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AUTO SUPREMO N:369/2015

FECHA AUTO:2015-06-02

TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA

SALA CONTENCIOSA Y CONTENCIOSA ADM., SOCIAL Y ADM. PRIMERA

Auto Supremo Nº 369

Sucre, 02 de junio de 2015

Expediente : 117/2015-S

Demandante : Vladimir Iván Cuellar Ursic y otros.

Demandado : Empresa NUEVATEL PCS DE BOLIVIA S.A.

Distrito : Santa Cruz

Magistrado Relator : Dr. Antonio Guido Campero Segovia

VISTOS: Los recursos de casación de fs. 1411 a 1420 vta., y 1422 a 1424,
interpuestos por Jenny Gutiérrez Artunduanga en representación de la Empresa
de Telecomunicaciones NUEVATEL PCS de BOLIVIA S.A., y por Raúl Enzo León
Rodríguez en representación de Vladimir Iván Cuellar Ursic y otros,
respectivamente, contra el Auto de Vista Nº 324 de 8 de diciembre de 2014 de fs.
1397 a 1402 vta., pronunciado por la Sala Social y Administrativa del Tribunal
Departamental de Justicia de Santa Cruz; dentro del proceso laboral seguido por
Víctor Hugo Aliaga y Juan Marcelo Aliaga en representación de Vladimir Iván
Cuellar Ursic, Leonardo Añez Guzmán, Hugo Rivero Vásquez, Eduardo Moreno
Frías, Rubén Clementelli Cabrera, Félix Rodrigo Añez Añez, Mario Alberto Suarez
Hollweg, Miguel Herman Román Añez, Roger Zabala Eguez, Emilio Vargas Claure
y Carlos Ernesto Moreno Guzmán, contra la Empresa NUEVATEL PCS DE
BOLIVIA S.A.; las respuestas a los recursos de casación de fs. 1427 a 1430 vta., y
1431 a 1445; el Auto Nº 66 de 26 de febrero de 2015 de fs. 1446, que concedió los
recursos; los antecedentes del proceso; y:

CONSIDERANDO I:

I.1 ANTECEDENTES DEL PROCESO

I.1.1 Sentencia

Que, tramitado el proceso por pago de beneficios sociales y derechos laborales, el


Juez Quinto de Partido de Trabajo y Seguridad Social de la ciudad de Santa Cruz,
emitió la Sentencia Nº 560 de 29 de agosto de 2012, de fs. 1235 a 1245, por la
que declaró improbada la excepción perentoria de prescripción en cuanto a las
primas y bono de antigüedad, y probada en cuanto a las horas extras
correspondiendo su pago en dos horas, así como del aguinaldo y vacaciones por
los últimos dos años; y probada, con costas la demanda de fs. 169 a 178,
ampliada de fs. 182 y de fs. 230 a 233 vta.; disponiendo el pago por los conceptos
de: indemnización, aguinaldos, vacaciones, horas extras, primas y bono de
antigüedad, a: Emilio Vargas Claure en un monto de Bs.54.624,86.- (Cincuenta y
cuatro mil seiscientos veinte cuatro 86/100 bolivianos) y Félix Rodrigo Añez Añez
en un monto de Bs.87.282.- (Ochenta y siete mil doscientos ochenta y dos 00/100
bolivianos); así como por los mismos conceptos, más el pago de desahucio a:
Carlos Ernesto Moreno Guzmán en un monto de Bs.95.969,52.- (Noventa y cinco
mil novecientos sesenta y nueve 52/100 bolivianos); Eduardo Moreno Frías en un
monto de Bs.60.298,03.- (Sesenta mil doscientos noventa y ocho 03/100
bolivianos); Hugo Rivero Vásquez en un monto de Bs.239.356,99.- (Doscientos
treinta y nueve mil trescientos cincuenta y seis 99/100 bolivianos); Leonardo Añez
Guzmán en un monto de Bs.138.361,60.- (Ciento treinta y ocho mil trescientos
sesenta y un 60/100 bolivianos); Miguel Hernán Román Ibáñez en un monto de
Bs.103.160,33.- (Ciento tres mil ciento sesenta 33/100 bolivianos); Roger Zabala
Eguez en un monto de Bs.104.873,22.- (Ciento cuatro mil ochocientos setenta y
tres 22/100 bolivianos); Rubén Clementelli Cabrera en un monto de Bs.-
56.739,17.- (Cincuenta y seis mil setecientos treinta y nueve 17/100 bolivianos);
Vladimir Iván Cuellar Ursic en un monto de Bs.129.483,86.- (Ciento veintinueve mil
cuatrocientos ochenta y tres 86/100 bolivianos); y Mario Alberto Suarez Holweg en
un monto de Bs.82.339,50.- (Ochenta y dos mil trescientos treinta y nueve 50/100
bolivianos); correspondiendo además la aplicación de la multa del 30%,
actualización y reajustes dispuestos en el art. 9 del Decreto Supremo (DS) Nº
28699 de 1 de mayo de 2006, a favor de cada uno de los demandantes, a ser
calculados en ejecución de Sentencia, rechazando mediante Auto de 4 de
septiembre de 2012 de fs. 1259 y vta., la complementación y enmienda solicitada
a fs. 1257 a 1258, por el representante de la parte demandada.

