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TECNICATURA EN PRECEPTORÍA ESCOLAR

AÑO: Segundo
ASIGNATURA: Convivencia
Docente: Prof. Cecilia Pulvirenti

Espacio curricular: Convivencia


Unidad I
Habilidades sociales
Recientes informaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la
Organización Panamericana de la Salud (OPS), señalan que la franja etaria
comprendida entre los 10 a 19 años ha sido el grupo más numeroso, a nivel mundial, a
partir del 2010. Así mismo, los estudios de la Organización Mundial de la Salud ubican
entre las 10 primeras causas de discapacidad a la violencia, conducir vehículos en
estado de ebriedad y las conductas auto-agresivas.

Lo que nos alerta; por un lado, que debemos estar atentos a una mayor
demanda de atención de los adolescentes; y por otro, nos orienta sobre el tipo de
demanda a la que estaremos sujetos quienes trabajamos vinculados a la conducta
humana.

Lo que nos obliga, como actores sociales directamente vinculados con el


desarrollo integral de los jóvenes, a elaborar propuestas que permitan afrontar esta
situación y contribuir a estilos de vida más saludables.

De acuerdo a los “Lineamientos para la Acción en Salud Mental”, la


conceptualización de salud mental implica que ésta es una responsabilidad de toda la
colectividad; se enfatiza que la salud mental no sólo debe ser vinculada a la
enfermedad, sino al bienestar emocional que debe lograr el individuo y por ende su
comunidad.

Por lo que se hace necesario, en el ámbito promocional y preventivo, contar con


propuestas técnicas de fácil aplicación y que hayan demostrado ser exitosas. Desde la
promoción de la salud, las habilidades sociales ayudan a que los adolescentes
adquieran las competencias necesarias para un mejor desarrollo humano y para
enfrentar en forma efectiva los retos de la vida diaria, así también permiten promover
la competitividad necesaria para lograr una transición saludable hacia la madurez,
favorecen la comprensión de la presión por parte de los pares y manejo de emociones.

Por más de una década, la investigación de intervenciones que tienen que ver
con estas áreas específicas ha demostrado su efectividad para promover conductas
deseables, tales como socialización, mejor comunicación, toma efectiva de decisiones y
solución de conflictos.

Las habilidades actúan sobre los determinantes de la salud (conjunto de


condicionantes de la salud y de la enfermedad en individuos, grupos y colectividades)
principalmente en los estilos de vida (consumo de alcohol y drogas, conductas
violentas, relaciones sexuales precoces, entre otras).

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Para lo cual, consideramos que es fundamental lograr que el adolescente


conozca y haga suyas determinadas habilidades y destrezas que, al ser empleadas en
su vida cotidiana, le permitan tener estilos de vida más saludables.

En la prevención, los resultados de la evaluación de programas muestran que el


desarrollo de las habilidades puede retrasar el inicio del uso de drogas, prevenir
conductas sexuales de alto riesgo, enseñar a controlar la ira, mejorar el desempeño
académico y promover el ajuste social positivo.

Cuando se habla de habilidades decimos que una persona es capaz de ejecutar


una conducta; si hablamos de habilidades sociales decimos que la persona es capaz de
ejecutar una conducta de intercambio con resultados favorables, entiéndase favorable
como contrario de destrucción o aniquilación.

El término habilidad puede entenderse como destreza, diplomacia,


capacidad, competencia, aptitud. Su relación conjunta con el término
social nos revela una impronta de acciones de uno con los demás y de
los demás para con uno (intercambio).

La OPS y la OMS las llaman “habilidades para la vida”, dentro de las cuales
consideran:

1) habilidades sociales e interpersonales (incluyendo comunicación, habilidades de


empatía, rechazo y agresividad)
2) habilidades cognitivas (incluyendo toma de decisiones, pensamiento crítico y auto
evaluación); y
3) habilidades para manejar emociones (incluyendo el estrés y aumento interno de
un centro de control).

Alberti Emmons considera a las “habilidades sociales” como “la


conducta que permite a una persona actuar según sus
intereses más importantes, defenderse sin ansiedad
inapropiada, expresar cómodamente sentimientos honestos
o ejercer los derechos personales sin negar los derechos de
los demás”
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Vicente Caballo define las habilidades sociales como “un
conjunto de conductas emitidas por un individuo en un
contexto interpersonal que expresa sus sentimientos,
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Sin embargo, a los docentes y a todos los actores sociales involucrados en el


desarrollo integral saludable de los adolescentes, les será útil conocer que existen
diversas formas, además de las mencionadas, de considerar y presentar estas
“habilidades” o complemento de ellas. Los autores asumen esta presentación por
considerarla práctica para sus fines.

Se considera que las formas de relacionarse son aprendidas en forma


permanente durante toda la vida; sin embargo, las aprendidas en los primeros años de
vida marcan probablemente las pautas más importantes en nuestras relaciones. Pero,
en esta etapa, no siempre se discrimina las formas favorables o saludables de
relacionarse socialmente, de las que no lo son.

Entre las necesidades sociales que deben ser aprendidas muy tempranamente
se encuentra el de la comunicación. Desde niños ejecutamos conductas que si logran la
satisfacción de nuestra demanda, tendemos a repetirlas cada vez que tengamos esa
misma necesidad u otra similar. Naturalmente, en ese momento, no disponemos de la
capacidad de evaluar las consecuencias de la forma de nuestra comunicación. Tal vez
si desde muy niños se nos orientase a la forma más adecuada para expresar nuestras
necesidades (afectivas, de comunicación, etc.), ésta sería la forma de expresión
empleada con mayor naturalidad.

El ejemplo de la comunicación de nuestras necesidades, no constituye la única


necesidad social que debemos de considerar. Entre otras necesidades de tipo social,
además de la comunicación, se encuentran la de identificar y aplicar los valores, el
proceso para una adecuada toma de decisiones, el control de la ira y como facilitadora
a todas estas habilidades fortalecer los niveles de autoestima.

Por lo que se requiere, de cada uno de estos temas, un manejo personal,


oportuno y apropiado. En este sentido, es necesario que se cuente con pautas que
permitan identificar los temas que constituyan formas de relacionarnos socialmente y
que estas pautas nos orienten hacia lo más saludable; a aquello que nos permita,
luego de todo un proceso, tomar decisiones que no buscan eliminar el error en ellas;
pero si, la garantía de haber optado por lo más apropiado en ese momento.

Las inteligencias múltiples; y entre ellas las habilidades sociales óptimamente


desarrolladas son fundamentales para disfrutar una vida saludable y feliz.

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Los seres humanos progresivamente aprenden competencias en las


interacciones sociales cotidianas.

Actualmente, el sistema educativo considera las habilidades sociales


importantes en el aprendizaje, sin embargo aún no se encuentran claramente
formuladas en los diferentes espacios curriculares; siendo además muy generales en
sus contenidos, situación que dificulta la planificación teniendo en cuenta el desarrollo,
por ejemplo, de habilidades sociales.

Capacitar a los todos los actores vinculados a la educación como agentes de la


promoción de habilidades y destrezas de prevención de conductas de riesgo en
adolescentes y de detección precoz de conductas desadaptativas; es una tarea
prioritaria dirigida a impulsar el desarrollo social adaptativo, especialmente en la
adolescencia.

La escuela, es el espacio social óptimo para aplicar programas de enseñanza


aprendizaje de las habilidades sociales. Sin embargo, la tarea de promover las
competencias sociales en la infancia y la adolescencia, es un proceso lento y complejo.

Se trata de una labor que demanda una sólida formación académica en este
campo; al igual que el involucramiento de aquellos profesionales entre los que se
encuentran los psicopedagogos que deben ponerla en práctica.

No obstante estos avatares, cabe considerar que es valioso el esfuerzo que se


invierta en alcanzar la meta; y que la promoción de las habilidades sociales sea
reconocida como uno de los más importantes retos de la educación actual.

Un instrumento de abordaje inter disciplinario en esta área psicoeducativa,


activará en los actores involucrados el compromiso de generar una corriente de
participación, tanto de las familias como de los componentes educativos.

Habilidades sociales e interpersonales


Comunicación
La comunicación es el fundamento de toda la vida social. Si se suprime en un
grupo social, el grupo deja de existir.

