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“Ethical Ambivalence”
- La ética de Levinas es ambivalente: Para Levinas, el Otro no está siempre ni
exclusivamente en otra parte; me exige, pero también es de mí: es la relación
constitutiva de este sujeto con lo ético, la que constituye y divide al sujeto desde el
principio. Para Levinas, esta escisión del sujeto, fundacionalmente, por el Otro
establece este sujeto no unitario como base de la responsabilidad ética.
- Centrándose también en la forma en que el sujeto es perseguido, incluso
aborrecido, en la obra de Levinas, Judith Butler busca un lugar para respirar.
Puede que no parezca la máxima aspiración ética —lo admite— y, sin embargo,
respirar es una condición previa para cualquier vida que pueda estar sujeta a una
reflexión ética. ¿Podría el giro contemporáneo hacia la ética ser similar a lo que
hizo que Nietzsche gritara sobre Hegel: “¡Mal aire! ¡Aire malo!"? En cualquier caso,
debemos pensar cuidadosamente sobre cualquier amenaza de un moralismo
elevado. En su ensayo, “Ambivalencia ética”, Butler nos invita a reflexionar sobre
cuánto daño al yo es sostenible, y lo hace llamando nuestra atención sobre los
temas que nos brindan Nietzsche y Levinas.
- Volviendo a Nietzsche, muestra cómo el noble aparece al principio como una
figura individuada, distinta del esclavo de la moral del esclavo. Pero estas cifras
pueden no ser distintas entre sí. Entonces Butler nos pide que consideremos si
una figura interrumpe a la otra de la misma manera que el sujeto levinasiano es
fundamentalmente interrumpido por su Otro. Si es así, entonces debemos admitir
que ambos pensadores nos dan una subjetividad violada.
- La relación ética de Levinas se vuelve pensable cuando el sufrimiento del otro se
encuentra como una pura pasividad que me impone una obligación ética. Los
“daños a uno mismo” que constituyeron la investigación de Judith Butler en este
volumen se ven desde el otro lado en el ensayo de Boothroyd: ¿Qué se debe
entonces? Boothroyd demuestra que para Nietzsche y Levinas el paso del
pensamiento más allá del sufrimiento es decisivo: para Nietzsche es la “afirmación
de la vida”, para Levinas, la “responsabilidad infinita”. Sin embargo, “más allá del
sufrimiento” es un movimiento ambiguo que difiere para los dos pensadores.
- Ambos pensadores “rechazan” el sufrimiento del otro en algún nivel: Nietzsche
porque es una demanda de lástima, Levinas porque uno simplemente no puede
sufrir el sufrimiento del otro.
- Para Levinas, la diferenciación de mi sufrimiento del sufrimiento del otro es una
condición previa de la apertura del yo a los demás en la responsabilidad ética.
Esto es así porque el otro también me obliga a ser responsable y así configura lo
que soy en una precedencia del otro sobre el yo, dentro del yo. La ambigüedad del
sufrimiento está ligada a la relación yo-otro tanto para Levinas como para
Nietzsche.
La condición vulnerable (Una lectura de Emmanuel Levinas, Judith Butler y Adriana
Cavarero) Joan-Carles Mélich.