I.1.2 Auto de Vista

Interpuestos los recursos de apelación tanto por Raúl Enzo León Rodríguez en
representación de Vladimir Iván Cuellar Ursic y otros, como por Juan Bautista
Rafael Loayza Sagarnaga en representación de la Empresa de
Telecomunicaciones NUEVATEL PCS de BOLIVIA S.A. (fs. 1261 a 1264 vta. y
1275 a 1282 vta., respectivamente); mediante Auto de Vista Nº 324 de 8 de
diciembre de 2014 de fs. 1397 a 1402 vta., la Sala Social y Administrativa del
Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, confirmó la Sentencia de fecha
29 de agosto de 2012 de fs. 1235 a 1245, el Auto de 4 de septiembre de 2012 de
fs. 1259 vta. y la providencia de 11 de diciembre de 2012 de fs. 1305, sin costas
por ser ambas partes apelantes.

I.2 MOTIVOS DEL RECURSO DE CASACIÓN

Dicha Resolución motivó los recursos de casación de fs. 1411 a 1420 vta., y 1422
a 1424, interpuestos por Jenny Gutiérrez Artunduanga en representación de la
Empresa de Telecomunicaciones NUEVATEL PCS de BOLIVIA S.A., y por Raúl
Enzo León Rodríguez en representación de Vladimir Iván Cuellar Ursic y otros
respectivamente, quienes señalaron:
I.2.1 Recurso de casación en la forma y en el fondo interpuesto por Jenny
Gutiérrez Artunduanga en representación de la Empresa de Telecomunicaciones
NUEVATEL PCS de BOLIVIA S.A.

I.2.1.1 Recurso de casación en la forma

Al respecto señaló el art. 196.3) del Código de Procedimiento Civil (CPC),


indicando que tanto dicho numeral como el 1) y 2) son facultades que tiene el Juez
después de emitir la sentencia, ya que no podría corregir de oficio o a pedido de
parte una resolución recurrida de apelación, mucho más cuando la medida
precautoria extemporáneamente dispuesta, no cumple con la pertinencia
requerida, al ser perjudicial para el giro comercial de la empresa, por lo que se
evidenciaría de forma clara, precisa y concreta la infracción al principio de
preclusión determinando en el art. 3.e) del Código Procesal del Trabajo (CPT).

I.2.1.2 Recurso de casación en el fondo

I.2.1.2.1 Aplicación indebida de los Decretos Supremos (DDSS) Nos. 107 de 1


de mayo de 2009, 521 de 26 de mayo de 2010, 23570 y 28699; así como de los
arts. 48 de la Constitución Política del Estado (CPE) y 4 de la Ley General del
Trabajo (LGT), al no haber existido vinculación laboral con los demandantes.

Señaló que, conforme al contenido del cuarto Considerando del Auto de Vista
recurrido, otorgó un criterio absolutamente proteccionista a favor de los
demandantes, ya que el art. 5 del DS Nº 28699, fue erróneamente considerado
como una especie de previsión absoluta para la realización de otro tipo de
contratación no laboral, donde además ya desde el art. 4 de la LGT se conocía
que cualquier contrato que hubiere vulnerado los derechos laborales era nulo, y si
bien la Corte Suprema de Justicia en su momento emitió fallos en los que se
reconoció derechos laborales a personas que erróneamente figuraban bajo
contratos civiles o comerciales, en ningún caso ello representa limitación para la
autonomía de la voluntad para acordar contratos civiles o comerciales para la
realización de obra o prestación de servicios en condiciones que no respondan a
las características de los contratos de trabajo.

Al respecto, reclamó que el Tribunal de Alzada, sin contar con ninguna prueba
objetiva, concluyó que los demandantes hubieran realizado tareas propias y
permanentes en la empresa demandada, cuando la actividad que efectuaron los
mismos no representó tareas “…sin las cuales no tendría objeto la existencia de la
unidad económica…” (sic), requisito indispensable que refiere la RM Nº 108,
puesto que la venta puede efectuarse por distintos canales de distribución, no solo
de orden laboral, sino como ocurre en la especie mediante contratos de tipo civil o
comercial.

Agregando que por todo lo referido, el Tribunal ad quem aplicó equivocadamente


la normativa citada; puesto que conforme a las pruebas presentadas por su parte,
no se habría valorado que ninguno de los actores mantuvo relación laboral con la
empresa recurrente.
Asimismo refirió, que la apreciación que realiza el Tribunal de Alzada, en el
sentido de que la comisión sería una forma de remuneración salarial es sesgada,
al encontrarse dicho pago previsto en el art. 1271 del Código de Comercio
(CCom.), por lo tanto una forma de compensación comercial y no solo laboral; que
en el caso, en cuanto a la efectivización del pago, se emitió la factura respectiva, y
dichas franquicias desarrollaron sus actividades en instalaciones bajo su
responsabilidad, no existiendo exclusividad, carga horaria o control de asistencia,
realizando el trabajo de manera independiente y con su propio personal, siendo
desconocida para la empresa recurrente la vinculación que acordaron dichos
dealers con los ahora demandantes; siendo que solamente se pagó honorarios y
comisiones a cada dealer y no así a los demandantes, por lo tanto se formó una
errada convicción en los juzgadores de instancia, de que la empresa esté obligada
a cancelar a los demandantes alguna forma de remuneración salarial; sin que se
haya cumplido con las características de la relación laboral señaladas en los arts.
2 de la LGT, 1 del DS Nº 23570 de 26 de julio de 1993 y 2 del DS Nº 28699; no
siendo de aplicación los DDSS 521 y 107, por cuanto las mismas regulan la
contratación laboral encubierta, situación que no acontece en el caso, puesto que
nunca se impuso o requirió forma alguna de contratación de empleados a ninguna
empresa o distribuidores.

I.2.1.2.2 Vulneración del art. 154 del CPT, al no haber considerado la


jurisprudencia sentada por la Corte Suprema de Justicia, en relación a que las
personas que se encuentran bajo el concepto “Free Lancer”, como los
demandantes, no tienen relación laboral.

