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La cronología bíblica indica que el Reino de Dios fue establecido en los cielos en 1914. Así lo
demuestra una profecía registrada en el capítulo 4 del libro de Daniel.
En qué consiste la profecía. Dios hizo que un rey de Babilonia llamado Nabucodonosor tuviera
un sueño profético. Ese rey soñó que un enorme árbol era cortado y que se impedía que su
tocón volviera a crecer por un período de “siete tiempos”. Una vez cumplido ese plazo, el árbol
crecería de nuevo (Daniel 4:1, 10-16).
¿Qué significa el hecho de que el árbol haya sido cortado? Como vimos, en el caso de
Nabucodonosor representó una interrupción de su reinado. Y lo mismo representó en el caso
del gobierno de Dios en la Tierra. Esa interrupción se produjo cuando Nabucodonosor acabó
con Jerusalén, ciudad donde gobernaba una línea de reyes israelitas. Dichos reyes se sentaban
en “el trono de Jehová”, es decir, eran representantes de Dios (1 Crónicas 29:23).
¿Qué representan los “siete tiempos”? Los “siete tiempos” representan el período durante el
cual Dios permitiría que las naciones del mundo gobernaran sin la intervención de algún reino
establecido por él. Dicho período comenzó en octubre del año 607 antes de la era común (a. e.
c.), que según la cronología bíblica, fue cuando los babilonios destruyeron Jerusalén (2 Reyes
25:1, 8-10). *
¿Cuánto duran los “siete tiempos”? A diferencia del caso de Nabucodonosor, no duran siete
años. Para saber por qué, fijémonos en las siguientes palabras de Jesús: “Jerusalén [que era un
símbolo del gobierno de Dios] será hollada [o pisoteada] por las naciones, hasta que se
cumplan los tiempos señalados de las naciones” (Lucas 21:24). Como vemos en esta profecía,
Dios permitiría que las naciones pisotearan, o despreciaran, su autoridad durante “los tiempos
señalados de las naciones”. Ese período es el mismo que los “siete tiempos” del capítulo 4 de
Daniel. De modo que cuando Jesús pronunció esas palabras, los “siete tiempos” aún no habían
acabado.
La propia Biblia nos ayuda a determinar la duración de esos “siete tiempos” proféticos.
Primero, dice que tres tiempos y medio equivalen a 1.260 días. Por lo tanto, “siete tiempos” (el
doble de tres tiempos y medio) equivalen a 2.520 días (Revelación [Apocalipsis] 12:6, 14).
Además, en las profecías bíblicas encontramos la siguiente regla: “Un día por un año”
(Números 14:34; Ezequiel 4:6). Aplicando esta regla, los 2.520 días representan 2.520 años. Así
que los “siete tiempos” terminaron en octubre de 1914.