Random para una ética queer: Caressing Radical Alterity: For a Queer Ethic of
Embodiment in Contemporary Films and Literature
- Este terreno fundacional genera un desafío particular para Levinas: el de dar
cuenta de la relación específica que trae al sujeto a la existencia, ya que esta
relación siempre escapa al control contenedor del lenguaje y el pensamiento
representacional. Para dar cuenta de esta dimensión preconceptual, Levinas
desarrollará la famosa ya menudo incomprendida noción de Rostro. En lugar de
aparecer en el giro reflexivo del sujeto sobre sí mismo, un gesto conceptual que se
podría llamar un cambio de rostro, Levinas argumenta que el sujeto es convocado
en el cara a cara con el otro. Pero Levinas le da un sentido específico a su
concepto de Rostro, pues como suele malinterpretarse, el Rostro para Levinas “no
es el color de los ojos, la forma de la nariz, el rubor de las mejillas, etc.” (Entre
Nosotros, 232). Más allá de estas manifestaciones sensibles del rostro, es su
poder de expresar la vulnerabilidad, la fragilidad, la falta de ser y la mortalidad del
otro lo que retiene Levinas. El Rostro, por lo tanto, no debe ser entendido
literalmente y de manera estrecha, sino a través de su poder evocador. De hecho,
el Rostro ni siquiera tiene que manifestarse en un rostro específico. El Rostro es
entonces entendido como un concepto más que como el centro de la expresión
humana, un concepto que pretende plasmar la responsabilidad inmediata y
fundamental que experimento por la vulnerabilidad del otro. El rostro “me convoca,
me exige, me reclama: como si la muerte invisible que enfrenta el rostro del otro –
la pura alteridad, separada de alguna manera de toda unidad– fuera mi “negocio””
(145). La comprensión de Levinas del Otro es el tercer aspecto de su filosofía que
necesita ser desarrollado para comprender la originalidad de su perspectiva. Como
ya hemos visto, Levinas desconfía mucho de la forma en que la tradición
metafísica intenta dar sentido al otro de manera estrictamente conceptual sin tener
en cuenta la experiencia más fundamental de la alteridad. Para Levinas, el gesto
que consiste en pensar al otro en lugar de experimentarlo, es un gesto que apunta
a contener, dominar y atrapar la alteridad infranqueable del otro en la red de
abstracciones conceptuales que los filósofos diseminan por el mundo para darle
sentido. Como insiste Levinas “El pensamiento, en tanto que aprendizaje, requiere
una toma, un apoderamiento, un control sobre lo aprendido y una posesión.
- El ‘apretar’ [saisie] del saber no es puramente metafórico… El ser que se le
aparece al sujeto cognoscente no sólo lo instruye, sino que ipso facto se entrega a
él.” (EN, 125-26). A esta toma del otro, Levinas opone una relación intersubjetiva
cuyo exceso nunca puede ser plenamente rendido. Incluso si el cara a cara da
existencia al sujeto, es un sujeto de dominio. Por el contrario, por su inasimabilidad
el encuentro con el otro interrumpe mi soberanía y mi poder de asignar sentidos al
mundo. Por su resistencia fundamental a la domesticación, el otro es “una brecha
en el horizonte”, una “relación con una profundidad” infinita, un agujero perforado
en el tejido constrictor de mi soberanía discursiva. Para Levinas, el otro ni siquiera
se presenta como un ser que podría reducirse a un género, “no entra del todo en
la apertura del ser en el que ya estoy como en el campo de mi libertad. No es en
términos de ser en general que viene hacia mí” (EN, 9-10). La singularidad del otro
se conserva, pues, en el cara a cara. Es en este contexto que puede cobrar
sentido la afirmación de Levinas de que “El otro es el único ser que puedo querer
matar” (EN, 9) ya que a pesar de la diversidad de especificidades que recubre y
configura la existencia del otro, es la interrupción de mi ser que el otro provoca que
es el objeto de mi violencia. En el cara a cara, experimento la vulnerabilidad del
otro tanto como la mía, y esta experiencia radical horada la vaina de mi ser como
género (blanco, varón, clase media, etc.) que ni siquiera puedo calmar. con una
filosofía humanitaria y universalista ya que el mismo terreno común sobre el que
se funda (la identificación de una misma humanidad compartida) se derrumba bajo
el infinito exceso del Otro.
- Esta comprensión radical del cara a cara, es decir, su exceso indómito
fundamental y su poder para romper “el ‘rigor’ del ser”, es probablemente uno de
los aspectos más polémicos y útiles para desarrollar una ética queer.
Contrariamente al argumento de Slavoj Žižek de que la otredad de Levinas es un
tanto simplista, Levinas logra ofrecer una conceptualización del otro que es a la
vez dinámica y concreta. Dado que el otro siempre aparece en y como una
experiencia singular, la generalidad del lenguaje (y las categorías sociohistóricas)
nunca pueden agotar por completo su existencia. No existe, pues, una posición
subjetiva definible que pueda garantizar el acceso al otro ya que su “excedente de
significación” escapa siempre al enmarañado olio de mi pensamiento conceptual.
