a semejanza
de la muerte y sepultura de Cristo y es levantado del agua a la semejanza de su resurrección
... para vivir una vida nueva en Cristo Jesús.”—The S.D.A. Bible Commentary 5:1113. { La Fe
por la cual Vivo - Pag. 305.2; }
Al llegar a este rito, los hijos de Dios deben recordar las palabras del Señor de vida y gloria:
“¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien porque lo soy.
Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los
pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros
también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado
es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciéreis”.
Juan 13:12-17. Hay en el hombre una disposición a estimarse más que a su hermano, a trabajar
para sí, a buscar el puesto más alto; y con frecuencia esto produce malas sospechas y amargura
de espíritu. El rito que precede a la cena del Señor está destinado a aclarar estos malentendidos,
a sacar al hombre de su egoísmo, a bajarle de sus zancos de exaltación propia y darle la
humildad de corazón que le inducirá a servir a su hermano. { Consejos Para la Iglesia - Pag,
545.3}
E ncontramos en los comentarios bíblicos, unas citas muy curiosas, pues claramente nos
dice cuales podrían ser los parámetros humanos con los cuales debemos afirmarnos a
la hora de administrar los emblemas:
El ejemplo de Cristo prohibe la exclusividad en la cena del Señor. Es verdad que el pecado
abierto excluye a los culpables. Esto lo enseña claramente el Espíritu Santo. Pero, fuera de
esto, nadie ha de pronunciar juicio. Dios no ha dejado a los hombres el decir quiénes se han
de presentar en estas ocasiones. Porque ¿quién puede leer el corazón? ¿Quién puede distinguir
la cizaña del trigo? “Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así de aquel pan, y beba
de aquella copa”. Porque “cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor
indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor”. “El que come y bebe
Esta ceremonia que precede la cena del Señor es para aclarar estos malentendidos, para
sacar al hombre de su egoísmo; bajarlo de su ostentosa exaltación propia a la humildad de
espíritu que lo llevará a lavarle los pies a su hermano. No es el plan de Dios que esto sea
diferido porque algunos se consideran inmerecedores de participar. El Señor lavó los pies
de Judas. No le negó un lugar a la mesa, aunque sabía que abandonaría la mesa para actuar
su parte en la traición de su Maestro. No es posible a los humanos decir quien es digno, y
quien no. Ellos no pueden leer los secretos del alma. No son ellos quienes deben decir: no
participaré en la ceremonia si tal persona está presente y toma parte. Ni tampoco Dios ha
dejado al hombre para que decida quien participará en estas ocasiones.—The Review and
Herald, 31 de mayo de 1898. { Ministerio Pastoral - Pag. 197.1}
“Este rito del lavamiento de los pies fue convertido en un servicio religioso.... Se lo
transformó en algo para probar y verificar la lealtad de los hijos de Dios. Cuando el Israel
moderno observa la ceremonia sacramental, ésta debería preceder a la participación en los
emblemas de la muerte del Señor. { La Fe por la cual Vivo 301.2}
El traidor Judas estaba presente en el servicio sacramental. Recibió de Jesús los emblemas
de su cuerpo quebrantado y su sangre derramada. Oyó las palabras: “Haced esto en memoria
de mí”. Y sentado allí en la misma presencia del Cordero de Dios, el traidor reflexionaba en
sus sombríos propósitos y albergaba pensamientos de resentimiento y venganza.—El Deseado
de Todas las Gentes, Pag. 601, 602, 609.
C omo hemos podido observar, según los textos repasados, observamos que aquella
frase escuchada tantas veces desde el frente, justo antes de participar de los emblemas
sagrados, que decía: “solo pueden participar aquellos que sean bautizados” carece de
fundamento inspirado, como hemos visto hasta Judas, participo de ellos. Aunque tenemos
una excepción, quienes vivan o practiquen pecados abiertamente están exlcuídos, la razón
es obvia, pues no han experimentado una verdadera conversión, por lo tanto el trabajo no
es apartarlos en el momento de la comunión, sino trabajar en el tiempo previo, razonando
con ellos y exortándolos para que puedan acercarse al Salvador. Si repasamos el texto
bíblico, notamos que no está prohibido participar, pero hace la salvedad de anunciarles
que: “para su propio perjuicio lo hacen”. A ver si entendí bien… es Dios, quien, en su
conocimiento del corazón del hombre, le avisa que debe hacer las pases con El: “… venid
luego, dirá el Señor, y estemos a cuentas:” (Isaías 1:18). Pues la advertencia es dada por
el Señor, pero los hombres, que no tenemos esa capacidad: ¿Cómo podríamos saber que
hay en el corazón del hermano? Una vez desbancada, esta falacia humana de señalar:
quienes si y quienes no participan de los emblemas santos, cabe hacer una observación
más…
“cualquiera que pasare por la cuenta, de veinte años para arriba, dará la
ofrenda para el Señor” (Exodo 30:14).
Podemos ver que a la edad determinada las responsabilidades para con Dios era personal,
ya no dependía de su padre o tutor. Como no nos gusta quedarnos con un solo ejemplo,
aportaremos unos cuantos más:
“De veinte años para arriba, todos los que pueden salir a la guerra en Israél,
los cantaréis tu y Aarón por sus escuadrillas” (Números 1:3).
¿A donde queremos llegar? Muy simple que la responsabilidad para con Dios y el pueblo
tenia un límite inferior, 20 años. ¿Será ese limite el mismo que para la Santa Cena? Veamos
que sucedió con unos cuantos menores de veinte años: David fue ungido como rey a los
17 años, los hermanos mayores habían sido convocados para la guerra (1 Samuel 17:14),
Samuel, escucho a Dios a los 12 años aproximadamente (1 Samuel 3:7). Otro ejemplo es
el de Jeremías: “… no se hablar porque soy niño” (Jeremías 1:6), es más Dios le asegura:
“…y antes que salieras de la matriz te aparté, y te dí por profeta a las naciones” (verso
5). No nos olvidemos de Juan, el bautista; cuyo padre profetizó sobre el: “y tu, niño:
profeta del Altísimo serás llamado…” (Lucas 1:76). Uno más, Timoteo, quizás el mejor
punta pie para dar repuesta a esta incógnita sobre los niños:
En esto ejemplo podemos observar que para Dios la edad no pareciera ser un obstáculo.