Al respecto, señaló que el Tribunal de Alzada hizo caso omiso de lo previsto por el
art. 154 del CPT; siendo que no obstante, al haberse establecido a lo largo del
proceso y reconocido por los demandantes que estos tenían la condición de “Free
Lancers”, donde la uniforme jurisprudencia al respecto ha determinado que no
existe una relación laboral, como el Auto Supremo Nº 634 de 16 de noviembre de
2010.

Asimismo indicó, que el Tribunal ad quem, no valoró las pruebas aparejadas a lo


largo del proceso que los demandantes ejercían dicha actividad conforme a
diferentes características que enumera en su recurso; agregando que dicho
aspecto deberá ser corregido por el Tribunal Supremo.

Asimismo refirió, que otro aspecto que debió motivar al Tribunal de Alzada para la
aplicación del Auto Supremo Nº 634 referido, es el hecho que durante la etapa
probatoria varios demandantes manifestaron que conformaron grupos de
distribuidores independientes (free lancers), que acordaban la distribución y
comercialización de sus productos, nombrando un representante responsable de
cobrar las comisiones, que solía recaer en los codemandantes Vladimir Cuellar
Ursic o Mario Suarez Hollweg quienes presentaban a la Empresa las facturas para
el pago de dichas comisiones.

I.2.1.2.3 Vulneración de la Ley de 18 de diciembre de 1944 y aplicación indebida


de los arts. 60 del DS Nº 21060 de 29 de agosto de 1985, 3 del DS Nº 229 de 21
de diciembre de 1944, y 33 del Decreto Reglamentario de la Ley General del
Trabajo (DR-LGT).

En relación a ello, refirió que el aguinaldo de navidad considerado en la liquidación


del Tribunal de Alzada, es otorgado no obstante a la inexistencia de relación
laboral, vulnerándose en consecuencia la Ley de 18 de diciembre de 1944, que
establece su pago exclusivamente a las personas sujetas a relación de
dependencia y subordinación, lo que no ocurre en el caso; así como el pago
dispuesto del bono de antigüedad y de primas, conforme al art. 60 del DS Nº
21060 y 3 del DS Nº 229, en razón de haber existido una relación civil – comercial;
aplicándose además indebidamente el art. 33 del DR-LGT ya que no existió
ruptura de la relación laboral, toda vez que la misma no existió.
I.2.1.2.4 Aplicación indebida de los arts. 12 y 13 de la LGT, así como del art. 9 del
DS Nº 28699

Al respecto la empresa recurrente manifestó, que dicha aplicación indebida se


produjo al disponer en la liquidación efectuada por el Auto de Vista recurrido, del
pago de indemnización, desahucio y multa del 30%, cuando no existió relación
laboral con los demandantes.

I.2.1.2.5 Vulneración del art. 123 de la CPE al haberse aplicado el criterio de


imprescriptibilidad previsto en su art. 48 de forma retroactiva a la vigencia de la
actual CPE de febrero de 2009, atentando a la jurisprudencia en materia de
prescripción que es posterior a los fallos sobre los que ampara el Tribunal de
Alzada su determinación, que imposibilita la imprescriptibilidad del aguinaldo, bono
de antigüedad y primas al estar a efectos del art. 120 de la LGT.
Sobre ello manifestó, que el Tribunal ad quem amparó su decisión en los Autos
Supremos Nos. 85 y 224 de 10 de abril y 3 de julio de 2012, extendiendo el
alcance de los beneficios y derechos injustamente otorgados por más de los dos
años que prevé el art. 120 de la LGT.

Agregando al respecto, que si bien el art. 48.IV de la actual CPE determina la


imprescriptibilidad, esta fue aprobada en febrero de 2009, por lo que debe tomarse
en cuenta lo señalado por su art. 123, en cuanto a que la retroactividad debe
determinarse expresamente, situación que no ocurre con el art. 120 de la LGT; por
lo tanto el aguinaldo, bono de antigüedad y primas de las gestiones anteriores a
febrero de 2009, prescribió; refiriendo al respecto al Auto Supremo Nº 379 de 28
de septiembre de 2012.

I.2.1.3 Petitorio

Concluyó solicitando que el Tribunal Supremo de Justicia se sirva inicialmente


anular obrados hasta el vicio más antiguo en cuanto al recurso de casación en la
forma y, en su caso, casar en parte el Auto de Vista recurrido, declarando en
consecuencia improbada la demanda en todas sus partes y probada la excepción
perentoria de prescripción en todas sus partes, con imposición de costas y demás
penalidades de ley.
I.2.2 Recurso de casación en el fondo interpuesto por Raúl Enzo León Rodríguez
en representación de Vladimir Iván Cuellar Ursic y otros.

Acusó que el Auto de Vista incurrió en aplicación indebida de los arts. 48 y 123 de
la CPE, pues de manera indebida aplicó los efectos previstos en los arts. 120 de la
LGT y 163 del DR-LGT, sin considerar que ellos fueron retirados de sus fuentes
laborales de manera intempestiva cuando ya se encontraba en vigencia la nueva
CPE, por lo que en mérito al principio de irretroactividad de la norma dispuesto en
el art. 123 de la CPE, sus derechos laborales se encontraban tutelados por dicha
normativa y no así por los arts. 120 de la LGT y 163 del DR-LGT, sin observarse
que el reclamo para el pago de los beneficios sociales nace a partir del despido
injustificado de los trabajadores en vigencia de la norma fundamental,
desconociendo el Tribunal de Alzada que las normas constitucionales son de
aplicación inmediata y operan hacia el pasado, conforme la Sentencia
Constitucional Nº 0371/2010-R de 22 de junio y el Auto Supremo Nº 317 de 12 de
septiembre.

