Está en la página 1de 10

Roberto Valdivia (Lima, Perú, 1995)

tilsa otta

ojalá todos pudiéramos bailar 


ojalá todos pudiéramos ir a comprar el pan cantando
y si aprendiéramos a bailar y silbar al mismo tiempo
que cantamos esto
por las calles del centro subiendo y bajando
podríamos crear un planeta cada fin de semana
pintarlo de guinda y ponerle un nombre gracioso pero

no te vayas, la historia comienza en la siguiente línea

chica neón frente a un bar en el toque de queda


con la belleza amarga sentada en las piernas
y ella le dice “cállate cállate que quiero cantar”
mientras un ministerio vuela en pedazos  
ojalá todos pudiéramos decir nuestra vida en una tonada
tonta o en una balada con un piano de fondo
ojalá todos pudiéramos hablar como si fuéramos una luz
en las pestañas de los que pintan
algo que se mueve 
arriba

mamá,
mamá quiero ser como tilsa otta
mamá quiero ser el póster
en el cuarto del solitario
mamá quiero ser el escolar soñando con los ojos abiertos
quiero tener una rave en el cráneo
quiero llevar una guitarra tatuada en la espalda
y tener los iris de un color gemelo
mamá quiero ser como tilsa otta
y que los niños lleven a todos lados mi corazón
dentro de un cofre rosado

¿por qué esto tendría que cambiar el gobierno?


¿por qué esto tendría que ejecutar el mal
en una plaza pública?
¿por qué hay un señor del cual nunca he oído
intentando cortar los cables de mi radio 
mirándome a los ojos y poniendo el índice en el cuello?
yo nunca he bailado para matar 
y dudo que lo haga ahora
que solo quiero saltar y moverme hasta perder mi forma
no por miedo sino por risa
cerrando los ojos para ser una bomba
que se abra en dos como un huevo
mamá quiero ser 
como tilsa otta
mamá quiero besar a los 15
y escribir diarios con los besos
mamá quiero subir a un bus 
y bajar donde el cobrador decida
mamá quiero ser como tilsa otta
y grabar bandas con una cámara chiquita
quiero vivir sobre una caja musical
bailando pop de los 80
mamá quiero inflar mi corazón tanto
que los niños lo lleven a todos lados
dentro de un cofre rosado

fuck u mario, tú solo escuchas math rock/ nada de lo que he hecho tiene que ver contigo y
por eso es sumamente raro

sentir tus ojos en el cuello


o que abras la boca como un telescopio
para anunciar una idea que vive en mi cabeza
sin que yo lo sepa
¿pero qué hace pero qué
está haciendo con esa escopeta
sobre el hombro?
¿pero tiene acaso tiene
la edad suficiente
la edad acaso?
no hay edad suficiente
no hay siquiera otra opción a esta altura que no sean
acciones directas
y esas acciones son ahora
ráfagas y temblores
porque no queda otra cosa que hacer cosas
día y noche y tirar los aviones escritos
y bueno los inocentes hablaron y hablarán
de política
y luego de disparar se disculparán diciéndote “fue el mundo
yo no he sido yo no he hablado
más”
como solo soy una pistola
con unos cuantos
dardos al lado de tu
“sonido”
voy a quedarme en silencio mientras me enseñas los planos
de las magníficas casas que debiera tener
y de las eternas calles
que llevan tu nombre

“y un día no serás recordado”


“y un día todo lo que has hecho se irá por un inodoro construido
por altos críticos que saben dónde habita
con total certeza tu nombre”
como yo no he inventado la gravedad
voy a hablar solo con lo que he hecho
y escucha mario
no hay otra cosa que pensar cuando bailas
que no sea empezar a moverte
solo una acción es más bella que ninguna acción
y mario a ti te toca silbar o masturbarte
pero si elijes masturbarte
es mejor hacerlo en un diplomado
si acabara haciendo todas las cosas que quieres acabaría haciendo nada
si acabara haciendo todas las cosas que quieres acabarías por darte cuenta
que no quieres hacer nada
y a nadie le importa si lo que escribes pesa
las universidades no son estadios pero olvídalo olvídalo
olvídalo
nadie lee poemas del lenguaje
y la autocomplacencia pasó de moda
el día que inventaron los aviones
“ya no se puede caminar ya no se puede
avanzar por esa calle
sin que gotee el vino
de la cantimplora”
y toda la noche siento
los ojos en el cuello y la linterna confirma
que el bosque era lo que pensaba:
vampiros
los poetas son vampiros
patas a mi mesa
esta noche
Lisa Carrasco (Lima, Perú, 1997)