No mencionaremos la vida del Salvador simplemente porque: ¿quien de de nosotros o
nuestros hijos, ha podido seguirle sus pasos hasta ahora? Además su ejemplo es tan
perfecto que para muchos se torna en inalcanzable, y su sola mención abruma toda
esperanza de seguirle. No es depreciar sus enseñanzas sino que queremos mostrar como
si se puede, tantos otros han seguidos sus pasos de amor solo con abrazar sus promesas.
H asta aquí, hemos juntado los siguientes puntos: que para la guerra o servicio civil se
contaba de 20 años arriba, pero para un servicio religioso personal e individual , Dios
busca corazones sinceros, principalmente jóvenes. Incluso algunos de ellos verdaderos
niños. Ahora veamos que sucedía durante la pascua con los israelitas:
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repasemos lo que sucedió con la primera pascua, propiamente dicha. Le invito a leer el
pasaje en su Biblia: Exodo 12: 1-28…
Una vez repasado es pasaje podemos observar que la Pascua tenia los siguientes
ingredientes o características:
El punto mas interesante que descubrí es lo que se menciona en el verso 26: “y cuando
os dijeren vuestros hijos: ¿que es este vuestro servicio?” La respuesta es muy elocuente
y provista por Dios: “Vosotros responderéis: esta es la víctima de la pascua del Señor,
el cual pasó las casas de los hijos de Israel en Egipto…” (verso 27). Podemos extraer
que los hijos, los niños eran observadores, y entre ellos estaban los redimidos o rescatados,
los primogénitos. Ellos mismo habían sido librados de la espada del ángel de la muerte,
por medio de la sangre en los dinteles. Los niños no fueron excluidos en aquella primera
pascua…
E s muy curioso que la pascua del Éxodo, no fue nueva en todo el sentido que pensamos,
el primer animal ofrecido en holocausto como víctima inocente, lo encontramos en
Génesis, no tan explicito, pero es fácil de demostrarlo.
Aquí Dios nos muestra como la muerte ingreso por el pecado, las pieles venían de animales
vivos, podemos claramente determinar que esos animales fueron ofrecidos en lugar de los
humanos pecadores, allí se les mostró como debían, simbólicamente, demostrar a Dios su
esperanza en el futuro Salvador, cuyo sacrificio verdaderamente los libraría de los lazos
de la muerte. Si seguimos el relato Bíblico el próximo en encontrarnos es Abel y su ofrenda
(Génesis 4:4). Indudablemente podemos aceptar que mientras eran niños, Abel y su
hermano mayor Caín, participaron de cada ofrenda hecha por su padre Adán.
A l continuar, nos encontramos con Noé, quien también ofrece un holocausto, ni bien
Dios les permite bajar del arca (Génesis 8:20). Otra vez, el rito, se hace en presencia
de toda la familia. Ahora nos encontramos con Abraham. En el pasaje ampliamente
conocido sobre el pedido de Dios, para que fuese a ofrecer a Isaác, el joven hijo fue parte
del servicio ritual, primero como víctima y después como redimido (Génesis 22). Me
gustaría mencionar que dicho monte, El Moriá, es el mismo monte donde siglos después,
el ángel destructor se detuviera (1 Crónicas 21:16 - 2 Samuel 24:17), y David ofreciera
un Holocausto, y además es el mismo lugar donde se construyera el Templo, dedicado a
Dios por Salomón. Y curiosamente casi nueve siglos mas tarde, Jesús fuera crucificado
en uno de sus rincones. Para Dios, no hay casualidades...
En varios relatos podemos ver que la practica de la comunión con los emblema dados
por Jesús también tienen unas características muy llamativas, repasaremos los textos y
después haremos un pequeño resumen.
“Así que los que recibieron su palabra, fueron bautizados; y fueron añadidos a
ellos aquel día como tres mil personas. Y perseveraba en la doctrina de los
apóstoles; y en la comunión, y en el partimiento del pan, y en las oraciones”
(Hechos 2:41-43).
“…y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y con sencilles
de corazón” (Hechos 2:46).
“Y el primero de los sábados, juntos los discípulos a partir el pan, Pablo les
enseñaba, habiendo de partir al día siguiente; y continuo la palabra hasta la
medianoche” (Hechos 20:7).
Excluyendo el texto en 1 Corintios (capítulo 11) al respecto de la Cena del Señor en estos
pasajes que hemos leído y según los comentaristas bíblicos, el partimiento del pan, podía
incluir tanto una comida cotidiana como el rito instituido por el Salvador, en momentos
de la pascua. (Ver notas al final del artículo) Por lo que también podemos inferir que este
tipo de celebraciones no era exclusivas de los adultos masculinos. Los textos hablan de
una camaradería, algo que se hacia bastante seguido, citando los textos del libro de
Corintios, vemos que Pablo debe poner orden en la ceremonia, pues habían desvirtuado
el carácter solemne del rito pero nada se habla de la exclusividad. En Tróas el relato que
aparece en Hechos 20, se había juntado toda la hermandad, hombres, adultos y jóvenes,
mujeres y niños, el relato de Eutico es muy revelador, allí estaban todos para
escuchar la Palabra y partir el pan.
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H emos dado un largo rodeo, para mostrar que los niños, y estoy de acuerdo con algunas
observaciones que personalmente me han dicho, estimamos que de entre 8 y 10 años
para arriba podrían participar de los emblemas. ¿Por qué digo esto? Cuando estudiamos
el tema del bautismo y el re bautismo encontramos entre los consejos de los comentaristas
bíblicos, que niños de esas edades eran aceptados como candidatos al bautismo, donde
los padres eran guardas durante el estudio de la palabra previo al bautismo y todo el tiempo
posterior.
