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1.

Tema:

1.1. El templo griego y el orden clásico de la arquitectura.

2. Introducción al Tema:

2.1. Datos e historia de cada una de las culturas.

El arquitecto griego manejó tanto formas naturales como fabricadas. Con ellas
exaltó sus tres motivos inmortales: la santidad de la tierra, la dimensión trágica
de la vida humana sobre la tierra, y las naturalezas benévolas de aquellos
testigos de los hechos de la existencia que son los dioses.

Los antiguos griegos del periodo comprendido entre el 750 y el 350 a. de C.


aprendieron mucho de Egipto, adaptando aparentemente su escultura arcaica y
su arquitectura pétrea de columna y dintel a los modelos egipcios. Sin embargo,
los griegos no tardaron en conformar un arte y una arquitectura inequívocamente
propios, creando un sistema de valores basado en la exaltación de las
capacidades humanas, que ha servido de fundamento a toda la cultura
occidental posterior.

La geografía y el clima de Grecia influyeron en la cultura griega, aunque en este


caso fomentó un punto de vista radicalmente diferente sobre el papel del hombre
en el mundo. El relieve de Grecia es sumamente accidentado, una plegada masa
de crestas calcáreas y marmóreas que se adentran en el mar a modo de dedos,
produciendo innumerables cuevas, golfos profundos y puertos naturales.

Lo que los griegos intentaban obtener en todas las cosas era el arete, esa
cualidad de excelencia que resulta de la experimentación y de la purificación en
todas las tareas humanas: poesía, música, alfarería, gobierno municipal,
escultura y arquitectura. El arete se obtendría, pues, a través del debate, del
concurso, de la lucha; en definitiva, del agones(palabra de la que deriva nuestra
‘agonía’).
2.2. Datos de los momentos históricos de la construcción de las obras.

El edificio griego más importante es el templo. Aunque el templo cumpliese una


función pública vital y fuese el símbolo de la polis, no era un edificio público en
la acepción actual del término, ya que sólo los sacerdotes y algunos individuos
escogidos tenían acceso a él. Por contraste con la sencillez de su interior, la
fachada del templo merecía las máximas atenciones artísticas, ya que los ritos
públicos se celebraban en el altar situado delante del templo. Debido a esta
circunstancia y al hecho de que el volumen encerrado por el templo no era
accesible al público, a menudo se ha comparado el templo griego con una
monumental escultura incrustada en el paisaje.

Se cree que el templo y su columnata circundante no son sino una recreación de


la cueva y el bosque sagrado. Según esta interpretación, los árboles decorados
se habrían convertido en las columnas, y los nombres de las diversas partes de
los órdenes dórico, jónico y corintio, procederían de los actos realizados en
aquellos antiguos rituales

El primer edificio que se construyó sobre la Acrópolis incendiada fue también el


mayor de todos, en posición dominante sobre la colina y la llanura del Ática: el
templo dedicado a Atenea Pártenos, la diosa virgen, diosa de la guerra y de la
sabiduría. El templo que ocupaba anteriormente ese emplazamiento determinó
el alineamiento del edificio hacia el monte Himeto, al oeste. En 490 a. de C. se
iniciaron unas obras de reposición en aquel templo pero fueron destruidas por
los persas cuando aún se encontraban en su fase inicial. Sin embargo, al
incendio subsistieron unos cuantos tambores de columna de mármol blanco de
las canteras del monte Pentélico que fueron reutilizados en la construcción del
nuevo edificio. El Partenón fue construido en el periodo 447-438 a. de C. según
proyecto del arquitecto Ictinos, con la posible colaboración de Calícrates. A la
vista de esa reutilización del material, resulta particularmente meritoria la
perfecta armonía lograda en la proporción de las partes, teniendo en cuenta que
los arquitectos hubieron de adaptar su proyecto a unos elementos
proporcionados originalmente para un edificio distinto
3. Investigación sobre los temas.

3.1. Investigación acerca del pensamiento inherente al momento histórico,


cultural y

social de cada cultura.