Yo no soy Enrique Verástegui

escuchen bien: no soy el poeta

enrique fidel verástegui peláez

no nací el 24 de abril de 1950

sino el 21 de noviembre de 1997

no forniqué con carmen ollé ni tuve a vanessa verástegui

pero disfruto de las visiones de las chibolas en los parques

con las tetas rebotando mientras hacen jogging

pero no soy enrique verástegui

no fundé hora zero junto a mis amigos en medio de un paraíso de drogas y calor

ni golpeé con furia las paredes de la ciudad universitaria

estremecido por el sueño de los años sucios

más bien pertenecí a Los Poetas del Pantano (LPDP)

grupo filosófico de drag queens fundado en el pabellón k de la universidad científica del sur

cuyo Fin Último fue siempre irse a la mierda en venecia

ese lugar repulsivo lleno de luces y perros

donde pudimos arrojarnos por la borda / abandonar toda esperanza

y gritar muchísimo pero jamás como ellos

venecia fue nuestro único refugio cuando los tractores nos perseguían

aquella vez en la playa huyendo de todo incluso de nosotros mismos

porque no soportábamos el ruido de ser nosotros mismos

y seguir despertando cada mañana

definitivamente no soy el poeta que escribió angelus novus


(parte I y II

con prólogo de ricardo gonzález vigil)

y jamás se me hubiera ocurrido viajar a parís

a leer mis poemas frente a la tumba de césar vallejo

y de haberlo hecho probablemente sería toda una pena


¿ahora pueden ver que no soy enrique verástegui?

no he ganado ninguna beca / me es imposible tomar en serio algunas cosas

cada quien es hijo de su tiempo y mi tiempo no tiene sentido mi tiempo está repleto de
palabras construcciones lingüísticas protocolos financieros que no tienen sentido mi falsa leche
se escurre sobre los estómagos de los niños mis horribles pies aplastan la música mi tiempo
está lleno de nombres en mi tiempo todos hablan pero

nadie sabe nada y es graciosísimo

que en este tiempo de mierda alguien crea que tengo algo que ver con aquel

que cargó desde cañete en su hermoso cabello zambo la esperanza de su tiempo

porque en su tiempo había esperanza

y yo no puedo bailar / me doy de trancazos contra el suelo / sudo mucho / tengo vitíligo

en fin, una serie de defectos

que me distancian para siempre

de enrique fidel verástegui peláez

fallecido el 27 de julio del 2018

plácido y sin dolor en el hospital rebagliati

ahora todos estamos solos

yo no he muerto pero eso no importa

porque no soy enrique verástegui

y por si queda alguna duda sobre la fragilidad de estas palabras

todos nuestros dioses han muerto


Kevin Castro (Lima, Perú, 1993)

EL DÍA QUE ALMORZAMOS YOGURT Y CEREAL EN BARRA LA SENSACIÓN TÉRMICA ERA DE


21° C

estoy haciendo una lista larga de cosas que no tengo y que quiero regalarte de todas maneras

estoy ideando un plan para robar muchas de esas cosas, que incluyen una pelota de básquet,
un libro de 1,000 páginas, un lapicero y tres pastillas de MDMA

he pasado los últimos 50 minutos de mi vida pensando en poner a prueba mis capacidades de
buceo de aventura y tirarme al río de cabeza y aguantar todo lo posible la respiración

quiero que una ballena de río se coma mis riñones si hago eso

quiero llorar porque no tengo riñones sanos para donártelos si los necesitaras mañana

en mi vida las únicas cosas que tienen sentido empiezan con la palabra “mañana” o “el
miércoles”

tu abuelo no le temía a las ballenas

mi abuelo calculó que las ballenas son sólo 16.5% peligrosas en épocas de cambios climáticos

nuestros abuelos se sentaban frente a la playa y miraban el agua con la mirada perdida
hablando de tantas cosas en los años setenta

tú y yo hablamos de cosas tan recientes que aún no han sucedido y que sucederán justo antes
del fin del mundo

quiero que escuchemos The Smiths y discutamos sobre la influencia de esa banda sobre otras
bandas de indie que tenemos tatuadas en las pupilas

quiero que discutamos todo eso a partir del tacto, de la piel, del mutismo

si mi cuerpo es un auto viajando a 317 km/h y tu cuerpo es un auto viajando a la misma


velocidad pero en dirección contraria te prometo que nos estrellaremos y yo llevaré la peor
parte

le prometí a Morrisey que dejaría de escribir poemas cursis aquella vez que estuve en M

voy a visualizar a la manera de un gurú de autoayuda y proyectaré mentalmente tu imagen


saltando como un conejo aquella vez que estuviste en M

tengo miedo de seguirte en Instagram ahora que sabes todas estas cosas

estoy haciendo una lista larga de cosas que me aterra decirte de frente y que te diré de todos
modos en claves secretas y encriptadas

estoy buscando desesperadamente una manera de curar mis riñones para donártelos el
miércoles

pensar en eso me hace feliz

tengo 33 razones nuevas para no suicidarme


Yapa opcional: para conocer algunxs poetas referidos en los poemas de Roberto y Lisa