I.2.3 Petitorio

Finalmente señaló que se case parciamente el Auto de Vista de 8 de diciembre de


2014, debiendo mantenerse probada la demanda y en el fondo declararse
improbada la excepción de prescripción presentada por la Empresa demandada,
ordenándose la liquidación y pago de los beneficios sociales de aguinaldo, horas
extras, vacación, primas, bono de antigüedad con carácter retroactivo desde la
fecha de inicio de la relación laboral, más la respectiva imposición de la multa del
30% sobre el monto total de los derechos sociales adeudados, con costas.

CONSIDERANDO II:

I. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

II.1 Resolviendo el recurso de casación en la forma y en el fondo interpuesto por


Jenny Gutiérrez Artunduanga en representación de la Empresa de
Telecomunicaciones NUEVATEL PCS de BOLIVIA S.A.
II.1.2 En cuanto al recurso de casación en la forma.
En cuanto a que el Juez, después de emitir la Sentencia, ya no podía corregir de
oficio o a pedido de parte una resolución, mucho más cuando la medida
precautoria extemporánea no cumple con la pertinencia requerida al ser perjudicial
para el giro comercial de la Empresa; es preciso aclarar previamente que para que
la nulidad impetrada opere en el caso de autos, deben concurrir algunos principios
que deben ser observados por el juzgador, acorde al tenor de la exigencia inserta
en el art. 251, concordante con el art. 254 del CPC y conforme la uniforme
jurisprudencia emitida por el Tribunal Supremo de Justicia, entre ellos, el principio
de especificidad, que establece que no existe nulidad si ésta no se encuentra
prevista por ley; el principio de trascendencia, por el cual no hay nulidad de forma,
si la alteración no tiene trascendencia sobre las garantías esenciales de defensa
en juicio, es decir "no hay nulidad sin perjuicio"; el principio de convalidación, por
el que toda nulidad se convalida por el consentimiento de la parte, si no fueron
observadas en tiempo oportuno, precluyendo su derecho y, finalmente, el principio
de protección, estableciendo que la nulidad solo puede hacerse valer cuando a
consecuencia de ella, quedan indefensos los intereses del litigante.
Así entonces, se advierte que la nulidad solicitada no se justifica de manera
alguna, puesto que no se adecua al principio de trascendencia antes definido, por
no afectar al derecho a la defensa, al debido proceso, ni a la tutela judicial efectiva
o acceso a la justicia, casos en los cuales y de comprobarse una afectación a los
sujetos procesales, procedería; toda vez que, conforme establecieron válidamente
los jueces de instancia, si bien una vez pronunciada la Sentencia el juez no puede
sustituirla o modificarla, concluyendo su competencia en cuanto al objeto del litigio,
sin embargo de ello conforme establece el art. 196.3 del CPC puede ordenar las
medidas precautorias que crea pertinentes, sin que ello signifique que se esté
alterando el objeto principal del litigio, toda vez que las medidas precautorias son
actos procesales que buscan asegurar el resultado de la pretensión de fondo,
garantizando la existencia de bienes sobre los cuales haya de cumplirse la
Sentencia.
Ameritando referir que el Tribunal Supremo de Justicia en su amplia
jurisprudencia, ha determinado que la nulidad procesal no sólo constituye una
decisión de última ratio, sino que además procede por razones expresamente
señaladas en la ley o cuando se ha evidenciado una flagrante vulneración de
determinados derechos que hacen al debido proceso, entre ellos los de acceso a
la justicia, a la defensa y otros, amén de que conforme al principio de
trascendencia, el vicio procesal haya tenido incidencias en perjuicio de una de las
partes de tal modo que sin la existencia de ese vicio, los resultados del fallo
habrían sido distintos.

Por lo que, en el caso de examen no amerita disponer la nulidad del proceso, al no


observar la existencia de perjuicio alguno a la parte solicitante, máxime si no se
dio cumplimiento a los requisitos señalados por la doctrina como: alegar el daño o
perjuicio sufrido, mencionando expresamente las defensas de que se ha privado
oponer con oportunidad, acreditando además dicho perjuicio, para finalmente
individualizar el interés jurídico que se procura subsanar con la invalidez
demandada; exigencias que no fueron satisfechas por la parte recurrente, al
margen de ello, tampoco se cumplió con los presupuestos relativos al principio de
especificidad antes señalado.

II.1.2 En cuanto al recurso de casación en el fondo.


De la revisión de los antecedentes del proceso, se advierte que el reclamo
fundamental radica en cuanto a lo determinado por la resolución recurrida, al igual
que la Sentencia de primera instancia, respecto a que entre los actores y la
empresa demanda existió una relación laboral sometida a la LGT, decisión que la
parte demandada la considera equivocada, en el entendido que la relación entre
ambas partes, habría sido de carácter civil y no así laboral, y dado que la mayoría
de los puntos de reclamo están relacionados con éste punto, este tribunal analiza
y contesta los puntos de manera global, conforme a los siguientes razonamientos.
Que, previamente cabe indicar que, el art. 48.II de la CPE establece el principio de
primacía de la relación laboral, como un principio protector de las trabajadoras y
los trabajadores como principal fuerza productiva de la sociedad, señalando al
efecto: “Las normas laborales se interpretarán y aplicarán bajo los principios de
protección de las trabajadoras y de los trabajadores como principal fuerza
productiva de la sociedad; de primacía de la relación laboral; de continuidad y
estabilidad laboral; de no discriminación y de inversión de la prueba a favor de la
trabajadora y del trabajador”. La importancia que reviste este principio, es de
enorme trascendencia social y jurídica, puesto que se constituye en uno de los
pilares fundamentales del derecho del trabajo, que busca proteger y favorecer al
trabajador en las relaciones de trabajo; por ello, desde sus inicios encontramos
que en el Derecho Laboral, el trabajador es la parte débil de la relación, y por
ende, existe una desigualdad en la realidad contractual de trabajo, por lo que el
principio en mención trata de amparar a una la parte más débil para lograr una
justicia social en condiciones humanas con el empleador; así pues, el
proteccionismo que se aplica en el derecho laboral, lo diferencian del resto de las
ramas del derecho; consiste entonces el principio protector, en darle mayor
protección al trabajador frente al poder del empleador, principio protector
reconocido también en el art. 3.g) del CPT.

