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Nueva Fenomenología Del Llevar Adelante
Nueva Fenomenología Del Llevar Adelante
Eugene Gendlin
Ahora es evidente que la filosofía necesita emplear más que conceptos, pero el
«retorno» usual a la fenomenología no necesita ser una retirada del
postmodernismo. La fenomenología no necesita apartarse del problema de la
relatividad de las categorías descriptivas y de las aproximaciones. Tenemos maneras
de pensar con el llamado «exceso». He mostrado que éste es mucho más que una
textura de viejos conceptos. Lo que llamo «experiencing» no es separable de los
conceptos, pero juega roles cruciales, directamente demostrables, en el pensar
incesante. Realiza funciones que los conceptos no pueden realizar.
En mi trabajo filosófico, estoy resumiendo lo que llamo «una inversión del orden
filosófico usual». Las filosofías han exigido por mucho tiempo una base en la
experiencia, pero siempre se interpretó «experiencia» según los conceptos y las
categorías de esa filosofía. Los conceptos siempre fueron atribuidos dentro de la
experiencia. Esto todavía se hace hoy en día cuando el «exceso» se entiende
simplemente como una textura de viejos conceptos. Sólo una fenomenología puede
emplear las funciones del experienciar más allá de la variedad de conceptos. En otros
trabajos, que resumo aquí, se puede encontrar una manera filosófica para mostrar y
emplear directamente algunas de sus funciones en el pensamiento y en el discurso.
1.
Una filosofía que puede pensar con el “más” no asume el cuadro de la ciencia. No
asume, en palabras de Russell, que la lógica es el «accesorio del mundo». Queremos
obtener y entender el gran poder de la lógica y de la ciencia, y asir cómo éstas están
incluidas en mucho más que ellas mismas. Necesitamos urgentemente agregar un
nuevo y diferente tipo de ciencia para acrecentar ese cuadro-del-mundo. La negativa
de Husserl de asumir la ontología reduccionista era legítima, y podemos ir
profundamente en la dirección que él abrió. Podemos obtener esta y también otras
ontologías en y desde la fenomenología.
En su uso, todos los conceptos involucran más que sus meros patrones lógicos. Pero
si no prestamos más atención a esto, entonces parecemos no tener nada aparte,
cuando los conceptos fallan. No hay ningún nuevo camino, sólo arbitrariedad cuando
los conceptos fallan. Nos encontramos a nosotros mismos en un revoltijo de
posibilidades conceptuales, una mezcla de todos los conceptos y teorías que hemos
leído y pensado. Podemos movernos en todas las clases de posibles direcciones,
antiguas y nuevas. Siempre pueden hacerse muchas distinciones analíticas, y no
necesitan ser absurdas. En esta plétora lo que escogemos decir es arbitrario.
A lo que deseo apuntar es un poco complejo. El revoltijo de viejos conceptos está
aquí, pero ellos por sí solos no determinan lo que encontramos. Permítame
preguntarle: ¿Cuándo ningún concepto parece funcionar, qué más encuentra usted
aquí? Pienso que encuentra que usted todavía está aquí, por supuesto, en medio de
su situación, y todavía puede encontrar su esperanza acerca de hallar algo a partir de
su incursión dentro del tema. Quizás usted estaba siguiendo una corazonada
incierta, la sensación de algo prometedor. En ese caso eso también está todavía aquí.
Junto esto, usted siente implícitamente todo lo que ha aprendido y pensado, pero no
como un revoltijo, sino más bien considerando cómo eso se relaciona de una manera
focal hacia lo que usted está rastreando. Nada de esto se disipa.
He estado hablando sobre conceptos que fallan, pero incluso cuando ellos funcionan
bien, siempre podemos dirigirnos a la complejidad implícita. Es un orden más
orgánico, un tipo de orden más preciso y más demandante, un orden muy
finamente determinado, muy diferente de la lógica, y aún sensible a la lógica.
Contiene una gran cantidad de distinciones y entidades implícitas, pero usted puede
asegurarse fácilmente que esto tiene mucho más orden que éstas, y es un orden de
diferente tipo.
Ahora debo apuntar al modo de lenguaje que he usado aquí. ¿Puedo realmente usar
palabras como «orgánico”, «orden”, «preciso”, «tipo”, «determinado», y
«diferente», para hablar acerca de algo que es más que distinciones conceptuales?