Entonces… bajo total criterio del padre y de la madre, el niño puede ser bautizado entre
los 8 y 10 años. Al comienzo de este estudio leímos una cita que se refería al Bautismo y
a la Cena del Señor como “Dos grandes columnas de la fe” (Exalad a Jesús 296.2) - (ver
pag. 3).
Ahora y sin encontrar textos que nos los prohíban, además de comparar el rito pascual,
con la Santa Cena, quienes participaban en una y en otra, donde el evangelio es para todos,
también contemplando que jóvenes y niños fueron llamados por Dios para el servicio
personal e individual, y atendiendo a que no debemos prohibir a nadie el participar de los
emblemas sagrados, pues no es facultad nuestra conocer los corazones. El que los niños
participen de la santa cena quedaría bajo estricto criterio de los padres, pues son ellos
quienes, día a día, observan el desarrollo del niño, tanto física, mental como espiritual, y
asumiendo que ellos (los padres) también son los instructores directos en temas
espirituales, según los dictados bíblicos, cada padre debería velar por la posibilidad de
que niño comprenda las verdades de la fe, encontrando la respuesta a: “que significan
esos servicios vuestros”.
C uantos padres han aplicado estos consejos a la crianza de sus hijos. Con
mi esposa aplicamos un criterio diferente. Durante mucho tiempo
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observamos aquellos niños que eran diferentes tanto en los cultos como en su familia.
Creemos haber descubierto el secreto: eran fieles en la tarea de estudiar la Biblia cada día
con los niños, tarde y mañana. Esa es la clave que marca la diferencia entre un joven que
ama a Dios y uno que mira al mundo.
La Biblia nos dice:
En una ocasión sucedió algo muy similar, como es costumbre en un servicio de santa cena,
había allí un par de jóvenes, nuevos creyentes, deseosos de aprender, con ese primer amor,
es verdad que aun les faltaba organizarse, pero sus corazones estaban dispuestos. Llego
la hora de la comunión, y la famosa frase sin sustento bíblico… “solo pueden participar
los que estén bautizados”. En defensa del locutor de aquella frase podemos alegar que
faltaba un estudio mas profundo sobre el tema, pero en su contra podemos afirmar que
estaba haciendo uso de mandamientos de hombres, para entorpecer el camino a la cruz,
pues el consejo es claro:
Con tristesa puedo contarles que uno de esos jóvenes hoy se ha apartado, las ultimas
noticias hablaban de que se había alejado de la palabra. No queremos hacer responsable
de todo lo sucedido con aquel joven a quién se le pronuncio aquella fatídica frase, pero si
debemos pensar que obrar sin estudio y dirección del Espíritu en esta temas, hace que
quedemos excluidos de entre aquellos que podrían haber hecho la diferencia, para que otra
alma entrara en la eternidad con Jesús como su salvador.
“Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la
obra de cada uno…” (1 Pedro 1:17)
Es notorio que no esta en nosotros pesar los corazones, ni prohibir los emblemas o la
palabra a nadie, si es claro la advertencia del Señor para quienes no hayan hecho cuentas
con el, claramente descripto de la siguiente manera:
“De manera que, cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del
Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.”
“Porque el que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para si, no
discerniendo el cuerpo del Señor” (1 Corintios 11:27,29)
“A la verdad el Hijo del hombre va, como está de el escrito; pero ¡ay de
aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Bueno le fuera a
aquel hombre si nunca hubiera nacido. Y estando ellos comiendo, tomó
Jesús pan, y bendiciendo, partió y les dió, y dijo: Tomad, comed, esto es mi
cuerpo” (Marcos 14:21-22)
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“Con todo eso, he aquí la mano del que me entrega conmigo a la mesa”
(Lucas 22:21)
Como hemos podido ver, el determinar quienes si y quienes no, estaría atentando
directamente contra la enseñanza y el ejemplo bíblico. Entonces:
“Y tomando el pan, habiendo dado gracias, partió, y les dio, diciendo: Este es
mi cuerpo, que por vosotros es dado, haced esto en memoria de mi” (Lucas
22:19)
C laramente, vemos como la señal del cristiano bíblico es la Santa Cena. Como Abel,
el primer mártir de la historia, sabia claramente como agradar a Dios con sus actos,
su ofrenda, correctamente simbolizaba la futura venida del salvador, con un cordero
inmolado el mostraba a todos que Dios enviaría el rescate a su tiempo. Ahora nosotros en
los albores de la segunda venida, lo anunciamos con los emblemas, que Dios ha provisto
para nuestra salvación. Señalamos el cumplimiento de la promesa mirando hacia atrás, no
hacia la pascua, sino hacia la cruz. Los apóstoles no predicaban la pascua, sino que
mostraban a quienes tenían hambre a Jesús, el Cristo, es decir el Mesías, el Salvador, el
Redentor. Ellos ya no necesitaban celebrar la pascua. Volvamos a leer unos versículos,
para demostrar:
“Y el primero de los sábados, juntos los discípulos para partir el pan, Pablo les
enseñaba, habiendo de partir al día siguiente; y continuo la palabra hasta la
medianoche”
(Hechos 20:7).
Recuerde que el partir el pan, se consideraba tanto a la comida cotidiana como a la Cena
del Señor, podemos asegurar que no se realizaba solo una vez al año, no me atrevería a
decir la frecuencia, pero si permanentemente estaban añadiéndose personas a la
congregación del Señor, pues el rito de la cena debe de haberse observado regularmente.
Por otro lado, y rememorando el tema del abuso en la Cena del Señor por parte de los
corintios, estimamos que para ellos la prática era bastantes mas veces de lo que nosotros
lo hacemos. Alguien escribió unos consejos:
Frente a este consejo en total sintonía con la Biblia, vemos que no solo hay error en festejar
la pascua una sola vez al año, sino que también incurriríamos en otro error al celebrar la
cena unas pocas veces al año. De esta manera podemos afirmar lo siguiente:
13
–¿Para donde va Vicente?… Para donde va la gente” – Rezaba el profesor de Derecho
Privado en la universidad, un Vasco que se hacia querer desde el el primer día de clases.