Bajo dicho contexto al ser manifiesta la desigualdad existente entre el trabajador y


el empleador -a tiempo de tener acceso a la prueba idónea para acreditar o
desvirtuar determinados asuntos laborales, como por ejemplo a la prueba
documental-, el legislador con el ánimo de compensar esta situación, ha previsto
que en los procesos laborales la carga de la prueba es obligatoria para la parte
patronal y facultativa para el trabajador, conforme disponen los arts. 3. h), 66 y 150
del CPT; es decir, que en materia laboral rige el principio de inversión de la
prueba, que anota que corresponde al empleador desvirtuar los hechos afirmados
por el trabajador, siendo simplemente una facultad del actor trabajador la de
ofrecer prueba, más no una obligación.

Es importante también referirnos a uno de los principios rectores del derecho


laboral, como es el principio de la primacía de la realidad, que tiene vinculación
con los arts. 180. I constitucional y 30. 11 de la Ley del Órgano Judicial (LOJ), que
incorporaron el principio de la verdad material y que conforme a la jurisprudencia
sentada por este Tribunal, tanto en los procesos administrativos, como en la
jurisdicción ordinaria debe prevalecer la verdad material sobre la verdad formal,
con la finalidad de que toda resolución contemple de forma inexcusable la manera
cómo ocurrieron los hechos, en estricto cumplimiento de las garantías procesales,
es decir, dando prevalencia a la verdad pura, a la realidad de los hechos, antes de
subsumir el accionar administrativo y jurisdiccional en ritualismos procesales que
no conducen a la correcta aplicación de la justicia.

Ahora bien, en el caso de análisis, es importante señalar que los representantes


de los actores -a tiempo de formular su demanda-, refirieron como antecedentes
que sus mandantes prestaron servicios laborales a la Empresa NUEVATEL PCS
DE BOLIVIA S.A., empero, con el fin de evadir su responsabilidad, la Empresa
demandada utilizó contrataciones verbales bajo la modalidad de subcontratación
y/o tercerización, asignándoles el denominativo de “Free Lancer”.
Citada que fue la parte demandada con la demanda social, ésta mediante escrito
de fs. 265 a 275 vta., respondió negativamente al pago de la demanda social
interpuesta, memorial en el que señaló que no existía relación laboral, toda vez
que dicha empresa contaría con convenios suscritos con distribuidores para
comercializar sus productos, adquiriendo la franquicia de la compañía y realizando
la labor por cuenta propia, sin que exista un carácter de exclusividad con las
mismas, por lo que los actores tendrían vinculación con dichas empresas que eran
independientes, teniendo un vínculo contractual con estas Empresas distribuidoras
completamente civil y/o comercial.

La Sentencia de primer grado (fs. 1235 a 1245), concluyó afirmando la existencia


de una relación laboral, al haber determinado que los argumentos vertidos en el
memorial de fs. 265 a 275 no fueron probados durante la etapa probatoria, más al
contrario de acuerdo a las probanzas producidas se advertiría que los
demandantes sí realizaban con exclusividad sus actividades a favor de la empresa
demandada, percibiendo de forma mensual comisiones por las ventas realizadas,
evidenciándose que los demandantes estaban incorporados a la estructura
comercial de la empresa, cuyo giro comercial es la prestación de servicios de
telefonía y venta de productos y servicios, cumpliendo con los requisitos
esenciales exigidos; es decir, la subordinación, retribución mensual, horario
determinado y la exclusividad, en aplicación del principio de primacía de la
realidad, de continuidad de la relación laboral, arts. 1 y 2 del DS Nº 23570, arts. 2,
3, 4. b) y c) y 5 del DS Nº 28699 y las presunciones establecidas en el art. 182. a)
del CPT, aspecto confirmado por el Tribunal de Alzada.

Ahora bien, debe considerarse siempre que, todo trabajo es una prestación a favor
de otro, por lo que siempre existe la realización de un acto, un servicio o ejecución
de obra; la distinción radica en el modo de la relación existente entre quienes lo
brindan y quienes lo reciben, a tal fin, corresponde observar el papel realizado por
cada una de las partes, que ante las exigencias de las reglas impuestas por el
empleador, es posible que se pretenda ocultar o encubrir la realidad bajo
apariencias de una relación no laboral, por lo que a este fin, la doctrina del
derecho laboral destaca entre los varios componentes de la relación laboral, el
elemento de la dependencia o subordinación, según el cual, quién recibe el trabajo
tiene la facultad de dirigirlo e imponer sus reglas, tomando los frutos de ese
trabajo, por lo que para determinar la relación se debe recurrir al principio de
primacía de la realidad que privilegia los hechos frente a las formalidades y
apariencias impuestas por el empleador.