Estas palabras parecen significar ciertas distinciones conceptuales. ¿»Orden» no se
refiere siempre a entidades y patrones discretos? ¿»Orgánico» no se refiere a ciertas
entidades definidas? Pero en mis sentencias las palabras no han permanecido dentro
de sus viejos significados. Cuando hablamos desde la complejidad, las sentencias
pueden acrecentar los significados de las palabras. Notamos esto sobre todo cuando
tenemos dificultades para encontrar las palabras. Entonces podemos sentir la
tensión física mientras las palabras implícitas se reestructuran a sí mismas en
nuestros cuerpos, de modo que cuando surgen, lo hacen nuevamente reordenadas.
Las palabras pueden adquirir más significado cuando ellas vienen en sentencias que
surgen novedosamente desde el borde de la complejidad implícita.
Usted no necesita ser un filósofo para encontrarse a sí mismo en tal borde. Usted
podría estar trabajando una nueva observación semi-formulada en cualquier campo.
O, podría estar en medio de la escritura un poema. O, podría encontrarse en una
situación problemática que ninguna acción obvia podría resolver. Con la concepción
usual acerca del cuerpo donde se le considera una máquina, puede parecer
sorprendente que éste pueda sentir una situación, y lo que es más, que pueda
implicar y demandar un próximo paso de discurso o acción que nunca ha sido visto
antes. Pero estamos familiarizados con este «conocimiento» corporal en muchas
situaciones prácticas. Sabemos que no podemos basar nuestras acciones sólo en lo
que podemos conceptualizar. Tenemos que usar nuestro sentido corporal implícito
de la situación entera. Podemos encontrar una manera que resuelva nuestra
incomodidad corporal, o quizás no. Lo decidimos cuando es debido, pero quizás una
gran incomodidad permanece estancada allí. Esta incomodidad corporal «sabe» algo
de la complejidad que no fue tomado en cuenta en la decisión. ¡Pero cuando una
decisión se siente correcta en nuestros cuerpos, qué bien dormimos esa noche!
Por ejemplo, ahora mismo ¿dónde siente su reacción hacia lo que estoy diciendo? Si
no ha tenido que detenerse para articularlo, entonces aún es sólo una sensación física
de significado implícito, quizás de excitación, quizás de incomodidad; de cualquier
manera, un sentido corporal que sólo un cuerpo filosófico podría crear. No es una
emoción, tampoco un mero sentimiento sobre esta discusión, sino una complejidad
implícita, un conjunto de pensamientos filosóficos implícitos.
Supongamos que usted está escribiendo un poema. Tiene seis u ocho líneas pero el
poema no está terminado. Quiere continuar. De una manera implícita usted siente
(se da cuenta, tiene, vive, es…) lo que debería decirse luego, pero usted no sabe qué
decir. Las frases que surgen no lo dicen precisamente. Usted rechaza una frase tras
otra. ¿Cómo es capaz de hacer esto? Usted no sabe qué decir, pero reconoce que estas
frases no lo dicen. Algo implícito está funcionando en su rechazo hacia ellas. Luego,
surgen frases encantadoras. Algunas son muy buenas, pero las guarda para otro
poema. Pero ESTA demandante sensación implícita todavía permanece allí.
¿Qué es o dónde está «eso», qué está ahí de nuevo? Es muy persistente y preciso. Su
cuerpo entiende las frases que surgen. Conoce el lenguaje y demanda (yo digo,
implica) algo más preciso.
Su mano titubea en el papel, su cuerpo sabe lo que necesita decirse y que nunca ha
sido dicho aún en la historia del mundo (si este es un buen poema).
¿Qué quiere decir la palabra «surgen» aquí? ¿Cómo nos surgen las palabras? Este
«surgimiento» necesita ser estudiado. ¿Cómo surgen las frases correctas y cómo se
les reconocen?
Como poeta, usted no necesita preocuparse de estas preguntas. Los poetas trabajan
en lo que Husserl llamó la «actitud natural». Pero como filósofos y fenomenólogos
queremos pensar con, desde, y dentro de este incierto pero más preciso borde
demandante, y pensar dentro de este surgimiento de palabras. Entonces, cuando
hablamos desde allí, estas tres palabras “lenguaje”, «concepto”, y «cuerpo» habrán
adquirido más significado.