Normalmente pequeñas variaciones van introduciéndose, y las verdades van cambiando
poco a poco, hasta que quedan invisibles o totalmente modificadas. Lo que una vez fue
una excepción, ahora se han convertido en la regla, estricta, inviolable, en toda una ley,
incluso mas potente que la misma Palabra de Dios. Y cuando la costumbre se transforma
en ley, se llama: Tradición…
Ahora con las preguntas que hemos buscado responder en este pequeño estudio, podemos
volver a los rudimentos de la fe cristina bíblica, sin interferencia, sin errores, sin
prohibiciones humanas, integrando a toda la familia, a los necesitados, a los que buscan
de corazón sincero a Dios.
Vamos a resumir las respuestas en formato conciso, fácil de visualizar y en unas pequeñas
máximas para memorizar. Por supuesto no estoy excento de errores, es mas si usted, amado
lector, Biblia en mano descubre textos que corrijan este estudio, le ruego me lo haga llegar.
Con gusto recibiremos la Palabra de Dios. Pues estamos aquí para aprender y
perfeccionarnos, y de esa manera eliminar cuanto error haya en nosotros. Pues deseamos
vivir y caminar en la verdad de la mano del Señor Jesucristo.
En resumen:
3. Nos dejó un símbolo perfecto para mostrar que El ha cumplido su promesa, que
no nos ha fallado, ha enviado al Mesías, quien murió en nuestro lugar. Una
víctima inocente.
4. Con el ejemplo dado por Jesús, el cual, no dejo a nadie sin participar, por
supuesto bajo responsabilidad personal, todos y cada uno podían comer su pan
y beber su sangre. No esta en nuestra facultad pesar los corazones. Y con la
responsabilidad de que cada cristiano bíblico desde su más tierna edad pueda
comprender la magnitud de este acto su fe.
8. Y por ultimo, Jesús lo hizo, los corintios lo hacían y los apóstoles lo hacían en…
casas. Las iglesias o lugares de reunión, como las conocemos hoy, no existieron
hasta mas de 300 años después. No queremos caer en el mismo error que
denunciamos, el exclusivismo de hacerlo en casa. Es cierto que para muchos,
los lugares de reunión han sido toda una bendición. Pero por el mismo motivo,
tampoco son el lugar exclusivo para dicha práctica. Una casa humilde puede
ser de tanta bendición como la mejor de las catedrales: “porque donde dos o
tres estén reunidos en mi nombre…” el final del texto es más que conocido.
E n conclusión, podemos insistir que el cristiano bíblico tiene plena facultad y derecho
de celebrar este símbolo en familia y en comunidad, y no debe depender de algún
intermediario terrenal. Incluso no es necesario esperar al día de reunión para ello, aunque
siempre es importarte respetar las instituciones dadas por Dios y el día bíblico señalado.
También es importante destacar que, al celebrar esta cena en el ámbito familiar, estamos
potenciando la inclusión de amigos y conocidos, que normalmente no encontraríamos en
el lugar de reunión, pues estaríamos acercando el evangelio a todos aquellos que nos
rodean. Una excelente excusa para compartir las buenas nuevas de salvación. Y,
finalizando, al abrir esta practica a mas personas , estaremos cumpliendo la gran comisión
de manera real y no relegándola a un grupo selecto y cerrado, o en su defecto que ese día
pudieron o decidieron asistir.
Le invitamos a leer el apéndice, casi al finalizar el mismo, hay unas notas sobre como se
sustituyó la santa cena del Señor, por otra celebración muy particular, la misa. Fue
hábilmente introducida en la cristiandad, con decretos, concilios, disputas y, hasta por la
espada… Pero esa es otra historia que abordaremos detalladamente en próximos artículos.
By Guz
Y.. ¿Ahora?
Queremos abordar un tema, justo cuando llegamos al final del estudio…
P ara llegar a una comprensión mas cabal de estos temas, debemos recordar que Dios
siempre ha dado símbolos o señales, hablamos de esto en el inicio de este estudio. Esos
símbolos son los que vamos repasar a partir de ahora. Particularmente Dios nos ha dejado
unas fiestas muy curiosas en el Antiguo Testamento. De una de ellas hablamos en particular,
La Pascua, “pasar por alto”. Vimos que su origen viene de mas allá del desierto del Sinaí,
con Moisés. Lo pudimos rastrear hasta el mismo Edén, Dios “pasó por alto” el castigo
hacia Adán por desobedecer una mandamiento o ley de Dios. Pero no dejo de demandar
lo que la ley pedía, los efectos de la desobediencia fueron traslados a una víctima inocente,
un cordero.
¿Cuántas fiestas?
E n los libros de Éxodo, Levítico y Números, nos encontramos con la descripción de las
fiestas que instituye Dios, el Evangelio en Símbolos. Ellas ayudaban al pueblo a estar
en permanente comunión, con El Creador. En Éxodo 34:18 al 22, encontramos como Dios
nombra las tres fiestas mas importantes: Fiesta de la Cosecha o Cabañas, de las Semanas
o Pentecostés, y los Panes Ácimos o sin Levadura. En Levítico 23:27, encontramos el
Día de la Expiación o Del Perdón. En Números 29:1, se nos muestra la Fiesta de las
Trompetas o de Júbilo. Volviendo a Éxodo nos encontramos con la Fiesta de las Primicias
o Primeros Frutos. Si al final sumamos a La Pascua, llegamos a siete fiestas, de las cuales
tres eran las más importantes, donde Dios exigía que:
“Tres veces al año comparecerá todo varón delante del Señor tu Dios” (Éxodo
23:17).
“Tres veces cada año parecerá todo varón tuyo delante del Señor tu Dios en el
lugar que El escogiere: en la fiesta solemne de los panes cenceños, y en las
fiestas solemnes de las semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y
no parecerá vacío delante del Señor”
(Deuteronomio 16:16).
Volviendo sobre lo estudiado, y partiendo de que La Pascua era un símbolo, lo mismo que
la Santa Cena, entonces podemos afirmar que estas otras fiestas, que hemos mencionado,
también lo son. En un futuro artículo hablaremos sobre “El Evangelio en símbolos” y
como “El plan de salvación” es eterno y estaba disponible desde el mismo día que Adán
salió del Edén.