Tilsa Otta (Perú, 1982)

Animal definitivo

Oculta tu guante perro lobo


El pueblo te alcanza y las noches son heavys
Susurra distancia en un viento al oído
Encarna sustancia de dios en colmillos
Sal
Deforma la cola del banco
Reeduca a la institutriz
Diseña el castillo lobo perro
No empines el codo
Cierra el hocico estirando la pata
Trasciende la búsqueda anal y salva el día
Concluye el desorden gitano
Compuesto de planos con bobos
Decora el castillo
Aspirando al eco

Perro            


 Perro
  Perro
Tú eres Perro
Lobo           Lobo        
Nacionalízate Lobo
Recuerda tu origen y escupe la fruta
Escribe tu risa en la piel de la oveja
Roba, caza, aniquila
Copula con perras
Copula con lobas
Mata Mata
Ponte en cuatro
Este es tu himno perro lobo
De canto obligado en liceos salvajes
En tardes peludas que a tientas entrañas
Lobo, Perro
Diablo Pobre
Animal definitivo
Mario Montalbetti (Lima, Perú, 1953)

Poema en homenaje al V Congreso Nacional de Filosofía del Lenguaje, Huampaní 26-28 de


Junio del 2010
¿cuál es la diferencia entre una vaca y el lenguaje?

una vaca
¿qué es una vaca?

una vaca pace al lado del camino

el camino da un rodeo
y lleva hasta el granero

la vaca cruza el camino


sin rodeos

el lenguaje no puede hacer eso

Enrique Verástegui (Perú, 1950)

Para María Luisa Rojas de Peláez

muerta el 21 de agosto de 1969 en Cañete donde moran, a las cinco de la mañana en el


estanque los ángeles de Jericó
Ya puse estos versos como ramas de olivo sobre tu tumba oh mi abuela y me tendrás aquí para
siempre – gritando, dando alaridos, llamándote, prosternado a tus maneras,
levantándome, maldiciendo a pesar de las prohibiciones y de que no debo hablar con locos
o pillar frutas en los mercados.

Estaré silencioso estos días como cuando hacia las 4 de la tarde cogías tu alfombra
para continuar tejiéndola con yerbas y ángeles de Jericó y rojos y verdes y dorados.
No fumaré ni saldré ahora a caminar con Mario hablando de Marx de la victoria.

Llegué hasta la tumba donde duermes y duerme una parte de mis años, de mi sueño
y permanezco como brasa bajo la lluvia o bajo el jazz de las discotecas escuchando cantar a
Odetta.
meciéndome como la brisa como un murmullo de mariposas sobre mis rodillas,
sobre mi soledad.

Y no quiero estar solitario, no quiero ni puedo.


Tú viajas junto a mí a mi lado y soy la yerba por donde vas caminando sin que se noten tus ojos
y tu canto
—en el patio deliro conversando con lo que eran tus pasos trazados sobre la noche
como por la constelación de mis labios sobre la frialdad del vidrio que daba a tu rostro en el
ataúd.
y eso era todo o casi todo; yo volando por la ciudad con mis juguetes, enardecido como un
ángel, con mis palabras de ángel.
Vi cómo te despediste de mí por última vez aquel día de agosto en Tigre cuando te trajeron a
Lima a Neoplásicas y yo recién tanteaba mi ingreso en la universidad que ahora desprecio.

Toda la mañana de aquel día viajé en ómnibus, sudando, abochornado, desmayándome en los
semáforos,
con una sensación de muerte en los labios, con el llanto.

Y eso era todo o casi todo, o nada.

Llegué hasta tu tumba cruzando amplios jardines —perdido entre otras tumbas
y chocándome a cada instante con viejos conocidos de cabellos de neón— amigos suicidas
—parientes parientes venidos a menos después de la lluvia— devorando frutas y palabras
extrañas en los manicomios, en el fondo de cuartos que ya nadie recuerda.

Este es Jarry que retorna a tu álbum de recuerdos, a tu gusto; cargado de soledad


y sin sentido, hablando de cosas ininteligibles, blasfemando
—recíbeme abuelita soy yo el más engreído.

Agitaste tu mano desde dentro del automóvil, tu último saludo para mí —adiós al nieto que
más querías
y a quien continuaste lavándole pañuelos y camisas aún cuando ya te sentías enferma
a 28 días de tu muerte y mírame colgado en la percha en la sala junto al estante de libros
entre la yerba y los ángeles de Jericó.
Hoy me levanté temprano y corrí a saludarte porque también toda palabra es un parque de
sueños
y aquí estoy para siempre a tu lado, como las ramas de olivo que te puse ayer en la tumba.

También podría gustarte