Como filósofo que se observa a sí mismo como poeta, usted puede encontrar que
ESTO, que necesita ser dicho, es más preciso que las frases comunes. ¿Cómo o dónde
tiene usted esto? Su mano moviéndose sobre el papel casi lo dice. Su cuerpo entero
demanda (implica) ESTO. Pero ahora la palabra “cuerpo” habla de su cuerpo como
sentido desde adentro, no sólo de su cuerpo externamente observable.
No ha habido ninguna palabra establecida para este tipo de dato corporal. Las
palabras «percepción», «idea», «emoción», «sentimiento», «afectivo”,
«kinestésico”, «propioceptivo», todas significan algo más. No lo denomine por una
vieja palabra; las personas podrían no ser capaces de encontrarlo. Permítale generar
una rara nueva frase. Es un significando sentido, una sensación sentida, el referente
directo, la demanda implícita.
Todos los conceptos conocidos están disponibles, pero sus patrones no son lo que
encontramos aquí. Si no tuviéramos nada más, estaríamos en un limbo. Pero
tenemos mucho más que conceptos – tenemos el lenguaje que se forma fresca y
singularmente para decir todo esto. Y tenemos aquello desde lo cual el lenguaje
puede hablar novedosamente, y que es cualquier cosa menos algo indeterminado. Lo
que surge desde la complejidad de esta manera es más finamente organizado,
usualmente a un nuevo nivel, diferente y en la dirección opuesta de los significados
comunes. Ahora permítame considerar la gran pregunta que obviamente debe
hacerse aquí: ¿Cómo podemos reconocer cuándo estamos hablando desde la
complejidad implícita, y cuándo no? Queremos captar cómo. El hecho de que los
observadores objetivos pueden distinguirlo fiablemente está bien establecido ahora.
Tenemos un buen monto de investigación para apoyar esta afirmación[3].
¿Pero podemos decir lo que ocurre? ¿O sólo podemos negar la vieja noción de la
representación? ¿Tenemos aquí más que los viejos conceptos? Por supuesto,
tenemos más aquí. Tenemos lo que ocurre, y también tenemos el poder del lenguaje
que puede hablar novedosamente desde lo que ocurre. Permítanos dejar que el
lenguaje haga esto, y también observar cómo éste hace esto.
¿La nueva línea ya estaba oculta en la implicación? No, la línea vino desde, pero no
estaba en la implicación. El patrón que citamos como: “vino desde, pero no estaba
en”, es más complejo que la representación. Estamos hablando desde él, lo estamos
llevando.
Por fin el poeta sabe qué “era” lo implícito, pero ¿es esta implicancia realmente la
misma que estaba allí antes? No podemos decir que sí, porque el poeta realmente no
sabía qué estaba implicado. No podemos decir que no, porque entonces no habría
ninguna conexión y ninguna razón para mantener estas líneas. De nuevo aquí los
conceptos viejos fallan, y nuevamente apunto al patrón más intrincado que
encontramos, y al poder del lenguaje novedoso para hablar desde él. Podemos hacer
mucho más que negar que la implicancia sea lo mismo o diferente. Como filósofos
reconocemos el «lo mismo” y el “diferente» como los principios medulares del uso
lógico de los conceptos.
Como concepto, «llevar adelante» también tiene el tipo usual de patrón, una
estructura, un tipo de diagrama en el espacio vacío. Contiene el patrón espacial de
hacia adelante (y hacia atrás), y también el patrón de «llevar”, es decir, algo es
tomado y movido por algo más. Pero esto por sí solo dice muy poco. El concepto
significa nuestro uso de él en esta circunstancia, donde las palabras (podrían ser
acciones) permiten que una implicancia precisa no siga estancada allí, sino que la
llevan consigo. Sin considerar esta circunstancia, el concepto no dice mucho. Así que
no sustituye el rol que la complejidad implícita juega aquí. No sustituimos el
concepto por la complejidad; más bien, tomamos la complejidad para que el
concepto pueda hablar-desde esta circunstancia intrincada.