Ahora bien, de la revisión del fallo recurrido, se concluye que la apreciación resulta
correcta, porque en el caso, si bien se señaló por la Empresa demandada que no
existiría relación laboral, ya que contaría con convenios con distribuidores para
comercializar sus productos, adquiriendo los mismos la franquicia de la compañía
y realizando la labor por cuenta propia; empero, dicho aspecto no fue demostrado
con prueba fehaciente que demuestre su afirmación, por lo que, los de instancia
determinaron que la prestación de servicios se materializó bajo una relación
obrero patronal al haber concurrido las características esenciales de una relación
laboral previstas en el citado art. 1 del DS Nº 23570 de 26 de julio de 1993 y
ratificados en la actualidad por el art. 2 del DS Nº 28699 de 1º de mayo de 2006,
ello es así porque, de antecedentes se evidencia que los demandantes prestaron
sus servicios bajo dependencia y subordinación de la parte demandada al recibir
directrices para elaborar su trabajo, prestando sus servicios por cuenta ajena, es
decir, realizando actividades propias del giro de la Empresa, cancelándosele una
remuneración mensual por comisión en contraprestación al trabajo realizado,
aplicando además correctamente la presunción establecida en el art. 182. a) del
CPT que señala: “Acreditada la prestación del servicio o la ejecución de la obra, se
presume la relación de trabajo salvo prueba en contrario.”, pues la presunción es
un juicio lógico del juez, en virtud del cual se considera como cierto o probable un
hecho, con fundamento en las máximas generales de la experiencia, que le
indican cuál es el modo normal como se suceden las cosas y los hechos,
permitiendo una correcta valoración de las pruebas.

Ahora bien, en cuanto a la exclusividad, cabe señalar que así como la


subordinación se considera elemento indispensable en el contrato de trabajo, la
nota de exclusividad admite cierta relatividad; ya que más que un requisito
fundamental, sirve para fijar la naturaleza del vínculo, para permitir caracterizarlo
en situaciones dudosas, sin embargo a lo mencionado y en la estricta acepción
jurídica laboral, aquel que presta sus servicios sin la nota de exclusividad puede
estimarse como sujeto de contrato de trabajo, y dotada de carácter laboral su
relación jurídica. Pues la exclusividad constituye una presunción favorable a la
existencia del contrato de trabajo; pero no integra un elemento indispensable para
que se dé tal convenio, si bien, es posible de darse una prohibición para laborar
paralelamente con otra empresa o ejecutar determinadas labores como
independiente, sólo puede imponerse dicha situación en razón a la naturaleza del
servicio requerido, ya sea por su especialidad o eventualidad; en otras palabras,
jamás podrá exigírsele exclusividad a un mensajero, una secretaria o un operario,
sin que ello suponga restricción que éstos últimos, puedan ejercer otros trabajados
en su tiempo libre, cómo el fin de semana, por lo que si bien no se advertiría la
exclusividad en servicio prestado, empero al no ser una característica propia o
indispensable para determinar una relación laboral, no amerita mayor análisis al
respecto y más aún cuando ya se demostraron que existió la dependencia y
subordinación del trabajador en el presente fallo.

A lo anotado, debe agregarse además que el art. 2 del Decreto Ley (DL) Nº
16187 de 16 de febrero de 1979, prohíbe la suscripción de contratos a plazo
en tareas propias y permanentes de las empresas, estableciendo al efecto:
“No está permitido más de dos contratos sucesivos a plazo fijo, tampoco
están permitidos contratos a plazo en tareas propias y permanentes de la
empresa. En caso de evidenciarse la infracción de estas prohibiciones por el
empleador, se dispondrá que el contrato a plazo fijo se convierta en contrato
por tiempo indefinido” (el resaltado es nuestro).

Aclarando y regulando los alcances de esta normativa, el art. 2 de la Resolución


Administrativa (RA) Nº 650/07 de 27 de abril de 2007, emitida por el Ministerio de
Trabajo, previó que las “tareas propias y permanentes”, son aquellas vinculadas al
giro habitual o principal actividad económica de la empresa, aquellas sin las cuales
no tendría objeto la existencia de la unidad económica; en cambio las “tareas
propias y no permanentes”, son aquellas que siendo vinculadas al giro habitual o
principal actividad económica de la Empresa, se caracterizan por ser
extraordinariamente temporales, como las tareas de suplencia por licencia, bajas
médicas, descansos pre y post natales, declaratorias en comisión, las tareas por
cierto tiempo por necesidades de temporada, las tareas por cierto tiempo en
organizaciones o entidades, cuya fecha de cierre o conclusión de actividades se
encuentre predeterminada.

En virtud a este marco normativo, se colige que la labor de prestación de servicios


de telefonía y venta de productos y servicios para lo que fueron contratados los
actores, coadyuvan al logro de la finalidad principal que tiene dicha Empresa,
constituyéndose por ello en tareas propias y permanentes que se encuentran
vinculadas y relacionadas a la actividad principal que realiza la Empresa.
De otro lado, corresponde precisar que el acto de girar facturas, no es un
argumento suficiente para desvirtuar una dependencia obrero-patronal, ante la
contundente concurrencia de las características esenciales de una relación laboral
en la prestación de los servicios por parte de los actores, conforme se analizó
precedentemente, debiendo tenerse presente, además, que el pago es una
consecuencia del trabajo prestado, mas no su causa, de ahí que la forma, el modo
o los plazos de la retribución no resultan suficientes para determinar si una
relación contractual se inscribe en la esfera de del campo civil o laboral, sino las
características de esa prestación de servicios.