En efecto, desde el momento de su nacimiento hasta el de su muerte, la


persona establecerá intercambios de ideas, sentimientos, emociones, entre otras.

Se trata de una actividad compartida que, necesariamente, relaciona a dos o


más personas.

La comunicación no consiste simplemente en decir o en oír algo. La palabra


comunicación, en su sentido más profundo, significa “comunión”, compartir ideas y
sentimientos en un clima de reciprocidad. Este término viene del latín communnicare,
que significa “compartir”. La comunicación es la acción de compartir, de dar una parte
de lo que se tiene.

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El lenguaje, códigos a los que se les asigna un significado convencional, es el


instrumento de comunicación más importante que el hombre posee, y el proceso de
pensamiento depende en gran medida del lenguaje y de su significación. En la mayoría
de los casos, el proceso de comunicación tiene dos componentes: una parte de la
comunicación es verbal, que incluye todo lo que se comunica por medio de términos
escritos o hablados; y otra parte de comunicación no verbal, y abarca todas las
sensaciones que el hombre puede concebir con independencia de las palabras mismas.

De esta manera podemos concluir que la comunicación es muy importante ya


que a través de ella se manifiestan afectos, ideas, actitudes y emociones.

Una buena comunicación es el resultado de las habilidades aprendidas durante


la infancia y la niñez, por la influencia positiva de los padres y educadores. Sin
embargo también puede desarrollarse mediante un entrenamiento sistemático.

La comunicación oral una de las formas más frecuentes de comunicación, existen algunas
habilidades que la fortalecen y nos permiten escuchar mejor y entender el mensaje con mayor
precisión.

ESCUCHAR es una habilidad básica.

Para utilizarla adecuadamente tenemos que asegurarnos que “cuando


el emisor envía un mensaje; el receptor escucha con un esfuerzo físico
y mental; concentrándose en el emisor, comprendiendo el mensaje,
resumiendo los puntos importantes y confirmando si el mensaje fue
comprendido.

“PARA ENTENDER EL MENSAJE CON CLARIDAD ES IMPORTANTE


SABER ESCUCHAR”

Existen algunas reglas básicas para obtener una escucha activa:

Para el receptor:

• Estar atento.

• Mirarse a los ojos con el interlocutor.

• Escuchar lo que dice la otra persona.

• Tomarse el tiempo necesario para escuchar.

• Crear y establecer un clima agradable.

• Concentrarse y evitar la distracción.

• Cuando sea posible prepararse acerca del tema a escuchar.

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• Preguntar todas las veces que sea necesario para entender el mensaje.

Para el emisor:

• Asegurarse que el mensaje se haya entendido, preguntándole al receptor(es) si


entendió o entendieron lo que se dijo.

• Mantener una distancia adecuada, es decir no muy lejos, ni muy cerca de la persona
con quien nos comunicamos.

“RESALTAR LA IMPORTANCIA DE DAR MENSAJES PRECISOS Y


CLAROS DURANTE LA COMUNICACIÓN A FIN DE QUE SEAN
ENTENDIDOS Y ASI PODER MEJORAR NUESTRAS RELACIONES
INTERPERSONALES”

Para que los mensajes sean entendidos, éstos tienen que tener:

• Precisión en lo que se quiere decir.

• Utilizar frases largas si es necesario.

• Tener presente que la otra persona no piensa igual que nosotros.

• Repetir el mensaje todas las veces que sea necesario.

• Preguntar las veces que sea necesario.

• Tener un tono de voz adecuado, hablar en forma pausada haciendo silencios.

• Hacer gestos congruentes con nuestro lenguaje, por ejemplo poner el rostro
sorprendido si algo nos llama la atención.

Estilos de comunicación

Existen tres modos de comunicación ante cualquier situación:

A) Ser pasivo, significa no respetar el propio derecho a expresar ideas,


necesidades, deseos, sentimientos y opiniones, se prefiere no decir nada para
evitar conflictos.
B) Ser Agresivo, significa expresar lo que se siente sin considerar los derechos de
los demás a ser tratados con respeto.
C) Ser Asertivo, significa exponer honestamente los sentimientos sin dejar de
tener en cuenta los derechos y sin avasallar los derechos de los demás.

ENFATIZAR QUE “LA ASERTIVIDAD ES UNA ALTERNATIVA


SALUDABLE ANTE UNA CONDUCTA INADECUADA”

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Expresión y aceptación positiva

Expresar comentarios positivos a una persona puede hacer sentir bien (querido, apreciado,
importante, etc.) sin que esto signifique que ésta esté obligado a realizar algo para devolvernos
esa expresión.

“LA EXPRESIÓN Y ACEPTACIÓN POSITIVA, ELEVA LA


AUTOESTIMA Y MEJORA LAS RELACIONES INTERPERSONALES”

Aserción negativa
Es una forma de reaccionar ante una crítica justa, asumiendo nuestra
responsabilidad de forma honesta; pero señalando su molestia y su defensa si ésta se
excediera. Cuando existe un acuerdo parcial con el crítico, se puede afirmar en parte,
con una probabilidad o en principio de la siguiente manera:

1. - Afirmar en parte: encuentra justa sólo una parte de lo que dice el crítico y
reconoce esa parte.

2. - Afirmar en términos de probabilidad: “Es posible que tengas razón”. “Es posible”.

3.- Afirmar en principio: aquí se reconoce la lógica de una crítica, sin aceptar
necesariamente todas las suposiciones del crítico. “Si... (es como tu dices)... entonces
(tendrás razón) ...

La aserción negativa tiene como objetivo corregir la conducta.

Ventajas de la aserción negativa:

• Reconocer un error cometido.

• Aceptar la crítica de los demás.

• Aclarar las cosas y no acumular resentimientos.

• Ganar el respeto de los demás.

Asertividad
La asertividad es una parte esencial de las habilidades sociales.

Podemos definirla como una actitud 1 de autoafirmación y defensa de nuestros


derechos personales, que incluye la expresión de nuestros sentimientos, preferencias,

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necesidades y opiniones, en forma adecuada; respetando al mismo tiempo, los de los


demás.

Pretende ayudarnos a ser nosotros mismos, a desarrollar nuestra sana


autoestima y a mejorar la comunicación interpersonal, haciéndola más directa y
honesta.

Galassi considera que la asertividad incluye tres áreas principales:

 La autoafirmación, que consiste en defender nuestros legítimos derechos, hacer


peticiones y expresar opiniones personales.
 La expresión de sentimientos positivos, como hacer o recibir elogios y expresar
agrado o afecto.
 La expresión de sentimientos negativos, que incluye manifestar disconformidad
o desagrado, en forma adecuada, cuando está justificado hacerlo.

1-Las actitudes pueden definirse como creencias con contenido emocional que nos predisponen a actuar de
acuerdo con ellas. Las actitudes que mantenemos habitualmente están apoyadas en conexiones neuronales
que las facilitan, pero pueden modificarse mediante el aprendizaje.

Características de las personas asertivas


La persona asertiva presenta una serie de pensamientos, emociones y
conductas típicas que podemos resumir así:

 Se conoce a sí misma y suele ser consciente de lo que siente y lo que desea en


cada momento.
 Se acepta incondicionalmente, sin que ello dependa de sus logros o de la
aceptación de los demás. Por eso, cuando gana o pierde, cuando obtiene un
éxito o cuando no consigue sus objetivos, conserva siempre su propio respeto y
dignidad.
 Se mantiene fiel a sí misma en cualquier circunstancia y se siente responsable
de su vida y de sus emociones. Por lo tanto, mantiene una actitud activa,
esforzándose a conseguir sus objetivos.
 Sabe comprender y manejar adecuadamente sus sentimientos y los de los
demás. Por lo tanto, no experimenta más ansiedad de la conveniente en sus
relaciones interpersonales, y es capaz de afrontar serenamente los conflictos,
los fracasos o los éxitos.
 No exige las cosas que quiere, pero tampoco se autoengaña pensando que no le
importan.
 Acepta sus limitaciones de cualquier tipo pero, al mismo tiempo, lucha con
todas sus fuerzas por realizar sus posibilidades.
 Como tiende a conocerse y aceptarse a sí misma y a expresar lo que piensa,
quiere y siente, suele dar una imagen de persona congruente y auténtica.
 Se respeta y valora a sí misma y a los demás. Así, es capaz de expresar y
defender sus derechos, respetando al mismo tiempo los derechos de los demás.