Los conceptos que llevan sus circunstancias implícitas consigo son mucho más
precisos. Ellos significan lo que hacen en esa circunstancia en esa situación. Cuando
se aplican en otra circunstancia ellos traen su circunstancia implícita previa dentro
de la nueva circunstancia implícita. Así que ellos no tienen el mismo efecto allí, ni
tampoco sólo un efecto diferente, sino que nuevamente un efecto que es más que “el
mismo” o más que “diferente”. ¿El lenguaje puede decir lo que encontramos? La
circunstancia implícita previa del concepto se «entrecruza» con la nueva
circunstancia, para producir justo este próximo cambio en esta nueva circunstancia.
Podemos entrar en su efecto. Entonces encontramos que ese entrecruzamiento abre
cada concepto para que pueda hacer más que antes. También encontramos que abre
cada nueva circunstancia de modo que allí hay más de lo que había antes. El
entrecruzamiento de dos circunstancias no trae el común denominador más bajo
sino un gran monto que es nuevo para los dos que se cruzan.
Cuando los dos patrones sólo funcionan lógicamente, se limitan mutuamente bajo
su mínima comunalidad. Nuestra capacidad para los patrones lógicos es un poder
humano enormemente valioso, pero no lo perdemos si también usamos el tipo de
patrón que ocurre con la complejidad. El «Llevar adelante» y el «entrecruzamiento»
son dos conceptos más-que-lógicos que he introducido. En el entrecruzamiento de
dos complejidades, cada una se vuelve implícita en la otra en la medida que puede.
Éste es un proceso implícito sumamente preciso. Cuando entramos en este efecto
implícito, encontramos que las nuevas posibilidades son mucho más precisamente
diferenciadas de que lo que teníamos antes.
(Vea C&D para esta filosofía del lenguaje y del uso de las palabras).
Mi punto aquí es que: Usted no necesita esperar hasta llegar a casa, y lamentar haber
hablado prematuramente, o alegremente alabar el poder de diálogo. Si se mantiene
volviendo a lo implícito, usted puede verificar paso a paso si éste está siendo llevado
adelante. Si lo implícito se frunce, rápidamente deseche la declaración. Vendrán
mejores palabras.
Este ejemplo me ayudará ahora a discutir una conclusión de largo alcance: Si usted
dirá, retroactivamente, que «tenía» una gran idea o una idea discreta, no sólo
depende de lo que usted tenía, sino también de si aquello fue llevado adelante o no.
El llevar adelante tiene dos tiempos pasados: el tiempo registrado detrás de él, y el
pasado retroactivo visto desde el ahora. En el pasado registrado usted podría
recordar cómo era aquello antes de que usted empezara a hablarlo. En el tiempo
retroactivo, ahora, usted dice qué «era» lo implícito realmente. Ninguno es
inventado. Los dos son precisamente sólo lo que ellos son.
Sólo podría mostrar un poco aquí. Nos hemos vuelto capaces de emplear (y, por
medio del empleo, también caracterizar) muchas de las maneras en las que la
complejidad funciona en el pensamiento, en el lenguaje, y en la acción, así como en
la lógica y la ciencia.
Esta filosofía proporciona una nueva manera de avanzar desde donde la mayoría de
los filósofos se detiene. Por supuesto, todo ellos emplean la complejidad. La filosofía
modela y usualmente reposiciona los términos principales lo cual puede ocurrir sólo
porque los términos funcionan en la complejidad. Algunos filósofos también
apuntan a la complejidad. Podemos descansar en sus hombros y continuar desde su
trabajo, porque podemos entrar en la complejidad, y porque podemos permitir que
un lenguaje novedoso hable desde ella en nuevas sentencias y con nuevos patrones.
De esta manera podemos emplear la contribución de un filósofo más eficazmente.
Podemos continuar desde Husserl también de esta manera.
2.
“que cada aspecto de experiencia, no importa cuán extensa sea, deja abierta nuevo
detalle y nuevas determinaciones de las cosas hasta el infinito”.
Él dice, como yo acabo de decir, que la aplicación de un concepto nos exige entrar de
nuevo en la complejidad, para encontrar lo que el concepto hizo allí:
“Der Ausdruck ist nicht so etwas wie . . . ein darübergezogenes Kleid; er ist eine
geistige Formung, die an der intentionalen Unterschicht neue intentionale
Funktionen übt, und von ihr korrelativ intentionale Funktionen erfahrt. Was dieses
neue Bild wieder besagt, das muss an den Phänomenen selbst . . . studiert werden
(Ideen I, para 124, p. 307)”. (Ideen I, para 124, p. 307).