Los griegos atribuían al hombre una naturaleza casi semidivina. En los dioses
del Olimpo se daba una combinación de las divinidades masculinas del cielo
introducidas por los dorios (como Zeus, la personificación del elemento
luminoso), con las diosas de la tierra, reminiscentes de la edad del bronce (como
Hera, hermana y esposa de Zeus). En consecuencia, en muchos de los templos
dedicados a los dioses del Olimpo aparecen combinados el principio masculino
y el femenino. Por lo general, son de estilo dórico (es decir, construidos con
columnas dóricas) y, a menudo, están organizados sobre un eje que apunta en
dirección a una lejana montaña de dos picos, motivo sagrado para las deidades
de la tierra de la edad del bronce.6 Los doce dioses del Olimpo eran venerados
por todos los griegos, si bien algunos tenían recintos y templos propios donde
recibían una adoración especial, como el santuario de Zeus en Olimpia, el de
Poseidón en el cabo Sunion, en la extremidad sureste de Ática, y el de Apolo en
Delfos. También había dioses vinculados a una ciudad concreta; así, los
atenienses veneraban a Palas Atenea, fundadora de la ciudad, en dos templos:
el dedicado a Atenea Políade, como protectora de la ciudad, y el dedicado a
Atenea Pártenos, como la diosa virgen.

La arquitectura griega, cuyo representante más característico tal vez sea el


templo, es la encarnación en piedra de la búsqueda del término medio, del
equilibrio entre los extremos. En lo que a la arquitectura se refiere, esto se
traduce en un equilibrio entre los elementos verticales de sostenimiento (las
columnas) y los horizontales de carga (las vigas del entablamento), entre la
acción y el reposo. Cada sillar o tambor de columna, cada pieza de escultura
narrativa era cuidadosamente trabajado con el mejor de los materiales posibles,
no como una mera exhibición de riqueza, sino como el mejor medio de satisfacer
a los dioses y de honrar a la polis. El objetivo comúnmente buscado era siempre
el de conseguir la excelencia en la forma, el detalle y la ejecución ya que, en el
credo de los griegos, ésta era la única manera con que el hombre podía alcanzar
su potencialidad máxima. El templo griego representa una incomparable síntesis
de esencia y sustancia, de forma idealista y claridad de articulación estructural.
Los griegos no estaban demasiado obsesionados por la inmortalidad en el plano
espiritual, antes bien, lo que buscaban era asegurar la inmortalidad en la
memoria humana, a través de su excelencia intelectual y artística. El Partenón
es la mejor prueba del éxito alcanzado en esta pervivencia.

4. Análisis cultural.

4.1. Análisis de cada situación política, histórica, económica y cultural.

La combinación de ciertos aspectos de las sutiles culturas minoica y micénica


con el pragmatismo de los dorios, modeló un carácter singular, caracterizado por
la curiosidad, el amor a la acción y el deseo de perfeccionar los poderes
intelectual y físico. El griego quería saber el porqué de los actos de los dioses,
cómo era la naturaleza humana, cómo se formó el mundo y de qué manera
funcionaba. Y, afortunadamente para todos, perfeccionaron una lengua sutil que
les permitió salvaguardar sus especulaciones.

Los griegos tenían un amor innato a la lógica, el logos (palabra que puede
traducirse de varias formas: como ‘palabra inteligible’,‘razón’, ‘idea’, ‘concepto’),
un orden natural cuyo opuesto es la confusión, el desorden, el caos (del griego
khaos, ‘abismo’). El griego perseguía como ideal el equilibrio y la simetría (del
griego symetria, ‘correspondencia de posición, forma o medida entre los
elementos de un conjunto’) en todas las cosas. Nada en la naturaleza era
considerado como caprichoso; hasta los dioses tenían razones para sus actos.

“El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son lo que son y de las
que no son lo que no son” El antropomorfismo considera al hombre como centro
y medida del universo. En el plano arquitectónico la escala humana es la base
de la arquitectura y determina la proporción o canon de la belleza.

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