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 Puede comunicarse con las personas de todos los niveles: amigos, familiares y
extraños, y esta comunicación tiende a ser abierta, directa, franca y adecuada.
 Elige en lo posible, a las personas que le rodean y, en forma amable pero firme,
determina quiénes son sus amigos y quiénes no.
 Suele expresar adecuadamente sus opiniones, deseos y sentimientos, en vez de
esperar que los demás adivinen.
Al hablar de personas asertivas o no asertivas conviene tener en cuenta que nadie lo
es totalmente. Se trata de habilidades o actitudes que podemos adoptar en forma más
o menos habitual y que también dependen de las situaciones o las personas con
quienes nos relacionamos (podemos ser asertivos en unas situaciones, pero no en
otras). Sería más exacto hablar de la asertividad (y de las HH SS) como algo que
podemos poseer en mayor o menor grado, o con
mayor o menor frecuencia.

La persona asertiva tiende a mantener actitudes

positivas hacia sí misma y hacia los demás.

Conse

Consecuencias positivas de la asertividad e importancia de la misma


La asertividad tiene consecuencias muy positivas, entre las que se destacan las
siguientes:

 Facilita la comunicación y minimiza la posibilidad de que los demás


malinterpreten nuestros mensajes.
 Ayuda a mantener relaciones interpersonales más satisfactorias.
 Aumenta las posibilidades de conseguir lo que deseamos.
 Incrementa las satisfacciones y reduce las molestias y conflictos producidos por
la convivencia.
 Favorece la autoestima sana.
 Fomenta emociones positivas, en uno mismo y en los demás.
 Los que se relacionan con la persona asertiva obtienen una comunicación clara
y no manipuladora, se sienten respetados y perciben que el otro se siente bien
con ellos.
La asertividad es un tema de creciente interés en diversas áreas como la
psicoterapia, la educación o las relaciones laborales.

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El interés que despierta es lógico, ya que ser capaces de expresar nuestros


deseos y opiniones, defender nuestros derechos y tomar las riendas de nuestra propia
vida, son cuestiones muy deseables para cualquiera.

Además, la asertividad es un importante componente de lo que entendemos por


salud mental, pues los individuos poco asertivos experimentan sentimientos de
aislamiento, autoestima frágil, depresión, temor y ansiedad en las situaciones
interpersonales. También suelen sentirse rechazados o utilizados por los demás, y a
menudo, tienen problemas psicosomáticos, como dolores de cabeza o alteraciones
digestivas.

Por otro lado, diversas investigaciones muestran, que quienes han participado
activamente en programas en entrenamiento en asertividad, suelen experimentar:

1-un aumento de sentimientos de autoestima y autoeficacia.

2-actitudes más positivas hacia quienes les rodean.

3-menor ansiedad en situaciones sociales.

4-mayor habilidad para comunicarse y relacionarse eficazmente con los demás.

5-mejoría en su estado de salud general, o al menos, en su percepción de ésta.

Conductas no asertivas: inhibición y agresividad

Para comprender mejor qué es la asertividad, vamos a compararla con dos


formas -opuestas entre sí – de conducta no asertiva, que son la inhibición y la
agresividad.

Inhibición

La inhibición es una forma de comportamiento no asertivo caracterizado por la


sumisión, la pasividad, el retraimiento y la tendencia a adaptarse excesivamente a las
reglas externas o a los deseos de los demás, sin tener suficientemente en cuenta los
propios intereses, sentimientos, derechos, opiniones y deseos.

Las personas inhibidas tienden a pensar, sentir y actuar de formas


contraproducentes como las siguientes:

 No expresan adecuadamente lo que sienten y quieren, esperan que los demás


lo adivinen, y se sienten mal cuando necesitan algo y los otros no les responden
como desean.
 No se atreven a rechazar peticiones o se sienten culpables al hacerlo.
 Se dejan dominar por los demás porque creen que tienen razón o por temor a
que se ofendan.
 Permiten que los otros las involucren en situaciones que no son de su agrado.
 Suelen callar o hablar con voz baja e insegura, mostrarse nerviosas y evitar el
contacto ocular, mostrando así su incomodidad al relacionarse con otras
personas.

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 Piensan que necesitan ser apreciadas por todos, y creen que, si dejan de
mostrarse sumisas no obtendrán la aprobación de los demás, sin la cual se
derrumba su frágil autoestima.
 No se atreven a defender sus derechos porque no se respetan lo suficiente a sí
mismas y tienden a creer que los derechos de los demás son más importantes
que los suyos.
 Se sienten obligadas a dar demasiadas explicaciones acerca de lo hacen o no
hacen.
 Temen expresar sus sentimientos y deseos. En ocasiones, están tan
acostumbradas a reprimirlos que no llegan a darse cuenta de ellos.
 No afrontan los conflictos.
 No se sienten dueñas de sus sentimientos, experimentando de vez en cuando
“explosiones emocionales” que escapan de su control.
 Les molesta ser dependientes de otras personas pero no se atreven a romper
esa dependencia.
 Adaptan excesivamente su comportamiento a las reglas y caprichos de otras
personas y lo que creen que las demás esperan de ellas.
Lange y Jakubowsky afirman que muchas veces confundimos la cortesía con la
inhibición. Por ejemplo, si nos forzamos demasiado a mostrarnos siempre corteses; si
tememos excesivamente herir los sentimientos del otro; se creemos que debemos
ayudar a los demás; incluso cuando no lo necesitan o nos cuesta demasiado; si
creemos que no deberíamos tener ciertos sentimientos, como enfadarnos cuando nos
tratan mal, o si sacrificamos intereses importantes,
esperando que la otra persona también lo haga y sin
expresárselo directamente.

La persona inhibida deja de ser fiel a sí misma para intentar

adaptarse a lo que creen que desean los demás.

Consecuencias negativas de la inhibición


Rodríguez y Serralde consideran que las personas
inhibidas son como seres mutilados, porque se creen
insuficientes, creen tener mil razones para no actuar y viven la vida según las reglas y
caprichos de los otros, sin saber de verdad quiénes son, qué sienten ni qué quieren.

Entre las consecuencias negativas que sufren estas personas se destacan las
siguientes:

 No son capaces de expresar sus pensamientos, opiniones y deseos, o los


expresan de manera derrotista, con disculpas o inseguridad.
 Juzgan imposible la expresión de algunas emociones como el desagrado, la ira o
la ternura, y a veces, ni siquiera se permiten sentirlas.

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 No reconocen sus cualidades y potencialidades. Se creen inferiores, aunque en


realidad, no lo sean, y no luchan por conseguir objetivos que serían muy
importantes para ellas, porque no se creen capaces de conseguirlos o porque no
encajan con la visión que tienen de sí mismas. Esto las lleva a vivir una vida
mediocre, muy por debajo de sus posibilidades.
 Suelen tener relaciones impersonales insatisfactorias, porque mantienen unos
hábitos en su forma de pensar, sentir y actuar que las llevan a ser
excesivamente resignadas, inhibidas, temerosas del rechazo y de la intimidad
con los demás, e incapaces de defender sus derechos.
 Son víctimas de su falta de asertividad, pero no se dan cuenta de ello. Justifican
su pasividad y su temor con excusas: “Si le replico, me jefe se enfurecerá
conmigo y me despedirá”; “si le pido a mi esposo que me ayude en las tareas
de la casa, no lo hará y se enfadará conmigo”; “si intento poner límites a la
persona que me maltrata, se enfurecerá y no sabré cómo reaccionar”; “si
emprendo este negocio, no tendré éxito”.
 Se inclinan humildemente ante los deseos de los otros y encierran los suyos en
su interior, sin tenerlos en cuenta.
 Su principal objetivo, es apaciguar a los demás y evitar conflictos. El mensaje
que comunican a nivel verbal y no verbal es: “Yo no cuento”, “Puedes
aprovecharte de mí”; “Mis pensamientos y mis sentimientos no son
importantes, sólo lo son los suyos”.
 Tienen problemas para relacionarse, ya que quienes las rodean se sienten
incómodos, no entienden lo que quieren, o lo malinterpretan, aumentando así
los conflictos interpersonales.
 Se sienten fácilmente ofendidas por lo que los demás dicen o hacen, pero les
cuesta discriminar cuando las explotan o rebajan, lo que también les impide
defender adecuadamente sus intereses.
 Su comportamiento sumiso suele atraer a personas dominantes, acostumbradas
a no respetar a los demás. Por lo tanto, en muchas ocasiones, los demás las
tratan mal y les pierden el respeto.
 Experimentan habitualmente emociones desagradables como: frustración,
bloqueo, inhibición, inseguridad, insatisfacción, ansiedad, depresión, ansiedad,
ira reprimida o resentimiento. Estas emociones negativas que experimentan de
forma crónica, les impiden ser felices y pueden favorecer ciertas enfermedades.