Al respecto debe recordarse, que conforme a la naturaleza propia del proceso


laboral y su distinción con otras ramas del Derecho, así como su concepción
desde la CPE, debe existir una inexcusable valoración conjunta del elenco
probatorio a la que se sujeta el juzgador, la libre valoración de la prueba de
acuerdo a los principios que informan la sana crítica, la lógica y la experiencia, sin
encontrarse sujeto a su tarifa legal, atendiendo las circunstancias relevantes del
proceso y la conducta procesal observada por las partes, conforme a lo prescrito
por los arts. 3.j) y 158 del Código Adjetivo Laboral; y por otra parte, debe darse
cumplimiento irrestricto de los principios protectivos resguardados
constitucionalmente a favor de toda trabajadora o trabajador, conforme lo dispone
el art. 48.II de la CPE; elementos que el juzgador debe subsumir en el principio de
la verdad material, por el cual debe prevalecer dicha verdad sobre la verdad
formal.

Conforme a lo señalado, en la especie se advierte que el Juez a quo, efectuó una


valoración conjunta de los elementos probatorios del proceso, incluyendo la
confesión provocada de fs. 1189 a 1190 como las pruebas de descargo
contrastando tal cual se dijo, su contenido con las demás probanzas,
resguardando la aplicación de la verdad material sobre la formal; situación que fue
confirmada de manera correcta por el Tribunal ad quem.
En ese marco, corresponde señalar además que la valoración y compulsa de las
pruebas, es una atribución privativa de los juzgadores de instancia e incensurable
en casación, a menos que se demuestre fehacientemente la existencia de error de
hecho en la apreciación de las pruebas que se da cuando se considera que no hay
prueba suficiente sobre un hecho determinado, o que se hubiere cometido error de
derecho que recaiga sobre la existencia o interpretación de una norma jurídica, o
en su caso que los juzgadores de instancia ignorando el valor que atribuye la ley a
cierta prueba, le hubieran asignado un valor distinto; actividad valorativa que en la
especie no es cuestionada por la parte demandada ahora recurrente, sin
considerar que la simple afirmación de hechos sin que los mismos se encuentren
respaldados por prueba idónea y suficiente, no causa efecto jurídico alguno, dado
que la relación laboral está vinculada fundamentalmente con una situación de
hecho, dada la negación de la parte demandada al respecto, por lo que es
imprescindible referir a la prueba sobre la cual se basó o no consideró el Tribunal
de Apelación, de modo que éste Tribunal pueda efectuar un control jurisdiccional
al respecto, no siendo suficiente la mera referencia de normativa.

Por lo anotado, y dado que la parte recurrente no refiere a la valoración probatoria


de los jueces de fondo, se entiende que el Tribunal ad quem valoró correctamente
las pruebas aportadas por las partes para llegar a la conclusión de la existencia de
una relación laboral, formando así libremente su convencimiento, claro está,
inspirándose en los principios científicos que informan la crítica de la prueba y
atendiendo las circunstancias relevantes del pleito y la conducta procesal
observada por las partes, lo que consta haber ocurrido.

A lo anotado, debe agregarse que la jurisprudencia señalada en el recurso de


casación, que a criterio de la parte demandada hubiese sido vulnerada por el
Tribunal ad quem, no se ajusta a las particularidades del presente caso, al
contener elementos fácticos diferentes, resultando en tal razón impertinente su cita
en el recurso.

En cuanto al aguinaldo de navidad, las vacaciones, el desahucio, la indemnización


y la multa del 30%, reclamados por el actor en sentido que no corresponde su
reconocimiento, bajo el fundamento que se tratan de contratos de carácter civil y
no así laboral; corresponde señalar que, al no haberse demostrado la existencia
de error de hecho o de derecho en la apreciación de la prueba por parte del
Tribunal de Alzada, quedando de tal manera establecido plenamente, que los
actores tuvieron una relación laboral con la entidad demandada, su
reconocimiento es correcto, al no existir mayor fundamento para su negación.
Debe quedar anotado que, la multa del 30% establecida en el DS Nº 28699, es
aplicable ante el incumplimiento del plazo de los 15 días calendario establecidos
para cancelar los beneficios sociales y derechos laborales que se reconozcan a
favor de una trabajadora o un trabajador, independientemente a la causal de la
desvinculación laboral, conforme se tiene expresado este Tribunal Supremo de
Justicia en uniforme jurisprudencia, entre ellos, los AASS 504 de 29 de agosto de
2013 y AS Nº 532 de 29 de agosto de 2013, por lo que al haberse concluido en
sentido de que existiría una relación laboral donde se le reconócele todos los
derechos y beneficios reclamados que no le fueron cancelados, corresponde
acertadamente condenar a la empresa demanda al pago de este concepto.

Por otro lado, en cuanto a la excepción de prescripción, cabe señalar que la


Sentencia cursante a fs. 1235 a 1245 estableció declarar improbada la excepción
perentoria de prescripción en cuanto a primas y bono de antigüedad al haberse
evidenciado que estos derechos corresponden a los dos últimos años del trabajo
realizado por los actores, empero respecto a las horas extras demandadas declaró
probada dicha excepción otorgando dicho concepto solo por los dos últimos años
trabajados, aspecto que fue confirmado por el Tribunal de Alzada, ameritando
referir que conforme a lo dispuesto por el parágrafo IV del art. 48 de la CPE,
vigente desde el 7 de febrero de 2009 “…los salarios o sueldos devengados,
derechos laborales, beneficios sociales y aportes a la seguridad social no pagados
tienen privilegio y preferencia sobre cualquier otra acreencia, y son inembargables
e imprescriptibles…”; es decir, que por mandato de la Ley suprema del
ordenamiento jurídico boliviano, tal cual lo señala el parágrafo II de su art. 410,
que goza de primacía frente a cualquier otra disposición normativa, al existir
contradicción en cuanto a la prescripción de los derechos laborales con lo
señalado por el art. 120 de la LGT, debe darse aplicación preferente a lo
establecido por la CPE; siendo necesario aclarar que sólo en el caso de que el
cómputo de los 2 años se haya producido antes de la vigencia de la CPE de 7 de
febrero de 2009, se aplica lo dispuesto por el art. 120 de la LGT, guardando de tal
forma relación con el art. 123 de la CPE en cuanto a la retroactividad de la ley.