Cada fiesta enunciada párrafos arriba, señalaban un escalón en la vida del Maestro, de esta
forma podemos dar sentido a la siguiente afirmación:
“No penseis que he venido para desatar la ley o los profetas, no he venido para
desatarla, sino para cumplirla.” (Mateo5:17).
Y además de esto, todos y cada uno de los ritos del santuario, sus muebles y sus fiestas…
Todas esas fiestas eran símbolos de Jesús, con su vida y ministerio fue transitando por
cada una de ellas, cada profecía a su tiempo exacto fue cumplida estrictamente. Todas
esas fiestas eran símbolos de Jesús, con su vida y ministerio fue transitando por cada una
de ellas, cada profecía a su tiempo exacto fue cumplida estrictamente. Vamos a observar
que significaba cada una de esas siete fiestas anuales que Dios instituyó:
“Porque la sangre de los toros y los machos cabrios, no puede quitar los
pecados.” (Hebreos 10:4)
“En esa voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesús,
el Cristo, hecha una vez.” (Hebreos 10:10)
“Rayendo la cédula de los decretos que nos era contraria, que era contra
nosotros, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.” (Colosenses 2:14)
“Sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación (la cual
recibistes de vuestros padres), no con cosas corruptibles, como oro o plata; sino
con la sangre preciosa del Cristo, como de un Cordero sin mancha y sin
contaminación, ya ordenado desde la fundación del mundo, pero manifestado
en postrímeros tiempos por amor de vosotros, que por El creéis a Dios, el cual
le resucito de los muertos, y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza
sea en Dios”
(1 Pedro 1:18-21).
“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequeis, y si alguno hubiere
pecado, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesús, el Cristo Justo” (1 Juan
2:1)
O tro punto para tener en cuenta antes de concluir, es la fecha en la que normalmente
se celebra actualmente la pascua, en primer lugar y siendo literalmente bíblicos, la
fecha correcta de la celebración podía caer en cualquier día de la semana, recordemos que
el 14 de Nisán, en el primer mes del año, debía celebrarse. En su calendario, Como en el
nuestro podía ser, tanto un lunes como un jueves, pero en el año 325 (d. C.). El concilio
de Nicea hizo oficial que la Pascua se festejara obligatoriamente en domingo, este seria
el añadir otro error, el primero festejarla; el segundo, que cada año sea fijo y en domingo,
al comparar la Pascua bíblica, con la contemporánea, vemos que en nada coinciden.
Pero hay ultimo punto y más que curioso. Después de anular el mandato de Jesús de la
santa cena, al no utilizar los símbolos para nuestros días, y fijar un día de la semana
especifico para su práctica, y aunque parezca loco, se hizo una cosa mas. El Papa Gregorio
XIII, en 1582, decidió modificar la forma en que contamos los días, nuestro
calendario actual tiene poco mas que 500 años. Entre otras cosas cambió el
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primer día del año, del 1 de marzo al 1 de enero, pero la mas importante fue borrar de la
historia 10 días completos…
Y la historia por detrás, la que nos compete, cosiste en un desfasaje, entre dos fiestas muy
curiosas. La primera la pascua, que se celebraba, el primer domingo después del plenilunio
de primavera. La segunda, la fiesta de Primavera, propiamente dicha, o Eastern (en ingles).
Resulta que esta fiesta es la mas importante del mundo pagano, o mejor dicho no Cristiano.
(Ver apéndice - Para mas detalles puede usted investigar en internet, hay una multitud
de sitios que le brindaran información detallada sobre este tema.). De este modo tanto
cristianos católicos, como paganos, podían reunirse y festejar ambas fiestas en un día. El
domingo. Esto me hizo acordar de un texto bíblico:
Tranquilamente podemos dar cumplimiento a esta profecía, cambió los tiempos, mudó el
inicio del año y desapareció del conteo 10 días, cambió la ley, pues estableció nuevas
fechas para festejar una fiesta solemne del Antiguo Testamento. Amen de hablar contra el
Altísimo, ¿cuando hizo eso? Al negar la santa cena y obligar a los mortales a vivir un
símbolo ya caducó, La Pascua. Y como si fuera poco persiguió por 1260 años a todo
aquel que se negara a seguir sus tradiciones, leyes o simplemente le estorbara en su paso.
¿Conclusión?
P ara cerrar: podemos determinar que solo nos falta ver a Cristo cumplir la ultima de
las siete fiestas simbólicas: La Cosecha. Vendrá a buscar la mies que llenará su granero
celestial:
“Y miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al
Hijo del Hombre, que tenía una corona de oro, y en su mano un hoz aguda. Y
otro ángel salió del templo, clamando con alta voz al que estaba sentado sobre
la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar te es venida, porque la
mies de la tierra está seca” (Apocalipsis 14:14-15)
Entonces podemos ver que el festejar o celebrar alguna de las fiestas ceremoniales
simbólicas, nos lleva a vivir como si El Salvador nunca hubiera venido, no hubiera muerto,
resucitado o ascendido al cielo. Eso nos hacer retroceder en el tiempo, negando
la provisión de Dios para limpiar nuestros pecados. Digamos que nuestras
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obras no van de acuerdo con lo que profesamos. - Mmm… eso seria violar el noveno
mandamiento. Y según leemos en Santiago 2:10:
N egarle no necesariamente seria replicar a Pedro, como lo hizo la noche después del
huerto, sino que inconcientemente al celebrar la Pascua, estamos diciendo que aún
no ha llegado nuestra salvación, que el Mesías esta por venir, y por lo tanto aplazamos el
inminente regreso. Un pequeño error puede convertirse en la destrucción eterna.