Inhibición interna y externa

Al hablar de inhibición, conviene hablar de dos niveles: el de la persona que es


capaz de ser asertiva pero no lo manifiesta externamente, porque las circunstancias
así lo aconsejan, y el de la persona incapaz de ser asertiva. Ésta última es inhibida
tanto a nivel externo o de conducta observable, como a nivel interno, es decir, en
cuanto a su forma de pensar y de sentir.

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La inhibición a nivel interno es siempre problemática, ya que supone


distorsionar nuestra percepción de la realidad y no ser conscientes de nuestros
derechos asertivos y de nuestros verdaderos sentimientos, deseos y necesidades.

En cambio, en lo que se refiere a la conducta externa u observable, la inhibición


puede ser deseable en ciertas circunstancias para evitar consecuencias adversas a
corto plazo. Por ejemplo, cuando nos relacionamos con un jefe autoritario o irracional y
no mostramos ciertos comportamientos asertivos para no crearnos problemas o para
no arriesgarnos a perder nuestro empleo.

Pero hay que tener cuidado de que la inhibición no se convierta en una pauta de
comportamiento habitual que nos lleve a reprimir o a ignorar nuestras emociones,
necesidades o preferencias, o a expresarlas en forma indirecta o inadecuada. Para ello,
siempre que sea posible, conviene buscar ambientes y personas con las que podamos
mostrarnos asertivos.

Agresividad
La agresividad es la forma de conducta no asertiva de carácter opuesto a la
inhibición.

Consiste en no respetar los derechos, sentimientos e intereses, de los demás 2 y,


en su forma más extrema, incluye conductas como ofenderlos, provocarlos o atacarlos.

Entre las características de las personas agresivas podemos mencionar las


siguientes:

 Pueden mostrarse seguras de sí mismas, sinceras, y directas, pero de forma


inadecuada.
 Expresan sus opiniones y emociones de forma hostil, exigente o amenazadora.
 Toman cualquier conflicto o desacuerdo como un combate donde no hay más
opción que ganar o perder, y creen que ceder es igual a perder.
 Confían demasiado en la eficacia de la imposición o de la violencia para resolver
conflictos.
 No respetan suficientemente los derechos y sentimientos de los demás.
 No se sienten responsables de las consecuencias negativas que, a medio y largo
plazo, tiene su comportamiento agresivo para los demás y para ellas mismas.

2- En HH SS, en un sentido amplio, se considera agresiva cualquier actitud o conducta, que no respeta los
sentimientos y los derechos asertivos de las demás personas. Algunos autores creen que la educación
tradicional fomentaba la sumisión mientras que, en las últimas décadas, la educación en los países de
nuestro entorno, tiende a fomentar la agresividad, es decir, la defensa del propio interés, sin respetar
suficientemente los derechos y sentimientos de los demás.

 Pueden sentirse bien en el momento en que se muestran hostiles, pero a medio


o largo plazo obtienen consecuencias muy negativas.
 Suelen justificar su agresividad en nombre de la sinceridad y la congruencia,
pensando que su comportamiento es deseable porque son sinceras, dicen lo que
piensan, etc.

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La conducta agresiva suele ser física o más frecuentemente, verbal. La


agresividad verbal puede ser directa (amenazas, comentarios hostiles, etc.) o indirecta
(por ejemplo, comentarios sarcásticos), y puede ir acompañada de gestos hostiles,
tono de voz elevado, etc.

Está estrechamente relacionada con la ira excesiva o contraproducente 3. Ambas


pueden ser el resultado de la falta de asertividad, es decir, de no saber expresar y
defender nuestros derechos de forma adecuada. También pueden estar mantenidas
por una serie de creencias que favorecen la ira.

Pensamientos y creencias

El importante papel de nuestro pensamiento en las HH SS


La psicología cognitiva considera que el principal determinante de nuestras
emociones y conductas no es la realidad en sí, ni las situaciones o sucesos que
experimentamos, sino cómo los evaluamos; es decir lo que pensamos de nosotros
mismos, de los demás y de la realidad4.

Así, ante una misma situación, podemos reaccionar sintiéndonos o actuando de


formas muy diferentes según cómo la percibamos y evaluemos.

Veamos un ejemplo: si una persona llega a un lugar donde se encuentran varios


desconocidos y estos la miran fijamente sonriendo; puede hacer varias
interpretaciones: pensar que les ha gustado; suponer que se ríen de ella y quieren
hacerle pasar un mal rato, etc. Y, según lo que piense, se sentirá y se comportará de
formas muy diferentes.

Si es una persona muy tímida e insegura, podrá llegar a la conclusión de que


esos desconocidos se están riendo de ella y la están evaluando negativamente.

3-Experimentar cierto grado de ira puede considerarse algo normal –e incluso deseable- cuando nos hacen
daño o nos impiden la realización de nuestros derechos, deseos o necesidades, ya que la ira forma parte de
un mecanismo reflejo de nuestro organismo, instaurado por la naturaleza, que tiene como misión
defendernos de amenazas que podrían poner en peligro nuestra supervivencia o nuestro bienestar. Pero
dejarse llevar de un exceso de ira suele resultar inútil y contraproducente.

4-Para la psicología cognitiva, nuestro cerebro es un sistema que procesa la información, es decir, que la
percibe, transforma y almacena en la memoria para recuperarla cuando la necesita. Así, vamos
construyendo representaciones internas de la realidad, que nos sirven para dar significados, pronosticar los
sucesos, adaptarnos a los diferentes ambientes o transformarlos en lo posible. Son representaciones
simplificadas o esquemáticas –de uno mismo, de los demás, de lo que nos rodea- similares a mapas. Estos
“mapas” guían nuestra percepción de la realidad, su codificación, y su almacenamiento en la memoria. Pero
nuestra visión de la realidad está sujeta a una serie de distorsiones, ya que la realidad siempre es más
compleja que lo que percibimos y puede contemplarse desde diferentes perspectivas.

Si tiende a ser desconfiada y a creer que la mayoría de la gente es hostil,


también es muy probable que interprete sus sonrisas negativamente y que actúe de
forma inhibida u hostil.

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En cambio, si se trata de una persona asertiva, tenderá a evaluar la situación


de forma más realista y positiva, pensando que si la miran y le sonríen, seguramente
será porque les gusta o porque quieren mostrarse amables con ella. Si lo interpreta de
ese modo, se sentirá bien y será más probable que les devuelva la sonrisa e inicien
una conversación.

Las actitudes o creencias más importantes son:

o Las relativas a uno mismo, que tienen que ver con la autoestima, por ejemplo:
“soy una buena persona”.
o Las que se refieren a otras personas y a las relaciones interpersonales, que
están vinculadas con las HH SS, por ejemplo: “es muy importante tener
amigos”.
Muchas de estas creencias se adquieren en la infancia, aunque siguen
formándose y cambiando, de forma más o menos consciente, a lo largo de toda
nuestra vida. Por lo tanto, podemos aprender a librarnos de aquellas que nos
perjudican y a sustituirlas por otras más convenientes.

Las creencias pueden estar activadas o no, como ocurre con un programa
informático, que en ocasiones está activado y en ocasiones permanece inactivo y
guardado en la memoria, y pueden diferir en cuanto a la rigidez o flexibilidad con las
que las mantenemos, o en la propensión a ser activadas ante diferentes estímulos.

Cuando una de esas creencias con contenido emocional está activada, puede
determinar en gran parte nuestra percepción de la realidad, nuestras emociones y
conductas, e incluso nuestro acceso a recuerdos congruentes con ella.