“Der Ausdruck is vollständig, wenn er alle synthetischen Formen und Materien der
Unterschicht begrifflich-bedeutungsmässig ausprägt”; (Ideen I, para 126, pág.
309, mis cursivas).
Aquí encuentro, en el margen, mi propia nota de cuando leí este texto por primera
vez hace muchos años atrás. Dice: «¿Existe un ‘todas’?»
Con los viejos hábitos podríamos asumir equivocadamente que tal sentir interior es
completamente el resultado de sus categorías, de modo que desapareciera si las
cuestionamos. Pero esto no es así. Como muestra “El Experiencing y la Creación de
Significado”, la complejidad que encontramos por medio de los conceptos y las
categorías no está controlada por los conceptos y las categorías. En la complejidad
ellos no actúan como si fueran premisas lógicas que controlan lo que vamos a
encontrar. Lo que encontramos con ellos no necesita ser consistente con ellos. Lo
que encontramos directamente en cualquier circunstancia donde aplicamos
conceptos, puede requerir inmediatamente una amplia diferenciación en los mismos
conceptos que llevaron a ella. La complejidad no está determinada por ninguna
jerarquía de conceptos. Incluso el detalle más pequeño, aparentemente subyacente
bajo un concepto menor, puede llevar a una diferenciación experiencial que
reformula las categorías superiores. Mostré esta «inversión» en “El Experiencing y
la Creación de Significado” y en un nuevo procedimiento, «Pensando en el Borde»
(TAE)[8].
El más alto honor que podemos dar a una filosofía es hacerla fructífera y significativa
en el futuro, pensando más allá con ella, atravesando sus limitaciones. Para Husserl
el halo incierto está sólo en el borde de lo que percibimos. Esto es sumamente cierto
para la percepción, aunque Merleau-Ponty mostró que incluso un una percepción
directamente consciente puede incluir mucho que no está claro. Pero con la
percepción lo que es incierto está normalmente en la periferia. Si en lugar de la
percepción consideramos el lenguaje y el significando, encontramos, en cambio, que
el «halo» es el centro. Para encontrar lo que una declaración significa, tenemos que
entender su significado implícito.
Este es el significado central, no el borde. Las palabras significan el cambio que ellas
hacen cuando ellas son dichas. El cambio ocurre implícitamente en la situación. Si
examinamos qué es eso que funciona como el significado de la declaración, qué
diferencia hace al decirla, cuál es el punto de ésta, descubrimos que la complejidad
implícita es lo que realmente opera cuando una declaración funciona. Cuando
decimos «lo entiendo”, el entendimiento es una complejidad implícita. Cuando no
entendemos una declaración, podemos repetir sólo la declaración. Repetimos las
mismas palabras. Pero cuando entendemos la declaración, podemos hablar de ella
de muchas maneras.
Por ejemplo, entre los muchos cuestionamientos que Zahavi muy recientemente
plantea, me parece cierto que Husserl no hizo las siguientes distinciones. Zahavi
dice:
La frase «tiende a equiparar» dice demasiado poco, pero pienso que Zahavi tiene
razón en que Husserl no hace la distinción que aclararía cómo la auto-conciencia del
Ego es una característica estructural inherente en toda la experiencia. Zahavi
también está en lo correcto al argumentar que esta es la visión de Husserl. La auto-
conciencia es estructuralmente inherente, no meramente la percepción de, o la
«presencia» de las experiencias. Zahavi está siguiendo una línea poderosa de
argumento contra Pothast, que parece reducir la visión de Husserl sólo a las
percepciones del Yo y a la posesión de experiencias. Zahavi escribe:
“Si el ego se concibe como algo que se opone o está sobre la experiencia, es difícil
entender por qué la conciencia del ego acerca de la experiencia debe contar como
un caso de auto-conciencia. [En] la discusión de Husserl… el ego… no es [sólo] algo
que permanece aparte del flujo de la conciencia, sino que es una parte estructural
de su ocurrir. (las subrayado es mío).