By Guz
Apéndice - Notas
Desde la resurrección de Cristo que se había producido en el momento de la Pascua del
Antiguo Testamento, se desarrolló la costumbre de celebrarla anualmente, aunque ni
Víctor I, el obispo de Roma, montó sínodos provinciales arriba y abajo de las costas del
Mediterráneo para llegar a un acuerdo sobre la fecha de Pascua. Clemente, a la cabeza de
la escuela de Alejandría, trajo la decisión a favor de la actitud de Roma mediante la
publicación de un resumen de las tradiciones que había recogido a favor de la observancia
del domingo. (23) Shotwell y Loomis, la Sede de Pedro, p. 276. - La Verdad Triunfante
- B. Wilkinson - cap 8
Hay amplia evidencia de que este era el tipo de centro de formación establecido en todo
el mundo por la Iglesia en el desierto. Una especialidad se hizo de estudiar y copiar las
Sagradas Escrituras. La agricultura y se les enseñaba otros oficios. Para la instrucción de
las niñas se le dio uno adecuado para su vida posterior. Whitby se convirtió en el vivero
de hombres eminentes, quienes se graduaban en cinco años para que se convertían en
directores provinciales, y dió al mundo a Caedmon, el primero de los poetas religiosos
ingleses. Dugdale dice que Hilda "era una enemiga profesa de la extensión de la
jurisdicción papal en este país, y se opuso con todas sus fuerzas la tonsura de los sacerdotes
y la celebración de la Pascua según el rito romano." (23) Citado en M'Clintock y Strong,
Enciclopedia de arte. "Hilda". - La Verdad Triunfante - B. Wilkinson - cap 8
La principal cuestión en disputa era la misma que entre Agustín y Dinooth, el mismo que
había dado lugar Victor I, obispo de Roma, para excomulgar a los sacerdotes de Oriente
- la fecha de la celebración de la Pascua. En otras tierras se utilizó la espada contra los
que se negaron a aceptar las prácticas de Roma. (32) Verde, Un Manual de Historia de la
Iglesia, pág. 433. - La Verdad Triunfante - B. Wilkinson - cap 8
Mariolatría y la intercesión de los santos son rechazados; el culto a las imágenes, el uso
de cruces, reliquias, incienso, velas, y recurrir a las fuentes sagradas estaban repudiadas
como prácticas idólatras. Se rechaza la idea del purgatorio. El año santo comienza con la
fiesta de San Juan Bautista. El seis Enero se observó como la fiesta del bautismo y el
renacimiento espiritual de Jesús. Zatic o Pascua, se mantiene en el catorce de Nisan. Nos
encontramos sin conmemoraciones especiales de domingo, y posiblemente el Sábado de
reposo se mantuvo. No hay una fiesta de Navidad o de la Anunciación. Cuando llegamos
a considerar la cuestión de la doctrina, observamos que la palabra "Trinidad" no aparece
en el libro. (34)
34 Damian, Opuscula, Opusculum 18, que se encuentra en Migne, Patrologia Latina, vol.
145, p. 416. - La Verdad Triunfante - B. Wilkinson - cap 9
Pan, Partir el.-> Expresión que se usa en la Biblia en relación con la partición del pan
que se realizaba en la celebración de la Cena del Señor (Mt. 26:26; Mr. 14:22; Lc. 22:19;
1 Co. 11:24), y también para el partimiento del pan en comidas corrientes (Mt. 14:19;
15:36; Mr. 8:6, 19; Lc. 24:30, 35). En Hch. 2:42, 46 y 20:7 el término se puede aplicar a
una comida comunitaria o a la participación en la Cena del Señor o a ambas. De acuerdo
con 2:46 el pan se partía diariamente, pero Cristo no estableció momentos
específicos para observar esta ceremonia.
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Cena del Señor-> (gr. kuriakón déipnon). Comida designada por Cristo para reemplazar
la Pascua en la iglesia cristiana (1 Co.11:20). Fue instituida en la cena pascual en vísperas
de la crucifixión (Mt. 26:18-20; Mr.14:12-17; Lc. 22:7-14; Jn.13:1). Jesús tomó del pan
no leudado (Lc. 22:1; cf Ex. 12:2-8,15,17-20; etc.) y, partiéndolo, lo pasó a cada discípulo
diciendo: "tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en
memoria de mí" (1 Co. 11:24; cf Mt. 26:26; Mr.14:22; Lc. 22:19). Después tomó una copa
de vino y les indicó que todos bebieran de ella, diciendo: "Esta copa es el nuevo pacto en
mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí" (1 Co. 11:25;
cf Mt. 26:27,28; Mr.14:23,24; Lc. 22:20). El pan y el vino eran emblemas del cuerpo
quebrantado de Cristo y de su sangre derramada. La participación de los cristianos de
estos símbolos es un acto de conmemoración del sacrificio de Cristo para la salvación de
los hombres. En forma simbólica muestra que el creyente se apropia de los beneficios de
ese acto y se une personalmente con Cristo. El Señor no dio indicaciones acerca de la
frecuencia 224 con que había de celebrarse la cena, pero su instrucción fue: "Todas las
veces que la bebierais" hacedlo "en memoria de mí", y añadió: "Todas las veces... la muerte
del Señor anunciáis hasta que él venga" (1 Co.11:25,26). Los primeros cristianos
celebraban una fiesta llamada "ágape" (fiesta de amor), que se hacía en relación con la
Cena del Señor, probablemente como un recuerdo de la última Pascua que comió Jesús.
Ciertos abusos que algunos corintios practicaron durante estas fiestas merecieron la
reprensión de Pablo (vs 20-22,33,34). En forma similar, Judas se refirió ásperamente a
los que eran "manchas" en esos ágapes (Jud. 12).