Veamos un par de ejemplos:

o Algunas personas tímidas que creen necesitar la aprobación de los demás,


suelen sentirse inferiores, torpes e inseguras cuando se encuentran en las que
temen ser evaluadas negativamente; pero pueden sentirse tranquilas y seguras
de sí mismas en otro tipo de situaciones.
o Si estamos muy enojados con alguien y pensamos que es un indeseable,
tenderemos a interpretar negativamente sus comportamientos y a recordar
selectivamente cualquier agravio que nos hiciera en el pasado. Pero cuando
desaparezca nuestro enfado, volveremos a percibir a esa persona más
objetivamente.
Los sesgos en la percepción y el recuerdo, relacionados con cada creencia,
ayudan a mantener la alteración emocional correspondiente (inseguridad, enfado,
etc.). Se produce así un círculo vicioso en el cual la percepción distorsionada de la
realidad (por ej., exagerar la posibilidad de ser rechazado por los demás) sería
responsable de la alteración emocional (por ej., la ansiedad social). Y a su vez, esa
alteración emocional también favorece que se sigan percibiendo las cosas de una
forma distorsionada, congruente con la emoción activada.

Algunas creencias son beneficiosas porque nos ayudan a conseguir nuestros


principales objetivos (sobrevivir, ser felices, relacionarnos eficazmente con los
demás…), mientras que otras son perjudiciales, ya que dificultan su realización.

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Creencias que dificultan la asertividad y las habilidades sociales

Creencias irracionales básicas


Ellis y Lange destacan tres tipos principales de creencias o actitudes irracionales
que pueden crearnos problemas al relacionarnos con otras personas: las exigencias, el
catastrofismo y la minimización.

Las exigencias
Las exigencias son creencias, mantenidas en forma rígida e inflexible, acerca de
cómo debería ser uno mismo, otras personas o la vida. Por ejemplo: “debo hacer las
cosas bien y esperar la aprobación de los demás”.

Las exigencias suelen relacionarse con los valores, es decir, con creencias
personales sobre lo que consideramos bueno, importante y valioso, por ejemplo: “la
consecución de ciertas metas, la justicia, la sinceridad, la amistad, la monogamia… 5

La mayoría de esos valores serían correctos si los adoptáramos como


preferencias flexibles o si los aplicáramos sólo a determinadas circunstancias. Lo que
los suele hacer problemáticos es su rigidez y su carácter coercitivo que hacen que,
cuando no se cumplen, reaccionemos sintiendo ansiedad, culpabilidad, inhibición o ira
excesivas, al pensar que es terrible, que no podemos soportarlo y que el responsable
es un ser indigno y condenable.

5-Los valores influyen notablemente en nuestras emociones y conductas. Compartir


valores facilita la comunicación y la convivencia, mientras que mantener valores
opuestos suele dificultarlas. Cuando nos relacionamos con personas cuyos valores son
muy diferentes de los nuestros, solemos sentir desconfianza e incomodidad y los
conflictos interpersonales son más frecuentes. Para tratar eficazmente con los demás
es importante tener en cuenta cuáles son sus valores y la importancia que le dan a
cada uno. También es fundamental revisar nuestros valores para comprobar si son los
que realmente deseamos tener, y ser capaces de modificar aquellos que nos
perjudiquen.

Las exigencias hacia nosotros mismos, suelen llevarnos a comportamientos


inhibidos mientras que las exigencias hacia otras personas favorecen las conductas
agresivas y la ira.6

Las exigencias suelen expresarse con términos como “debería”, “no debería”,
“habría que”, “es necesario que” o “tendría que”. También se asocian con frecuencia a
palabras como “siempre”, “nunca”, “absolutamente”, “totalmente” o “perfectamente”.

6-Según Ellis, la mayoría de las alteraciones emocionales se deben a las exigencias (“deberías”) hacia uno
mismo y hacia los demás (con sus correspondientes derivadas: “es terrible”, “no puedo soportarlo”, condena

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y autocondena que se activan cuando no se cumplen dichas exigencias). A veces reaccionamos de forma
exigente hacia una alteración emocional previa provocada por otra exigencia. Por ejemplo, piensas que no
debes rechazar la petición de un amigo, pero después te sientes culpable (te autocondenas) por no haber
sido asertivo rechazándola.

Algunos ejemplos de exigencias bastante comunes, que obstaculizan las HH SS


y la asertividad, son las siguientes:

 Debo ser aceptado por todas las personas a las que aprecio.
 Nunca debemos cometer errores.
 Los demás deben actuar de forma agradable y justa.
 La vida debería ser fácil para mí, y conseguir lo que quiero sin mucho esfuerzo
o incomodidad.
 Hay que anteponer las necesidades de los demás a las propias.
 Debemos actuar siempre con justicia.
 Hay que intentar cambiar a los demás, siempre que su comportamiento nos
parezca incorrecto.

Las exigencias también se llaman pseudo necesidades, ya que son las cosas que
no precisamos realmente pero que convertimos en una especie de necesidad subjetiva,
en la medida en que mantenemos esa creencia. Elllis también las llama “necesidades
perturbadoras” destacando su poder para alterarnos.

Uno de los problemas de mantener ese tipo de exigencias es que nos llevan a
mantener expectativas poco realistas (por ej., cuando pensamos que necesitamos y
debemos conseguir el apoyo de toda la gente que nos rodea.7

La alternativa racional a las exigencias es mantener unas normas y valores


flexibles. Para ello conviene que nos cuestionemos cualquier norma o creencia personal
formulada en términos como “debería”, “es necesario que”, “tiene que”,
“absolutamente”, etc. pues tienden a ignorar que siempre hay excepciones y
circunstancias especiales.

Por ejemplo, ser sincero suele ser deseable en muchas ocasiones, pero a veces
es mejor no serlo, o querer cambiar a los demás puede ser válido en determinados
casos, pero muy contraproducente en otros.

Por lo tanto, es mejor mantener esos valores como preferencias más que como
exigencias absolutistas.

El catastrofismo
Es la tendencia a percibir o esperar catástrofes sin tener motivos razonables
para ello. Por ejemplo, cuando alguien recibe una crítica por algo y reacciona pensando
que el otro le odia, que todos le rechazarán o que ser criticado demuestra que es un
inútil.

La actitud catastrófica también consiste en temer lo peor, en exagerar la


posibilidad de que ocurra lo temido o en exagerar las consecuencias negativas que

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tendría si ocurriese. También lleva a minimizar los aspectos atenuantes del problema y
nuestra capacidad para afrontarlo o manejarlo.

El pensamiento catastrofista muchas veces empieza con la frase:” Y si…”.

7-Las expectativas no realistas suelen crear problemas y llevarnos a cometer numerosos errores, además de
provocarnos frustraciones e infelicidad. Como decía William James para alcanzar la felicidad tenemos que
multiplicar nuestros “éxitos” y eso implica reducir nuestras pretensiones.

El catastrofismo está muy relacionado con las exigencias. Por ejemplo, cuando
no se cumple lo que exigimos, podemos reaccionar pensando y sintiendo que se trata
de algo terrible y catastrófico.

La minimización
Es la tendencia a minimizar o negar nuestros problemas o nuestros derechos y
preferencias. Puede concretarse en pensar (y sentir y actuar congruentemente con
ello) “no me importa”, “no tiene importancia”, etc, cuando en realidad, se trata de
cuestiones importantes para nosotros.

En una posición opuesta a las exigencias y al catastrofismo, pero también puede


obstaculizar e impedir la asertividad.

La minimización suele ser un intento de evitar la ansiedad que nos produciría


defender nuestros derechos, luchar para conseguir nuestras metas o abordar los
problemas en forma asertiva.

Es similar al comportamiento del avestruz (que esconde su cabeza en la arena


para no afrontar las dificultades).

Pero las consecuencias de la minimización, al menos a mediano y largo plazo,


pueden ser muy negativas: mantenemos expectativas poco realistas, los problemas a
los que no hacemos frente suelen aumentar, y si no luchamos por conseguir lo que
queremos, perdemos muchas oportunidades y nos sentimos frustrados e inseguros.

La minimización se relaciona con la inhibición.

Habilidades sociales avanzadas


Habiendo desarrollado las primeras habilidades, estas serán más fácil de poder
desarrollar que serán de gran ayuda para el desenvolvimiento de manera asertiva en
la sociedad.