De hecho, lejos de fetichizar al otro cubriendo su alteridad con significantes
socioculturales, Levinas vigoriza la experiencia de la alteridad hasta un punto
climático trascendental donde se vuelve conceptualmente inasible y, sin embargo,
completamente tangible.
Random:
- la relación entre ética y política Tanto E.L como J.B comparten la pregunta de
cómo pensar la ética con los horrores.
- Estas diferencias nos permitirían preguntarnos respecto a si su teoría señalada en
“Totalidad e infinito” puede ser leída o interpretada desde una perspectiva
politizada pese a las diferencias que propone
- Idea de que el sujeto(a) unitario(a) sirve a una forma de poder que debe ser
desafiada, sin embargo, desde la perspectiva de Levinas esto ocurre desde la
ética, mientras que Butler argumenta que
- Michael Morgan ha discutido la base existencial de la ética de Levinas en relación
con las tres escuelas éticas que acabamos de indicar (2007). Nos recuerda que
Levinas está trabajando en un nivel preteórico y encarnado que representa el
ímpetu detrás de los sistemas éticos forjados a través de la reflexión, la tradición y
la crítica. En ese sentido, el objetivo de Levinas es a la vez fenomenológico y
hermenéutico: describe el encuentro con el otro, argumenta que impone un límite a
la constitución del objeto e interpretativamente rastrea la ética hasta el nacimiento
del significado intersubjetivo. A diferencia de la cuestión inaugural del ser de
Heidegger, la preocupación de Levinas es la exterioridad o trascendencia del otro
que se dirige a mí. De acuerdo con la afirmación de Morgan, Diane Perpich ha
argumentado que el cara a cara en Levinas da lugar a una “normatividad sin
normas” (2008: 126-127). Por su parte, Steven Crowell observa que la
normatividad del rostro también es epistémica; es la base para la objetividad de
cualquier percepción porque, si el otro no me enfrentara y cuestionara mi
experiencia, nunca encontraría un "sentido de lo normativo, de los estándares
contra los cuales se puede juzgar la validez de mis experiencias". (Crowell 2015:
574). En efecto, la primera normatividad que experimento, antes de la reflexión,
corresponde a un afecto (TI: 294), que acompaña mi experiencia de la exterioridad
del otro. Al mismo tiempo, respondo a ese otro. Como escribe Levinas,
- [l]a lengua hace posible la objetividad de los objetos y su tematización. Ya Husserl
argumentaba que la objetividad del pensamiento consiste en ser válido para todos.
Conocer objetivamente es, pues, constituir mi pensamiento de tal modo que ya
contenga una referencia al pensamiento de los demás. Lo que comunico, pues, ya
está constituido en función de los demás. (TI: 210, énfasis añadido)
- “Por más contradictorio que parezca, en imponer lo político sobre lo ético: es ahí
cuando Butler recuerda la advertencia de Derrida, que responder por cada rostro
puede volvernos irresponsables (2012b:p.39)”.
- Desplazamiento de la política hacia la ética (pese a que este desplazamiento no
constituya una ruptura) (Honig, 2013, pp.41-67). Libro se llama Antigone,
interrupted.
- Teoría queer de Butler: Política y antifundacionismo de la teoría queer
- concepto de totalidad, al que Lévinas opone el infinito, está ligado a la visión de la
política como racionalidad. Confronta esta realidad que coloca en primer lugar a la
política, es decir a la ontología, es decir al interés económico, es decir a la guerra,
es decir a una paz que deriva de la guerra y conduce a ella- Lévinas enfrenta la
práctica y la historia de basar la moral sobre la política y frente a la razón que
prevalece con la guerra, propone una metafísica que no acepta la ontología de la
totalidad y pone en relación con lo que está más allá de la totalidad, con el Otro.17
- Lévinas discute que la responsabilidad hacia el Otro tiene sus raíces dentro de
nuestra construcción subjetiva. Se explica cómo el Yo se construye acorde a lo
que ve y cree conocer del Otro. Para Lévinas la subjetividad es primordialmente
ética, donde la responsabilidad se origina del trato con el Otro, adquiriendo
dirección y significado. Mientras se da la interacción entre los dos sujetos, su
encuentro da origen a un Nosotros, ya que los dos se conciben como sujetos y
también conciben un ente externo que regula su encuentro (esto podría ser una
explicación de la Sociedad). De ese modo Lévinas interpreta la forma en la que
cada encuentro con un Otro conforma un colectivo y una idea de cada Otro y el
Yo. Para la filosofía de Lévinas el Yo es la suma de todos los encuentros que
tenga.