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Durante un déipnon María ungió los pies de Jesús (Jn. 12:1-3). A la última cena de
Jesús antes de su crucifixión también se la llama déipnon (13:2,4; 21:20). Esta comida
de la tarde fue la que Jesús proveyó a las multitudes (Mr. 6:35-44; Lc. 9:12-17). Los
primeros hebreos probablemente tenían el hábito de participar de sus comidas agachados
o en cuclillas, como lo hacen aún hoy los beduinos o fellas. La mesa, en ese caso, apenas
estaba un poco más alta que el suelo. Después de la conquista de Canaán, cuando la gente
se convirtió en agricultora, se adoptó el uso de asientos (1 S. 20:5,24,25). Más tarde, en
armonía con la riqueza y el lujo de la monarquía, los asientos fueron cambiados por
canapés, divanes o sofás, y los comensales, en lugar de sentarse, se reclinaban (Ez. 23:41;
Am. 6:4-6). En tiempos del NT parece que el reclinarse en divanes había llegado a ser
la costumbre universal (Jn. 13:23; figs 48,132). Los canapés o divanes se colocaban
alrededor de las mesas sólo en 3 lados del cuadrado, quedando el 4º abierto para que los
sirvientes pudieran, sin dificultad, poner los diversos platos sobre ellos. Los canapés se
distinguían como superiores, medianos e inferiores, en ese orden; los primeros estaban
a la derecha de los siervos que traían la comida a la mesa. Cristo desaprobó a quienes
intentaban tomar las posiciones más distinguidas en las fiestas de casamiento (Lc.
14:7-11). Por lo general 3 personas ocupaban cada diván, aunque ocasionalmente podían
ser más. Cada comensal se reclinaba en diagonal sobre el diván, con su cabeza hacia la
mesa, sosteniendo la parte superior de su cuerpo con su codo izquierdo, que descansaba
sobre un almohadón para el propósito. Su cabeza quedaba así muy cerca del pecho del
vecino que estaba detrás, de modo que podía reclinarla sobre él, o estar "recostado al
lado de" ella (Jn. 13:23; 21:20). El brazo derecho quedaba libre para servirse la comida.
132. Boceto de la disposición de un comedor romano. Las flechas reprecentan los
comensales -por lo general 3 en cada canapé (diván o reclinatorio)-, cada uno recostado
dobre el codo izquierdo y dejando libre la mano derecha para acercarla a la mesa. Antes
de ocupar sus lugares en la mesa, los 242 miembros de la familia y los invitados se lavaban
las manos (Mt. 15:2; Mr. 7:2).
Esta costumbre tenía una razón de peso, porque cada persona empleaba su mano para
llevar la comida a la boca. Generalmente, había un sólo plato en la mesa del cual todos
sacaban su parte. Con el pulgar y 2 dedos, la persona tomaba un trozo de pan y lo mojaba
en el plato del que todos se servían (Mt. 26:23; Mr. 14:20). La comida era precedida por
una bendición (Mt. 14:19; 15:36; Lc. 24:30). Al terminar la comida se pronunciaba otra
bendición, ahora de acción de gracia (en armonía con Dt. 8:10), después de lo cual se
lavaban otra vez la mano. En ocasiones festivas se observaba mayor ceremoniosidad. Se
invitaba a los huéspedes, se preparaba una comida suculenta y el día señalado se les
enviaba una 2ª invitación como recordativo (Mt. 22:3,4). Al llegar a la fiesta, los invitados
eran saludados con un beso (Lc. 7:45) y se les ofrecía agua para lavarse los pies llenos
de polvo (Gn. 18:4; 19:2; Lc. 7:44). Los huéspedes generalmente llegaban con perfume
en el cabello, la barba y los pies, y a veces la ropa; sin embargo, ocasionalmente eran
ungidos al llegar a la fiesta (Lc. 7:38; Jn. 12:3). Un mayordomo dirigía la comida (Jn.
2:8,9). Actuaba como maestro de ceremonias, probaba los alimentos, regulaba
su distribución y dirigía el programa (vs 9,10). A veces la fiesta se realzaba
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con música (ls. 5:12), cantos (Am. 6:4,5), danzas (Mt. 14:6; Lc. 15:25-27) y adivinanzas
(Jue. 14:10,12). Con este acompañamiento, las festividades a veces duraban varios días
(v 17). En 1 Co. 10:27 no hay una palabra para "comida", pero está implícita en el
contexto. Véanse Ágape; Banquete; Caldo.
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Pascua-> (heb. Pesaj; transliteración del egip. P3sh, "el que hiere"; o Pashhu, palabra
que aparece en las Cartas de Amarna y describe los resultados de la formación de un
pacto; gr. Pásja [una transliteración del heb.]). Fiesta instituida en ocasión del éxodo para
conmemorar la noche en que fueron muertos todos los primogénitos de los egipcios y los
israelitas salieron de Egipto. Inmediatamente antes de su salida de Egipto, Dios instruyó
a Moisés que "este mes" (Abib, más tarde llamado Nisán) debía de ser el 1er, mes del
año; que el 10º día del mes cada familia o grupo mayor tenía que separar un cordero,
matarlo el 14 al atardecer y comerlo a la noche. Se dieron las instrucciones detalladas
(Ex. 12:1-28) para esta comida ceremonial que debía ser una fiesta anual. El cordero tenía
que ser degollado por cada familia, presumiblemente en su casa, y la sangre se debía
asperjar en el dintel y parantes de la puerta como señal de que ese 903 hogar estaba
protegido cuando el ángel de la muerte pasara por Egipto para destruir a todos los
primogénitos de los hogares egipcios. El cordero tenía que ser asado entero, comido esa
misma noche con hierbas amargas y pan sin leudar y apresuramiento, todos de pie,
vestidos como para viajar, con sus bastones en la mano. Esa misma noche, la plaga de
muerte a medianoche indujo a Faraón a "echar" a los israelitas con urgencia antes de la
mañana del 15 (Ex. 12:12, 29-33; Nm. 33:3; Dt. 16:1).
La reglamentación de la Pascua y los siguientes 7 días de la fiesta de los Panes sin
Levadura fue repetida en la ley levítica de las fiestas en el Sinaí (Lv. 23:5-8). Se hizo
provisión para tener una 2ª Pascua en el mes 2º, para los que por viajes o por
contaminación ritual no habían podido participar de ella en el momento apropiado (Nm.