 Pedir ayuda: ante una frustración, y no puedes desarrollar alguna actividad


cualquiera que fuera, nunca hay que dudar en pedir ayuda, que no es malo
sino al contrario, ayuda a resolver los problemas y aclarar las dudas; no tener

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vergüenza en hacerlo ya que peor quedarse sin nada y peor aún, en la


ignorancia.
 Participar; es un problema que nos domina, el quedarnos callados y no dar
nuestro punto de vista nos hace una persona sumisa que aceptamos todo lo
que nos dicen aunque sepamos que está mal o no estemos de acuerdo por eso
es importante que participemos cundo es necesario, además que podemos
lograr una mayor atención hacia nosotros.
 Dar instrucciones y seguirlas cuando se quiere que las cosas salgan bien:
siempre hay que ser claro y específico cuando se dan instrucciones, de esa
manera se garantiza que lo harán como se desea y a la perfección. De la misma
manera que uno aplica cuando quiere realizar alguna actividad, sigue las
instrucciones y hace las cosas como se indica.
 Disculparse: es una habilidad que toda persona debe desarrollar, no es malo
admitir la equivocación, al contrario ayuda a rectificarse y quitar esa mala
impresión que se deja hacia otras personas, y además permite lograr otra
oportunidad.

Importancia de desarrollar habilidades de pensamiento superior


(pensamiento crítico, procesamiento de información, solución de
problemas, creatividad, análisis, conceptualización, evaluación y
autoevaluación, entre otros) en la formación de los jóvenes

Habilidades de pensamiento superior

Las habilidades de orden superior son una serie de procesos propios del ser
humano que tiene como fin desarrollar las capacidades cognitivas para la solución de
problemas.

Habilidades superiores del pensamiento son los procesos de análisis, síntesis y


evaluación que lleva acabo el sujeto con el objetivo de aprender, son entonces
operaciones mentales organizadas y coordinadas en función de las cuales procesamos
la información que recibimos y permiten el desarrollo de las capacidades intelectuales,
psicomotoras y/o socio-afectivas, así como la solución de problemas y toma de
decisiones.

El desarrollo de este tipo de habilidades, pretende el conocimiento e


identificación de la información, y además buscan la comprensión y la aplicación del
conocimiento en situaciones concretas.

Lipman (1991), las define; “El conjunto de acciones


interiorizadas, organizadas y coordinadas, que propician un
adecuado procesamiento de la información, enfocadas tanto a
la información a procesar en sí, como también a las 19
estructuras, procesos y estrategias que están siendo
empleadas al procesarla.”
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Las habilidades del pensamiento del orden superior son:

Análisis: La capacidad para distinguir y separar las partes de un todo hasta


llegar a conocer sus principios o elementos.

Síntesis: Capacidad para llegar a la composición de un todo a partir del


conocimiento y reunión de sus partes.

Conceptualización: La capacidad de abstraer los rasgos que son necesarios y


suficientes para describir una situación, un fenómeno o un problema.

Manejo de información: Capacidad para visualizar y ubicar los datos y la


información necesarios para la mejor comprensión de un fenómeno o situación dada;
la capacidad para discernir la pertinencia de datos e informaciones disponibles;
también la capacidad de encontrar tendencias o relaciones entre conjuntos
desordenados de datos o informaciones.

Pensamiento sistémico: La capacidad para visualizar como un sistema, los


elementos constitutivos de una situación o fenómenos, así como la habilidad de
visualizar los sistemas como totalidades que forman parte de totalidades mayores y
que pueden ser descompuestos en totalidades menores. Operativamente implica las
capacidades de análisis y síntesis pero agrega el carácter dinámico y se centra en el
estudio de las interacciones.

Pensamiento crítico: Capacidad de pensar por cuenta propia, analizando y


evaluando la consistencia de las propias ideas, de lo que se lee, de lo que se escucha,
de lo que se observa.

Investigación: La capacidad para plantear interrogantes claros con respecto a


una situación o fenómeno dado; de proponer hipótesis precisas y modelos
conceptuales de lo que se estudia; de producir o recopilar datos e información con el
propósito de verificar el modelo conceptual y las hipótesis; de examina el peso y la

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validez de la información y el grado con el que se refutan las hipótesis o los modelos
conceptuales y, por último, formular teorías, leyes o conceptos acerca del fenómeno en
estudio.

Meta cognición: La capacidad de reflexionar sobre los pensamientos propios,


incluye la planeación antes de una tarea, el monitoreo durante una tarea y la
autoevaluación al terminarla.

Solución de problemas: En psicología, la solución de problemas se refiere a un


estado voluntario de llegar a una «meta» definitiva en una condición presente que, o
bien todavía no se ha alcanzado directamente, o la misma está muy lejos, o requiere
de lógica más compleja para poder encontrar una descripción de las condiciones
faltantes o pasos necesarios para alcanzar la meta.

Creatividad: La creatividad, pensamiento original, imaginación constructiva,


pensamiento divergente o pensamiento creativo, es la generación de nuevas ideas o
conceptos, o de nuevas asociaciones entre ideas y conceptos conocidos, que
habitualmente producen soluciones originales.

Evaluación: El proceso de obtener evidencias (medición) que nos permita juzgar


(juicio) el grado de logro (congruencia) de los objetivos de aprendizaje, las nuevas
acepciones señalan a la evaluación como fuente de información para la toma de
decisiones, mejora, renovación, cambio de las prácticas habituales del sistema, es una
actividad permanente y flexible, cada vez más científica.

Autoevaluación: Con el término autoevaluación se designa la acción de


evaluarse a sí mismo. O sea, que el sujeto que se autoevalúa toma en sus manos el
proceso de valorar sus propias conductas, ideas, o conocimientos. Es discutida la
objetividad que puede presentar en estos casos el evaluador, quien debe conocerse a
sí mismo y juzgarse con equidad. La autoevaluación de conciencia es un proceso
introspectivo que permite visualizar y juzgar las propias conductas y pensamientos,
para castigarlos en su caso, con el remordimiento o imponiéndonos acciones
correctivas.

Importancia de fortalecer en los alumnos las habilidades del pensamiento


superiores en la época actual

La importancia de desarrollar estas habilidades en el aprendizaje es para


preparar jóvenes capaces de identificar problemas, planear estrategias, tomar
decisiones y solucionar problemas de la vida real en cualquier ámbito en el que se

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desempeñen, personas capaz de proponer y de llevar a cabo estas propuestas en


busca de objetivos en común.

Uno de los objetivos de la educación en la actualidad es formar personas


reflexivas, críticas y analíticas, para lograrlo es necesario que construyan su propio
conocimiento, por lo que es fundamental fomentar el desarrollo de habilidades
intelectuales en su proceso de aprendizaje planeando actividades en las cuales se
favorezcan las mismas. Siendo necesarias para que se conviertan en productores de
nuevos conocimientos así como la autorregulación dentro de sus mismos procesos.

Las habilidades y competencias del pensamiento superior en la formación de los


futuros profesionales, tiene que ver con la gran influencia de los efectos de las nuevas
tecnologías digitales en el desarrollo cognitivo de los jóvenes, así como, en sus
valores, estilos de vida y expectativas educativas.

Uno de los principales propósitos a nivel mundial en la investigación del


aprendizaje y su utilización en la formación de profesionales, consiste en proporcionar
orientación responsable, políticas educativas, investigaciones, entre otras, para el
diseño de medidas que afectan principalmente a esta nueva generación en la sociedad
del conocimiento.

El desarrollo social y económico exige que los sistemas educativos ofrezcan


nuevas habilidades y competencias, que les permitan beneficiarse de las nuevas
formas emergentes de socialización y contribuyan activamente al desarrollo económico
bajo un sistema cuya principal baza es el conocimiento.

Estas habilidades y competencias del pensamiento de orden superior aplicadas


a la educación actual tienen el fin de indicar que están más relacionadas con las
necesidades de los modelos emergentes de desarrollo económico y social que con
aquellas del siglo pasado al servicio del modo industrial de producción.