- Tradicionalmente se ha interpretado a la metafísica de dos modos opuestos: como
un quehacer literalmente inútil por improductivo y alejado de las urgencias
cotidianas, o como una ciencia que, en tanto que pregunta por el ser —aún vigente
en nuestros días—, es la más libre de todas, al tiempo que también libera al
hombre de sus opiniones infundadas y prejuicios teóricos. En este ensayo se
presentan de manera sucinta ambas posturas. La figura de Tales y Sócrates da
pie para escribir sobre la primera postura, mientras que la Metafísica de Aristóteles
permite fundamentar cómo es que el preguntar por los primeros principios y
causas es "liberador".
- La metafísica, en cambio, no tiene como propósito la contemplación de un orden
especial de entes, sino del ser en general o, para decirlo en términos aristotélicos,
del ser en tanto que ser.
- Diferencia entre ontología y metafísica: Butler propone que la primera se
encuentra regulada desde el poder el cual constituye a los sujetos, mientras que
en la metafísica, se dice que la originalidad del planteamiento de Levinas radica en
que el noumeno es el otro que se manifiesta en una relación de no-violencia que
es esencialmente lenguaje y no poder: por lo tanto la metafísica es posible. La
metafísica es ética y al mismo tiempo filosofía primera. A partir de la relación del
lenguaje (…), es posible hacer una fenomenología del noumeno, que es la
metafísica. Esta será una fenomenología de ausencias más que de presencias,
desarrollada en toda su amplitud en Totalidad e infinito.
El hombre, por su cuerpo, puede convertir la resistencia de la materia en protección a su
favor y también por su cuerpo, debe aguardar la muerte. Por él tiene poder, es efectivo, y
su libertad, que sin esta efectividad seria nula, puede ejercerse en el contexto del
aplazamiento eficaz de la muerte (P.41).
Para Levinas: El lenguaje es no violento ->La relación del yo y el otro no violenta, más
explícitamente desarrollada, es la del lenguaje. El lenguaje, a pesar de presentarse
también como obra y poder (como retórica y propaganda) es esencialmente no-violento.
Para Butler: el lenguaje si lo es
Poder dota de realidad a los sujetos, y, por lo tanto, puede provocar exclusiones y
produce cuerpos abyectos: desde una mirada epistemológica puesto que se caracterizan
por ser no inteligible, y desde la normativa ya que son ilegítimos, bajo lo cual puede residir
su falta de reconocimiento.
Ética v/s responsabilidad política
Qué hace una vida vivible: vulnerabilidad de la vida humana
Ontología de la vulnerabilidad: surge de los “cuerpos abyectos”, que estarían fuera de lo
legítimo y lo inteligible: -Judith Butler ofrece una ontología de la vulnerabilidad con base
en el concepto de “vida” como una vida digna de duelo y sus consecuencias políticas -
No matarás, por ejemplo.
Vida-duelo: Ética -> Se dice que en sus obras recientes ha existido un giro ético
Responsabilidad ética y política emerge solo cuando el sujeto unitario puede ser
efectivamente entredicho, esto implica que la fisura de ese sujeto, o la puesta en
evidencia de su constitutiva “diferencia”, se convierte en algo central para una política que
desafía tanto la propiedad como la soberanía de maneras específicas (12).
(…) ser desposeído se refiere a los procesos e ideologías a través de los cuales las
personas son repudiadas y rechazadas por los poderes normativos y normalizadores que
definen la inteligibilidad cultural y que regulan la distribución de la vulnerabilidad (16).
(…) desposesión puede ser un término que marca el límite de la auto-suficiencia y que
nos establece como seres interdependientes y relacionales (17)