Pienso que Zahavi tiene razón, que Husserl no tradujo el «yo» sólo como una
presencia por sobre las experiencias. Pero dada la circunstancia en la que Husserl
describe lo que es directamente experienciado, y dadas las categorías lógicas de
Husserl, pienso que éste tiene razón en no hacer las distinciones que Zahavi hace en
(1)-(4) arriba. Como Zahavi dice, Husserl encuentra y dice que la experiencia del sí
mismo es inherente en la estructura misma de cualquier experiencia. Hay muchos
lugares donde Husserl obviamente hablar-desde más que la mera posesión. Pero
pienso que no se puede distinguir la auto-conciencia inherente con el lenguaje y el
tipo de conceptos que Husserl tenía disponible.
Husserl incluye (sin hacer una distinción) no sólo la presencia de las experiencias al
«yo”, sino también «mi ‘lo que hago y sufro'» junto con «mi conciencia.»
Husserl dice:
“Auch mein Leib ist mir gegenüber als Körper, aber nicht als Leib; der Stoss, der . .
. meinen Leib trifft, trifft «mich”. (Beilage VI de Ideen II).
“También mi cuerpo está sobre mí como un Körper pero no como un Leib. El soplo
que pega mi Leib “me” golpea. ‘Una puñalada en mi mano: Estoy apuñalado”.
El soplo para el «Leib» de Husserl alcanza lo que él llama «mich» claramente va más
allá de lo que es presente ante su «Yo». Puedo ver mis rodillas y pies encima de mí,
pero la puñalada no alcanza sólo mi mano sino a mí. Abre el cuerpo directamente a
la fenomenología, no sólo como una pre-condición, como Merleau-Ponty
usualmente lo discute. Y apoya mi lectura de su “mi ‘lo que hago y sufro’” que cité
arriba. Al leer a Husserl podemos establecer definitivamente su hallazgo de un «Yo»
que va más allá de la mera conciencia de (la mera presencia de, la posesión de),
aunque uno tenga que buscar lugares especiales. Cuando Zahavi dice, Husserl no da
ninguna cuenta distintiva de cómo el «Yo» es inherente en la formación misma del
experienciar en lugar de sólo estar presente para las experiencias.
Zahavi acertadamente busca una muestra del «yo» como una auto-conciencia que es
inherente en cada experiencia. ¿Pero sobre qué bases fenomenológicas podríamos
concebir semejante muestra? Por supuesto no querríamos simplemente inventar
una de las muchas posibles teorías completamente analíticas. Para ir más allá
necesitamos:
(d) Permitir que el lenguaje hable desde los patrones no lógicos que (al aplicarlos)
podemos elevar al rol de los nuevos conceptos.
Por supuesto las categorías y las preocupaciones que traemos no son sencillamente
arbitrarias tampoco. Respondemos dentro de una continuidad incesante, o a una
demanda implícita. Podemos evaluar esto entrando en el sentido implícito de ello.
O, si tal demanda aún no está allí, atendemos con el proyecto de permitir que tal
demanda se forme para que podamos saber qué hacer enseguida. Ninguna atención
opera por sí sola. Siempre viene desde y con una malla de relevancia físicamente
sentida, así como cualquier otro tipo de simbolización lo hace, y por consiguiente es
cuestionable, relativa, y variada, y aún también siempre en una relación precisa y
demandante hacia la complejidad implícita que la motiva.
En un experimento de Vermersch se le pide a usted que haga tres cosas que requieren
su atención al mismo tiempo[11]. Usted encuentra que no puede hacerlo – hasta que
usted los sitúe dentro de un ritmo para que ellas realmente se vuelvan una sola cosa,
un patrón de actividad. Usted descubre que el «rayo» de atención no está perdido.
No puede oscilar rápidamente. Usted descubre por qué. ¡La razón se usted mismo!
El rayo es USTED y usted no puede volverse a si mismo tan rápidamente de ida y
vuelta.
El concepto de «llevar adelante» nos permite pensar cómo nos diferenciamos de las
máquinas. El proceso de constante re-reconocimiento de lo implícito difiere de la
mera recepción considerada como un mero impacto, por ejemplo, sobre una cinta de
película en una cámara. La película no «sabe» que recibió algo. Sólo hay impacto.
Por supuesto, también hay impacto en el experienciar, pero el volverse sobre sí
mismo al ir adelante constituye una re-recepción, una recepción del evento de la
recepción, que también es la implicación profunda que trae la ocurrencia posterior.
