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tilsa otta
mamá,
mamá quiero ser como tilsa otta
mamá quiero ser el póster
en el cuarto del solitario
mamá quiero ser el escolar soñando con los ojos abiertos
quiero tener una rave en el cráneo
quiero llevar una guitarra tatuada en la espalda
y tener los iris de un color gemelo
mamá quiero ser como tilsa otta
y que los niños lleven a todos lados mi corazón
dentro de un cofre rosado
fuck u mario, tú solo escuchas math rock/ nada de lo que he hecho tiene que ver contigo y
por eso es sumamente raro
no fundé hora zero junto a mis amigos en medio de un paraíso de drogas y calor
grupo filosófico de drag queens fundado en el pabellón k de la universidad científica del sur
venecia fue nuestro único refugio cuando los tractores nos perseguían
cada quien es hijo de su tiempo y mi tiempo no tiene sentido mi tiempo está repleto de
palabras construcciones lingüísticas protocolos financieros que no tienen sentido mi falsa leche
se escurre sobre los estómagos de los niños mis horribles pies aplastan la música mi tiempo
está lleno de nombres en mi tiempo todos hablan pero
que en este tiempo de mierda alguien crea que tengo algo que ver con aquel
y yo no puedo bailar / me doy de trancazos contra el suelo / sudo mucho / tengo vitíligo
estoy haciendo una lista larga de cosas que no tengo y que quiero regalarte de todas maneras
estoy ideando un plan para robar muchas de esas cosas, que incluyen una pelota de básquet,
un libro de 1,000 páginas, un lapicero y tres pastillas de MDMA
he pasado los últimos 50 minutos de mi vida pensando en poner a prueba mis capacidades de
buceo de aventura y tirarme al río de cabeza y aguantar todo lo posible la respiración
quiero que una ballena de río se coma mis riñones si hago eso
quiero llorar porque no tengo riñones sanos para donártelos si los necesitaras mañana
en mi vida las únicas cosas que tienen sentido empiezan con la palabra “mañana” o “el
miércoles”
mi abuelo calculó que las ballenas son sólo 16.5% peligrosas en épocas de cambios climáticos
nuestros abuelos se sentaban frente a la playa y miraban el agua con la mirada perdida
hablando de tantas cosas en los años setenta
tú y yo hablamos de cosas tan recientes que aún no han sucedido y que sucederán justo antes
del fin del mundo
quiero que escuchemos The Smiths y discutamos sobre la influencia de esa banda sobre otras
bandas de indie que tenemos tatuadas en las pupilas
quiero que discutamos todo eso a partir del tacto, de la piel, del mutismo
le prometí a Morrisey que dejaría de escribir poemas cursis aquella vez que estuve en M
tengo miedo de seguirte en Instagram ahora que sabes todas estas cosas
estoy haciendo una lista larga de cosas que me aterra decirte de frente y que te diré de todos
modos en claves secretas y encriptadas
estoy buscando desesperadamente una manera de curar mis riñones para donártelos el
miércoles
Animal definitivo
una vaca
¿qué es una vaca?
el camino da un rodeo
y lleva hasta el granero
Estaré silencioso estos días como cuando hacia las 4 de la tarde cogías tu alfombra
para continuar tejiéndola con yerbas y ángeles de Jericó y rojos y verdes y dorados.
No fumaré ni saldré ahora a caminar con Mario hablando de Marx de la victoria.
Llegué hasta la tumba donde duermes y duerme una parte de mis años, de mi sueño
y permanezco como brasa bajo la lluvia o bajo el jazz de las discotecas escuchando cantar a
Odetta.
meciéndome como la brisa como un murmullo de mariposas sobre mis rodillas,
sobre mi soledad.
Toda la mañana de aquel día viajé en ómnibus, sudando, abochornado, desmayándome en los
semáforos,
con una sensación de muerte en los labios, con el llanto.
Llegué hasta tu tumba cruzando amplios jardines —perdido entre otras tumbas
y chocándome a cada instante con viejos conocidos de cabellos de neón— amigos suicidas
—parientes parientes venidos a menos después de la lluvia— devorando frutas y palabras
extrañas en los manicomios, en el fondo de cuartos que ya nadie recuerda.
Agitaste tu mano desde dentro del automóvil, tu último saludo para mí —adiós al nieto que
más querías
y a quien continuaste lavándole pañuelos y camisas aún cuando ya te sentías enferma
a 28 días de tu muerte y mírame colgado en la percha en la sala junto al estante de libros
entre la yerba y los ángeles de Jericó.
Hoy me levanté temprano y corrí a saludarte porque también toda palabra es un parque de
sueños
y aquí estoy para siempre a tu lado, como las ramas de olivo que te puse ayer en la tumba.