Los jóvenes se encuentran en plena experimentación de nuevas formas de


socialización y de adquisición de capital social a las que las Tecnologías de la
Información y la Comunicación (TIC) están contribuyendo en gran medida. Su
educación, ya sea en casa o en la escuela, proporciona valores y actitudes sociales, así
como experiencias constructivas que les permitirán beneficiarse de oportunidades que
favorecen activamente la creación de nuevos espacios de vida social. Por otro lado, la
mano de obra ha de poseer un conjunto de habilidades y competencias que se ajustan
a la economía del conocimiento (la mayoría de ellas relacionadas con la gestión del
conocimiento) que incluye procesos de selección, adquisición, integración, análisis y
colaboración en entornos sociales en red. Para muchos jóvenes, las escuelas son el
único lugar en el que se aprenden tales competencias.

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Habilidades para manejar emociones

Uno de los principales expertos mundiales en relaciones públicas,


Henry Rogers, sostiene: “Desarrollar sus potenciales en las
relaciones será más importante para su carrera que todo el
conocimiento académico que adquiera en la facultad, más
importante en la determinación de su futuro como licenciado en
arte, en ciencias, doctor en ciencias económicas, en leyes o
incluso en filosofía. Permítame que se lo presente en forma de
máxima: en la medida en que se relacione sensible y
adecuadamente (y sí, incluso cautivadoramente) con las
personas y los hechos que enfrente, tanto en su trabajo como en
la vida personal, tendrá éxito".

Una vida plena y exitosa se construye gradualmente a partir de una serie de


interacciones cotidianas con otros seres humanos, en las que algunos intercambios son
vitales y otros triviales; sin embargo, ninguno deja de tener consecuencias. De hecho,
el índice del éxito profesional y personal estará determinado, casi infaliblemente, por la
forma más o menos eficaz en que maneje dichas interacciones. Los demás son muy
importantes. En definitiva, sea cual sea el aspecto bajo el que lo miremos, siempre que
lo hagamos sanamente, no hay nada en el mundo que sea tan importante como las
personas.

Beneficios de desarrollar habilidades para manejar emociones o inteligencia


emocional
 Mejora el autoconocimiento y la toma de decisiones: El autoconocimiento tiene
un efecto positivo sobre la autoestima y sobre la confianza en uno mismo en
distintas situaciones cotidianas. También permite que las personas evalúen su
sistema de valores y sus creencias, ayuda a detectar los puntos fuertes y
débiles para poder mejorar y es necesario para tomar mejores decisiones en la
vida. Un aspecto que forma parte de la inteligencia emocional es el
autoconocimiento. Por lo tanto, mejorar la inteligencia emocional es mejorar en
autoconocimiento.

 Mejora el rendimiento laboral: la inteligencia emocional aplicada al trabajo es


sumamente útil en distintos aspectos. Por ejemplo, mejora la productividad de
los empleados, la salud laboral, el servicio de atención al cliente, etc.

 Protege y evita el estrés: la correcta gestión emocional es tan importante para


proteger el estrés como para no provocarlo. En una situación laboral en la que

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la falta de empatía y la mala regulación de las propias emociones provoca


discusiones continuas con un jefe o un compañero de trabajo, a la larga,
pueden generar un mal ambiente de trabajo, y, como consecuencia, un entorno
estresante. Una mala gestión emocional, convierte a las personas en poco
tolerantes; por lo tanto, todos los involucrados, van a sufrir el descontrol
emocional, lo que puede convertirse en un estresor para los trabajadores. Por
eso es importante gozar de un entorno con inteligencia emocional, para
protegerse del desgaste del día a día laboral.

 Mejora las relaciones interpersonales: volviendo al punto anterior, el ejemplo


muestra que la inteligencia emocional es determinante para mantener unas
relaciones interpersonales sanas. Conocer y entender tus propias emociones y
la de las demás ayuda a llevar mejor los conflictos, algo que puede ser
inevitable cuando se convive con otras personas. Además, hay que recordar
que las relaciones de pareja suelen ser una negociación constante, y mantener
el equilibrio emocional en esas situaciones que fácilmente pueden irse de las
manos suele evitar mucho dolor y malos entendidos.

 Favorece el desarrollo personal: la inteligencia emocional y el desarrollo


personal van de la mano. De hecho, los coachs, es decir los expertos en
desarrollo personal, aportan herramientas de inteligencia emocional a los
coachees, pues el desarrollo personal de un individuo no puede entenderse sin
el correcto autoconocimiento y la gestión de las propias emociones.

 Otorga capacidad de influencia y liderazgo: la inteligencia emocional es una


competencia imprescindible de los líderes. El propio autocontrol emocional del
líder o el saber entender a los demás son una buena demostración de las
habilidades de liderazgo. De hecho muchos líderes carismáticos, los que poseen
una inteligencia emocional elevada, como por ejemplo el líder transformacional,
han demostrado ser los líderes más eficientes en muchas investigaciones, ya
que motivan y aumentan la productividad y la eficiencia del grupo.

Inteligencia emocional y manejo del estrés

 Favorece el bienestar psicológico: en los últimos años está creciendo el interés


por la inteligencia emocional gracias a los beneficios que aporta para el
bienestar psicológico. Muchas patologías de la actualidad tienen que ver con la
correcta gestión emocional, y por eso, se aplica como método terapéutico.

 Reduce la ansiedad y ayuda a superar la depresión: muchas personas padecen


ansiedad por culpa de una evaluación negativa de la realidad o por un control
incorrecto de las emociones, y la inteligencia emocional puede ayudar a
prevenir los síntomas ansiosos.

 Brinda protección en situaciones difíciles: el autoconocimiento nos puede


mantener a flote incluso cuando queremos desistir. Por ejemplo, detectar y

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saber que los sentimientos de frustración son parte de la vida, hace posible
seguir adelante aunque no todo haya salido como se deseaba.

 Ayuda a dormir mejor: la mejora del bienestar y el equilibrio emocional es


positivo para poder conciliar el sueño. Es habitual que la mala gestión de las
emociones provoque ansiedad y genere problemas para el día a día. Todo esto
es negativo para la salud psíquica y física, e influye en el sueño.

Resolución de conflictos y gestión de la disciplina escolar


La influencia que ejerce la educación en la Cultura de Paz y en la gestión
positiva de conflictos para facilitar la evolución pacífica de la sociedad hace necesario
trabajar en la escuela y fuera de ella acerca del tema. La educación para la convivencia
es el eje que vertebra la transformación de la sociedad, tanto en la escuela, que
representa ese espacio de aprendizaje y experimentación hacia una vida responsable
en la etapa adulta, como en otros espacios comunes de socialización de nuestros
jóvenes.
Actualmente, la palabra crisis está presente a diario en los medios de
comunicación y en nuestras conversaciones cotidianas con la apariencia de que la
única crisis que existe, y que nos preocupa, es la crisis económica. Precisamente, por
esta situación, es necesario abordar la situación en el ámbito educativo, formal y no
formal, con una actitud optimista y esperanzadora.
El primer objetivo será rescatar el concepto de crisis desde su percepción
positiva, es decir, potenciar el valor de la crisis como oportunidad, oportunidad para el
debate, para la reflexión, como estímulo a la creatividad, para generar posibilidad de
cambio, crecimiento y, de esta forma, retomarlo desde la educación y desde todas
estas posibilidades que nos ofrece.
Desde una identidad pacifista y percepción positiva de los conflictos, hay que
tratar de abordar la crisis como la mejor oportunidad que se ofrece a la Educación,
reglada y no reglada, para enseñar a crecer en la diversidad y favorecer la
comunicación y la toma de decisiones en ambientes heterogéneos, utilizando el
diálogo para alcanzar los acuerdos necesarios y diseñar la sociedad futura.
En la era de la innovación y las novedades: las tecnologías de la comunicación,
los nuevos modelos de familia, los novedosos movimientos migratorios, la
transformación de los movimientos sociales…, la escuela - y la educación en general -
ha de adaptarse con agilidad a todos estos cambios que impactan de lleno en la
sociedad, y por ende, en las formas de convivencia de nuestros jóvenes, sirva de
ejemplo la incorporación de las nuevas tecnologías entre la juventud, con la
responsabilidad que estas conllevan en cuanto a su utilización y nuevas formas de
comunicación; la adaptación de las escuelas a aspectos administrativos-legales
respecto a familias con custodias compartidas que requieren que las cartas o
documentos informativos se dupliquen para hacerlos llegar al domicilio paterno y

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materno; las aulas llamadas coloquialmente la ONU por la presencia de niños y niñas
de múltiples nacionalidades, etc.