En mi modelo, la retroalimentación genera el próximo paso, así que el darse cuenta
es inherente momento a momento en la génesis de la conducta. No puede haber
ninguna división entre el darse cuenta y los eventos que podrían, supuestamente,
ocurrir sin él. En el mundo animal, incluso en los animales inferiores, esa serie de
eventos no existe. He desarrollado un modelo conceptual en que el piso usual: «es»,
y el: “de” separado son reemplazados por un solo patrón implícito-en marcha.
Podemos construir conceptos sofisticados usando este patrón que realmente
encontramos cuando articulamos el experienciar. La fenomenología puede
desarrollar sus propios conceptos, y volverse capaz de pensar más allá del inanimado
modelo de tiempo-espacio.
Debo señalar la marcada diferencia entre esta re-recepción reflexiva interior del
experienciar, por un lado, y lo que llamamos «reflexión» por el otro. La re-recepción
reflexiva genera el proceso. Genera cada próximo paso del proceso. Un proceso de
primera-persona ocurre a través de esta re-recepción reflexiva. Por otro lado, cuando
reflejamos, tomamos una posición separada respecto del pasado. La reflexividad del
llevar adelante no es el pasado, tampoco la reflexión. Es el sí mismo generador del
presente. La «reflexividad» es un concepto más complejo del presente.
Ahora debemos preguntar: ¿Eso que la persona es, es una malla corporal-situacional
que se genera a sí misma por su implicancia en lo que ocurre, es auto-sintiente?
¿Usted es eso? ¿Yo soy eso? Voy a verlo directamente: El concepto de hecho habla
acerca de cómo estoy siempre allí nuevamente, habiendo ya estado ahí antes.
Ciertamente, esta es una razón suficiente para guardar el concepto y la complejidad
que lo lleva adelante. Tiene implicaciones lógicas poderosas a pesar de no consistir
en unidades lógicas. Pienso que usted lo encontrará un concepto muy útil. Pero por
supuesto es sólo un patrón pequeño, muy lejos de llevarme adelante en mis
innumerables maneras que siento implícitamente en mí. Así, por supuesto, cuando
pensamos sobre nosotros mismos o sobre la auto-conciencia, pensamos desde ESO,
y no sólo desde este concepto, o simplemente desde cualquier concepto. Pensamos
desde la complejidad desde la que hablamos, la cual es siempre capaz de mucho más
de lo que puede obtenerse desde el concepto.
Leibnitz dijo que cada persona es un espejo diferente del todo. Nadie más puede
reemplazarte. Usted no puede definirse. Una persona es anoemática. Usted no puede
volverse un objeto de su conocimiento. Para pensar sobre lo que una persona es,
usted tiene que pensar en usted.
Quiero concluir tocando los temas que mencioné arriba, mostrar que la
fenomenología puede ser básica a ellos y ciertamente no puede excluirse de ellos.
Levinas dijo que otra persona no es sólo su otro, no vive para estar de acuerdo con
usted o para frustrarle siendo otra cosa que usted no necesita. La otra persona no
es su otro. Otra persona está viva en diferentes dimensiones, es otra vida con sus
propios problemas, y no con lo que los problemas parecen ser para usted, tampoco
por como ellos parecen ser similares a los suyos. Levinas tiene razón sobre esto. Pero
esto no significa que usted no esté conectado. La otra persona ya es inherente en su
llevar adelante corporal de su situación. Cómo es que usted es un sí mismo sigue
siendo un misterio; cómo es que usted es las otras personas y las cosas son obvias.
La fenomenología no tiene ningún problema yendo más allá del experienciar privado
de una persona particular, porque el experienciar es inherentemente un proceso de
interacción en una situación con otras personas y cosas. Lo que aparece no es interno
o externo, o sólo privado, ni tampoco simplemente interaccional. Mi situación no es
«subjetiva» ya que los otros en ella son más de lo que yo puedo experienciar, pero
tampoco es «objetivo» ya que mi situación no existe aparte de mí. Mi situación es
una función mía, aunque las otras personas y cosas en ella no son una función mía.
Nuevamente encontramos un patrón que es más complejo que «subjetivo» u
«objetivo”, o una combinación de estos dos artificios. Más bien, nuestras
interacciones interpersonales están modeladas para que tengamos en cuenta las
maneras en que los otros tienen un experienciar «privado», mientras que el proceso
de experienciar privado en sí mismo es siempre el llevar adelante de las situaciones
con los otros. Éste es un patrón más complejo que puede reducirse a unidades
lógicas. Aún es totalmente familiar. Cada uno es inherentemente implícito en lo que
es el otro.