Por lo anotado corresponde definir también a la prescripción liberatoria como la


extinción de la acción emergente de un derecho subjetivo producido por la
inactividad de su titular durante el lapso señalado por ley. Por lo que la
prescripción no afecta el derecho en sí, sino que priva al merecedor de la acción,
con lo cual la acción queda relegada a una condición meramente natural,
quedando claro que son dos los elementos que requiere la ley para que se
configure la prescripción: a) el transcurso del término legal preestablecido y, b) la
inacción o silencio voluntario del merecedor durante ese plazo.

En base a dichas conceptualizaciones precedentemente anotadas, se establece


con absoluta claridad que, en la especie, los de instancia establecieron otorgar los
derechos reclamados por los actores de las dos últimas gestiones, por lo que no
se advierte vulneración alguna al art. 123 de la CPE.

Bajo estos parámetros se concluye que al no ser evidentes las infracciones


denunciadas en el recurso de casación en la forma y en el fondo de fs. 1411 a
1420 vta., al carecer de sustento legal; ajustándose el Auto de Vista recurrido a las
leyes en vigencia, no observándose violación de norma legal alguna, por lo que
corresponde resolverlo en el marco de las disposiciones legales contenidas en los
arts. 271. 2) y 273 del CPC, aplicables por la norma permisiva contenida en el art.
252 del CPT.

II.2 Resolviendo el recurso de casación en el fondo interpuesto por Raúl Enzo


León Rodríguez en representación de Vladimir Iván Cuellar Ursic y otros.
En cuanto a la supuesta aplicación indebida de los arts. 48 y 123 de la CPE, al
haberse indebidamente aplicado los efectos previstos en los arts. 120 de la LGT y
163 del DR-LGT, cabe referir que conforme ya se estableció en el punto anterior,
en sentido de que sólo en el caso de que el cómputo de los 2 años se haya
producido antes de la vigencia de la CPE de 7 de febrero de 2009, se aplica lo
dispuesto por el art. 120 de la LGT, guardando de tal forma relación con el art. 123
de la CPE en cuanto a la retroactividad de la ley, por lo que dicho reclamo ya se
encuentra dilucidado.

En tal sentido, la pretensión del recurrente de aplicar el art. 48 de la CPE, que


prescribe que los salarios o sueldos devengados, derechos laborales, beneficios
sociales y aportes a la seguridad social no pagados tienen privilegio y preferencia
sobre cualquier otra acreencia, y son inembargables e imprescriptibles, no pude
ser aplicable al caso de autos por constituirse en derechos nacidos con
anterioridad a la fecha de promulgación de las normas contenidas en la CPE, y de
los cuales no se hubiese interrumpido el curso de su prescripción.

Otro entendimiento tornaría un escenario inestable en el panorama jurídico laboral


en Bolivia pues la certeza, seguridad y confianza que la jurisdicción ordinaria debe
otorgar a los justiciables, se diluiría volviéndose confusas las fechas de cómputo
de diversas figuras jurídicas y generando inseguridad en la aplicación de la norma,
transgrediendo de esta manera el principio de seguridad jurídica, que es pieza
fundamental en la configuración y estructura del Estado Constitucional de
Derecho.

Si bien es evidente que la SC 0371/2010-R de 22 de junio, establece que la


Constitución, por su especial y exclusiva naturaleza jurídica, su operatividad en el
tiempo no es igual que de las normas ordinarias, de manera que la Constitución
Política del Estado y sus disposiciones, a partir de su promulgación el 7 de febrero
de 2009, se constituye en la Ley Fundamental y fundamentadora del ordenamiento
jurídico del nuevo Estado boliviano, de modo que todas las normas inferiores
deben adecuarse a lo prescrito por ella, pudiendo inclusive operar hacia el pasado,
por cuanto su ubicación en la cúspide del ordenamiento jurídico implica que es
éste el que tiene que adecuarse a aquélla; empero aquello es posible siempre que
no se vulneren otros derechos, como es el caso de la prescripción liberatoria, que
de haberse operado en fecha anterior a la vigencia de la norma fundamental a
favor del deudor, éste ya no podría ser nuevamente abierto a raíz de la vigencia
de la norma fundamental, lo que en el caso sucedió.

Por lo expuesto y en mérito a los antecedentes y fundamentos referidos, al no


haber incurrido el Tribunal de Alzada en ninguna de las infracciones acusadas por
los recurrentes, corresponde resolver el recurso extraordinario de casación según
lo previsto por los arts. 271.2) y 273, ambos del CPC, aplicables por mandato del
art. 252 del CPT.

POR TANTO: La Sala Contenciosa y Contenciosa Adm., Social y Adm. Primera


del Tribunal Supremo de Justicia, con la atribución conferida en el art. 184.1 de la
CPE y el art. 42. I. 1 de la LOJ, declara INFUNDADOS los recursos de casación
de fs. 1411 a 1420 vta., y 1422 a 1424, interpuestos por Jenny Gutiérrez
Artunduanga en representación de la Empresa de Telecomunicaciones
NUEVATEL PCS de BOLIVIA S.A., y por Raúl Enzo León Rodríguez en
representación de Vladimir Iván Cuellar Ursic y otros respectivamente.

Sin costas por ser ambas partes recurrentes.

Regístrese, notifíquese y devuélvase.

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