9:10-13). Más tarde, la Pascua sólo se celebró en el santuario central, y eventualmente
en Jerusalén (Dt. 16:2, 5, 6). Aunque sólo se requería que los varones adultos asistieran
(Ex. 23:14-17), las familias podían ir si lo deseaban, como ocurrió con José y María y el
niño Jesús (Lc. 2:41-43). En tiempos de Cristo, los corderos pascuales eran sacrificados
por los sacerdotes en el templo la tarde del 14, y sus dueños los llevaban entonces a sus
casas para asarlos. Por ese tiempo, el procedimiento estaba prescripto en detalle,
incluyendo el rito preliminar de buscar por la casa cualquier resto de levadura,
24 Ejemplar gratuito - Prohibida su venta - No tirar en la vía publica
la clase y el orden de los platos que se servirían en esa cena, el número de tazas de vino,
los himnos, la recitación de la historia del éxodo y las oraciones. Los participantes ya no
se vestían como para salir de viaje y comían sentados o reclinados en lugar de mantenerse
de pie; esas señales de premura no eran apropiadas puesto que no eran extranjeros y
vagabundos, pues vivían en su propia tierra. Se registra que Jesús asistió a varias Pascuas
(Jn. 2:13; etc.), la última de las cuales fue aquella en que instituyó la Cena del Señor (Mt.
26:18-30). La palabra "Pascua" se llegó a usar para referirse a todo el período, desde el
14 del mes hasta el 21, incluyendo la muerte del cordero, la cena pascual y toda la fiesta
de los Panes sin Levadura que la seguía; inversamente, la expresión "panes sin levadura"
se usaba para todo el período, incluyendo el día 14 (Lc. 22:1, 7). Además de ser un
recordativo del éxodo, la fiesta de la Pascua, centrada alrededor del cordero, apuntaba
hacia Cristo, "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn. 1:29). Además, las
instrucciones dadas a Moisés de que no se debía quebrar ningún hueso del cordero pascual
(Ex. 12:46; Nm. 9:12) era una predicción de que a Jesús no se le quebrantaría ninguno (cf
Jn. 19:36; Sal. 34:20). Pablo declara directamente que Cristo es "nuestra pascua...
sacrificada por nosotros" (1 Co. 5:7). Bib.: Couroyer, RB 62 (1955):481-496; Mendenhall,
BASOR 133 (1954):29.
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Pan-> (heb. lejem; gr. ártos). Principal elemento de alimentación en Palestina. Otros
artículos como la carne, las frutas y las verduras ocupaban un lugar secundario en la
alimentación. El pan se hacía de cebada (Jue. 7:13; Jn. 6:13) o de trigo (Ex. 29:2; etc.).
La harina era molida gruesa (Lv. 2:14, 16), normal (Ex. 29:2) o fina (Gn. 18:6). Para
elaborarla se usaba un mortero o diversos tipos de molinos* de fricción. En tiempos del
NT se empleaban molinos rotativos. En Ex. 8:3 se mencionan recipientes para amasar o
artesas. La forma de los panes era diferente de la nuestra, ya que generalmente parecían
tortillas delgadas y planas. Había tanto panes con levadura (12:34) como sin ella (Gn.
19:3). Estos últimos tenían importancia en la celebración de la Pascua, cuando durante 7
días se debía comer pan sin levadura (Ex. 13:6, 7; Lv. 23:5, 6). El pan de la proposición*
era un elemento destacado en el servicio del tabernáculo y del templo (1 Cr. 9:32; 2 Cr.
13:11; Neh. 10:32, 33; etc.). Jesús escogió el pan quebrado como un símbolo de su cuerpo
quebrantado en la ceremonia que debía conmemorar su muerte (Mt. 26:26; etc.). Véanse
Cena del Señor; Horno; Pan, partir el.
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Cordero de Dios-> (gr. ho amnós toú Theoú). Título con que Juan el Bautista presentó a
Jesús ante Israel como el Mesías, el Hijo de Dios (Jn. 1:29-36). Esta designación para
Cristo no aparece en el AT, pero la expresión probablemente estaba basada en las palabras
de Is. 53:7, "como cordero fue llevado al matadero". El título "Cordero de Dios" presenta
a Jesús como el Mesías sufriente e implica que los sacrificios del AT lo simbolizaban
como el sacrificio divino por el pecado. En los tiempos antiguos, un cordero* -o un cabrito
(Gn. 22:7; Ex. 12:3)- era uno de los principales sacrificios que se podía presentar. El
holocausto diario, un cordero sin mancha (Ex. 29:39-42), simbolizaba apropiadamente el
ministerio 250 perpetuo de Cristo en favor de los pecadores. El apóstol Pablo se refiere a
Cristo como "nuestra pascua" (1 Co. 5:7); Pedro, como "un cordero sin mancha y sin
contaminación" (1 P, 1:19); y Juan, como el "Cordero que fue inmolado desde el principio
del mundo" (Ap. 13:8). En el Apocalipsis, Juan nombra a Cristo como el "Cordero" un
total de 28 veces.
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El primer decreto de tocar las diferencias entre las dos iglesias era como el primer decreto
del Concilio de Trento, y se dirigió contra la Biblia protestante. Este decreto al configurar
la Vulgata latina como la Biblia es seguido en contraste con la Biblia siria. Se presentaron
otros decretos, dirigido al reconocimiento de los siete sacramentos romanos, mientras que
los sirios habían reconocido sólo tres; exigieron que la comunión debe ser celebrada según
el rito papal, y que los sirios debe reconocer en la Eucaristía, o la Cena del Señor, la
afirmación de la transubstanciación. Luego siguieron los decretos para llevar a la Iglesia
siria en línea con las doctrinas papales de la penitencia, la confesión auricular, la
extremaunción, la adoración de imágenes, veneración de reliquias, el purgatorio, el castigo
eterno, el culto a los santos, la doctrina de la indulgencia, la supremacía papal, y, sobre
todo, el culto de la Virgen María. Todos los que enseñara contrario al Consejo de Trento
iban a ser malditos Nueve decretos fueron pasados respetando la eucaristía y quince años
con respecto a la masa, (19)
19 D'Orsey, portugués descubrimientos, las dependencias, y las misiones en Asia y África,
p. 228. La Verdad Triunfante - B. Wilkinson - cap 20