Por todo lo expuesto, es de gran relevancia la incorporación de análisis de esta


situación en mesas y reuniones de trabajo que inspiran la actividad docente y
educativa de los formadores, así como la preparación en habilidades de gestión de
conflictos de todas aquellas personas que forman parte de la comunidad educativa:
personal administrativo, personas docente, no docente, las propias familias.
En definitiva, si queremos que la sociedad supere una crisis económica que
disfraza una crisis de mayor profundidad (con muchos matices y también
potencialidades), deberemos dotarnos de herramientas para la comunicación
constructiva y la gestión pacífica de conflictos desde un modelo global e integrador
para la convivencia.

El conflicto: herramienta para el desarrollo integral

Los conflictos forman parte de la vida cotidiana, de la convivencia y de las


interacciones sociales y son, por tanto, “naturales” e inherentes a todas las relaciones
humanas. Si bien es cierto que esto no siempre ha sido entendido así e históricamente
ha existido una suerte de inercia hacia lo que podríamos denominar el ideal
aconflictivo, sostenido por las principales instituciones sociales, entre ellas la propia
escuela y la familia, en la actualidad se considera que el conflicto no solo es inevitable,
sino que además, tampoco debe interpretarse como algo negativo per sé. De hecho, el
conflicto puede tener aspectos funcionalmente muy positivos:

 Evita los estancamientos, estimula el interés y la curiosidad, es la raíz del


cambio personal y social, y ayuda a establecer las identidades tanto personales
como grupales.
 Ayuda a aprender nuevos y mejores modos de responder a los problemas, a
construir relaciones mejores y más duraderas, a conocernos mejor a nosotros
mismos y a los demás.

¿De qué depende?

Principalmente, de adquirir los conocimientos y las herramientas prácticas


necesarias para prevenir y afrontar de forma constructiva los conflictos, y ser capaces
de dar las respuestas ajustadas a cada situación de tensión que aparezca en aquellas
relaciones que nos impliquen. Una vez que la persona ha experimentado los beneficios
de una solución positiva a los conflictos, aumenta la probabilidad de que alcance
nuevas soluciones constructivas en conflictos futuros.

¿Qué se entiende por conflicto?

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Todos los conflictos sociales implican una percepción de intereses divergentes,


lo sean o no en la realidad. En palabras de Alzate, independientemente de si las
diferencias ocurren entre individuos o entre estados, entre grupos o entre
organizaciones, todo conflicto significa cierto grado de incompatibilidad percibida entre
las partes, con respecto a los objetivos o con respecto a los medios utilizados para
alcanzarlos.
Por su parte, Jares entiende por conflicto aquel proceso de incompatibilidad
entre personas, grupos o estructuras sociales, mediante el cual se afirman o perciben
(diferencia entre conflicto real y falso conflicto) intereses, valores y/o aspiraciones
contrarias.

Dos o más personas o grupos perciben o tienen posiciones,


valores, intereses, aspiraciones, necesidades o deseos
contrapuestos.

La estructura de los conflictos es relativamente simple y está conformada por la


interacción de tres elementos fundamentales: personas, proceso y problema.
Cualquiera de ellos o en su combinación pueden ser causa de conflicto, y en cualquier
caso, siempre los encontraremos en el desarrollo y resultado de una disputa.

Por otra parte,


existen también otros elementos visibles (lenguaje verbal y no verbal, acciones,
comportamientos...) y elementos no visibles, pero no por ello menos importantes
(pensamientos, sentimientos, valores, necesidades psicológicas, prioridades, etc).

Generalmente, se evalúa el conflicto por la parte visible (lo que se dice y se


hace), que adquiere formas negativas, agresivas o violentas cuando se produce la

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crisis y el conflicto estalla. Pero, desde el punto de vista educativo y del aprendizaje en
gestión de conflictos, se debe intentar dilucidar qué hay bajo esa explosión negativa
(la parte no visible), qué necesidades, intereses, creencias, prioridades, etc.,
percibidos como no atendidos o amenazados, están causándola. Para ello, es
recomendable centrarse en:

 Clarificar las áreas de interés y los problemas específicos, separando las


personas de los problemas.
 Descubrir las necesidades e intereses básicos subyacentes a los problemas.
 Identificar los principios y valores comunes.

Conviene tener en cuenta además que, tanto en la génesis como


en la resolución del conflicto, intervienen no solo personas o
grupos, sino también los roles, contextos y estructuras sociales
en los que se hallan inmersos.

El ciclo del conflicto

Independientemente del contexto


donde aflore o se desencadene el
conflicto, sea este de carácter
comunitario, escolar, institucional,
familiar etc., éste mostrará un ciclo
evolutivo de elementos relacionados
entre sí, tal y como se puede observar:

En qué consisten estos elementos y


cómo se relacionan

Etapa 1: actitudes y creencias

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El ciclo empieza por nosotros/as y por nuestras actitudes y creencias sobre el


conflicto. Estas actitudes y creencias tienen su origen en diversas fuentes, como por
ejemplo, en los mensajes recibidos en la infancia sobre los conflictos, los modelos de
conducta de progenitores, tutores/as, profesorado y amistades, otros modelos
recibidos a través de los medios de comunicación o las experiencias propias vividas en
relación con los conflictos.

Etapa 2: el conflicto

En este punto el conflicto ocurre dado que es un proceso inherente a las


relaciones sociales y es inevitable en todo marco de relación. Es un fenómeno, por lo
tanto ubicuo y universal.

Etapa 3: la respuesta

Es el momento en el que se actúa. Se puede gritar, intentar hablar sobre la


situación, o simplemente, abandonar. Cada sistema de actitudes y creencias personal,
a menudo, lleva a reaccionar de la misma manera ante distintos conflictos. Este hecho
puede decir mucho sobre cada individuo y sobre sus patrones de respuesta en las
situaciones de conflicto.
Etapa 4: el resultado

La respuesta tenderá siempre a conducir al mismo resultado. La consecuencia


servirá para reforzar la creencia y de este modo el ciclo se mantiene. En la mayoría de
los casos, el resultado del ciclo del conflicto refuerza el propio sistema de creencias y
lleva a la perpetuación del mismo patrón.

Cada persona lleva consigo una “mochila” –metafóricamente hablando-, en la


que va guardando, a través de la educación, de las experiencias e interacciones con los
otros, creencias, actitudes, hábitos, valores, intereses, estilos relacionales y
comunicativos, etc.
En definitiva, la cultura, determina qué tipo de conductas, con carácter
general, se entienden como conflictivas y qué comportamientos se consideran
adecuados o no a la hora de dar respuesta.
Cuando dos personas se relacionan, cada una de ellas tiene su propia
“mochila” con diferente contenido, por lo que es natural que surjan tensiones
-conflictos- al entrar en contacto las diferencias. Hasta aquí, todo normal.
Ahora, donde realmente se observa el desarrollo de habilidades sociales, es en
el tipo de respuesta que se da a esas tensiones.
Aprender a responsabilizarse de la respuesta y a ajustarla de forma inteligente
a cada situación es el contenido principal del aprendizaje de la convivencia, así como
de la competencia social y ciudadana, a través de la cual se alfabetiza a los estudiantes

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TECNICATURA EN PRECEPTORÍA ESCOLAR
AÑO: Segundo
ASIGNATURA: Convivencia
Docente: Prof. Cecilia Pulvirenti

en conocimientos, destrezas y valores sociales y ciudadanos, de forma que sean


capaces de recabar información, de analizarla, de identificar problemas, de interpretar
y valorar información y propuestas, de establecer interrelaciones entre las causas y las
consecuencias, de escuchar, dialogar, comunicar y proponer soluciones y de trazar
planes personales de actuación coherentes y responsables consigo, con la sociedad
próxima y con el conjunto de la humanidad.
La competencia social está conformada por muchas habilidades situadas a
distintos niveles: comportamiento, pensamiento y emociones, pero además, implica
cuatro habilidades sociales relevantes para la educación de los estudiantes, futura
ciudadanía pacífica, cooperadora y solidaria, son las habilidades de solución reflexiva
de problemas interpersonales, la negociación, el comportamiento de
ayuda/cooperación, y la conducta solidaria.

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