La fenomenología no excluye la ciencia; más bien obtiene las formas de la ciencia así
como las alternativas a ellas. Una de las implicaciones mayores de mi argumento se
refiere lo que yo llamo “ciencia de tercera-persona”, especialmente la relación de la
conciencia con la neurología. Yo sostengo que los eventos de tercera-persona
supuestamente sólo rellenando el espacio vacío y el tiempo constituyen una
construcción obvia, una asunción salvaje, flotando mientras ellos parecen estar allí
sólo como puntos separados y requiriendo un “observador idealizado» para
interconectarlos. Este tipo de ciencia ha hecho más progreso que cualquier otra en
la historia humana, pero seguramente podemos agregar otro tipo de ciencia que
también puede emplear un patrón más complejo de primera-persona. Hemos
desarrollado tal patrón lo suficiente como para mostrar su posibilidad.
De esta filosofía de lo implícito han surgido dos prácticas. Sí, ahora la filosofía
conlleva prácticas, así como la filosofía lo hacía en tiempos antiguos. Lo que ahora
se llama «Focusing» consiste en pasos sencillos para atender en el cuerpo donde lo
implícito puede surgir. Tenemos un montón de fenomenología sobre cómo esto se
hace. El Focusing es útil de muchas maneras, y ahora ha generado una red mundial
de maestros especializados y de compañeros Focusing. A menudo el Focusing se hace
a solas, pero también se practica regularmente con un compañero de escucha. No se
necesita entender la filosofía para realizar esta práctica. Le permite a uno encontrar
y entrar en la complejidad.
Una segunda práctica se ha desarrollado sólo en los últimos tres años. Le permite a
uno encontrar ese uso del lenguaje que trae frases novedosas, y no quedar atrapado
en las viejas asunciones. Se llama «TAE». Como en Focusing, uno toma turnos con
un compañero de escucha. Encontramos que la mayoría de las personas tiene una
respuesta profunda a la siguiente pregunta:
¿En su campo profesional o en su vida, qué es lo que “sabe”, que no puede decir
todavía, y que requiere ser dicho?
Si TAE se realiza cabalmente, lleva a la formación de una teoría, con la cual quiero
señalar un conjunto de conceptos que son implícitamente-emergentes y también
lógicamente interrelacionados. La mayoría de las personas no llegan tan lejos, pero
ellas lo encuentran excitante y políticamente empoderador para ser capaz de hablar
y pensar desde lo que había sido un conocimiento mudo. El reporte usual después
de realizar TAE es «¡He estado hablando de eso desde siempre!» También, «Amo ser
capaz de pensar. No sabía que pudiera pensar».
Para nosotros como filósofos, el proceso desarrolla los conceptos. Cualquier tema
que se articula desde lo implícito irá mucho más profundo en ese tema.
www.focusing.org/gendlin/docs/gol_2228.html
[1] «The Responsive Order: A New Empiricism,» Man and World 30/3 (1997): 383-
411.
[2] Experiencing and the Creation of Meaning (New York: Free Press, Macmillan,
1962); 2nd paperback edition (Evanston: Northwestern University Press, 1997).
Vea también: «Thinking Beyond Patterns: Body, Language and Situations, in «The
Presence of Feeling in Thought, ed. B. den Ouden and M. Moen (New York: Peter
Lang, 1992), pp. 25-151, disponible en http://www.focusing.org/tbp.html
[5] Para el nuevo modelo de tiempo, vea A Process Model, IV, V (disponible en
ingles en http://www.focusing.org/process4b.html, impreso por Focusing Institute,
1997).
[10] «Si alguien tiene un dolor en su mano… uno no debe confortar su mano, sino a
quien sufre: Uno mira su cara» (Philosophical Investigations 286). También vea mi
artículo «What Happens When Wittgenstein Asks: ‘What Happens When …?»‘
(Gendlin, 1997), disponible en http://www.focusing.org/gendlin5.html
[12] Vea “Propuesta Para un Grupo Internacional por una Ciencia en Primera
Persona” (Gendlin & Hanlon Johnson, 2004), disponible
en http://focusingexperiencial.blogspot.com/2009/01/propuestas-para-una-
ciencia-en-primera.html