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Naturaleza Jurídica
“PERSONA” ES TODA ENTIDAD A LA CUAL UN SISTEMA JURÍDICO RECONOCE TITULARIDAD DE
LIBERTADES, DERECHOS, DEBERES, ATRIBUTOS, FUNCIONES Y PRIVILEGIOS
Las personas o los sujetos del derecho son los destinatarios del derecho objetivo, son “el centro de imputación de
las normas jurídicas”, según Kelsen.
Son ellas, por ende, titulares de los derechos subjetivos y de las obligaciones. Han de existir en toda relación
jurídica, aunque falten aparente o temporalmente (como en el caso del heredero en la herencia yacente) y serán
sujetos activos si son los titulares de un derecho subjetivo o sujetos pasivos, si lo son de una obligación.
Los sujetos del derecho pueden definirse como los seres capaces de ejercer derechos y contraer obligaciones.
Algunos de los conceptos y definiciones más comunes de persona natural:
1. Es todo ser humano o individuo que hace y obtiene la capacidad legal en la sociedad si importar edad, sexo o
religión (Sócrates).
2. Persona es todo ente susceptible de tener derechos o deberes jurídicos.
3. Persona es todo ente susceptible de figurar como término subjetivo en una relación jurídica;
4. Persona es todo ente susceptible de ser sujeto.
El Código civil Colombiano define la persona como:
“Son personas todos los individuos de la especie humana, cualquiera que sea su edad, sexo, estirpe o
condición:. (Art. 74).
Igualmente la Constitución Colombiana en el artículo 14 establece que toda persona tiene el derecho a su
reconocimiento de su personalidad jurídica.
La persona natural, o física como la llaman en la mayoría de los países latinos, es un concepto estrictamente
jurídico, cuyo origen proviene de los primeros juristas romanos. En el presente, cada país tiene su propio
ordenamiento jurídico que le da su propia definición de persona, aunque en todos los casos es muy similar.
Su origen etimológico viene de “personae”, que era aquella máscara (per sonare, es decir, para hacerse oír) que
llevaban los actores en la antigüedad y que ocultaba su rostro al tiempo que hacía resonar su voz, que facilitaba
la ficción del personaje sobrepone el actor que la portaba. Ello era así porque no todos los seres humanos -
especialmente en aquellos tiempos- podían ser considerados “personas”.
Hoy, las personas físicas tienen, por el solo hecho de existir, atributos reconocidos y protegidos por el Derecho.
La personalidad abre la puerta de la titularidad de derechos, de modo que sólo siendo considerado “persona”, se
podía celebrar contratos o contraer matrimonio, por ejemplo.
La persona desde el punto de vista jurídico tiene atributos “personalísimos” como lo son el nombre, la capacidad,
el domicilio, la nacionalidad, el estado civil y el patrimonio, que son intransferibles, incomerciables,
irrenunciables, inembargables e imprescriptibles.
Por patrimonio se entiende el conjunto de relaciones jurídicas activas y pasivas pertenecientes a una persona
que tengan una utilidad económica y sean susceptibles de estimación pecuniaria.
Sobre el patrimonio existen dos teorías principales, la teoría subjetivista clásica y la teoría objetiva o económica.
La teoría subjetivista ve en el patrimonio un reflejo directo de la personalidad y que, estimándolo como noción
abstracta, permite comprender en él tanto los derecho y las obligaciones de un sujeto existentes en un momento
dado, como la aptitud para adquirir los primeros y contraer las segundas. Se tiene, entonces, como una
universalidad jurídica directamente emanada de la personalidad cuyo contenido, más que real, es potencial.
Como consecuencia de esta teoría toda persona tiene un patrimonio y solamente las personas pueden tenerlo.
Nadie tiene más que un patrimonio y el mismo es inseparable e inalienable. Pueden contraerse nuevas
obligaciones, adquirir nuevos derechos o cederse unas y otros, pero el patrimonio como atributo potencial
continuará vinculado indefinidamente a la persona mientras subsista como tal.
La teoría objetiva o económica le reconoce al patrimonio una individualidad jurídica propia y lo concibe como una
afectación de una cierta cantidad de riqueza a un fin determinado, reconocida por la sociedad y jurídicamente
protegida. Se explican así los llamados patrimonios autónomos o separados que tienen relevancia jurídica en sí
mismos considerados, sin requerir por lo tanto del sustento personal propio de la doctrina clásica.
Esta noción de los patrimonios autónomos tiene una importancia indudable en el derecho moderno para explicar
ciertas situaciones jurídicas en las cuales la teoría tradicional tropezaba con algunas dificultades. Puede traerse
como ejemplo interesante, la noción de patrimonio autónomo, acogida por algunas legislaciones latinoamericanas
para calificar jurídicamente los bienes transferidos en fideicomiso que, si bien figuran en cabeza del fiduciario,
suelen ser tenidos como parte integrante de un patrimonio separado para muchos efectos.
Del concepto de patrimonio se excluyen todos aquellos derechos que no tienen un contenido pecuniario, como
ciertos derechos fundamentales o personalísimos, el derecho a la vida, al honor, a la dignidad, algunos derechos
familiares y los derechos políticos, como el derecho al voto. Por el contrario, se incluyen todos los derechos de
contenido pecuniario en su clasificación tradicional más significativa.